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domingo, 15 de julio de 2018

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 28: Vicisitudes.

Día 2 después de la primera aparición de la Brigada 731.

Sólo habían transcurrido tres escasas horas desde su confinamiento en la bóveda junto a la oficina de Frank Martínez, pero para Deino, le parecía estar sufriendo el cansancio de tres días completos sin descanso.
Contemplaba con ojos moribundos el primer contenedor de cien, con capacidad de una tonelada entera que tenía que llenar con ‘el nuevo tipo de cambio’; suspiraba pesadamente, y por extraño que pareciera, no era producto de cansancio sino por falta de aire en sus pulmones. Sólo tres horas habían pasado, y su cuerpo ya se daba por vencido; lo único que le consolaba era que a Kaede le habían permitido verle tres veces al día, aun cuando sólo fuera para llevarle comida y bebida, su mera presencia sería un suave bálsamo esperanzador para continuar.

Justo en medio de la estructura, se encontraba un pequeño sillón individual en donde el chico se sentaría y concentraría sus habilidades NEXT para producir monedas de aleación de oro blanco, plata y titanio. Deino se puso lo más cómodo que pudo, se concentró y sintió algo parecido a un viaje astral, recordó que Lunatic le había dicho de su conexión con el núcleo de la tierra por lo que la sensación fue incómoda, después reconoció un calor bastante específico entre sus manos viajando gentilmente por entre sus dedos; al cabo de unos minutos un objeto circular y plano asomó su brillo levemente a través de sus falanges, éste brillaba con un color plata casi cegador. El chico lanzó la moneda dentro del contenedor donde había apenas otras quince haciéndole compañía a la neófita; enseguida sintió una punzada perniciosa y maligna en la clavícula.
Se obligó a ignorar el dolor, limpió la gota de sangre que salió espontáneamente de su fosa nasal y respiró pesadamente para tomar valor y repetir el escalofriante proceso; sin embargo, la puerta pequeña de acceso se abrió lentamente para dejar pasar a una camuflada Kaede, en el rostro de la joven Origa Petrov.
-Traigo el desayuno.- dijo a la vez que esbozaba una triste sonrisa.- Los chicos del comedor te envían un extra de jugo fresco, dicen que extrañarán verte por la cocina haciendo el inventario y… Deino, tu nariz.- la chica se petrificó en cuanto notó un hilo de sangre recorriendo hasta el mentón del rubio, éste simplemente subió su mano y volvió a limpiarse.
-No es nada, no te preocupes.- respondió a la vez que veía a los ojos de Kaede. Ella sollozó al ver aquellos ojos hundidos en sus cuencas, cansados y desesperados que antaño rebosaban de vitalidad.
-¿Cómo puedes decir eso? No llevas ni un día en confinamiento y mira cómo te encuentras… ¿Cuánto tiempo crees que sobrevivirás así, Deino?- la voz de la joven Kaburagi era demandante y angustiada, sabiendo de sobra que lo que le había dicho el muchacho con anterioridad era mentira; el Maestro no lo sanaría.
-No pierdas la fe, princesa. Soy como un diamante, podré quebrarme, pero no me romperé.- respondió el chico con una sonrisa, bromeando un poco para aliviar la tensión.- Además, confío en Lunatic y en tu padre que no estaré aquí por mucho tiempo.-
-Sólo espero que hayan recibido la carta y estén planeando algo, si no lo hacen… estaremos jodidos.- la chica soltó un suspiro, sirvió el jugo de la jarra al vaso y acarició gentilmente el rostro del platinado.- Sé fuerte, arreglaremos esto, lo prometo.- el chico tomó aquella mano enguantada y la besó.
-Tal vez suene como una tontería… pero lo único que deseo en este momento es poder besarte como se debe.- los cansados ojos de Deino se iluminaron por un momento, tomó a Kaede por la cintura y la envolvió en un fuerte abrazo.- Y quedarme así por siempre, ese es mi sueño.-
La chica se sonrojó violentamente, pero por alguna razón no sentía vergüenza alguna sino que compartía el sentimiento; tomó el rostro del chico y lo levantó haciendo que le mirara a los ojos, pasó su dedo por los rosados labios del platinado y sonrió con dulzura.
-Pronto.- dijo la chica para darse media vuelta e irse.
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El Apollon Trío bajó al estacionamiento subterráneo acompañados por la CEO de Hero TV y la Leona Siniestra, repasando mentalmente el plan una y otra vez; era imperativo que siguieran al pie de la letra la artimaña que habían establecido minutos antes, de no ser así, todo estaría perdido ante un ataque inminente de la Brigada 731. De por sí ya se encontraban en ascuas de las siguientes víctimas del día como para preocuparse por una tanda extra de suicidios colectivos, sin embargo se mantenían tan objetivos como les fuera posible.
-Tomemos la furgoneta, eso nos dará el espacio que necesitamos.- dijo Agnes, apuntando el pequeño control de alarma hacia el vehículo. Mientras se acomodaban todos en sus respectivos lugares, la ronca voz del veterano sonó.
-Nos queda de camino mi casa. ¿Podríamos detenernos ahí un momento? Tengo que recoger unas cosas.- la castaña al volante asintió, salieron del edificio y tomaron la autopista principal.
El camino era incómodo, no sólo por la tensión obvia de la situación, sino porque Ryan sentía que le debía una disculpa a Agnes por las palabras tan hirientes de hacía dos días; no sabía qué hacer o qué decir, en especial porque él mismo ocupaba el asiento de copiloto. Anaksha sabía qué era lo que le molestaba, y el rubio volteaba a mirarla constantemente con ansia en los ojos al no saber ni cómo empezar una conversación. Le pareció ridículo por un momento no saber cómo interactuar de una manera tan simple como la que se planteaba, y que simultáneamente fuera tan espantosamente difícil decir aquella sola palabra. Suspiró pesadamente y miró por la ventana, esperando que las palabras fluyeran con naturalidad y no por la fuerza.
-Es increíble cómo todo se desmoronó en un día… qué va, en una noche.-
-Así es, todo pasó muy rápido. No teníamos protocolo para esto.- respondió Agnes con la mirada en el camino, sintiéndose un tanto exasperada, pisando momentáneamente de más el acelerador y apretando sus manos en torno al volante.
-¿Sabes qué es lo que me molesta más? Conocemos sobre los poderes de algunos de la Brigada, pero no tenemos ni idea de los de su líder.- continuó el rubio, y sí que era verdad; no tenían ni idea de los poderes de Vaako, si era tan poderoso como para tener a varios NEXT potentes bajo su mando, la situación tal vez era peor de lo que imaginaban. Sin embargo, tendrían que concentrarse en una cosa a la vez y lo principal del momento era ir a la Base Militar para conseguir los archivos de Interpol a como fuera lugar.
Agnes se despejó por un momento de ese sentimiento y continuó conduciendo, sin pronunciar palabra alguna. Ryan volvió a sentirse ansioso, sin embargo él también calló.

La CEO fue orillando el vehículo poco a poco paralelo a la acera y frenó con gentileza frente a la casa de Wild Tiger, se irguió un poco para aliviar su tensa posición y volteó con el moreno.
-Kotetsu, no tardes, por favor.- dijo con seriedad, pero suave al mismo tiempo. El moreno asintió y bajó de la furgoneta acompañado de Barnaby, agradeció y cerró la puerta.
El tigre entró a su hogar dirigiéndose rápidamente a su alcoba, rebuscó en su armario para sacar una pequeña maleta y cambios de ropa, tanto suyos como los que Barnaby había dejado tras varias estancias ahí. No planeaban regresar a casa sopesando la amenaza que enfrentaban, todos concluyeron que era más seguro permanecer dentro del edificio de Hero TV, aun considerando que si la Brigada llegase a atacarlos tendría a todos los héroes de la primera y segunda liga en un mismo lugar; sin embargo la fuerza combinada de casi veinte héroes en un solo espacio seguía siendo mejor opción. Kotetsu guardaba las prendas apresuradamente mientras Barnaby deambulaba en la sala, esperándolo. Recorría las fotos que había sobre los recibidores y mesas, tomó aquella que sabía que era de más valor para el tigre y la observó sintiendo una calidez en el pecho.
Tomoe con Kaede en brazos y él a su lado, realmente era una fotografía que retrataba la más pura felicidad de Kotetsu; el conejo sentía una profunda gratitud y respeto hacia Tomoe, incluso cariño. Agradeciendo en sus pensamientos que por el tiempo que se les concedió juntos, supiera hacer a Kotetsu feliz y él a ella, prometiendo a quien fuere que le estuviera prestando atención en ese momento que él haría lo mismo y protegería a su nueva familia ante todo. A todos los Kaburagi.
Barnaby lamentaba no poder hacer demasiado para ver esa hermosa mirada y sonrisa de nuevo, y aun cuando lo estaba intentando, la Brigada los tenía amarrados de pies y manos, se aferraba a la esperanza de que el plan que estaban a punto de ejecutar funcionara lo más precisamente posible.
Colocó la fotografía en su lugar, caminó un par de pasos para ver si el tigre ya estaba listo para marcharse, cuando un pequeño papel que sobresalía un poco del buzón en la puerta llamó su atención.
-Terminé de empacar, Bunny. Vámonos ya.- dijo el veterano mientras bajaba los escalones.
-Tienes una carta en el buzón.- señaló el rubio con la mirada mientras ayudaba a sostener la maleta; el moreno resopló con disgusto y fue a tomar el documento.
-Te lo juro, si es una notificación de la Oficina de Justicia por otro destrozo, yo mismo iré a patear a Yuri directo en…- Kotetsu se detuvo en seco, al sostener la carta entre sus dedos y ver escrito ‘Wild Tiger’ al frente con una caligrafía particularmente inconfundible. Pensó un par de veces si decirle a Barnaby que la carta era de Kaede, recordó que Yuri en una visita previa había instalado un inhibidor de comunicaciones, por lo que su casa era totalmente segura para conversar.- Es de ella, Barnaby.- dijo agitando el papel entre sus dedos.
-¿Qué dice?- preguntó el rubio con asombro. Kotetsu la abrió y leyó muy superficialmente, esperando poder prestarle más atención una vez terminaran su misión principal, sin embargo concluyó rápidamente que lo que estaba escrito en el papel también era concerniente a la CEO y el resto de los héroes; le tendió el papel al rubio, quien la leyó de igual forma muy rápidamente y miró a Kotetsu un tanto consternado.
-Esto hay que verlo directo con Agnes.- finalizó el moreno, Barnaby asintió y se dirigieron directamente a la puerta.
………………………………………………………..

Agnes, Ryan y Annie esperaban a los originales del Apollon Duo dentro de la furgoneta de Hero TV, nadie diciendo palabra alguna. El rubio seguía mirando a su chica con esa incertidumbre, ella le devolvía el contacto visual con señas de que hablara con la castaña, mientras él sólo se encogía de hombros sin saber qué hacer. Anaksha simplemente sacudió suavemente la cabeza, mirando con desaprobación y empezó:
-Agnes, sobre anteayer… quisiera disculparme por nuestra reacción. Sé que no fue la apropiada, es tan sólo que nos sentimos un poco apartados de la información vital.- dijo la semi pelirroja con un poco de dolor en su voz, la CEO se tensó más alrededor del volante en sus manos al sentir también una fuerte punzada de culpabilidad.
-Y yo lo entiendo, por lo que sé que yo también les debo una disculpa. Creí que al mantenerlos alejados de todo este embrollo ustedes podrían concentrarse en hacer lo que mejor saben; me equivoqué, y espero que puedan confiar en mí de nuevo.- respondió la castaña, suspirando mientras veía a Annie por el retrovisor quien sonreía con melancolía.
El silencio se apoderó de la situación por dos casi eternos minutos, hasta que Ryan sacudió esa sensación de incomodidad, e incluso vergüenza y repasó en su mente las palabras que diría a continuación, sin embargo dejó que todo fluyera lo más natural que le fuese posible.
-Agnes, yo… lo siento.- agregó el rubio casi susurrando, tremendamente apenado.
-No, Ryan. Perdóname tú a mí. Tenías razón en lo que me dijiste, muchas cosas se pudieron haber evitado si tan sólo hubiera sido transparente con ustedes desde el principio, y lo lamento tanto.-
-Aun así, no debí haberte hablado como lo hice. Me sentí tan traicionado que no medí mis palabras…- el rubio bajó la mirada, verdaderamente arrepentido. La castaña sintió ternura recorrer su pecho en forma de calidez y dejó escapar una lágrima.- De verdad, lo siento.- Agnes volteó a ver al héroe a un lado de ella, le sonrió esbozando alivio en su expresión y se limpió aquella gota que recorría su rostro.
-Dejemos esto atrás, busquemos al verdadero culpable y hagámosle pagar por todo lo que ha hecho.-

La puerta de la furgoneta se abrió de golpe, y aunque Anaksha en la parte de atrás se encendió inmediatamente en el azul fluorescente característico lista para atacar, se relajó inmediatamente al ver que eran Kotetsu y Barnaby quienes regresaban.
-¿Todo bien?- preguntó la chica al ver que Kotetsu subía al vehículo con cierta urgencia. Barnaby se aseguró de cerrar la puerta para tener privacidad y le pidió a Agnes que arrancara, después de cierta distancia recorrida, se volvió a lanzar aquella pregunta.
-¿Qué está pasando, Kotetsu?- exigió saber la CEO.
-Kaede me envió una carta… brillante.- sólo pudo asentir ante esta última afirmación, tendió la carta al conejo y al verla superficialmente, comprendió el porqué del elogio.
-¿Nos podrían explicar qué demonios sucede?- bramó Ryan, un tanto desesperado de la incertidumbre.
-Si las comunicaciones digitales están intervenidas, no podemos hacer ninguna llamada o enviar algún mensaje sin que la Brigada se entere, ella está consciente de eso. Supongo que por eso nos dejó una carta, además que está escrita con su puño y letra, sabía que reconoceríamos la caligrafía.- explicó el rubio, pensando también en el peligro al que se debió exponer para poder entregar la carta, seguro de  que Kotetsu en algún momento pensó lo mismo.
-¿Y qué es lo que dice?-
-Lo que nos concierne y preocupa; en la carta menciona que ahora ella se convertirá en la asistente general para suplir al chico Deino.- al ver la cara de sorpresa de los demás, el Tigre explicó lo que leyó momentos antes.- ¿Recuerdan que el muchacho podía crear naturaleza? Al parecer el bastardo de Frank resultó ser un bastardo ambicioso después de todo, encerró al muchacho en una bóveda para que creara monedas hechas con oro blanco, titanio y plata para que en su nueva era, sea el tipo de cambio. Kaede dice que el proceso le desgasta el sistema óseo y que si sigue cumpliendo con las exigencias de Frank, su misma habilidad NEXT lo matará pronto.-
-Pobre muchacho…- suspiró Agnes con pesadez tan sólo de pensar en lo mucho que debiera estar sufriendo el chico.- Pero por eso mismo tenemos que darnos prisa, ¿qué más dice?-
-Que el número de militantes ahora va en 1,600 y creciendo, dice también que si encuentra más información verá la forma de hacérnosla llegar porque Jason Keyes sospecha de Lunatic, él no podrá acercarse a nosotros por ahora.-
-¿Es todo?- preguntó con preocupación la semi pelirroja, los dos originales de Apollon se vieron el uno al otro con cierto pesar antes de revelar lo último de la información.
-No, hay una cosa más… parece que tenemos al enemigo más cerca de lo que creíamos.- dijo Kotetsu, intentando pensar cómo decir lo que seguía.
-¿A qué te refieres?-
-¿Recuerdan que en la ocasión que nos reunimos con Lunatic, Kaede y Deino en las obras nos mencionaron que había una mujer que solventaba todos los gastos de la organización? Se trata de Anick.-
-¿Anick? ¿Anick Lomawien?- preguntó Anaksha atónita, no podía creer lo que escuchaba.
-Y al parecer, su alianza con Frank viene desde hace tiempo.- añadió Barnaby.
-Entonces… ¿me utilizó?- la semi pelirroja se sentía profundamente ofendida y enojada hacia su jefa, pero sobre todo, lo que la invadía era un sentimiento de tristeza.- Eso quiere decir que me contrató porque quería investigar de cerca a la Primera Liga, no porque realmente yo estuviera preparada para ser heroína de Sternbild.-
La chica se sintió débil de repente, como si la fuerza hubiera abandonado sus músculos súbitamente, Ryan captó al instante el malestar y se movió del asiento delantero hacia ella en la parte de atrás, la abrazó y levantó su rostro para verla directo a los ojos.
-No te atrevas a dudar de ti, jamás. Mucho menos ahora. Además, estás empatada con Barnaby en puntos del marcador de Hero TV. Puede ser que no estuvieras lista en el momento en el que te convertiste en heroína, pero creo que hablo por todos cuando digo que ahora te convertiste en todo aquello por lo que has luchado toda tu vida en ser. Y no te imaginas lo orgulloso que me siento de ti.-
-Es verdad, Kotetsu y yo confiamos en ti y en lo que eres capaz.- dijo Barnaby mientras ponía una mano sobre el hombro de la chica.
-Después de todo, me diste la oportunidad de seguir siendo un héroe, aquella vez en Sword. Todos creemos en ti, sólo tienes que hacerlo tú también.- el tigre vio directo en los ojos de la chica. Ella no sólo lo veía como su salvador máximo o modelo a seguir, para ella Wild Tiger significaba el vivo estandarte de todo en lo que ella creía; valor, coraje, amor, amistad, honestidad… respeto. Encendió en ella esa llama que por un momento la traición de Anick había logrado apagar, y se dijo a sí misma que no valía la pena estancarse en dificultades pasadas, sino en las presentes para cimentar ese mejor futuro, no sólo para ella, sino para la ciudad que había jurado defender.
-Gracias, chicos. De verdad, gracias.- dijo mientras se sonreía son sutileza, sin embargo, ese último agradecimiento lo sintió el moreno como personal. Tomó el dorso de la mano de la chica y se inclinó para besar su frente con ternura, inclusive Agnes al frente, quien veía todo desde el retrovisor sintió esa energía paternal con la que Kotetsu realizó aquel gesto y se sonrió.
-Te prometo, Anaksha, que arreglaremos tú y yo el problema con Anick cuando regresemos. ¿De acuerdo?- afirmó la castaña.
-Quiero ser yo quien la encare por lo que ha hecho… no se saldrá con la suya.-
-¿Qué piensas hacer?- preguntó Ryan, levemente intimidado.
-No lo sé, ya lo pensaré, pero por lo menos tengo que hacer que nos diga todo lo que sabe.-
……………………………………

Una vez bien alejados de la ciudad, donde estaban los límites de la costa, se encontraba la imponente base militar de Sternbild, una fortaleza potentemente armada y equipada para responder a cualquier conflicto bélico al instante.
Con una gran altura estructural y una explanada casi tan amplia como la del aeropuerto de la megalópolis, esta estación militar podría equipararse al tamaño de todas las instalaciones militares juntas de un país de mediano tamaño, además de posicionarse como una de las tres mejor protegidas del mundo.
Los héroes y Agnes misma se extrañaron sobremanera al pensar que para tres miembros de la Brigada 731 fue como un juego de niños entrar al bien protegido búnker, y lo más sorprendente de todo, salir intactos y con tecnología robada del lugar.

La CEO condujo hasta la entrada principal donde había una pesada barrera que impedía la entrada, desde un auto simple hasta un tanque militar se vería mermado por la imponente seguridad que salvaguardaba el acceso; la castaña detuvo el vehículo cuando un equipo de ocho militares fuertemente armados se acercaron apuntando a la furgoneta con rifles de asalto. Uno de ellos, que parecía ser el líder del equipo gritó:
-¡Identifíquese o abriremos fuego!-
-Estos militares tan delicados…- refunfuñó con desagrado la castaña, a la vez que sacaba su identificación de su cartera y la asomaba lentamente por la ventana.- ¡Soy Agnes Joubert de HeroTV! ¡Estoy acompañada del Apollon Trio y de Black Xiaji! ¡Necesitamos hablar urgentemente con el General Autieri!- el militar, aun en ascuas se acercó para arrebatar la identificación de Agnes y mirar que en el interior del vehículo venían en efecto los cuatro héroes. Revisó las credenciales de la mujer a detalle y después de un momento se las devolvió; indicó a su escuadra que bajara las armas.
-¿Usted cree que con la gravedad de los acontecimientos, el General está de humor para perder el tiempo con farándula y… fenómenos?- dijo el malencarado militar, mirando con desprecio a los NEXT.
-¡¿Disculpa?!- bramó Agnes con indignación.- No sé si estás consciente que esto es una batalla conjunta, y que las vidas de todos en la ciudad depende de que hablemos con tu jefe. Así que irás allá dentro, nos anunciarás con él o con su asistente, le dices que es imperativo una reunión ahora mismo, o tendremos que tomar otras medidas.-

El militar vio directo a los ojos de la castaña y se sonrió levemente, examinó un poco el vehículo e hizo una seña con su mano al resto de la escuadra; los demás uniformados regresaron a la toma de armas en posición de ataque y se acercaron agresivamente a la furgoneta. El líder de escuadra abrió la puerta del piloto y sacó a Agnes del vehículo, jalándola del cabello y arrojándola al suelo de manera violenta.
-¡HEY, DÉJENLA EN PAZ!- gritó Barnaby enojado, a lo que los cuatro héroes se encendieron en el aura fluorescente para contraatacar.
-¡No se resistan, sólo saldremos perdiendo! ¡Ellos no son el enemigo!- exclamó la CEO, mientras se colocaba de rodillas y ponía las manos detrás de su cabeza, justo como se le estaba indicando; tres uniformados se acercaron a la puerta principal del vehículo, la abrieron y apuntando a los héroes les indicaron que bajasen y se colocaran en fila con Agnes, adoptando la misma posición. Éstos se vieron entre sí, y atendieron a regañadientes la indicación que se les estaba dando.

-Ustedes NEXTs creen que pueden hacer lo que quieran ¿verdad? ¿Venir aquí a mandarme en mi propia casa? No lo creo, después de lo que le hicieron a mis compañeros esos fenómenos, no se les ocurra pensar que vamos a cooperar con genocidas contranatura.- decía el líder mientras pateaba un poco de la tierra del suelo directo a la cara de los héroes.
-Somos tus aliados, por favor.- dijo Anaksha intentando razonar con el hombre.- Sólo anúncianos con el General y verás que nuestras intenciones son muy distintas a las de…- no pudo finalizar esa oración cuando el uniformado le golpeó el rostro con la culata del rifle, haciendo que sangrara desde la nariz, goteando directamente al suelo.
Ryan sintió cómo la rabia subía directamente desde el estómago hacia su cabeza y en un movimiento increíblemente rápido, se levantó de donde estaba y tumbó al jefe de escuadra con un fuerte golpe al pecho.
-Ponle otra vez un dedo encima y te prometo, SOBRE MI VIDA, que te mueres.- decía con la mandíbula apretada, mientras golpeaba fuertemente al hombre.- ¿Te sientes muy valiente golpeando mujeres, verdad, hijo de perra?-
Los militares abrieron fuego, pero Annie logró detener algunas balas y desviar otras, intentando espabilarse del golpe. Barnaby y Kotetsu activaron sus habilidades y mientras el rubio cargaba a Agnes al interior de la furgoneta para su propia protección, Kotetsu corría para retirarles las armas a los subordinados.
El Príncipe de la Gravedad Errante fue alcanzado por un proyectil, rozándole el brazo derecho y abriendo la carne del bíceps, haciendo que le sangrase de manera escandalosa, sin embargo, su enojo era tanto que no lo sintió y continuó golpeando al militar.

-¡ES SUFICIENTE!- exclamó una voz ronca pero poderosa.
-¡General presente! ¡Saluden!- alcanzó a gritar el líder de escuadra antes de desmayarse bajo el cuerpo de Ryan, los demás subordinados detuvieron su ataque y se colocaron firmes, para saludar a su autoridad presente.
-¡Descansen!- bramó molesto el General Chester Autieri al ver la escena, venía acompañado de su asistente personal a quien le señaló al jefe de escuadra.- Encárgate de eso, Blake.-
-Sí, señor. ¡Ya escucharon, evacúen y limpien este lugar! ¡Lleven al Capitán Deon a la enfermería! ¡Necesito servicio médico aquí para Golden Ryan!- mandó Blake Claire, el asistente del General. A los militares aún les costaba trabajo seguir órdenes de un civil, pero al ser comisionado de su autoridad máxima, no podían negarse a obedecer.
Ryan soltó al militar y se apresuró a atender a su novia, sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos, limpió la sangre del rostro de la chica y la ayudó a levantarse mientras ella le aseguraba estar bien, Annie a su vez intentaba examinar el brazo de del rubio, pero de igual manera, él afirmó encontrarse sin daño adicional. Kotetsu y Barnaby se acercaron a ellos, a la vez que Agnes salía de la seguridad de la furgoneta, evidentemente enojada.
-Señores, señoritas. Lamento eso, en especial cuando nuestro previo acuerdo dictaba nuestra cooperación.-
-Eso no me pareció demasiado cooperativo, General.- respondió Agnes, con voz ronca y molesta.
-No excuso al Capitán Deon, sé que sus acciones fueron extremadamente irracionales, sin embargo intenten comprenderle. Su hermano fue uno de los elementos más afectados durante el ataque de la Brigada 731.-
-Lo siento mucho por el Capitán, pero es importante hacerle entender que somos sus mejores aliados en esta batalla, y que no todos los NEXT somos radicales.- añadió Barnaby, haciendo su mejor esfuerzo por empatizar con el militar, sin embargo se encontraba disgustado en extremo por el hecho de que Anaksha y Ryan salieran heridos en un combate que no tenía razón de ser.
-Yo se lo haré entender. Ahora, entiendo que están aquí para discutir temas de seguridad ¿cierto?- Agnes asintió.- Lo lamento pero no podré ayudarles, como ustedes saben, las comunicaciones están intervenidas, aunque cortamos la energía de la base, las cámaras y micrófonos seguían operando debido a una fuente externa. Logramos destruir todas las cámara del interior, pero en el exterior seguimos teniendo el lente del satélite vigilándonos por arriba.-
-¿Y los micrófonos?- preguntó Anaksha, aún molesta por el golpe.
-No pudimos hacer nada, los micrófonos de la base están implantados en los muros. Si intentamos retirar alguno, se vería comprometida la estructura de la edificación. Fue pensado como una medida de seguridad adicional.-
-Comprendo…- dijo Agnes, tranquilamente.
-No planeamos preparar una estrategia, General, sólo considerar los posibles escenarios en caso de perder esta lucha.- dijo Barnaby, transmitiendo al Secretario de la Defensa cierta seguridad; le guiñó el ojo varias veces y en una secuencia muy particular que el General entendía a la perfección gracias a su entrenamiento militar. Le estaba diciendo en código morse “Tenemos un plan. Necesitamos ir adentro”.
-De acuerdo, si ese es el caso, podemos discutirlo. ¡Blake, conmigo!- indicó el Secretario y su asistente dio las instrucciones de que se preparara una sala de juntas al interior de la base.
……………………….

-Están en la Base Militar de Sternbild, Vaako.-
-¿Qué quieren?-
-Según el satélite y los micrófonos externos, hablar de la ciudad y qué hacer si pierden la lucha.-
-Vigílalos hasta que salgan, quiero saber con detalle cada palabra que salga de sus bocas.-

miércoles, 7 de febrero de 2018

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 27: La doliente.

Día 1 después de la primera aparición de la Brigada 731.

-Déjame ver si entendí bien: después de todo este discurso de casi…- Frank miró su reloj de muñeca y recordó la última hora que le vio.- … treinta y cinco minutos, lo que me quieres pedir es que te deje salir a ti y a la nueva chica que va a ser la asistente general para pasar la noche juntos ¿cierto?-
-Sí, señor.- dijo Deino un poco avergonzado. Además de que no había tomado consciencia del tiempo que le había tomado explicar su petición, o mejor dicho, balbucear y divagar.
-¿Por qué lo haría? ¿Por qué debería dejarlos pasar la noche fuera? Dame una buena razón.- el líder de Ouroboros miraba de forma desafiante al muchacho, y aunque éste sentía un escalofrío recorrer todo su cuerpo, se tranquilizó y lo disimuló perfectamente.
-Señor… yo la quiero.- tomó aire y suspiró.- Hoy en la mañana cuando fuimos a dar un paseo y alejado de todos me dijo que tendría que encerrarme para que nadie se sintiera tentado con el material precioso que voy a crear, y con la guerra que se avecina, sé que no podré verla en un tiempo. Por eso le pido que nos autorice salir sólo por esta noche, quiero enseñarle también lo que usted me enseñó a mí la primera vez que me encontró, la vez que había huido de mi comunidad y estaba malherido, aquella que con sus dones me curó. Quiero que Kae aprenda a ver el mundo con los mismos ojos que nosotros, Maestro.-

Deino miró al mayor de los Martínez con ojos húmedos, le suplicó haciendo uso y gala de aquellos iris grisáceos.
-Esa no es una razón lo suficientemente buena, Deino. Eso es un capricho.- respondió el líder con indiferencia.
-¿Maestro…?- Deino se sintió derrotado y dejó caer sus hombros.
-Pero lo acepto. A pesar de lo que sucedió esta mañana respecto al correctivo que te proporcioné, confío en ti y en tu capacidad de juzgar a la gente. No es algo que haga con frecuencia, así que espero que sepas lo que conlleva, es una responsabilidad que necesita ser apreciada.- el chico sintió una punzada en el estómago y un nudo en su garganta. Estaba profundamente agradecido con Frank por haberlo acogido cuando nadie más lo había hecho, y traicionarlo le hacía sentir como el ser más inmundo de la faz terrestre. Tal vez si hubiera habido más tiempo habría tratado de convencer a su líder de que su causa era errada y tratar de salvarlo del destino que él mismo estaba eligiendo, pero no lo había y el chico tendría que vivir con esa culpa hasta la culminación de lo que se avecinaba.
-Muchas gracias, Maestro. Por su permiso, y más que nada por su confianza. Sólo quiero que sepa… que le quiero, Señor.- las palabras del chico fueron tremendamente sinceras, Frank esbozó una muy leve sonrisa y sacudió la cabeza.
-Anda, ve por la chica y váyanse de una vez, así tendrán más tiempo.- el chico se sonrió, asintió y se volteó a paso rápido para salir de la oficina principal.- ¡Deino! Antes de que te vayas, sólo prométeme que no la dejarás preñada.- el rostro del chico pasó por todos los colores e hizo un frenético movimiento de cabeza negando aquella posibilidad.
……………………………………………….

-¿Qué te dijo?- preguntó Kae, un tanto nerviosa.
-Nos podemos ir.- el chico le sonrió.- ¿Tienes la carta?-
-Sí, la terminé de escribir hace un momento.-
-Entonces vamos. Tú guías, princesa.-
…………………………………………………


Día 2 después de la primera aparición de la Brigada 731.

Todo mundo podía dar crédito de que Agnes Joubert era extremadamente visceral cuando se trataba de la cobertura mediática de un evento, le importaba poco la seguridad de su personal (e inclusive la de ella misma) mientras se llegara a cubrir la nota en cuestión; sin embargo desde aquel día que Vaako Kovalevskaya le había mencionado como ‘Marié’, invirtió la polaridad de su osadía para convertirla en precaución. Preparó la sala de juntas principal de Hero TV y todo ese piso para que estuviera libre de conexiones: no cables, no cámaras, no teléfonos, no transmisores de muñeca reglamentarios ni nada que funcionara con electricidad a excepción de la iluminación. Sería por lo menos el único lugar en donde podrían planear un contraataque sin ser escuchados, y aun así, el tiempo se les acababa. De alguna manera los héroes se sentían en una posición más segura en Hero TV, por lo que habían pasado la noche ahí.

-¿Y qué se supone que haremos?- preguntó Karina, viendo con zozobra una de las diez urnas donde reposaban las cenizas de las víctimas de la Brigada 731 del día anterior.
-Tranquila, todo estará bien.- dijo PaoLin intentando reconfortar a la heroína del hielo. Ella misma sentía tanto o más temor que su amiga, pero intentaba disimularlo con intención de ser fuerte para sus colegas.
-Tiene razón, Karina. Saldremos de esto.- dijo Nathan mientras pasaba un brazo por detrás de la espalda de la chica, reconfortándola igualmente. Antonio se acercó cauteloso al héroe de fuego, al querer juntar su cuerpo a él e intentar tomarle por la cintura, Nate se sacudió con disgusto y soltó disimuladamente a Karina para darse media vuelta e irse.- No me toques, Antonio.- El héroe toro le siguió hasta la habitación próxima, fuera de la sala principal de Hero TV.
-Nathan, tenemos que hablar.- dijo Tonio acompañado de un pesado suspiro.
-Pues no quiero hablar contigo. Dijiste lo que tenías que decir y fue bastante claro.- respondió dándole la espalda, con lágrimas en los ojos y coraje en la voz, contemplando la vista matutina de la ciudad desde una ventana.
-No me hagas esto, no quería que esto llegara tan lejos pero no pude evitarlo. No sé por qué me aterra estar atado a alguien, y además… con un hombre.- dijo Antonio cabizbajo, inmediatamente después tomó conciencia de lo dicho y se arrepintió de sus palabras. Se supone que intentaba arreglar las cosas con el héroe de fuego y ahora, tan sólo con una frase lo había arruinado todo. Pensaba que hablar directamente desde el corazón haría todo más sincero y auténtico, pero en aquel momento concluyó que debió pensar antes de hablar, elegir cuidadosamente cada palabra, pero ya era tarde. Sintió un nudo en el estómago.
-¿Qué quisiste decir con ‘un hombre’?- el héroe de fuego volteó bruscamente, evidentemente ofendido con el comentario del moreno.- ¿Ahora te importa lo que digan los demás? ¡Claro! ¡Estás tan ensimismado con tu postura de macho que esa basura de ‘miedo al compromiso’ justifica que te avergüenza que ser visto conmigo!- le reclamaba, no tanto con enojo sino con decepción. Nunca pensó que Antonio podía llegar a ser tan tradicionalmente cerrado al nuevo avance social. Su mente empezó a divagar en un instante; si Tonio realmente era cuadrado en ese aspecto o tenía sus preferencias tan claras como proclamaba, ¿entonces por qué se habían involucrado en más de una ocasión? Y con la misma reciprocidad de solicitudes. ¿Qué estaba pasando?
-No mentí, Nathan. Realmente no estoy preparado para establecer algo formal. Pero te mentiría si te dijera no tiene que ver… Nunca había estado con un hombre. Entiende, vengo de una cultura muy conservadora en estos aspectos y me siento confundido al sentirme seducido por ti.-
-¿Sabes qué? Tienes razón, fue mi culpa.- bramó Nate, se acercó al rostro de Antonio con desafío en su andar, limpiándose las lágrimas en una mueca furiosa.
-Yo no dije que fuera tu culpa…- rezongó Antonio, desesperado de no poder tomar el control de la conversación.
-Al parecer sí, eso estás diciendo. Que fui yo quien te sedujo, aunque te recuerdo que siempre tuviste la opción de decir “No” o “Hasta aquí”.-
-Nathan, espera…-
-Ya no tendrás que preocuparte por eso, no estaré ahí para ti y que dejar que experimentes conmigo si te acomoda alguna de tus estúpidas etiquetas de sexualidad. Así que te prometo que seré el menor de tus problemas, porque a diferencia tuya, yo sé lo que quiero; y definitivamente no quiero esto. Yo soy hombre de palabra, un hombre orgulloso de lo que es… Un hombre gay orgulloso de ser quién es.-

……

Kotetsu se encontraba sentado en una de las esquinas de la sala principal de Hero TV, con una mano sosteniendo su rostro en una pose de reflexión y la mirada perdida, mirando las diez urnas sobre expedientes con fotografías de los suicidas (recordando la decisión unánime de cremar los cuerpos para no traumatizar a los desafortunados familiares con aquellos cuerpos mutilados); aún sin saber a ciencia cierta cómo fue que murieron las nueve personas que se alimentaron de la décima, Saito y Halsey se encontraban trabajando sin parar en sus laboratorios para intentar dar con la respuesta.
El día estaba lluvioso, las nubes grises sabían que en un día como aquel no debían dejar brillar al sol. Kotetsu perdía poco a poco lo que tanto atesoraba, aquello que hacía que se levantara cada día, la razón por la que desafió la desidia de los héroes… perdía la esperanza de que Kaede estuviera a salvo. Confiaba plenamente en su hija, y Yuri Petrov le había dado razones de sobra para que también confiara en él; sin embargo, algo en el fondo de su ser le repetía constantemente que la batalla estaba perdida desde mucho antes de iniciar. Las palabras de su madre retumbaban en su mente, pero también las propias palabras del tigre; ‘no puedo sacrificar a nadie’… qué peso tenían ahora. ¿Kaede era un precio que estaría dispuesto a pagar por el bien de millones de personas? ¡Por supuesto que no! ¿Millones de personas serían el precio a pagar por la supervivencia de su hija? Con el enemigo que tenían en la puerta… ahora no sonaba tan descabellado.
-¿Kotetsu? ¿Estás bien?- la semi pelirroja se acercó con cautela y calidez en su voz, el tigre se espabiló un poco.
-Oh, Annie… sí, estoy bien, gracias. ¿Qué tal tú?- la falsa y mal disimulada voz de Kotetsu dejó en evidencia el malestar que sentía.
-Yo estoy tan bien como la situación me lo permite, pero tú no suenas tan seguro de ello.- respondió la chica con una sonrisa triste en el rostro, preocupada por su colega héroe. Él suspiró.
-Siéndote sincero, he estado teniendo problemas para dormir… veo el rostro de mi pequeña y me siento tan distante e impotente.- se formó un nudo en la boca del estómago del tigre, la chica se sentó justo a su lado y tomó una de las manos del hombre.
-Escucha, sé que no puedo decir o hacer mucho al respecto justo ahora. Pero tienes mi palabra, Kotetsu. Si es necesario, mi vida por la de ella. Te lo prometo.- el moreno levantó el rostro, sorprendido por la certeza de las palabras de la mujer.
-Anaksha, no tienes que prometerme semejante cosa… jamás te lo pediría.-
-Lo sé, pero aunque digas que no, siempre estaré en deuda contigo. La causa a la que me debo fue porque me permitiste existir el día en el que me salvaste. No dudaré dar mi vida si la situación lo demanda, y lo haré con gusto si es por ayudarte.-
El tigre no supo qué más decir, sin embargo, aunque de su voz no se emitió palabra alguna, sus ojos dijeron todo lo que tenía que decir, Anaksha lo comprendió y con una leve sonrisa, se levantó y se marchó junto al amor de su vida, el Príncipe de la Gravedad Errante que la esperaba del otro lado del salón. La chica caminaba en dirección contraria a Barnaby, cruzaron brevemente una gentil mirada acompañada de una amable sonrisa, y cada quien siguió hacia su correspondiente pareja.

Barnaby empezaba a sentirse desesperado por no poder encontrar una salida al problema que les acechaba, intentaba calcular con objetividad cada posibilidad, pero al mismo tiempo también se le ocurría una o más razones por las cuales sus soluciones terminarían en desastre; era difícil de por sí la amenaza de Ouroboros y sus paramilitares de la Brigada 731, pero lo hacía aún más complicado saber que la hija de su pareja, la que en estricto sentido era su propia hijastra, estuviera fungiendo como doble agente exponiéndose al peligro más de cerca que incluso ellos mismos. Barnaby tenía miedo.
Sin embargo sabía que esos sentimientos tenía que guardarlos para él mismo, en ese mismo instante, él era el pilar de fortaleza principal de Kotetsu y tenía que comportarse como tal. Sabía que debería ser fuerte para aquel hombre que había descifrado cómo ocupar un lugar en su vida y en su corazón, y no podía permitirse decepcionarlo. El rubio tomó asiento junto al tigre y pasó uno de sus brazos por detrás de su espalda para confortarlo.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Bunny, con una mirada penetrante que analizaba cada micro expresión del moreno.
-Mi hija…- a Kotetsu se le quebró la voz, sus ojos se enrojecieron y de ellos salieron algunas discretas lágrimas.- ¿Qué pasará si la descubren? Con las comunicaciones interceptadas… teléfonos, cámaras, internet entero... no se podrá arriesgar, ya no podré verla hasta que acabemos con todo esto. Si es que siquiera tenemos la oportunidad de enfrentarnos a ellos.-
-Lo lograremos.-
-Según el chico Deino, nos superan casi cien a uno, ¿Cómo se supone que lo haremos?- rezongó el tigre, mirando con una expresión aún más intensa y desafiante a Barnaby. El rubio sintió un escalofrío, pero dejó salir un pequeño suspiro y tomó las manos de Kotetsu.
-Juntos.-
………..

-Agnes… creo que ya fue suficiente de lloriqueos. ¿Cuál es el plan?- preguntó un extremadamente ansioso Ryan a la castaña que entraba a paso furioso.
-Estuve toda la noche revisando si habría algún punto de acceso en las comunicaciones, los técnicos apenas acabaron de correr el diagnóstico, pero todo sigue igual… no hay ni una sola manera de comunicar con el exterior. Intenté pedir refuerzos a la Liga Americana de Héroes, pero estamos completamente aislados.- resoplo desesperada y molesta de no poder hallar una oportunidad.
-Podré sonar anticuado, pero se me ocurre una idea…- una voz se hizo sonar desde el fondo de la habitación, los tintes de sus palabras ya no sonaban deprimidos, sino llenos de fortaleza.
-Justo ahora, hay que considerar todo lo que se nos pueda ocurrir. Soy toda oídos, Kotetsu.-
-Todas las bases de datos y las búsquedas que hagamos en ellas, la Brigada lo puede detectar y detener porque es digital ¿cierto?- la castaña asintió.- Entonces busquemos en donde no puedan intervenir.-
-Toda la información la tienen controlada, no nos dejan acceder a ningún expediente. No entiendo a qué te refieres…-
-Archivos físicos.- añadió Barnaby, sorprendido por no haberlo pensado antes.- Si tenemos bases de datos en digital, seguro que también existen en físico.-
-Es una broma, ¿cierto?- preguntó Joubert, soltando una pequeña risa, tajante en sarcasmo. Los presentes la miraron con evidente confusión.- En el archivo muerto hay más de cuatrocientos mil expedientes, no tenemos el tiempo de revisar cada carpeta. Chicos, vamos contrarreloj, si no hacemos algo pronto… hoy también habrá diez cadáveres.- a cada quien se le enfrió el corazón de escuchar aquello, tan sólo pensar que tenían a la Brigada tras de ellos y que las nuevas víctimas podrían ser algún conocido o familiar, el estómago se les revolvía.
-No tenemos que revisar cada expediente, sólo hay que filtrar los que nos sean útiles.- añadió Kotetsu, sacudiéndose un poco la incomodidad, intentando mantenerse objetivo.
-¿Cómo sabremos?- preguntó PaoLin.
-No había registro de Ouroboros en general en los archivos de Hero TV, Maverick mantuvo la organización oculta del radar. Cuando Jake Martínez la hizo pública, se empezaron a generar reportes de la organización, aunque sólo considerábamos la estructura en la que la tenía Jake y sus esbirros. Por lo tanto no tenemos mucha información de Ouroboros, mucho menos de la Brigada ni de sus integrantes.- respondió Agnes, recordando el contenido del expediente de la organización.
-Aun así deberá haber un registro de estos sujetos en alguna parte…- resopló la joven Lyle.
-Usualmente las personas que forman parte de algún grupo criminal, se unen sólo cuando ya tienen experiencia en delitos anteriores. Si los de la Brigada 731 siguen el mismo protocolo, entonces estará registrado en algún expediente, de un caso o similar.- Barnaby se acomodó los anteojos en señal de concentración. Agnes asintió y continuó con aquella idea que iba tomando forma.
-Ya que nosotros no tenemos nada de esa información, y tratándose de NEXTs que operan para una organización criminal de carácter mundial, sólo queda una opción: Los archivos de la Interpol.-
-¿Tenemos acceso a ese tipo de recursos?- preguntó Anaksha, llena de incredulidad.
-Ese es otro problema. La Oficina de Justicia nunca nos autorizó esa información.- rezongó Agnes de manera irritada.
-¿Por qué?- demandaba saber Ryan, molesto.
-No les pareció necesario, si nosotros atrapábamos a los malos, era trabajo más que suficiente. Aunque tal vez si conseguimos que el Juez Petrov nos autorice los recursos…- a todos les pareció buena idea, menos a quienes sabían de la otra personalidad del juez en cuestión. Entre menos arriesgaran su fachada de civil, más tiempo comprarían para ellos mismos y todos los involucrados en el asunto lo entendieron perfectamente.
-No podemos hacer eso, tenemos que encontrar otra manera.- dijo Tiger con rapidez, cortando de tajo la idea que se estuvieran formulando en ese momento.
-Kotetsu, sé que has tenido problemas con él, ¿pero de verdad te parece un buen momento para mencionarlo?- Agnes se fastidió sobremanera, pensando que el pasado lleno de cortes, citatorios y multas tuviera esa importancia ahora.
-No es por eso.- intervino Barnaby.- Por favor, no pregunten por la razón, no podemos molestar al Juez con este asunto. Sé que no tiene sentido ahora, pero de verdad necesito que confíen en nosotros en esto.- al ver a Ryan y Anaksha asentir, los demás héroes hicieron lo propio sintiéndose confundidos, pero confiando ciegamente en sus amigos. Sus razones tendrían, y si ahora no era buen momento de traer explicaciones, luego sería. Agnes hizo lo mismo, suspirando con pesadez.
-De acuerdo… ¿Se les ocurre una mejor idea?-
-¿En qué lugar están estos expedientes en físico?- preguntó Keith, rompiendo el silencio que hasta ahora mantenía.
-En el único lugar al que no podemos entrar sin consentimiento del gobierno: La base militar de Sternbild.-
-Si no podemos conseguir la autorización del Juez de Justicia, deberemos escalar en la cadena de mando.- añadió Anaksha, elucubrando ya un plan en su mente.- Tendremos que visitar al Secretario de la Defensa, el General Chester Autieri. Dijo que colaboraría con nosotros, y menuda forma en que lo hará.-
-¿Cómo planeas que vayamos hasta allá y le pidamos los expedientes? La base está llena de cámaras y micrófonos que se alimentan de una fuente de energía externa que no pueden interrumpir, así como nos hicieron a nosotros con lo del circo, nos descubrirán en cuanto digamos una palabra.- preguntó la castaña.
-Sólo hay que decir las palabras adecuadas.- añadió la semi pelirroja y se sonrió un poco.
-¿Tienes un plan, cierto?- preguntó con cierta seguridad en sus palabras el Príncipe de la Gravedad, la Leona Siniestra sólo asintió.
………………

-Muy bien ¿tienen dudas?- preguntó Anaksha al mismo tiempo que se acomodaba la chaqueta, disponiéndose a salir junto a su novio, Kotetsu, Barnaby y Agnes.
-Yo tengo una pregunta.- dijo Antonio un poco molesto.- ¿Por qué nosotros nos tenemos que quedar?-
-Porque si algo sale mal en el plan y la Brigada nos descubre, ustedes son la única línea de defensa de la ciudad en caso de un ataque.- bramó Agnes, sorprendida de que no llegaran a esa conclusión antes. Los demás héroes entendieron y asintieron, era algo muy probable tratándose de una movida tan arriesgada como la que estaban a punto de intentar.
Kotetsu tomó la perilla de la puerta, pero al momento de girarla se abrió estrepitosamente dejando a entrar a un par de consternados científicos. Saito y Halsey vieron a los héroes y con la mirada les indicaron que cerraran la puerta tras de sí.
-Tenemos los resultados.- dijo Halsey con una expresión amarga.- Esto es… muy triste.- todos tomaron asiento en torno a la mesa ovalada de la sala, justo en donde reposaban las diez urnas.
::Comparamos el tejido de la persona… ‘incompleta’.:: Saito tragó saliva al decir esto último, recordando la perturbadora imagen del cadáver devorado:: Había una sustancia dentro de su torrente sanguíneo y composición dermal que nos resultó particularmente familiar.::
-Era la misma sustancia que extraje de Sky High el día del incidente en la mansión Goldsmith.-
-Al grano, doctores.- Agnes parecía desesperada por la respuesta, incluso perturbada.
-Encontramos la misma sustancia dentro de las muestras gastrointestinales y hepáticas de las otras nueve víctimas.-
::Por lo que la teoría más viable y probable hasta ahora es que la primera persona muriera por efectos del veneno, y los demás…::
-¿Por comer carne contaminada?- preguntó Barnaby con horror, a lo que los científicos asintieron.- Esa fue la razón de que Agnes y yo los encontráramos en posición fetal, las contracciones de dolor les terminaron matando.- nadie podía creerse lo que se estaba diciendo en aquel momento, parecía tan irreal, tan sacado de una película de terror.
-¿Pero cómo es que la gente se está volviendo loca? Comiéndose unas a otras, colgándose de techos, cortándose el cuello… ¿Qué pasa?- preguntó Ivan, evidentemente consternado, a lo que Keith colocó uno de sus brazos alrededor de éste.
-Antes de la incineración, tomamos algunas tomografías e hicimos simulaciones neuronales para intentar dar con la causa del suicidio colectivo. Las reproducciones arrojaron que el mismo proceso neuronal de estas personas, también lo tuvieron las que colgaban del edificio el día de ayer, así como el artista del circo.-
::También podemos concluir que de alguna manera fueron influenciadas a quitarse la vida, neuronalmente hablando, no estaban conscientes de lo que hacían; creemos que es obra de un NEXT. Corrimos la misma simulación en un modelo encefálico NEXT y no tiene el mismo efecto debido a las células evolutivas, por lo que suponemos que no tiene efecto en seres de esta categoría, así que ustedes deberían estar a salvo de esta situación.::
-Perdóneme si no me siento más tranquila.- bramó Agnes, nerviosa. Respiró profundamente un par de veces y se forzó a espabilarse.- Buen trabajo, doctores. Chicos, andando, no tenemos tiempo que perder.-
-¿Estás bien, Agnes?- preguntó Nathan, se levantó de su asiento y tomó la mano de la mujer.
-Mientras más rápido terminemos con esto, lo estaré.- agradecía el consuelo con una mirada llena de suavidad.
-Pues andando.- finalizó Kotetsu y atravesó la puerta a paso firme.