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lunes, 25 de abril de 2016

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 21: Brigada 731. Parte I.

Kaede se hacía espacio entre las personas para poder pasar, El Vínculo estaba a rebosar; todos los militantes de Ouroboros se encontraban a la espera del gran anuncio de su líder, Frank Martínez. El bullicio era tremendo y los casi mil militantes se encontraban ansiosos por saber el desenlace de la noche; la chica estaba intentando caminar entre la gente con extremo cuidado de que nadie pudiese tocarle ningún punto de la cabeza.
-Deino. ¡Deino!- Kaede agitaba su mano en el aire para ser notada por el chico, quien estaba en la buena compañía del vigilante de la noche, apenas entrando al recinto. El platinado escuchó a la chica del cabello grisáceo llamar por su nombre y la ayudó a terminar de pasar por entre los militantes, Kaede se detuvo un momento para recuperar el aliento.- Gracias... Los están buscando, el anuncio está a punto de empezar, el Maestro los necesita en el frente y veo a Jason un poco ansioso.-
-De acuerdo, quédate aquí donde no haya tanta gente.- decía Lunatic al ver que al fondo se había instalado un podio elevado con un micrófono en el centro listo para transmitir lo que Martínez tenía para decir, varias bocinas distribuidas de manera uniforme por todo El Vínculo y una pantalla blanca de un exorbitante tamaño en el cual se estaba proyectando el inicio de la presentación de la Compañía Circense Nacional.- ¿Por qué estamos viendo el espectáculo del circo?- preguntó con cierto interés.
-Supongo que es para que haya un poco de entretenimiento antes del anuncio.- respondió el chico.
-Lo veo difícil, Frank no es así... Kae, si las cosas se ponen peligrosas quiero que encuentres un lugar seguro ¿está claro?- la chica asintió con desconcierto y retrocedió a un lugar más alejado pero con más altura para poder observar el evento con claridad.- Deino, vamos.-
A diferencia de Kaede, con cada paso que daba el vigilante los militantes le dejaban un amplio espacio para que pudiera pasar con Deino tras de él; los imponentes desplantes propios de una figura como Lunatic resaltaban el peligroso personaje que representaba, aunque como se lo había dicho el chico antes, el vigilante inspiraba más respeto y admiración que miedo en sí.
Una vez que habían caminado la longitud del Vínculo hasta llegar al podio, Lunatic tocó la puerta del cuarto inmediato al "escenario", casi podríamos llamarle "el camerino" del líder de Ouroboros. Jason abrió la puerta sólo un poco para poder ver a quien llamaba.
-Lunatic.- saludó con indiferencia el castaño, y había que decirlo, hasta con una leve expresión de asco.
-Jason.- respondió educadamente, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.- Necesito hablar con Frank.-
-Será después del anuncio, el Maestro no está recibiendo a nadie ahora.-
-Sólo tardaré un minuto o dos.- Jason le miró molesto.
-He dicho que no, ahora por favor toma tu posición junto al podio para...-
-Jason, muchacho. ¿Quién es?- la expresión del castaño se tornó amarga mientras la voz de su líder le interrumpía. Lunatic se irguió y posó los ojos de su máscara sobre los del primer asistente, demandando una respuesta.
-... es Lunatic, Maestro.-
-Déjalo entrar, Jason. ¡Faltaba más...!- el castaño se hizo de lado a regañadientes y permitió el acceso del vigilante.
-Adelante.- su expresión de desagrado se hizo presente una vez más.- Sólo Lunatic.- le dijo a Deino, quien trató de entrar junto con él para después cerrarle la puerta en la cara.

-Frank... te esmeraste con los arreglos al Vínculo.- dijo mientras abrazaba al líder en un ligero contacto.
-Así es, amigo mío. Esta noche será especial, hoy vamos a hacer historia.- decía Frank con cierta alegría al devolver el abrazo.
-Maestro, un minuto para comenzar.- le decía el castaño al líder y éste le asintió suavemente.
-¿Todo esto de qué va? ¿Cuál es tu plan para hoy?- preguntaba con curiosidad, manteniendo su voz templada y seria como era usual.
-Oh, vamos, Yuri. ¿Acaso no me vas a dejar darte una sorpresa? Sólo te diré que es algo que Jason y yo hemos estado planeando desde que te nos uniste.-
-Treinta segundos, Señor.- dijo el primer asistente para abrirle la puerta a su Maestro.
-Tecum vivit et regnat ¿recuerdas?- decía con una leve sonrisa mientras palmeaba el hombro de Lunatic.- Incluso a ti, esto te sorprenderá, ya lo verás.-
-Estoy ansioso.- dijo fingiendo emoción, aunque por debajo de la máscara la expresión en su cara se tornaba preocupada.
-Me alegro que sigas aquí, Yuri. Hay pocas personas en quienes confío... me alegro que seas mi amigo.- concluyó el líder actual de Ouroboros y se dio la vuelta listo para dar inicio al evento.
Yuri sintió un vacío en el pecho y un nudo en el estómago; una lágrima salió de él acompañado de una mueca llena de amargura. Aunque fuera por una buena causa y por el bien mayor, eso no quitaba el hecho de estar traicionando a su único y mejor amigo. Frank le había introducido a Thanatos, y aunque esta misión también fueran los deseos de su Dios, era por mucho, más doloroso de lo que llegó alguna vez a imaginar. Sacudiendo ese sentimiento por un momento, salió de la habitación con la frente en alto y tomó su posición a un costado del podio junto a los principales asistentes, Deino y Jason. Sin embargo se seguía preguntando cuál era su papel en el frente de la organización.


-Alguna vez escuché a alguien decir que nuestros dones no sólo eran un regalo, sino también una obligación. Una obligación para con el pueblo "desprotegido", que si se usaban de la manera "correcta" podríamos cumplir con nuestro deber de proteger a la gente más vulnerable, más indefensa. ¿Saben qué es lo que yo opino? Que esa misma gente vulnerable nos volteó la mesa, le tenían tanto miedo a nuestra evolución que nos volvieron marginados, nos hicieron unos monstruos, y lo hicieron de tal forma que incluso muchos de nosotros nos lo creímos en algún momento; los humanos nos desprecian, nos envidian. La historia nos lo relata desde tiempos antiguos, que la humanidad siempre ha tenido miedo del cambio, del progreso, pero siempre se ven derrotados con el paso del tiempo ya que la evolución de quién es más fuerte los arrastra. Esta noche, Ouroboros, la selección natural nos favorece y vamos a apresurar lo que sabemos que será inevitable: ¡Hoy es el principio del fin de la raza humana! ¡Hoy los humanos abrirán paso a la raza suprema del Creador! ¡Quieran o no! Porque esta noche les enviaremos un claro mensaje que temblarán al recordar, les diremos que no nos callarán más, que no le tememos a su rechazo social, que nosotros somos sus Dioses en esta Sodoma contemporánea y como tales, depuraremos este mundo de sus bajezas y los enviaremos a su juicio final frente al Señor del todo. ¡Contemplen, mi gente! ¡Contemplen la grandeza de nuestra estirpe! ¡La tentación susurra con ganas de revolución! ¡Y nosotros seremos quienes lleven el estandarte...!-
Frank Martínez señaló la pantalla tras de él y todos los militantes miraron a ésta, expectantes. En ese preciso momento, entraba a escena el Maestro en proezas de lanzamiento de cuchillos junto a una joven y bella mujer quien se colocó a una distancia considerable, sosteniendo una manzana en cada mano y otra sobre su cabeza, esperando a que su compañero empezara a lanzar las dagas; el hombre tomó el primer cuchillo y lo colocó frente a sus ojos, calculando lo que sería la fuerza, velocidad, distancia y blanco en donde la navaja aterrizaría. Cuando se veía que el hombre estaba dispuesto a hacer su primer tiro, se tornó pálido del rostro, de un color blanco perturbador, las venas del cuello se le remarcaban violentamente y subían por su cara haciéndolo ver completamente terrorífico; sus ojos se voltearon, volviéndose blancos y después entre rojos y púrpuras, probablemente por la presión sanguínea. Soltó los demás cuchillos, sólo quedándose con el que había tomado en primer lugar, y con movimientos lentos, precisos y ciertamente perturbadores puso la daga sobre su cuello a la altura de la yugular, y con esa misma calma y serenidad en sus acciones, a pesar de estar casi convulsionando de pie... el horror. El cuchillo abría con suavidad la carne debajo y los chorros de aquel fluido vital color carmesí salían con vehemencia, expulsadas con entusiasmo fuera del hombre quien sentía la vida irse de su cuerpo con cada segundo que pasaba, hasta que todo se volvió negro y dejó de sentir la agonía que hasta ahora experimentaba; cayó de golpe en el mar de sangre que se había formado a sus pies, sus córneas habían regresado a su lugar con un color blanquecino y rojo, y mientras exhalaba por última vez Sternbild contemplaba su hórrida expresión que veía sin mirar.

La megalópolis se había congelado en un inminente miedo, la ciudad principal y sus pueblos a los alrededores contemplaban la escena con incredulidad y horror; la honorable Anju Kaburagi y su hijo, Muramasa permanecieron estáticos al ver desde la cocina de su hogar la televisada atrocidad digna de un filme de horror, pero era aún más terrorífico que no lo fuera. Anju lloraba desesperada, tomando los lados del televisor sacudiéndolo violentamente repitiendo "¡Devuélvanme a mi Kaede!". La chica por su parte, lloraba desconsoladamente al ver la escena, el pánico se reflejó de manera casi inmediata en su abdomen obligándola a buscar el bote de basura más cercano y devolviendo el contenido de su estómago en éste; lejos de los ojos curiosos, halló un pequeño hueco en El Vínculo, por debajo de unas mesas y entre demás utilería abrazó sus piernas y meciéndose de atrás para adelante se repetía a sí misma que todo iba a estar bien, las lágrimas provenientes de sus ojos mojaban el piso y después de unos momentos, terminando de procesar en su cabeza todo lo acontecido, se preguntó con mucha tristeza y melancolía en qué se había involucrado.
La pantalla dejó de transmitir el cuerpo inerte y sin vida del Maestro en cuchillos, durante unos pocos segundos mostraba una imagen gris con sonidos de interferencia y después un hombre apareció; se encontraba sentado en una silla, tenía barba poblada y cabello corto pulcramente peinado, ambos de color negro al igual que sus ojos. De complexión robusta y expresión amenazadora; pasaron unos segundos y comenzó a hablar:
::Sternbild, mi nombre es Vaako Kovalevskaya y vengo a anunciar el regreso de la organización conocida como Ouroboros. Nuestro líder, Frank Martínez decidió dirigir esta nueva comunidad de seres NEXT cuando su hermano, Jake Martínez fue asesinado por Barnaby Brooks Jr.- decía con un acento muy particular.- Ouroboros tomará el control del mundo cuando la división bajo mi mando haya eliminado a la principal amenaza: Los héroes de la Primera Liga de Sternbild, la alineación de héroes más fuerte a nivel mundial. Tomaremos la ciudad, y si algún Rey de los Héroes o avión se atreve a salir de ella, nos hemos hecho de diez cañones antiaéreos de clase militar para contener la fuga. Los puentes serán destruidos, los muelles deshabilitados y las comunicaciones interceptadas. Por cada persona que se atreva a desafiar estos decretos, diez morirán. Somos la Brigada 731 y este es nuestro mensaje.::
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-Déjame ver si entiendo, desaparecieron diez cañones antiaéreos... MILITARES, y nadie se había dado cuenta sino hasta ahora. ¡¿De dónde demonios los consiguieron?!- preguntaba una furibunda Agnes Joubert en la sala de juntas principales de las oficinas de Hero TV. Sus tres asistentes principales no sabían qué decirle para apaciguarla.
-No lo sé, Señora...- contestó Cain con la mirada baja, intentando no hacer contacto visual.
-¿L-la comunico con el Secretario d-de la defensa?- preguntó Mary Rose un tanto temerosa, pidiéndole el teléfono a su compañero, Orlando.
-¡¡Para ayer!!- gritó mientras azotaba su puño contra la mesa mientras se levantaba de su asiento. Los héroes llegaron a la reunión de emergencia luciendo físicamente enfermos, pálidos, imposibilitados de creerse lo que habían visto en la televisión.
-¡Agnes! ¿Qué demonios ocurrió?- preguntó todavía con lágrimas de susto una joven y alterada Karina.
-¡No lo sé, es lo que intento averiguar!- respondió con enojo, disimulando que en realidad ella también estaba asustada.
-¿Quiénes creen que sean estos sujetos de la Brigada 731?- preguntó PaoLin sosteniendo fuertemente el brazo de Nathan.
-Por ahora, sólo sabemos que son personas de temer...- respondió el héroe del fuego.
-El artista... ¿habrá sido un militante suicida?- la expresión de Ivan también estaba consternada.
-Sinceramente, lo que me interesa saber ahora es por qué demonios la transmisión en vivo no fue cortada ¿Agnes?- demandaba saber Ryan, que si no hubiese estado sostenido por Anaksha, hubiera ido a romper cuanta cosa se le interpusiera en el camino.- ¿Tanto te importa tu maldito rating? ¡¿Quieres rating?! ¡Pues empieza a filmar que te voy a dar algo de qué hablar...!-
-¡No tengo tiempo para estas cosas, Ryan! ¡Compórtate!- gritó la castaña evidentemente ofendida, después soltó un gran suspiro intentando tranquilizarse y contestó con toda la calma de la que fue capaz.- Escucha, ordené que detuvieran la transmisión en cuanto vi las intenciones del especialista, pero por alguna razón las consolas no respondieron; cuando se puso el cuchillo en la garganta mandé cortar la energía de todo el edificio, inclusive desactivé el generador de emergencia. Nosotros nos quedamos a ciegas creyendo que habíamos podido evitar que... "eso" se transmitiera, pero cuando me asomé a la pantalla en el edificio de enfrente...-
-¿Entonces la transmisión siguió a pesar de que prácticamente habían cortado toda energía?- preguntó Barnaby con una expresión llena de escepticismo, al mismo tiempo que abrazaba a Kotetsu quien estaba sentado con sus manos sosteniendo su frente, luciendo en su rostro demasiada preocupación.
-No sé qué es lo que pudo pasar, era prácticamente imposible.- admitió Agnes dejando los hombros caer.

-Señora... el Secretario de la defensa.- dijo Mary Rose con una voz muy tenue, extendiendo el teléfono a la castaña, a lo que ésta recordó su furia de hace unos momentos y le arrebató el dispositivo, lista para decirle una que otra cosa a quien estuviese del otro lado de la línea; lo pensó un poco y conectó el teléfono a las bocinas de la sala para que todos pudiesen escuchar. En ese momento, los Doctores Saito y Halsey se iban incorporando a la reunión.
::Soy el Portavoz del Secretario, el General Autieri no puede tomar la llamada.::
-¿Por qué no?- preguntó Antonio, ya molesto.
::No tiene tiempo como para hablar con periodistas... o sus empleados.::
-Escúchame bien, estúpido, esta periodista resulta ser la cabeza de la Primera Liga de Héroes de Sternbild, y mis empleados mantienen los terroristas a raya, los mismos que tú y tus subordinados no pueden contener. Y por esa misma razón, te EXIJO que me comuniques con el General. Ahora.- respondió Agnes, sintiéndose a nada de explotar; el silencio se hizo presente unos segundos.
::Un momento.::
-¡Ya era hora!- exclamó Ryan.
::Señora, lo que sea que tenga que decirme, hágalo rápido. Tengo mucho trabajo por hacer.:: dijo irritado una voz muy ronca, se escuchaba como una persona mayor.
-Me parece que eso dependerá de usted, General. La verdad es que sólo quiero saber cómo fue que diez cañones antiaéreos desaparecieron de su base militar sin que se percatara de ello.- la voz al otro lado soltó un pesado suspiro.
::Hace aproximadamente tres horas, tres individuos que presumimos NEXT, desactivaron todo nuestro sistema de seguridad y tomaron nuestros artefactos. Tengo seis equipos de élite en el hospital militar, heridos al tratar de defender la integridad de la base.::
-¿Podría describir para los doctores aquí presentes, las características de los seres NEXT que menciona?-
::No podría describir sus rasgos físicos, se cubrieron con una especie de leotardo negro que cubría por completo sus cuerpos, pero puedo asegurarle que uno de ellos era mujer. Ella podía volverse humo, literalmente. Sus ropas cayeron mientras ella se evaporaba y llenaba de humo la habitación, al parecer era tóxico ya que cuando mis equipos de respuesta lo inhalaron fue cuando algunos empezaron a convulsionar, otros a sangrar por oídos y ojos, y los demás se desmayaron simplemente. Uno de los hombres fue el que deshabilitó toda nuestra seguridad, pero no lo hizo con algún tipo de software malicioso o virus informático, sino que simplemente supo todos los códigos (códigos que ni yo mismo conozco). El otro hombre lanzó con su mano una especie de láser o rayo y encogió los diez cañones de la bóveda militar, prácticamente los guardó en sus bolsillos. Si no hubiera visto con mismo propios ojos los videos de seguridad, no lo hubiera creído.::
-¿Puedo preguntar por qué razón no se nos informó de esta situación?-
::Señora, discúlpeme pero esto es asunto de seguridad nacional. Tenemos que asegurar la ciudad antes de que esto se salga de control, y tengo muchas más cosas que hacer que andar discutiendo problemas de índole militar con un reportera.::
- No, General, discúlpeme usted. Como le dije a su Portavoz, soy la cabeza de la alineación de héroes más fuerte a nivel mundial, así como lo dijo el hombre en la televisión. Me parece que dado que mis elementos son NEXTs pueden combatir efectivamente esta amenaza y contenerla, soy su única opción para terminar con este problema. Considérelo un momento, o más de seis equipos de élite van a terminar en el hospital militar, y no sabremos si lleguen ahí vivos.- de nuevo, aquel señor volvió a suspirar, rendido ante la cordura de las palabras de Agnes Joubert.
::¿Qué es lo que propone?::
-Por ahora sólo envíeme las grabaciones de las cámaras de seguridad que mencionó antes y mantenga a su gente a raya, lo que Ouroboros quiere es que sea una lucha de NEXTs contra NEXTs y vamos a tener que dárselas. Nuestra raza humana no tiene posibilidades contra ellos. Sin embargo, sí pediré su cooperación para formular estrategias efectivas.-
::De acuerdo, cooperaremos. Después de todo, es lo único que podemos hacer en este momento.::
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Después de media hora, llegó un uniformado a las puertas del edificio corporativo de Hero TV, se identificó como soldado raso al mando del General Chester Autieri y desde el piso donde se encontraba Agnes, ésta le permitió el acceso.
-Le entrego las grabaciones de seguridad de la base militar de Sternbild, señora.- dijo con mucha seriedad.
-Claro, gracias. Las veremos enseguida.- respondió la castaña, a punto de tomar el paquete, pero éste le fue retirado momentáneamente.
-Tal vez esté de sobra decirlo, pero entiende que esto es material clasificado ¿cierto?- el militar no dejaba de ver con mirada penetrante a la líder del lugar, a lo que ella contestó con cierta molestia.
-Por supuesto, tampoco es como si quisiera causar pánico colectivo. Le enviaremos el acuerdo de confidencialidad firmado por todos los presentes a la brevedad.- el soldado agradeció y se retiró sin más.
Orlando tomó los videos, entró a la cabina que controlaba el proyector de la sala, insertó el pendrive, presionó algunos botones y comenzaron a ver los videos; tal y como el general los había descrito.
-¡Espera! Aquel de ahí.- exclamó el Doctor Carter Halsey señalando a uno de los hombres en la pantalla.- Observen como toca las terminales antes de accesar los códigos...-
::¡Acércalo un poco más!:: exclamó Saito con el usual megáfono sobre su cabeza, a lo que Orlando desde la cabina de control, obedeció e hizo zoom a la mano del hombre en el video.:: ¡Observen como saltan algunas micro descargas eléctricas de las terminales antes de que ingrese el código!.::
-¿Descarga los datos de seguridad desde los controles o algo similar?- preguntó confundido Barnaby, quien era el que se esforzaba más por mantenerse objetivo.
::¡No, el General mencionó que no hubo ningún malware o virus, sin éstos, las transferencias de datos son imposibles!:: respondió el Doctor Saito, viendo con mucha concentración los segundos en donde aparecían estas micro descargas eléctricas.
-Es casi como si el mismo sistema de seguridad le estuviera diciendo como abrirse... tal vez me estoy apresurando debido a las circunstancias, pero me atrevo a asegurar que este mismo NEXT fue quien hizo que las transmisiones de la Compañía Circense Nacional siguieran al aire.- dijo el especialista en NEXTs a todos los presentes. Kotetsu esta vez se levantó con la mirada más terrorífica que alguna vez el Tigre pudo utilizar, o alguien se atreviera a imaginar.
-Mi hija... está con estos maniáticos.-
-No estás sólo, Kotetsu. La vamos a sacar de ahí.- dijo Barnaby, reconfortando al que sabía que era un padre preocupado, nada más.
-Si Ouroboros quiere guerra la va a tener, Tiger. Incluso yo, que no puedo ayudar de mucho en el campo, prometí siempre salvaguardar la verdad.- asintió Agnes, propia como nunca se le había visto.
-Somos héroes, mi amigo.- decía Keith con una sonrisa.- Juramos nuestra vida al servicio de la humanidad.-
-Odio decirlo, pero puede que tu hija corra más peligro si la rescatamos de Ouroboros.- decía Ryan con una mueca amarga, por primera vez, realmente disgustado por haber arruinado el ambiente.
-¡¿Qué?!- exclamó Kotetsu, quien cuando ya estaba tranquilizándose, volvió a desesperar de golpe.
-Piénsalo por este lado, Kotetsu. Nosotros somos diez. Ouroboros son casi mil, si Kaede sigue mezclada con ellos no peligrará, con el poder de convertir cosas en arena como les hizo creer no la pondrán en los frentes de batalla, y además Lunatic está protegiéndola.- dijo Annie con la misma amargura, la voz tan suave de la chica calmó un poco al veterano quien volvió a derrumbarse en su asiento.- Pero aunque tengamos que dejarla infiltrada un poco más, vamos a descubrir quiénes son la Brigada 731 y derrotarla para poder ir directamente a Ouroboros a arrancar el problema de raíz. Y creo que hablo por todos al decir que no descansaremos hasta terminar con esto.-
Los demás héroes asintieron, deshaciéndose de todos sus miedos e inseguridades y contagiándose de la valentía que inundaba el ambiente, Kotetsu les sonrió con tristeza, pero se levantó de nuevo para agradecer a todos con la mirada.

De pronto las luces de la sala de juntas se apagaron y en la pantalla se dejó de proyectar el video de las cámaras de seguridad, en vez de eso el rostro del líder de la nueva organización paramilitar de Ouroboros se hacía presente una vez más. Agnes miró por la ventana, pero las pantallas de todos los edificios seguían con interferencia, por lo que entendió que esta nueva transmisión era exclusiva para ellos.
-Primera Liga de Héroes de Sternbild, queremos negociar una oportunidad considerable a su posición actual...-

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