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miércoles, 28 de agosto de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 11.

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-¡No me puedes hacer eso! ¿Acaso no estamos destinados a estar juntos?-
-Eso pensé, pero me queda en claro que no es así. Ya no me busques más, o tendré que tomar acciones legales.-
Luka frenó en seco, y vio como el samurai tomaba el elevador y desaparecía del centro comercial.
"Esto no se va a quedar así... Me las vas a pagar."

Gakupo bajó al sótano donde había dejado su auto, subió en el, lo puso en marcha y condujo hacia casa. En el camino, iba apretando los puños contra el volante, estaba enojado.
¿Por qué siempre tenía que pasarle este tipo de cosas? La verdad es que, aunque nunca amó a Luka, si la quiso mucho, aún dolían sus heridas. Pero lo que le molestaba en realidad es que ella no consideraba gran cosa el hecho de haberlo engañado. Gakupo nunca fue partidario de la poligamia, y cuando Megurine y el se juntaron, ella tampoco. ¿Qué había cambiado en ella? ¿Qué le había pasado a aquella chica tan firme pero tan dulce?
La fama y la atención de la gente la habían cambiado, volviéndola la típica niña mimada.
Dio un gran suspiro y se tranquilizó, ya nada podía cambiar. No es que pretendiera volver con ella, pero extrañaba a la joven Luka debutante. Su personalidad era tan genuina y hermosamente enigmática, qué sólo quería ver de nuevo a esa chica... pero ya se había perdido.

Llegó al edificio, con enormes ganas de besar a su amante y obsequiarle la bufanda que había comprado. Entró al departamento, pero se escuchaba demasiado tranquilo. Dejó el regalo en la mesa, y vio una pequeña nota:

"Mi amor, mis padres me llamaron. Al parecer tienen algo importante que decirme. Te contaré cuando llegue a casa, pero tal vez llegue un poco tarde.
Kaito."

Oh, los padres de Kaito. Gakupo recordaba las cosas que le había contado Shion acerca de sus padres. El azulado desde niño tuvo aptitudes para las artes, pero su gran sueño era ser pintor (de hecho, pintaba uno que otro cuadro en su tiempo libre), pero sus padres... bueno. Ellos eran de la idea de buscar la fama fuese como fuese. Así que buscaron maestros privados que enseñaran a Kaito canto y baile, y así tomó clases desde que tenía seis años.
Mientras Kaito se encontraba tomando clases, ellos se hacían de conexiones en la industria de la música y del teatro, para poder presentar a su hijo cuando estuviera listo.
Cumplidos los diecisiete años, a Shion lo obligaron a cantar y bailar frente al señor Fujimori, el cual por supuesto estaba encantado con el talento del chico. Le pareció buena idea hacer un dueto, llamado Vocaloid (que después pasaría a ser un grupo musical), se inició con Kaito y con la propia hija del señor Fujimori, igual de diecisiete años, Meiko. Y así se convirtieron en los dos primeros Vocaloid.
Gakupo, recordó todo eso, y que le guardaba rencor a sus padres, no por impulsarlo a una vida de fama y fortuna, claro que no. Si no por haber tomado las decisiones que a él le correspondían a lo largo de su vida.
Incluso con quién se debería de casar, pero aquella chica tampoco estaba de acuerdo y escapó con su novio. Así que eso le había facilitado muchas cosas a Kaito.

El samurai se quedó divagando mucho en ello, y se durmió unas dos horas, hasta que el sonido de la puerta azotándose, lo despertó.
-Los odio... ¡LOS ODIO!- gritó, se sacó la chamarra y la aventó, para luego hacer pucheros en ése lugar a tres metros de la puerta.
Kamui se levantó de golpe y fue a ver qué pasaba, cuando vio a su amado, ya estaba hecho bolita en el piso, y llorando.
-¿Qué pasa, mi amor?- dijo mientras iba a su lado a abrazarlo.
-Por estas cosas, nunca voy a verlos...-
-¿Qué hicieron?-
-Me acaban de comprometer... otra vez.-
A Gakupo se le paralizó el corazón por un momento, preguntó con mucho temor y lágrimas en los ojos:
-¿Hay posibilidad alguna... de que te desentiendas de ese compromiso?-
-¡Por supuesto que lo voy a rechazar! ¡Me importa un bledo lo que esperen de mi! Ya no me van a controlar. No más.-
-¿Y con quién te comprometieron?
-Con alguien de UTAU.-
-¿UTAU? Es el grupo imitación de Vocaloid ¿No?-
-Así es.-
-Espera, ¿será posible que la prometida que te eligieron sea...?-
-Si, Teto Kasane.-

La dinastía Kasane, era aún más antigua que la Hatsune, e históricamente hablando, databa desde hace setecientos años. Hasta la fecha, son la familia más antigua y reconocida mundialmente. Más aparte, cuando Teto se volvió una celebridad, los Kasane tenían el suficiente poder adquisitivo como para comprar media Europa.
Cuando estalló la guerra civil de Tokyo, cuando todavía se llamaba Edo, los Kasane no tenían a los mejores samurais, pero eran muy disciplinados, y eso les permitió hacerse de las estrategias más ingeniosas para arrasar con los bandos enemigos.
Incluso, en Edo (la comuna), habían algunos parientes lejanos de los Kasane, pertenecían al clan de los Tokugawa. Gakupo incluso recordaba haber matado a uno de ellos durante su segundo torneo, defendiendo Chôshû.

-Al parecer, los Kasane aceptaron mi compromiso... la idea de unir nuestras famas y fortunas les pareció más importante que el pasado que podía ofrecerles. Quieren un legado de poder.-
Kamui sentía que lo encendían, otro supuesto legado iba a arrebatarle lo que más amaba. Pero ahora no lo iba a permitir. Por primera vez era feliz y amado, y se iba a aferrar a eso con uñas y dientes.
-¡No voy a permitirlo! Si es necesario, me enfrentaré a ellos, uno a uno y...-
-No. No lo harás. Regresarás a la violencia, por algo sin sentido. Y así es, porque no tengo ni la mínima intención de entablar relación alguna con Teto. Si normalmente es muy infantil y caprichosa... no quiero imaginarla como algo más.
Mírame a los ojos, y no dudes de mi cuando digo que te amo desde lo más profundo de mi corazón. Te amo y nada ni nadie va a cambiar eso, Gakupo. De aquí a la eternidad...-
El samurai levantó la mirada, posó sus ojos en aquellos grandes y hermosos ojos azules. Sostuvo su rostro con gentileza y depositó un beso en su frente.
-Yo se que me amas, y que yo te amo con locura. Cada vez que veo tus ojos, mi corazón confirma la intensidad de mi amor por ti. Y no quiero que eso se acabe nunca, desde ahora y para siempre, eres mi razón de vivir, Shion. Tienes mi alma, te pertenece. De aquí a la eternidad.-

Kaito se abrazó de Gakupo mientras compartían un desesperado y apasionado beso, seguían abrazados en el piso, recargados sobre la pared que hacía esquina con la puerta de la sala de estar.
Kaito jaló de la camisa del samurai, botando los botones y dejando al descubierto ese hermoso pecho. Separó el beso, y con sus dedos siguió la forma de la cicatriz que le había hecho Kyosuke Kamui.
-Yo se que has sufrido mucho, y por eso, quiero que me ames con locura. Quiero mostrarte que no importa todo lo malo que hayas vivido, siempre hay luz al final del túnel.-
A Gakupo se le escapó una pequeña y muy sutil lágrima de felicidad, mientras entrelazaba sus dedos por el hermoso cabello del azulado, y lo acercaba cada vez más para reanudar aquel beso.
-Muéstrame la felicidad, aunque con ver tu rostro, estoy más que seguro que existe un cielo para mi.-
Gakupo se sentó recargado sobre la pared, y Kaito sobre de el acariciaba sus hombros mientras le besaban profundamente la curva del cuello. Kamui llevó sus manos hacia la camisa del azulado e hizo lo mismo. Con desesperación, botó los botones y con gentileza, le besaba el pecho.
Shion bajó sus manos, buscando desabrochar la hebilla y el pantalón de su hombre.
-Ahora me toca hacerlo a mi.-
Y con amor y lujuria creciente en su mirada, bajó a probar lo que tanto deseaba. Gakupo echó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos. la sensación era aún más placentera de la que el esperaba, puso una mano sobre la cabeza de Kaito, indicándole que lo estaba haciendo de maravilla. Incluso ambos soltaron un gemido al unísono.
Kaito se irguió, se acercó a la oreja del samurai y la mordisqueó un poco:
-Hazme tuyo una vez más. Ámame con todo tu ser.-
Ayudó al azulado a deshacerse de sus pantalones, que en ésos momentos no hacían mas que estorbar. Con cuidado, Shion se colocó encima de Kamui, y suavemente se deslizó, acomodándose perfectamente en el cuerpo del otro.
De un sólo movimiento, Gakupo se levantó del piso, cargando a Kaito a la vez, y lo recostó sobre el sofá.
-Te prometo que ahora será diferente. Hoy no te voy a dejar dormir.- dijo el samurai entre jadeos.
Comenzó a moverse, con embestidas suaves al principio, hasta irse intensificando. Kaito gemía y sudaba al ritmo de las estocadas que empujaban con una demoledora intensidad.
Las gotas de sudor de Gakupo caían sobre el pecho del azulado, la sensación era tan placentera. Todo se acoplaba de una manera magnífica. Ellos dos, los dos amantes perfectos, haciendo el amor de la manera más poética, simplemente parecía un sueño. El mundo se podría acabar, y ellos morirían felices, llevándose hasta el éxtasis de la pasión.
-Ya no aguanto... más.- dijo Kaito, con placer abrumador saliendo de se garganta.
-Creo que voy a....- se escuchó un gran alivio, mientras el samurai daba la última, pero poderosa embestida..
Ambos se habían liberado, y después de aquello, solo se podían escuchar aquellos suspiros de dos enamorados diciéndose "Te amo".



martes, 27 de agosto de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 10

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"Le plantearé esa idea. Cuando acabe la saga, lo haremos público... Ojalá diga que sí".
Kaito tomó sus cosas del estudio, y se disponía a salir a tomar un taxi.
Su carro estaba en el taller, ya que "alguien" le había rayado el cofre. Ése "alguien" lo hizo tan anónimamente, que había dejado en pequeño y apenas legible, una marca que decía "CV03".
Lo entendió como venganza por haberla mandado a la mierda aquella ocasión, pero realmente le molestaba que aparte de haber lastimado a su mejor amigo, se estuviera acostando con el prometido de su amor imposible. De verdad que le enojaba recordar aquello... pero la música de llamada de su celular lo hizo salir de sus pensamientos.
Supo de inmediato quién llamaba, a Gakupo lo había personalizado con el tono de "LOVELESSxxx", así que contestó muy emocionado:
-¡Mi amor!-
::Hola, cariño. ¿Ya saliste del estudio?:: dijo Kamui, y a juzgar por el tono de voz, el también lo extrañaba.
-Si, de hecho estaba por salir y tomar un taxi, en unos cincuenta minutos estaré en casa.-
::No hace falta. Sal y cruza la calle...:: Gakupo colgó y Kaito salió casi corriendo.
Ahí, fuera de las puertas del estudio, estaba un convertible púrpura, y recargado en el, un hombre alto, vestido con unos pantalones de mezclilla oscuros y una camisa negra.
-¿Sabes que ese atuendo me gusta mucho? Podría devorarte ahora...- dijo Kaito con lujuria asomándose descaradamente.
El samurai tomó al hombre de azul y le dio un tierno pero apasionado beso.
-Vamos a casa, mi amor.-
Kaito asintió y entraron al auto, Gakupo lo puso en marcha y se dirigieron a casa.
-Te quería preguntar algo...- dijo Shion.
-¿Qué es?-
-Bueno, me gustaría que hiciéramos público lo nuestro con los demás, pero como vamos a presentar el proyecto de la saga de los pecados capitales, que por cierto ya está terminado, vamos a estar todos muy ocupados... así que me gustaría que en la fiesta de cierre del proyecto, lo anunciáramos.-
-Me parece buena idea, cuando empecemos, vamos a tener muy poco tiempo entre grabaciones, rodaje, edición y eso.- dijo relajado, pero Kaito abrió los ojos con aire desorbitante.
-¿De verdad?-
-Claro que si, cariño. No tengo ningún inconveniente. De hecho, me alegra enormemente que hayas pensado en todos. Demuestra el gran corazón que tienes.- el azulado se sonrojó y esbozó una sonrisita orgullosa. -Pero ahora que lo pienso, ¿cómo vamos a organizar lo de la saga?-
-La verdad no sé muy bien, sólo que vamos a hacer como un sorteo para repartir cada pecado. Meiko se va a encargar de eso, la junta de introducción va a ser dentro de dos días. Ahí va a presentar formalmente el proyecto a los ejecutivos y al señor Fujimori y después, nos asignan el pecado. Obviamente no van a poder participar todos, así que los que sobren van a editar, producir, y dirigir el proceso.-
Gakupo se quedó pensando, y se quedó callado durante unos segundos.
-¿Fujimori, eh? No lo veo desde que me dejó unirme a Vocaloid.-
Aquel señor que le dejó audicionar e hizo llorar con ésa canción de cuna, era el señor Fujimori. Si no le hubiera dado la oportunidad tan valiosa de cantar, tal vez seguiría en Edo matando gente.
-¿Te encuentras bien?- preguntó el azulado con preocupación- Es muy poco probable que lo veamos, como en las ocasiones anteriores, siempre se va antes de que lleguemos y...-
-No te preocupes.- interrumpió el samurai.- De todos modos, aunque le escribí mil cartas de agradecimiento, nunca le dije personalmente cuánto le debo.-
Kaito sólo le dio un beso en la mejilla y continuaron el resto del camino hablando de cómo sería si les tocara cada pecado.
-En lo personal, espero que me toque la lujuria, y así poderme meter en personaje... Hacerte mío todos los días.- dijo Gakupo.
-Puedes hacerlo, no soy de nadie más.-
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Kamui se despertó, muy temprano en la mañana. Apenas eran las siete, y Kaito a su lado, estaba más que dormido. Shion tenía el sueño muy pesado, cuando dormía, era una roca. Casi tenía que zarandearlo para que despertara, en cambio, el samurai era de sueño ligero, en extremo. Cualquier ruido lo despertaba, sólo que ahora dormía más tranquilo. Antes, era muy alerta, por si alguien quería tratar de matarlo mientras estaba dormido.
Descubrió su desnudo cuerpo de las sábanas, se sentó al filo de la cama para tomar impulso y levantarse. Volvió para darle un beso a su amado, mientras dormía, y lo cubrió con el resto de la sábana. Recorrió con sus dedos la espalda de aquel hombre, y cuando llegó al arco, escuchó un pequeño gemido salir de los labios de Kaito.
"No me voy a poder contener si sigo..." pensó, y se retiró de la habitación para darse una ducha con agua fría.
Habiéndose secado, peinado y vestido, tomó las llaves de su auto y condujo hacia el estudio, antes de empezar el proyecto de la saga, debía terminar de editar una canción de su recopilación de solos.

Le iba a llevar un tiempo, así que se sentó frente al computador, abrió el edito y se puso a trabajar.
-¿Cuando regresaste, enana?- dijo sin despegar los ojos de la pantalla.
-Hace dos horas llegué a la ciudad. ¡Así que levanta tu morado trasero y salúdame como la gente!-
Gakupo se levantó del asiento y la jovencita se apresuró a abrazarlo.
-¿Cómo estuvo el frío en Rusia, Gumi?-
-Terrible. Pero conseguimos grabar todo antes de la tormenta de nieve.-
Gumi siempre estuvo enamorada de Kamui, pero él sólo la veía como su hermana. Cuando Luka y el hicieron pública su relación y empezaron a vivir juntos, ella cayó en una depresión. No duró mucho, siempre fue de la idea de siempre seguir adelante. Si el era feliz, ella igual.
-Ya puedes empezar a agradecerme, jaja.- dijo Gumi, un poco burlona.
-¿De qué hablas, enanita?-
-Pues, ya que tenía algo de tiempo, terminé de editar tu canción.-
-Pues muchas gracias. La verdad es que no tenía muchas ganas de editar hoy. Me acabas de ahorrar mucho tiempo.-
-Por cierto, Meiko me dijo que te avisará que dentro de dos días es la Junta de la saga. Te enviaré los detalles por email.-
-Claro, muchas gracias.-
-Gakupo, puedo preguntarte, si no es mucha indiscreción ¿Dónde estás viviendo?-
Kamui reflexionó por un momento si era seguro contarle a Megpoid sobre sus relaciones con Shion, pero conocía a Gumi. Ella.siempre había sido alguien de confiar, así que supuso que no habría problema.
-Bien, te diré. Pero tienes que prometerme que no vas a decir nada a nadie.-
-Lo prometo.-
-Después de que me fui del departamento de Luka, no sabía donde ir, pero caminando esa noche me perdí, y resulta que me encontré a Kaito.
Su departamento quedaba cerca de donde estábamos, y desde entonces he vivido con el. Asumo que Miku ya te contó su parte de la historia con el.
En fin, resumiendo un poco... el y yo estamos muy enamorados.-
-Que bueno que te recibió en su depart... espera ¡¿Qué acabas de decir?!- dijo Gumi con los ojos desorbitados.
-Así es, lo amo, me ama, es simple. Nunca había sentido esa cálida sensación recorrer mi pecho, ni tampoco esa seguridad de que encontré a mi perfecto ideal.-
Megpoid no sabía que hacer o como reaccionar, pero algo era seguro:
Si Gakupo no era para ella, aún así ella lo iba a apoyar en lo que fuese. Amigos sobre todo, y para siempre. Ella siempre le sería fiel a esa amistad.
-¿Por qué no lo han hecho público?-
-Queremos esperar a que se complete el proyecto de la saga, y en la fiesta de cierre, anunciarlo formalmente.-
-Bueno, espero que les salga bien todo, y pues yo no diré nada.-
El samurai la envolvió en sus brazos, y agradeció. Ella le devolvió el abrazo, y se despidieron.

Gakupo salió del estudio y subió a su convertible, pero no tenía intención de regresar a casa. Se dirigió al centro comercial, iba a comprar una bufanda (para agrandar la colección de Kaito) y un arreglo de flores bestialmente grande para su amado compañero.
Estacionó en el sótano del centro y subió a la planta baja. Primero, entró por la bufanda a una tienda de tejidos.
Compró la bufanda más larga, cara y suave de todas (color azul, claro) y pidió que la devolvieran en una caja en forma de corazón.
Esta caja, estaba forrada de terciopelo beige, y en la superficie, le colocaron un moño amarillo. En el centro de la caja, había un espacio en blanco para escribir una nota. Gakupo sacó una pluma y escribió: "Para mi único amor."
Le entregaron la caja dentro de una bolsita transparente, salió de aquella tienda y se dirigió a la de flores.
-Señor Kamui, adelante por favor.- dijo la encargada de la tienda.
Todavía se le hacía extraño que le reconocieran en todas partes, pero era parte de su trabajo.
Después de firmar un autógrafo, explicó a la encargada que quería un arreglo grande, muy grande. Con todo tipo de flores, en una base hecha de la mejor madera que tuvieran. Y que lo entregaran al departamento número 47, del piso 25 en veinticuatro horas.
Mientras la encargada se apresurada en dibujar un diseño lo suficientemente grande como para complacer al hombre, él se quedó mirando las flores de alrededor que afirmaban la tienda.
-¿Tan poco signifiqué para ti que ya tienes otra?- dijo Luka mientras le golpeaba la cara al samurai.
-¿Qué demonios haces aquí?- preguntó enojado. Cómo odiaba cuando le golpeaban.
-Pues vine de compras, genio. Ése no es el punto, si no que apenas va un mes de que nos separamos y ya tienes otra... ¿Quién es? ¿Es Gumi Megpoid, verdad?-
-No tengo porqué decírtelo. Mi vida personal ya no te incumbe.-
-¿Vas a tirar a la basura esos dos años que vivimos?-
-Si mal no recuerdo, fuiste tu quién los tiró a la mierda acostándote con Mikuo.-
-¡Por favor! Ya es agua pasada, son sólo detalles menores.-
-Te lo dije una vez, y te lo voy a decir de nuevo: Si no es laboral, no quiero nada que ver contigo.-
La encargada de la tienda terminó el dibujo y corrió a enseñárselo a Gakupo, pero sus ojos casi salían de sus cuencas al ver ahí a la famosa CV03, Luka Megurine.
-¡Por Dios! ¡Si es la señorita Megurine! Mi hija adora "GakuLuka". ¿Podría tomarles una foto abrazados?
Luka vio una oportunidad, y dijo altanera:
-Si, mi amor. ¿Acaso no quieres complacer a los fanáticos?- 
-Lo siento, señorita. No es el mejor momento.-
-Lo entiendo.- la encargada tendió el papel en donde estaba dibujado el diseño del arreglo floral- éste es el diseño. ¿Es para la joven Luka, cierto?- dijo muy emocionada.
-Si, Gakupo ¿es para mi?-
-Señorita, por favor empiece el arreglo y entréguelo mañana a la dirección que le indiqué. Muchas gracias.- dicho eso, salió muy enojado de la tienda y Luka corrió tras de el.
-¡No me puedes hacer eso! ¿Acaso no estamos destinados a estar juntos?-
-Eso pensé, pero me queda en claro que no es así. Ya no me busques más, o tendré que tomar acciones legales.-
Luka frenó en seco, y vio como el samurai tomaba el elevador y desaparecía del centro comercial.
"Esto no se va a quedar así... Me las vas a pagar."

martes, 20 de agosto de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 9.

NDA: Este capítulo del fic, se centrará exclusivamente en la historia de Gakupo antes de unirse a Vocaloid. Su vida como samurai, y su incursión en una vida totalmente distinta a la que el conocía. Así que tal vez sea un poco (o mucho más) largo que capítulos anteriores. (Y en los nombres de los clanes, sí, utilicé los dos de Fuyu no semi xD)
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Gakupo Kamui era un niño como cualquier otro que vivía en la aldea de Edo.
Realmente, no era una aldea como tal, era más bien una comuna de gente que vivían aferrados al antiguo Japón. Le llamaron Edo a la aldea, ya que ése era el nombre anterior de Tokyo.
En esa comuna, se criaban cómo en aquellos años, todos divididos en clanes y llevando el estilo de vida de un samurai. Todos los hombres, sin excepción, llevaban entrenamiento con la espada apenas cumplidos los doce años, y vestían lo típico.
Las mujeres eran exclusivamente para alianzar clanes mediante matrimonios, y para procrear a los futuros samurais.
Edo no era una aldea pequeña, era de las comunas independientes más grandes del mundo. Y dentro de ella, había unos ochenta clanes. Cada clan enviaba al más fuerte y entrenado a pelear por el honor de su casa.
En Edo era muy simple, era una batalla uno contra uno, y la lucha era a muerte. Quien venciera, lucharía contra el representante del clan siguiente. Era un torneo sencillo. Clan 1 vs Clan 2. Clan 3 vs Clan 4. Clan 5 vs Clan 6, y así sucesivamente.
Quien ganara, iba avanzando, como una semifinal. Hasta que quedaran los dos últimos representantes.
La gloria y el honor le esperaba a quien saliera victorioso. Se le concedía a su clan, el poder de gobernar Edo. El clan Chôshû, de la familia Kamui llevaba cerca de setenta años al poder de Edo, y simplemente, porque de la casa Kamui, salían los más fuertes y mejores entrenados samurais.

-¿Crees que ya deberíamos incluirlo en las prácticas? Todavía es muy pequeño, no quiero exponerlo a que le hagan daño...-
-Si yo digo que va a entrenar, lo va a hacer, mujer.- Hiyori bajó la cabeza.
-Pero, Gakupo tiene solamente cinco años... Soy su madre, no quiero que le pase nada. Por favor entiéndeme, Kyosuke.- sólo terminó de decir aquello, cuando una mano le había pegado una bofetada tan fuerte, que ella terminó en el suelo.
-¡Y yo soy su padre, y si para lograr que los Kamui y el Chôshû continuemos nuestro legado debo entrenar a mi hijo para que se convierta en el samurai que necesitamos, lo haré!- dijo el padre de Gakupo y salió furioso.
Hiyori continuaba en el suelo, llorando.
-Mamá, ¿estás bien?-
-Si te oye tu padre preguntar por mi, te atizará igual. Sólo no repliques de lo que te diga. Tiene razón en todo lo que dice... es un hombre muy sabio.-
-Pero no te debería de pegar, mamá.-
-¡El sabe lo que hace y me lo merecía! ¡Ya no repliques más y haz lo que se te diga!- gritó, y se incorporó nuevamente.
Al día siguiente, Gakupo empezó a entrenar como cualquier niño de doce años, y vaya que fue difícil. Los demás lo veían como objetivo fácil por su pequeña anatomía, y así fue durante los siguientes cinco años. Todavía no podía darle pelea a los demás, así que lo obligaron a hacerse más fuerte y más atento. Cuando cumplió los diez, ya era capaz de nivelarse al "peorcito" de los de diecisiete, así que tuvo que entrenar aún más. Con tan sólo once años, soportaba los ejercicios más demandantes, le exigía demasiado a su cuerpo, mejor dicho, le exigían.
Cuando cumplió los catorce, se había convertido en alguien de temer para los demás. Realmente, tenía potencial para convertirse en el mejor samurai de todos los tiempos, incluso superando a sus ancestros, y a los ancestros de sus ancestros.
Pero Gakupo veía un mundo diferente. Tenía habilidades asesinas, sólo eso. No veía ningún tipo de honor o gloria en asesinar en nombre de alguien, o del suyo propio. Le habían criado para la violencia, pero era la cosa que más repudiaba. Quería salir, ver el mundo, no deseaba permanecer toda su vida en Edo, había otros horizontes.
Para su mala suerte, cuando cumplió los dieciocho, fue elegido por el líder de Chôshû cómo el elegido. El debía de pelear por su clan, el liderazgo y el legado de los Kamui caí en sus manos. Deseaba con furor vivir y ver el mundo, pero por otro lado, deseaba que lo mataran en su primer enfrentamiento, para no manchar sus manos de sangre. Sangre que lo iba a acompañar por siempre.
Después de dos meses de incansables luchas, por parte de todos los clanes, Gakupo se encontraba frente a frente con Suzuki , el samurai del clan Bakufu. Después de haber matado a tanta gente, ¿ésto era lo que importaba?Ya no quería pelear, pero sabía que era imposible tratar de convencer a Suzuki de lo contrario, en sus ojos se veía la ambición y la furia que sentía. Quería que el Bakufu reinara, después de tantos años. Sólo buscaban el poder, y era vivir para gobernar o morir y no ser gobernada.

Ya habían pasado dos años, y tres torneos... Gakupo siempre conservó el poder en el Chôshû.
"¿A qué precio lo hice? Demostrarles a todos que vale más el renombre de una familia, de un clan, no importando la sangre que corra."
Lo habían obligado a luchar, cuando Gakupo salía al centro de la aldea, o de la casa del clan, todo mundo lo miraba con respeto. Pero un respeto en base al miedo.
Teimei Azaiga del clan Shojiju, fue su último oponente. Diecinueve años, un gran hombre a decir verdad. Se hacía cargo de sus hermanos menores, ya que sus padres habían muerto, ayudaba a su abuela a cargar los objetos pesados para su frutería. Y sin embargo, lo había matado, en nombre de ese supuesto honor.

Un día, no soportó más, y una noche, mientras los guardias de la puerta principal de Edo, hacían relevo, escapó. No sabía realmente a dónde ir, pero definitivamente, ya no podía cargar más nombres en su diario, ni mas sangre en sus manos. De niño, robaba las revistas de uno de sus primos, planeaba llevarse a su prometida y empezar una nueva vida fuera de Edo. Cuando fue descubierto, fue sentenciado al pasar el resto de sus días como si fuera un criminal de guerra. Encerrado hasta el día de su muerte.
Todas sus posesiones fueron quemadas, pero Gakupo logró salvar una revista, y en base a ella, se imaginó todo un nuevo universo.

Llegó a lo que parecía una autopista, los automóviles pasaban a gran velocidad, vio un camión algo grande, y se aferró a la parte de atrás. Pasaron aproximadamente unos cincuenta minutos, cuando el camión entraba a una ciudad muy grande. Los edificios eran impresionantes, tal y como lo había visto en aquella revista, construcciones que casi llegaban al cielo, todo iluminado. Un verdadero espectáculo de luces, sonidos y olores diferentes venían por doquier. El camión se detuvo y el bajó.
Empezó a caminar, admirando cada detalle de aquella ciudad, pensando que si tan sólo Edo se incorporara a la civilización, no habría violencia. Todos podrían vivir sus vidas, sin preocuparse si morirían al día siguiente.
Se hacía demasiado tarde, y necesitaba un lugar para dormir. Obviamente no llevaba dinero, en Edo sólo usaban el trueque, así que no tenían algún tipo de moneda.
Caminó por un callejón muy obscuro y encontró una puerta abierta. Entró y sólo había unas escaleras, pero decidió quedarse en ése lugar y no causar problemas, pero empezó a escuchar mucho ruido... subió las escaleras y llegó a un escenario enorme. En serio, agradecía haberse quedado esa revista, si no, no hubiera tenido una noción de absolutamente nada.
Habían unas siete personas discutiendo algo de un grupo musical, que sólo habían encontrado a uno de los dos que necesitaban, realmente no quiso escuchar más y se dio la vuelta. "Será mejor que no me noten..."
Pero una de esas personas si lo hizo, y gritó:
-¡Seguridad!- mientras lo apuntaba con el dedo.
Gakupo no iba a huir, claro que no. Despreciaba que en el Chôshû relacionaran honor con muerte, pero fue educado para hacer frente a las situaciones, era un Kamui después de todo.
De la nada, aparecieron los dos hombres más grandes y corpulentos que había visto en su vida, y lo tomaron por los hombros bruscamente. Si el no estaba respondiendo violentamente... ¿qué derecho tenían para tratarlo así? El samurai se molestó y empujó a los guardias, cuando se liberó del agarre, hizo algo que nunca le gustó: desenvainó la katana.
Todo mundo se puso nervioso, cuando el que parecía tener la autoridad ahí (un señor de unos cincuenta años, de barba y canoso), le preguntó calmadamente:
-¿Quién eres y qué haces aquí, hijo?-
Gakupo no bajó su posición de ataque y contestó un tanto nervioso:
-M-me llamo Gakupo. Gakupo Kamui de Chôshû. Estoy aquí porque me perdí-
-¿Chôshû? ¿Eres parte de la comuna de Edo?-
Gakupo asintió, y bajó su katana. Ya nadie parecía querer atacarlo, así que enfundó de nuevo.
-Ya veo, hijo. Mira, no puedes estar aquí. No a menos que hagas la audición, de otro modo estarás en problemas.- el viejo miró la cara de confusión del samurai y se apresuró a explicar.- Estamos buscando a dos integrantes de nuestro grupo musical, y sólo tenemos a uno. Las audiciones ya acabaron y si lanzamos la convocatoria de nuevo, vamos a perder tiempo y dinero.-
-Pero si ya acabaron, ¿por qué me va a dejar audicionar?-
-Te estoy ofreciendo una salida muchacho, en la cual, si ganas, nosotros también y todos felices. Ahora dime, ¿sabes alguna canción que nos puedas cantar?-
Gakupo abrió los ojos tanto como pudo, había una salida. Una escapatoria de verdad para el infierno en el que vivía.
-Sólo me se la canción de cuna que mi madre solía cantarme...-
-¿A qué esperas, muchacho? Canta.- dijo sonriente el viejo. Así que Gakupo comenzó a cantar.

Al anciano, a sus asistentes, e incluso a los dos hombres de seguridad, les empezaron a brotar las lágrimas. El hombre tenía voz prodigiosa, y la tenían que dar a conocer, como fuera.
Llegaron a un acuerdo, le iban a dar un curso intensivo de una semana, sobre todo lo que necesitaba conocer de la industria, le iban a dar fotos de los integrantes actuales del grupo, aunque los iba a conocer en su debut y le iban a dejar la imagen de samurai, ya que era "bastante innovador y original".
Según entendió, la chica que habían elegido en las audiciones pasadas, iba a hacer su debut algunos meses después, ya que los hombres en el grupo no eran muchos, así que causaría mas furor un "chico altivo y atractivo como el". Luka era su nombre... o no estaba seguro, ya tendría tiempo para averiguarlo.
Gakupo acepto sin vacilar, sólo pidió que lo llevaran una vez más a Edo, tenía que hacer las cosas bien. Tenía que despedirse, de su familia, y de su supuesto honor de Kamui.

-Hijo, bienvenido a Vocaloid.-
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Los murmuros no esperaron. Cuando caminaba de nuevo en Edo, a la casa Chôshû, toda la gente lo veía como si se tratase de un resucitado.
Fue directo a la habitación de Kyosuke Kamui, su padre. Le explicó lo que había pasado, y que se iba de Chôshû... de Edo, para no regresar.
-¿Nos dejas por ese ridículo concepto de vida? ¡¿Qué hay de honor en eso?!-
-¡No hay honor en asesinar en nombre de un legado! ¡Y no pienso seguir derramando sangre para mantener una idea de gloria!- se dio la vuelta y caminó hacia una ventana a mirar el cielo.- Prefiero ser un hombre libre de decidir mi propio legado...-
-¡¡Muchacho estúpido!!- dijo Kyosuke rabiando, desenvainando la katana.
Gakupo volteó al sonido de la espada, pero su padre ya había rasgado su pecho. La sangre empezaba a salir, no había sido muy grave la herida, pero la hoja de la espada de su padre quemaba, ardía.
-No voy a tener un hijo que vive en la deshonra...- dijo mientras amenazaba con atacar de nuevo.
Gakupo desenfundó y detuvo con su propia espada, la espada de su padre. Hizo un movimiento rápido, y la espada de Kyosuke salió volando y éste cayó de rodillas.
-Demuestra tu honor y mátame. ¡¡Mátame!!- gritó.
-No lo haré, papá. Voy a salir caminando, y si aún así me rechazarás, estaré feliz sabiendo de que perdí mi honor como samurai del Chôshû, pero lo gané como humano. Por favor, despídeme de mamá.-
El samurai envainó su espada de nuevo, y como dijo, salió por la puerta. Fuera de Edo ya lo esperaba una camioneta. Aquella que lo llevaría a su nueva vida.

"No sé si voy por un buen rumbo. Sólo deambulo, sólo como un ave hacia aquello que llamamos hogar..."


lunes, 19 de agosto de 2013

Gakupo x Kaito: Nuestra Aventura. Capítulo 8.

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Pedirle que vivieran juntos, era como comprar el pastel de bodas en la primera cita.
"De seguro quiere su espacio, y se va a sentir presionado si le pido que viva conmigo..."
-Creo que ya encontré algo... dime qué te parece.- dijo Gakupo mientras enseñaba la gaceta a Kaito.
-Pues se ve bastante bien. Pero mudarse es algo complicado... ¿Vas a volver por el resto de tu ropa al departamento de... "esa" mujer?- dijo con un desdén mal disimulado, que casi caía en lo cómico.
-No, la ropa que traje será suficiente. Compraré más después... pero, te quería preguntar algo.-
-A ver, pues.-
-Dadas las circunstancias,- empezó a decir mientras juntaba su silla a la del azulado, y mientras éste se sonrojaba, Kamui tomaba sus manos- y la velocidad tan impresionante a la que va nuestra relación, ¿te importaría que acelere un poco más?-.
-¿De qué modo?-
-La verdad es que si quiero buscar un lugar para vivir, para darte tu espacio, pero quiero estar contigo todo el tiempo. Inclusive, si te pones a pensar detenidamente, yo siempre pasé más tiempo contigo que con Luka, y tu siempre pasaste más tiempo conmigo que con Miku.
Creo que desde que grabamos Magnet, me di cuenta de que sentía algo por ti, pero fue hasta el rodaje del video que me deje llevar. Nunca pensé que me correspondieras, así que nunca dije nada y seguí con Luka, pensando que mi destino era permanecer con ella. En fin, el punto es que quiero estar contigo, todo el tiempo y para siempre.- y entonces el samurai se acerco a los hermosos labios de Shion, admirando la forma tan perfecta y el color tan hermoso. Posó sus labios sobre aquellos que ya estaban desesperados por completar ese beso.
-¿Estás diciendo que quieres vivir conmigo?- dijo Kaito, recuperando un poco el aliento.
-Sí, pero sin embargo, comprendo que puedes sentirte incómodo, así que piénsalo, y mientras yo me quedaré en un hotel.-
-No es necesario. Quería pedirte que vivieras conmigo, pero pensé que te sentirías presionado. Así que no dije nada, pero supongo que esto resuelve todo ¿no?-
-Supongo que si, compañero.- sonrió y de nuevo, unió sus labios a los suyos.
-¡Espera! Nos pueden ver...-
-Pues que miren, y que se de cuenta el mundo de lo mucho que te amo.-
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Esa misma tarde, Gakupo y Kaito fueron de compras. Compraron ropa para el samurai y todo lo necesario para dos en el departamento de Shion.
Ya habían pasado unas tres semanas desde que la puerta del departamento 47, en el piso 25 decía "Shion & Kamui".
Aunque su relación había sido increíblemente rápida, no se sentía muy diferente a como eran antes. Se trataban exactamente igual, salvo porque ya se referían uno al otro como "cariño" o "amor". Y en ámbito sexual, Gakupo hacía que los sentidos de Kaito falsearan, se llevaban al éxtasis. Desde un principio, quedaron claros los roles de cada quién, y no es algo que al azulado le incomodara, nunca había experimentado una relación con otro hombre antes. Y a decir verdad, su primera vez, y más aparte con el hombre al que amaba... estaba lejos de ser descrita. Fantástico se quedaba corto.

(FLASHBACK)
Kaito estaba en la ducha, relajándose un poco y sintiendo el calor del agua corriendo por todo su cuerpo.
Gakupo se acercó cautelosamente por detrás, y abrazó a Shion. Hundió su cara en la curva del cuello del azulado y comenzó a besarlo.
Salieron de la ducha al dormitorio, y sin intención de vestirse o arroparse con las sábanas, continuaron besándose. La lascivia en ellos crecía, y aunque Kamui acariciaba tanto como le era posible, ni para él ni para Kaito iba a ser suficiente. Gakupo separó sus labios, y con la respiración agitada dijo:
-Te necesito. Necesito probarte.- Recostó boca arriba a su amante, mientras besaba su cuello, para luego bajar lentamente recorriendo el pecho y el abdomen, hasta llegar al objetivo.
Shion simplemente no podía contener los gemidos que salían desde su garganta, levantó un brazo y tapó sus ojos con el, conteniéndose para no ahogarse en uno de sus sonidos. Gakupo se irguió y llevó una de sus manos a la parte baja del azulado, dispuesto a prepararlo para lo que venía.
-No te contengas... quiero que me dejes verte y escucharte.- quitó el brazo que cubría sus ojos, y postrando su fija mirada, comenzó a mover aquella mano.
Kaito arqueó la espalda, simplemente era una sensación nueva y muy placentera.
-Gakupo, por favor... ya no aguanto más. Tienes que tomarme.- dijo suplicante.
Kamui no lo pensó dos veces, entró en el cuerpo del otro con mucho cuidado, y se quedó inmóvil un momento para que su compañero se acostumbrara a la sensación. Besó al joven de azul, y lo acomodó sentado encima de el. Nuevamente, arqueó la espalda. La sensación de tener a aquel hombre dentro de su cuerpo, era sencillamente lo mejor.
-Grabaré en tu cuerpo algo que nunca podrás borrar. Tu alma es mía, y mi alma es tuya.- dijo el samurai.
Empezó a moverse ambiciosamente, entrando y saliendo de la hambrienta carne que había sobre el.
Ya no había mas mundo que ellos dos, ambos estaban viendo el cielo, llevándose hasta el orgasmo.
(FIN FLASHBACK)

-... y entonces haríamos un sorteo y... ¿Kaito? ¿Me estás escuchando?- dijo Meiko un poco molesta.
-¡Ah! Lo siento, es que he estado divagando un poco... ¿qué decías?-
-De la saga de los pecados capitales, que haríamos un sorteo para repartirnos los siete, y ver quienes se quedan fuera del proyecto. Después de todo, ya me hiciste el favor de adaptar las letras a las pistas, así que nos ahorramos mucho tiempo.-
-Bueno, sólo avísame cuando haremos la junta.-
-Eso haré... pero hay que esperar a que todos estén de regreso.-
-¿Te refieres a Miku y a Gumi?-
-Si. Lo siento...-
-No te disculpes, eso ya pasó. Y la canción que hicieron quedó muy bien, sólo falta editarle unos detalles. Pero ahora que lo pienso, ¿Ya casi llevan un mes en Rusia, no?-
-Nevó muy fuerte y los aeropuertos de todo el país están inactivos, pero creen que en unos dos o tres días se reanudarán los vuelos.-
-Ya veo. Bueno, Mei, nos veremos. Estoy algo cansado, y quiero dormir.-
-Hasta luego, Kai.- dijo sonriente.
La verdad es que estaba un poco deprimido, porque no había visto al samurai en todo el día. Desde la mañana que había estado trabajando en el estudio con Meiko para la Saga de los pecados capitales. Era un proyecto muy bueno y muy importante, y por lo tanto, muy pesado.
Y encima de eso, estaba pensativo. Ni el ni Gakupo habían hecho pública su relación, ni siquiera nadie sabía que ya vivían juntos.
No es que le molestara, sólo que ninguno de los dos había tenido tiempo para comentarlo. Tampoco es que lo quisieran mantener en secreto, pero a ambos se les conocía por lo discretos que eran en sus aspectos personales. Tal vez estaban esperando una ocasión más especial, en la que pudieran reunir a toda su familia Vocaloid y darles la noticia.
No era tan complicado, ni que estuvieran por casarse o por tener a un bebé. No era nada serio, pero aún así tenía mucho peso. Tal vez cuando terminara la grabación y los rodajes de la saga. Cuando hubiese más calma.
"Le plantearé esa idea. Cuando acabe la saga, lo haremos público... Ojalá diga que sí".



miércoles, 14 de agosto de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra aventura. Capítulo 7.

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El samurai se quedó rígido e indiferente, mientras la joven se colgaba de su cuello y depositaba un beso en sus labios.
Aunque el no mostró señal alguna de devolverlo.
-Te extrañé, mi amor.-
Gakupo llevó sus manos a su cuello, retirando los brazos de Luka y se hizo a un lado.
-¿Qué es lo que buscas aquí?-
-Llevarte a casa, por supuesto. ¿Por qué no traes tus cosas y nos vamos de una vez?- dijo Luka con una sonrisa en los labios.
¡Es cierto! Gakupo había salido del departamento con una parte de su ropa. Así que había estado semidesnudo sin caso.
Bueno, el no se avergonzaba de su desnudez, sabía que su cuerpo era bastante estético, aunque sólo se mostraba en traje de baño con sus amigos, no le gustaba que nadie más hiciera comentarios acerca de sus múltiples cicatrices. Y su familia Vocaloid estaba consciente de todo lo que había vivido, y de lo poco que le gustaba hablar de eso.
-Vístete y vamos a casa.-
-Creo haberte dejado en claro que no quiero tener nada que ver contigo, si no es profesional. Y si no lo hice, ahora lo hago.-
-No comprendo...- dijo Megurine, negándose a lo que escuchaba.
-Si comprendes, ahora retírate. Puedo asegurar que no fuiste invitada a venir y mucho menos a pasar.
En cuanto a ti, Mikuo- dijo mientras caminaba dejando a Luka rabiando en su lugar- es igual. La relación que tu y yo tengamos, será meramente laboral.
Ahora, si Kaito me permite disponer de una decisión, les ruego a ambos encarecidamente que se larguen.-
Mikuo, sorprendido por un momento, reaccionó y asintió decepcionado, dio la vuelta y se dirigió al elevador.
Luka caminó a zancadas furiosas a la puerta, pero antes de salir, dio media vuelta y mirando a Gakupo dijo:
-Esto no se va a quedar así. Si no eres mío, no vas a ser de nadie.- dicho eso, fue hacía el elevador igualmente.
-¡Luka! ¡Espera!- gritó el samurai.
La joven sonrió, lo había hecho doblegarse. Se volteó triunfante.
-Te conozco demasiado bien, y se que jamás pedirías a alguien que te trajera. Mucho menos tomar algún tipo de transporte público. Ni que hubieras llegado con Mikuo. Y tratas a tu auto como si fuera algo delicado.
Así que asumiré que traes las llaves de mi convertible...-
La sonrisa de Luka se desvaneció violentamente, sacó las llaves de su bolsillo derecho y se las aventó a su ex amante. Tomó el elevador y desapareció del piso 25.
Kaito seguía en la puerta, inmóvil y rabiando. Gakupo tomó las llaves de su auto, tomó al azulado por el hombro y cerró la puerta.
-No había necesidad de que pasaras por eso. Y respecto a Mikuo...-
-¡Mikuo me importa un carajo! ¿Quién se cree esa mujer que piensa que eres un objeto que puede reclamar?-
-Kaito, ella nunca fue ni será mi dueña. Yo nunca seré de nadie. Sólo hay una persona en este mundo al que le confiaré mi vida y mi alma...- dijo Gakupo mientras tomaba las manos y depositaba un gentil beso en los labios de su amante.
Kaito separó el beso y abrazó al samurai.
-Te cuidaré.-
-Te protegeré.- Se quedó pensando un momento- ¿Si recordaste que traje ropa?-
-Quería aprovechar verte desnudo antes de que te dieras cuenta, jejeje.- rió mientras se acurrucaba más en el pecho de Kamui.
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Gakupo y Kaito se encontraban en una cafetería al otro lado de la ciudad. Habían llegado en la camioneta del azulado.
El samurai veía una gaceta de bienes raíces, con sus lentes puestos, y su amante tomaba un café mientras hacía algunas correcciones a unas canciones que Meiko (su ex pareja) le había enviado.
Estaba de acuerdo en que su relación con Shion había sido muy apresurada. Apenas el día anterior le habían dado una decepción amorosa, y ya tenía un nuevo amante. Claro que esos sentimientos por el hombre de la gran bufanda estaban claros, pero muy guardados. Tanto, que había aprendido a ignorarlos.
Pero no podía hacer todo tan rápido, tenía que buscar donde vivir sólo. No porque el quisiera, si no porque no quería presionar a Kaito más aún.
"Quizá se sienta incómodo si le pido vivir con el... mejor es dejar pasar un tiempo."
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Kaito estaba revisando unas canciones que Meiko le había enviado.
Era curioso como se había desarrollado su relación.
Por ser los primeros Vocaloid, habían estado trabajando mucho juntos. Así que se volvieron amigos muy cercanos. Siempre le había gustado la imparcialidad de ella. Meiko apoyaba y aconsejaba a todos sin tomar partido.
Y entendió muy bien cuando Kaito le confesó sus sentimientos hacia Miku.
Así que quedaron en una bonita amistad.
Le envió una serie de canciones que era parte de un proyecto nuevo. Querían representar siete pecados capitales. Pero había que hacer una rifa en las canciones, cuál le tocaba a quien, y quien se quedaría fuera del proyecto. Pero apenas empezaba a tomar forma.
Pero realmente, no estaba muy concentrado en las canciones. Si no en que su novio, delante de él, estaba de verdad buscando un lugar para vivir.
Bueno, aceptaba que era un tanto apresurada su relación pero... no quería separarse de el. Pero si le pedía que vivieran juntos, y apenas habían empezado a salir (y ni lo habían hecho público), pedirle que vivieran juntos, era como comprar el pastel de bodas en la primera cita.
"De seguro quiere su espacio, y se va a sentir presionado si le pido que viva conmigo..."

lunes, 12 de agosto de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 6.

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Mikuo iba llegando a un edificio alto, con departamentos muy grandes y lujosos. Buscó en el directorio "Shion", encontró el nombre en la fila del piso 25.
Se dirigió hacia el elevador, y presionó el respectivo botón, las puertas se iban cerrando cuando escucho un grito.
-¡Detengan el elevador!-
Mikuo puso una mano en la puerta del elevador hasta que vio una cabellera rosa ondular entrando al cubículo.
-Graci... Oh, Mikuo. ¿Qué haces aquí?-
-¿Tu que haces aquí?-
-Vine a ver a Kaito.-
-Yo igual-
-Eso no responde del todo mi pregunta... ¿Qué haces aquí, Mikuo?-
-Vine a convencer a Kaito de que regrese con Miku.-
-Pensé que era Miku quien no quería estar con el...-
-Por eso vine a convencerlo. ¿Y tu qué haces buscando a Kaito?-
-Vine a ver si sabe donde está Gakupo.- dijo con indiferencia mientras acomodaba su larga y rosada cabellera.
A Mikuo se le hizo un nudo en el estómago. Sus heridas, que tenían la firma de Megurine, seguían doliendo. Y su hermana partiendo a Moscú con Gumi, no mejoraban las cosas. Empezaba a pensar que se lo tenía bien merecido, después de todo, había lastimado a dos personas especiales para el de una sola vez. No merecía que le tuvieran consideraciones. Así lo pensaba, y esa idea recorría su mente 24-7.

El elevador llegó al piso 25 junto con el final de su "incómoda" conversación. Caminaron unos cuantos pasos y llegaron a una puerta con el número 47 y la leyenda "Shion" a la vista.
Luka presionó el timbre.
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-Vamos a dejar las cosas en claro, Kaito...-
El azulado bajó la cabeza, se regañaba a sí mismo por ser tan apresurado. A ambos les acababan de romper el corazón, y el ya se le estaba ofreciendo. Ahora, también echó su relación con el samurai a la basura, nunca se recuperarían de tan vergonzoso momento.
-Ya me conoces, sabes que soy celoso... y que si me tiras, jamás te lo perdonaré.-
Kaito abrió los ojos tanto como pudo, estaba más que atónito. Realmente estaba pasando... lo estaba aceptando.
-Gakupo, yo estoy sorpren...- se vio interrumpido al momento en que unos labios se unieron a los suyos.
Las manos del samurai bajaron de las mejillas a las caderas de Kaito, su beso se intensificaba a medida que el agua iba escurriendo por sus cabezas. Gakupo sostuvo de las caderas a su amante y lo giró, de modo que quedara recargado en el azulejo de la ducha. Bajó sus manos para sostener los glúteos del hombre y cargarlo, de modo en que Kaito lo aprisionara con sus piernas.
-¿De aquí a la eternidad?- Preguntó el azulado.
-De aquí a la eternidad. Siempre te he querido, pero nunca pensé que me correspondieras.-
-Yo tampoco lo pensé, pero aveces tener mis epifanías tiene buenas consecuencias.-
-Eres un idiota.- Gakupo se rió y aprisionó de nuevo esos labios, que pedían desesperadamente ser devorados,
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Ambos se encontraban en la habitación, con toallas amarradas en torno a la cadera.
Gakupo cepillaba su cabello, mientras Kaito se ponía unos pantalones de mezclilla.
-Voy a tener que regresar...- dijo Kamui con pesar.
-¿A qué, exactamente?-
-Por el resto de mi ropa y por mi auto... lo dejé en el estacionamiento del edificio.- sonrió torcidamente.
-Pues te puedo prestar ropa en lo que la tuya sale de la lavadora.-
-Soy un poco más alto que tu, no creo que me quede mucha de tu ropa...-
La verdad es que Gakupo era alto, muy alto. Sin sus habituales botas, medía un metro y noventa centímetros. Kaito medía veinte centímetros menos, así que era bastante notoria la diferencia de estatura.
-Y la verdad, si fuera por mi, te mantendría desnudo todo el día.-
Gakupo dejó el cepillo sobre la mesa de noche y se acercó provocativamente, levantó el mentón del azulado y le dio un beso en los labios. Kaito se abrazó de el, y tomando su cabello, se dio impulso a aferrarse más a ese cuerpo alto, esbelto, marcado... perfecto.
El timbre sonó. Kaito se despegó de su amado.
-Iré a atender...- dijo. Gakupo volvió a tomar el cepillo y siguió peinando su rebelde cabellera.

Kaito se olvidó de cubrirse arriba, iba tan atontado por los besos de su hombre que se olvidó de una camisa. Así es... suyo. De él y de nadie más. Lo habían dicho, "De aquí a la eternidad".
Abrió la puerta, sin siquiera tocar el intercomunicador, de verdad que iba distraído. Pero de repente, lo bajaron a su realidad violentamente.
-¿Luka? ¿Mikuo?-
Hatsune iba a empezar a hablar, pero la CV03 lo interrumpió.
-Sé que sabes en donde está Gakupo, así que debes decírmelo.-
-Y necesito que regreses con Miku, ella se va a ir a Moscú dentro de una semana ¡Quiero que ella esté contigo!-
Kaito no se consideraba alguien temperamental, no como Gakupo, pero ellos dos si que lo habían hecho enojar.
-Primero que nada, si lo sé o no, no me puedes exigir una mierda, Luka. Y con respecto a Miku... todo el mundo sabe qué pasó con eso, estuve tras de ella incondicionalmente, arreglando la mierda que le hacías, Mikuo. Recogiendo los pedazos de su corazón cada vez que te ibas con Luka, pero ya es tiempo de pensar en mi. Así que retírense.- dijo en un tono de voz que nadie nunca había escuchado. Era de verdad lo enfadado que estaba.
-Espera... nadie sabía de lo mío con Mikuo mas que Gakupo, y conociéndolo, no creo que lo haya ido contando por ahí como si se tratase de cualquier cosa. Ya has hablado con él. Así que te exijo me digas en donde está.-
-¡Te voy a decir una mierda, Luka! ¡Lárgate!- gritó Kaito.
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-Ya se tardó... ¿Quién habrá llegado?- se preguntó Gakupo.
Se levantó de la esquina de la cama y volvió a dejar el cepillo en la mesa de noche.
"Demonios, mis pantalones siguen lavándose, y no tengo nada que ponerme... sólo me asomaré a ver quién llegó y regresaré." pensó. Se dirigió a la puerta y escuchó un grito.
-¡Te voy a decir una mierda, Luka! ¡Lárgate!-
Salió con calma, cómo si no hubiese escuchado nada y preguntó:
-¿Quién llegó?-
Luka empujó a Kaito, permitiéndose entrar sin permiso, mientras Shion se quedó parado haciendo rabietas en la entrada. Megurine corrió a abrazar a Gakupo. El samurai se quedó rígido e indiferente, mientras la joven se colgaba de su cuello y depositaba un beso en sus labios. Aunque el no mostró señal alguna de devolverlo.
-Te extrañé, mi amor.-