The SkarSkull is...

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I fall in love with everything, I also hate everything. It's very hard to be a misanthrope and a romantic at the same time... ♥ Facebook: Skarskull - Facebook Group: SkarSkull.GoldenYaoi ♥ Twitter: @xSkarSkull ♥ Amor Yaoi, Wattpad, Fanfiction: skarskull ♥ Instagram: SkarSkull

jueves, 28 de septiembre de 2017

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura: NOTA AL 28/09/2017 ..::IMPORTANTE::..

Hola, mis niños ♥

Me he dado una vuelta por este viejo escrito y me percaté de que estaba incompleto en algunas partes :O

Por lo que en esta ocasión les comparto el siguiente link para que puedan descargar el PDF completo del fic.
[ https://drive.google.com/open?id=0B_dXdgJIBlv6R29reHVzOHdYRDQ ]

También, ahí subiré el PDF de 'Su Majestad: Rey(na) de los héroes' cuando lo termine, así que si no lo han leído, ¡VAYAN AHORA A LEERLO! Jajaja

También les dejo mi correo, por si se les ofrece xD:
skarskull.official@gmail.com

Los quiero, bebés ♥

Vayan a por su aventura.

martes, 26 de septiembre de 2017

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 26: La carne de sus pecados.

Día 1 después de la primera aparición de la Brigada 731.

-… a quien deberías de odiar es a mí por meterlos a una guerra que al principio no era suya, pero por favor… te necesito.- Kotetsu vio a los ojos del rubio con esperanza y comprensión, Ryan soltó un pesado suspiro y asintió después de unos segundos.
-De acuerdo, viejo, tú ganas. Pero si este asunto se vuelve demasiado peligroso, ella se retira ¿Está claro?-
-Está claro que no. Ya habíamos hablado de esto, Ryan.- interrumpió Anaksha con particular molestia en su voz, callando la respuesta que fuera a salir de los labios del moreno.
-Annie, por favor… entiende. Esto no es a lo que la Primera Liga se debería de enfrentar.- decía el príncipe de la gravedad errante, con esperanza de hacer a la semi pelirroja hacer comprender sus razones. La chica suavizó sus expresiones y se hincó para quedar a la altura del rubio, quien hasta hace un par de minutos seguía sobre el pasto del jardín asestando golpes varios a su compañero de Apollon Media; limpió con su dedo un poco de la sangre que escurría del labio de su novio y le tomó del rostro.
-Pero es para esto para lo que deberíamos estar preparados… juré mi vida a esto.-
-También juraste permanecer a mi lado.- al rubio se le quebró la voz.- Estar juntos toda una vida…-
-¿A qué vida aspiramos, mi amor, si sólo nos quedamos aquí sentados a esperar cuando la Brigada entre por nuestra puerta y nos asesine? Estoy consciente de que esto aumentará las posibilidades de morir más rápido, pero no puedo quedarme sentada viendo cómo la gente a la que juré proteger es exterminada por aquellos fanáticos religiosos. Si tengo que morir, así será. Pero si caigo yo, medio Ouroboros caerá conmigo. También sé que te hice una promesa, una que pienso cumplir el resto de mi vida; y es por eso por lo que voy a luchar, por una vida digna contigo, no una donde sólo pueda sobrevivir llena de incertidumbre.- dijo la chica de los ojos púrpura y acto seguido dio a su novio uno de los más sinceros besos que haya dado jamás.

-Ivan… ¿quieres hacer esto?- preguntó el monarca al zorro albino, éste se le quedó viendo con una expresión llena de incertidumbre.
-Claro que quiero, quiero luchar por esto. Ya sea larga o corta, pero una vida digna vale esta lucha… ¿o es que acaso tu no piensas igual?- los ojos de Ivan se llenaron de un sentimiento de preocupación; el Rey le devolvió la mirada llena de calma y serenidad. Le tomó por el rostro y le dio un pequeño beso en los labios.
-Por supuesto que pienso igual, incluso sé que no podría haberlo dicho mejor: Si mi vida es larga o corta será digna, pero temo por ti… eres lo más importante que pudiera perder.- Keith le tomó por los hombros y lo abrazó posesivamente, mientras su rostro reflejaba una muy imperceptible tensión de estrés, sus ojos soltaron unas cuantas lágrimas al imaginarse al águila sin su zorro.
-Keith, yo…- decía el joven cuando sus labios se vieron ocupados al estar atendiendo los del monarca, quien le había robado un beso en un pequeño descuido; los brazos de Ivan se aferraron a la espalda del Rey y de sus ojos también brotaron algunas lágrimas.
-… ¿chicos?- preguntó Karina con algo de extrañeza en su voz y una expresión incrédula. Los demás héroes se habían congelado al ver la escena, no sabían qué decir o cómo reaccionar.- ¿Ustedes también?- el rostro de Ivan adoptó el mismo color que un tomate.
-¿Alguna otra cosa que hayan olvidado mencionar?- preguntó Antonio, confundido al igual que el resto.
-¡Tú no puedes decir nada, Tonio!- reprochó Karina.- No sé qué asuntos llevas con Nate, pero se puede notar que van por el mismo camino.- el héroe de fuego respingó sobresaltado, soltando de momento el brazo del moreno que hasta ahora abrazaba.
-¡Whoa! A ver si entiendo… ¿Keith e Ivan están saliendo? ¿Y tú y Nathan igual?- preguntó incrédulo Kotetsu a su amigo moreno.
-No estamos saliendo…- respondió el toro, cabizbajo.
-¿No lo estamos?- preguntó Nate, sintió como si algo dentro de él se hubiera roto.- ¿Y entonces qué era lo que querías decirme ayer en el espectáculo?-
-No quería que llegásemos a esto, Nate…-
-¿No querías? ¿De verdad? Si sabías que yo iba en serio… ¡¿por qué no me detuviste?!- los ojos del héroe de fuego empezaron a aguar.
-¡Fue lo que intenté decirte! ¡No hubo oportunidad! No estoy listo, Nate…- el toro se pasó una mano por la cabeza, intentando despejarse un poco. No sabía que ver llorar al otro le produjera tanto malestar.- El compromiso… me aterra todo en este momento, por favor, compréndeme.-
-¡Chicos! De verdad, odio tener que ser inoportuno justo ahora, pero necesitamos concentrarnos en lo que nos está pisando los talones. ¿Creen que puedan hablar de esto después?- interrumpió Kotetsu, sintiéndose un poco mal por hacerlo.
-Está bien, Tiger. Yo ya no tengo nada más que decir.- bramó Nathan, mientras se secaba las últimas lágrimas y su expresión se tornaba dura; el toro sólo soltó un pesado suspiro y no volvió a mirar al otro a los ojos.
Todos se enfriaron, intentando comprender y digerir lo que se había dicho, sin embargo sabían que debían espabilarse un poco y concentrarse en cómo derrotar al enemigo; salieron de la mansión de los Goldsmith-Kjolsrud para dirigirse a Hero TV donde Barnaby y Agnes los esperaban, y vaya que la tensión podía palparse en el aire durante el trayecto.
…………………………………………………….

Ocho.
Había ocho cadáveres en el centro de la solitaria avenida.
La gente no quería salir desde lo sucedido la noche anterior, por eso ninguna persona había gritado o avisado de la macabra y sangrienta escena; sin embargo, ahí había ocho cadáveres de hombres y mujeres alrededor de lo que parecían ser restos de una novena persona. Barnaby y Agnes no tenían la menor idea de lo que había sucedido en aquel lugar, pero estaban decididos a saber aun cuando no quisieran dada la naturaleza del acto.
-Quédate aquí y cuida de Mary Rose, iré a ver qué sucedió.- susurró el rubio desde la relativa seguridad del callejón trasero del edificio de Hero TV, haciendo levemente para atrás a Agnes con su brazo derecho mientras se cercioraba que la calle estuviese vacía.
-Claro que no, Barnaby. Iré contigo.- dijo Agnes en el mismo tono de voz, con esa seguridad característica de ella, aunque también estaba profundamente asustada; momentos antes se había asegurado de que Orlando atendiera a su subordinada. El conejo ciertamente no quería exponer a la mujer a ningún peligro, pero también sabía que era inútil tratar de convencerla de lo contrario a lo que ella quería, así que sólo suspiró.
-Pero si hay algún peligro quiero que corras y regreses lo más rápido que te sea posible. ¿De acuerdo? Y eso no lo voy a negociar.-
-… de acuerdo.- la castaña asintió, se colocó por detrás del héroe y salieron del callejón.

El día estaba frío y gris, la niebla bajaba al pavimento cubriéndolo con una fina capa de sí misma y el cantar de los pajarillos no sonaba hermoso, sino perturbador; Barnaby y Agnes con el rubio por delante caminaron entre dos de los cadáveres, intentando analizar y mantenerse lo más objetivos posibles. Los ocho cuerpos tenían en sus rostros una expresión amarga y varios de ellos adoptaron posición fetal mientras que los demás habían fallecido con los brazos alrededor de sus vientres, y justo por el medio de todos, el noveno cuerpo… ya no se le podía llamar tal; había sangre color marrón que manchaba la superficie de manera sucia y salvaje, y por lo único que podrían saber que se trataba de un humano era por un hueso fémur y la parte baja de la mandíbula que reposaban sobre lo que parecía ser carne desgarrada. No había nada más, era abrumador… aterrador de ver, y sin embargo se hicieron de valor para hacer esa sensación de lado y analizar lo más objetivamente posible. El rubio sintió un escalofrío recorrer su espina, el olor a decadencia inundó su olfato y de la nada se intensificó el nudo de su estómago, a pesar de la naturaleza de la situación supo que algo iba terriblemente mal.

-¿Doctor Saito? ¿Me escucha?- preguntó el conejo mientras trataba de establecer comunicación con su brazalete, queriendo comunicarse con un especialista, esperanzado de que sus terribles sospechas se quedaran sólo en eso.
-Estamos incomunicados, Barnaby.- reprochó Agnes. -¿Qué pasa?-
-Es que esto no es normal…-
-¿Y qué lo es justo ahora? ¡Tan sólo observa en dónde estamos parados! Justo a un lado de alguien completamente destazado y quién sabe por qué.- la castaña recogió su cabello en señal de desesperación. La esencia de muerte y decrepitud inundaba el área media de su rostro y si no vomitaba, estaba segura que estaría a punto de desmayarse.
-Sólo… fíjate en sus posiciones. Todos se concentran en su parte central, como si tuvieran una especie de dolor de estómago.- Agnes pasó su mirada fugazmente, más por obligación que por otra cosa. Si ver ocho cadáveres ya era impactante, ver esa mezcla de huesos, carne y sangre era ciertamente de terror… la vista, el olor, qué zozobra.
-¿Habrán sido ellos...? ¿La Brigada?- preguntó temerosa.
-No lo sé, pero si tan sólo pud…- Barnaby dejó de hablar repentinamente al fijar sus ojos sobre uno de los cuerpos y con la mirada casi desorbitada se inclinó para mover ligeramente la cabeza del occiso.- ... mira sus bocas.- entonces la castaña miró y logró notar lo que el rubio vio con horror en esos ojos verdes… la misma tonalidad de sangre que había alrededor de la carne y los huesos del noveno pintaba también los labios y barbillas de los ocho finados. Retrocedió un poco, empezó a llorar sordamente casi paralizada del miedo al caer en cuenta del contexto de la situación.- Ellos… se lo comieron.-
-... por cada día…-
-¿Escuchaste eso?- Agnes hizo una pausa a su agitada respiración e irguió la cabeza, intentando escuchar con claridad la tenue voz que creyó oír.
-Sí… lo escuché.- contestó Barnaby, levantándose alerta de cualquier peligro.
-... por cada día…-
-¡Ahí está de nuevo!- exclamó Agnes, el rubio hizo una seña para que bajara la voz y empezó a buscar vestigios de alguien por donde provenía el sonido de la voz. Volvió a hacer una seña a la castaña para que ahora guardase silencio.
-¿Estás bien? ¿Cuál es tu nombre?- preguntó sin obtener respuesta.- ¿Puedes venir con nosotros? Te pondremos a salvo.- decía el rubio, esperando a que el origen de la voz revelara su posición.
-... por cada día…- una joven pelirroja de aproximadamente 17 años salió de entre las sombras del callejón contiguo, caminaba muy lento hacia el conejo, cabizbaja y las manos ligeramente levantadas en cuencas, como si rogara a una deidad.
-Regresa al edificio y prepara una sala de juntas. Voy a hacerle un pequeño interrogatorio.- susurró el rubio a la mujer mientras mantenía fija su vista en la joven que poco a poco se acercaba a él.
-No voy a dejarte solo, Barnaby…- reprochó la castaña quien tampoco dejaba de ver a la chica.- Además… hay algo en ella…-
-... por cada día…-
-... algo que no me termina de convencer.- la castaña dio un par de pasos hacia atrás.
-Sí, algo está definitivamente mal.-
-... por cada día…- la joven se detuvo repentinamente a la mitad del camino y bajó un poco más su cabeza.
-¿Te encuentras bien? ¿Te lastimaron?- preguntó cálidamente el conejo, aunque al mismo tiempo con cautela. Ahora era él quien se acercaba con recelo.
-Barnaby… mira sus manos…- dijo la castaña con horror en su mirada. El rubio fijó su vista y con ayuda de la luz pudo notar que la punta de los dedos de la chica estaban rebosantes en la misma sangre marrón de los restos.
-... por cada día de resistencia... diez de nosotros moriremos.- dijo finalmente y la joven se desvaneció suavemente, cayendo de costado sobre el piso nebuloso. Barnaby corrió para auxiliarla, la tomó entre sus brazos y retiró el cabello de su rostro. La chica de ojos grandes y cansados tenía manchado el mentón y los labios al igual que los otros cadáveres, entonces supo que ella también se había alimentado del noveno.
-¡Hey! ¿Me escuchas?- dijo mientras tomaba su rostro y lo sacudía con moderada brusquedad intentando hacer que la chica reaccionara. Ésta abrió ligeramente sus ojos y habló en un tono de voz apenas audible, expulsando aquel aire vital de sus pulmones una última vez.
-... y se obligarán a que sea su última cena… porque un impuro se convierte en hereje cuando prueba la carne de su hermano… conozcan a su creador ahora…-
…………………………………………………….

-Maestro, he traído a Lunatic.- decía Jason con una leve sonrisa asomándose entre sus duros rasgos, abriendo la puerta del despacho principal en el tercer nivel de las instalaciones subterráneas de Ouroboros. Yuri entró en su habitual traje, sólo usando la máscara para no perder el respeto de los demás militantes mientras atravesaban El Vínculo. El hombre castaño le empujó bruscamente hacia el interior de la oficina haciendo que el vigilante trastabillara de manera breve, éste se irguió y habló con una voz profunda pero suave y cordial a la vez:
-Por favor, no me vuelvas a tocar. Ten un poco de clase, esto no es una pelea de bar.- la leve sonrisa del castaño se volvió una mueca de ira, viéndoselo dispuesto a asestar un golpe completo.
-Jason, por favor. Contrólate.- indicó el líder de Ouroboros, Frank Martínez, la mueca de ira de Keyes se hizo más obvia, sin embargo hizo lo que se le indicó. Lunatic se retiró la máscara al estar en la privacidad de los pilares de la organización y la reclinó sobre el escritorio del moreno de los ojos color oro.- Explícame una cosa, Yuri. Jason dijo que te vio abandonar la casa de Wild Tiger hoy en la mañana. Me conoces, sabes que usualmente dejo que la evidencia hable por sí misma, pero dada tu posición, me encantaría escuchar tu versión.- decía Frank con un tono de voz un tanto sarcástico o escéptico, había una mezcla de emociones en su voz en aquel momento.
Yuri vio directamente a los dorados ojos del moreno, con determinación, después volteó a los ojos de Jason detrás de su líder, con la mirada más oscura que se le hubiera visto, profundamente molesto e irritado.
-Te guste o no, tengo que seguir con mis deberes jurídicos. Dado el historial de citatorios de Kotetsu T. Kaburagi en la Cámara de Justicia, me veo obligado a visitarlo en su domicilio cada semana para un exhaustivo análisis de facultades; hago un reporte que consiste en evaluar si está capacitado para seguir fungiendo como servidor público. Estoy tan ansioso como tú para dejar de hacerlo y si el plan sigue su curso, ésta fue la última visita.- bramó dirigiéndose al castaño. No era la primera vez que Jason le seguía, siempre había estado consciente de la sombra que le antecedía, sin embargo esta fue la primera vez que había bajado la guardia y guiado al enemigo a la puerta de los aliados, y eso le molestaba sobremanera.- No me levantes acusaciones si no tienes fundamentos con qué sustentarlas.- El castaño hizo una mueca y apretó los dientes, borrándose así la expresión burlona que hasta ahora sostenía.

-¿Lo ves, Jason? ¿No te lo dije? Yuri jamás nos traicionaría, él es fiel a nuestra causa desde hace casi veinte años. Enviando las almas con Thanatos desde antes de conocer nuestros planes.- exclamó Frank aliviado y soltó un suspiro al finalizar, una sonrisa se escapó de sus labios y se recargó en su respaldo. Volteó a ver a su primer asistente con una mirada expectante, exhortándolo sin palabras; Keyes soltó aire, pesadamente y mal disimulado.
-Te pido una disculpa, Lunatic.- la hipocresía en sus palabras era obvia, pero por ahora era lo mejor que podía ofrecer.- Seguro entenderás que dada tu relación con los héroes, me fue casi imposible no sospechar.-
-Lo entiendo, Jason.- dijo con un gesto soberbio mientras se acomodaba la corbata, se colocó su máscara y se puso de pie.- Sin embargo lo que yo te pido, es que ya sea a mí o a cualquier otro NEXT bajo el yugo de Frank, no se le vuelva a levantar una acusación sin evidencia. Eso es tan humano y mundano, estamos por encima de esto.- Petrov notó una sonrisa más obvia por parte del líder de Ouroboros.
-Estoy de acuerdo. No podemos permitir que esos comportamientos humanos trasciendan a la nueva era. Por el momento sólo quedas advertido, pero quien cometa esta falta de nuevo, seas tú o alguno de mis militantes, sufrirá las consecuencias. ¿Está claro?- el castaño asintió, derrotado ante las palabras de su líder y furibundo para con el primer oficial.
-De acuerdo, si me disculpas, Frank, tengo que regresar a la Oficina de Justicia, todos están un poco paranoicos por allá. Si consigo información útil, te lo haré saber de inmediato.- Martínez asintió con agradecimiento mientras Yuri se daba media vuelta y salía del despacho principal.

-… debes llenar estos formatos todos los días y entregarlo al Control de Almacén a las dos en punto.- Lunatic escuchó una voz familiar cerca de él y al asomar la cabeza pudo ver a Deino señalando unos papeles sobre su tabla, explicando cada detalle de los mismos.
-¿Y el formato de lavandería va para Joseph, cierto?- Yuri distinguió otra voz particularmente conocida.
-Así es. ¿Ves? Lo harás bien, sólo es cuestión de tener todo el papeleo a tiempo.- sonrió el platinado.
-¿Deino?- preguntó Yuri a lo que entraba a la oficina en donde estaba el muchacho y, para su sorpresa, Kaede.- ¿Qué haces aquí, Kae? No tienes permitido el acceso al tercer nivel, si te ven por aquí, te castigarán.- Si Yuri no tuviera la máscara puesta, los chicos habrían visto cómo empalidecía a pesar de su tono natural de piel, sólo de pensar el escarmiento de la chica.
-Kae se hará cargo de mis deberes ahora, Lunatic.- decía el chico con una sonrisa triste.
-¿Y qué harán contigo?- preguntó el vigilante con escepticismo, al ver que los chicos no dijeron palabra alguna y se miraron cabizbajos, Yuri asintió.- Vamos afuera.-


-¿Por qué no dijiste nada, Deino?- preguntó molesto el Juez, tan sólo imaginar la presión a la que Frank quería someter al chico.
-Usted debería saberlo, si me negaba con cualquier excusa, la muerte o el exilio eran mis opciones. Y sabe cómo acaban los exiliados.-
-Deino, ¿acaso sabes el origen de tus poderes?- el vigilante se dirigió al muchacho, tomándolo del hombro, intentando reconfortarlo a su manera.
-Son de nacimiento, señor.-
-Me refiero a que si tienes idea qué es lo que potencia a tus células NEXT a darte las habilidades que tienes.- el chico negó con la cabeza, a lo que Yuri le explicó.- En los archivos que se recuperaron de la base Sword leí sobre la clasificación de tus poderes, Deino. La capacidad que tienes de crear naturaleza se debe a que en efecto, tienes una conexión con el núcleo de la tierra; este núcleo te permite malear las moléculas en la atmósfera para crear lo mismo que él, en pequeñas cantidades. Sin embargo, para crear minerales, como los son piedras y metales, la atmósfera de la superficie no es lo suficientemente apta para eso. Mencionaste que cada vez que creas metales y piedras experimentas mucha fatiga y dolor en cierto punto, eso se debe a que los minerales que faltan en la atmósfera… se compensan con los de tu esqueleto. Cada vez que creas algo así, degeneras la composición mineral de tu sistema óseo para completar la de tu resultado final.-
-Entonces no estaba tan equivocado cuando pensé que a la larga me mataría… ¿cierto?-
-¡Tenemos que hacer algo! Frank lo matará antes de que los Héroes puedan hacer algo.- exclamó Kaede, demandando una respuesta del vigilante.
-No temas, princesa. Le pediré cada día al Maestro que me sane para no sufrir daños. Por cierto, acabo de recordar que los formatos que dejamos sobre el escritorio se tienen que archivar. ¿Te importaría hacerlo? Iré contigo en un momento.- la chica miró al platinado con incertidumbre, pero al final asintió y caminó rápidamente hacia El Vínculo.

-Deino, sabes que Frank nunca sana a un NEXT más de una vez, y contigo lo hizo cuando te encontró.-
-Lo sé… una vez dijo usted que sin Kaede era imposible ganar esta guerra. Sé que muchas veces mi bonhomía me impide ver las cosas como realmente son, pero nunca he visto más claro algo en mi vida. Amo a Kaede, amo su valor, amo el brillo de esperanza en sus ojos, y sé que ella está enamorada de mí, no sé si tanto como yo. Lo que sí sé, es que si se distrae conmigo, perderemos antes de que la verdadera batalla comience… la Brigada 731 ya está sobre los héroes, y necesitan todo el apoyo que se les pueda brindar.- Lunatic infló el pecho al escuchar las palabras del chico, conmovido por la valentía y las razones que lo orillaban a querer sacrificarse, no tanto por la humanidad en sí, sino por la hija de Wild Tiger.- Por cierto, ¿recuerdas la mujer que proveía a la organización? Su nombre es Anick Lomawien.-
-Entonces parece que tenemos al enemigo más cerca de lo que creíamos.- Deino lo miró confundido.- Es la CEO de la Corporación SkullBunny, jefa de Anaksha Kjolsrud. El problema será advertirles de esto, Jason me ha estado siguiendo y ya sospecha de mí, hará lo que sea para buscar pruebas que me delaten, y no puedo llamar a los héroes porque la Brigada 731 tiene intervenidas todas las comunicaciones.-
-No las postales ¿o sí?- Deino miró a Yuri con cierta complicidad, esbozando una pequeña sonrisa.
-¿Una carta, sugieres? El servicio postal no funciona desde la aparición de la Brigada, y no podré acercarme a la casa de ningún héroe sin que Jason esté molestando.-
-Usted no, pero tal vez yo pueda. Dejaré la carta en el buzón de Wild Tiger, y para asegurarnos que tomen la información como verdadera, Kaede la escribirá, reconocerán la caligrafía de inmediato. Convenceré al Maestro de que me deje pasar la noche con ella antes de que me encierren e iremos a dejar la carta.- Deino notó la incertidumbre del vigilante, aun cuando éste tenía la máscara puesta.- Por favor, Lunatic. Será lo último que pueda hacer.-
-Es un buen plan… Deino, no dejaré que te conviertas en un mártir. Tienes mi palabra, haré todo lo posible para sacarte de ese encierro lo más rápido que pueda. Pero tienes que prometerme algo a cambio.-
-¿Qué cosa?-

-Resiste.-

viernes, 2 de junio de 2017

Los tres crisantemos dorados. - One Shot.

Hola, shabos locos :v
YA SÉ QUE NO HE ACABADO EL TAIBANI PERO ESTOY EN ELLO, LO JURO XD
Peeero, les comparto una historia que hice para una tarea de la Universidad, espero les guste.

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-¡Yo no lo hice! ¡Por favor!- gritó la joven Angyalka mientras luchaba contra el agarre de los proclamados Centinelas Imperiales.
-¿Niegas entonces haber cortado tres crisantemos del jardín del Emperador?- preguntó con desdén otro de los centinelas. La chica bajó la cabeza mientras una lágrima se deslizaba sobre su mejilla, incapaz de mentir.- Eso pensé. Llévensela, tendrá un justo juicio por su atroz crimen.-

La madre naturaleza guarda muchas sorpresas, y la que más tomó desprevenida a la humanidad fue lo que por mucho tiempo los entonces llamados “fanáticos ecologistas”, difundían como la “Teoría Gaia”. Ésta predecía el más terrible y monstruoso desastre natural jamás habido; tsunamis que sobrepasaban al rascacielos más alto, terremotos tan violentos que se abrirían brechas kilométricas entre los suelos, ciclones, monzones, tornados, tormentas, todo al mismo tiempo; la tierra se curaría a sí misma de la más grande y destructiva plaga: los seres humanos.
Muchos pensaron que el día no llegaría, y que si lo hacía sería en un futuro más lejano. Sin embargo, en el año de 2020 cuando la humanidad se encontraba al borde de la tercera guerra mundial y la naturaleza había absorbido la mayoría del daño colateral, fue entonces que sucedió. El desastre natural más atroz que alguna vez se hubiera visto; edificios desprendidos del suelo como si de flores se tratase, megaestructuras despedazadas cual papel, ciudades inundadas, pueblos arrasados, países deshechos. Para 2022 que volvió a hacerse un censo mundial se descubrió el aterrador precio: 93% de la población mundial había perecido en el siniestro; aquel día, la humanidad recibió un triste recordatorio: El de que vivían con miedo de la verdadera fuerza de la naturaleza y hundidos en la deshonra de haber sido quienes desataron la furia de la misma.
Desde entonces, la población, dedicó todo esfuerzo a reconstruir causando el menor daño posible, cuidando cada recurso utilizado, designando áreas de vivienda específicas, prohibiendo a toda costa la violencia hacia la madre naturaleza: La nueva deidad del 7% de gente restante.
Un nuevo orden se había establecido y para el año 2030, el autoproclamado Emperador de la Coalición Gaia era el principal predicador de la Teoría homónima, la pasión que desprendía al hablar sobre el castigo de “Gaia” (refiriéndose a la tierra con el nombre griego de la diosa de la tierra) convencía a sus seguidores, quienes habían sido sobrevivientes del castigo supremo y ahora dedicarían su vida entera a retribuir y agradecer haber sido de los “elegidos” para continuar viviendo de la diosa.

-”Aquí viene el sol…”- dijo el juez Corvo a los presentes en la audiencia, desde el centro y lo alto de su silla en el Magisterio de Justicia.
-”… la estrella más brillante de todas.”- respondieron absolutamente todas las personas en la sala.
-Y que Gaia nos juzgue, hermanos.- dijo con una sonrisa y tomó asiento. Su expresión se endureció y miró fijamente a la chica, que permanecía de pie en el centro del salón, sintiendo cómo las miradas de los espectadores alrededor la juzgaban cruelmente.- Ibolya Angyalka, el día de hoy se encuentra en este tribunal acusada de violencia contra la Gaia, además de que profanó el sagrado jardín del Emperador, en donde mantiene conexiones espirituales con la diosa misma. Se le acusa de haber arrancado cruelmente y sin consideración alguna hacia la Gaia o sus colegas sobrevivientes humanos, tres crisantemos dorados.- el público de la audiencia se exaltó ante la declaración del juez.
-No tengo nada que alegar en mi defensa, Señor. A nadie le importa las razones por las que lo hice, sólo importa mi crimen… ¡esto no es un juicio, esto es una proclamación de sentencia!- Angyalka soltaba lágrimas al analizar las palabras que habían salido de su boca, sin embargo, eran ciertas. Los crímenes contra la Gaia nunca tenían un verdadero juicio, sólo una condena, y su caso no sería la excepción.
-Señorita Angyalka, en eso concordamos todos. Ningún ser humano puede permitirse el lujo de dañar a la Madre Suprema de nuevo, no podemos después de que la Gaia nos permitió sobrevivir. Sus acciones podrían desencadenar otro castigo supremo. Perderemos el sueño y pasaremos hambre si es necesario, pero la humanidad es escasa ahora, y si no respetamos los deseos de la Madre Suprema, nos recordará lo débiles que somos bajo su yugo. ¿Entiende?- el juez Corvo tenía un semblante dulce, como si estuviera explicándole algo a un niño pequeño.
-Si mi castigo es la muerte, como imagino que será… ¿puedo ver a mi madre una última vez?- preguntó la chica, con la voz quebrada pero la frente en alto.
-De acuerdo. Ibolya Angyalka, se le condena a muerte por el crimen de violencia contra la Gaia. Su ejecución será programada para mañana al amanecer. Como lo solicita, podrá ver una vez más a su madre, dos centinelas imperiales la escoltarán durante el trayecto y deberá volver a su celda antes de la puesta de sol para esperar su ejecución. Es todo, se levanta la sesión y que Gaia nos juzgue, hermanos.-

-¿Mamá? ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo?- decía la joven mientras acariciaba el cabello de su anciana madre, blanco como la nieve y suave como la seda.
-¡Oh, Angyalka! ¡Has vuelto!- exclamó con una entusiasmada pero débil voz, abría los ojos poco a poco, recuperándose del profundo sueño en el que se encontraba mientras su hija tocaba su frente.
-Veo que la fiebre desapareció, el té de crisantemos hizo lo suyo. Duerme un poco más y estarás como nueva, Yo tengo que irme, mamá.-
-¿Volverás pronto?- Angyalka ahogó sus lágrimas y depositó un beso en la frente arrugada de su madre, quien volvía a quedarse profundamente dormida. La chica se incorporó y salió donde los Centinelas Imperiales la esperaban.

El tiempo que transcurrió entre la puesta de sol y el amanecer fue mucho más corto de lo que Ibolya Angyalka esperaba.
La soga que el verdugo apretaba alrededor de su cuello era aún más suave de lo que Ibolya Angyalka esperaba.
La silla desde donde estaba de pie estaba más cerca del piso de lo que Ibolya Angyalka esperaba.
El amanecer se veía aún más hermoso de lo que Ibolya Angyalka esperaba.
Sonó una campana, y el dolor que experimentó fue más gentil de lo que Ibolya Angyalka esperaba.

‘Y en voz alta contarán hasta diez. Aquí viene el sol, la estrella más brillante de todas…”

martes, 31 de enero de 2017

Sabe como el suicidio. (Relato corto)

Una de las cosas que me caracteriza, es que tengo sueños MUY extraños.
Sólo quise publicar este en particular por las sensaciones tan reales que me hizo tener.
_________________________

Era de noche. No habían dado ni las diez cuando el frío nocturno y el cielo carente de calidez nos envolvieron en su manto, sin embargo dejé que fueran las sábanas y los tres cobertores los que realmente me abrazaran y conservaran mi calor dentro de mi lecho. Repasaba cada borde de cada sombra que mi limitada vista me permitía apreciar, la ausencia de color se extendió un poco más con cada minuto que transcurría; y cuando me volví a fijar ya no era de noche, el día era gris y yo seguía recostada, aunque en una cama que no era la mía, ni siquiera era yo realmente. Lo más alarmante de la situación fue la naturalidad con la que acepté que mi cuerpo femenino de casi veintiún años de edad lo había reemplazado uno infantil de máximo ocho años, un cuerpo delicado, de piel perlada y pálida, suave y tersa… y masculino. 
El lugar a mi alrededor me era bastante conocido, la estructura me resultaba totalmente familiar. El departamento de mi abuela, sin embargo, las paredes eran blancas y con el ambiente del día, éstas también adoptaron un color grisáceo de manera provisional. 
Caminé del cuarto, cruzando el pasillo que llevaba a la sala y vi a una persona que sabía que era mi hermano, aunque al mismo tiempo no lo conocía de nada. Tenía un tono de piel similar al mío, su cabello era rubio, pero no tan claro como el que yo lucía; su mirada se clavó en la mía, no dijimos palabra alguna, pero aquello me hizo cobrar consciencia de que no llevaba prendas encima. Me giré para regresar, invitándolo sólo con mis movimientos a que me siguiera, y lo hizo. Caminé por el pasillo y cuando doblé para entrar al cuarto de donde había salido, volví a cruzar la longitud del pasillo, logré encontrar el cuarto y entré. Subí a la cama y en la cabecera, justo por detrás abrí una ventana que medía lo mismo que yo y me senté en el filo, viendo hacia el interior; afuera, cuatro pisos abajo, la gente empezaba a juntarse por debajo para ver la escena, impulsados por el morbo. Este hombre entró, con semblante tranquilo a pesar de verme sentado en donde estaba; se acercó a mí y lo miré con una sonrisa. El viento entraba gentilmente por los bordes de la ventana, por donde mi pequeño cuerpo no le estorbaba para colarse dentro de la habitación.
Yo quería hacerlo. Lo iba a hacer. Nadie me iba a detener. Cerré los ojos y me apoyé en un inexistente respaldo, preparando mi mente para recibir el concreto durante un breve momento. Escuché mis huesos quebrarse, aún con los ojos cerrados los pude ver a todos observándome sin decir nada al respecto, mientras mi sangre llenaba y corría a través de las grietas del pavimento. Me relajé.
Abrí los ojos, sentado al filo de la ventana, mi hermano me miraba sonriéndome de manera triste. Yo le devolví la misma expresión. Me vi al espejo que estaba cruzando la habitación, y ahí estaba, una visión casi angelical en un cuerpo igual de bendito, mejillas rosadas y ojos grandes. Toqué el rostro del hombre y me volví a dejar caer, pero ahora una mano me tomó por la espalda y me devolvió al interior del cuarto, me envolvió entre sus brazos, cargándome pecho a pecho. Su sonrisa triste desapareció muy lentamente y se tornó en una mirada lasciva, y ahí recordé porqué lo hice la primera vez.
Quería separarme de él, pero al mismo tiempo no quería pelear, así que dejé que me siguiera penetrando hasta el cansancio; sabe como el suicidio, una dulce muerte que no quiero negarme. Sabíamos ambos que sus embestidas me estaban matando, pero él estaba nublado de juicio y yo no me quejaba, sino que al contrario, lo estaba disfrutando. Yo quería morir al final del día, de una manera u otra. Otra vez. Y las veces que fueran necesarias, que el cuerpo casi angelical y bendito estaba corrupto.
Su culminación también fue mi despedida, me sonreí porque ahora había muerto de verdad. O eso creía, porque cuando abrí los ojos, me encontraba sentado al borde de la ventana; mi mente sentía desesperación, pero no pude transmitir nada, sólo volví a sonreírle triste y me dejé caer nuevamente. Esta vez sólo me hice daño, no podía mover ningún músculo de mi cuerpo, pero estaba vivo… vivo para sentir como él volvía a asesinarme como en la segunda ocasión, pero ahora rodeados de toda la gente en las calles, viendo la escena con desaprobación, quejándose de aquello, pero morbosamente disfrutando de mi martirio.
La vida me abandonó de nuevo, y de nuevo esperé que no regresara a mí.
Y no lo hizo, no regresó, pero pude ver que en cada ocasión, mi cuerpo inerte y sin vida era profanado con actos bárbaros; cada orificio del cuerpo infantil que me perteneció era penetrado con maldad, lujuria y perversión, ni la sangre, huesos, o que después de unas horas ya no tenía ni siquiera forma humana fueron impedimentos para dejar de provocarle excitación al hombre. Y su excitación se convirtió en la mía. Me gustaba ver mi cuerpo destrozado, porque me di cuenta de que ya no era mi cuerpo infantil, sino el mío, el verdadero. Mi cuerpo femenino de casi veintiún años. Y eso me excitó aún más. Sintiendo mi verdadero cuerpo siendo ultrajado.
Y después obscuridad. Mis ojos se abrían lentamente y mis manos se estiraron buscando la fuente de la melodía que resonaba, haciéndome volver a la realidad. Donde toqué mi muy vivo cuerpo, sin heridas. Las seis de la mañana marcaba el reloj. Me levanté del lecho y me dispuse a ser.