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lunes, 25 de abril de 2016

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 21: Brigada 731. Parte I.

Kaede se hacía espacio entre las personas para poder pasar, El Vínculo estaba a rebosar; todos los militantes de Ouroboros se encontraban a la espera del gran anuncio de su líder, Frank Martínez. El bullicio era tremendo y los casi mil militantes se encontraban ansiosos por saber el desenlace de la noche; la chica estaba intentando caminar entre la gente con extremo cuidado de que nadie pudiese tocarle ningún punto de la cabeza.
-Deino. ¡Deino!- Kaede agitaba su mano en el aire para ser notada por el chico, quien estaba en la buena compañía del vigilante de la noche, apenas entrando al recinto. El platinado escuchó a la chica del cabello grisáceo llamar por su nombre y la ayudó a terminar de pasar por entre los militantes, Kaede se detuvo un momento para recuperar el aliento.- Gracias... Los están buscando, el anuncio está a punto de empezar, el Maestro los necesita en el frente y veo a Jason un poco ansioso.-
-De acuerdo, quédate aquí donde no haya tanta gente.- decía Lunatic al ver que al fondo se había instalado un podio elevado con un micrófono en el centro listo para transmitir lo que Martínez tenía para decir, varias bocinas distribuidas de manera uniforme por todo El Vínculo y una pantalla blanca de un exorbitante tamaño en el cual se estaba proyectando el inicio de la presentación de la Compañía Circense Nacional.- ¿Por qué estamos viendo el espectáculo del circo?- preguntó con cierto interés.
-Supongo que es para que haya un poco de entretenimiento antes del anuncio.- respondió el chico.
-Lo veo difícil, Frank no es así... Kae, si las cosas se ponen peligrosas quiero que encuentres un lugar seguro ¿está claro?- la chica asintió con desconcierto y retrocedió a un lugar más alejado pero con más altura para poder observar el evento con claridad.- Deino, vamos.-
A diferencia de Kaede, con cada paso que daba el vigilante los militantes le dejaban un amplio espacio para que pudiera pasar con Deino tras de él; los imponentes desplantes propios de una figura como Lunatic resaltaban el peligroso personaje que representaba, aunque como se lo había dicho el chico antes, el vigilante inspiraba más respeto y admiración que miedo en sí.
Una vez que habían caminado la longitud del Vínculo hasta llegar al podio, Lunatic tocó la puerta del cuarto inmediato al "escenario", casi podríamos llamarle "el camerino" del líder de Ouroboros. Jason abrió la puerta sólo un poco para poder ver a quien llamaba.
-Lunatic.- saludó con indiferencia el castaño, y había que decirlo, hasta con una leve expresión de asco.
-Jason.- respondió educadamente, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.- Necesito hablar con Frank.-
-Será después del anuncio, el Maestro no está recibiendo a nadie ahora.-
-Sólo tardaré un minuto o dos.- Jason le miró molesto.
-He dicho que no, ahora por favor toma tu posición junto al podio para...-
-Jason, muchacho. ¿Quién es?- la expresión del castaño se tornó amarga mientras la voz de su líder le interrumpía. Lunatic se irguió y posó los ojos de su máscara sobre los del primer asistente, demandando una respuesta.
-... es Lunatic, Maestro.-
-Déjalo entrar, Jason. ¡Faltaba más...!- el castaño se hizo de lado a regañadientes y permitió el acceso del vigilante.
-Adelante.- su expresión de desagrado se hizo presente una vez más.- Sólo Lunatic.- le dijo a Deino, quien trató de entrar junto con él para después cerrarle la puerta en la cara.

-Frank... te esmeraste con los arreglos al Vínculo.- dijo mientras abrazaba al líder en un ligero contacto.
-Así es, amigo mío. Esta noche será especial, hoy vamos a hacer historia.- decía Frank con cierta alegría al devolver el abrazo.
-Maestro, un minuto para comenzar.- le decía el castaño al líder y éste le asintió suavemente.
-¿Todo esto de qué va? ¿Cuál es tu plan para hoy?- preguntaba con curiosidad, manteniendo su voz templada y seria como era usual.
-Oh, vamos, Yuri. ¿Acaso no me vas a dejar darte una sorpresa? Sólo te diré que es algo que Jason y yo hemos estado planeando desde que te nos uniste.-
-Treinta segundos, Señor.- dijo el primer asistente para abrirle la puerta a su Maestro.
-Tecum vivit et regnat ¿recuerdas?- decía con una leve sonrisa mientras palmeaba el hombro de Lunatic.- Incluso a ti, esto te sorprenderá, ya lo verás.-
-Estoy ansioso.- dijo fingiendo emoción, aunque por debajo de la máscara la expresión en su cara se tornaba preocupada.
-Me alegro que sigas aquí, Yuri. Hay pocas personas en quienes confío... me alegro que seas mi amigo.- concluyó el líder actual de Ouroboros y se dio la vuelta listo para dar inicio al evento.
Yuri sintió un vacío en el pecho y un nudo en el estómago; una lágrima salió de él acompañado de una mueca llena de amargura. Aunque fuera por una buena causa y por el bien mayor, eso no quitaba el hecho de estar traicionando a su único y mejor amigo. Frank le había introducido a Thanatos, y aunque esta misión también fueran los deseos de su Dios, era por mucho, más doloroso de lo que llegó alguna vez a imaginar. Sacudiendo ese sentimiento por un momento, salió de la habitación con la frente en alto y tomó su posición a un costado del podio junto a los principales asistentes, Deino y Jason. Sin embargo se seguía preguntando cuál era su papel en el frente de la organización.


-Alguna vez escuché a alguien decir que nuestros dones no sólo eran un regalo, sino también una obligación. Una obligación para con el pueblo "desprotegido", que si se usaban de la manera "correcta" podríamos cumplir con nuestro deber de proteger a la gente más vulnerable, más indefensa. ¿Saben qué es lo que yo opino? Que esa misma gente vulnerable nos volteó la mesa, le tenían tanto miedo a nuestra evolución que nos volvieron marginados, nos hicieron unos monstruos, y lo hicieron de tal forma que incluso muchos de nosotros nos lo creímos en algún momento; los humanos nos desprecian, nos envidian. La historia nos lo relata desde tiempos antiguos, que la humanidad siempre ha tenido miedo del cambio, del progreso, pero siempre se ven derrotados con el paso del tiempo ya que la evolución de quién es más fuerte los arrastra. Esta noche, Ouroboros, la selección natural nos favorece y vamos a apresurar lo que sabemos que será inevitable: ¡Hoy es el principio del fin de la raza humana! ¡Hoy los humanos abrirán paso a la raza suprema del Creador! ¡Quieran o no! Porque esta noche les enviaremos un claro mensaje que temblarán al recordar, les diremos que no nos callarán más, que no le tememos a su rechazo social, que nosotros somos sus Dioses en esta Sodoma contemporánea y como tales, depuraremos este mundo de sus bajezas y los enviaremos a su juicio final frente al Señor del todo. ¡Contemplen, mi gente! ¡Contemplen la grandeza de nuestra estirpe! ¡La tentación susurra con ganas de revolución! ¡Y nosotros seremos quienes lleven el estandarte...!-
Frank Martínez señaló la pantalla tras de él y todos los militantes miraron a ésta, expectantes. En ese preciso momento, entraba a escena el Maestro en proezas de lanzamiento de cuchillos junto a una joven y bella mujer quien se colocó a una distancia considerable, sosteniendo una manzana en cada mano y otra sobre su cabeza, esperando a que su compañero empezara a lanzar las dagas; el hombre tomó el primer cuchillo y lo colocó frente a sus ojos, calculando lo que sería la fuerza, velocidad, distancia y blanco en donde la navaja aterrizaría. Cuando se veía que el hombre estaba dispuesto a hacer su primer tiro, se tornó pálido del rostro, de un color blanco perturbador, las venas del cuello se le remarcaban violentamente y subían por su cara haciéndolo ver completamente terrorífico; sus ojos se voltearon, volviéndose blancos y después entre rojos y púrpuras, probablemente por la presión sanguínea. Soltó los demás cuchillos, sólo quedándose con el que había tomado en primer lugar, y con movimientos lentos, precisos y ciertamente perturbadores puso la daga sobre su cuello a la altura de la yugular, y con esa misma calma y serenidad en sus acciones, a pesar de estar casi convulsionando de pie... el horror. El cuchillo abría con suavidad la carne debajo y los chorros de aquel fluido vital color carmesí salían con vehemencia, expulsadas con entusiasmo fuera del hombre quien sentía la vida irse de su cuerpo con cada segundo que pasaba, hasta que todo se volvió negro y dejó de sentir la agonía que hasta ahora experimentaba; cayó de golpe en el mar de sangre que se había formado a sus pies, sus córneas habían regresado a su lugar con un color blanquecino y rojo, y mientras exhalaba por última vez Sternbild contemplaba su hórrida expresión que veía sin mirar.

La megalópolis se había congelado en un inminente miedo, la ciudad principal y sus pueblos a los alrededores contemplaban la escena con incredulidad y horror; la honorable Anju Kaburagi y su hijo, Muramasa permanecieron estáticos al ver desde la cocina de su hogar la televisada atrocidad digna de un filme de horror, pero era aún más terrorífico que no lo fuera. Anju lloraba desesperada, tomando los lados del televisor sacudiéndolo violentamente repitiendo "¡Devuélvanme a mi Kaede!". La chica por su parte, lloraba desconsoladamente al ver la escena, el pánico se reflejó de manera casi inmediata en su abdomen obligándola a buscar el bote de basura más cercano y devolviendo el contenido de su estómago en éste; lejos de los ojos curiosos, halló un pequeño hueco en El Vínculo, por debajo de unas mesas y entre demás utilería abrazó sus piernas y meciéndose de atrás para adelante se repetía a sí misma que todo iba a estar bien, las lágrimas provenientes de sus ojos mojaban el piso y después de unos momentos, terminando de procesar en su cabeza todo lo acontecido, se preguntó con mucha tristeza y melancolía en qué se había involucrado.
La pantalla dejó de transmitir el cuerpo inerte y sin vida del Maestro en cuchillos, durante unos pocos segundos mostraba una imagen gris con sonidos de interferencia y después un hombre apareció; se encontraba sentado en una silla, tenía barba poblada y cabello corto pulcramente peinado, ambos de color negro al igual que sus ojos. De complexión robusta y expresión amenazadora; pasaron unos segundos y comenzó a hablar:
::Sternbild, mi nombre es Vaako Kovalevskaya y vengo a anunciar el regreso de la organización conocida como Ouroboros. Nuestro líder, Frank Martínez decidió dirigir esta nueva comunidad de seres NEXT cuando su hermano, Jake Martínez fue asesinado por Barnaby Brooks Jr.- decía con un acento muy particular.- Ouroboros tomará el control del mundo cuando la división bajo mi mando haya eliminado a la principal amenaza: Los héroes de la Primera Liga de Sternbild, la alineación de héroes más fuerte a nivel mundial. Tomaremos la ciudad, y si algún Rey de los Héroes o avión se atreve a salir de ella, nos hemos hecho de diez cañones antiaéreos de clase militar para contener la fuga. Los puentes serán destruidos, los muelles deshabilitados y las comunicaciones interceptadas. Por cada persona que se atreva a desafiar estos decretos, diez morirán. Somos la Brigada 731 y este es nuestro mensaje.::
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-Déjame ver si entiendo, desaparecieron diez cañones antiaéreos... MILITARES, y nadie se había dado cuenta sino hasta ahora. ¡¿De dónde demonios los consiguieron?!- preguntaba una furibunda Agnes Joubert en la sala de juntas principales de las oficinas de Hero TV. Sus tres asistentes principales no sabían qué decirle para apaciguarla.
-No lo sé, Señora...- contestó Cain con la mirada baja, intentando no hacer contacto visual.
-¿L-la comunico con el Secretario d-de la defensa?- preguntó Mary Rose un tanto temerosa, pidiéndole el teléfono a su compañero, Orlando.
-¡¡Para ayer!!- gritó mientras azotaba su puño contra la mesa mientras se levantaba de su asiento. Los héroes llegaron a la reunión de emergencia luciendo físicamente enfermos, pálidos, imposibilitados de creerse lo que habían visto en la televisión.
-¡Agnes! ¿Qué demonios ocurrió?- preguntó todavía con lágrimas de susto una joven y alterada Karina.
-¡No lo sé, es lo que intento averiguar!- respondió con enojo, disimulando que en realidad ella también estaba asustada.
-¿Quiénes creen que sean estos sujetos de la Brigada 731?- preguntó PaoLin sosteniendo fuertemente el brazo de Nathan.
-Por ahora, sólo sabemos que son personas de temer...- respondió el héroe del fuego.
-El artista... ¿habrá sido un militante suicida?- la expresión de Ivan también estaba consternada.
-Sinceramente, lo que me interesa saber ahora es por qué demonios la transmisión en vivo no fue cortada ¿Agnes?- demandaba saber Ryan, que si no hubiese estado sostenido por Anaksha, hubiera ido a romper cuanta cosa se le interpusiera en el camino.- ¿Tanto te importa tu maldito rating? ¡¿Quieres rating?! ¡Pues empieza a filmar que te voy a dar algo de qué hablar...!-
-¡No tengo tiempo para estas cosas, Ryan! ¡Compórtate!- gritó la castaña evidentemente ofendida, después soltó un gran suspiro intentando tranquilizarse y contestó con toda la calma de la que fue capaz.- Escucha, ordené que detuvieran la transmisión en cuanto vi las intenciones del especialista, pero por alguna razón las consolas no respondieron; cuando se puso el cuchillo en la garganta mandé cortar la energía de todo el edificio, inclusive desactivé el generador de emergencia. Nosotros nos quedamos a ciegas creyendo que habíamos podido evitar que... "eso" se transmitiera, pero cuando me asomé a la pantalla en el edificio de enfrente...-
-¿Entonces la transmisión siguió a pesar de que prácticamente habían cortado toda energía?- preguntó Barnaby con una expresión llena de escepticismo, al mismo tiempo que abrazaba a Kotetsu quien estaba sentado con sus manos sosteniendo su frente, luciendo en su rostro demasiada preocupación.
-No sé qué es lo que pudo pasar, era prácticamente imposible.- admitió Agnes dejando los hombros caer.

-Señora... el Secretario de la defensa.- dijo Mary Rose con una voz muy tenue, extendiendo el teléfono a la castaña, a lo que ésta recordó su furia de hace unos momentos y le arrebató el dispositivo, lista para decirle una que otra cosa a quien estuviese del otro lado de la línea; lo pensó un poco y conectó el teléfono a las bocinas de la sala para que todos pudiesen escuchar. En ese momento, los Doctores Saito y Halsey se iban incorporando a la reunión.
::Soy el Portavoz del Secretario, el General Autieri no puede tomar la llamada.::
-¿Por qué no?- preguntó Antonio, ya molesto.
::No tiene tiempo como para hablar con periodistas... o sus empleados.::
-Escúchame bien, estúpido, esta periodista resulta ser la cabeza de la Primera Liga de Héroes de Sternbild, y mis empleados mantienen los terroristas a raya, los mismos que tú y tus subordinados no pueden contener. Y por esa misma razón, te EXIJO que me comuniques con el General. Ahora.- respondió Agnes, sintiéndose a nada de explotar; el silencio se hizo presente unos segundos.
::Un momento.::
-¡Ya era hora!- exclamó Ryan.
::Señora, lo que sea que tenga que decirme, hágalo rápido. Tengo mucho trabajo por hacer.:: dijo irritado una voz muy ronca, se escuchaba como una persona mayor.
-Me parece que eso dependerá de usted, General. La verdad es que sólo quiero saber cómo fue que diez cañones antiaéreos desaparecieron de su base militar sin que se percatara de ello.- la voz al otro lado soltó un pesado suspiro.
::Hace aproximadamente tres horas, tres individuos que presumimos NEXT, desactivaron todo nuestro sistema de seguridad y tomaron nuestros artefactos. Tengo seis equipos de élite en el hospital militar, heridos al tratar de defender la integridad de la base.::
-¿Podría describir para los doctores aquí presentes, las características de los seres NEXT que menciona?-
::No podría describir sus rasgos físicos, se cubrieron con una especie de leotardo negro que cubría por completo sus cuerpos, pero puedo asegurarle que uno de ellos era mujer. Ella podía volverse humo, literalmente. Sus ropas cayeron mientras ella se evaporaba y llenaba de humo la habitación, al parecer era tóxico ya que cuando mis equipos de respuesta lo inhalaron fue cuando algunos empezaron a convulsionar, otros a sangrar por oídos y ojos, y los demás se desmayaron simplemente. Uno de los hombres fue el que deshabilitó toda nuestra seguridad, pero no lo hizo con algún tipo de software malicioso o virus informático, sino que simplemente supo todos los códigos (códigos que ni yo mismo conozco). El otro hombre lanzó con su mano una especie de láser o rayo y encogió los diez cañones de la bóveda militar, prácticamente los guardó en sus bolsillos. Si no hubiera visto con mismo propios ojos los videos de seguridad, no lo hubiera creído.::
-¿Puedo preguntar por qué razón no se nos informó de esta situación?-
::Señora, discúlpeme pero esto es asunto de seguridad nacional. Tenemos que asegurar la ciudad antes de que esto se salga de control, y tengo muchas más cosas que hacer que andar discutiendo problemas de índole militar con un reportera.::
- No, General, discúlpeme usted. Como le dije a su Portavoz, soy la cabeza de la alineación de héroes más fuerte a nivel mundial, así como lo dijo el hombre en la televisión. Me parece que dado que mis elementos son NEXTs pueden combatir efectivamente esta amenaza y contenerla, soy su única opción para terminar con este problema. Considérelo un momento, o más de seis equipos de élite van a terminar en el hospital militar, y no sabremos si lleguen ahí vivos.- de nuevo, aquel señor volvió a suspirar, rendido ante la cordura de las palabras de Agnes Joubert.
::¿Qué es lo que propone?::
-Por ahora sólo envíeme las grabaciones de las cámaras de seguridad que mencionó antes y mantenga a su gente a raya, lo que Ouroboros quiere es que sea una lucha de NEXTs contra NEXTs y vamos a tener que dárselas. Nuestra raza humana no tiene posibilidades contra ellos. Sin embargo, sí pediré su cooperación para formular estrategias efectivas.-
::De acuerdo, cooperaremos. Después de todo, es lo único que podemos hacer en este momento.::
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Después de media hora, llegó un uniformado a las puertas del edificio corporativo de Hero TV, se identificó como soldado raso al mando del General Chester Autieri y desde el piso donde se encontraba Agnes, ésta le permitió el acceso.
-Le entrego las grabaciones de seguridad de la base militar de Sternbild, señora.- dijo con mucha seriedad.
-Claro, gracias. Las veremos enseguida.- respondió la castaña, a punto de tomar el paquete, pero éste le fue retirado momentáneamente.
-Tal vez esté de sobra decirlo, pero entiende que esto es material clasificado ¿cierto?- el militar no dejaba de ver con mirada penetrante a la líder del lugar, a lo que ella contestó con cierta molestia.
-Por supuesto, tampoco es como si quisiera causar pánico colectivo. Le enviaremos el acuerdo de confidencialidad firmado por todos los presentes a la brevedad.- el soldado agradeció y se retiró sin más.
Orlando tomó los videos, entró a la cabina que controlaba el proyector de la sala, insertó el pendrive, presionó algunos botones y comenzaron a ver los videos; tal y como el general los había descrito.
-¡Espera! Aquel de ahí.- exclamó el Doctor Carter Halsey señalando a uno de los hombres en la pantalla.- Observen como toca las terminales antes de accesar los códigos...-
::¡Acércalo un poco más!:: exclamó Saito con el usual megáfono sobre su cabeza, a lo que Orlando desde la cabina de control, obedeció e hizo zoom a la mano del hombre en el video.:: ¡Observen como saltan algunas micro descargas eléctricas de las terminales antes de que ingrese el código!.::
-¿Descarga los datos de seguridad desde los controles o algo similar?- preguntó confundido Barnaby, quien era el que se esforzaba más por mantenerse objetivo.
::¡No, el General mencionó que no hubo ningún malware o virus, sin éstos, las transferencias de datos son imposibles!:: respondió el Doctor Saito, viendo con mucha concentración los segundos en donde aparecían estas micro descargas eléctricas.
-Es casi como si el mismo sistema de seguridad le estuviera diciendo como abrirse... tal vez me estoy apresurando debido a las circunstancias, pero me atrevo a asegurar que este mismo NEXT fue quien hizo que las transmisiones de la Compañía Circense Nacional siguieran al aire.- dijo el especialista en NEXTs a todos los presentes. Kotetsu esta vez se levantó con la mirada más terrorífica que alguna vez el Tigre pudo utilizar, o alguien se atreviera a imaginar.
-Mi hija... está con estos maniáticos.-
-No estás sólo, Kotetsu. La vamos a sacar de ahí.- dijo Barnaby, reconfortando al que sabía que era un padre preocupado, nada más.
-Si Ouroboros quiere guerra la va a tener, Tiger. Incluso yo, que no puedo ayudar de mucho en el campo, prometí siempre salvaguardar la verdad.- asintió Agnes, propia como nunca se le había visto.
-Somos héroes, mi amigo.- decía Keith con una sonrisa.- Juramos nuestra vida al servicio de la humanidad.-
-Odio decirlo, pero puede que tu hija corra más peligro si la rescatamos de Ouroboros.- decía Ryan con una mueca amarga, por primera vez, realmente disgustado por haber arruinado el ambiente.
-¡¿Qué?!- exclamó Kotetsu, quien cuando ya estaba tranquilizándose, volvió a desesperar de golpe.
-Piénsalo por este lado, Kotetsu. Nosotros somos diez. Ouroboros son casi mil, si Kaede sigue mezclada con ellos no peligrará, con el poder de convertir cosas en arena como les hizo creer no la pondrán en los frentes de batalla, y además Lunatic está protegiéndola.- dijo Annie con la misma amargura, la voz tan suave de la chica calmó un poco al veterano quien volvió a derrumbarse en su asiento.- Pero aunque tengamos que dejarla infiltrada un poco más, vamos a descubrir quiénes son la Brigada 731 y derrotarla para poder ir directamente a Ouroboros a arrancar el problema de raíz. Y creo que hablo por todos al decir que no descansaremos hasta terminar con esto.-
Los demás héroes asintieron, deshaciéndose de todos sus miedos e inseguridades y contagiándose de la valentía que inundaba el ambiente, Kotetsu les sonrió con tristeza, pero se levantó de nuevo para agradecer a todos con la mirada.

De pronto las luces de la sala de juntas se apagaron y en la pantalla se dejó de proyectar el video de las cámaras de seguridad, en vez de eso el rostro del líder de la nueva organización paramilitar de Ouroboros se hacía presente una vez más. Agnes miró por la ventana, pero las pantallas de todos los edificios seguían con interferencia, por lo que entendió que esta nueva transmisión era exclusiva para ellos.
-Primera Liga de Héroes de Sternbild, queremos negociar una oportunidad considerable a su posición actual...-

jueves, 7 de abril de 2016

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 20: Ansiedad.

-Tengo que admitir... a pesar de mi desidia por atender a nuestras reuniones mensuales, siempre me encuentro un tanto sorprendido por la cantidad de esmero que pones a cada detalle. La cena siempre es particularmente deliciosa.- decía Frank, sentado al extremo contrario de la larga mesa sosteniendo entre sus dedos con un ademán extremadamente elegante una copa de Château Margaux de 1787, su vino favorito. El más caro del mundo, pero por Frank, Anick estaba dispuesta a comprar las últimas seis botellas restantes en el mundo, gastándose ahí una pequeña fortuna.
-Me alegro que te haya gustado, contraté a un chef que venía con varias recomendaciones de mis amistades de alcurnia.- decía sonriendo la rubia, al otro extremo de comedor. Sostenía también una copa de vino, pero no la bebía; principalmente porque el fermentado de uvas no era de su agrado. Dejó la bebida a un lado, haciendo que el mayordomo les atendiera y proveyera de cualquier cosa que pidieran.
La casa de Anick Lomawien era, al igual que su corporación, de tema gótico-alternativo; las sillas parecían más tronos con detalles medievales, había esculturas y pinturas de dragones y escenas de batallas de las épocas principales representativas del medievo. Toda su casa contemplaba tonos negros, grises obscuro, rojo carmín, escarlata y morados tipo uva, borgoña y púrpuras intensos. La estructura sin embargo no era tan grande como se lo esperaría de la mujer, sino que tenía el tamaño de dos casas medianas juntas.
-¿Alcurnia, dices? Un montón de burócratas exigiendo reconocimientos sentados desde sus torres sin hacer nada ni creer en nada. ¿Cómo ir por la vida con pensamientos tan vanos como el dinero y poder individual? ¿Con qué fin? ¿Engrandecimiento personal? ¡Qué banalidad tan más ridícula...!- exclamó molesto frunciendo el ceño de una manera un tanto atractiva, cosa que no pasó desapercibida por Anick, quien no hizo mas que cruzar las piernas y morderse sutilmente el labio inferior. La rubia de verdad que estaba locamente enamorada del mayor de los Martínez, con todo y su mal genio que ella consideraba una personalidad mística e incomprensible para las mentes inferiores, aunque era un poco más simple que eso; Frank la odiaba y odiaba estar con ella, sin embargo aquello no lo terminaría de entender nunca la mujer. Pero a pesar de todas las cosas, lo que más enamoraba a la CEO era la constitución anatómica de Frank; la piel tan blanca que casi parecía el más fino mármol, su ligeramente desaliñado cabello negro como la noche que caía sobre sus hombros resaltando lo intenso de su personalidad... y aquellos penetrantes ojos dorados situados encima de ojeras de aspecto macabro. Parecía todo un caballero de la noche, casi como un vampiro al acecho, más aún con su estilo renacentista moderno, tipo steampunk con un traje sastre negro desordenado y una camisa blanca abierta hasta el fin del pecho, aquello que dejaba mostrar más de su hermosa piel.
-Bueno, cada quién tiene sus defectos.- decía riendo con nerviosismo, intentando desviar la conversación a un tema que el Maestro encontrara más agradable.
-Los humanos son quienes tienen defectos. Los seres NEXT somos perfectos, estamos por delante de la cadena evolutiva. Los héroes por ejemplo, son la clara muestra de que incluso la naturaleza comete errores... ¡cómo les es posible vivir rezagados al deseo de su pariente menos evolucionado! Pero nosotros que sí tenemos nuestras ideas claras y la guía del Creador, vamos a depurar esta Sodoma y Gomorra contemporánea.- el porte de Frank se hizo presente, irguiéndose a medida que hablaba luciendo con una imponente clase y elegancia.
-Eso no está a discusión.- decía Anick por lo bajo, en un tono insinuador.- Tú eres más que perfecto...- dijo para morderse el labio, esta vez con menos disimulo mientras veía directamente a los ojos dorados de Martínez.
-Al parecer ya estás ansiosa por iniciar; habrá que comenzar el desenlace de nuestra reunión. Supongo que no me queda más que saciar tus deseos de fornicación.- espetó el moreno de una manera gélida pero intensa a la vez. La rubia se sonrió con lascivia y siguió con la conversación creyendo que se trataba de algún tipo de juego previo.
-¡Oh, vaya! ¿Tan impaciente estás de hacerme el amor?-
-Estoy impaciente por irme de aquí y no volverte a ver sino hasta que sea necesario, no te confundas.- Anick volvió a sonreírse, verdaderamente convencida de que la actitud de Frank hacia ella era algún tipo de juego de seducción y no el desprecio que en realidad sentía.
-Aunque vaya que te tomas tu tiempo... eres como dicen; de carrera larga.- dijo con un sonrojo en las mejillas, cruzando las piernas aún más en señal del casi incontrolable deseo. Frank suspiró irritado.
-Ser yo tiene sus ventajas unas veces y desventajas otras tantas...-


-¿No te quedas un rato más?- preguntaba la rubia mientras se cubría el pecho con las sábanas.
-Veo que sigues sin entender que tengo asuntos más importantes que atender.- decía el moreno mientras subía sus pantalones y buscaba su camisa con la mirada. La rubia se descubrió, tomó la prenda de un lado de la cama y se la tendió.
-Bueno, el nuevo mundo no se puede crear sin ti.- dijo Anick mientras Frank le arrebataba un tanto brusco la camisa de sus manos.
-¿Anaksha Kjolsrud te ha dicho algo útil?- preguntó el Maestro, a la mujer se le hirvió la sangre sólo de escuchar aquel nombre.
-Nada, siempre es muy reservada a la hora de hablar de sus relaciones personales.- dijo la mujer apretando los dientes y frunciendo el ceño.
-Entonces me estás diciendo que el plan de contratarla en tu compañía para espiar a los héroes fue un rotundo fracaso.- espetó con frialdad.
-Bueno, tanto así no porque...-
-Fue un fracaso desde un principio. Ni siquiera te diste a la tarea de investigar si tenía alguna conexión con los héroes antes de contratarla, y resulta que nuestra "informante" salía con un Apollon y tiene una deuda de honor con otro. ¡Vaya que eres inútil!-
-Pero lo bueno de ella es que le está brindando muchos ingresos a la empresa y con eso puedo proveer a tu Organización.- decía desesperada de que Frank viera el lado bueno de la situación.- Además, ¡no creí que estuviera saliendo con Golden Ryan! Me refiero a que... ¿Las has visto? Ése hombre se fijó en ella por pura lástima.- de repente la rubia sintió una gran mano haciendo fuerza alrededor de su cuello, mientras intentaba respirar vio unos ojos dorados mirarla fijamente con enojo.
-Si no estuviera del lado de mis enemigos, ella sería perfecta. Tanto como una aliada de valor como por sus atributos físicos. Soy yo quien está aquí por pura lástima, que no se te olvide.-
-¿Ahora resulta que te gusta?- decía enojada, mientras trataba de quitarse la mano de Frank de la garganta para poder respirar.
-Anaksha Kjolsrud es una mujer hermosa, pero mi misión en la tierra trasciende los deseos físicos. Ella y los héroes son de mi especie, les daré una muerte digna porque yo soy el NEXT supremo. Lo que no voy a permitir es que una mundana humana como tú insulte a mi estirpe, ya sean mis militantes o no.- dijo mientras arrojaba a Anick a la cama como si se tratara de cualquier cosa. La mujer tosía al recuperar el aire de golpe.- El fin de tu raza está cerca, y si quieres sobrevivir en esta nueva era, te aconsejo que aprendas tu lugar.-
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Al día siguiente, el mayor de los Martínez recibió el día como cualquier otro, pero se sentía particularmente diferente. Hacía sus actividades cotidianas dentro de la Organización, pero en cada cosa que hacía o veía podía sentir algún tipo de energía especial, una que nunca había estado ahí antes. Finalmente asumió que aquello no podía ser simple coincidencia y decidió tomar cartas en el asunto.
-¿Sabes, Jason? He estado pensando toda la mañana, siento que el Creador me ha enviado a lo largo del día... señales. Personalmente, creo que las he interpretado de la manera correcta, hay veces en las que su voluntad me sobrelleva, pero si es su deseo así lo haré. Tendrá que ser hoy, Jason. Será hoy.- decía Frank, con la mirada perdida del lugar presente, pero concentrada en otra cosa.
-¿Maestro...?- preguntó el castaño asistente con curiosidad.
-Una de esas señales fue un anuncio que vi en televisión hace unos momentos: La Compañía Circense Nacional va a reaparecer dando una presentación en el Auditorio Principal, y también lo televisarán en vivo. Eso significa que cada alma de Sternbild va a estar viendo el espectáculo. Usaremos eso a nuestro favor, es hora de gritar al mundo que estamos listos... llama a Kovalevskaya, dile que se comunique a mi línea privada en cinco minutos minutos y que encripte la línea. Tráeme a Deino.- Keyes hizo una reverencia y salió del despacho principal, pasaron un par de minutos cuando la puerta de éste se abrió con delicadeza.
-¿En qué le puedo servir hoy, Maestro?- preguntó con amabilidad un servicial chico de cabello platinado.
-¡Ah, Deino! ¡Mi muchacho! Necesito que reúnas a los encargados de cada brigada de la base, diles que haré un anuncio muy importante esta noche y que quiero que reúnan a su gente en El Vínculo. A absolutamente todos a la hora del toque de queda. También ve con los del ala técnica, que instalen el proyector, bocinas y un micrófono para que todos puedan ver y escuchar lo que anunciaré.-
-Así lo haré, señor. ¿Necesita algo más?- decía el chico mientras hacía algunas anotaciones de importancia en su tabla. El teléfono de su escritorio sonó, Martínez lo descolgó y le dijo al muchacho:
-Nada. Puedes retirarte.- esperó un poco a que el chico se marchara y atendió.- Vaako, necesito que lo hagas hoy.-
::¿Dónde y a qué hora?::
-En la noche se va a transmitir el espectáculo de la Compañía Circense Nacional, es muy probable que casi toda Sternbild lo vea. Escúchame bien, quiero que sea especial... lo más dramático que sea posible.-
::¿El especialista en cuchillos?::
-Exacto. Sabes qué hacer.-
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Los niveles subterráneos de Ouroboros estaban intranquilos, todos los encargados habían avisado que había que hacer preparaciones técnicas y acabar todo el trabajo para antes del toque de queda a causa de un anuncio especial por parte del Maestro. Había mucho movimiento por parte de todos, también mucho trabajo que hacer y hasta a los más perezosos les tocó hacer su parte; se requería enviar un equipo de limpieza a asear El Vínculo y reforzar la seguridad para que los ojos curiosos voltearan a otro lugar mientras el evento tomaba lugar.
Kaede hacía sus labores en la lavandería cubriendo unos minutos a Joseph, que desde hacía algunos días se tomaba un descanso para salir a fumar algo de salvia.
-Eso... es todo, Kae. Yo me encargo.- decía el hombre, sumamente calmado y hasta sonriente, caminaba con un poco de torpeza y sostenía la tabla del itinerario al revés.
-Gracias, Joe.- decía la chica tratándolo con dulzura y aguantándose la risa.- Iré a ver qué es lo que tiene para mí el encargado de mi brigada.-
Kaede salió de la lavandería del primer nivel y bajó al séptimo, donde Deino seguía organizando a algunos rezagados del deber. El chico la vio y se sonrió ampliamente, indicó a los otros NEXTs que se marcharan, aunque no sin antes hacer algunos sonidos y ruidos burlones a los dos.
-Hola, princesa.- dijo el platinado, con un brillo particular en los ojos. La chica se sonrojó, sonrió con timidez y devolvió el saludo.- ¿Qué necesitas?-
-Hoy es el día, pero no podremos reunirnos con ellos esta noche. Al parecer ahora sí el toque de queda es inviolable. Necesito el teléfono.-
-Sí, lo tengo por aquí. Espera un momento.- dijo el muchacho mientras le tendía la tabla con el registro de actividades para que ella la sostuviera y se volteaba a su cama para buscar por una abertura en el colchón.
-Ser el segundo asistente tiene sus ventajas, el encargado de la brigada registra mis cosas cada noche.- el chico se rió levemente y encontró el celular, intercambiaron cosas y la chica le sonrió.- Gracias, ahora le llamaré al Juez.-
-¿Por qué no le hablas a tu padre o a su novio?- la chica se sintió un poco rara con el último comentario pero aún así lo pasó por alto.
-Si nos descubren, puedo decir que le hablaba a Lunatic. Es más fácil que explicar por que le llamaba al Apollon Dúo... Oh, Juez. Soy yo. Hoy Frank hará un anuncio muy importante en la noche, a la hora del toque de queda y no podremos faltar.... sí, nadie. No, no tengo idea de qué podría ser. ¿Podría pedirle que le avise a mi padre que no podré verlo hoy pero que estoy bien...? Sí, exacto, por eso le llamé a usted directamente. Muchas gracias, juez. Nos veremos.- terminó de decir la chica, finalizó la llamada y suspiró mientras observaba el teléfono en sus manos con cierta nostalgia. El muchacho junto a ella se percató de ello.
-¿Te encuentras bien?- dijo Deino, se dio la vuelta y dejó su tabla de anotaciones encima de su cama para después tomar las manos enguantadas de la chica que se aferraban al dispositivo.
-Es sólo que me sigo preguntando si estoy haciendo más daño que bien...- respondió la peliblanca con la voz quebrada.
-Escucha, si no hubieras venido probablemente el Juez estaría dirigiendo más operaciones aquí y sería mucho más peligroso, yo también estaría obedeciendo con fe ciega creyendo que no hay más mundo que lo que tengo entre estas paredes y los héroes no sabrían lo que estaría por venir... el Maestro piensa que va a cambiar el mundo, pero serás tú quien lo haga.- el chico apretó más sus manos, veía fijamente a los ojos de la chica.
-Deino, yo...-

-¿Qué hacen aquí? Se supone que deberían de estar en El Vínculo ayudando con las tareas.- preguntó Jason con expresión gélida cuando Deino tomó el teléfono cubriéndolo con la totalidad de sus manos y quiso esconderlo detrás de él, sus nervios fueron un tanto notorios que lo hizo con torpeza.- ¿Qué tratas de esconder?- esta vez el castaño alzó la voz y frunció el ceño sintiéndose ofendido, se acercó con paso firme hacia los dos adolescentes.
El chico volteó rápidamente por su tabla y cubriendo la acción con su propio cuerpo, ocultó el teléfono con mucha tranquilidad y discreción bajo unas cuantas páginas, después le dio los documentos a Kaede quien estaba paralizada al no saber qué hacer; cuando Jason estaba apunto de tomar el brazo del chico, éste extendió la mano y dejó ver una pequeña piedra de color azul brillante.
-Perdona por ocultarlo, creí que eras otra persona y me sentí nervioso...- dijo el platinado con mucha calma y la expresión de culpa más convincente que pudo lograr.
-¿Qué es eso?- la expresión de Keyes no cambió, se mantuvo gélida y escéptica.
-Es un topacio azul.-
-¿De dónde lo sacaste?-
-Bueno... yo lo hice. Estas piedras se forman naturalmente, así que puedo crearlas.- Jason alzó la cabeza, aun con esa expresión amarga; el ambiente permaneció en silencio unos cuantos segundos.
-Te quiero en el tercer nivel mañana a primera hora. Por ahora, termina de organizar a los encargados de brigada y al equipo de limpieza.-  Deino asintió, Jason fijó su mirada en la chica.- Y en cuanto a ti, deja de distraerlo. Ya tiene bastantes responsabilidades aquí como para preocuparse con cursilerías de cuarta contigo. Reúnete con los demás en El Vínculo e intenta cooperar en lugar de ser un estorbo.- finalizó y se dio media vuelta para continuar su camino. Ambos adolescentes soltaron un pesado suspiro y el chico le dio la piedra a la peliblanca.

-¿De verdad tu la hiciste?- preguntó Kaede evidentemente sorprendida.
-Sí, pero me cuesta mucho trabajo, me canso mucho y si hago varias en poco tiempo me empiezan a doler los huesos, no se por qué, pero en fin. Pienso que será mejor si ocultas el teléfono y en cuanto veas al Juez se lo des, si Jason empieza a sospechar de mí no creo poder guardarlo más.-
-De acuerdo, deberíamos apresurarnos. Iré al Vinculo con el resto.- dijo Kaede mientras ocultaba el teléfono en su bolsillo, dispuesta a irse se volvió por un momento y se asomó por encima del hombro.- Gracias... por el topacio. Es hermoso.- Deino se terminó de tranquilizar y sonrió ampliamente.
-Sólo lo mejor para mi princesa.- dijo sonrojándose, la chica adoptó el mismo color de piel.
-¿Tu princesa?- preguntó escéptica pero con una ligera sonrisa.
-Bueno, sólo si tú quieres...- respondió el platinado encogiéndose de hombros, dándose cuenta de lo que había dicho sin querer.
-De acuerdo.- respondió Kaede con una sonrisa mucho más amplia y tomando camino al Vínculo.
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::"¿Crees que ahora podrás redimirte? Mira lo que has construido, Yuri... ellos tiemblan al escuchar tu nombre, se resignan a la muerte al ver a tu personaje. ¿Lunatic, eh? Nunca pensé que te identificaras con la locura, después de todo, sólo eres un muchacho estúpido. ¿Sabes lo que es la verdadera locura? Es lo que sufres cuando ves todo por lo que vives caerse a pedazos, es verse desahuciado frente a una botella de alcohol pensando que podrás olvidar, es ver a la única mujer que de verdad te amó desfalleciendo en tus brazos por tu causa, es no tener la voluntad como para detener la violencia... es ver a tu propio hijo usar los dones que pensaste haberle inculcado para bien, quemándote a carne viva y saber que morirías por su mano. Tú fuiste el responsable, hijo. Me asesinaste sin reconsiderarlo y ahora crees que podrás ganarte mi perdón; es más fácil pedirle disculpas a un muerto sabiendo que no puede negarse ¿No es verdad?"::
-Tú me orillaste a hacerlo. No quería y no lo hice deliberadamente, es sólo que estabas tan ebrio y no había manera de detenerte... Ibas a matar a mamá.-
::"Excusas siempre para tapar tus errores. ¿Qué acaso no te enseñé a ser un hombre y aceptar tus faltas con dignidad? ¿O acaso no me concediste el suficiente tiempo como para poder hacerlo? Siempre has sido tan débil, tan frágil, tan lleno de mentiras. Te mientes a ti mismo creyendo que al unirte a la causa de la niña y de los héroes vas a libertar tu alma de la cadena del fuego eterno. Tu pecaminoso pasado siempre te perseguirá haciéndote de una cruda realidad; esta guerra buscará derramar tu sangre y seré yo quien te entregue a las puertas del averno..."::
-Padre, basta...-
::"Tú fuiste mi tumba, yo seré tu final. Descenderás al abismo... Thanatos te ha olvidado."::
-¡¡Padre!!-

-¿... Juez?- preguntó una voz familiar. Yuri se espabiló bruscamente de sus pensamientos y regresó a la realidad para ver unos ojos grises que le contemplaban con preocupación.- ¿Se encuentra bien?-
-Ten cuidado, Deino. No puedes llamarme así en público.- dijo el vigilante mientras masajeaba su cuello en señal de cansancio.
-Perdone, realmente me preocupó, es que usted... hablaba solo.-
-Lamento que hayas visto eso, usualmente me alejo para pasar por esto por mi cuenta.- decía Lunatic mientras se ponía de pie y bajaba a nivel de suelo después de haber estado teniendo una discusión con aquella voz que atormentaba su cotidianidad; las alturas significaban un consuelo para él, no había nadie que pudiera alcanzarle ahí, representaban la libertad que eran bien ejemplificadas por las aves que veía todo el tiempo pasar. Volar sin ninguna molestia u obligación, sentir el aire más puro que en la superficie, observar las horas correr sin tomar en cuenta las horas.
-Escuche, tal vez no pueda ayudar de mucho, pero si alguna vez necesita de alguien que lo escuche...- dijo el platinado, bajó la cabeza un poco y mostró gran comprensión en sus ojos esperando una reacción, una respuesta.
-Gracias, Deino... eres un buen muchacho.- dijo sonriendo, pero sólo él lo supo.
-Lo admiramos, señor, Kae y yo. Es usted nuestra fortaleza, sin usted estaríamos perdidos.-
-Lo mismo me dijo ella hace un rato cuando me dio el teléfono para guardar. Lo aprecio de verdad muchachos, pero ahora soy yo quien les pedirá un favor: manténganse en bajo perfil. Tengo el presentimiento de que las cosas se tornarán delicadas y los necesito lo más quietos que se pueda.- decía el vigilante mientras ponía una mano en el hombro del chico y éste le miraba directo a los ojos de la máscara asintiendo con una gran sonrisa.
-¡Lo olvidaba! El Maestro me envió para llevarlo al Vínculo. En diez minutos dará su anuncio especial, y ya sabe, no podemos faltar.-
-Vayamos, no queremos llegar tarde.-

"Thanatos, haz que me equivoque..." decía para sus adentros esperando que la sensación de peligro que sentía fuera errada.