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miércoles, 7 de febrero de 2018

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 27: La doliente.

Día 1 después de la primera aparición de la Brigada 731.

-Déjame ver si entendí bien: después de todo este discurso de casi…- Frank miró su reloj de muñeca y recordó la última hora que le vio.- … treinta y cinco minutos, lo que me quieres pedir es que te deje salir a ti y a la nueva chica que va a ser la asistente general para pasar la noche juntos ¿cierto?-
-Sí, señor.- dijo Deino un poco avergonzado. Además de que no había tomado consciencia del tiempo que le había tomado explicar su petición, o mejor dicho, balbucear y divagar.
-¿Por qué lo haría? ¿Por qué debería dejarlos pasar la noche fuera? Dame una buena razón.- el líder de Ouroboros miraba de forma desafiante al muchacho, y aunque éste sentía un escalofrío recorrer todo su cuerpo, se tranquilizó y lo disimuló perfectamente.
-Señor… yo la quiero.- tomó aire y suspiró.- Hoy en la mañana cuando fuimos a dar un paseo y alejado de todos me dijo que tendría que encerrarme para que nadie se sintiera tentado con el material precioso que voy a crear, y con la guerra que se avecina, sé que no podré verla en un tiempo. Por eso le pido que nos autorice salir sólo por esta noche, quiero enseñarle también lo que usted me enseñó a mí la primera vez que me encontró, la vez que había huido de mi comunidad y estaba malherido, aquella que con sus dones me curó. Quiero que Kae aprenda a ver el mundo con los mismos ojos que nosotros, Maestro.-

Deino miró al mayor de los Martínez con ojos húmedos, le suplicó haciendo uso y gala de aquellos iris grisáceos.
-Esa no es una razón lo suficientemente buena, Deino. Eso es un capricho.- respondió el líder con indiferencia.
-¿Maestro…?- Deino se sintió derrotado y dejó caer sus hombros.
-Pero lo acepto. A pesar de lo que sucedió esta mañana respecto al correctivo que te proporcioné, confío en ti y en tu capacidad de juzgar a la gente. No es algo que haga con frecuencia, así que espero que sepas lo que conlleva, es una responsabilidad que necesita ser apreciada.- el chico sintió una punzada en el estómago y un nudo en su garganta. Estaba profundamente agradecido con Frank por haberlo acogido cuando nadie más lo había hecho, y traicionarlo le hacía sentir como el ser más inmundo de la faz terrestre. Tal vez si hubiera habido más tiempo habría tratado de convencer a su líder de que su causa era errada y tratar de salvarlo del destino que él mismo estaba eligiendo, pero no lo había y el chico tendría que vivir con esa culpa hasta la culminación de lo que se avecinaba.
-Muchas gracias, Maestro. Por su permiso, y más que nada por su confianza. Sólo quiero que sepa… que le quiero, Señor.- las palabras del chico fueron tremendamente sinceras, Frank esbozó una muy leve sonrisa y sacudió la cabeza.
-Anda, ve por la chica y váyanse de una vez, así tendrán más tiempo.- el chico se sonrió, asintió y se volteó a paso rápido para salir de la oficina principal.- ¡Deino! Antes de que te vayas, sólo prométeme que no la dejarás preñada.- el rostro del chico pasó por todos los colores e hizo un frenético movimiento de cabeza negando aquella posibilidad.
……………………………………………….

-¿Qué te dijo?- preguntó Kae, un tanto nerviosa.
-Nos podemos ir.- el chico le sonrió.- ¿Tienes la carta?-
-Sí, la terminé de escribir hace un momento.-
-Entonces vamos. Tú guías, princesa.-
…………………………………………………


Día 2 después de la primera aparición de la Brigada 731.

Todo mundo podía dar crédito de que Agnes Joubert era extremadamente visceral cuando se trataba de la cobertura mediática de un evento, le importaba poco la seguridad de su personal (e inclusive la de ella misma) mientras se llegara a cubrir la nota en cuestión; sin embargo desde aquel día que Vaako Kovalevskaya le había mencionado como ‘Marié’, invirtió la polaridad de su osadía para convertirla en precaución. Preparó la sala de juntas principal de Hero TV y todo ese piso para que estuviera libre de conexiones: no cables, no cámaras, no teléfonos, no transmisores de muñeca reglamentarios ni nada que funcionara con electricidad a excepción de la iluminación. Sería por lo menos el único lugar en donde podrían planear un contraataque sin ser escuchados, y aun así, el tiempo se les acababa. De alguna manera los héroes se sentían en una posición más segura en Hero TV, por lo que habían pasado la noche ahí.

-¿Y qué se supone que haremos?- preguntó Karina, viendo con zozobra una de las diez urnas donde reposaban las cenizas de las víctimas de la Brigada 731 del día anterior.
-Tranquila, todo estará bien.- dijo PaoLin intentando reconfortar a la heroína del hielo. Ella misma sentía tanto o más temor que su amiga, pero intentaba disimularlo con intención de ser fuerte para sus colegas.
-Tiene razón, Karina. Saldremos de esto.- dijo Nathan mientras pasaba un brazo por detrás de la espalda de la chica, reconfortándola igualmente. Antonio se acercó cauteloso al héroe de fuego, al querer juntar su cuerpo a él e intentar tomarle por la cintura, Nate se sacudió con disgusto y soltó disimuladamente a Karina para darse media vuelta e irse.- No me toques, Antonio.- El héroe toro le siguió hasta la habitación próxima, fuera de la sala principal de Hero TV.
-Nathan, tenemos que hablar.- dijo Tonio acompañado de un pesado suspiro.
-Pues no quiero hablar contigo. Dijiste lo que tenías que decir y fue bastante claro.- respondió dándole la espalda, con lágrimas en los ojos y coraje en la voz, contemplando la vista matutina de la ciudad desde una ventana.
-No me hagas esto, no quería que esto llegara tan lejos pero no pude evitarlo. No sé por qué me aterra estar atado a alguien, y además… con un hombre.- dijo Antonio cabizbajo, inmediatamente después tomó conciencia de lo dicho y se arrepintió de sus palabras. Se supone que intentaba arreglar las cosas con el héroe de fuego y ahora, tan sólo con una frase lo había arruinado todo. Pensaba que hablar directamente desde el corazón haría todo más sincero y auténtico, pero en aquel momento concluyó que debió pensar antes de hablar, elegir cuidadosamente cada palabra, pero ya era tarde. Sintió un nudo en el estómago.
-¿Qué quisiste decir con ‘un hombre’?- el héroe de fuego volteó bruscamente, evidentemente ofendido con el comentario del moreno.- ¿Ahora te importa lo que digan los demás? ¡Claro! ¡Estás tan ensimismado con tu postura de macho que esa basura de ‘miedo al compromiso’ justifica que te avergüenza que ser visto conmigo!- le reclamaba, no tanto con enojo sino con decepción. Nunca pensó que Antonio podía llegar a ser tan tradicionalmente cerrado al nuevo avance social. Su mente empezó a divagar en un instante; si Tonio realmente era cuadrado en ese aspecto o tenía sus preferencias tan claras como proclamaba, ¿entonces por qué se habían involucrado en más de una ocasión? Y con la misma reciprocidad de solicitudes. ¿Qué estaba pasando?
-No mentí, Nathan. Realmente no estoy preparado para establecer algo formal. Pero te mentiría si te dijera no tiene que ver… Nunca había estado con un hombre. Entiende, vengo de una cultura muy conservadora en estos aspectos y me siento confundido al sentirme seducido por ti.-
-¿Sabes qué? Tienes razón, fue mi culpa.- bramó Nate, se acercó al rostro de Antonio con desafío en su andar, limpiándose las lágrimas en una mueca furiosa.
-Yo no dije que fuera tu culpa…- rezongó Antonio, desesperado de no poder tomar el control de la conversación.
-Al parecer sí, eso estás diciendo. Que fui yo quien te sedujo, aunque te recuerdo que siempre tuviste la opción de decir “No” o “Hasta aquí”.-
-Nathan, espera…-
-Ya no tendrás que preocuparte por eso, no estaré ahí para ti y que dejar que experimentes conmigo si te acomoda alguna de tus estúpidas etiquetas de sexualidad. Así que te prometo que seré el menor de tus problemas, porque a diferencia tuya, yo sé lo que quiero; y definitivamente no quiero esto. Yo soy hombre de palabra, un hombre orgulloso de lo que es… Un hombre gay orgulloso de ser quién es.-

……

Kotetsu se encontraba sentado en una de las esquinas de la sala principal de Hero TV, con una mano sosteniendo su rostro en una pose de reflexión y la mirada perdida, mirando las diez urnas sobre expedientes con fotografías de los suicidas (recordando la decisión unánime de cremar los cuerpos para no traumatizar a los desafortunados familiares con aquellos cuerpos mutilados); aún sin saber a ciencia cierta cómo fue que murieron las nueve personas que se alimentaron de la décima, Saito y Halsey se encontraban trabajando sin parar en sus laboratorios para intentar dar con la respuesta.
El día estaba lluvioso, las nubes grises sabían que en un día como aquel no debían dejar brillar al sol. Kotetsu perdía poco a poco lo que tanto atesoraba, aquello que hacía que se levantara cada día, la razón por la que desafió la desidia de los héroes… perdía la esperanza de que Kaede estuviera a salvo. Confiaba plenamente en su hija, y Yuri Petrov le había dado razones de sobra para que también confiara en él; sin embargo, algo en el fondo de su ser le repetía constantemente que la batalla estaba perdida desde mucho antes de iniciar. Las palabras de su madre retumbaban en su mente, pero también las propias palabras del tigre; ‘no puedo sacrificar a nadie’… qué peso tenían ahora. ¿Kaede era un precio que estaría dispuesto a pagar por el bien de millones de personas? ¡Por supuesto que no! ¿Millones de personas serían el precio a pagar por la supervivencia de su hija? Con el enemigo que tenían en la puerta… ahora no sonaba tan descabellado.
-¿Kotetsu? ¿Estás bien?- la semi pelirroja se acercó con cautela y calidez en su voz, el tigre se espabiló un poco.
-Oh, Annie… sí, estoy bien, gracias. ¿Qué tal tú?- la falsa y mal disimulada voz de Kotetsu dejó en evidencia el malestar que sentía.
-Yo estoy tan bien como la situación me lo permite, pero tú no suenas tan seguro de ello.- respondió la chica con una sonrisa triste en el rostro, preocupada por su colega héroe. Él suspiró.
-Siéndote sincero, he estado teniendo problemas para dormir… veo el rostro de mi pequeña y me siento tan distante e impotente.- se formó un nudo en la boca del estómago del tigre, la chica se sentó justo a su lado y tomó una de las manos del hombre.
-Escucha, sé que no puedo decir o hacer mucho al respecto justo ahora. Pero tienes mi palabra, Kotetsu. Si es necesario, mi vida por la de ella. Te lo prometo.- el moreno levantó el rostro, sorprendido por la certeza de las palabras de la mujer.
-Anaksha, no tienes que prometerme semejante cosa… jamás te lo pediría.-
-Lo sé, pero aunque digas que no, siempre estaré en deuda contigo. La causa a la que me debo fue porque me permitiste existir el día en el que me salvaste. No dudaré dar mi vida si la situación lo demanda, y lo haré con gusto si es por ayudarte.-
El tigre no supo qué más decir, sin embargo, aunque de su voz no se emitió palabra alguna, sus ojos dijeron todo lo que tenía que decir, Anaksha lo comprendió y con una leve sonrisa, se levantó y se marchó junto al amor de su vida, el Príncipe de la Gravedad Errante que la esperaba del otro lado del salón. La chica caminaba en dirección contraria a Barnaby, cruzaron brevemente una gentil mirada acompañada de una amable sonrisa, y cada quien siguió hacia su correspondiente pareja.

Barnaby empezaba a sentirse desesperado por no poder encontrar una salida al problema que les acechaba, intentaba calcular con objetividad cada posibilidad, pero al mismo tiempo también se le ocurría una o más razones por las cuales sus soluciones terminarían en desastre; era difícil de por sí la amenaza de Ouroboros y sus paramilitares de la Brigada 731, pero lo hacía aún más complicado saber que la hija de su pareja, la que en estricto sentido era su propia hijastra, estuviera fungiendo como doble agente exponiéndose al peligro más de cerca que incluso ellos mismos. Barnaby tenía miedo.
Sin embargo sabía que esos sentimientos tenía que guardarlos para él mismo, en ese mismo instante, él era el pilar de fortaleza principal de Kotetsu y tenía que comportarse como tal. Sabía que debería ser fuerte para aquel hombre que había descifrado cómo ocupar un lugar en su vida y en su corazón, y no podía permitirse decepcionarlo. El rubio tomó asiento junto al tigre y pasó uno de sus brazos por detrás de su espalda para confortarlo.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Bunny, con una mirada penetrante que analizaba cada micro expresión del moreno.
-Mi hija…- a Kotetsu se le quebró la voz, sus ojos se enrojecieron y de ellos salieron algunas discretas lágrimas.- ¿Qué pasará si la descubren? Con las comunicaciones interceptadas… teléfonos, cámaras, internet entero... no se podrá arriesgar, ya no podré verla hasta que acabemos con todo esto. Si es que siquiera tenemos la oportunidad de enfrentarnos a ellos.-
-Lo lograremos.-
-Según el chico Deino, nos superan casi cien a uno, ¿Cómo se supone que lo haremos?- rezongó el tigre, mirando con una expresión aún más intensa y desafiante a Barnaby. El rubio sintió un escalofrío, pero dejó salir un pequeño suspiro y tomó las manos de Kotetsu.
-Juntos.-
………..

-Agnes… creo que ya fue suficiente de lloriqueos. ¿Cuál es el plan?- preguntó un extremadamente ansioso Ryan a la castaña que entraba a paso furioso.
-Estuve toda la noche revisando si habría algún punto de acceso en las comunicaciones, los técnicos apenas acabaron de correr el diagnóstico, pero todo sigue igual… no hay ni una sola manera de comunicar con el exterior. Intenté pedir refuerzos a la Liga Americana de Héroes, pero estamos completamente aislados.- resoplo desesperada y molesta de no poder hallar una oportunidad.
-Podré sonar anticuado, pero se me ocurre una idea…- una voz se hizo sonar desde el fondo de la habitación, los tintes de sus palabras ya no sonaban deprimidos, sino llenos de fortaleza.
-Justo ahora, hay que considerar todo lo que se nos pueda ocurrir. Soy toda oídos, Kotetsu.-
-Todas las bases de datos y las búsquedas que hagamos en ellas, la Brigada lo puede detectar y detener porque es digital ¿cierto?- la castaña asintió.- Entonces busquemos en donde no puedan intervenir.-
-Toda la información la tienen controlada, no nos dejan acceder a ningún expediente. No entiendo a qué te refieres…-
-Archivos físicos.- añadió Barnaby, sorprendido por no haberlo pensado antes.- Si tenemos bases de datos en digital, seguro que también existen en físico.-
-Es una broma, ¿cierto?- preguntó Joubert, soltando una pequeña risa, tajante en sarcasmo. Los presentes la miraron con evidente confusión.- En el archivo muerto hay más de cuatrocientos mil expedientes, no tenemos el tiempo de revisar cada carpeta. Chicos, vamos contrarreloj, si no hacemos algo pronto… hoy también habrá diez cadáveres.- a cada quien se le enfrió el corazón de escuchar aquello, tan sólo pensar que tenían a la Brigada tras de ellos y que las nuevas víctimas podrían ser algún conocido o familiar, el estómago se les revolvía.
-No tenemos que revisar cada expediente, sólo hay que filtrar los que nos sean útiles.- añadió Kotetsu, sacudiéndose un poco la incomodidad, intentando mantenerse objetivo.
-¿Cómo sabremos?- preguntó PaoLin.
-No había registro de Ouroboros en general en los archivos de Hero TV, Maverick mantuvo la organización oculta del radar. Cuando Jake Martínez la hizo pública, se empezaron a generar reportes de la organización, aunque sólo considerábamos la estructura en la que la tenía Jake y sus esbirros. Por lo tanto no tenemos mucha información de Ouroboros, mucho menos de la Brigada ni de sus integrantes.- respondió Agnes, recordando el contenido del expediente de la organización.
-Aun así deberá haber un registro de estos sujetos en alguna parte…- resopló la joven Lyle.
-Usualmente las personas que forman parte de algún grupo criminal, se unen sólo cuando ya tienen experiencia en delitos anteriores. Si los de la Brigada 731 siguen el mismo protocolo, entonces estará registrado en algún expediente, de un caso o similar.- Barnaby se acomodó los anteojos en señal de concentración. Agnes asintió y continuó con aquella idea que iba tomando forma.
-Ya que nosotros no tenemos nada de esa información, y tratándose de NEXTs que operan para una organización criminal de carácter mundial, sólo queda una opción: Los archivos de la Interpol.-
-¿Tenemos acceso a ese tipo de recursos?- preguntó Anaksha, llena de incredulidad.
-Ese es otro problema. La Oficina de Justicia nunca nos autorizó esa información.- rezongó Agnes de manera irritada.
-¿Por qué?- demandaba saber Ryan, molesto.
-No les pareció necesario, si nosotros atrapábamos a los malos, era trabajo más que suficiente. Aunque tal vez si conseguimos que el Juez Petrov nos autorice los recursos…- a todos les pareció buena idea, menos a quienes sabían de la otra personalidad del juez en cuestión. Entre menos arriesgaran su fachada de civil, más tiempo comprarían para ellos mismos y todos los involucrados en el asunto lo entendieron perfectamente.
-No podemos hacer eso, tenemos que encontrar otra manera.- dijo Tiger con rapidez, cortando de tajo la idea que se estuvieran formulando en ese momento.
-Kotetsu, sé que has tenido problemas con él, ¿pero de verdad te parece un buen momento para mencionarlo?- Agnes se fastidió sobremanera, pensando que el pasado lleno de cortes, citatorios y multas tuviera esa importancia ahora.
-No es por eso.- intervino Barnaby.- Por favor, no pregunten por la razón, no podemos molestar al Juez con este asunto. Sé que no tiene sentido ahora, pero de verdad necesito que confíen en nosotros en esto.- al ver a Ryan y Anaksha asentir, los demás héroes hicieron lo propio sintiéndose confundidos, pero confiando ciegamente en sus amigos. Sus razones tendrían, y si ahora no era buen momento de traer explicaciones, luego sería. Agnes hizo lo mismo, suspirando con pesadez.
-De acuerdo… ¿Se les ocurre una mejor idea?-
-¿En qué lugar están estos expedientes en físico?- preguntó Keith, rompiendo el silencio que hasta ahora mantenía.
-En el único lugar al que no podemos entrar sin consentimiento del gobierno: La base militar de Sternbild.-
-Si no podemos conseguir la autorización del Juez de Justicia, deberemos escalar en la cadena de mando.- añadió Anaksha, elucubrando ya un plan en su mente.- Tendremos que visitar al Secretario de la Defensa, el General Chester Autieri. Dijo que colaboraría con nosotros, y menuda forma en que lo hará.-
-¿Cómo planeas que vayamos hasta allá y le pidamos los expedientes? La base está llena de cámaras y micrófonos que se alimentan de una fuente de energía externa que no pueden interrumpir, así como nos hicieron a nosotros con lo del circo, nos descubrirán en cuanto digamos una palabra.- preguntó la castaña.
-Sólo hay que decir las palabras adecuadas.- añadió la semi pelirroja y se sonrió un poco.
-¿Tienes un plan, cierto?- preguntó con cierta seguridad en sus palabras el Príncipe de la Gravedad, la Leona Siniestra sólo asintió.
………………

-Muy bien ¿tienen dudas?- preguntó Anaksha al mismo tiempo que se acomodaba la chaqueta, disponiéndose a salir junto a su novio, Kotetsu, Barnaby y Agnes.
-Yo tengo una pregunta.- dijo Antonio un poco molesto.- ¿Por qué nosotros nos tenemos que quedar?-
-Porque si algo sale mal en el plan y la Brigada nos descubre, ustedes son la única línea de defensa de la ciudad en caso de un ataque.- bramó Agnes, sorprendida de que no llegaran a esa conclusión antes. Los demás héroes entendieron y asintieron, era algo muy probable tratándose de una movida tan arriesgada como la que estaban a punto de intentar.
Kotetsu tomó la perilla de la puerta, pero al momento de girarla se abrió estrepitosamente dejando a entrar a un par de consternados científicos. Saito y Halsey vieron a los héroes y con la mirada les indicaron que cerraran la puerta tras de sí.
-Tenemos los resultados.- dijo Halsey con una expresión amarga.- Esto es… muy triste.- todos tomaron asiento en torno a la mesa ovalada de la sala, justo en donde reposaban las diez urnas.
::Comparamos el tejido de la persona… ‘incompleta’.:: Saito tragó saliva al decir esto último, recordando la perturbadora imagen del cadáver devorado:: Había una sustancia dentro de su torrente sanguíneo y composición dermal que nos resultó particularmente familiar.::
-Era la misma sustancia que extraje de Sky High el día del incidente en la mansión Goldsmith.-
-Al grano, doctores.- Agnes parecía desesperada por la respuesta, incluso perturbada.
-Encontramos la misma sustancia dentro de las muestras gastrointestinales y hepáticas de las otras nueve víctimas.-
::Por lo que la teoría más viable y probable hasta ahora es que la primera persona muriera por efectos del veneno, y los demás…::
-¿Por comer carne contaminada?- preguntó Barnaby con horror, a lo que los científicos asintieron.- Esa fue la razón de que Agnes y yo los encontráramos en posición fetal, las contracciones de dolor les terminaron matando.- nadie podía creerse lo que se estaba diciendo en aquel momento, parecía tan irreal, tan sacado de una película de terror.
-¿Pero cómo es que la gente se está volviendo loca? Comiéndose unas a otras, colgándose de techos, cortándose el cuello… ¿Qué pasa?- preguntó Ivan, evidentemente consternado, a lo que Keith colocó uno de sus brazos alrededor de éste.
-Antes de la incineración, tomamos algunas tomografías e hicimos simulaciones neuronales para intentar dar con la causa del suicidio colectivo. Las reproducciones arrojaron que el mismo proceso neuronal de estas personas, también lo tuvieron las que colgaban del edificio el día de ayer, así como el artista del circo.-
::También podemos concluir que de alguna manera fueron influenciadas a quitarse la vida, neuronalmente hablando, no estaban conscientes de lo que hacían; creemos que es obra de un NEXT. Corrimos la misma simulación en un modelo encefálico NEXT y no tiene el mismo efecto debido a las células evolutivas, por lo que suponemos que no tiene efecto en seres de esta categoría, así que ustedes deberían estar a salvo de esta situación.::
-Perdóneme si no me siento más tranquila.- bramó Agnes, nerviosa. Respiró profundamente un par de veces y se forzó a espabilarse.- Buen trabajo, doctores. Chicos, andando, no tenemos tiempo que perder.-
-¿Estás bien, Agnes?- preguntó Nathan, se levantó de su asiento y tomó la mano de la mujer.
-Mientras más rápido terminemos con esto, lo estaré.- agradecía el consuelo con una mirada llena de suavidad.
-Pues andando.- finalizó Kotetsu y atravesó la puerta a paso firme.

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