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jueves, 5 de diciembre de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 19.

NDA: Aquí retomo desde el capítulo 17.
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-¿Y cómo podrías saber tu eso?- preguntó con genuina curiosidad y genuino temor.
-Uno de los detectives que lleva el caso: VY1 Mizki. Es una amiga muy cercana y me ha contado porque le he estado insistiendo en que me mantenga al tanto de lo que pasaba con el responsable de que te encuentres así. En fin, sólo quería advertirte. Yo me voy de la ciudad, porque tal vez venga a por mi igualmente. Ten cuidado.- dijo la pelirrosa, y salió por la puerta.
Gakupo no sabía si creerle o no a Luka, pero algo era seguro:  Kaito de verdad lo había apuñalado. Todo el mundo lo había visto.
¿Pero cómo podía ser posible? Después de conocerse... o de creer que lo hacían. El samurai le había confiado su vida, sus secretos... los más sutiles y los más perversos. Y Kaito a él. ¿Todo se fue a la mierda? ¿Acaso nada importó? Su vida fuera de Edo se basaba en una mentira verdadera y una verdad fabricada.
Pero la realidad era así, no tenía idea de quién era ese hombre, que todo lo que habían pasado juntos era una asquerosa farsa y el, con lo desconfiado que siempre fue cayó justo en la trampa de alguien desquiciado.
¿Y los sentimientos que tenía por el azulado? Nunca antes se había enamorado, y cuando lo hizo, sentía que podía dar todo su mundo, su vida y su alma por aquella persona. Pero ya bien se dice que del amor al odio hay un paso.
Ahora, Gakupo odiaba a Kaito. Odiaba la mera idea de pensar en el, de amarlo, de necesitarlo; repudiaba su recuerdo que sólo traía dolor y sufrimiento. Y ahora que había salido de cualquier problema legal casi intacto... Kamui sabía que tendría que irse el también de la ciudad. Hiyama Kiyoteru, que era el abogado de todos, era bueno. Muy bueno. Tanto que había logrado que Kaito saliera caminando, sin represalias.
"Lo amo. Pero cuando esté recuperado, y lo vuelva a ver... lo voy a matar. Hay un límite de cuanto uno puede burlarse de alguien."
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Después de que la Doctora Ritsu les asegurara que Gakupo se encontraba sano y salvo, empezó la acción.
Mizki había recibido órdenes de bloquear todo acceso a la planta baja. Pero no podía dejar a Yüma solo... sí, claro, los Operaciones Especiales se encontraban dándole apoyo, pero no podía permanecer tranquila.
Ella siempre lo había querido, pero sabía que Yüma tenía los sentimientos puestos en alguien más... nunca lo demostraba, ni hablaba de eso, pero sin embargo ella lo sabía.
No tenía ninguna intención de averiguar quien era. Pero se había hecho la promesa de nunca dejarlo solo. Estaría ahí para brindarle todo lo que ella podía ofrecerle, y el podía aceptarle.
-Voy a bajar.-
-Mizki, no lo hagas, los OPS ya están cubriéndolo.-
-Kiyoteru, no espero que entiendas la preocupación que siento por el...-
-En realidad, si lo hago.-
-¿Cómo?- dijo VY1 confundida por la respuesta del abogado.
-No importa, pero si vas a bajar, iré contigo.-
-¡Yo iré igual! Tengo que intentar hablar con ella...- dijo Kaito.
-Si van a bajar conmigo, y las cosas se tornan violentas, no podré responder por ustedes. ¿Están conscientes de eso?-
Ambos hombres asintieron, y se dirigieron al elevador, directo al primer piso. Bajarían a la planta baja por las escaleras para que no pudieran ser notados cuando el ascensor se abriera.
Llegaron, fueron a las escaleras y bajaron. Mizki ya tenía a Luka a la vista, pero se cubrió de nuevo con la pared. No sabía cómo proceder, pero el tiempo se le agotaba...
Pero reaccionó cuando escuchó de los labios de Yüma:
-Primero muerto.-
-Vale, me funciona.- Luka disparó el arma, y Yüma cayó, azotando fuertemente su cuerpo contra el suelo.
-¡NO!- gritó Kiyoteru y se abalanzó sobre el cuerpo caído del comandante, esquivando a la pelirrosa. Ella se desconcertó un poco y volteó hacia donde se estaban refugiando Mizki y Kaito.

VY1 dio la orden de que los OPS retrocedieran y cuando obedecieron, el azulado salió, temeroso pero seguro.
-¿Por qué has hecho todo esto? ¿Qué mal te causamos nosotros? ¿Y el?- diciendo lo último, señaló a Yüma, caído mientras Hiyama trataba inútilmente de reanimarlo. Luka ahora le apuntaba, pero Mizki aún no desenfundaba.
-¡¿Cómo te atreves a preguntarme tal cosa?! Me quitaron lo que era mío... ¡¡MÍO!!. Era un crimen que no quedaría impune... la ley no tiene jurisdicción en este tipo de cosas, sobre quién pertenece a quién. No podía recurrir a nadie, así que tuve que hacer justicia por mi mano. ¡Te lo merecías! ¡Y Gakupo también! Incluso él por intentar detenerme en lo que era justo. ¡¡Gakupo es mío!!.- gritaba con un semblante macabro. -Y ahora, ya que ni siquiera pudiste matarlo, lo haré yo. Pero primero, voy a acabar contigo.-
Kaito casi moría de miedo, pero no iba a mostrarle su temor. Así que se paró firme y dijo.
-Vamos, maldita loca.-

Luka enfureció y justo cuando estaba por jalar del gatillo, Mizki sacó su arma y con puntería perfecta, la bala que salió de la pistola hizo una pequeña circunferencia en la frente de la pelirrosa, justo por en medio de los ojos.
Y ella cayó, con la boca abierta pero sin exhalar. Viendo sin mirar...
Kaito se fue de espaldas de la impresión, cayendo sobre sus cuartos traseros, pero ahora, VY1 y Kiyoteru seguían tratando de reanimar el detective caído.
-¿Sigue vivo?- preguntó Mizki.
-Así es, sólo no me atreví a decirlo enfrente de ella... La bala se detuvo en el chaleco, pero aún así el impacto fue real, así que sólo está desmayado por el golpe en la cabeza.-
Kiyoteru sintió un gran alivio cuando vio que la mujer le había disparado en el pecho y no en la cabeza... no podía permitirse perderlo, no de nuevo.
Después de un par de minutos y de varias palmadas por parte de VY1 y Hiyama, Yüma comenzó a abrir despacio los ojos.
-¿Yotu...?- preguntó algo atontado.
-¡Si! ¡Si, soy yo! ¿Estás bien?-
Yüma no se molestó en contestar, elevó una de sus manos hacia el cabello de Kiyoteru y tomó impulso para darle un desesperado beso.
-Pensé que te perdería...- dijo VY2, y se abrazó fuertemente del cuello del abogado, quien no dudó en devolverle aquel hermoso abrazo.

Mizki sintió una punzada directo en el corazón... no sólo el enamorado de su amor imposible era hombre, sino que encima de todo, era su hermanastro. Pero eso venía en segundo plano ahora, porque ya podía confirmar que no tenía oportunidad alguna de poder estar con Yüma, y a decir verdad, nunca la tuvo. Como fuese, ahora no era momento de pensar en aquello, y habló por su radio a la comisaría:
-Central, aquí VY1. Necesitamos un transporte para la morgue, al hospital Allenworth.- dijo con un nudo en el estómago. No se sentía nada bien, porque aparte de que era la primera vez que disparaba a alguien (y no conforme con eso, para darle muerte) le habían roto el corazón.
::Recibido, VY1::

Kaito, por su parte, estaba algo consternado por estar a unos cuantos metros del cadáver de su antigua compañera de trabajo. No quería que nada de esto terminara así, el sólo quería ser feliz junto al hombre que amaba. No veía nada de malo o pecaminoso en eso, era un deseo sincero y su amor era puro.
Aún así, no podía dejar de lamentarse por la muerte de Luka, si era cierto que nunca se llevaron realmente bien, era una persona con ideales, Y ahora ya sólo era un cuerpo que eventualmente, empezaría a marchitarse.
Con pesar y unas cuantas lágrimas de dolor recorriendo sus mejillas, cerró los ojos de la pelirrosa con sus dedos y cubrió su cuerpo con su chaqueta. Pero al recargar su otra mano en el suelo, sintió una sensación húmeda. Al verse, rompió en llanto con cierto horror en la mirada, ya que ahora (y literalmente) la sangre de Luka estaba por sus manos y parte de las rodillas de sus pantalones.
-¡Lo lamento! ¡Yo de verdad, no quería que terminara así! No mueras... ¡¡¡No puedes morir, joder!!!- decía desesperado mientras abrazaba con dolor el cuerpo inmóvil de Luka.
Kiyoteru se acercó a el, y lo abrazó por detrás, lo alejó con mucha gentileza del cuerpo de la mujer, y lo llevó a las escaleras. Ahora que Yüma ya estaba consciente y el transporte para el cuerpo no tardaría en llegar él y Mizki se harían cargo de todo.

Hiyama sentó a un muy horrorizado Kaito en un escalón, y comenzó a tranquilizarlo un poco.
-¿Cómo superaste toda esa muerte y destrucción?- preguntó el azulado con la mirada perdida.
-¿A qué te refieres?-
-Te vi en las noticias hace unos años, tu y Yüma disolvieron el clan yakuza más peligroso de la ciudad, pero cuando fue el juicio, Yowane Haku y sus matones hicieron una masacre en la sala. ¿Cómo superaste esas escenas tan... terribles e inhumanas?- Yotu comprendió de lo que hablaba, y contestó amablemente.
-Verás, obviamente, que no pude haber superado todas aquellas sórdidas imágenes yo sólo. Ni Yüma tampoco podría, pero lo que nos ayudó, fue que nos teníamos uno al otro. Ya viste que no sólo somos hermanastros o simples amigos, sino que es el amor de mi vida y yo el suyo. A lo que quiero llegar, Kaito, es que si tienes a alguien al que puedas confiarle hasta tu vida, lo demás no importa. Ama como si no hubiera un mañana, y deja que te amen. Es lo mejor que te puedo decir, así el y yo hemos vivido este tiempo, y hemos superado todos los obstáculos que se nos han presentado... juntos.- dijo con una sonrisa.
-Juntos... tienes razón. Ahora más que nunca, veo que mi destino es estar con el para siempre... ¡Juntos!- gritó el azulado, se levantó y subió las escaleras con una sonrisa en los labios, dispuesto a ver a su amado y decirle cuanto lo amaba.

Subió al quinto piso, empujando a quien fuera que se interpusiera entre el y la habitación 502; le gritaban algunos "¡Cuidado, Shion! ¡Ve más lento, Shion!" pero el hacía caso omiso.
Entró desesperadamente a la habitación, pero la cama estaba vacía...
-¿Gakupo...?- De repente, todo se tornó negro.
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Gakupo seguía pensando en las palabras de Luka, y en la amenaza que había prometido hacía aquel que robó y destrozó (e incluso, literalmente apuñaló) cruelmente su corazón. Ritsu entró, revisó la intravenosa de medicamento, y después se dirigió al samurai.
-¿Estás bien, Gakupo?-
-Sí, Doctora...-
-No me refiero a que si te sientes bien, eso lo puedo saber con los análisis, me refiero a ti... ¿Estás bien?-
Claro que no, no estaba bien. Eso era más que obvio, nadie sabía de la relación que tenía con Kaito (sólo Gumi, y ella había prometido mantenerlo en secreto), pero aunque el de azul y el, fuesen perfectos desconocidos, lo habían apuñalado de igual manera.
Se daba cuenta de la maldad que había en el mundo en general, una maldad que pensaba haber dejado tras su partida de Edo; sin embargo estaba presente en todo y en todos.
-Creo que lo superaré, de todos modos, a esto me enfrentaba a diario hace algunos años. Sólo que nunca fui tan descuidado como ahora, y cuando me hería, sólo me cosían la piel y ya.- decía mientras miraba las agujas que le atravesaban las muñecas para suministrarle los antibióticos y analgésicos.
-Si necesitas ayuda, o alguien que sólo te escuche, háblame.-
-Gracias, Ritsu.-
Cuando ella salió de la habitación, escuchaba cómo decía en un tono algo bajo "Está bien, te lo aseguro." así como otra voz femenina, distinta a cualquiera que antes hubiera escuchado, le agradecía.
¿Qué pasaba? ¿Quién preguntaba por el? No era ninguna de las chicas que conociera.

Pasaron algunos minutos, y comenzó a escuchar jaleo. No le dio mucha importancia hasta que escuchó un disparo (o mejor dicho, el primer disparo), y escuchó como alguien gritaba un profundo y desesperado "No".
Decidió esperar un poco, y sonó el segundo disparo.
"Maldita sea, Luka tenía razón. Ya vino a matarnos a los dos, espero que ella haya salido a tiempo de aquí... ¡Por favor, que siga viva!" pensaba con mucha angustia. Se levantó de la camilla, con cuidado de no esforzarse demasiado como para reabrir su herida en el pecho, tomó el perchero donde se encontraba colgado el medicamento y se colocó a un lado de la puerta. Si bien se encontraba débil, Kaito no lo iba matar así de fácil, iba a pelear hasta que no le quedara un soplo de vida. No le enorgullecía su linaje de violencia, pero Kamui era y Kamui sería. Luchar hasta morir.
Al cabo de algunos minutos, "¡Cuidado, Shion! ¡Ve más lento, Shion!" escuchaba, y sabía que su enamorado, y némesis a la vez, ya iba a por el.
La puerta se abrió, y Kaito respiraba agitadamente... tenía la ropa y las manos llenas de sangre, en incluso algunas gotas en la cara.
-¿Gakupo...?- El samurai tenía la sangre hirviendo y el corazón latiendo a mil. ¿A quién se había cargado para poder llegar hasta a es? De verdad esperaba que Luka estuviera bien.
Con el perchero en sus manos le dio un fortísimo golpe en la nuca, lo suficientemente fuerte como para que cayera desmayado. Tomó la sábana que estaba en la cama, e improvisó una cuerda con la cual amarró al azulado a una pata de una mesa que estaba atornillada al piso, y así no pudiera escapar.
Sus ganas de matarlo iban creciendo a medida que el tiempo pasaba, pero antes tenía preguntas que hacerle a Kaito; y esas preguntas necesitaban respuestas.
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Todo se veía borroso, su vista falseaba un poco, pero después todo se aclaró. Tenía mucho dolor de cabeza, y recordaba haber entrado a la habitación para hablar con Gakupo, pero no vio a nadie; y a partir de ahí, sólo era oscuridad. Kaito ya no recordaba más.
Quiso levantarse, pero no pudo. Algo lo mantenía pegado al suelo e inmóvil. Estaba atado a una mesa atornillada con una sábana.
-¿Pero qué pasa?- se preguntó con desesperación.
-¿Así que ya despiertas, maldita serpiente?-
-¿Gakupo?-

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