Día
1 después de la primera aparición de la Brigada 731.
-¡¿Está
bien?! No me ha respondido las llamadas… ¡No te quedes ahí nada más!
¡Respóndeme!-
-Guarde
la calma, señor Kaburagi. Ella está a salvo, pero si no hacemos algo pronto,
nadie lo estará.- decía Yuri, con mucha calma mientras bajaba la taza de té que
le había sido ofrecida por Barnaby minutos antes.
La
sala de la morada del héroe veterano se sentía abrumadora y deprimente; a decir
verdad no era para menos, apenas una noche anterior la recién anunciada Brigada
731 había sido responsable de once asesinatos confirmados, cuarenta y dos
heridos directos y quien sabe cuántos muertos y convalecientes más de manera
indirecta, Wild Tiger estaba más que preocupado ya que su hija no había
contestado el teléfono cuando aquel hombre cometió suicidio en televisión
nacional, o cuando le hicieron lo mismo a las diez personas cerca del
corporativo de Hero TV… niños entre las víctimas.
-¿Pero
por qué no me ha llamado?- preguntó el moreno dejando caer los hombros con
desesperación.
-Tenemos
una muy fuerte sospecha de que uno de los miembros de la Brigada 731 tiene el
poder para hackear cualquier dispositivo electrónico, es por eso que vine
directamente a hablar con ustedes, las comunicaciones ya no son seguras; les
puedo asegurar que fueron ellos los responsables de que la transmisión de ayer
no fuera interrumpida, y por lo que me han comentado, también puedo decir que
hackearon sus señales y por eso saben tanto de todos, tienen acceso a todo lo
que esté digitalizado.-
-Si
es así la situación, habrá que advertir a Agnes y los demás lo más pronto
posible.- dijo Barnaby con una expresión bastante amarga, después guardó
silencio por unos segundos y agregó.- Ahora sólo podemos valernos de nuestra
voz y esperar que no estemos siendo vigilados.- Yuri asintió.
-Eviten
a toda costa usar dispositivos electrónicos de comunicación, nada es seguro. Si
me permiten una sugerencia…- el juez alzó la mirada en busca de aprobación para
continuar su idea, cosa que obtuvo de ambos héroes.- …sería apropiado que
alguno de ustedes fuera al corporativo de Hero TV e hiciera saber esto a Agnes
Joubert y al equipo a su cargo, y que el otro vaya a buscar a los demás héroes
de la Primera Liga para ponerlos al tanto de la situación. Vamos contrarreloj,
tendrán que planear algo y rápido, aunque tienen toda nuestra cooperación hasta
donde nos sea posible de brindar, las buenas intenciones no nos bastarán para
derrotar al enemigo.- ambos asintieron rápidamente.
-Kotetsu,
tú ve a buscar a los demás, yo iré a las oficinas para dar aviso lo antes
posible y tal vez armar una estrategia con Agnes y el equipo.- dijo Barnaby
mientras se ponía de pie.- Tú tienes mejor poder de convencimiento y yo puedo
ser de más utilidad allá; Yuri… ¿qué puedo hacer para dar aviso a la central y
que no luzca como si alguien nos hubiera advertido? Quisiera proteger tu
fachada lo más que nos sea posible.- el
peliblanco hizo una reverencia bastante pronunciada, agradecido profundamente
por aquel gesto, que si bien era conveniente para Brooks y su causa mantener a
salvo la coartada del vigilante, no era absolutamente necesario.
-La
verdad es que no lo sé, el edificio ha de estar repleto de cámaras de
vigilancia, teléfonos, micrófonos, debemos de suponer todo eso como un riesgo
inmediato; deberán disculparme, pero tomando esto en cuenta y dado que sus
datos de civil son conocidos por la organización, corté la línea telefónica y
desactivé la red inalámbrica antes de entrar, y para no correr riesgos con sus
transmisores y celulares, traje conmigo un inhibidor de señal.- ambos héroes
soltaron una expresión de sorpresa al percatarse lo bien preparado y meticuloso
que era el Juez, asintieron un tanto nerviosos al pensar en la gravedad del
asunto y continuaron.- Con lo que me han contado sobre el mensaje de Vaako
ayer, atando cabos sueltos y llegando a la conclusión más obvia, me lleva a pensar
que no sólo pueden enviar transmisiones, sino que también pueden
transmitirlas...- decía un poco pensativo de esto último.
-¡¿Podrían
hacer eso?! ¿Transmitir desde los servidores de Hero TV?- preguntó alarmado el
tigre.
-Es
una idea que me acabo de formular, pero ya que Barnaby esté ahí puede
investigarlo, y si es así… bueno, será muy alarmante, pero tendrás más razones
para intentar cortar el flujo de comunicación, si es que sirve de algo.- dijo
el peliblanco con una expresión sumamente amarga dibujada en su rostro.- Yo
tengo que marcharme, intentaré seguir en contacto con ustedes para mantenernos
al tanto de lo que pase en ambos lados ¿De acuerdo?- dijo para finalizar,
agradeció la bebida y tomó su maletín, cuando estuvo a punto de irse, notó la
mirada tan ansiosa y desesperada del veterano.- Escucha, Kotetsu… así me cueste
la vida, nadie le tocará ni un solo cabello, te lo garantizo. Confía en que yo
haré mi parte, pero ustedes tendrán que hacer la suya, sino todo esto se irá al
infierno.- el juez posó una de sus manos sobre el hombro del moreno, quien alzó
la mirada aferrando su esperanza a las palabras de Yuri y asintió con el ceño
fruncido.
-Gracias…
de verdad.- el vigilante nocturno asintió y se marchó sin más de la propiedad.
Yuri
salió de la casa de Kotetsu T. Kaburagi, caminó un par de cuadras en dirección
a su oficina a paso calmado pero tenía la impresión de que algo no iba del todo
bien, sentía como si algo estuviera acechándolo; dobló hacia un callejón
estrecho por donde casi no circulaba la gente, y menos particularmente aquel
presente día. Caminó hasta la mitad de la longitud de la pequeña callejuela y
se frenó en seco. Volteó hacia su derecha, viendo con el alcance de su periferia
hacia atrás y se percató de una figura encapuchada a unos diez metros de él.
-¿Alguna
razón en particular por la cual estés siguiéndome?- preguntó en la misma
posición, con un tono de voz amable pero frío; el hombre se quitó la capucha
que lo cubría revelando su rostro.
-Visitando
enemigos… ¿o amigos tal vez, Petrov?-
-No
te hagas ideas raras, Jason.- espetó el vigilante con desdén.
-Al
Maestro le encantará saber que uno de sus principales protegidos lo traiciona,
o lo que es mejor… su mejor amigo.-
……………………………………………………………………………
-¿Y
si su causa no es tan mala? Tal vez sólo la estemos satanizando…- decía la
joven Lyle, con el rostro carente de expresión y la mirada perdida en una copa
de vino.
-Cállate,
Karina…- bramó Nathan molesto, mientras el brazo de Antonio le abrazaba y éste
daba un brusco sorbo a un tarro de cerveza.
-¡Mi
familia es humana y la tuya también! ¡No digas esas cosas!- exclamó PaoLin
evidentemente ofendida por el comentario de su compañera.
-¿Qué
puedo decir? Las decepciones que me he llevado siempre han venido de humanos,
tal vez sí está en su naturaleza ser traicioneros…- decía Ryan con la expresión
más fría y seca que se le había visto hasta el momento, estaba profundamente
decepcionado y hasta podría decirse, rendido ante las circunstancias.
Los
ocho héroes se encontraban en la mansión Goldsmith-Kjolsrud, todos reunidos en los sillones del jardín, en
lo que había sido la sala VIP el día del primer ataque de Frank Martínez y
Jason Keyes; bebían y charlaban, pero en realidad se habían reunido para
distraerse de los eventos recientes, ya no habían intenciones de luchar… los
héroes se sentían sobrellevados por el enemigo y resignados a lo que éste les
había dictado como destino.
-¿Te
estás escuchando, Ryan?- preguntó Anaksha molesta, el rubio la volteó a ver con
una leve expresión de sorpresa.- Kaede está arriesgando su vida dentro de las
filas enemigas… ¿y ustedes se atreven a fraternizar con su causa?- su
penetrante mirada se dirigió hacia Blue Rose y hacia su compañero de vida, sus
ojos violetas desprendieron tan gélida expresión que puso a ambos
particularmente incómodos.
-Annie…
Kaede es NEXT.- dijo él.
-¿Y
qué con eso?- refunfuñó la semi pelirroja.
-Ella
es NEXT, nosotros somos NEXT, Ouroboros son NEXT… independientemente de las
causas de cada quién, somos fieles a nuestra especie, los humanos se traicionan
entre ellos mientras nosotros sólo queremos preservarnos… tal vez es porque
hemos sentido su rechazo y por eso nos unimos cuando se necesita, pero ellos no
lo hacen, no darían sus vidas por nosotros como nosotros por ellos.- admitió
Karina con la mirada baja, diciendo con pesadez de una vez por todas lo que
sentía.
-¿Y
por esa minoría de personas van a dejar que millones paguen el precio?- la voz
de Kotetsu retumbó por las paredes que delimitaban el jardín y el cuarto
privado de éste.- ¿Por eso van a dejar que asesinen a toda una especie y a
nosotros de paso? Nuestras familias son humanas, esos seres queridos que nos
apoyaron y alentaron a no temer a nuestros poderes… ¿y las van a dejar morir?
No es nada diferente a que vayan a asesinarlos justo ahora con sus propias
manos.- estaba furibundo por todo lo que acababa de escuchar.
-¡Tiger…!-
exclamó Ivan con un sentimiento de tristeza e incomodidad al escuchar aquello, rompiendo
el silencio que hasta ahora había mantenido.
-De
verdad, no me cabe en la cabeza como mi hija, mi pequeña hija haya decidido no
rendirse ante esta amenaza, y ustedes héroes de la Primera Liga de Sternbild,
arrojaron la toalla de la manera más hipócrita posible. Y ya que les encanta
segregarse de los humanos, lo pondré en estos términos: ni Ouroboros ni la
Brigada 731 se detendrán hasta exterminar al último humano de la tierra o NEXT
rezagado, así que si no van a levantarse por la estirpe de sus familias, háganlo
por la suya propia, cobardes.-
Definitivamente
Kotetsu no era una persona que se caracterizara por tener un mal genio o ser
volátil en ese aspecto, pero la actitud del resto de los proclamados “salvaguardas
de Sternbild” le hacía hervir la sangre, que estuvieran rindiéndose de la
manera más descarada no lo terminaba de procesar su sentido común.
Ryan
se levantó de golpe, una expresión rígida se apoderó de su rostro luciendo
terriblemente ofendido.
-No
me importa más nada y no tienes derecho a recriminarme por eso. Ellos siempre
esperan que uno venga a salvarles el trasero… ¡¿y a nosotros quién nos lo
cuida?!-
-Es
una responsabilidad que decidimos cargar cuando descubrimos… más bien, cuando
aceptamos ser seres NEXTs.- dijo Kotetsu con recelo en sus palabras.
-¡No
empieces con ese discurso otra vez! Luchando o rindiéndonos, aun así tanto
ellos como nosotros vamos a morir. Ya verás que cuando empiece la crisis, los
humanos se van a matar unos a los otros para pasarse por encima intentando
sobrevivir. Yo prefiero pasar los días que me queden en compañía de mi novia y
de los que realmente me importan.- la mirada del rubio era desafiante.
-¡No
tiene por qué ser así, Ryan! ¡Levántate y pelea!- los puños del veterano se
apretaban, su voz soñó ronca y gutural y su expresión, como en contadas ocasiones,
era de dar miedo. Goldsmith arqueó una ceja aún más desafiante que antes y una
pequeña sonrisa altanera se dibujó en sus labios, se acercó al tigre para que
éste notara la superior altura del Príncipe de la Gravedad como provocación; un
metro y ochenta centímetros del moreno contra los casi dos metros del rubio.
-Ya
estoy levantado, viejo...-
Kotetsu
no supo decir con claridad si Ryan se habría tomado esa pregunta de manera
literal o él mismo aquella respuesta como un permiso para descargar su furia de
la manera más práctica, aunque hubiese sido de otra forma, ya no tenía caso
pensar en ello; nada más al terminar de hablar el rubio, el puño diestro de
Kotetsu se estrelló contra el lado izquierdo de la cara del Príncipe de la
Gravedad. El rubio se tambaleó un poco y cayó sobre una rodilla, levantó su
furibunda mirada y se impulsó desde su posición para cargar contra el tigre,
tacleándolo en una agresiva lanza sobre la boca del estómago; se colocó sobre
de él queriendo inmovilizarlo con sus piernas, pero el veterano tenía
experiencia en combate cercano, tantos años no habían sido en vano; cuando Ryan
quiso asestarle un golpe con la zurda, Kotetsu volteó aplicando fuerza en el
centro del abdomen haciendo que el rubio perdiera el equilibrio y cayera de
costado. El veterano pudo invertir los papeles y antes de que Ryan se
incorporara le dio un fuerte golpe con el puño en el lado contrario de la cara,
cuando el rubio se cubrió el rostro con sus antebrazos, levantó con gran
agilidad una de sus largas piernas hasta quedar a la altura del cuello de
Kotetsu y tumbarlo con un doloroso tijeretazo sobre el suelo.
-¡Se
van a asesinar!- exclamó PaoLin con un poco de disgusto mezclado con
preocupación.
-¿No
deberíamos detenerlos?- preguntó Karina ya intranquila.
-Quizás…-
dijo Antonio, mirando la escena con indiferencia a la vez que seguía bebiendo
de su tarro, buscó con la mirada a los demás para cerciorarse que su aparente
indecisión fuera esclarecida; Annie estaba recargada en un pilar, observando la
escena con una expresión indiferente.
-No,
me parece que esto es lo que les hace falta… pero tengo que preguntarles algo.-
se volvió a mirar a los presentes y éstos a ella (a excepción de los dos
tercios del Apollon Trio quienes seguían enmarañados en su conflicto).- ¿De
verdad se van a rendir? Ellos dos tienen razón: nadie vela por nosotros, pero
fue algo que aceptamos al tomar este trabajo. ¿Nos vamos a retirar sin dar
pelea? Porque aunque el riesgo de morir está muy presente, si mi vida está
destinada a terminar así, me voy a llevar a unos cuantos Ouroboros conmigo… no
voy a morir como una cobarde.-
-Si
eso es lo que el destino tiene para nosotros…- empezó a decir Ivan rompiendo
los incómodos minutos de silencio con una sonrisa triste.
-…
entonces lo tomaré con gusto.- continuó Keith, con la misma expresión aunque un
poco más entusiasta.
-¡Por
mi familia! ¡Por ella juro que no me daré por vencida!- decía PaoLin al ponerse
de pie, dejando ver una amplia sonrisa que inspiró a los demás; era verdad,
tanto ella como Kaede eran prácticamente unas niñas que estaban conscientes del
peligro de las circunstancias y a sabiendas de ello, estaban dispuestas a
arriesgar su vida, luchar por la causa e inclusive morir por ella. Eso era
increíblemente valeroso y los héroes sintieron un poco de vergüenza al haberse
tardado en verlo.
Ryan
y Kotetsu estaban tirados entre una maraña de brazos y piernas sobre el pasto
del jardín, sosteniendo las camisas del otro apunto de asestarse otro golpe
cuando se detuvieron en seco; ambos estaban con el rostro hinchado, Ryan tenía
el ojo izquierdo morado y el labio inferior partido, Kotetsu tenía la nariz
sangrándole y el ojo derecho inflamado al punto de ya no poder ver. Ryan
suspiró pesadamente, soltó la camisa del tigre para sostener su propio rostro y
ocultar una pequeña lágrima que se escapaba de su ventana derecha, bajó la
mirada y habló con voz tenue:
-Tengo…
tengo miedo, Kotetsu. No supe qué hacer… quiero ser su fortaleza, me enferma la
idea de que le quiten la vida… siento que me voy derrumbando.- dijo mientras
volteaba a ver con melancolía a la Leona Siniestra, ella no se percató de los
ojos que la veían con tanto cariño.
-¿Así
que no sólo fue lo de Agnes lo que te molestó?- preguntó el veterano en un tono
más reconfortante a la vez que el rubio lo miraba a los ojos.
-Me
decepcioné muchísimo, amigo. Se supone que ella es quien cuida nuestro pellejo
y no confía en nosotros, sé que lo hizo para protegernos a su modo, pero… ¿es
que acaso piensa que no me puedo cuidar yo solo? Cuando somos nosotros quienes
estamos a cargo de las vidas de toda esta gente… La información que se guardó
aquel día de la fiesta nos pudo haber costado la vida a todos.-
-No
la excuso, pero ella tampoco la ha tenido fácil durante su vida y la
experiencia le enseñó que, si bien se puede salvar a alguien diciendo la
verdad, también se le puede proteger ocultándola, aunque no sea la manera más
correcta de hacerlo… ella es digna de toda mi confianza, y si ya no confías en
ella, confía en mi.-
-No
lo sé, Kotetsu…- el rubio meneó la cabeza no sabiendo qué decir.
-No
nos abandones, Ry… Annie está comprometida a esto y muy probablemente sea mi
culpa por haberlos involucrado; a quien deberías de odiar es a mí por meterlos
a una guerra que al principio no era suya, pero por favor… te necesito.-
…………………………………………………………………………………….
-¡Barnaby!
¡Qué bueno que llegas!- exclamó Agnes con un poco de alivio, su rostro estaba
ojeroso y cansado.- Los ingenieros han descubierto un par de cosas bastante
interesantes.- el conejo apenas iba cruzando los torniquetes de la entrada principal
cuando Agnes salió de uno de los cuartos de comunicación dispuesto a
actualizarlo de la situación.- Resulta que los desgraciados nos han aislado del
mundo, no tenemos comunicación alguna…-
-¿Quieres
salir por un cigarrillo?- interrumpió el joven rubio con una expresión calmada
y serena, viendo de reojo la cámara de vigilancia en la esquina superior
derecha del lugar.
-¿Qué?
¡No! ¡Esto es más importante! Necesito ponerte al tanto de lo que hemos
descubierto.- bramó la castaña con molestia.
-Bueno,
ya me platicarás aquí afuera, realmente quiero un cigarrillo…- decía Barnaby
mientras jalaba del brazo a una muy desconcertada Agnes hacia la puerta
contigua del edificio y salieron al callejón que se encontraba en la parte
trasera de éste, ahí en donde Bunny sabía muy bien que no había ninguna cámara.
Hizo que Agnes pasara por delante de él y justo cuando se volteó para preguntarle qué demonios pasaba, el conejo le puso una de sus largas manos en la boca mientras con la otra hacía un ademán de silencio; la castaña (dadas sus experiencias previas) se hubiera desmayado del miedo ante esto sino hubiera sido porque los ojos verdes del hombre le transmitían mucha tranquilidad y confianza. Retiró la palma de la boca de Agnes y despojó de la mano de la fémina su teléfono celular, después, él mismo se quitó el brazalete intercomunicador de la muñeca, abrió la pesada puerta que antes habían atravesado y arrojó ambos dispositivos al interior.
Hizo que Agnes pasara por delante de él y justo cuando se volteó para preguntarle qué demonios pasaba, el conejo le puso una de sus largas manos en la boca mientras con la otra hacía un ademán de silencio; la castaña (dadas sus experiencias previas) se hubiera desmayado del miedo ante esto sino hubiera sido porque los ojos verdes del hombre le transmitían mucha tranquilidad y confianza. Retiró la palma de la boca de Agnes y despojó de la mano de la fémina su teléfono celular, después, él mismo se quitó el brazalete intercomunicador de la muñeca, abrió la pesada puerta que antes habían atravesado y arrojó ambos dispositivos al interior.
-Tú
ni siquiera fumas, Barnaby. ¿Qué fue todo eso?- bufó molesta.
-¿Recuerdas
que te habíamos comentado que Lunatic estaba en nuestro bando? Nos trajo
información que debería de preocuparnos bastante más.-
-¿Más
que el hecho que nos tengan aislados del mundo y que absolutamente ninguna
transmisión, ni de radio, salga de la ciudad? ¿Más que estén transmitiendo
programación desde todas las cadenas televisivas como si se tratase de
cualquier otro día? ¿Más que esto haga parecer para el resto del mundo que
Sternbild está perfectamente bien y que el hecho de que no haya ningún medio de
transporte entrando o saliendo de la ciudad se deba a “mal tiempo del clima”
según la información que envían los satélites en órbita? ¿Y más que hagan creer
inclusive al mismo gobierno del país que la base militar de Sternbild opera con
normalidad?- preguntó la castaña, molesta y sarcástica, el conejo guardó
silencio un momento mientras terminaba de procesar las incesantes malas
noticias.
-Ahora
no lo sé… entonces Lunatic tenía razón al pensar que así como podían
interceptar nuestras señales, también podían piratearlas.- Agnes hizo una mueca
de confusión a lo que el conejo se extendió en su explicación.- Al parecer hay
un NEXT dentro de la Brigada 731 que puede controlar prácticamente cualquier
cosa digitalizada, hackear, descifrar códigos… ese tipo de cosas. Cualquier
teléfono, cámara, cualquier dispositivo supone un riesgo, podríamos ser
escuchados a cada momento.- finalizó. Agnes comenzó a respirar pesadamente,
estos sujetos realmente iban a cazarlos con todo.
-Eso
explica cómo se continuó la transmisión de ayer… revisamos cómo fue que a pesar
de haber cortado toda fuente de energía la transmisión siguió y nos encontramos
con que se desvió el soporte de energía directamente a la planta hidroeléctrica
de la ciudad; previeron que podíamos cortar el suministro de energía y apagar
nuestros servidores, pero desde que inició el espectáculo, la transmisión no se
alimentaba de nuestros generadores primarios ni de emergencia sino que consumía
poder directamente de la planta. No habría supuesto como eso hubiera sido
posible hasta que me dices esto… según los ingenieros, desviar la energía en
esas cantidades es posible por un lado a causa del cableado subterráneo, pero
prácticamente imposible debido a los firewalls de protección. Eso supondría un
hackeo de datos masivo que a una supercomputadora de última generación le
llevaría, mínimo, seis días.-
-Supongo
que lo hicieron en minutos.-
-Segundos,
Barnaby.-
-Ya
está. Tienen a Sternbild sitiada, completamente.- Bunny suspiró pesadamente,
pero dentro de su cabeza ideaba plan tras plan para intentar derrotar al
enemigo, pero se percataba de que cada idea era igual de inútil que la
anterior.
-¿Qué
podemos hacer de este lado? Porque si intentamos cortar el flujo de
comunicación, bien podrían desviar la energía otra vez hacia la planta
hidroeléctrica y mantenernos operativos y vigilados. La única manera de desconectar
la corriente de la planta a la ciudad es cortando el cableado subterráneo, pero
eso requiere días de excavación profunda y mano de obra especializada. No
contamos con ese tiempo.- agregó la castaña, con un atisbo de ansiedad
desarrollándose en su interior.
-¿Días?
¿Por qué llevaría días?- preguntó el héroe con desesperación.
-Debido
a la arquitectura en niveles de la ciudad, no se puede hacer un agujero en el
suelo nada más. Si tocan un punto sensible de equilibrio, la ciudad entera se
puede venir abajo.- dijo Joubert un poco exasperada, el conejo soltó un pesado
suspiro y pensó en alguna otra cosa que pudiera ser de utilidad.
-¿Tienes
información personal de la Brigada o de Vaako Kovalevskaya? ¿Algo de donde
podamos iniciar?-
-Nada.
Pienso que su maldito hacker borró todos los registros antes de que todo esto
siquiera iniciara. Ya lo tenían perfectamente calculado, Barnaby.- dijo Agnes,
quebrándosele la voz al final. Se sentía impotente ante el implacable enemigo.
-Se
me acaban las opciones…- replicó el conejo en un tono bajo y gutural, pensando
en cada posibilidad que se podía plantear, pero Mary Rose lo sacó de aquel
pensamiento, azotando la pesada puerta al abrirla con desespero. La chica
estaba pálida y jadeando, buscó con la mirada a su jefa y al héroe por el callejón
y con el horror que de su garganta emanaba y la falta de aire, sólo se le pudo
escuchar parte de lo que decía.
-…
hicieron… -
-¿Mary
Rose?- preguntó el conejo desconcertado.
-Rose…
¿qué sucede?- Agnes se acercó a la chica, quien nada más al sentir los brazos
de su jefa, se desvaneció sobre ellos.- ¡Rose!- una rápida revisión de Barnaby,
haciendo uso de sus conocimientos básicos de primeros auxilios, determinó que
la chica estaba en estado catatónico, seguramente causado por la impresión o
sorpresa de algo.
La
chica señaló al final del callejón donde desembocaba a una vía pública peatonal
y terminó de desmayarse, Barnaby la cargó dentro del edificio y salió a buena
velocidad junto con Agnes a ver qué era lo que había puesto a Mary en semejante
estado.
De
nuevo había pasado.
La
Brigada 731 lo había cumplido.
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