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miércoles, 1 de abril de 2015

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 9. Confrontaciones Pre-destinadas, parte I.

NDA: En éste capítulo manejo contenido religioso, así que con esta nota, quiero avisar y dejar en claro que no busco ofender a nadie ni dar a conocer mi punto de vista en este aspecto.
No se si lo notaron en el capítulo anterior, pero manejo a Frank Martínez como un personaje altamente religioso. Dada la advertencia, les invito a seguir leyendo este capítulo 9 del fic. Gracias por leer.
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Lunatic volaba por los aires, impulsado por ráfagas de su hermoso fuego azul y verde; sin perder de vista al hombre castaño que corría a una velocidad impresionante, alejándose rápidamente de la lastimada mansión Goldsmith. Con él, llevaba envuelta a esta persona en lo que parecía ser un campo de energía, y aquel moreno se veía molesto, inclusive furibundo.
Después de unos cientos de metros de carrera, Lunatic decidió que ya había sido suficiente, con una de sus flechas les cortó el camino en un callejón, poniendo ardiente fuego azul de los dos lados del camino; los hombres se detuvieron en seco, pero el castaño protegía en todo momento al moreno, y sin dejarlo salir de la esfera de energía, se postró para enfrentar al vengador nocturno. Lunatic aterrizó, el fuego ardía gloriosamente justo por detrás de él y miró con detalle sólo para terminar de cerciorarse de algo que ya sabía.
-¿Quieres matarnos, Lunatic? Pues hoy no te la pondré fácil.- espetó el hombre castaño con una pose defensiva. El vengador de fuego giró un poco su cabeza y dijo aquello que sabía que sólo aquella persona podría entender. Eso que siempre decía, su lema, pero que estaba seguro que el hombre moreno entendería mejor que nadie.
-Thanatos siempre habla con la verdad...-

-Jason... ¡Jason!- gritó Frank, con cierto nerviosismo en la voz. Su aprendiz hizo caso y le hizo señas de que lo dejara salir del escudo que lo protegía, y aunque el castaño lo dudó por un instante, sabía que su maestro sabía lo que hacía y obedeció. Se dirigió al vengador, viendo directamente a los grandes ojos de la máscara de Lunatic.- Yo... reconozco tu voz. ¿Eres quien creo que eres?-
Y justo en ése momento, Lunatic hizo lo impensable, lo descabellado. Algo que jamás nadie (ni él mismo) pensó que haría: dirigió una de sus manos a su máscara y se la retiró, dejándola caer a un lado suyo como si se tratase de cualquier otro objeto sin importancia, después de eso se sonrió levemente.
-Así que tu... eras NEXT después de todo... Yuri.-
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(FLASHBACK - Hace poco más de diecinueve años... )
Yuri Petrov tenía ya un par de años de haberse graduado de la escuela de leyes como el mejor de su generación, y gracias a su título "summa cum laude" no le costó mayor trabajo entrar a la Oficina de Justicia, pero sí fue gracias a su impecable trabajo que consiguió llamar la atención del Juez en turno, lo suficiente como para que lo hiciera su asistente personal, prometiéndole así que cuando él se jubilara, Yuri ocuparía la silla que el Juez ocupaba.
Pero en realidad no todo era miel sobre hojuelas en su vida, ya que cada día que pasaba lo torturaban las dolorosas memorias de su padre, los incesantes delirios de su madre y las quemaduras en su rostro, aquellas que lo marcaron esa fatídica tarde y que diariamente se cubría con maquillaje, ardían igual que aquella vez.
Hubo un momento en el que Yuri llegó a su límite, tan desesperado se encontraba que incluso pensó en rendirse de una vez por todas y ceder su vida a la tierra; pero no podía, no porque tuviera mucho que perder o miedo a la muerte, claro que no. Sólo se le hacía una salida fácil, cobarde y demasiado patética a todos sus problemas, así que ése mismo día, con todo y que el muchacho andaba en sus veintitantos y ya estaba experimentando una crisis propia de los que llegaron a la plenitud de la mediana edad... decidió ir a buscar consuelo espiritual a una comunidad cristiana.

Entró a un recinto donde sólo había sillas y un estrado vacío hasta el fondo, con algunas personas reunidas en un espacio de la habitación hablando despectiva y lastimosamente sobre lo mal que Yuri se encontraba, pensando que él no los escuchaba. Al querer marcharse, fastidiado de lo poco reconfortante e increíblemente hipócrita del ambiente, se dio la vuelta, hasta que vio a un hombre que parecía estar rezando y sobre una biblia, las largas y blanco-pálidas manos del individuo.
Pensó que realmente no debía irse de ahí con las manos vacías, después de todo, no tenía nada que perder; se acercó donde el hombre y sentándose a su lado, se dispuso a escuchar las tantas palabras que salían de su garganta, en un tono poco audible. El hombre aquel era de cabello relativamente largo, negro y tenía unas facciones duras pero finas; sintió de inmediato cuando Yuri se acercó a él, pero no le dio mayor importancia y siguió con lo suyo.
-... permíteme continuar con mis tareas aquí, en el mundano espacio terrenal y terminar mi misión, aquella por la que me diste estos dones, mi señor.- finalizó. Yuri vio como el hombre se comunicaba con la deidad y quiso hacer lo mismo.
-Yo... yo no te conozco y hasta ahora no tenía la necesidad de recurrir a ti, pero... si pudieras tan sólo decirme o mandarme una señal de que mi vida sigue valiendo la pena... no sé, tal vez un motivo para quedarme...- decía Yuri, muy serio y mirando fijamente la biblia que el hombre a su lado sostenía con anhelo.
-Para mi tu vida no vale la pena, siéndote sincero, pero si el creador hizo que nos encontráramos justo aquí, justo ahora y justo así... tal vez esta es la señal por la que tanto pedías.- dijo el moreno, Yuri encontró su comentario extraño, ya que le resultó tanto desagradable como reconfortante.
-Y justo hoy. Hoy es el aniversario de la muerte de mi padre.- dijo con cierta pesadez, recordando como accidentalmente prendió el cuerpo de Mr. Legend en un azul envolvente.
-Si el creador quiso unirlo a sus filas, es porque lo necesitaba.-
-En parte fue mi culpa...-
-Corrígeme si me equivoco: ¿estás aquí para encontrar algún tipo de perdón?- preguntó el hombre moreno en un tono un tanto irónico, el cual Yuri no pasó desapercibido.
-Supongo que quiero intentar perdonarme a mi mismo, pero no puedo.-
-Los humanos son tan mundanos... el único lugar en donde obtendrás perdón o no es allá arriba, siendo juzgado por el creador.- el peliblanco asintió con pesadez, ya que las palabras del moreno empezaban a tener cierto sentido, si no podría recibir perdón en esta vida, tal vez sería en la siguiente, confrontando a su padre en los reinos espirituales. Pero también analizó las palabras que este hombre había dicho: "dones, humanos". Decía aquellas palabras como si despreciara a los mismos humanos con los que convivía, y dijo "dones" como si tuviera algún tipo de poder que los demás no. Tal vez este hombre podía ser NEXT, pero había que ser bastante perspicaz para poder deducirlo tan rápido y con pocas pistas. Yuri se consideraba muy atento y efectivamente, perspicaz, pero también muy inteligente, así que lo mejor para el en ésta situación, era oír, ver y callar.
-¿Y tu? ¿Tu qué pedías?- preguntó el peliblanco, sin despagar la mirada de las largas manos de la elegante biblia que sostenía el hombre.
-Que me permitiera continuar con la misión para la que nací, sólo eso.-
-Ya veo...-
-Tu no crees en este señor ¿cierto? No te culpo, yo tampoco lo hago, sólo se que aunque esta biblia, libro sagrado que ha sido contaminado por ideas paganas durante todos estos años por personas que buscaban poder y riqueza, sigue teniendo un trasfondo divino. Que el creador no es como lo pintan aquí. El creador lo es todo y nada y tiene formas distintas y distantes. Las mitologías y religiones de todo el mundo le ponen nombre, voz y voluntades diferentes a las originales, pero el creador es el mismo en cada una de ellas.- Yuri pensó aquello por un momento, para después preguntar:
-¿Y crees que cada quien adopte la imagen o voluntad del que más le convenga?-
-Eso es lo que pasa en el mundo. Tu... tu tienes un alma que se ve a leguas que está contaminada por la muerte y el dolor: rinde alabanzas a Thanatos y encuentra tu redención.-

-¿Thanatos...?- preguntó Yuri, curioso de escuchar ese nombre por primera vez.
-Es la personificación griega de una de las muchas caras del creador: La personificación de la muerte sin violencia. El creador, en forma de Thanatos recibe a los que han muerto sin sufrir físicamente y los que han muerto sin violencia emocional, que es el caso de los que perecen en situaciones accidentales.- aquello de inmediato atrajo al joven Yuri a querer saber más sobre esta deidad.
-¿Quieres decir que el creador da la vida igual que puede quitarla?-
-Así es...- dijo, riendo levemente, como si estuviera orgulloso de algo.- Debo irme ya.- se irguió de su lugar, tomo celosamente su libro sagrado y se dirigió a la salida.
Yuri estaba totalmente conmovido por la firmeza y confianza de este hombre, sintió como si el lo pudiera salvar, o mejor dicho, guiarlo en su camino para salvarse a sí mismo de una vida de tormento psicológico constante y aterrador.
-¡Espera! ¿Cuál es tu nombre?- preguntó el peliblanco volteándose hacia la salida, donde ya se encontraba el moreno, quien dudó por un momento, pero después se dignó a contestar con un poco más de calidez.
-Frank.- el peliblanco se levantó y le extendió su mano.
-Yuri, Yuri Petrov.- Frank vio con desprecio la mano que le ofrecía una cálida presentación, pero por alguna razón este simplón humano le daba buena espina, así que correspondió el apretón de manos.
-Thanatos es para ti, Yuri. Thanatos siempre habla con la verdad.- dicho esto, se fue.

Así pasaron nueve años, Yuri iba diario a aquel recinto a aquella hora sólo para encontrarse con Frank; había crecido en él una necesidad de que este hombre se convirtiera en su guía para levantarlo de la inminente ignominia en la que se estaba hundiendo. Incluso Frank le había tomado cariño al "humano simplón" como le gustaba llamarlo algunas veces. El ferviente creyente llenaba la cabeza de Yuri con textos antiguos, filosofía griega y romana, le enseño algunas bases del latín y básicamente lo mantenía distraído de todo aquello que lo atormentaba, aunque no sabía lo que era exactamente. Un día simplemente Frank dejó de ir al lugar donde se reunían diariamente, pero su último regalo para Yuri fue la biblia que sostenía la primera vez que se conocieron con una nota dentro:
"El estúpido de mi hermano, incluso desde prisión, ha empezado a hacer sus habituales locuras junto a su (aún más imbécil) novia y un tipo llamado Chuck; están haciendo una clase de plan. No es mi intención detenerlos, pero se que cuando fracasen (y lo harán) alguien tendrá que continuar con lo que sea que hayan empezado; así que iré a viajar por el mundo juntando reclutando gente con dones que me ayuden a acabar lo que inicien. Adiós, buen amigo, encuentra tu camino a la redención para que reines junto a mi... junto a la legión del creador."

Con esto supo que tal vez jamás vería de nuevo a Frank, y aunque eso fue un golpe extremadamente duro para él, supo lo que había que hacer.
Con todo el dolor de su alma, tomó valor suficiente, no para perdonarse, si no para vivir con ello y tolerar la muerte de su padre justo y tal como le había enseñado Frank: siendo fuerte y no permitiéndole a nadie ver su faceta más vulnerable. Ahí nació la idea de Lunatic, alguien que por fin podría expiar a los criminales con las abrasadoras llamas de la redención, enviándolos a Thanatos para que dispusiera de aquellas almas, porque... Thanatos siempre habla con la verdad.
(Fin FLASHBACK)
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-¿Alguna otra cosa que se te haya olvidado decirme, Yuri?- preguntó Frank, en un tono evidentemente molesto. El peliblanco, dejando su máscara a un lado e importándole nada la pregunta del pálido moreno, se abalanzó a abrazarlo con desespero; su voz se tensó, pero no permitió que se quebrara.
-Pensé que nunca te volvería a ver, amigo mío.- Frank rodó los ojos fastidiado, pero aunque su cara seguía denotando enojo, devolvió el abrazo con la misma calidez con la que lo recibió.
-¿Por qué nunca me dijiste que eras NEXT, Yuri? Se muy bien que en algún momento de los primeros años que pasamos juntos, te diste cuenta de que yo también era uno.-
-Si, pero nunca hice comentarios al respecto porque quería que llegara el momento en el que me lo confesaras con tu propia voz... Y nunca te dije que yo era uno, porque... fue así como murió a mi padre.-
-El primer día que nos conocimos mencionaste que cuando tu padre se había reunido con el creador había sido en parte tu culpa. ¿A eso te referías? ¿Tu don te controló y lo asesinaste accidentalmente?- Yuri se irguió, era verdad lo que decía el moreno, asintió con pesadez y el rostro tenso.- ¿Thanatos te ha llevado a la redención, mi amigo?-
-Perdí mi camino cuando te fuiste. Thanatos me ha enseñado que los criminales pueden ser expiados de sus crímenes: mi camino al paraíso está cimentado por los agravios de los delincuentes, ahí me confrontaré con mi padre. Ahí encontraré mi redención.-
Frank sintió como si el arduo trabajo de un campesino lo hubiera llevado a una cosecha fructuosa; como si una gran inversión resultara en incontables ganancias: Frank se sentía orgulloso del hombre en el que su amigo, Yuri Petrov, se había convertido.
-Únete a mi, amigo mío. Juntos dominaremos el mundano espacio terrenal para ascender con gloria al reino del creador.-
-¿Cuál es tu misión?- preguntó con mucha curiosidad y emoción.
-Mi estúpido hermano, Jake, quiso conquistar y vencer, pero sólo fue vencido gracias a su ego y displicencia a las jerarquías, pero su misión de querer que los seres NEXT dominemos este globo era más que acertada; nuestro problema son los supuestos "héroes" de esta ciudad como los de las demás. Los seres NEXT rezagados a los deseos humanos deberían morir al igual que sus menos desarrollados parientes, por lo mientras, ya he acabado con su supuesto rey. Tengo un séquito de NEXTs a los que fui reclutando estos años y los que había dentro de Ouroboros; Jason aquí presente es mi más fuerte y fiel aprendiz, pero contigo seremos invencibles, mi amigo. ¿Qué dices? Tecum vivit et regnat*.-
[*En latín: "Vive y reina."]
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-Ya está reaccionando... ¿Señor Goodman? ¿Qué tal se siente?-
Habían pasado unas cinco horas desde que Barnaby había llevado a un muy malherido Keith desde la desastrosa mansión Goldsmith al ala de urgencias, sus signos vitales estaban peligrosamente bajos al momento de internarlo, pero ahora que el Doctor Halsey se había encargado personalmente de verificar que el proceso de extracción del veneno fuera completamente seguro y exitoso, sólo debían esperar que Sky High recuperara energías. Halsey vio como Keith abría los ojos lentamente, tomó una pequeña lámpara para revisar las pupilas del héroes, revisó su ritmo cardíaco y apuntó el progreso en el expediente médico.
-¿Qué ha pasado...?- dijo, mientras intentaba que la cegadora luz no lo deslumbrara, mientras se sobaba la cabeza con una de sus manos.
-Doctor... ¿podría dejarnos un momento a solas? Le avisaré inmediatamente si le ocurre algo.- dijo con pesadez una voz muy familiar para él.
-Intente no agitarlo mucho, Ivan.- hizo una reverencia y el Doctor se marchó, cerrando la puerta de la habitación tras de sí.

Ivan se sentía muy culpable por lo que Keith estaba viviendo; entendía perfectamente que el ataque de Frank y Jason no lo podía haber evitado, pero lo que sí pudo haber hecho, era comportarse y no enfurecer más al enemigo.
-¿Cómo se siente, Keith?- preguntó sonrojado y con la cabeza gacha.
-Origami... ¿En dónde estamos?- decía un poco cansado.
-En el hospital. Frank Martínez le disparó y cayó inconsciente unos minutos después.-
-Es verdad... recuerdo que me quité una espina dorada del pecho y... y que me salvaste Ivan. Gracias, y de nuevo, muchas gracias...- dijo esbozando una ligera sonrisa, con los párpados pesándole y extendiendo una de sus manos para alcanzar las del muchacho. El joven se sonrojó más de la cuenta, el contacto de las suaves manos del héroe del aire le parecían algo parecido a un placer culposo, suave como las mismas nubes muy seguramente y aunque débil, firme al mismo tiempo. Pero sobre todo, se sintió sumamente apenado porque le dijera que lo salvó cuando el pensaba... o sabía que había sido por sus faltas que se encontraban en aquel lugar.
-Nada de eso, por favor. Si no hubiera hecho burla de Jason Keyes, nada de esto le hubiera sucedido, Keith. Fue mi culpa, estoy muy arrepentido y le ofrezco mis más sinceras disculpas.- se inclinó un poco para reverenciar al héroe herido, pero éste lo vio con mucha extrañeza.
-Ivan, tu me salvaste. Si no hubieras empujado a Jason, no sé que habría sucedido. Tal vez ya no estaría aquí...-

El silencio se hizo presente, el héroe del aire estaba demasiado aferrado a la idea de Origami salvando su vida que el mismo muchacho no podía hacerlo cambiar de opinión. Realmente él esperaba que la culpa le fuera echada en cara y disculparse y enmendar sus errores, ya estaba preparado mentalmente para ello, pero que en vez de ello le dieran las gracias por haber impedido lo que él mismo comenzó (según él), le parecía extraño, sacándolo así de sus protocolos de disculpa apropiados.
-¿Sabes cuando me darán de alta? Necesito hacerme cargo de John ¿sabes?-
-No se preocupe, ya he ido a su hogar a alimentarlo y pasearlo una hora... como usted acostumbra hacerlo.-
-¿De verdad? ¡Oh, gracias, Ivan..!- dijo, pero el héroe comenzó a toser un poco. Ivan se levantó y se dirigió a la puerta de la habitación.
-Iré por el doctor...- pero la suave mano de Keith lo detuvo.
-No es necesario... sólo... quédate aquí.- Ivan se sorprendió un poco, y aunque obedeció, Keith no retiró su mano.

Mientras Keith se sentía aliviado y tranquilo de que alguien estuviera ahí para el, Ivan por su parte, se sentía intranquilo. Su honor le exigía saldar la deuda, que aunque no fuera reconocida por el héroe del aire, estaba presente. El plan de acción que planeó rápidamente para poner en marcha a corto plazo era simple: superarse realmente a sí mismo, pero no para sumar más puntos en los marcadores de Hero TV, sino para poder estar a la altura de su colega y poder hacerse llamar digno compañero; aunque el verdadero trasfondo era que quería proteger a Sky High, y tal vez en un punto, poder llegar a salvar su vida de verdad.
Miraba como Keith descansaba tan plácidamente cuando una enfermera le avisó que en unos minutos tendría que salir de la habitación para que el doctor pudiera continuar con los chequeos; el asintió, se puso de pies pero antes de salir, se acercó y puso una mano suavemente sobre la frente de Keith.
-Lo compensaré... lo juro.- dijo finalmente, pero sintió la necesidad de propinarle un delicado y sutil beso entre los ojos. Levemente sonrojado, le dedicó una última mirada y salió de la habitación.

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