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jueves, 21 de enero de 2016

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 19: Calma, circo y desasosiego.

::Y regresando a las noticias centrales... ¡Qué interesante fue la entrevista de "Golden Xiaji", la primera pareja de héroes! Golden Ryan y Black Xiaji se lucieron como siempre lo hacen aunque ciertamente son personalidades opuestas ¿No creen?::
::Bien dicen que los opuestos se atraen, El Príncipe de la Gravedad Errante tiene una personalidad más bromista y altanera, y según la opinión popular puede llegar a ser un individuo prepotente con gracia. Mientras que la Leona Siniestra es más reservada y seria, su porte refleja clase y formalidad pero sabe interactuar con la gente de una manera suave.::
::También hay que decir que aunque decidieron mostrar sus rostros, fue una movida un poco arriesgada.::
::Y hablando de héroes que exhiben sus rostros en público, hablemos de uno de nuestros héroes consentidos. ¡Barnaby Brooks Jr. lidera el marcador en lo que lleva la temporada! Pero no se nos olvida que ha habido un empate entre el héroe de Apollon Media y la nueva adquisición de debut de la Corporación SkullBunny, el primer empate en los marcadores que se ha visto desde hace muchos años.::
::¡Así es! ¡Barnaby Brooks y Black Xiaji van empatados en primer lugar con 2.100 puntos! En segundo lugar está posicionado Golden Ryan, mientras que en el tercer y cuarto lugar se encuentran Blue Rose y Wild Tiger respectivamente. ¡La totalidad del Apollon Trío ahora se encuentra en los primeros cuatro lugares! Dejaremos que el tiempo sea quién determine si ahí se mantendrán. Mientras tanto en otras noticias, no se pierdan esta noche la transmisión nacional en tiempo real del espectáculo circense en el Auditorio Principal...::

Anaksha apagó la pantalla, aburrida de ver lo mismo en cada canal a cada hora; Ryan recargó su cabeza sobre el regazo de la chica mientras pasaban la tarde viendo televisión, acurrucados en el sofá dentro de la gran mansión Goldsmith, aunque el rubio ahora prefería llamarla Goldsmith-Kjolsrud ya que ahora era más que oficial la estadía permanente de Annie ahí.
Ryan se reincorporó con el cabello un poco alborotado del lado del que se recargaba y observó a su chica, ella se veía levemente intranquila, su expresión era suave y calmada pero hacía una muy sutil mueca de inconformidad.
-¿Algo de la televisión te ha molestado?- preguntó el rubio con leve pesadumbre.
-¿Eh? ¡Oh! No, no... en absoluto. Sólo que estoy un poco preocupada, es todo.- admitió bajando un poco la mirada.
-¿Por Ouroboros?- los ojos de Ryan se volvieron reconfortantes.
-Un poco, sí. Además de que Kaede quedó de reunirse con Kotetsu y Barnaby cada semana, y ésta es la noche. Me preocupa que la vayan a descubrir y puedan hacerle daño.-
-Ya pasó una semana del primer encuentro ¿cierto?- la chica asintió a la pregunta del rubio.- No deberías preocuparte, tiene a dos personas viendo por ella. De alguna u otra manera tuviste razón aquel día diciendo que tenías un buen presentimiento con Lunatic. Que haya revelado su verdadera identidad y que además les permitiera a ésos dos decírnosla es una prueba de que confía en nosotros tanto como quiere que confiemos en él. Con éso me basta.- dijo con una gran sonrisa que iluminada toda la habitación. La chica también se sonrió levemente, reflejando lo aliviada que se sentía de escuchar aquello.
-Sí, es verdad. Además, no creo que ningún humano o NEXT quiera enfrentarse a las llamas azules. Tal vez Frank o Jason podrían, pero si son inteligentes como creo que son, estoy segura de que evitarían la confrontación. Ella estará a salvo, lo prometió después de todo.-
-Y con lo que Kaede diga hoy, podremos saber más acerca de cómo y cuando atacar.- la chica asintió con tranquilidad y se levantó.
-Voy a darme una ducha.- dijo Annie dándole un beso y retirándose de la sala de estar.

Ryan se levantó también después de algunos segundos, se dirigió al dormitorio y vio la silueta de la chica, desvistiéndose tras el biombo de la gran habitación. Recorrió con los ojos la sombra de lo que él consideraba aquella perfecta figura, paseando la mirada sobre cada punto, cada voluptuosidad del perfil de la chica.
-¿Hace cuanto que estamos saliendo? ¿Unos seis meses?- preguntó el rubio.
-Sí, me parece que sí. ¿Por qué?- preguntó Annie con curiosidad mientras se envolvía en una toalla para dirigirse al cuarto de baño.
-Sé que sabes esto y de sobra además de todo, aunque nunca te lo he dicho. Pero... te amo.- dijo con una mirada fija y rebosante en confianza. Seguro de lo que decía, sin duda alguna. La semi pelirroja se frenó en seco y miró a Ryan con incredulidad.
-Es verdad... nunca lo habías dicho.- la verdad era que por la misma personalidad del rubio, Anaksha nunca esperaba escuchar aquellas palabras. Por supuesto que ella lo sabía, había muchísimas más maneras de demostrarlo, pero aquellas palabras tenían un significado especial: que Ryan Goldsmith dijera aquello implicaba algo mucho más intenso. Ryan, aquel que se encerraba emocionalmente, aquel que no permitía que nadie se entrometiera en su vida y que casi no tenía amigos, aquel que a pesar de ser extrovertido y engreído, era mucho más selectivo en sus relaciones interpersonales que cualquier otra persona.- ¿Sabes que es recíproco, cierto? Yo.. también te amo.- Ryan se sonrió ampliamente.
-No te culpo, soy irresistible.- dijo en un tono burlón. Annie rodó los ojos, evidentemente divertida.
-¿El señor Irresistible quiere ducharse conmigo?- la chica se colocó en una pose seductora a la vez que dejaba caer el toalla luciendo su desnudez con orgullo, dándose media vuelta para desaparecer entre los vapores del baño. El rubio tragó saliva, y a la vez que caminaba y se retiraba la ropa, respondió:
-El señor Irresistible sí quiere...-

Después de una hora bajo la ducha, dos en el dormitorio y de nuevo otra bajo la ducha, Annie y Ryan salieron del baño dispuestos a cubrirse como era debido; mientras secaban sus cuerpos y se vestían con ropas casuales para salir a tomar un trago, el rubio encendió la pantalla y sintonizó el canal donde transmitirían el espectáculo de la Compañía Circense Nacional. Había comenzado ya, la pareja no prestó mucha atención a la transmisión, sólo escuchaban la música tan hermosa y casi mística que acompañaba las presentaciones; el acto de los trapecistas había terminado y venían las proezas del Maestro en cuchillos junto a su asistente. El espectáculo siguió, pero no prestaron atención hasta que escucharon los hórridos gritos de la multitud y sobre todo, el de la asistente. Pero nada como lo que vieron en la pantalla, televisado en vivo y en todo Sternbild... eso sí que fue verdaderamente terrorífico.
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Nathan se recargó sobre la pared de la ducha, dejando que el agua caliente lo envolviera, posó las manos sobre la cabeza preguntándose una y otra vez qué era lo que sucedía.
-¿Cómo es que llegué a esto...?-
Habían pasado un par de semanas desde aquella noche con el toro y aunque le había dejado muy en claro que no iba a ser partícipe de sus aventuras de una noche, él mismo le había buscado en la mitad de las ocasiones que terminaban durmiendo juntos, un buen ejemplo era aquel mismo día. Nathan se sentía vacío, controlado por sus impulsos carnales y aún peor, lo que empezaba a sospechar que se convertiría en un triste y trágico amor unilateral. Su mente divagaba en eso más que en la advertencia de Tiger y Bunny con respecto a los sucesos recientes de la amenaza de Ouroboros, pero era algo que no podía evitar por más que quisiera.

Por otro lado, Antonio sabía que éste tipo de relación no era del agrado de Nate, sin embargo se veía escéptico de las razones por las cuales su amigo seguía accediendo a sus encuentros casuales. Cosa distinta sería si Antonio fuese el único quien insistiera en el tema, pero había una escalofriante reciprocidad a la hora de llamar para pedir el cuerpo del otro. Sea como fuere había todavía algo que le incomodaba al héroe toro: cada vez que él y Nathan se reunían, Tonio podía sentir una calidez a la que no estaba preparado. Cariño, compromiso... eso era. No era como si no quisiera aquello en su vida, sólo que por ahora quería seguir disfrutando de su soltería lo más que pudiera y no se sentía capaz de devolver el sentimiento, aunque algunas veces sí pensaba en que por no aprovechar el cariño a largo plazo que se le ofrecía, llegaría el momento en el que lo perdería para siempre.
Aquella tarde se encontraba pensando en ello, pero como solía pasarle los últimos días, su mente sólo pudo divagar en el recuerdo del cuerpo cálido y totalmente ardiente de Nathan; así le llamó y quedaron de verse en el hogar del toro. Había caído la noche ya, ellos habían saciado sus deseos lascivos y el moreno de las llamas se encontraba tomando una ducha; se estaba demorando lo suficiente y Antonio encendió la televisión en el canal de Hero TV. Hablaban un poco de lo que la gente llamaba "Golden Xiaji" refiriéndose a la nueva pareja, pero le resultaba gracioso. ¿Qué pasaría o cómo tomaría la prensa el hecho de que Wild Tiger y Barnaby Brooks Jr. también estaban involucrados en una relación amorosa? Tampoco se les olvidaba aquello que ése par les habían comentado hace unos días: Ouroboros renacido, la hija de Kotetsu infiltrada en la organización, ejército de NEXTs, Lunatic dentro del bando de los buenos... si era verdad que Antonio se había unido a los héroes por la aventura y hasta cierto punto, el peligro, esto era ciertamente un poco más excesivo de lo que él esperaba. Inclusive deseaba que Nathan estuviera más concentrado en Ouroboros que en su extraña relación.
Después escuchó algo que podía funcionar: en la noche transmitirían la actuación en vivo de la Compañía Circense Nacional en el Auditorio de Sternbild. Tal vez si el par de morenos pudiesen ir, Antonio le confesaría ahí que no estaba dispuesto a seguir con estos encuentros que a la larga podrían ser autodestructivos para ambos. Después de todo, Nathan quería formalidad... formalidad que Antonio no estaba preparado para brindar. O tal vez no era el hecho de que no estuviese preparado, sino dispuesto. De todas maneras, esperaba que el ambiente alegre y espectacular del circo suavizara el resultado de aquella fatídica conversación.

Cuando Nathan salió de la ducha acompañado de una expresión amarga y una toalla cubriéndolo desde el pecho, se vio bastante sorprendido cuando Antonio le invitó a cenar y después al espectáculo circense en el Auditorio Principal; era ávido de las hazañas increíbles y de la magia en general, además de que le emocionaba pensar que aquello pudiese ser una cita. Aceptó con una gran sonrisa, se vistió y maquilló para la ocasión y salió de casa del toro tomado del brazo de éste.
La cena fue rápida y el camino relativamente corto, y mientras Antonio hablaba y reía con los coordinadores del evento, cobrando algunos favores para conseguir dos entradas al Auditorio Principal, Nate se emocionaba de pensar que las cosas podían cambiar, de que Tonio se había decidido a darle una oportunidad a lo que pasaba entre ellos... y qué espacio más perfecto para decírselo que dentro de uno de sus espectáculos favoritos.
López consiguió las entradas, buscaron sus asientos y la presentación inició: dos personas rodaban por el escenario sujetos a una par de aros metálicos, se movían con gran agilidad abriendo paso a que el resto de la compañía desfilara entre cada giro al compás de la bella música. El primer acto consistía de dos personas caminando, saltando.... ¡inclusive saltando en la cuerda floja! Nathan quedó impresionado con tal muestra de equilibrio; después llegaron los trapecistas que se balanceaban de un lado del proscenio al otro, de vez en vez se tomaban de las manos para hacer piruetas y volteretas, rebotaban en la red debajo de ellos con habilidades impresionantes. Después llegó un señor alto junto a una chica hermosa y esbelta, anunciado como el Maestro en las proezas de lanzamiento de cuchillos. La chica se posó delante de un muro con manzanas sobre sus manos y una sobre la cabeza, esperando con tranquilidad las filosas dagas del actor principal.
-Nate... hay algo que quisiera decirte.- decía Antonio. Nathan sonrió ampliamente y se desentendió del espectáculo que estaba presenciando.- Me gustaría que supieras que... pues, respecto a ésto que tenemos... yo no puedo....- sin embargo el grito enardecido de las personas a su alrededor interrumpió lo que fuese que dijera. La gente se levantaba de sus asientos desesperadamente, con pánico en sus miradas, intentando salir con ansias de la sala. Fue cuando los morenos voltearon al escenario, y lo que vieron fue totalmente espantoso.
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-¿Crees que estemos en peligro?- preguntó Ivan.
-Bueno, es un riesgo constante en nuestra línea de trabajo, pero creo que nuestras probabilidades de salir lastimados se han disparado un poco con este suceso.- respondió Keith un poco pensativo sobre la advertencia de Kotetsu y Barnaby. -Me preocupa que seamos presas de Ouroboros, pero por mis amigos, prometo no ser presa fácil.-dijo con esa sonrisa altiva propia de él.
Desde aquella ocasión en casa del Rey, Keith e Ivan habían estado saliendo diariamente después de cumplir con sus obligaciones laborales. Al menor de los rubios le interesaba saber más acerca de la forma de pensar del otro, sus ideas y esperanzas puestas en el destino y su filosofía de vida, era ciertamente un placer escucharlo hablar. Ivan también había notado como de un instante a otro, había empezado a tratar más íntimamente a Keith, empezando por el hecho de que ahora le tuteaba. Éso y que ahora demostraban su afecto uno por el otro con besos de diferente intensidad según la ocasión.

Aquel día en particular habían salido a pasear al centro de la ciudad en compañía de John, Ivan iba tomado del brazo de Keith, recibiendo una que otra mirada de desaprobación por parte de ajenos, pero más que incomodidad, le daba tristeza; el Rey tenía razón, hay muchos prejuicios en la sociedad, y es ésta quien se rompe poco a poco a sí misma con tanto odio y pensamientos de crítica malsana. Keith notó la incomodidad en el rostro del chico, a él sinceramente no le importaba, siempre tenía una buena cara para todo ya que sabía que él no cometía ninguna falta.
-Si te sientes incómodo, puedes soltarme. No me sentiría ofendido.- los ojos del Rey eran reconfortantes y su voz aterciopelada. Ivan bajó los ojos pero se aferró más al brazo del mayor de los rubios.
-Sólo... pensaba en lo que me habías dicho. Hay tantos prejuicios, y eso me pone triste en cierto modo.- Keith asintió con una sonrisa suave, Ivan vio la expresión que no era despreocupada de todo, sino templada y neutral, el chico también sonrió dejando de lado todas las miradas malas e injustificadas a su alrededor.

Su caminar les condujo a un parque, cerca de una gran pantalla postrada en un enorme edificio en donde hablaban acerca de la transmisión en vivo del Auditorio principal, algo acerca de la Compañía Circense Nacional.
La noche había envuelto a la megalópolis y un espejo de agua que se encontraba cerca de su posición, soltaba chorros iluminados en distintos colores; el Rey soltó la correa de John para que el alegre labrador se acercara a ladrar y juguetear con cada nuevo chorro de agua que salía.
-¿Sabes? Recuerdo una época en la que se te veía enamorado.- preguntó Ivan, aún curioso por lo que aquella gitana le había dicho a Keith hace ya muchos años.
-Es verdad. Cuando la conocí, se sentaba en el banco de un parque todos los días. Después de eso, desapareció y jamás la volví a ver. Ella no hablaba mucho pero sabía escuchar todo lo que yo tenía para decir, era de tez clara y cabello blanco, así que pensé que ella podría haber sido mi zorro albino.-
-Pero habías dicho que estabas convencido de mí antes...- dijo con una mirada baja.
-Así fue, pero pensé que nunca me irías a corresponder. Cuando ella desapareció, supe que no era esta chica. No podría haber sido, se veía tan frágil que sabía que no podría protegerme más de lo que yo a ella, o tal vez la gitana hablaba en sentido figurado de nuevo, pero algo en mi interior me decía que aun así, la chica no era para mí a pesar de ser tan perfecta, o al menos así la imaginaba.-
-¿Y sólo se fue así? ¿Le confesaste lo que sentías?-
-Nunca pude hacerlo, desapareció el día en que me animé a comprarle flores. Ahí vi que el destino la había apartado de mi camino porque no éramos uno para el otro. Por eso no me entristecí, porque sé que todo pasa por una razón.- decía con una sonrisa leve y tranquila, procesando todo con aquella calma digna de alguien que vive plenamente en paz.
Ivan se perdió en la mirada del otro, admirando más que nada aquella templanza emocional que poseía, pero cuando el Rey le devolvió la mirada, lo que vio en sus ojos era algo que no podía ser descrito, era simplemente algo hermoso. "¡Gracias destino!" pensaba "Gracias por darme a esta persona."
Keith le tomó por la barbilla, levantó su mentón y le dio un suave y tierno beso; Ivan se sorprendió pero no negó lo que se le estaba dando, aferró su mano a la del Rey y de un movimiento ambas se entrelazaron; sin embargo, el monarca rompió el contacto de una manera levemente brusca a la vez que normalizaba su respiración.
-¿Qué sucede?- preguntó el chico, con un atisbo de preocupación desbordando sus ojos.
-Es sólo que... me da vergüenza admitirlo, pero... mi cuerpo no es inmune a tus encantos, Ivan.- dijo con una expresión un poco seria, sonrojado cual tomate en plena primavera.
-¿Inmune? ¿A qué te refie...? Oh... ¡Oh!- decía Origami a la vez que entendía el sentido de la oración y adoptaba el mismo color facial.

-¿Te molestó?- preguntó el monarca con un poco de pena, aún sonrojado.- ¡Dios! ¡Qué vergüenza! Lo lamento, Ivan.-
-No, pero para ser sinceros...- el chico soltó un gran suspiro y sus mejillas se coloreaban cada vez más a medida que hablaba.- ya que yo me encuentro en la misma situación... pensaba que tal vez podríamos ir a un lugar más apropiado... para poder...- el Rey volteó a ver con incredulidad al chico mientras iba recuperando su color de tez natural.
-¿Intimar?- preguntó el monarca de golpe.
-B-bueno, sí, pero... vaya, qué palabra...-
-Oh, lo lamento, sé que a veces puedo ser muy burdo.- ambos se dirigieron una mirada un tanto entretenida.- Pero... quisiera aceptar tu propuesta, Ivan. ¿Te gustaría.... que vayamos a mi casa?- dijo con la mirada más tierna que el chico hubiera visto jamás, Origami asintió suavemente, aún con las facciones un poco tensas.

Keith llamó a John, el cual atendió con rapidez a su amo; ambos hombres se levantaron del asiento y entrelazando los dedos de la mano, tomaron camino a la casa real. Caminaban con paso lento pero seguro, seguían disfrutando de las maravillas del turno nocturno de la ciudad; la gente volteaba la mirada hacía cualquier pantalla que proyectara la transmisión en vivo del espectáculo circense, soltando exclamaciones y comentarios diversos de asombro. Los rubios en realidad no prestaban mucha atención a ello, hasta que la gente empezó a callar por un momento... y después gritar con terror aparente. Las madres gritaban a la vez que tapaban los ojos de sus niños, había inclusive otras personas más, desmayadas o en estado catatónico.

Keith e Ivan fijaron su vista en una pantalla fuera de una tienda de tecnología.
Keith retrocedió de la impresión tropezando con una pequeña piedra y cayendo sobre sus cuartos traseros con una expresión hórrida en el rostro.
Ivan soltó una pequeña lágrima, paralizado por el terror que las imágenes transmitidas provocaron en él, incapaz de ver hacia otro lado... por más que quisiera.
John ladraba, pero nadie le escuchaba.
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La noche estaba a punto de caer y Kotetsu y Barnaby se preparaban para lo que habían acordado con Kaede y Lunatic, una reunión en aquella construcción, cada semana, a la misma hora, con una duración de por lo menos quince minutos.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Barnaby.
-Pues... supongo que bien. Sé que está teniendo mucha precaución, está bien acompañada por el tal Deino aquel, Lunatic no dejará que le pase nada malo... me siento más aliviado. Sigo preocupado, claro, pero con todo y el riesgo que está enfrentando, no lo está haciendo sola, además de que techo, cama y alimento no le faltan.- respondió Kotetsu, esbozando una sonrisa un poco triste.
-Estás tomando las cosas muy bien.- decía el rubio a la vez que se acercaba a acomodar la corbata del moreno.- Estoy muy orgulloso, has demostrado ser un padre ejemplar.- el tigre subió sus manos hasta las del conejo y las tomó acercándolas a su rostro, sintiendo la calidez del rubio.
-No hubiera podido haberlo hecho sin ti... si no hubieras estado a mi lado, tal vez me hubiera vuelto totalmente loco e imprudente.- el veterano enroscó un brazo en torno a la cintura del rubio y lo acercó a él, sin embargo, no le besó.
Simplemente se veían y respiraban su aliento, el fuerte brazo de Kotetsu sujetaba firmemente el cuerpo del ojiverde, las manos de Barnaby se aferraron a la espalda del tigre y ambos compartieron unos cuantos segundos más así. Contemplándose uno al otro, sintiendo su calor.
El momento terminó gracias al sonido del timbre que llamaba a la puerta del hogar de Kotetsu. Con un atisbo de fastidio, el rubio rompió contacto a pesar del puchero que hizo el tigre; Barnaby subió las escaleras dirigiéndose al cuarto de baño y el moreno atendió la llamada al inmueble. Abrió la puerta y se sorprendió muchísimo de ver a quien estaba esperando.
-Juez Petrov... ¿Qué lo trae por aquí?- preguntó intentando mantenerse al margen. El peliblanco le miró con su habitual seriedad, nada disimulada por las ojeras que se le remarcaban en el rostro.
-¿Puedo pasar, señor Kaburagi?- el veterano lo pensó un momento, pero después se hizo a un lado con sus ademanes torpes característicos.
-Oh, claro. Adelante, por favor.-

-Perdona la intromisión, pero era imperativo venir.- decía Yuri, dejando su maletín a un costado de donde Kotetsu le invitó a sentarse.
-¿A qué debemos el honor?- decía Barnaby mientras bajaba los escalones con cautela; habían decidido que confiarían en aquel hombre, sin embargo todavía le resultaba un poco molesto el asunto de sus dos identidades.
-Tengo información que les interesa.- ambos héroes se miraron uno al otro con escepticismo a lo que fijaron la vista en los ojos de Yuri, tan carentes de expresión.- Kaede no podrá reunirse con ustedes esta noche.- Kotetsu se puso de pie de golpe.
-¡¿Qué dices?!- su expresión se tornaba obscura.
-Escúchame.- Bunny tomó por el brazo al veterano, indicándole que tomara asiento de nuevo y se tranquilizara.- Tu hija me llamó hace una hora, me dijo que no podría reunirse contigo porque hoy nadie podrá saltarse el toque de queda, ni siquiera Deino. No sabe qué cosa se esté planeando dentro de la organización, pero supone que es algo muy importante. Lo único que confirmó es que Frank hará un anuncio muy importante a todos los militantes y está prohibido faltar, será esta noche.-
-¿Y por qué te llamó a ti? Pudo habernos llamado a mí o a Barnaby.- respondió un tanto molesto el tigre.
-Ella usa un teléfono celular que le consiguió Deino hace tres días; dentro de Ouroboros está prohibido cualquier artefacto que permita la comunicación al exterior. Me llamó por que es inteligente, sabe que si llegan a descubrir el teléfono, es más viable inventar una excusa de porqué estaba llamando a Lunatic en lugar de a Wild Tiger.-
-Bueno, en éso tienes razón. Si se enteraran de que habla con algún héroe, nos quitarían el factor sorpresa además de que supondría un verdadero peligro para ella. Y tú puedes decir que como Lunatic, la quieres volver tu protegida o algo parecido.- respondió Barnaby, sosteniendo su mentón pensando en lo que decía.
-Así es. Me envió a decirte eso. Sin embargo, hace media hora recibí un mensaje de Frank diciéndome que yo tampoco podía faltar al gran anuncio que va a hacer hoy. Si consigo más detalles se los comunicaré en la brevedad.-
-Claro, gracias... Yuri.- dijo el veterano con una ligera sonrisa y una mirada cálida. El peliblanco sintió una corriente recorrer su cuerpo y miró sorprendido al tigre, le agradecía por llamarle por su nombre; se levantó y se dirigió a la salida agradeciendo a ambos por escucharle. Ya se encontraba fuera de la entrada cuando se volteó un poco y habló por encima del hombro.
-Una cosa más... señor Kaburagi. Ella se encuentra bien, se siente feliz de poder contribuir. Lo puedo asegurar.- finalizó y Yuri Petrov siguió su camino retirándose del lugar dejando al veterano sonriendo al aire, sintiendo un gran orgullo sobrellevarle en más de un sentido.

-¿Tendríamos que avisar a Ryan y Anaksha?- preguntó el moreno.
-No deberíamos alarmarles, si tan sólo es un anuncio el que Frank va a hacer deberíamos esperar hasta que Kaede o Yuri nos digan lo que averiguarán hoy.- respondió el rubio a lo que Kotetsu se derrumbó junto a él en el sofá.
-Creo que tienes razón, sólo nos queda esperar.-
-En dado caso, parece que no tendremos trabajo hoy, todo mundo está tan emocionado por el regreso de la Compañía Circense Nacional que si hay problemas, serán para la Segunda Liga y la policía.- decía el rubio, con serenidad mientras recargaba su cabeza en el hombro de Kotetsu, cerrando los ojos un momento.
De repente sintió cómo el cuerpo a un lado de él se movía y cómo le abrazaban cálidamente; empezaba a sentir un delicioso vaho en las proximidades y cómo unos labios se posaban sobre los suyos, aquellos labios que Barnaby conocía a la perfección.
Kotetsu ahora estaba demostrando lo hambriento que se sentía de Bunny; sus manos exploraban por debajo de la ropa del rubio de una tierna manera a la vez que las manos del ojiverde comenzaban a aferrarse al pecho del otro. Las caderas de ambos empezaban a moverse y frotarse inconscientemente, como si de un reflejo se tratara, sus bocas ahora se devoraban con desespero y su calor elevaba la temperatura de todo el lugar.
Kotetsu bajó sus manos hasta sostener la cadera de Barnaby y levantarlo en un hábil movimiento, el rubio abrazó con las piernas la cintura del moreno y mientras continuaban con su apasionada unión de labios, el veterano los dirigió a la habitación, desapareciendo dentro de su intimidad... extrañaban sentir sus cuerpos juntos y si podían aprovechar aquel momento, lo harían. Aprovechar cada segundo que se les concedía.

-De verdad no mentías ¿cierto?- preguntó el rubio, boca abajo en el lecho, con su cabeza apoyada sobre un codo y abrazando una almohada.
-¿Respecto a qué?- preguntó el moreno, curioso.
-¿Alguna vez habías tenido experiencia en esto con hombres?- Barnaby se sonrojó un poco.
-¡Claro que no! Ya te lo había dicho... eres el primero, y me gustaría que fueras el único.- contestó con el mismo enrojecimiento en sus mejillas. Bunny sonrió levemente.
-Entonces me parece que nos vamos a regalar muchas primeras veces... y únicas.- el tigre se rió a esto último y el conejo no pudo mas que unirse a esa pequeña felicidad que compartían. Sin embargo, el teléfono de Kotetsu sonó anunciando una llamada entrante, cortando el momento.
-Es Anaksha.- Barnaby sólo asintió y el veterano atendió colocando el altavoz.- ¡Hola! ¿Qué sucede?-
::¡Kotetsu! ¿Estás mirando la transmisión del Auditorio Principal?:: la chica sonaba alarmada.
-No... ¿debería?- preguntó con un semblante amargo y confundido, a lo que el rubio reaccionó por instinto al tono de voz de la chica y prendió el televisor del cuarto del tigre.

::¿... Kotetsu?:: preguntó la chica.
El tigre había soltado el teléfono dejándolo caer al piso, resultado del shock en el que estaba, sus ojos estaban abiertos y no parpadeaban, además de que su boca tartamudeaba alguna cosa sin coherencia. Barnaby miraba fijamente la pantalla, sin poder creer lo que la televisión mostraba.
-¿Que... es esto...?- se preguntó, casi incapaz de poder articular palabra alguna.

Era seguro: el horror se había desatado.

jueves, 14 de enero de 2016

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 18: Reunión, el epílogo.

-¿Han oído hablar de Mr. Legend...?-
-Por supuesto que sí. No creo que haya alguien en esta ciudad que no conozca al héroe Legendario.- resopló Barnaby, con un tono casi sarcástico en respuesta a lo que él consideraba una pregunta absurda.
-Era mi ídolo, mi modelo a seguir cuando era más chico...- añadió Kotetsu, reincorporándose mientras tomaba la mano de Kaede, envuelta en el traje que aislaba las células NEXT de la chica.
-¿Pero... acaso saben cómo fue que murió?- los ojos del vigilante se tornaron vidriosos, aunque por la máscara nadie pudo percatarse de ello.
-Fue durante un ataque terrorista, un accidente. Los héroes que trabajaban junto al Legendario lo confirmaron en la rueda de prensa que se hizo el día anterior a su funeral.- contestó el veterano de Apollon, interesado particularmente en lo que Lunatic podría decir.
-Wild Tiger... no creas en toda la información que la prensa maneja; si fuera verdad todo lo que se llega a publicar o transmitir, tu seguirías siendo el culpable definitivo del asesinato de Samantha Taylor.- Kotetsu se sorprendió de la manera tan fría en la que Lunatic decía aquello, casi como si no le importase que Barnaby estuviera ahí escuchando cada palabra. Sin embargo el vigilante comprendía perfectamente el sentimiento, pero era propio de él decir las cosas sin vacilaciones, incluso de una manera un tanto cruda.
-... no metas a mi tía Samantha en esto...- decía el conejo por lo bajo, apretando los puños en un intento de controlar una casi inminente rabieta.
-La verdadera historia es muy diferente, y por mucho, más cruel que la difundida por los medios.- la mirada de Barnaby se tornó un poco obscura, reflejaba escepticismo y cierta curiosidad; buscó la mirada de Kotetsu sólo para confirmar que no era el único compartiendo aquel sentimiento, el tigre miró a su hija preguntando con el contacto visual si ella acaso sabría de aquella historia. La mirada de la castaña fue negativa, ella también buscó ver a Deino buscando respuestas, pero dada su expresión casi circunspecta, el círculo de miradas se cerró con el chico viendo al vigilante, expectante del desenlace.
-¿Usted la sabe, Lunatic?- preguntó Deino finalmente a lo que el vigilante asintió.
-Hace muchos años, había un chico... el hijo de Mr. Legend. Cuando éste chico estaba en la flor de la adolescencia sus poderes NEXT fueron presentándose con particular espontaneidad, se vio incapaz de controlarlos hasta que fue inevitable para el Legendario darse cuenta del riesgo que esto implicaba. Esto pasó cuando Mr. Legend ya estaba en declive y no fue fácil aceptar que su vida estaba cambiando drásticamente, sus poderes se desvanecían un poco más con cada segundo que transcurría y su hijo se encontraba aislado de todo y de todos por temor a lastimar a alguien. El Legendario se encontraba desesperado pues no quería abandonar la vida que llevaba, se adentró en el obscuro camino de la bebida sin control y cada día llegaba rompiendo cosas y maldiciendo por lo alto; un día se encontraba bebiendo en el garage de su residencia, su esposa, Origa, tuvo la mala idea de ver si acaso necesitaba algo, una idea que no sonaba mal en su momento. El chico se encontraba como cualquier otro día, en su cuarto alejado del mundo hasta que se empezó a escuchar aquello. Los gritos y lamentos de Origa... como todo hijo preocupado por su madre, el chico salió a investigar de dónde venían aquellos quejidos y la razón que los provocaba; el muchacho caminaba con paso lento, escuchando como si alguien estuviera golpeando a alguien más, sus sospechas se fueron arraigando más a él con cada paso que daba, los sonidos de los golpes acompasaban los lamentos de la esposa. La casa se llenaba de un ambiente macabro y obscuro a pesar de haber sido un día bastante soleado, cuando el chico llegó a la cochera y vio a Mr. Legend golpeando de una manera brutal a Origa, mientras ella le suplicaba entre golpe y golpe que por favor se detuviera, el sonido desesperado de su llanto inundaba el lugar, ella ya no tenía fuerzas como para alzar un poco los brazos e intentar protegerse... ella ya estaba resignada a que iba morir ahí, de aquella forma y con la firma del hombre al que ella más amaba.- la cara de los otros cuatro presentes era amarga, como si con cada palabra del relato pudiesen sentir lo mismo que la señora Petrov.- El chico le pidió con desespero a su padre que se detuviera, pero el Legendario no parecía escucharlo, o siquiera percatarse de que su hijo estaba presenciando aquello. El poder NEXT del hijo lo sobrellevó en un intento desesperado de salvar a su madre y terminó asesinando accidentalmente a su propio padre.- decía con la voz quebrada de aquello último.
-No me malentiendas, que nos hayas contado esto ciertamente nos ha esclarecido ciertos aspectos de la muerte de Mr. Legend que no cuadraban con los informes oficiales, que también fueron censurados en la causa oficial de muerte. Pero no nos has dicho exactamente qué fue lo que lo mató, fue su hijo quien lo detuvo de una manera que el pobre chico no hubiese querido, de eso estoy seguro, pero ¿cómo lo hizo?- preguntó Barnaby, con la expresión más suave y genuinamente intrigado por lo que Lunatic fuese a decir.
-Esta parte... la sabrán deducir un poco.- con sorpresa reflejada en sus rostros, nadie hizo comentario alguno, esperando a que el vigilante siguiera con los detalles del relato.- Mr. Legend, unos días antes de perderse en el vicio, le obsequió al muchacho cierto traje... un traje que aislaba las células NEXT para que su poder permaneciera dentro de su espacio personal y nadie lo notara ni se saliera de control.- Kaede se quedó estupefacta, incapaz de poder creerlo, la expresión de Deino era igual, inclusive dejaron ambos caer al mismo tiempo un poco ses mandíbulas de tal sorpresa.
-¿Quieres decir que...?- Lunatic asintió sabiendo lo que estaba pensando la castaña, pero sabía que los dos héroes no habían captado del todo aquello, ya que a ellos no les había dicho que ese traje alguna vez le perteneció.
-¿Le diste el traje de aquel chico a mi hija?- preguntó Kotetsu, aún sin saber la razón de la expresión de los dos más jóvenes.
-Un día antes del incidente, el traje se rompió y el chico lo había mandado a remendar con especialistas en hilos aislantes de NEXT. Por eso aquel día que el muchacho no usaba su "armadura"... Mr. Legend sufrió incineración accidental hasta la muerte.- dijo finalmente, dejando caer los hombros pesadamente tras un gran suspiro.
-¿Incineración...?- decía Barnaby total y completamente perplejo.- ¿Me estás diciendo que tu eres...?-
-¿... el hijo de Mr. Legend?- terminó de preguntar Kotetsu igualmente estupefacto.
-Aquel día, Origa, mi madre perdió la cordura y yo también terminé quemado por mis propias llamas...- dicho esto, se dio media vuelta y tomó un respiro para darse valor.

Exhaló y recordó que si aquella era la voluntad de Thanatos, habría de cumplirse. Tomó su máscara por la parte de abajo y se retiró la identidad de Lunatic, dejando que su largo cabello gris ondeara levemente con la corriente de aire que pasaba por el lugar y con la frente en alto se dio la vuelta.
-¡¿El juez de Justicia?!- exclamó Kotetsu, todos parecieron absolutamente perplejos. ¡Vaya día de emociones y de sorpresas!
-¿Yuri... Petrov?- preguntó Barnaby. Había que decirlo, ahora la mirada de Yuri reflejaba un atisbo de vergüenza, como si se hubiese desnudado frente a ellos.- ¿Eres Lunatic?- volvió a preguntar el conejo, de verdad, incapaz de asimilar la escena.
-Sólo cuando uso este traje. Cuando interpreto los deseos de Thanatos.-
-¿De verdad?- Bunny ahora parecía molesto.- ¿Sólo cuando usas el traje? ¿Como podría confiar en que desempeñas tu papel de juez siendo indiferente de esto?-
-No se si lo creas, pero incluso yo tengo ética profesional.- bufó Yuri molesto ahora.- Mi trabajo lo limito a las leyes escritas, nada más.-
-Por que vaya que me has hecho la vida difícil en los tribunales.- rezongó Tiger.- Eso sin contar que como Lunatic, me has querido matar.-
-He tomado la voluntad de Thanatos a mi conveniencia, pero me he dado cuenta de que mi Dios habla a través de tu hija. Su causa es buena y por eso me uno a ella.-
-¿Y que hay de tu promesa con Frank?- recordó Barnaby repentinamente.- ¿Cómo entra él en todo esto?-
-Mi madre en sus momentos de lucidez recordaba la forma en la que detuve a mi padre... aún me odia por ello. Aquella presión de que se me recordara a diario el terrible suceso, no sólo por parte de mi madre, sino cada vez que me miraba al espejo y ver las cicatrices que dejaron mis llamas aquel día...- Yuri vio sorpresa reflejada en todos los presentes, así que aclaró.- Las camuflo con un maquillaje especializado, por eso no son tan evidentes. En fin, me sentía presionado y en una etapa de mi vida sentí que perdí el rumbo, ya no tenía intenciones de vivir pero no quise irme por la vía fácil. En un congreso cristiano conocí a Frank, él me introdujo a Thanatos y sentí por vez primera que realmente mi vida tenía un propósito. Thanatos es la personificación de la muerte sin violencia, si bien fue cierto que mi padre sufrió antes de morir, no fue dolor malintencionado o provocado adrede. Encontré tanto en Frank como en mi Dios una salvación, poder verme a la cara con mi padre y enmendar lo que hice. Cimentar mi camino hacia él con los pecados de los criminales a los que creía expiar... no es así, nunca fue así. Frank decía constantemente que tenía una misión en la tierra, pero hasta que me uní a él a Ouroboros arrastrado por un sentimiento de agradecimiento y de amistad, como si él fuera mi guía y yo su protegido, fue que me enteré de su plan: para poder ascender al paraíso junto al Creador tenía que hacer su voluntad eliminando a los humanos, permitiendo el paso de la evolución, hacer prevalecer a los NEXT dispuestos a cooperar a la causa y eliminando a los rezagados a los deseos del hombre común, los héroes.-

-A ver si entendí... ¿De eso se trata Ouroboros ahora? ¿De NEXTs rebeldes que odian a los humanos?- preguntó Kotetsu con una expresión amarga.
-No tanto como eso...- ahora fue la voz de Deino la que se hizo sonar, rompiendo el silencio que hasta ahora guardaba.- Hay NEXTs que definitivamente odian la raza humana, ésos son básicamente los pilares de la actual organización y de ellos habrá que preocuparnos. Pero hay otros que aunque no lo dicen, sólo son simples personas desprotegidas, excluidas, que no tenían a donde más ir y por eso están militando en Ouroboros... porque los acogieron en momentos de necesidad. Estoy casi seguro de que no comulgan al cien por ciento con las ideas del Maestro, pero están dispuestos a pelear por ellas si se los pide a cambio de seguridad, comida y techo.- dijo un tanto cabizbajo.
-Deino es el segundo asistente de Frank, sabe más que cualquiera de nosotros, pero no todo. A quien le tiene plena confianza es a Jason Keyes. De una u otra manera, él se supo ganar la confianza de Frank más de lo que yo lo hice.-
-¿Cómo está la situación ahora?- preguntó Barnaby, intentando ser más objetivo.
-La organización se encuentra al oeste de la ciudad, en una fábrica de calzado abandonada, la fachada es mero señuelo ya que la inteligencia, oficinas, dormitorios, almacenes y demás se encuentran distribuidos en ocho pisos subterráneos. Al nivel de piso sólo le conocemos como "El vínculo" ya que una vez pasando por aquel patio, decidimos dar nuestras vidas a Ouroboros y al Creador. La organización crece cada vez más, estamos refugiando de tres a nueve NEXTs adicionales diariamente, y contando el agregado de hoy, el registro contaba 950 miembros en activo.- explicaba Deino.
-¡¿Ya tienen tanta gente?!- exclamó Tiger evidentemente preocupado.
-Cuando yo me uní, ya habían unos 500 o 550 NEXTs afiliados.-
-¿Y cómo sustentan tal cantidad de personas?- preguntaba Barnaby, con un sentimiento de angustia al pensar que realmente deberían estar por mucha más preocupados.
-No podría decirles con exactitud.- agregó Lunatic.- Sólo me enteré de casualidad que una mujer es quien solventa todos los gastos y que a cambio, Frank tiene que reunirse con ella una vez al mes. Supongo que la enamoró y la usa a su favor.-
-Eso es caer muy bajo, jugar con los sentimientos de una persona...- admitió Kaede en voz baja.
-Lunatic... tenemos que irnos ya.- dijo Deino, con un semblante preocupado.
-Cierto.- asintió Yuri y se puso de nuevo la máscara de Lunatic.- No podemos permitir que se note la ausencia de éstos dos.-

-Sólo... prométeme que tendrás mucho cuidado. ¿De acuerdo?- decía Kotetsu a la vez que abrazaba a su pequeña del abdomen, evitando cualquier contacto piel a piel. Su voz sonaba un poco recia, como negándose a querer dejar ir a la chica.
-Mantén un perfil bajo y no hagas nada que pueda comprometer tu fachada.- agregó Barnaby con una voz suave, como si estuviera brindando consuelo en vez de dar una indicación.
-Lo prometo.- decía con algunas lágrimas en los ojos, abrazando con recelo el cuerpo de su padre con un brazo y tomando el brazo de Bunny con el otro.- De verdad... estoy arrepentida de hacerlos tener que pasar por esto, pero se que puedo ayudar.-
-Nosotros también pensamos eso, Kaede. Confiamos en ti. Como dijo Lunatic, esto será imposible sin ti.- dijo el rubio con seguridad, aunque con un poco de miedo a la vez.
-Serás una excelente heroína algún día...- dijo Tiger, alzando su mirada para ver a los ojos de su hija.- No... ya lo eres.-
La castaña se aferró más al abrazo, pero la mano de Yuri sobre su hombro le indicó a la chica que era tiempo de irse; Kaede soltó a su padre con cierta reticencia y amargura, buscó por debajo de sus ropas el guardapelo con la imagen de la joven Origa y mientras se iluminaba en un aura azul fluorescente su rostro cambió, volteó una última vez a ver a su padre y se dio la vuelta.
-Lunatic... Yuri.- recordó Barnaby.- Tu secreto estará a salvo con nosotros.-
-Lo agradezco.- dijo el vigilante haciendo una pequeña reverencia.
-Seguro entenderás que debo compartir la información de hoy con los demás héroes, ya que somos de las principales presas en esta lucha. Me limitaré sólo a los detalles de Ouroboros.- Yuri simplemente asintió.- Y... ¿me permitirías hablar de tu identidad con Ryan y Anaksha? Son de confiar además de ser nuestros aliados directos. Nuestra lucha es su lucha. Por favor.- esta vez, el vigilante lo pensó un poco. Tenía derecho a negarse después de todo.
-¿Confían en ellos?- preguntó con frialdad.
-Así es.- respondió el conejo con el mismo sentimiento, acompañado de la mirada confidente y llena de seguridad de su compañero.
-¿Les confiarían sus vidas si fuera necesario?- los héroes volvieron a asentir sin vacilaciones.- Lo pondré de esta manera... ¿Les confiarías la vida de tu hija?- esta vez la pregunta fue dirigida al mayor de los Kaburagi. El veterano abrió los ojos en señal de sorpresa para después fruncir el ceño y responder.
-Ryan abandonó al mejor compañero que pudo tener después del incidente de la Diosa para permitirme luchar junto a Barnaby, después regresó cuando se lo pedí para que mi compañero tuviera a alguien a su altura de su lado. No se opuso cuando el Trío se formó, me confió sus problemas y me confesó su amor por Anaksha, y ella... ella me devolvió mis poderes. Ryan es absolutamente leal y Anaksha es devota e incondicional. No podría confiar mi vida o la de mi hija en mejores manos.- terminó de decir con una confianza abrumadora.
-Entonces, no tengo ninguna objeción.- el vigilante suspiró y se dio la vuelta dispuesto a marcharse con los dos jóvenes.
-¡Esperen! Antes de irse... ¿Podría hablar con el chico?- Deino se vio desorientado por un momento y buscó el permiso de Yuri, quien susurró "No tardes" dando el consentimiento necesario. El rubio platinado se acercó a donde estaba el veterano. Tiger pasó un brazo por los hombros del muchacho y se dio la vuelta, inclinándose un poco para que nadie escuchara lo que preguntaría.
-¿Es verdad que estás enamorado de Kaede?- preguntó con ojos penetrantes. Un rojo coloreó las mejillas del chico, quien no hacía más que balbucear.
-¿Y-yo? ¿S-señor...' Pues... verá... lo q-que p-pasa...- Deino no podía articular palabras concretas ni mirar directo a los ojos del padre de... de Kaede.
-No me pareces un mal muchacho.- dijo Kotetsu y le sonrió al chico, a lo que éste se calmó sobremanera y soltó un suspiro de alivio.- Pero si le rompes el corazón, seré yo quien te rompa el trasero. ¿Entiendes?- la expresión del veterano se volvió a endurecer y el miedo se hizo presente una vez más.
-Sí, señor.- fue lo único que Deino atinó a decir, después se volvió a reunir con sus colegas y los tres de Ouroboros dejaron el lugar.
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-¡Annie!- exclamo Ryan con la mirada baja, viendo fijamente el pavimento debajo de ellos, llamando la atención de su compañera. Anaksha se levantó de golpe del otro extremo de la viga y se situó a lado del rubio.- Se marchan ya.-
Ambos héroes observaban como las tres figuras que habían llegado hace unos treinta o cuarenta minutos abandonaban el punto de reunión con paso firme, parecía que el encuentro había transcurrido sin ningún percance aparente. Pero de pronto, de las tres personas que caminaban lejos del lugar, una que conocían particularmente bien se frenó en seco unos segundos; Lunatic volteó el rostro, dejando que los héroes en las alturas la apreciaran unos momentos para después iluminarse todo su alrededor en aquellas majestuosas flamas antinatura. Ardió unos segundos y después se reincorporó a los otros dos para marcharse definitivamente.
-¿Qué... demonios fue eso?- preguntó Ryan con una pequeña pero inevitable expresión de miedo. Annie le contestó inundada por el mismo sentimiento.
-Quiso darnos a entender que estaba consciente de nuestra presencia. Él supo todo el tiempo que nos encontrábamos aquí... Hay que bajar rápido. No sabemos si esto pudo repercutir de manera negativa en su encuentro. Sujétate de algo.- dijo Annie con nerviosismo, a lo que Ryan se hincó y aferró fuertemente sus manos a la viga; la Leona Siniestra se iluminó en el peculiar azul brillante y con su telequinesis separó el cable de alta tensión que sujetaba el bloque de metal a la grúa de construcción al mismo tiempo que hacía la viga levitar y descender suavemente pero con rapidez hasta llegar a nivel de pavimento. Ambos saltaron de la metálica superficie con agilidad y se dirigieron con rapidez a confirmar el estado de sus colegas.
-¡Hey! ¿Se encuentran bien?- preguntó Ryan con preocupación.
-Lunatic nos... descubrió.- decía Anaksha al verse interrumpida por la escena. Barnaby le dirigió a la chica una mirada entre relajada y triste mientras abrazaba reconfortante la cabeza de Kotetsu, quien lloraba ahogadamente y en un incómodo silencio. Después de un par de segundos el veterano se reincorporó, tomó las manos de Barnaby y las besó con demasiada ternura como para ser descrita; se levantó dejando caer con pesadez los hombros, permitiendo el escape de un gran suspiro, cargado tanto de alivio como de estrés.
-Kaede estará bien... él lo prometió.- dijo Tiger al secarse las últimas lágrimas que corrían por su rostro.
-¿Él? ¿Lunatic?- preguntó Ryan.
-Es una historia que me parece que deben escuchar...- dijo Barnaby al recargarse sobre un muro, adoptando una posición cómoda para comenzar a contar aquella anécdota.- Mantengan la mente abierta, es un tanto... increíble.- los dos héroes asintieron y Bunny comenzó a hablar.
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-¡Si ese es el caso debemos de atacar de inmediato antes de que junten más rebeldes!- exclamó el Príncipe de la Gravedad Errante evidentemente alarmado.
-No te precipites, Ryan. Creo que tenemos que evaluar la situación primero.- decía Barnaby.
-¿No creen que si Kaede pudiese saber con más exactitud lo que piensan los demás militantes tendríamos más oportunidad de saber por dónde atacar a la Organización?-  preguntó Kotetsu con un repentino cambio de actitud.- Confío en mi hija, y si dijo que ayudará es por que lo hará.-
-Pienso que lo más prudente sería esperar hasta la próxima vez que Kaede se reporte. Así le daremos tiempo de recolectar toda la información que le sea posible. Además, con el chico Deino trabajando junto a Frank y la promesa de Lunat... de Yuri Petrov... bueno, tengo la corazonada de que mantendrá su palabra.- agregó la semi pelirroja.
-¿El juez de Justicia, eh? ¡Vaya que ésa no me la esperaba!- admitió Ryan con una leve sonrisa.