NDA: Una pequeña aclaración, me refiero como "Luke" en vez de "Luki" al hermano de Luka (bueno, el genderbender) porque me gusta más cómo suena xD.
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Los paisajes verdes, la gentil brisa que acariciaba las mejillas de los presentes, la puesta de sol. Era una escena abrumadoramente hermosa... si no fuera por todas aquellas lápidas y criptas que adornaban constantemente esas largas explanadas de césped.
La familia Megurine no era muy extensa, sólo contaba con los dos hermanos, Luka y Luke (menor por un año); cuando la mujer fue muerta, su hermano decidió enterrarla junto a sus padres (los cuales habían fallecido hace unos pocos años atrás).
Kiyoteru asistió al funeral, Yüma lo hubiera acompañado, pero dado que fue su gente quien le dio muerte a la fallecida, decidió que lo más prudente era esperarlo en el automóvil.
Antes de que toda la formalidad empezara, Yotu se encontró con todos los Vocaloids a las afueras del cementerio.
-Buenas tardes, quise verlos a todos aquí primero para explicarles algunas dudas que tienen. Primero, con respecto a que nadie sabe todavía de los muchachos, Gakupo y Akaito les agradecen que hayan intentado visitarlos, pero se disculpan de no poder atenderlos y de no poder venir. Lo harán cuando estén en condiciones.-
-Me había preocupado mucho porque no nos habían dejado verlos. El accidente de Gakupo fue terrible, y nadie nos quiere decir porqué Kaito se encuentra en coma, ni porqué...- decía Rin, pero al final no pudo decir la última oración y se recargó sobre el hombro de Len, quién continuó lo que la rubia intentaba decir mientras rodeaba su cintura en un abrazo.
-El porqué Luka está muerta.- asintió finalmente el joven Kagamine. Todos palidecieron un poco con esa declaración.
-Kiyoteru, ¿será posible que tu nos puedas decir todo lo que está pasando?- preguntó Miku.
-Sólo puedo decirles algunas cosas, las razones no me corresponde a mi. Si Gakupo y Kaito quieren decírselas, lo harán a su tiempo. Les daré más bien un panorama general de la historia. Luka tuvo un arranque de celos en el plató, engañó a Kaito para que apuñalara de verdad a Gakupo, y cuando se enteró de que no había muerto, fue a verlo al hospital. Ahí la interceptó la policía, pero se resistió al arresto, desarmó a uno de los detectives y le disparó, estuvo a nada de dispararle a Shion también, pero... la policía no tuvo más opción que... bueno.
Acerca del coma de Kaito, no puedo decirles mucho al respecto, pero la verdad todo el mundo estamos pendientes si despierta.-
-¿Querrás decir "cuando" despierte, no?- preguntó un tanto alterada Miku, pero el abogado sólo se limitó a bajar la cabeza y poner un semblante triste.
-¿Cuándo y porqué se empezó a ir todo a la mierda?- dijo Gumi sin creerse lo que escuchaba.
-Es que... no puede ser...- se repetía Mikuo.- Luka no pudo haber hecho todo eso... tu... nos mientes, Kiyoteru. ¡Así es! ¡Ése es tu trabajo! ¡Mentir! No puedes arrojarle tanta mierda a Luka sólo porque sí. No la conocías, nadie la conocía mejor que yo. Ni siquiera Gakupo. Ese maldito imbécil nunca supo cómo tratarla y por eso terminó muerta... ¿Quién me asegura que no la estás calumniando? No me sorprendería que el imbécil la haya asesinado con su naturaleza animal, por eso estaba encerrado en esa comuna, ¡porque ese subnormal no encaja con nosotros!-
Gumi se sintió enfurecer. Estaban difamando la integridad de su amor imposible... no, de su mejor amigo.
-¡Cállate, Mikuo! No creas que conocías mejor a Luka que nosotros sólo porque te acostabas con ella o porque la amabas y ella nunca te quiso. Si es cierto que nos cuesta creer lo que Yotu nos está diciendo, no tiene razones para mentirnos. Y aquel "subnormal", como lo llamas, tiene más honor que tu, tanto que si Luka te hubiera escogido a ti, lo habría aceptado con la frente en alto, y no se hubiera metido con ella a escondidas. Más aparte, te recuerdo que todo lo hacías a sabiendas de que Miku y tu todavía tenían el compromiso hecho y derecho, así que deja tu mierda moralista a un lado y compórtate como la gente.-
-¡Me lo viene a reprochar la persona que estaba, o más bien, está enamorada de Kamui!-
-Si quiera tuve la decencia y el respeto propio de no rogarle migajas de cariño.-
Gumi terminó callando a Mikuo, ganando aquella pelea verbal que todo mundo escuchaba sin decir ni exclamar una palabra. Hatsune se dio media vuelta, y se alejó lo suficiente, acercándose a contemplar el ataúd donde yacía su amada, haciendo planes para averiguar todo lo que Hiyama les estaba ocultando.
Una voz un tanto similar a la de Luka lo sacó de sus desesperados pensamientos.
-¿Así que tu eres Hatsune Mikuo?-
-Tu debes de ser Megurine Luke-
Luke era demasiado parecido a Luka, hasta se atrevería a decir que era exactamente igual, a diferencia de que tenía el cabello corto (y, por supuesto, las curvas y la voluptuosa figura). Aquel muchacho representaba demasiado bien el concepto de androgínia. Y hasta con un poco de vergüenza admitía, que el de cabello rosado, era un hombre estéticamente hermoso.
-Escuché todo tu "espectáculo" allá atrás. Al parecer no crees la versión de aquel tipo castaño; fue muy similar a lo que aparece escrito en el reporte policial, el día en que me informaron de la muerte de mi hermana.-
-¿Y porqué demonios me estás diciendo esto? ¿A mi en qué me importa?-
-Probablemente, en nada. Por lo menos no esto que te estoy diciendo, pero tu quieres conseguir respuestas por ti mismo y yo también. Así como lo veo, podemos hacernos... "socios".-
-Con el dinero que gano puedo contratar a un detective privado que investigue y dejarte fuera, "socio".-
-Hablo siete idiomas, trabajo como traductor en el consulado de Hungría de la ciudad, y con el dinero que dejó mi hermana del fideicomiso a mi nombre, podría comprar el sistema judicial entero,"socio".-
-Si eres así de millonario, no veo porqué me necesitas.-
-No te necesito, pero no quiero que alguien más se lleve la satisfacción de descubrir lo pasa. Te doy esa oportunidad, que descubras por ti mismo lo que sucedió, pero si no la quieres, te dejaré de insistir en este instante.- dijo Luke, pero después de pensarlo unos segundos, Mikuo asintió.
-De acuerdo, estoy dentro.-
-Sólo te advierto: Estoy un poco loco ¿sabes? Si descubrimos algo que me moleste mucho, soy capaz de matar al responsable.-
-Correré el riesgo, ya no tengo nada que perder.-
-Me agradas, Hatsune.- dijo Luke, le plantó un beso en la mejilla a Mikuo (quien se sonrojó un poco) y se dio la media vuelta, dejando al otro admirando de nuevo el ataúd de Luka.
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Gakupo caminaba por los pasillos del hospital buscando a la doctora. Estaba asustado y preocupado, si Kaito no despertaba para el día siguiente, Akaito lo desconectaría. Incluso, él mismo se estaba dando por vencido, Shion no mostraba mejorías, y si moría, la propia vida del samurai también se extinguiría; no es algo de lo que estuviera preocupado, su vida en sí no importaba, sólo que el azulado se encontrara bien. Sólo eso.
-Ritsu, el medicamento de Kaito está por terminarse ¿te importaría cambiarlo?-
-Claro, en un instante iré.- Namine entró al almacén de medicamentos, tomó una bolsa con un líquido verde de una repisa y salió con Kamui.
-¿Y cómo estás, Gakupo?-
-Sólo... intento sobrellevar todo este asunto, Ritsu. Quiero creer que se despertará.-
-Gakupo... las probabilidades son...-
-Ya lo sé, pero si dicen que la esperanza se pierde al final, y yo ya la estoy perdiendo ¿significa que ya estamos próximos al final?-
Ritsu ya no dijo nada, sólo emitió un suspiro que destilaba desesperanza.
Entraron a la habitación donde yacía el azulado, mientras la doctora hacía el cambio de medicamento, Gakupo notó un pequeño y demasiado sutil detalle. Tan insignificante que pocas personas en el mundo podrían notar. Tal vez gente con desorden obsesivo compulsivo, o personas como él, que anteriormente revisaban cada detalle de cada cosa puesto que, en Edo, todos los clanes querían muerto a Kamui, y aprendió que hasta la cosa más insignificante, podría representar un peligro a su vida.
Kaito no estaba en la misma posición en la que Gakupo lo había visto antes de salir.
Tenía la boca abierta un poco más, pero sólo un poco; y el dedo índice de la mano izquierda se había desplazado aproximadamente 1.5 milímetros hacia afuera. Pero tendría que asegurarse que de verdad el azulado se hubiera movido y no que fuera el resultado de una contracción de músculos o algo así.
-Ritsu, dime algo... ¿Kaito, en su estado, puede realizar movimientos involuntarios o de reflejo?-
-Sería lo más normal.- El samurai sintió como se apagaba la única chispa de esperanza que había iluminado sus preocupaciones por un instante, y se dejó caer pesadamente en un asiento. -pero ahora que lo pienso, sólo sería posible si tuviera actividad cerebral. Pero como es el caso, y no la tiene, es imposible que se mueva, ya que su sistema nervioso también esta "dormido".-
Kamui se levantó bruscamente, como si las dudas del universo por fin hubieran tenido explicación.
-Es decir que ¿Si se moviera es porque su cerebro ya tendría actividad?-
-Así es... ¿a qué viene la pregunta?-
-Ritsu, llámame loco o lo que quieras, pero Kaito se movió. ¡Se movió! Su dedo, está más hacia afuera que hace unos instantes.-
-Gakupo... está igual que desde hace días.-
-¡No! Ritsu, créeme, por favor.-
-Es que, no es algo prominente. No podrías decir que se movió porque no se ve una diferencia. Es casi imposible que te des cuenta de detalles así de minúsculos.-
-Si puedo. Por ejemplo: La bata blanca de hoy, no es la misma que trajiste ayer, y la de ayer no es la misma de anteayer. Por todos los días que te he visto, puedo decirte que tienes cinco batas iguales, pero las puedo diferenciar porque todas tienen los botones cosidos en diferente forma y la de ayer, tenía una pequeña mancha de sangre en la orilla, muy vieja por la forma y el sutil color que quedó. Inclusive te puedo decir que en tus manos veo que, no hace más de tres días te hiciste la manicura, en la cual te lastimaron un poco ya que tienes una apenas visible cortada en el dedo medio de la mano derecha junto a la uña, y otra en el meñique de la izquierda.- Namine se quedó congelada. ¿Cómo demonios supo todo eso?
-De acuerdo, supongo que si puedes darte cuenta. ¿Qué es lo que sugieres? ¿Que hagamos los estudios nuevamente?-
-Es exactamente lo que sugiero, Ritsu.-
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-Te traje un poco de tarta, cariño.-
-No quiero.-
-¡Akaito Shion! ¡No has probado un bocado en dos días! ¡Así que, o te comes la tarta, o te obligo a tragártela!- regañó Teto.
-De acuerdo, de acuerdo, la comeré.- dijo el pelirrojo a regañadientes mientras tomaba un bocado de la tarta... Tarta de moras, la favorita de su hermano. No pudo contenerlo y comenzó a llorar ahogadamente.
Kasane sólo se limitó a abrazarlo, mientras Akaito se aferraba al cuerpo de su prometida, buscando consuelo en ese delicado cuerpo cálido.
-...¿Akaito?- preguntó una voz. El pelirrojo se incorporó nuevamente, se limpió las lágrimas y respondió a la interrogante con otra pregunta.
-¿Qué quieres, Kamui?-
-Ritsu mandó a realizar el electroencefalograma nuevamente. Kaito se movió un poco; dice que eso sólo sucede cuando...-
-¡Cuando hay actividad cerebral!... ¿Escuchaste, cariño? ¡Va a regresar!- gritaba feliz mientras tomaba las manos de Teto y las besaba frenéticamente.
-Estimo que en unos minutos, Ritsu tendrá los resultados.-
Se reunieron en la sala de espera del quinto piso del hospital Allenworth, todos nerviosos por lo que la doctora fuera a decirles a continuación. Parecía que los segundos se hacían minutos y los minutos se hacían horas.
Finalmente, Ritsu salió con unos papeles en la mano, leyéndolos con los ojos abiertos como platos y la boca ligeramente abierta, sorprendida de lo que fuese que estuviera impreso en aquellas hojas. Ya reunida con el samurai y los pelirrojos, comenzó a hablar.
-Yo no... nunca había visto nada similar. Digo, la posibilidad era menor al dos por ciento... yo, no sé ni qué decirles muchachos. Kaito se está recuperando a un ritmo increíble. Es un milagro médico...-
Teto se llevó las manos a la boca, emocionada y su prometido sonreía mientras las lágrimas recorrían sus mejillas adornándolas con un brillo cristalino.
Gakupo cepillaba su cabello con las manos ansiosamente, no sabía cómo reaccionar, sólo atinó a preguntar algo, con la voz un tanto quebrada.
-¿Y ahora, qué procede?-
-Pues lo primordial ahora, es cambiarle el medicamento por uno más agresivo. Sería casi como una quimioterapia, ayudará tremendamente al cerebro, pero el activo principal provoca bastante dolor interno y mucho desgaste físico. Si Akaito autoriza que se le suministre, yo personalmente garantizo que, después del tratamiento, con una buena alimentación y algo de terapia física, tendrá la mejor de la salud.-
El hermano Shion no lo pensó dos veces, la palabra de la pelirroja era más que suficiente. Autorizó inmediatamente el tratamiento.
-¿Por cuánto tiempo se le estará poniendo este medicamento?- preguntó Gakupo, apunto de arrancarse todo un mechón de cabello.
-Se lo pondré justo ahora, y es tan efectivo que cuando la primera bolsa se acabe (aprox. unas tres horas), ya despertará completamente lúcido. El tratamiento dura treinta días, cada vez con las dosis mas pequeñas, debo advertirles, necesita que estén con el a cada paso, ya que va a ser constante el paso de la medicina. 24-7, muchachos, no puede haber interrupciones, y por lo tanto, estará en un dolor constante. Tienen que apoyarlo mucho.- dijo finalmente la doctora, y así se dio la media vuelta a paso rápido para ya no perder más tiempo y comenzar de inmediato.
En sólo tres horas, tendrían a Kaito de vuelta.
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Se trasladaron al cuarto del azulado, Namine ya había puesto a correr el medicamento. Tenía un cierto color púrpura que se asemejaba un poco al color de cabello de Kamui.
La tensión de aquel lugar era tal, que casi podía tocarse. Los nervios, la incertidumbre, la esperanza y las dudas reinaban en ese espacio; esperando una señal, cualquiera. Todos pendientes a cualquier movimiento que el de azul pudiese hacer.
Gakupo no apartaba la vista de el lugar donde permanecía recostado su hombre, apretaba celosamente entre sus manos aquel hermoso guardapelo de oro. Casi como si ahí estuviera depositando toda su energía y esperanza, en aquel pedazo de metal precioso, que no era ni un poco mas precioso que los sentimientos que mantenía por Kaito; y que rogaba a quien fuese que escuchara sus pensamientos, que el azulado siguiera amándolo con la misma intensidad como cuando cayó en sueño.
Pasó la primera hora, que había parecido interminable. Akaito se quedó dormido sobre el hombro de Teto, ya no tenía el estrés de hace poco, pero aún así, aunque hubiera querido aguantar, la falta de descanso y de nutrimentos, lo derrumbó por un momento. El samurai seguía igual de imperturbable.
Pasó la segunda hora, y ahora era Teto quien comenzaba a cabecear de cansancio, hasta que terminó por rendirse ante Morfeo, igualmente. Gakupo llevaba tres días sin dormir, pero el ya estaba acostumbrado, así que era seguro que aguantaría. Pasó la segunda hora, y el seguía imperturbable.
Cuando pasó la tercera hora y unos quince minutos, Kamui estaba sudando frío, la desesperación de no ver ningún cambio... pero tenía que ser paciente.
Kaito movió un poco la cabeza, sutilmente. Gakupo se echó para atrás bruscamente, despertando a Teto y a Akaito.
Todos se pusieron de pie, rodeando la cama del azulado, viéndolo fijamente.
Comenzó a abrir los ojos, lentamente, pero con firmeza y seguridad de que no los volvería a cerrar por tanto tiempo. Dio un respiro profundo, oliendo conscientemente aquellos olores que su nariz ya extrañaba.
Sus ojos terminaron de abrirse, deslumbrándose un poco por la breve luz de la habitación... las voces que comenzaba a oír progresivamente se hacían cada vez más claras y familiares.
Kaito por fin pudo distinguir las tres figuras que se encontraban ahí, pero concentrándose sólo en una, en la de él. Aquel al que amaba y amaría toda la vida.
-Bienvenido de vuelta, compañero.-
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Gakupo caminaba por los pasillos del hospital buscando a la doctora. Estaba asustado y preocupado, si Kaito no despertaba para el día siguiente, Akaito lo desconectaría. Incluso, él mismo se estaba dando por vencido, Shion no mostraba mejorías, y si moría, la propia vida del samurai también se extinguiría; no es algo de lo que estuviera preocupado, su vida en sí no importaba, sólo que el azulado se encontrara bien. Sólo eso.
-Ritsu, el medicamento de Kaito está por terminarse ¿te importaría cambiarlo?-
-Claro, en un instante iré.- Namine entró al almacén de medicamentos, tomó una bolsa con un líquido verde de una repisa y salió con Kamui.
-¿Y cómo estás, Gakupo?-
-Sólo... intento sobrellevar todo este asunto, Ritsu. Quiero creer que se despertará.-
-Gakupo... las probabilidades son...-
-Ya lo sé, pero si dicen que la esperanza se pierde al final, y yo ya la estoy perdiendo ¿significa que ya estamos próximos al final?-
Ritsu ya no dijo nada, sólo emitió un suspiro que destilaba desesperanza.
Entraron a la habitación donde yacía el azulado, mientras la doctora hacía el cambio de medicamento, Gakupo notó un pequeño y demasiado sutil detalle. Tan insignificante que pocas personas en el mundo podrían notar. Tal vez gente con desorden obsesivo compulsivo, o personas como él, que anteriormente revisaban cada detalle de cada cosa puesto que, en Edo, todos los clanes querían muerto a Kamui, y aprendió que hasta la cosa más insignificante, podría representar un peligro a su vida.
Kaito no estaba en la misma posición en la que Gakupo lo había visto antes de salir.
Tenía la boca abierta un poco más, pero sólo un poco; y el dedo índice de la mano izquierda se había desplazado aproximadamente 1.5 milímetros hacia afuera. Pero tendría que asegurarse que de verdad el azulado se hubiera movido y no que fuera el resultado de una contracción de músculos o algo así.
-Ritsu, dime algo... ¿Kaito, en su estado, puede realizar movimientos involuntarios o de reflejo?-
-Sería lo más normal.- El samurai sintió como se apagaba la única chispa de esperanza que había iluminado sus preocupaciones por un instante, y se dejó caer pesadamente en un asiento. -pero ahora que lo pienso, sólo sería posible si tuviera actividad cerebral. Pero como es el caso, y no la tiene, es imposible que se mueva, ya que su sistema nervioso también esta "dormido".-
Kamui se levantó bruscamente, como si las dudas del universo por fin hubieran tenido explicación.
-Es decir que ¿Si se moviera es porque su cerebro ya tendría actividad?-
-Así es... ¿a qué viene la pregunta?-
-Ritsu, llámame loco o lo que quieras, pero Kaito se movió. ¡Se movió! Su dedo, está más hacia afuera que hace unos instantes.-
-Gakupo... está igual que desde hace días.-
-¡No! Ritsu, créeme, por favor.-
-Es que, no es algo prominente. No podrías decir que se movió porque no se ve una diferencia. Es casi imposible que te des cuenta de detalles así de minúsculos.-
-Si puedo. Por ejemplo: La bata blanca de hoy, no es la misma que trajiste ayer, y la de ayer no es la misma de anteayer. Por todos los días que te he visto, puedo decirte que tienes cinco batas iguales, pero las puedo diferenciar porque todas tienen los botones cosidos en diferente forma y la de ayer, tenía una pequeña mancha de sangre en la orilla, muy vieja por la forma y el sutil color que quedó. Inclusive te puedo decir que en tus manos veo que, no hace más de tres días te hiciste la manicura, en la cual te lastimaron un poco ya que tienes una apenas visible cortada en el dedo medio de la mano derecha junto a la uña, y otra en el meñique de la izquierda.- Namine se quedó congelada. ¿Cómo demonios supo todo eso?
-De acuerdo, supongo que si puedes darte cuenta. ¿Qué es lo que sugieres? ¿Que hagamos los estudios nuevamente?-
-Es exactamente lo que sugiero, Ritsu.-
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-Te traje un poco de tarta, cariño.-
-No quiero.-
-¡Akaito Shion! ¡No has probado un bocado en dos días! ¡Así que, o te comes la tarta, o te obligo a tragártela!- regañó Teto.
-De acuerdo, de acuerdo, la comeré.- dijo el pelirrojo a regañadientes mientras tomaba un bocado de la tarta... Tarta de moras, la favorita de su hermano. No pudo contenerlo y comenzó a llorar ahogadamente.
Kasane sólo se limitó a abrazarlo, mientras Akaito se aferraba al cuerpo de su prometida, buscando consuelo en ese delicado cuerpo cálido.
-...¿Akaito?- preguntó una voz. El pelirrojo se incorporó nuevamente, se limpió las lágrimas y respondió a la interrogante con otra pregunta.
-¿Qué quieres, Kamui?-
-Ritsu mandó a realizar el electroencefalograma nuevamente. Kaito se movió un poco; dice que eso sólo sucede cuando...-
-¡Cuando hay actividad cerebral!... ¿Escuchaste, cariño? ¡Va a regresar!- gritaba feliz mientras tomaba las manos de Teto y las besaba frenéticamente.
-Estimo que en unos minutos, Ritsu tendrá los resultados.-
Se reunieron en la sala de espera del quinto piso del hospital Allenworth, todos nerviosos por lo que la doctora fuera a decirles a continuación. Parecía que los segundos se hacían minutos y los minutos se hacían horas.
Finalmente, Ritsu salió con unos papeles en la mano, leyéndolos con los ojos abiertos como platos y la boca ligeramente abierta, sorprendida de lo que fuese que estuviera impreso en aquellas hojas. Ya reunida con el samurai y los pelirrojos, comenzó a hablar.
-Yo no... nunca había visto nada similar. Digo, la posibilidad era menor al dos por ciento... yo, no sé ni qué decirles muchachos. Kaito se está recuperando a un ritmo increíble. Es un milagro médico...-
Teto se llevó las manos a la boca, emocionada y su prometido sonreía mientras las lágrimas recorrían sus mejillas adornándolas con un brillo cristalino.
Gakupo cepillaba su cabello con las manos ansiosamente, no sabía cómo reaccionar, sólo atinó a preguntar algo, con la voz un tanto quebrada.
-¿Y ahora, qué procede?-
-Pues lo primordial ahora, es cambiarle el medicamento por uno más agresivo. Sería casi como una quimioterapia, ayudará tremendamente al cerebro, pero el activo principal provoca bastante dolor interno y mucho desgaste físico. Si Akaito autoriza que se le suministre, yo personalmente garantizo que, después del tratamiento, con una buena alimentación y algo de terapia física, tendrá la mejor de la salud.-
El hermano Shion no lo pensó dos veces, la palabra de la pelirroja era más que suficiente. Autorizó inmediatamente el tratamiento.
-¿Por cuánto tiempo se le estará poniendo este medicamento?- preguntó Gakupo, apunto de arrancarse todo un mechón de cabello.
-Se lo pondré justo ahora, y es tan efectivo que cuando la primera bolsa se acabe (aprox. unas tres horas), ya despertará completamente lúcido. El tratamiento dura treinta días, cada vez con las dosis mas pequeñas, debo advertirles, necesita que estén con el a cada paso, ya que va a ser constante el paso de la medicina. 24-7, muchachos, no puede haber interrupciones, y por lo tanto, estará en un dolor constante. Tienen que apoyarlo mucho.- dijo finalmente la doctora, y así se dio la media vuelta a paso rápido para ya no perder más tiempo y comenzar de inmediato.
En sólo tres horas, tendrían a Kaito de vuelta.
..................................................................................................................................
Se trasladaron al cuarto del azulado, Namine ya había puesto a correr el medicamento. Tenía un cierto color púrpura que se asemejaba un poco al color de cabello de Kamui.
La tensión de aquel lugar era tal, que casi podía tocarse. Los nervios, la incertidumbre, la esperanza y las dudas reinaban en ese espacio; esperando una señal, cualquiera. Todos pendientes a cualquier movimiento que el de azul pudiese hacer.
Gakupo no apartaba la vista de el lugar donde permanecía recostado su hombre, apretaba celosamente entre sus manos aquel hermoso guardapelo de oro. Casi como si ahí estuviera depositando toda su energía y esperanza, en aquel pedazo de metal precioso, que no era ni un poco mas precioso que los sentimientos que mantenía por Kaito; y que rogaba a quien fuese que escuchara sus pensamientos, que el azulado siguiera amándolo con la misma intensidad como cuando cayó en sueño.
Pasó la primera hora, que había parecido interminable. Akaito se quedó dormido sobre el hombro de Teto, ya no tenía el estrés de hace poco, pero aún así, aunque hubiera querido aguantar, la falta de descanso y de nutrimentos, lo derrumbó por un momento. El samurai seguía igual de imperturbable.
Pasó la segunda hora, y ahora era Teto quien comenzaba a cabecear de cansancio, hasta que terminó por rendirse ante Morfeo, igualmente. Gakupo llevaba tres días sin dormir, pero el ya estaba acostumbrado, así que era seguro que aguantaría. Pasó la segunda hora, y el seguía imperturbable.
Cuando pasó la tercera hora y unos quince minutos, Kamui estaba sudando frío, la desesperación de no ver ningún cambio... pero tenía que ser paciente.
Kaito movió un poco la cabeza, sutilmente. Gakupo se echó para atrás bruscamente, despertando a Teto y a Akaito.
Todos se pusieron de pie, rodeando la cama del azulado, viéndolo fijamente.
Comenzó a abrir los ojos, lentamente, pero con firmeza y seguridad de que no los volvería a cerrar por tanto tiempo. Dio un respiro profundo, oliendo conscientemente aquellos olores que su nariz ya extrañaba.
Sus ojos terminaron de abrirse, deslumbrándose un poco por la breve luz de la habitación... las voces que comenzaba a oír progresivamente se hacían cada vez más claras y familiares.
Kaito por fin pudo distinguir las tres figuras que se encontraban ahí, pero concentrándose sólo en una, en la de él. Aquel al que amaba y amaría toda la vida.
-Bienvenido de vuelta, compañero.-