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domingo, 5 de julio de 2015

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 13. Las apariencias engañan.

-¡¿Sabes cuánto tiempo tardó en difundirse tu foto?! ¡Cuarenta minutos! ¡En cuarenta minutos todo Sternbild ya sabía quién eras!-
-Anick, por Dios. Cálmate un poco.- dijo Annie, intentando tranquilizar un poco a la casi iracunda CEO de SkullBunny.
-¿Cómo quieres que me calme? ¡Hiciste justo lo que te dije que no hicieras!- aulló prácticamente mientras daba vueltas desesperadas por toda su oficina (decorada en un estilo muy gótico y con remaches metálicos por doquier). Anick Lomawien era una mujer sumamente explosiva, un tanto visceral, con un muy mal genio y una voz particularmente chillona, lo que hacía que sus reclamos sonaran aún menos agradables de lo que ya eran.
-Se puede utilizar la misma estrategia que en Apollon, ellos luchan exhibiendo su cara; podríamos hacer lo mismo pero reservándonos mi verdadero nombre. Tampoco es como si yo tuviera familia a quien pudieran atacar, esto se puede...-
-¿Solucionar?- preguntó la jefa mientras veía con desespero a Annie, quien trataba de restarle importancia al asunto. Anaksha sólo trataba de ser paciente con las quejas sumamente exageradas de su jefa, conteniéndose lo suficiente como para evitar golpearle justo en la cara.- ¡Ya me tienes harta! ¡Has estado aquí sólo un breve tiempo y tengo crisis departamentales a cada momento! ¿Sabes el lío que hay en Administración por esto? ¡Todo por tus malditos escándalos!-
-¡Si soy un tamaño problema, entonces no entiendo para qué demonios me contrataste! ¿Sabes cuánto dinero te estoy haciendo ganar con mi "maldito escándalo"?- la semi pelirroja perdió los estribos por un momento y contestó en un tono muy altanero, siseando con desdén desde su superior estatura. Ella era más de la idea de respetar y estar agradecida con el empleador, pero esta mujer sabía sacarla de quicio, así que utilizó un poco de la "actitud empresarial" de Ryan (una que denotaba "Quiéreme o tírame").- Las ventas de SkullBunny en cuanto a la nueva línea de ropa se están disparando. Vi unos informes en el piso de abajo en donde mandaban a re-lanzar la producción de esta temporada con urgencia, aquella de la que YO soy responsable de promocionar. Te estás echando en el bolsillo algunos millones gracias a mí, así que podrás cuestionarme lo que quieras, pero parece que mis técnicas de ventas son mucho más efectivas que las tuyas.- dijo dándose la vuelta, finalizando con la discusión.
-Anaksha, no me dejes con la palabra en la boca... ¡Anaksha!- le gritaba Anick queriéndole obligar a que se quedara, pero la novata no hizo caso y salió azotando la puerta tras de sí.

Al cabo de un rato la chica salió a caminar un poco, la gente la empezaba a reconocer y se vio en la situación de complacer a algunos fanáticos con fotografías y uno que otro autógrafo; la Leona Siniestra ya comenzaba a ganar bastante popularidad y se sentía algo abrumada por ello. No sabía ser el centro de atención, toda su vida la había pasado en bajo perfil; estaba acostumbrada incluso a que la gente la evitara por su manera de vestir. También sucedía que en los conciertos de su banda le costaba trabajo asimilar el hecho de ser seguida con las miradas de las personas; necesitaba consejos rápidamente, así que acudió con quien siempre lo hacía. Segura, sintió que su novio sabría disipar sus dudas sobre este mudo del que aún era muy inexperta.
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-La buena noticia es que estás en boca de todos, Ryan. Apollon está teniendo muchísima publicidad gratis por esto. La mala, es que muy seguramente voy a tener que reunirme con esa horrenda mujer para ver a qué acuerdos llega la compañía con SkullBunny.- decía el CEO Alexander Lloyds con un ademán un poco irritado por esto último.
-No me imagino el regaño que le debe de estar dando su jefa...-
-Y no es para menos, siendo sinceros. Deben de estar ganando igual o más dinero que nosotros, pero controlar la situación en cuestiones administrativas y de publicidad debe de estar siendo el infierno terrenal para ellos.-
-Míralo de este modo: con la atención y el dinero que ganan por cada segundo que pasa, sus honorarios por las horas extras que se queden laborando van a ser bastante generosos.- dijo con una sonrisa, mientras tomaba asiento frente al escritorio del jefe.
El señor Lloyds tomó el control remoto de la pantalla de plasma y sintonizó todos los canales: noticieros, programas de chismes, shows de entrevistas y demás.
-En todo... ¡Están en todo! No me sorprendería que de un momento a otro estén sacando cajas de cereal con sus rostros plasmados en ellas.-
-Agnes debe de estar graciosísima justo ahora...- dijo el Príncipe de la Gravedad Errante, pensando en voz alta, más bien.
-¿Por qué lo dices?- preguntó Alexander curioso.
-Apostaría a que debe de estar furiosa porque esto se le haya salido de las manos, pero al mismo tiempo más feliz que un niño en navidad por toda la popularidad que esto está teniendo. Ya la puedo imaginar... saboreando todo ese rating.- dijo para romper a reír, a lo que el CEO lo acompañó de una breve carcajada cuando el intercomunicador del teléfono sonó.
::Señor, Black Xiaji está en el edificio. Solicita ver a Golden Ryan.:: dijo la gentil voz de la recepcionista. Ambos hombres en la oficina parecieron sorprendidos, así que dejaron que la curiosidad fluyera y dieron rienda suelta a la investigación, mirándose uno al otro con cierta complicidad.
-Envíala a mi oficina.-

-Buenas tardes, Señor Lloyds, con su permiso.- dijo Annie mientras abría la puerta de la oficina de la cabeza de Apollon Media.- ¡Ryan! Hola.- dijo al notar la presencia del héroe con una sonrisa en el rostro. El Príncipe de la Gravedad se acercó a recibirla con un discreto beso y la tomó por la cintura en lo que la invitaba a tomar asiento frente al escritorio del jefe, quien le tendió la mano para saludarla.
-Anaksha, qué bueno conocerte al fin. Ryan me ha hablado mucho sobre ti.- dijo con una sonrisa.- Espero que no te incomode estar en mi oficina, pero quería hablar contigo y con Ryan un poco sobre algo.-
-Ya puedo suponer de qué...- respondió la chica con una sonrisa melancólica y bajando los hombros.
-Oh, descuida. Yo no voy a regañarte ni nada parecido, me parece que con Anick ya tuviste suficiente, aunque no me explico como es que la has soportado tanto tiempo.- se cuestionó, a lo que la chica hizo una mueca que denotaba un poco de preocupación, y ni Lloyds ni Ryan lo pasaron por alto.
-En realidad... no lo hice.- dijo suspirando pesadamente.- Me temo que hoy me desesperé más de la cuenta y tuve una discusión con ella, incluso salí del edificio mientras ella seguía discutiendo y gritando. Me siento un poco mal por ello, pero no iba a poder controlarme si me quedaba...-
-Conozco a Anick Lomawien desde hace algunos años y jamás me agradó su actitud, por eso pocas veces Apollon Media accedió a distribuir la música de sus sellos discográficos. Por otra parte, tengo que admitir que me sorprendió que de un momento a otro decidió involucrarse en el negocio de los héroes, ella siempre trató de mantenerse alejada de eso; una vez la escuché decir que la idea de los héroes le parecía "banal e hipócrita". Supongo que vio el potencial de ingreso que este negocio representa.-
-A mí también me tomó por sorpresa que me contrataran tan de repente...- confesó la semi pelirroja.
-A propósito de ello, me gustaría hablar con ustedes dos de algo; esto es tan sólo una idea en proceso que me gustaría que se realizara la próxima temporada.- ambos héroes delante de Lloyds asintieron mirándose con curiosidad y se dispusieron a escuchar.- Ustedes saben que los contratos de los héroes con las compañías y patrocinadores se renuevan cada año dependiendo de la eficacia de los mismos ¿Cierto? Bueno, pues me gustaría que Annie dejara SkullBunny para la próxima temporada.-

Ryan y Anaksha abrieron los ojos tanto como pudieron, estaban entendiendo perfectamente lo que Alexander Lloyds les estaba queriendo decir. La chica que seguía sin poderlo creer, quiso preguntar algo:
-¿Para que yo pueda...?-
-Unirte a Apollon Media. Seríamos no sólo la primera empresa que implementó la idea de los dúos y tríos de héroes, sino que hasta podríamos patentar el concepto del primer equipo de héroes. El Apollon DreamTeam.-
-Whoa! ¿Es en serio?- preguntó el rubio, quien tenía la expresión más sorprendida de todas.
-Ya le he planteado la idea a Agnes y nos dio luz verde, aunque aún hay que hablarlo con Barnaby y Kotetsu. ¿Qué dices, Anaksha? ¿Te unirías a Apollon el próximo año? Saito te hará el mejor traje que podrás tener y estarás reunida con tu novio y amigos; y no es por presumir, pero yo no grito tanto como Anick.- dijo feliz Alexander Lloyds, riéndose de lo último. Annie se levantó del asiento con una sonrisa que iluminaba toda la habitación y esta vez, ella le tendió la mano al CEO.
-Señor... ¡Sería un honor!-
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-...te lo juro, me siento como la basura más grande del mundo. No merezco ser su hija.-
::Va a perdonarte, lo presiento; con lo que me has contado, se nota que te quiere muchísimo.::
Kaede había estado los últimos días recluida en su habitación, salía a la escuela y regresaba directamente a su hogar, sólo salía de su cuarto para lo estrictamente necesario. Sentía mucha vergüenza con su abuela y con su tío por cómo reaccionó cuando su padre le confesó estar teniendo un romance con su amor platónico. Y claro que sentía aún más vergüenza de hablar con su progenitor; varias veces cogió el teléfono pero sólo lo miraba, incapaz de poder hacer algo. Barnaby le atraía muchísimo e incluso ella misma sabía que sólo se quedaría en un cariño unilateral; aún así tenía la esperanza de que, por ser el compañero y amigo de su padre, ella pudiera tener una oportunidad de salir con el conejo. Después de todo... ¿la esperanza se pierde al último, no es así?

Desde hace algún tiempo, o para ser más precisos, unos dos meses después del incidente de la Diosa en Sternbild, Kaede había conocido a un chico en línea; tal vez unos cuantos años mayor que ella. Se toparon por casualidad en una página de conversaciones anónimas y parecieron llevarse tan bien que intercambiaron números de teléfono y desde entonces se comunicaban casi todos los días. El chico conocía a Kaede con el sobrenombre de "Kae" y ella a él como "Odine".
El tal chico Odine, sabía de los muchos problemas que tenía la chica, pero no a detalles completos, obviamente. Tan sólo sabía que su padre había empezado a salir con el sujeto que alguna vez ocupó un rincón en el corazón de la chica. Pero algo más había entre ellos, algo que los unió en momentos de solidaridad y empatía: ambos eran NEXTs. A Kaede se le había escapado mencionarlo en un momento de descuido y el interlocutor se emocionó al responder que él también lo era.

-Y justo ahora no sé qué hacer... me da mucha vergüenza estar aquí. No puedo ver a nadie a la cara.- se lamentaba la niña, mientras contaba sus preocupaciones a Odine, quien estaba al otro lado del teléfono.
::Se me ocurre algo... pero tal vez pienses que estoy loco.::
-Justo ahora soy toda oídos.-
::Ven a vivir conmigo a la ciudad. Hay un refugio para personas NEXTs en un lugar seguro y discreto.::
-¡Claro que estás loco! No puedo dejar mi casa... jamás me lo perdonarán.-
::Kae, porque te quiero... necesito que vengas. Con tus habilidades NEXT, el Maestro les puede ofrecer a ti y a tu familia seguridad.::
-¿Seguridad... de qué?- preguntó la castaña con un poco de escepticismo.
::Algo grande se avecina, Kae. Los NEXT que estamos refugiados aquí estamos formando un pequeño ejército para derrocar a los humanos..::
-¡No todos los humanos son malos! Se que tus padres te abandonaron desde muy pequeño al temer a tus poderes, pero hay personas buenas...-
::Lo sé, por eso te digo que el Maestro puede ponerte a ti y a tu familia a salvo.::
-¿Quién es el maestro?-
::Ven a Sternbild y averígualo tú misma.:: dijo divertido ::Lo siento Kae, tengo que irme. Hazme saber si contamos contigo.::

¡¿Pero qué demonios?! ¿Un ejército de NEXTs? ¿Los héroes sabrían de esto...? ¡Claro que no! Si así fuera ya habrían hecho algo al respecto. Era claro lo que Kaede tenía que hacer, tenía que alertar a la Primera Liga sobre esto. Pero... si lo hacía... sabrían que ella tiene una conexión cercana con ellos; tal vez si decía algo, todos los seres queridos de todos los héroes se verían afectados.
Kaede ya no quería causar más problemas, pero quizá causar problemas era la mejor forma de solucionarlos.
Decidió que se redimiría con su padre, que compensaría todas las heridas que le provocó aquel día con el filo de sus palabras; se disculparía de una forma en la que no hubiera modo de que le dijeran que no. Ya no decepcionaría más a su padre... nunca más.
Una mezcla de arrepentimiento, frustración, convicción y escepticismo inundó sus interiores al mismo tiempo en el que vaciaba algunos cajones de ropa para guardarla en una mochila mediana; comprimió tantas prendas como pudo, contó el monto de sus ahorros y se sentó a escribir una carta:

"Querida familia:
Perdón por irme así de la nada y en medio de la noche, he cometido muchos errores y los quiero enmendar. He dejado mi teléfono celular pero yo encontraré la forma de comunicarme con ustedes en cuanto pueda. Voy a estar bien, voy a un lugar seguro con gente de confianza pero por el momento no puedo decirles a dónde me dirijo.
Abuela, tío... no se  preocupen, por favor. No quiero causar más problemas a nadie, pero tengo que componer el lío que he causado. Si papá llega a leer esto... díganle que lo lamento, y a Barnaby también.
Estuve completamente fuera de lugar, ahora lo puedo ver. Desde que mamá murió, él jamás había visto con ojos de amor a otra persona; mantuvo un duelo durante tanto tiempo, que fue tan injusto de mi parte...

... quisiera decirle que lo lamento. Que lo lamento tanto. Decirle esas cosas estuvo muy mal, y me da gusto que por fin pueda compartir una vida con alguien que ama. Lamento que haya tenido que pasar esto para yo poder comprenderlo como ahora lo hago. Y me lamento muchas cosas más, pero no basta con ello; tengo que hacer algo al respecto. Por eso me voy, porque necesito enorgullecer a mi padre, necesito ser digna descendencia de Wild Tiger.
Los quiero a todos, pero esto es algo que debo hacer.
No me guarden rencor.
Los ama, Kaede."

-¿Entonces dice que encontró la nota sobre su cama?- preguntó Barnaby por teléfono a la desconsolada abuela, Anju Kaburagi. Kotetsu después de haber escuchado el texto de la carta, tuvo un ataque de nervios y corrió directo al baño para abrazar al inodoro y devolver el contenido de su estómago.
::Así es... encontré la nota hace unas tres horas, pero no les avisé de inmediato porque Muramasa salió a buscarla por todo el pueblo con la esperanza de encontrarla, pero no lo hizo. También llamamos a las casas de sus amigos y a los hospitales; no quise reportarla a la policía por que Kotetsu puede hacer más que las autoridades locales...  y justo ahora no sé qué hacer, no sé a dónde se dirige... no se si está a salvo.:: con esto, la anciana rompió a llorar.
-La encontraremos, no se preocupe. Estará sana y salva; justo ahora si no se ha topado con otro NEXT, tiene nuestros poderes. Nadie le hará daño.-
::Y además a estas horas de la madrugada... Barnaby, no dejes que le suceda nada.::
-Ella estará bien. Vamos a empezar las investigaciones lo más pronto posible.-
::Confío en ustedes para ello, pero ahora me refiero a Kotetsu. Él... no tiene estómago para esto, tienes que mantenerlo cuerdo... guíalo por el buen camino, no dejes que la desesperación lo sobrelleve.:: dijo la abuela, a lo que el conejo sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sintió un poco de temor al imaginar a Kotetsu en un estado irracional, así que le prometió a la madre de su amante y al él mismo que haría todo lo que estuviera en sus manos para ayudar al tigre. Ahora todos los Kaburagi se habían convertido en su familia, y no iba a permitir que ninguna situación los desquebrajara.

Kotetsu, por su parte, se levantó cuando sintió que su estómago no tenía nada más por devolver, enjuagó con un poco de agua su boca y cara para después correr a vestirse con un par de pantalones y una camisa, tomar sus llaves y celular; salió muy apresurado atravesando su hogar hasta la puerta, seguido de cerca por Barnaby, quien se vistió con asombrosa rapidez al ver la ansiedad del tigre. El moreno salió olvidando cerrar la puerta tras de sí. Fuera estaba oscuro como boca del lobo intensificando el malestar del ambiente, la luna era apenas visible como un creciente delgado en el cielo y con la prisa en el andar del veterano, éste se tropezó con una piedra cayendo de rodillas.
No se levantó, se quedó ahí contemplando su miseria, imaginándose hasta los más descabellados escenarios de peligro para su pequeña niña. Barnaby se abalanzó a abrazarlo gentilmente por la espalda.
-Kotetsu... va a estar bien.- el moreno lloraba ahogadamente al mismo tiempo que le costaba trabajo respirar. Sentía como si sus pulmones hubieran colapsado y estuviera a punto de hiperventilarse. Se volteó con Bunny para verle directo a los ojos y lo tomó de los hombros con leve brusquedad.
-¿Me ayudarás... a encontrar a mi hija?- articulaba con trabajo mientras las lágrimas escurrían de su rostro cayendo al piso, mojándolo.
-Ella es mi familia ahora, no dejaré que nadie lastime a mi familia. La vamos a encontrar... la vamos a encontrar.- decía el conejo, mientras abrazaba ansiosamente la cabeza del veterano asintiendo con cierto nerviosismo. Así estaban encontrando cierto consuelo uno en el otro, ahí, en medio de la abandonada calle a aquellas horas tan tardes que podrían ser tempranas a la vez, cuando el celular de Kotetsu sonó. Ambos hombres se espabilaron rápidamente y Tiger contestó de inmediato.

-¡¿Kaede?! ¿Eres tu?- preguntó casi gritando.
::Si, papá... lo siento.::
-¡¿Estás bien, hija?!-
::Papá... yo se que no puedo pretender nada de ti. No estoy en posición de hacerlo, pero necesito pedirte un favor.:: la voz de la niña estaba apagada y triste, además de que sonaba como si quisiera que nadie más la escuchara.
-¡Dime dónde estás, por favor! ¡Iré por ti de inmediato!- pidió el asustado padre ignorando casi por completo lo que su hija le acababa de decir.
::Eso es lo que tengo que pedirte... no me busques ni me reportes como desaparecida. Yo me comunicaré contigo, por ahora no puedo decirte en dónde estoy, pero te aseguro que estoy a salvo.::
-¡Kaede! ¡Por favor, hija! ¡Regresa a casa...!- la chica al otro lado del teléfono comenzó a llorar un poco al escuchar cómo su padre clamaba por ella. Barnaby al ver que la desesperación empezaba a adueñarse casi por completo de Kotetsu, le retiró el teléfono con delicadeza y le dio un suave beso en la frente, cosa que tranquilizó sobremanera al moreno.
-Kaede, soy yo, Barnaby. ¿Estás bien?- preguntó disimulando perfectamente la preocupación que él mismo también acarreaba.
::Si, Barnaby... necesito que por favor no me busquen por ahora. Confíen en mi, yo les estaré informando cada que pueda.::
-Estoy presintiendo que te metiste en un lío muy serio en bajo perfil... ¿estoy en lo correcto?-
::Algo así... por eso necesito que no den señal de alarma.::
-¿Tienes a alguien que te cuide ahí?-
::A dos personas... y una de ellas no creerías quién es...::

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