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lunes, 30 de diciembre de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 20.

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-¿Y Kaito Shion?- preguntó un todavía aturdido Yüma.
-Fue a hablar con Gakupo, tienen muchas cosas que discutir todavía.- dijo Kiyoteru -Yüma... ¿por qué dejaste que te disparara? Te he visto en acción, y con un sólo movimiento, pudiste haberla desarmado fácilmente.-
-Fue un error de cálculo... Todos los que poseemos una placa tenemos derecho a atacar siempre y cuando nos estén atacando primero, así que la provoqué para que me disparara y los OPS pudieran llenarla de balas, pero ya veo que lo único impresionante que tienen es la musculatura y el nombre, de ahí en más, son igual de útiles que nada... de no ser por Mizki, Shion e incluso yo, no habríamos salido con vida.-
-Pudo haberte disparado en la cabeza y lo sabes.-
-Lo se, pero ya era demasiado tarde para arrepentirme... Lo lamento, Yotu. Pero te prometo que si alguien me vuelve a apuntar con mi arma, le digo que me dispare al pecho.- dijo algo divertido, mientras el castaño sólo lo miraba con desagrado.- Pero, sinceramente, en ése momento, en el que decidía qué hacer o no, lo dudé. No quería jugar a ser Dios, pero algo tuve que hacer.-
-¿Y qué pasará con ella?- y señaló a la caída pelirrosa.
-Pues se le hará la autopsia reglamentaria, y después se le notificará a su familia para que la puedan enterrar o cremar.-
Hiyama asintió con tristeza, y subió al quinto piso, a asegurarse una vez más de que Gakupo se encontraba bien.

-¡Kiyoteru! ¿Ya ha terminado todo el jaleo abajo?- preguntó Namine con un toque de indiferencia.
-Si, ya todo acabó aquí, Ritsu. Sólo están haciendo las labores de limpieza y el informe. Estimo que en unas dos horas se liberará la recepción del hospital.-
-¿No les ayudarás?-
-Ya tuve mi cuota de hoy, y además vine como agregado. Realmente mi trabajo aquí es como abogado de Shion. Por cierto, ¿sabes en donde está?-
-Entró corriendo a la habitación de Kamui, supongo que ha de seguir ahí. Pero aunque se le veía feliz, también era algo macabro ya que estaba lleno de sangre... ¿Qué fue lo que pasó allá abajo?-
-Te aseguro que a más tardar, mañana en la mañana te enterarás.- dijo Kiyoteru, y se dirigió a la habitación del samurai.
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Todo se veía borroso, su vista falseaba un poco, pero después todo se aclaró. Tenía mucho dolor de cabeza, y recordaba haber entrado a la habitación para hablar con Gakupo, pero no vio a nadie; y a partir de ahí, sólo era oscuridad. Kaito ya no recordaba más.
Quiso levantarse, pero no pudo. Algo lo mantenía pegado al suelo e inmóvil. Estaba atado a una mesa atornillada con una sábana.
-¿Pero qué pasa?- se preguntó con desesperación.
-¿Así que ya despiertas, maldita serpiente?-
-¿Gakupo?... ¿Qué es lo que está pasando?- preguntó el azulado, aún con la vista desorientada.
-Voy a hacerte unas preguntas y vas a tener mucho cuidado con lo que me vas a responder. Y para hacerlo más objetivo, sólo me responderás con un "Si" o "No", de otro modo, ganarás una reprimenda.- dijo el samurai tratando de contenerse para no arrancarle la cabeza al Shion, mientras se encontraba sentado al filo de la cama.
El azulado simplemente asintió, nunca había visto a este Gakupo, sólo había escuchado de labios del mismo Kamui lo letal que podía llegar a ser, pero nunca lo creyó de verdad ya que siempre tenía una actitud muy dulce respecto a todo.
-De acuerdo, Shion. En el set... ¿Sentiste celos cuando estuve en aquellas escenas con las chicas?-
-Si.-
-¿Celos de Miku o de Meiko?
-No.-
-¿De Gumi?-
-Si.-
-¿Sentiste celos de Luka?- Kaito sintió una punzada en el estómago y comenzó a sollozar, mientras se quedaba callado. Recordó que hasta donde Gakupo recordaba, el lo había apuñalado. Y no era una escena muy agradable verse a sí mismo cubierto de sangre. Gakupo se levantó lentamente de donde se encontraba, se colocó en cuclillas frente al hombre de azul, y con mucha gentileza levantó su barbilla para mirarlo a los ojos y propinarle una buena bofetada. -¡Contéstame, maldita sea!-
-Si...-
-¿Sentiste celos suficientemente fuertes como para querer hacerle daño?- y la verdad era que sí. Pero no un daño mortal, por supuesto. Sólo como para hacerle frente, empujarla un poco y decirle "Es mío, perra." Así que mentiría si dijera que no.
-Si, pero te juro que...- sintió de nuevo, como le volteaban la cara a la fuerza. Le dolía el rostro, y sus pómulos comenzaban a inflamarse gracias a los golpes.
-Sólo "Si" o "No" ¿Recuerdas? Ahora... La sangre que traes vulgarmente encima... ¿es de ella?- Kaito no pudo contenerlo más y rompió a llorar ahogadamente.
-Si, pero... yo... no quería... nos obligó... te juro que no quería que terminara así.-
-¿"Nos obligó"? ¿Tu y quiénes más, maldito? ¿Está viva? ¡¡¿¿ESTÁ VIVA??!! ¡RESPÓNDEME, HIJO DE PERRA!- gritaba con desesperación tomándolo de la camisa y sacudiéndolo violentamente, haciendo caso omiso del dolor que empezaba a apremiarle en el pecho.
Kaito no podía mirarlo a los ojos. Estaba muy consciente de que lo que había pasado con Luka no era su culpa, pero aún así, sentía mucho dolor el pensar que se pudo evitar su muerte.
-Perdón, amor. Ella... ya no...-

Gakupo salió de sí mismo, dio un paso hacia atrás y sus ojos se dilataron. Ya no era el en ése instante, se había convertido en lo que su padre siempre quiso: El mortal y temible Kamui del Chôshû.
En una rabieta, se abalanzó sobre el azulado, y comenzó a golpearlo y a golpearlo. Una y otra vez, fuertemente en la cara; Kaito quería gritar, pero cada sonido que salía de su garganta, era aplacado por un nuevo golpe de su amor.
Kiyoteru entró en el momento exacto, vio como Gakupo le atizaba al azulado de una manera demasiado salvaje. Tomó una sábana de la cama, la envolvió sobre la cabeza de Kamui y tiró de ella, haciendo que cayera del otro hombre. Sin soltar de la tela, asomó la cabeza por la puerta para gritar:
-¡Ritsu! ¡Por favor, que vengan Yüma y Mizki! ¡Y alguien que atienda a Shion!- le costaba un poco poder articular aquellas palabras, ya que el samurai era de verdad, muy fuerte, y forcejeaba importándole nada que los puntos de la herida se estuvieran botando de su lugar.
-Ve por los detectives. ¡Pero ya!- decía Namine a una de las enfermeras que se encontraba por ahí, mientras ella corría a atender lo que fuese que pasara.

Kamui logró escapar de aquella molesta sábana, pero Hiyama lo abrazó con las piernas, inmovilizándolo un poco.
-¡No, Ritsu! ¡No atiendas a ese maldito asesino!- gritaba, mientras la doctora analizaba el daño en Kaito.
-¡El no lo hizo, Gakupo!- le decía desde atrás el abogado.
-Maldita sea, Kiyoteru. Eres bueno. Lograste que sacaran a este maldito homicida de prisión con sólo una fianza... ¡Pensé que te importaba la justicia! ¿Dónde demonios fue a parar tu supuesta ética?-
-¡No te atrevas a cuestionar mi ética profesional! El no lo hizo, Gakupo. Escúchame.-
VY1 y VY2 no tardaron casi nada en llegar, Yüma vio la escena y abrazó a Gakupo, ya que era el único que podía igualársele en fuerza de los presentes ahí. Kiyoteru se levantó a ver el estado de Shion, y Mizki empezó a hablar con un muy alterado samurai.
-Escúcheme, Señor Kamui. Mi nombre es VY1 Mizki, y mi compañero es VY2 Yüma. El es el Comandante de la policía en la ciudad y, junto conmigo, somos detectives del departamento de homicidios. Nos asignaron su caso, y en nuestra investigación encontramos que quien cambió las cuchillas, fue la señorita Megurine. Así también, vino a querer matarlo, ya que según ella "Kaito no pudo hacerlo". Ella desarmó al comandante, le disparó en el pecho y de igual manera quiso asesinarnos a mi y a su compañero... De verdad, crea al señor abogado cuando le dice que lo único que Shion quiso hacer, era protegerlo.
En cuanto a la señorita Megurine, nos vimos en la necesidad de defendernos, y ella sufrió de muerte. La sangre que Kaito trae por toda la ropa, efectivamente es de ella, pero sólo fue porque no pudo asimilar su muerte y se abalanzó a despedirla. Eso es todo, y es la verdad. Lamento su pérdida.-

El samurai dejo de forcejear con Yüma y se calmó. Regresó a su estado natural sólo para poder procesar las palabras de Mizki y contemplar lo que había hecho con Kaito. Una vez más, había caído en las mentiras de la pelirrosa, pero sería la última. Él tampoco hubiera querido que Luka acabara muerta, pero por más que le doliera aceptarlo, tal vez era la única forma de que sus engaños, sus celos, su hipocresía bien disimulada y todo aquello terminara.
Pero aún así, compartió con ella dos años de su vida, ella había sido lo único especial para el cuando salió de Edo; cuando todavía no la carcomía la fama y la avaricia, le enseñó las delicias de la vida y lo maravilloso de disfrutarlas.
Pero ahora, lo hecho, hecho estaba. Así como el hecho de que le había partido la cara a una víctima más de las mentiras de Luka. Kaito tenía los pómulos hinchados, el ojo derecho sangrando, la nariz rota, los labios partidos y dos muelas fuera de su lugar.
-¿Cómo está?- preguntó Yotu a Ritsu.
-Ya ha perdido el conocimiento, hay que proceder a tomarle algunas radiografías, hacerle una tomografía para examinar el daño interno, limpiarlo, y acorde a lo que salga en los estudios, ver que medicamentos se le van a suministrar. Detective, llamen a un camillero, por favor. Debemos proceder lo más rápido posible.-
Yüma asintió, ya podía dejar en paz a Gakupo, ya que estaba inmóvil de la impresión. Mandó a llamar a los camilleros y cuando llegaron, trasladaron al azulado al ala de radiología. No era precisamente el área de experiencia de Namine, así que en lo que los resultados llegaban, ella atendió a a Kamui, nuevamente por la herida en el pecho.

Mientras a Gakupo le cosían nuevamente la piel (negándose a la aplicación de anestesia local), hablaba con los detectives y el abogado, para que le aclararan toda la situación. Su semblante carecía de color, estaba pálido por cada palabra que escuchaba.
Le platicaron todo con lujo de detalle, cuando Megurine los descubrió en un momento íntimo en el foro B del plató (todos prometieron guardar en secreto la relación de ellos dos), cómo enfureció y cambió las cuchillas, cómo Kaito sólo hizo lo que tenía que hacer, cómo luchó por estar a su lado en el hospital. Cómo hicieron una persecución al departamento de la mujer y de nuevo al hospital, de cómo casi todo acaba en tragedia con más de una muerte y de cómo Kaito se abalanzó a despedir a la caída con desesperación y tristeza.
Ritsu terminó de coser y se retiró de la habitación para ver que los estudios ya estuvieran listos, dejando a los cuatro hablando.
-Kiyoteru... ¿Cómo es que pude creerle?-
-No es tu culpa, Gakupo. Nadie sospechaba de ella, y sólo tuviste un arranque de ira. Estabas vulnerable, y nos tardamos demasiado en explicarte las cosas y aunque lo controlamos, también se salió de control.-
-Pero no entiendo cómo es que me convertí en lo que mas repudio. Una maldita bestia asesina, y me desquité con la persona que más amo en este mundo. Por un momento lo odié, odié su mero recuerdo y quise matarlo con toda mi rabia... ¿Sabes? Hasta pensaba pedirle matrimonio en la fiesta de cierre del proyecto... pero como ahora pintan las cosas, no me perdonará. Sólo si...- dijo el samurai, y se atragantó hasta el final.
-¿Sólo si qué?-
-Sólo si vive... podré haber estado en shock o algo así, pero conozco mi fuerza. En Edo, cuando me llegaban a desarmar, golpeaba con aquella fuerza para defenderme, y por supuesto, nadie vivía después de eso.- lloraba calladamente. Sólo le corrían abundantes lágrimas de los ojos. -Por favor, déjenme sólo un momento. Háganme saber el estado de Kaito, por favor.-
-Por supuesto... Como su compañero sentimental: ¿Quieres que avisemos a su familia lo que pasó y su estado también?-
-No creo que quiera que sus padres sepan nada de su vida. Sólo avisen a Akaito, por favor. Se portará indiferente, pero ama a su hermano.-
-Claro. Descansa, Gakupo, yo me encargaré de todo.- dijo Kiyoteru mientras salía de la habitación con los detectives.

"Compañero sentimental". Esas palabras sí que dolían ahora.
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-Yotu, yo me voy. Tengo que hacer el informe y autorizar la autopsia para que el cuerpo de Megurine pueda ir con su familia.- dijo Yüma, tomando de los brazos a Hiyama. Después de todo, ya no tenía caso ocultar lo suyo, ya había habido mucho drama por mantener secretos amorosos.
-De acuerdo, yo me quedaré a ver de Gakupo y de Kaito.- dijo mientras se paraba en las puntas de sus pies, para depositar un tierno beso en los labios de VY2. Claro que Mizki sólo se limitó a mirar hacia otra dirección.
Se despidieron así, y Yotu llamó a Akaito. Sólo le dijo que su hermano se encontraba algo grave en el hospital, que el diagnóstico oficial no estaba listo, y que le explicaría todo una vez llegara.
Fue como dijo Kamui, podría ser un perfecto cretino por fuera, pero era obvio que le preocupaba su hermano. Así que asintió y se dirigió rápidamente al hospital. Teto lo acompañaba, ya que ahora que estaban comprometidos, nunca se separaban, y desde que decidieron unirse, habían madurado juntos. Ya no eran los caprichosos infantiles de siempre.

Tardaron unas dos horas en llegar. El festival de la nieve si que estaba haciendo estragos en la vialidad. Antes de que entraran al hospital, Ritsu dio el diagnóstico oficial a Kiyoteru, quien palideció al escucharlo. Cuando Akaito y Teto por fin llegaron al quinto piso, la pelirroja consiguió el número de la habitación de Gakupo y el de Kaito (una vez vieran el estado de su hermano, irían a ver al samurai).
Kiyoteru los vio llegar y se dirigió a darles la noticia. Les contó todo desde un principio, lo que pasó con Luka y cómo eso llevó a Gakupo al hospital, y por consiguiente, a Kaito. Tuvo que contarles del arranque de ira del samurai, pero a Akaito no le pareció tan grave el asunto, hasta que el abogado reveló finalmente el estado de Kaito.
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Gakupo se encontraba atemorizado, muerto de nervios... pidió que lo dejaran solo, pero ya habían pasado alrededor de unas dos horas y nadie le informaba acerca de Kaito.
Tenía que ser paciente, Yotu había prometido que el se encargaría de todo y debía de confiar en el, pero la angustia no le permitía calmarse y hacía que el tiempo transcurriera mucho más lento.
De repente, la puerta se abrió de un portazo, y pensando que el que entraba era el abogado, se relajó. Pero no era así, entró el gemelo de su amor, Akaito. Levantó un puño y le dio un fortísimo golpe a Kamui justo en la boca del estómago.
Acto seguido, entró corriendo Teto a abrazarlo por detrás y alejándolo un poco, intentando calmarlo. Gakupo sabía que era obvio que el pelirrojo se comportara así, y no le reprochó nada al respecto. Solamente se disculpó con el poco aire que le quedaba y las escasas fuerzas que todavía tenía su cuerpo.
-Perdóname, Akaito...-
-¡No te atrevas a dirigirme la palabra! ¡¡POR TU CULPA MI HERMANO ESTÁ EN UN MALDITO Y ASQUEROSO COMA, MALDITA SEA!!-

Un coma... No, no podía ser posible...

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