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jueves, 17 de noviembre de 2016

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 25: Confín.

Día 1 después de la primera aparición de la Brigada 731.

-¡¿Está bien?! No me ha respondido las llamadas… ¡No te quedes ahí nada más! ¡Respóndeme!-
-Guarde la calma, señor Kaburagi. Ella está a salvo, pero si no hacemos algo pronto, nadie lo estará.- decía Yuri, con mucha calma mientras bajaba la taza de té que le había sido ofrecida por Barnaby minutos antes.
La sala de la morada del héroe veterano se sentía abrumadora y deprimente; a decir verdad no era para menos, apenas una noche anterior la recién anunciada Brigada 731 había sido responsable de once asesinatos confirmados, cuarenta y dos heridos directos y quien sabe cuántos muertos y convalecientes más de manera indirecta, Wild Tiger estaba más que preocupado ya que su hija no había contestado el teléfono cuando aquel hombre cometió suicidio en televisión nacional, o cuando le hicieron lo mismo a las diez personas cerca del corporativo de Hero TV… niños entre las víctimas.
-¿Pero por qué no me ha llamado?- preguntó el moreno dejando caer los hombros con desesperación.
-Tenemos una muy fuerte sospecha de que uno de los miembros de la Brigada 731 tiene el poder para hackear cualquier dispositivo electrónico, es por eso que vine directamente a hablar con ustedes, las comunicaciones ya no son seguras; les puedo asegurar que fueron ellos los responsables de que la transmisión de ayer no fuera interrumpida, y por lo que me han comentado, también puedo decir que hackearon sus señales y por eso saben tanto de todos, tienen acceso a todo lo que esté digitalizado.-
-Si es así la situación, habrá que advertir a Agnes y los demás lo más pronto posible.- dijo Barnaby con una expresión bastante amarga, después guardó silencio por unos segundos y agregó.- Ahora sólo podemos valernos de nuestra voz y esperar que no estemos siendo vigilados.- Yuri asintió.
-Eviten a toda costa usar dispositivos electrónicos de comunicación, nada es seguro. Si me permiten una sugerencia…- el juez alzó la mirada en busca de aprobación para continuar su idea, cosa que obtuvo de ambos héroes.- …sería apropiado que alguno de ustedes fuera al corporativo de Hero TV e hiciera saber esto a Agnes Joubert y al equipo a su cargo, y que el otro vaya a buscar a los demás héroes de la Primera Liga para ponerlos al tanto de la situación. Vamos contrarreloj, tendrán que planear algo y rápido, aunque tienen toda nuestra cooperación hasta donde nos sea posible de brindar, las buenas intenciones no nos bastarán para derrotar al enemigo.- ambos asintieron rápidamente.
-Kotetsu, tú ve a buscar a los demás, yo iré a las oficinas para dar aviso lo antes posible y tal vez armar una estrategia con Agnes y el equipo.- dijo Barnaby mientras se ponía de pie.- Tú tienes mejor poder de convencimiento y yo puedo ser de más utilidad allá; Yuri… ¿qué puedo hacer para dar aviso a la central y que no luzca como si alguien nos hubiera advertido? Quisiera proteger tu fachada lo más que nos sea posible.-  el peliblanco hizo una reverencia bastante pronunciada, agradecido profundamente por aquel gesto, que si bien era conveniente para Brooks y su causa mantener a salvo la coartada del vigilante, no era absolutamente necesario.
-La verdad es que no lo sé, el edificio ha de estar repleto de cámaras de vigilancia, teléfonos, micrófonos, debemos de suponer todo eso como un riesgo inmediato; deberán disculparme, pero tomando esto en cuenta y dado que sus datos de civil son conocidos por la organización, corté la línea telefónica y desactivé la red inalámbrica antes de entrar, y para no correr riesgos con sus transmisores y celulares, traje conmigo un inhibidor de señal.- ambos héroes soltaron una expresión de sorpresa al percatarse lo bien preparado y meticuloso que era el Juez, asintieron un tanto nerviosos al pensar en la gravedad del asunto y continuaron.- Con lo que me han contado sobre el mensaje de Vaako ayer, atando cabos sueltos y llegando a la conclusión más obvia, me lleva a pensar que no sólo pueden enviar transmisiones, sino que también pueden transmitirlas...- decía un poco pensativo de esto último.
-¡¿Podrían hacer eso?! ¿Transmitir desde los servidores de Hero TV?- preguntó alarmado el tigre.
-Es una idea que me acabo de formular, pero ya que Barnaby esté ahí puede investigarlo, y si es así… bueno, será muy alarmante, pero tendrás más razones para intentar cortar el flujo de comunicación, si es que sirve de algo.- dijo el peliblanco con una expresión sumamente amarga dibujada en su rostro.- Yo tengo que marcharme, intentaré seguir en contacto con ustedes para mantenernos al tanto de lo que pase en ambos lados ¿De acuerdo?- dijo para finalizar, agradeció la bebida y tomó su maletín, cuando estuvo a punto de irse, notó la mirada tan ansiosa y desesperada del veterano.- Escucha, Kotetsu… así me cueste la vida, nadie le tocará ni un solo cabello, te lo garantizo. Confía en que yo haré mi parte, pero ustedes tendrán que hacer la suya, sino todo esto se irá al infierno.- el juez posó una de sus manos sobre el hombro del moreno, quien alzó la mirada aferrando su esperanza a las palabras de Yuri y asintió con el ceño fruncido.
-Gracias… de verdad.- el vigilante nocturno asintió y se marchó sin más de la propiedad.

Yuri salió de la casa de Kotetsu T. Kaburagi, caminó un par de cuadras en dirección a su oficina a paso calmado pero tenía la impresión de que algo no iba del todo bien, sentía como si algo estuviera acechándolo; dobló hacia un callejón estrecho por donde casi no circulaba la gente, y menos particularmente aquel presente día. Caminó hasta la mitad de la longitud de la pequeña callejuela y se frenó en seco. Volteó hacia su derecha, viendo con el alcance de su periferia hacia atrás y se percató de una figura encapuchada a unos diez metros de él.
-¿Alguna razón en particular por la cual estés siguiéndome?- preguntó en la misma posición, con un tono de voz amable pero frío; el hombre se quitó la capucha que lo cubría revelando su rostro.
-Visitando enemigos… ¿o amigos tal vez, Petrov?-
-No te hagas ideas raras, Jason.- espetó el vigilante con desdén.
-Al Maestro le encantará saber que uno de sus principales protegidos lo traiciona, o lo que es mejor… su mejor amigo.-
……………………………………………………………………………

-¿Y si su causa no es tan mala? Tal vez sólo la estemos satanizando…- decía la joven Lyle, con el rostro carente de expresión y la mirada perdida en una copa de vino.
-Cállate, Karina…- bramó Nathan molesto, mientras el brazo de Antonio le abrazaba y éste daba un brusco sorbo a un tarro de cerveza.
-¡Mi familia es humana y la tuya también! ¡No digas esas cosas!- exclamó PaoLin evidentemente ofendida por el comentario de su compañera.
-¿Qué puedo decir? Las decepciones que me he llevado siempre han venido de humanos, tal vez sí está en su naturaleza ser traicioneros…- decía Ryan con la expresión más fría y seca que se le había visto hasta el momento, estaba profundamente decepcionado y hasta podría decirse, rendido ante las circunstancias.
Los ocho héroes se encontraban en la mansión Goldsmith-Kjolsrud,  todos reunidos en los sillones del jardín, en lo que había sido la sala VIP el día del primer ataque de Frank Martínez y Jason Keyes; bebían y charlaban, pero en realidad se habían reunido para distraerse de los eventos recientes, ya no habían intenciones de luchar… los héroes se sentían sobrellevados por el enemigo y resignados a lo que éste les había dictado como destino.
-¿Te estás escuchando, Ryan?- preguntó Anaksha molesta, el rubio la volteó a ver con una leve expresión de sorpresa.- Kaede está arriesgando su vida dentro de las filas enemigas… ¿y ustedes se atreven a fraternizar con su causa?- su penetrante mirada se dirigió hacia Blue Rose y hacia su compañero de vida, sus ojos violetas desprendieron tan gélida expresión que puso a ambos particularmente incómodos.
-Annie… Kaede es NEXT.- dijo él.
-¿Y qué con eso?- refunfuñó la semi pelirroja.
-Ella es NEXT, nosotros somos NEXT, Ouroboros son NEXT… independientemente de las causas de cada quién, somos fieles a nuestra especie, los humanos se traicionan entre ellos mientras nosotros sólo queremos preservarnos… tal vez es porque hemos sentido su rechazo y por eso nos unimos cuando se necesita, pero ellos no lo hacen, no darían sus vidas por nosotros como nosotros por ellos.- admitió Karina con la mirada baja, diciendo con pesadez de una vez por todas lo que sentía.
-¿Y por esa minoría de personas van a dejar que millones paguen el precio?- la voz de Kotetsu retumbó por las paredes que delimitaban el jardín y el cuarto privado de éste.- ¿Por eso van a dejar que asesinen a toda una especie y a nosotros de paso? Nuestras familias son humanas, esos seres queridos que nos apoyaron y alentaron a no temer a nuestros poderes… ¿y las van a dejar morir? No es nada diferente a que vayan a asesinarlos justo ahora con sus propias manos.- estaba furibundo por todo lo que acababa de escuchar.
-¡Tiger…!- exclamó Ivan con un sentimiento de tristeza e incomodidad al escuchar aquello, rompiendo el silencio que hasta ahora había mantenido.
-De verdad, no me cabe en la cabeza como mi hija, mi pequeña hija haya decidido no rendirse ante esta amenaza, y ustedes héroes de la Primera Liga de Sternbild, arrojaron la toalla de la manera más hipócrita posible. Y ya que les encanta segregarse de los humanos, lo pondré en estos términos: ni Ouroboros ni la Brigada 731 se detendrán hasta exterminar al último humano de la tierra o NEXT rezagado, así que si no van a levantarse por la estirpe de sus familias, háganlo por la suya propia, cobardes.-

Definitivamente Kotetsu no era una persona que se caracterizara por tener un mal genio o ser volátil en ese aspecto, pero la actitud del resto de los proclamados “salvaguardas de Sternbild” le hacía hervir la sangre, que estuvieran rindiéndose de la manera más descarada no lo terminaba de procesar su sentido común.
Ryan se levantó de golpe, una expresión rígida se apoderó de su rostro luciendo terriblemente ofendido.
-No me importa más nada y no tienes derecho a recriminarme por eso. Ellos siempre esperan que uno venga a salvarles el trasero… ¡¿y a nosotros quién nos lo cuida?!-
-Es una responsabilidad que decidimos cargar cuando descubrimos… más bien, cuando aceptamos ser seres NEXTs.- dijo Kotetsu con recelo en sus palabras.
-¡No empieces con ese discurso otra vez! Luchando o rindiéndonos, aun así tanto ellos como nosotros vamos a morir. Ya verás que cuando empiece la crisis, los humanos se van a matar unos a los otros para pasarse por encima intentando sobrevivir. Yo prefiero pasar los días que me queden en compañía de mi novia y de los que realmente me importan.- la mirada del rubio era desafiante.
-¡No tiene por qué ser así, Ryan! ¡Levántate y pelea!- los puños del veterano se apretaban, su voz soñó ronca y gutural y su expresión, como en contadas ocasiones, era de dar miedo. Goldsmith arqueó una ceja aún más desafiante que antes y una pequeña sonrisa altanera se dibujó en sus labios, se acercó al tigre para que éste notara la superior altura del Príncipe de la Gravedad como provocación; un metro y ochenta centímetros del moreno contra los casi dos metros del rubio.
-Ya estoy levantado, viejo...-

Kotetsu no supo decir con claridad si Ryan se habría tomado esa pregunta de manera literal o él mismo aquella respuesta como un permiso para descargar su furia de la manera más práctica, aunque hubiese sido de otra forma, ya no tenía caso pensar en ello; nada más al terminar de hablar el rubio, el puño diestro de Kotetsu se estrelló contra el lado izquierdo de la cara del Príncipe de la Gravedad. El rubio se tambaleó un poco y cayó sobre una rodilla, levantó su furibunda mirada y se impulsó desde su posición para cargar contra el tigre, tacleándolo en una agresiva lanza sobre la boca del estómago; se colocó sobre de él queriendo inmovilizarlo con sus piernas, pero el veterano tenía experiencia en combate cercano, tantos años no habían sido en vano; cuando Ryan quiso asestarle un golpe con la zurda, Kotetsu volteó aplicando fuerza en el centro del abdomen haciendo que el rubio perdiera el equilibrio y cayera de costado. El veterano pudo invertir los papeles y antes de que Ryan se incorporara le dio un fuerte golpe con el puño en el lado contrario de la cara, cuando el rubio se cubrió el rostro con sus antebrazos, levantó con gran agilidad una de sus largas piernas hasta quedar a la altura del cuello de Kotetsu y tumbarlo con un doloroso tijeretazo sobre el suelo.
-¡Se van a asesinar!- exclamó PaoLin con un poco de disgusto mezclado con preocupación.
-¿No deberíamos detenerlos?- preguntó Karina ya intranquila.
-Quizás…- dijo Antonio, mirando la escena con indiferencia a la vez que seguía bebiendo de su tarro, buscó con la mirada a los demás para cerciorarse que su aparente indecisión fuera esclarecida; Annie estaba recargada en un pilar, observando la escena con una expresión indiferente.
-No, me parece que esto es lo que les hace falta… pero tengo que preguntarles algo.- se volvió a mirar a los presentes y éstos a ella (a excepción de los dos tercios del Apollon Trio quienes seguían enmarañados en su conflicto).- ¿De verdad se van a rendir? Ellos dos tienen razón: nadie vela por nosotros, pero fue algo que aceptamos al tomar este trabajo. ¿Nos vamos a retirar sin dar pelea? Porque aunque el riesgo de morir está muy presente, si mi vida está destinada a terminar así, me voy a llevar a unos cuantos Ouroboros conmigo… no voy a morir como una cobarde.-


-Si eso es lo que el destino tiene para nosotros…- empezó a decir Ivan rompiendo los incómodos minutos de silencio con una sonrisa triste.
-… entonces lo tomaré con gusto.- continuó Keith, con la misma expresión aunque un poco más entusiasta.
-¡Por mi familia! ¡Por ella juro que no me daré por vencida!- decía PaoLin al ponerse de pie, dejando ver una amplia sonrisa que inspiró a los demás; era verdad, tanto ella como Kaede eran prácticamente unas niñas que estaban conscientes del peligro de las circunstancias y a sabiendas de ello, estaban dispuestas a arriesgar su vida, luchar por la causa e inclusive morir por ella. Eso era increíblemente valeroso y los héroes sintieron un poco de vergüenza al haberse tardado en verlo.
Ryan y Kotetsu estaban tirados entre una maraña de brazos y piernas sobre el pasto del jardín, sosteniendo las camisas del otro apunto de asestarse otro golpe cuando se detuvieron en seco; ambos estaban con el rostro hinchado, Ryan tenía el ojo izquierdo morado y el labio inferior partido, Kotetsu tenía la nariz sangrándole y el ojo derecho inflamado al punto de ya no poder ver. Ryan suspiró pesadamente, soltó la camisa del tigre para sostener su propio rostro y ocultar una pequeña lágrima que se escapaba de su ventana derecha, bajó la mirada y habló con voz tenue:
-Tengo… tengo miedo, Kotetsu. No supe qué hacer… quiero ser su fortaleza, me enferma la idea de que le quiten la vida… siento que me voy derrumbando.- dijo mientras volteaba a ver con melancolía a la Leona Siniestra, ella no se percató de los ojos que la veían con tanto cariño.
-¿Así que no sólo fue lo de Agnes lo que te molestó?- preguntó el veterano en un tono más reconfortante a la vez que el rubio lo miraba a los ojos.
-Me decepcioné muchísimo, amigo. Se supone que ella es quien cuida nuestro pellejo y no confía en nosotros, sé que lo hizo para protegernos a su modo, pero… ¿es que acaso piensa que no me puedo cuidar yo solo? Cuando somos nosotros quienes estamos a cargo de las vidas de toda esta gente… La información que se guardó aquel día de la fiesta nos pudo haber costado la vida a todos.-
-No la excuso, pero ella tampoco la ha tenido fácil durante su vida y la experiencia le enseñó que, si bien se puede salvar a alguien diciendo la verdad, también se le puede proteger ocultándola, aunque no sea la manera más correcta de hacerlo… ella es digna de toda mi confianza, y si ya no confías en ella, confía en mi.-
-No lo sé, Kotetsu…- el rubio meneó la cabeza no sabiendo qué decir.
-No nos abandones, Ry… Annie está comprometida a esto y muy probablemente sea mi culpa por haberlos involucrado; a quien deberías de odiar es a mí por meterlos a una guerra que al principio no era suya, pero por favor… te necesito.-
…………………………………………………………………………………….

-¡Barnaby! ¡Qué bueno que llegas!- exclamó Agnes con un poco de alivio, su rostro estaba ojeroso y cansado.- Los ingenieros han descubierto un par de cosas bastante interesantes.- el conejo apenas iba cruzando los torniquetes de la entrada principal cuando Agnes salió de uno de los cuartos de comunicación dispuesto a actualizarlo de la situación.- Resulta que los desgraciados nos han aislado del mundo, no tenemos comunicación alguna…-
-¿Quieres salir por un cigarrillo?- interrumpió el joven rubio con una expresión calmada y serena, viendo de reojo la cámara de vigilancia en la esquina superior derecha del lugar.
-¿Qué? ¡No! ¡Esto es más importante! Necesito ponerte al tanto de lo que hemos descubierto.- bramó la castaña con molestia.
-Bueno, ya me platicarás aquí afuera, realmente quiero un cigarrillo…- decía Barnaby mientras jalaba del brazo a una muy desconcertada Agnes hacia la puerta contigua del edificio y salieron al callejón que se encontraba en la parte trasera de éste, ahí en donde Bunny sabía muy bien que no había ninguna cámara.
Hizo que Agnes pasara por delante de él y justo cuando se volteó para preguntarle qué demonios pasaba, el conejo le puso una de sus largas manos en la boca mientras con la otra hacía un ademán de silencio; la castaña (dadas sus experiencias previas) se hubiera desmayado del miedo ante esto sino hubiera sido porque los ojos verdes del hombre le transmitían mucha tranquilidad y confianza. Retiró la palma de la boca de Agnes y despojó de la mano de la fémina su teléfono celular, después, él mismo se quitó el brazalete intercomunicador de la muñeca, abrió la pesada puerta que antes habían atravesado y arrojó ambos dispositivos al interior.
-Tú ni siquiera fumas, Barnaby. ¿Qué fue todo eso?- bufó molesta.
-¿Recuerdas que te habíamos comentado que Lunatic estaba en nuestro bando? Nos trajo información que debería de preocuparnos bastante más.-
-¿Más que el hecho que nos tengan aislados del mundo y que absolutamente ninguna transmisión, ni de radio, salga de la ciudad? ¿Más que estén transmitiendo programación desde todas las cadenas televisivas como si se tratase de cualquier otro día? ¿Más que esto haga parecer para el resto del mundo que Sternbild está perfectamente bien y que el hecho de que no haya ningún medio de transporte entrando o saliendo de la ciudad se deba a “mal tiempo del clima” según la información que envían los satélites en órbita? ¿Y más que hagan creer inclusive al mismo gobierno del país que la base militar de Sternbild opera con normalidad?- preguntó la castaña, molesta y sarcástica, el conejo guardó silencio un momento mientras terminaba de procesar las incesantes malas noticias.
-Ahora no lo sé… entonces Lunatic tenía razón al pensar que así como podían interceptar nuestras señales, también podían piratearlas.- Agnes hizo una mueca de confusión a lo que el conejo se extendió en su explicación.- Al parecer hay un NEXT dentro de la Brigada 731 que puede controlar prácticamente cualquier cosa digitalizada, hackear, descifrar códigos… ese tipo de cosas. Cualquier teléfono, cámara, cualquier dispositivo supone un riesgo, podríamos ser escuchados a cada momento.- finalizó. Agnes comenzó a respirar pesadamente, estos sujetos realmente iban a cazarlos con todo.
-Eso explica cómo se continuó la transmisión de ayer… revisamos cómo fue que a pesar de haber cortado toda fuente de energía la transmisión siguió y nos encontramos con que se desvió el soporte de energía directamente a la planta hidroeléctrica de la ciudad; previeron que podíamos cortar el suministro de energía y apagar nuestros servidores, pero desde que inició el espectáculo, la transmisión no se alimentaba de nuestros generadores primarios ni de emergencia sino que consumía poder directamente de la planta. No habría supuesto como eso hubiera sido posible hasta que me dices esto… según los ingenieros, desviar la energía en esas cantidades es posible por un lado a causa del cableado subterráneo, pero prácticamente imposible debido a los firewalls de protección. Eso supondría un hackeo de datos masivo que a una supercomputadora de última generación le llevaría, mínimo, seis días.-
-Supongo que lo hicieron en minutos.-
-Segundos, Barnaby.-
-Ya está. Tienen a Sternbild sitiada, completamente.- Bunny suspiró pesadamente, pero dentro de su cabeza ideaba plan tras plan para intentar derrotar al enemigo, pero se percataba de que cada idea era igual de inútil que la anterior.
-¿Qué podemos hacer de este lado? Porque si intentamos cortar el flujo de comunicación, bien podrían desviar la energía otra vez hacia la planta hidroeléctrica y mantenernos operativos y vigilados. La única manera de desconectar la corriente de la planta a la ciudad es cortando el cableado subterráneo, pero eso requiere días de excavación profunda y mano de obra especializada. No contamos con ese tiempo.- agregó la castaña, con un atisbo de ansiedad desarrollándose en su interior.
-¿Días? ¿Por qué llevaría días?- preguntó el héroe con desesperación.
-Debido a la arquitectura en niveles de la ciudad, no se puede hacer un agujero en el suelo nada más. Si tocan un punto sensible de equilibrio, la ciudad entera se puede venir abajo.- dijo Joubert un poco exasperada, el conejo soltó un pesado suspiro y pensó en alguna otra cosa que pudiera ser de utilidad.
-¿Tienes información personal de la Brigada o de Vaako Kovalevskaya? ¿Algo de donde podamos iniciar?-
-Nada. Pienso que su maldito hacker borró todos los registros antes de que todo esto siquiera iniciara. Ya lo tenían perfectamente calculado, Barnaby.- dijo Agnes, quebrándosele la voz al final. Se sentía impotente ante el implacable enemigo.
-Se me acaban las opciones…- replicó el conejo en un tono bajo y gutural, pensando en cada posibilidad que se podía plantear, pero Mary Rose lo sacó de aquel pensamiento, azotando la pesada puerta al abrirla con desespero. La chica estaba pálida y jadeando, buscó con la mirada a su jefa y al héroe por el callejón y con el horror que de su garganta emanaba y la falta de aire, sólo se le pudo escuchar parte de lo que decía.
-… hicieron… -
-¿Mary Rose?- preguntó el conejo desconcertado.
-Rose… ¿qué sucede?- Agnes se acercó a la chica, quien nada más al sentir los brazos de su jefa, se desvaneció sobre ellos.- ¡Rose!- una rápida revisión de Barnaby, haciendo uso de sus conocimientos básicos de primeros auxilios, determinó que la chica estaba en estado catatónico, seguramente causado por la impresión o sorpresa de algo.
La chica señaló al final del callejón donde desembocaba a una vía pública peatonal y terminó de desmayarse, Barnaby la cargó dentro del edificio y salió a buena velocidad junto con Agnes a ver qué era lo que había puesto a Mary en semejante estado.

De nuevo había pasado.

La Brigada 731 lo había cumplido.

sábado, 30 de julio de 2016

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 24: El nuevo régimen.

Día 1 después de la primera aparición de la Brigada 731.

Un nuevo día había envuelto a la megalópolis, pero a decir verdad, ésta no estaba lista para recibirlo; Deino se encontraba nervioso al observar la ciudad desde lo alto de una pila de contenedores. Se había levantado muy temprano, no porque tuviera muchas cosas que hacer dentro de la organización, aunque de hecho ese fuera el caso. La confesión de Ouroboros a las masas ciertamente había despertado la curiosidad de NEXTs emergentes que buscaban una salida rápida a sus problemas del diario; habían también filas y filas de personas ésta estirpe, gente que había sido rechazada de la Academia de Héroes, algunos no porque sus habilidades no estuvieran a la altura de la institución misma, sino que el número de aspirantes excedía por mucho la capacidad de estudiantes que la Academia podía albergar.
El día estaba particularmente nublado, los humanos por lo general no salían de sus hogares, el comercio dentro de la ciudad y las actividades diarias se habían suspendido por orden de la Oficina de Justicia ante la inminente, letal y perturbadoramente desconocida amenaza que representaba la Brigada 731; como ésta última había advertido, los muelles y embarcaciones fueron destruidas, el aeropuerto fue cerrado y las aeronaves (tanto de índole civil como militar) habían sido despojadas de sus motores y fuentes de energía. Los puentes que conectaban a Sternbild con los pueblos en las zonas conurbadas habían sido incendiados hasta dejar hechos cenizas los cimientos, prácticamente habían aislado la ciudad en su propia desesperación.

Deino observaba los alrededores, cómo las pocas personas que se paseaban por la calle se veían con desconfianza e incluso miedo; la gente no se acercaba una a la otra, se observaban mutuamente con recelo, tenían la mirada característica de alguien que se sabe en peligro y está preparado para atacar o huir a la primera provocación, dependiendo de la persona. Era muy temprano, la primera hora de actividades del día ni siquiera había llegado, pero él ya estaba más que espabilado; su cabeza daba vueltas y vueltas sobre los acontecimientos del día anterior. Cuando se unió a la organización lo hizo con un impulso de odio nublándole el juicio, sus padres le habían abandonado a una tierna edad al considerarlo “uno de esos fenómenos aberraciones de la creación”, palabras que siempre recordaría salir de los labios de su madre a pesar de haberlas escuchado a pocos años de haber venido al mundo. Sobrevivió bajo el ala de un NEXT viejo y malhumorado que lo trataba casi como a un esclavo, le hacía atenderlo, recoger pedidos y hacer mandados, y si tan sólo fallaba en un diminuto y casi imperceptible aspecto de cualquier asunto que el viejo le ordenara, su castigo era irse a la cama sin cenar, bebiendo tan sólo un litro de agua. Aun así agradecía que aunque fuese en estas condiciones, el viejo NEXT telépata no le dejara a su suerte; pero todos tenemos un final y cuando su “protector” le hizo frente y se dejó llevar por la muerte misma, se sintió tan vulnerable como hacía tantos años no se sentía.
“… uno de esos fenómenos aberraciones de la creación”, cuando llegó a Ouroboros y le compartió esta frase martirizante al Maestro, aquella que casi se había vuelto su mantra personal, Frank no pudo estar más en desacuerdo. Ambos sí coincidieron en que los poderes de Deino no eran los más eficientes o destructivos como para usarse en un campo de batalla, pero lo que sí pudo apreciar el líder de la organización fue que el muchacho era increíblemente sistematizado en sus acciones, era ordenado y eficaz, nadie haría un trabajo administrativo con la misma dedicación como él podía.
Frank Martínez le explicó desde un principio lo que Ouroboros estaba destinada a hacer, a depurar el mundo del pariente menos evolucionado de los NEXTs a voluntad del Creador: “Cuando la muerte y destrucción que tendremos que causar sea mayor que la vida que permitamos perdurar, serás tú quien con tus dones, convencerá a la madre naturaleza para darnos la oportunidad de regresarle la pureza que necesita. Tú no eres una aberración de la creación, hijo… eres parte de la obra maestra del Señor del todo.”
El Maestro le había dado el propósito a su vida que nunca tuvo, la razón de ser y de existir; ahora entendía que aunque tuvo el infortunio de que todos los humanos con los que había cruzado camino resultaran malas personas, no era un rasgo característico de la raza. También existían NEXTs malvados, individuos que independientemente si poseían el gen mutante o no, eran viles por naturaleza o simplemente como él, aquellos que habían sido direccionados al camino equivocado. Kaede se lo había mostrado, los humanos con quienes había vivido, su familia humana no le había hecho lo que a él sus progenitores; inclusive la señora Kaburagi al darse cuenta del poder de Wild Tiger, no le despreció, sino que le apoyó como se supone que debería ser.

Vaya que el día se sentía abrumador, la falta de luz solar debido a las nubes que impedían los rayos llegar a la superficie remarcaba lo maquiavélico de la ciudad, parecía que Sternbild había muerto y lo que se observaba parecían los escombros de la gran megalópolis después de una revuelta civil. Deino miró su reloj, las 7.55 de la mañana. Jason le había dicho el día anterior que lo esperaba en el tercer nivel a primera hora, justo cuando casi le descubre la posesión de un teléfono celular sumamente prohibido; algo escuchó hablar a Frank y Keyes de que uno de los integrantes de la paramilitar Brigada 731, tenía el don de “hacerse uno con la tecnología actual”. El brigadista podía interceptar comunicaciones, hackear servidores, intervenir líneas… rastrear números telefónicos; supuso que el celular que tenían ahora resultaba increíblemente delator, así que Lunatic optó por destruirlo al instante.
El chico bajó casi a regañadientes del contenedor, se alisó la ropa y se encaminó hacia la fábrica, cuando llegó a las escaleras y comenzó a descenderlas, vio a Kaede haciendo sus deberes en el primer nivel, Joseph tenía una mirada perdida pero feliz a causa de los efectos de la salvia, la de la peliblanca era igual carente de presencia, pero sus ojos desbordaban una profunda tristeza y resignación… inaceptable. Después de lo que sea que tuviera que hablar con Jason, la buscaría para rescatar esa intensidad por la vida que le había hecho cambiar de bando a Lunatic y a él mismo, ella era clave para esta nueva guerra, y si ella se extinguía, la única esperanza lo haría con ella.

Deino se encontró frente a la puerta del despacho principal del actual Ouroboros, el pasillo blanco y frío se notaba aún más gélido y solitario que de costumbre, alzó un brazo y cerró el puño dispuesto a llamar, pero éste le pesaba sobremanera… ¿qué había hecho para encontrarse en esta situación? No sólo frente a la oficina de Frank, sino a todo el asunto de Ouroboros; su vida había sido un carrusel de malas decisiones combinadas con una pésima suerte.
Eran las 7 de la mañana con 59 minutos y 45 segundos, todavía podía pensar otros quince segundos antes de enfrentarse a lo que sea que lo estuviera esperando del otro lado, pero Jason no le dio oportunidad y abrió la puerta de golpe, sorprendido de encontrar al chico ahí, inmóvil.
-¿Qué estás haciendo…? ¿Sabes qué? Olvídalo, pensé que habías olvidado que te mandé llamar e iba a buscarte. Entra.- bramó irritado, se hizo a un lado y Deino entró al despacho; encontró a Frank mirando unos reportes con una ligera sonrisa en el rostro, pero cuando el Maestro fijó la mirada en el chico, aquella leve curvatura de felicidad de labios se desvaneció y adoptó una mirada seria y hasta cierto punto, decepcionada. El chico ahora sí que estaba confundido.
Su líder no hizo ninguna invitación al platinado de que tomara asiento, sólo lo mantuvo de pie frente a él mientras hacía un contacto visual particularmente largo e incómodo.
-Deino… ¿sabes por qué Jason te ha citado aquí?- preguntó muy suavemente, pero su voz no le transmitía la tranquilidad que esperaría, los ojos de Frank no se despegaban de los del chico y parpadeaban muy ocasionalmente.
-Pienso que es por lo que sucedió ayer antes de su gran anuncio, Maestro.- respondió intentando no desviar la mirada.
-¿Y me puedes decir qué fue lo que sucedió?- esta vez Deino tragó saliva, se sentía nervioso, pero podría jurar que ocultó el teléfono con suma precaución… ¿no podría ser eso, o sí? Porque si lo descubrían, Kaede, Lunatic, él mismo y los héroes junto con su plan (si es que ya tenían alguno) podrían darse por muertos.
-Le obsequié un topacio azul a Kae, señor. Jason me vio dándoselo, pero pensé que se trataba de alguien más y cuando me preguntó por él, lo oculté. Cuando me di cuenta de quién se trataba se lo mostré.- Frank suspiró con pesadez y se levantó lentamente de su asiento, rodeó su escritorio, caminó hasta el muchacho y colocó una de sus manos sobre el hombro del platinado.
-Deino, mi muchacho. ¿Sabes qué es lo que me ha molestado…?-
-¿… señor?-

De un momento a otro, al platinado le dolía mucho la parte derecha del rostro y se encontraba contemplando el techo mientras un par de hilos rojos corrían fuera de su boca y nariz respectivamente, su cuerpo había azotado duramente contra el nivel de la oficina principal; sentía cómo unas manos lo levantaban del frío piso y le ayudaban a no desplomarse, sin embargo, al mismo tiempo le obligaban a dar de frente al Maestro cuya expresión se había vuelto obscura. Aún con la desorientación que gobernaba el cuerpo de Deino, bien se pudo dar cuenta que Frank sólo quería hacerle daño… y no lo podía comprender.
No tuvo más tiempo para pensar, el puño del autoproclamado NEXT Supremo se estrelló ahora contra el lado izquierdo de su rostro con gran dureza y velocidad; la fuerza le abandonó y su cuerpo quiso desvanecerse de nuevo pero las manos que lo habían sujetado aún lo aprisionaban, tratándose de Jason con toda seguridad. Su cuerpo se sostenía gracias a la fuerza del castaño quien aplicaba campos de fuerza alrededor de sus brazos, asegurándose de que el chico permaneciera en donde lo querían en aquel momento, Frank se volteó a ver la débil figura del muchacho semiconsciente, quien apenas podía enfocar la vista en su Maestro.
-Lo que me enfada, Deino, es que me mientan. No hay nada peor que una mentira, eso ofende al Creador, y por lo tanto, a mí.- decía lentamente, con la mandíbula apretada.
-… yo nunca, señor…- balbuceaba el pobre chico, pero recibió un fuerte golpe en una de sus ya hinchadas mejillas que lo calló enseguida; continuaban propinándole puñetazos en torno a la caja torácica, el estómago, la parte superior del pecho y por último, una patada justo en la parte izquierda del pelvis. Ésta última fue tan intensa, llena de odio y enojo, que le quebró en varios pedazos el hueso, el muchacho gritó de dolor mientras sentía que se desmayaba al no poder sobrellevar la agonía, aunque para su desgracia no fue así y estuvo consciente al momento en el que una espina del quebrado sistema óseo le perforaba algún órgano interno. Sintió una punzada terriblemente dolorosa y de su boca comenzaba a salir espuma, el shock estaba iniciando; cuando Frank se dio cuenta de que la sustancia se tornaba de un color rojo sucio, señal de muerte inminente, continuó:
-Ocultar información es una forma me mentir, chico. Te encuentras pecando no de palabra, sino de omisión.- Deino alzó débilmente la mirada y tragó saliva, quizás moriría ahí, pero si esperaban que fuera un delator, tendrían entonces que matarlo mil veces más. Respiró y cerró los ojos esperando el desenlace, sin embargo, lo que sintió fue totalmente distinto: otro par de manos lo sujetaron por el rostro y el dolor empezó a mitigar rápidamente, sentía sus fuerzas volver a él. La sensación de hinchazón se desvaneció y el sabor y olor a sangre habían desaparecido, todo en un par de segundos. Las manos que lo mantenían de pie lo habían soltado y tuvo la fortaleza usual para sostenerse por sí mismo.- Quiero que consideres lo que ha pasado aquí para futuras ocasiones, mi muchacho. De verdad, no hay cosa que me enfurezca más que alguien me mienta. El Creador no permite la entrada al paraíso a los mentirosos, y por lo tanto, no hay cabida entre sus filas para la escoria de la ponzoña embustera.- Deino abrió los ojos mientras Frank le decía aquello, el líder se acomodó el cabello para atrás y volvió a su asiento detrás del escritorio.
-No lo entiendo, yo…- decía el platinado, al verse completamente sano e intacto de los golpes que había recibido hace poco.
-¿Por qué nunca me dijiste que podías crear ese tipo de recursos?- preguntó mucho más tranquilo el líder, ahora sí con un tono reconfortante. Deino lo entendió todo de golpe y realmente agradeció no haber dicho nada que pudiera comprometer a alguien de sus aliados.
-Nunca le vi caso, señor. No era algo que considerara realmente importante. Le juro que no lo oculté, maestro, simplemente no lo recordaba. Es un aspecto de mi poder que pienso banal.- confesó con sinceridad, aún sorprendido del cambio tan repentino en la situación. Frank gruñó por lo bajo y a pesar de haber sido una expresión de frustración, el chico se sintió acongojado; el moreno recargó la cabeza sobre su mano, se quedó en silencio durante algunos largos segundos y le hizo un gesto a Jason. El castaño se levantó de su lugar y abrió la puerta.
-Ven, muchacho. Vayamos a caminar.- indicó Frank mientras caminaba hacia la puerta y desaparecía de la oficina, Jason le dedicó una mirada furiosa al platinado y éste avanzó corriendo para alcanzar a Frank Martínez.

Deino vislumbraba muy lejano el día en el que su Maestro saliera a caminar por mero gusto, pero al parecer había estado equivocado como en casi todo lo que pensaba próximo o cercano.
Frank le sorprendió al subir las escaleras del tercer nivel con Jason caminando cautelosamente detrás de él, cruzó El Vínculo y salió a respirar con frescura el moribundo aire que inundaba a la ciudad.
Tomó camino y rápidamente se encontraron andando a lo largo del carril vehicular intermedio de una de las avenidas principales en el ala oeste de Sternbild; aquella avenida conectaba al final de su extensión a las demás calles, bulevares, prolongaciones y avenidas principales de todas las zonas de la ciudad, y gracias a ello se podía llegar al centro (tanto comercial como económico) en cuestión de minutos, pasando por casi todas las áreas de interés que ofrecía la urbe. Era de esperarse que la avenida estuviera en plena hora pico, automóviles y transporte de carga sonando las bocinas, los peatones cruzando de un lado a otro sin cesar, los grandes establecimientos lanzando propaganda y los espectaculares aturdiendo desde temprano con sus majestuosas iluminaciones e imponente tamaño; claro que no era así. La calle estaba desolada, los lamentos se escuchaban por todas partes, gritos desesperados, llamados de auxilio… todo en vano. Frank se ensalzaba de la situación, el aire con un sutil olor a ceniza era simplemente delicioso, las calles grises, destrozadas, vandalizadas, corrompidas por el miedo, ese delicioso miedo que se podía inhalar como aquella droga de fino polvo blanco, ese olor que podría hacerse igual de adictivo que la sustancia misma.
Los humanos más extremistas se dejaron perder por el pánico, soltando la esperanza desde el momento en el que la Brigada se anunció; Frank disfrutaba los suicidios colectivos, pero los que no tenían nada que ver con el poder del brigadista Valtteri Bottas y eran meramente señales de sumisión, oh, vaya… ésos sí que le llevaban casi al éxtasis
-¿Qué es lo que ves, mi muchacho?- dijo casi en un suspiro, sonriendo al aire. El platinado lo pensó un poco antes de responder, pero no supo atinar a otra respuesta.
-Nada, señor.-
-Hazlo de nuevo, y esta vez, observa, no sólo mires.- volvió a suspirar. Deino miró alrededor, vio cada detalle que su vista le permitía de la decadente ciudad, hizo lo que Frank, inhaló y exhaló profundamente y dijo lo que su mente pensó, sin reconsiderar.
-Veo miseria, Maestro. Apesta a muerte.- dijo tranquilamente antes de pasmarse al escuchar sus palabras. Frank abrió los ojos en señal de sorpresa y le dedicó una mirada con una expresión increíblemente difícil de descifrar. Después se sonrió y se permitió una leve y genuina risa.
-Exacto, Deino. Este podrido mundo tiene que morir para abrirle paso al siguiente, a la evolución del creador. Este es tu papel aquí, muchacho. Tú fertilizarás esto nuevamente, y no sólo me refiero a que reforestes la destrucción, sino que tú serás quien marque los nuevos regímenes económicos del nuevo mundo.- Frank disfrutaba cada palabra que sentía, emanaba excitación al ver a la distancia e imaginarse su ideal de mundo perfecto; Deino se encontraba aún más confuso, su papel en la reforestación del planeta era claro, pero… ¿régimen económico?
-No lo comprendo, señor.-
-Me molesté hace un momento porque además de que omitiste información, me di cuenta de que si nos hubieras proveído de piedras y metales preciosos, mis reuniones con Anick Lomawien para sostener Ouroboros nunca hubieran sucedido… aborrezco a esa mujer.- el moreno dejó escapar un sonoro suspiro y después se sacudió, como deshaciéndose de una sensación asquerosa.- Pero lo pasado, pasado. Ahora que Sternbild va en ruta directa a la perdición, el resto del mundo será tan fácil de tomar… restableceremos el cambio actual por nuestra propia marca, una aleación de oro blanco, plata y titanio hecha moneda que deje claro el nuevo rumbo del planeta. ¿Será un problema, Deino?- su expresión cambió de una suave y emocionada, a una que denotaba clara presión sobre el platinado.

“Pero Maestro, crear metales o piedras de manera regular me desgasta mucho, me duelen los huesos hasta el punto de agonizar. No puedo hacerlo… a la larga moriré.”
-Ningún problema, señor. Lo haré.- contestó el muchacho, al contrario de lo que pensaba.
No veía caso dar excusas, Frank odiaba las excusas tanto como a los débiles, y una excusa era señal de debilidad. Tampoco era como si pudiera decir simplemente que no quería hacerlo, era una orden directa del NEXT Supremo y desafiarla era como desafiar al Creador mismo; el castigo por la insubordinación era el exilio. El único problema era que el exilio y la deserción se pagaban ambas con la vida, reglas de Ouroboros vigentes desde sus orígenes.
-No esperaba menos de ti, muchacho. – dijo esbozando una leve sonrisa, con una mirada llena de malicia que a Deino le resultó particularmente extraña y ciertamente perturbadora.- Empezarás a primea hora de mañana, y a partir de eso, será tu única actividad dentro de la organización hasta que tengas que curar al planeta.-
-¿Y mis tareas administrativas, señor?- preguntó con interés, uno que disfrazaba su temor de imaginarse produciendo “el nuevo tipo de cambio”. Si tan sólo haber creado el topacio azul para Kaede le había hecho sentir débil y adolorido de las costillas… era peor teniendo que formar metales, y no sólo eso, sino tener que alear tres tipos diferentes de éstos. La idea le producía náuseas.
-Tendrás todo el día de hoy para capacitar a la persona de tu elección para desempeñar tus actividades. Todos ganamos, mi muchacho; tú te afianzarás como pilar de la evolución y a quien elijas subirá de rango. No es algo que suceda a menudo, así que es su día de suerte ¿no te parece?-
Deino asintió con una ligera sonrisa, disimulando perfectamente la angustia que sentía al firmar lo que muy seguramente sería su sentencia de muerte.
…………………………………………………………………………….

-¡No! ¡Tienes que decirle que no!- decía Kaede, llorando con zozobra mientras tomaba entre sus salvaguardadas manos las del muchacho y las apretaba con cierto desespero.
-Lo lamento, princesa… tengo que hacerlo, sino pondré en riesgo todo nuestro plan.- decía con pesadez, pero aun así se esforzaba por mantener en su rostro una sonrisa para que la chica no se alterara más, si eso era posible; la peliblanca había prácticamente obligado al platinado a que le dijera lo que había sucedido en la mañana con Frank, y necesitó más de veinte minutos de ruego de parte del chico para que Kaede no saliera a “partirle la cara” al líder de Ouroboros.
-¿Cuál plan, Deino? ¡No hay ningún maldito plan!-
-No todavía… no pierdas la fe, Kae.- la voz del chico sonaba tan tranquila que la peliblanca no lo resistió, comenzó a llorar desconsoladamente y sus piernas flaquearon, se arrodilló en el piso mientras sostenía su rostro, tratando de acallar su llanto. Deino se arrodilló frente a ella, apartó sus manos de su húmedo rostro, tomo la palma de la zurda de la chica y la colocó sobre su boca y la besó. Sabía mejor que nadie que no podía besarla como él quisiera, pero si pudiera elegir morir a manos del veneno del NEXT supremo a cambio de un beso de ella, lo haría sin pensar. Cortó el roce de sus labios contra esa maldita tela y fijó sus ojos en los vidriosos de la chica frente a él y con mucha dulzura acarició su propio rostro con los dedos de ella.- Necesito que tomes mi lugar, hoy voy a enseñarte qué cosas hago aquí y cómo. Este puesto te dará más libertad, quiero que la uses para comunicarte con tu padre y los demás y organicen un plan. No nos podemos permitir que Ouroboros viva un día más.-
-No quiero perderte, Deino. No a ti… - la chica estaba sorprendida por aquel desplante de afecto, no sabía cómo reaccionar y eso le parecía ridículo. Estaba hecha un mar de emociones pero tenía que mantenerse objetiva ante la situación, podría resumirse a que el futuro de un mundo con o sin humanos dependía en buena parte de ella.- De acuerdo… enséñame.- suspiró pesadamente con una expresión amarga plasmada en el rostro de la joven Origa Petrov.
-Pero antes, ¿recuerdas que Frank mencionó algo acerca de que una mujer solventaba los gastos de la organización?-
-Sí, que la manipulaba a su favor… sujeto despreciable.- la chica calló por unos segundos, frunció el ceño y continuó con curiosidad.- ¿Qué con eso?-
-¿Te suena de algo el nombre Anick Lomawien?-
-En algún lugar lo he escuchado, pero no logro recordar en dónde fue… estoy segura que fue en televisión.-
-Yo tampoco lo recuerdo, pero sé que algo tiene que ver con la farándula, o por lo menos con Hero TV.-
-Entonces crees que los héroes sepan de quién se trata.- asintió la chica, ahora con mucha seriedad, concentrándose en la problemática actual.
-Sólo ellos nos lo podrán decir…-


martes, 7 de junio de 2016

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 23. El trasfondo.

-Mi nombre de nacimiento... es Marié Rosseau.-
-¿Rosseau...? ¿Por qué me es tan familiar el nombre?- preguntó Barnaby con cierto interés.
-A mí igual me resulta conocido, pero no puedo recordar en qué lugar lo he escuchado.- añadió curioso el veterano de Apollon. Agnes hizo una mueca amarga, suspiró pesadamente y continuó con su relato intentando suprimir las emociones que empezaban a emanar por culpa de la indiscreción de Vaako Kovalevskaya, y aunque fue ella quien decidió revelar a sus subordinados esta parte de su historia, hubiera preferido no hacerlo.
-Tal vez la causa de que les resulte tan familiar es por Jolyon Rosseau...- dijo la castaña con pesadez.
-Es verdad.- asintió Tiger, recordando a dicho personaje.
-Sí, Jolyon Rosseau era el Ministro de Justicia antes de... Yuri Petrov.- dijo Barnaby haciendo una pequeña pausa para evitar un desliz al decir "Lunatic" en lugar del nombre real del Juez en turno. Ni el equipo de Agnes, ella misma o los demás héroes sabían ese pequeño gran detalle, y aunque revelar esa información sería un buen comienzo, prometió no hacerlo; sin embargo, Bunny sabía que informar al equipo de ésto representaba una gran ventaja, era una promesa que pensaba mantener a toda costa.
-Jolyon Rosseau era mi padre.- asintió la castaña con amargura.- Mi madre murió cuando yo tenía ocho años, el reporte oficial decía que tuvo un accidente al resbalarse en las escaleras principales de mi antigua casa, pero incluso aunque yo era muy pequeña, puedo recordar claramente que ése día en particular, el señor Rosseau la golpeó de una manera más violenta de la usual... sólo porque le placía hacerlo.- decía la mujer. Kotetsu y Barnaby se dieron cuenta del uso de las palabras de la castaña al evitar referirse a su padre como tal.
-Lamento escuchar eso, Agnes.- dijo Bunny haciendo una pequeña reverencia.
-Puedo imaginar porqué no lo apreciabas.- añadió el tigre con la mirada llena de empatía.
-No, no es que no lo apreciara... Lo odiaba. ¡Lo odiaba demasiado! ¡Lo sigo odiando tanto que...! ¡…Y lo seguiré odiando hasta el día en el que a mi cuerpo no le quede ni un atisbo de vida! Hasta que mi cuerpo esté tan podrido y fétido que ya no sea capaz de sentir nada...- la mujer empezaba a exaltarse demasiado, pero al ver las expresiones de preocupación tanto del original Apollon Dúo como de su equipo interno, respiró profundamente intentando calmarse y prácticamente se desplomó en su asiento.-Le guardé rencor por lo de mi madre, aun cuando ese tipo de sentimientos tan oscuros no debería de sentirlos un niño, sin embargo no lo odiaba en el estricto sentido de la palabra; me daba mucho miedo hacer o decir cualquier cosa que lo hiciera enfadar y correr la misma suerte que ella. Cuando cumplí doce años empecé a parecerme mucho a mamá, físicamente hablando. Podría incluso decirse que soy su viva imagen.-

Agnes se levantó, tomó sus manos con nerviosismo mientras caminaba ansiosamente por la habitación, dibujando círculos con sus pasos.
-Una noche ya bien entrada la madrugada, escuché cómo la puerta de mi habitación se abría lentamente y él entraba, yo me incorporé mientras me tallaba los ojos para despertar un poco más y se sentó al filo de mi cama con la mirada más dulce y tierna que jamás hubiera recibido de él...-
-Agnes, no...- comenzaba a decir Tiger, sintiendo una intensa angustia recorrerle el cuerpo entero, formándosele un nudo en el estómago, adivinando con miedo el resto de la historia. Agnes rió brevemente con una expresión triste y devastada, como si el espíritu y carácter distintivo de ella nunca hubiese existido.
-Me dijo... "¡Cómo has crecido, Marié! Cada vez más luces igual a tu madre, y me parece que por esa razón tendrás que ocupar su lugar..."- tragó saliva e intentó normalizar su respiración para continuar hablando.- Hizo lo que le rompe el espíritu y la esperanza a cualquier niña... a cualquier mujer, a cualquier persona. Y lo hacía todas las noches hasta que cumplí dieciocho años y huí de casa. Lo primero que hice fue emanciparme, no quería nada, absolutamente nada que me hubiera dado él, ni siquiera quise el nombre que eligió para mí y mucho menos su apellido; así que renací como Agnes Joubert, un nombre que yo elegí para mí misma. Con eso, decidí que nadie más iba a poder callarme, humillarme, pisotearme ni degradarme como él lo hacía.- decía mientras su cabeza se levantaba poco a poco con cada palabra en señal de fortaleza.- Ingresé a la universidad para estudiar periodismo con toda la intención de que cuando me graduara, iba a exponer a Rosseau delante de la prensa para que Sternbild se enterara de la clase de basura que habían colocado en la silla del Juez de Justicia... pero nunca lo logré. Hay corrupción por todos lados, justo cuando sientes que podías confiar en alguien te traicionan de la manera más asquerosa posible; los profesores que tanto admiraba y respetaba prometieron ayudarme a exponer mi caso y el de mi madre, pero resultaron ser íntimos amigos del Juez. Una noche saliendo de la universidad, iba directo a la estación de policía con muchos documentos que probaban la culpabilidad de Jolyon Rosseau para que se iniciara el proceso judicial en su contra; una camioneta negra me cerró el paso y tres hombres me subieron a ella, me golpearon varias veces y cuando desperté, estaba amordazada y atada de pies y manos en el piso de un lugar que no conocía... vi a mis profesores riendo junto a Rosseau mientras quemaban cada página de los documentos, él estaba furioso, me golpeó algunas veces más y me sostuvo del cabello. Me dijo en una voz baja y ronca que nunca podría escapar de él, que yo siempre sería su mujer.-

El ambiente se volvió más frío, más obscuro... una pequeña ráfaga de aire entró por la ventana rota de la sala y movió gentilmente el cabello de Agnes, dejando ver cómo una lágrima se le escapaba.
-Volvió a... quebrarme. Él y mis profesores me ultrajaron hasta que perdí el conocimiento. Para cuando reaccioné, estaba en mi antigua casa, en mi antiguo cuarto, en mi antigua cama y el terror me inundó. No podía moverme, el cuerpo me dolía demasiado, la desesperación me sobrellevó y comencé a gritar por ayuda, ahogada en lágrimas, saliva, sudor y sangre.- la castaña ya se encontraba llorando sin molestarse siquiera por ocultarlo, pero no se le veía deprimida o triste, sino furibunda. Sus puños se apretaban entre sí y hablaba con la mandíbula tensa.- Rosseau entró a la habitación azotando la puerta y puso el cañón de un revólver justo entre mis ojos mientras me gritaba una y otra vez que me callara; pero yo no podía, estaba tan asustada que mi llanto y gritos salían de manera inconsciente. Me golpeó en el rostro con la culata del arma y ésta salió volando al extremo de la habitación, después volvió a golpearme con el puño firme esta vez, con tanta fuerza que me lanzó fuera de la cama en la misma trayectoria que el revólver. Vi tan cerca el arma que la tomé y le apunté mientras mis manos temblaban... le dije que se alejara, yo no podía moverme, estaba tan... lastimada físicamente.-
-Agnes, no me digas que el revólver es el famoso "Calibre .25".- dijo Barnaby con temor y sorpresa al recordar la célebre historia.
-No me escuchó, siguió acercándose con esa mirada tan lasciva...- siguió explicando la castaña, sintiendo un dolor aplastante sobre su pecho.- Fui yo la base de la historia del "Calibre .25".-
-¿Bunny? ¿A qué se refiere? ¿Qué es el "Calibre .25"?- Barnaby buscó con la mirada la aprobación de Agnes para explicar esta historia, la mujer asintió con la mirada y el conejo prosiguió.
-Se rumoreaba entre la prensa amarillista (claro, nunca son tomados en serio) que una amante de Jolyon Rosseau estaba embarazada de él, y cuando se lo dijo al Juez, éste la dejó por otra mujer, negándose a reconocer al hijo; también que una noche fue a buscarlo a su casa para hacerlo reconsiderar, pero al encontrarlo con la otra mujer, lo asesinó con un revólver calibre .25 y se dio a la fuga. La historia es relativamente popular porque además de que no hubo testigos adicionales y prácticamente sigue siendo un caso sin resolver, la bala al ser de un calibre tan grande, el tiro le deshizo el cráneo, literalmente.- mientras Barnaby explicaba esto con amargura, Tiger empezó a llorar levemente al comprender la verdadera historia detrás del "Calibre .25".

-Todavía conservo el revólver en una bodega alquilada... mis profesores sospecharon de mí, pero sabían que no podían decir o hacer nada al respecto, porque se expondrían a una contra demanda mía de mayor peso, nada conveniente para ellos. Esa noche salí de la casa prácticamente arrastrándome hasta mi departamento, no podía ir a un hospital sin que me interrogaran debido a la naturaleza de mis lesiones, así que me curé a mí misma y tomé las medidas necesarias para evitar descendencia: me hice esterilizar.- admitió con cierta frialdad.- Ya no vi caso en seguir con el proceso de exponer a Rosseau, estaba muerto y ya no podría hacerlo pagar por el daño que me provocó. Sin embargo, cuando se me presentó la oportunidad de trabajar junto a la Primera Liga de Héroes... no lo dudé. Podría proteger a la gente de la manera en la que sé hacerlo, por eso es que me importa tanto mantener y subir el rating; si más gente nos sintoniza, significa que todavía tienen esperanza en la justicia. Yo no tuve eso, y justo ahora con la Brigada 731 pisándonos los talones, Sternbild está a punto de doblegarse. Ustedes héroes son la esperanza de la gente y no pienso decepcionar a las masas. La humanidad no está perdida mientras haya esperanza... peleen por la verdad y la libertad, por nosotros.-
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“-Se supone que somos familia… Confío en ti, eres mi mejor amigo… Ellos te necesitan más de lo que yo lo hago, sólo déjame cerrar los ojos y hazlo… ¡Me dijiste que volveríamos juntos y me harías parte de los Sun On Yee!... ¿Por qué me haces esto?... No lo hagas, Vaako… me estás matando… ¡¡NO!!-“
El moreno se levantó jadeando, víctima de una pesadilla llena de terribles recuerdos; se encontraba sobresaltado, sus manos temblaban y el sudor lleno de nervios escurría de su frente cayendo a gotas sobre la camisa que lo vestía. Se dio cuenta de que se había quedado dormido de repente, no era muy usual en él, pero después de todo, estaba cansado ya que sus pesadillas eran tan frecuentes que le robaban el sueño con más frecuencia de la un humano podría soportar (qué bueno que para estos efectos, él resultó nacer NEXT). Su respiración agitada le dificultó tranquilizarse, tomó un pañuelo de una pequeña mesa a su izquierda y limpió su rostro esperando refrescarse; contemplaba la oscuridad del lugar en donde había despertado por un breve lapso de tiempo hasta que una luz se abrió paso traviesamente al iluminar un pequeño segmento del cuarto.
-¿Esos sueños de nuevo…?- preguntó preocupado el hombre que había permitido que la luz invadiera desde fuera hacia dentro del espacio de un levemente alterado Vaako; el hombre era de cabello corto y rubio, estatura promedio, facciones suaves e incluso tiernas, complementado a unos ojos azules o verdes según el enfoque de la iluminación. El rubio le tendió un vaso con agua al moreno de barba poblada.
-Los de siempre, Nico. Los de siempre…- respondió Vaako, respiró profundamente para normalizar su respiración y recibió el vaso para beber del agua que tan amablemente le era ofrecida.
-¿Estás seguro de que no quieres ayuda? Podría pedir a Kimi que te ayude a conciliar el sueño… las alucinaciones me han ayudado a dormir y descansar en más de una ocasión.- decía Nico con una mirada suave y condescendiente.
-Estoy bien, gracias.- respondió el moreno con una triste, leve y torcida sonrisa.- No lo molestes por algo como esto, no vale la pena.-
-De acuerdo.- asintió Nico con cierta preocupación, dejando escapar un sonoro suspiro. De un momento a otro recordó porqué estaba buscando a Vaako en primer lugar.- Por cierto, Jason Keyes habló hace un momento… Frank quiere hablar contigo. Pidió que le devolvieses la llamada con encriptado. La línea ya está preparada, sólo hace falta que atiendas.-
-Voy enseguida.- el moreno se levantó, terminó de beber el agua así como de secarse el sudor del rostro y se cambió rápidamente la camisa; su gran complexión, fornida y robusta, ciertamente intimidaba bastante, su barba tupida y obscura, cabello negro como el ébano, su blanca piel y sus imponentes casi dos metros de estatura también contribuían a su formidable y sombría presencia.
-Vaako… ¿Crees que nos coloquen en activo?- preguntó la voz detrás de él, emanando genuino temor que resistía la oclusión en la garganta del rubio.
-No lo sé, Nico. Pero si es así, para este momento nos hemos entrenado…-
-… y nuestro sacrificio valdrá para un bien mayor.- Nico dejó caer los hombros y bajó la mirada.- Cómo quisiera volver a casa.-
-Igual yo, amigo. Lo anhelo.- Vaako pronunció esta última palabra con particular recelo y salió de la habitación, listo para enfrentar al líder actual de Ouroboros.

::Vaako, necesito que lo hagas hoy.:: Martínez sonaba tan gélido inclusive al otro lado de la línea, el moreno maldijo con voz muda y por lo bajo, no quería hacerlo. No quería llevar a cabo el plan que tanto habían repasado, pero no podía negarse o las consecuencias serían muy graves.
-¿Dónde y a qué hora?- preguntó seriamente, aunque en el fondo se sentía profundamente derrotado.
::En la noche se va a transmitir el espectáculo de la Compañía Circense Nacional, es muy probable que casi toda Sternbild lo vea. Escúchame bien, quiero que sea especial… lo más dramático que sea posible. :: decía Frank casi saboreando las palabras que salían de su boca. Vaako entendió muy bien el significado de aquello, quería enviar un mensaje que no pudiese ser olvidado, y lo que no se olvida es el terror. Él más que nadie lo sabía, aunque le era profundamente doloroso tener que llevar a cabo tan siniestro plan, le afligía aún más tener que involucrar a su equipo, aquel que también sufría pero por la lealtad que le tenían, lo soportaban de una valiente manera.
-¿El especialista en cuchillos?- preguntó el moreno con pesadez, adivinando lo que su superior pensaba.
::Exacto.- el moreno carraspeó sutilmente en señal de molestia.- Sabes qué hacer.::

Con un nudo en el estómago, una fuerte presión en el pecho y una expresión totalmente amarga dibujada en su rostro, salió de la habitación dónde se encontraba su línea telefónica interna y red de computadoras, conectados a varios decodificadores, servidores y routers a la vez; entró a la sala principal, ahí donde vio a todo su equipo frente a una pantalla de televisión, relajándose y ciertamente, sin estar preparados para lo que venía.
Los diez miembros de la Brigada 731 se habían asentado en una estación de trenes subterránea que llevaba más de doce años abandonada, la estructura se consideraba tan inestable que ni la delincuencia, policía o ingenieros civiles se atrevían a aventurarse dentro de ésta; simplemente pensaban que algún día por la frágil construcción restante, se vencería hasta deshacerse en sus propios cimientos. Sin embargo, cuando Vaako y su equipo se trasladaron a este lugar, comenzaron la remodelación de la estación hasta dejarla lo más parecido a un cálido hogar, casi reconstruyendo la subterránea edificación.

-Chicos… es hora.- dijo el moreno de barba poblada dirigiéndose a su gente. Los nueve NEXTs se espabilaron, mirándose con un profundo dolor en sus ojos y una expresión tan amarga como la de su líder mismo.
-¿Cuál es el plan?- preguntó Jean Eric, rompiendo el silencio con su firme voz.
-Conforme a lo que Frank quiere, he diseñado un plan sencillo pero eficaz, pero tiene que seguirse con suma precisión.- contestó Vaako, ahora adoptando un semblante serio y concentrado a pesar de su desidia por concluir su estratagema.- Susie, Daniil y Nico, los necesito a ustedes en la base militar de Sternbild. Susie, mientras Nico se va abriendo paso e investiga la localización del armamento a través de sus terminales de acceso, tú los protegerás en lo que Daniil consigue diez cañones antiaéreos. No fallen o todo se nos vendrá abajo. Requiero que se vayan ahora para que nos compren tiempo y así colocarlos en torno a la ciudad antes de la presentación de la Compañía Circense. Cuando los consigan, quiero que Nico regrese aquí para asegurarnos de que no corten la transmisión del espectáculo circense.- los tres involucrados asintieron, pero Susie expresó sus dudas.
-¿Para qué necesitamos el evento del circo?- preguntó la rubia con escepticismo y el moreno suspiró con tristeza dirigiendo su mirada hacia Valtteri, a lo que todos los presentes reaccionaron con cierto temor.
-Valtteri tendrá que ayudarnos en esto… Frank quiere que Sternbild sepa a qué se enfrenta.- el resto de la Brigada asintió tristemente y Vaako siguió con explicando el plan.- Daniil, cuando tengas los cañones, acompáñate de Kimi, Simona y Jean Eric. Colócalos en torno a la ciudad entera, no dejes puntos ciegos. Sebastian y Romain irán a la presentación y Valtteri se dirigirá al especialista en cuchillos… lamento tener que pedirte esto, Val, pero tendrá que ser exagerado para infundir miedo.- dijo Vaako al castaño cenizo quién sólo bajó la mirada pero asintió con firmeza.- Nico y Susie se quedarán conmigo aquí, cuando Valtteri acabe con su parte, tendré que entrar en escena y necesito que me ayuden.-
………………………………………………

-Susie, tu cabello sobresale del pasamontañas.- indicó Nico con un semblante triste en lo que Daniil observaba con un par de bifocales a la distancia, tanteando terreno para un ataque certero.
-Gracias.- agradeció la rubia y se acomodó la cabellera de manera correcta, la mujer respiró profundamente y sintió un escalofrío recorrer su espalda. Acto seguido, tendió a sus compañeros un par de artefactos de pequeño tamaño, tenían un par de filtros dentro de dos pequeños tubos que estos dispositivos poseían.- No olviden colocarse el purificador antes de entrar.-
Los hombres de la Brigada asintieron y se colocaron dichos purificadores en la nariz,  esperaron un par de minutos más y Daniil dio el visto bueno para infiltrarse a la base militar de Sternbild cuando vio que los guardias de la primer terminal de acceso hacían relevo de turno, dejando espacio para una ventana de treinta o treinta y cinco segundos.
Los tres brigadistas corrieron con sigilo hacia la primera terminal, Nico tocó el dispositivo y cuando una pequeña descarga eléctrica viajó desde la terminal hacia su mano, en su mente pudo ver un código binario que pudo descifrar mentalmente con rapidez sobrenatural y digitó rápidamente los números que permitirían la entrada; la siguiente terminal fue un poco más compleja, ahí pudo ver mentalmente un pedazo de los planos de la construcción de la base donde la sección de armamento no era visible, la terminal le envió a su mano otro código binario el cual volvió a descifrar con rapidez, pero ahora necesitaba una huella autorizada para el acceso, a lo que volvió a tocar el dispositivo de seguridad y le ordenó que pasara por alto la seguridad dactilar.
-¡Susie! ¡Ya vienen!- gritó Daniil al escuchar ruido al cerrar la segunda puerta tras de sí.
-Necesito un poco más de tiempo con ésta, tan sólo veinte o treinta segundos.- decía Nico al analizar la dificultad del tercer acceso.
-¿Cuántos son?- preguntó la rubia, Nico tocó la terminal e ingresó al sistema de bitácoras, donde ordenaban la intervención de dos equipos de élite y uno de operaciones especiales para contener la amenaza de seguridad.
-Son tres equipos… dos de ocho y uno de cinco.- respondió Nico con la mirada perdida, descifrando toda la información que veía dentro de su cabeza.

La puerta se abrió y de ella entraron los veintiún elementos militares en diferentes formaciones ofensivas listos para atacar a los brigadistas, sin embargo, no contaban con que estos fueran individuos de naturaleza NEXT; Susie se iluminó en el característico azul fluorescente y eso definitivamente intimidó a los militares que no sabían qué esperar de la figura femenina, uno de ellos se alarmó tanto que disparó sin previo aviso a la mujer pero la bala sólo atravesó las prendas. Ella se estaba desvaneciendo poco a poco mientras sus ropas iban perdiendo el volumen que las ocupaban, y si los elementos no hubiesen estado tan atónitos, habrían notado que la habitación se llenaba de un gentil humo gris.
Los hombres se intoxicaban a medida que respiraban aquel vapor, sus ojos y oídos empezaron a sangrar mientras escuchaban un zumbido tan aturdidor que era violento; otros se convulsionaban con frenesí, sus cuerpos se movían salvajemente incapaces de reaccionar y expulsando espuma por la boca. Cuando se encontraron definitivamente derrotados, el humo se empezó a disipar y paulatinamente, las ropas que estaban inertes en el piso volvieron a llenarse con su respectivo volumen y la presencia de la mujer se fue haciendo verosímil.
-Listo.- dijo Nico mientras la tercera puerta se abría.- La bodega de armamento está sobre este pasillo y detrás de dos puertas más. Enviarán otros tres equipos, será mejor apresurarnos; vienen equipados con máscaras de gas, tendrás que aumentar la toxicidad para traspasar los filtros.- Susie asintió y en su mente agradeció que sus amigos fueran NEXTs, ya que aún con los purificadores o las máscaras de gas, un humano promedio no aguantaría el grado tóxico que podía llegar a emanar.
Avanzaron sin problemas hasta la última terminal de acceso, cuando Nico ingresó de nuevo a la bitácora de movimientos pudo detectar que los tres equipos restantes les impedirían el contacto con los antiaéreos al otro lado de la puerta.
-Susie, están ahí.- indicó el rubio, con esa mirada ausente característica propia de cuando se encontraba usando sus dones. La mujer volvió a su forma vaporosa y se escabulló por las pequeñas ranuras de la puerta mientras Daniil y Nico daban un paso atrás para intentar no respirar la toxicidad de su compañera; después de un momento, los dos brigadistas que se encontraban detrás del acceso al armamento sólo pudieron escuchar quejidos, uno que otro grito, caídas estrepitosas y demás.
-Chicos, está hecho. Pueden pasar.- dijo Susie por detrás de la puerta.
-¿Están ahí los cañones?- preguntó Daniil, a lo que la mujer le dio una respuesta afirmativa.
-De acuerdo, denme unos segundos para abrir la puerta, los refuerzos militares llegarán en dos minutos.- advirtió el otro hombre mientras hacía lo suyo con la terminal de acceso, cuando la puerta cedió, la rubia dejó salir un grito preocupado.
-¡Esperen, no vayan a entrar!- ambos hombres se colocaron a la defensiva y su respiración se tornó agitada.
-¡¿Qué es lo que pasa?!- la voz de Daniil se llenó de temor.
-…Mi ropa. ¿Podrían dármela?- dijo la mujer con un tono de voz ciertamente avergonzado, a lo que Nico volteó con una leve sonrisa a buscar la ropa que Susie había dejado atrás al volverse humo, le tendió las prendas por la puerta sin asomarse y una femenina mano las tomó.- Gracias… pasen, pero no volteen a la izquierda, por favor. Me estaré vistiendo.- Los tres brigadistas soltaron una risa breve. Daniil, mientras su persona se iluminaba en un azul fluorescente, lanzaba un sutil haz de luz a los enormes cañones antiaéreos y los reducía de tamaño hasta que midieron lo mismo que una batería AA; el moreno tomó los diez enormes y ahora pequeños artefactos, y como si se trataran de cualquier cosa, los guardó en sus bolsillos. Los brigadistas se marcharon conforme al plan; Daniil se reunió con Kimi, Simona y Jean Eric en el ala oeste de la ciudad, relativamente cerca de la base de Ouroboros, y así con la misma facilidad con la que encogió los enormes artefactos, volvía a proyectar su haz de luz sobre éstos y los cañones regresaban a su tamaño original, los colocó alrededor de la ciudad con la misma instrucción que le había dado Vaako, sin dejar puntos ciegos. Nico y Susie volvieron con el líder de la 731, montaron un trípode con una cámara apuntando hacia una pared y una silla, en donde se sentaría el moreno para dar el discurso que asentaría el movimiento NEXT que se venía, sólo tenían que esperar por la señal de Valtteri.
…………………………………………………

-De acuerdo. ¿Estás listo?- preguntó Sebastian a Romain, sin embargo, ambos parecían un tanto asqueados.
-Claro que no, sabes que detesto que hagas esto…- respondió Romain quien tenía tomado por los brazos a su compañero brigadista.
-¿Cómo esperas entrar sin que nos vean entonces?- contestó Sebastian en un bufido.
-Sólo digo que no me gusta esto, la teleportación me marea demasiado.-
-Intentaré hacerlo con suavidad. ¡Pero si vuelves a vomitar encima de mí, juro que te asesino!- exclamó Seb evidentemente disgustado.- Bueno, aquí vamos. Uno, dos…- y antes de que pudiera contar hasta el tercer número, Sebastian había jalado a Romain en su campo de teleportación, llevándolo a uno de los camerinos del Auditorio Principal. No pasó ni un segundo siquiera cuando regresó con el otro brigadista que le esperaba.
-¿Todo bien?- preguntó Valtteri, bastante divertido.
-Espero que sí, sólo lo dejé ahí y regresé por ti. ¿Tú estás listo?- contestó Sebastian en el mismo humor que su compañero.
-Sí, supongo que si cierro los ojos estaré bien.- así lo dijo y su compañero lo tomó por los brazos de igual manera que con Romain, el conteo lo consideró innecesario y llevó a Valtteri al camerino. Cuando llegaron, vieron a su colega en una esquina, pálido y con la boca sucia de alguna especie de mezcla amarillenta. Quisieron dar un paso hacia él para confirmar si se encontraba bien o no, pero cuando movieron sus pies se dieron cuenta de que estaban sobre un charco de sustancia espesa, de mal olor y de similar color a la que Romain le ensuciaba.- … qué asco, Rome.-
-¡¿Qué esperaban?! ¡Esto me marea muchísimo!- tanto Sebastian como Valtteri soltaron una sonora carcajada y buscaron con qué limpiarse del desastre de su amigo.

Después de unos minutos se encontraban sobre el escenario, de pie sobre la parrilla esperando a que el espectáculo comenzara y Valtteri hiciera su parte; a los tres se les miraba con un semblante serio y gris, totalmente en contra de lo que iban a provocar, pero sin opción para negarse a hacerlo.
-…¿Cómo fue que descubriste tus poderes?- preguntó Romain, sintiendo una profunda condescendencia por su compañero, a lo que Sebastian se concentró en lo que Valtteri pudiera responder, el hombre soltó un suspiro y empezó a relatar a grandes rasgos.
-¿Recuerdan que siempre en la infancia tenemos un profesor que nos molesta? Estaba en la primaria y mi profesora me castigó por no haber hecho mi tarea, no me dejó salir a jugar. Entonces yo deseé con todas mis fuerzas que ella no existiera, empecé a irradiar una luz azul, y cuando me di cuenta, la profesora ya no estaba. Se escuchó un grito y después un gran golpe, los adultos no nos dejaron salir; al día siguiente nos dijeron que ella había tenido un accidente y ya no la volveríamos a ver. Después de algunos años, pude comprender lo terrible de mi poder. Y de ahí Vaako me encontró, tuvimos un par de misiones juntos, pero básicamente él le dio un nuevo enfoque a mi vida. No fue el mismo reclutamiento que ustedes, pero hubo un momento en el que también me quiso eliminar.- explicó el castaño Valtteri.
-Era su obligación en ese momento, todo pasamos por la parte en la que Vaako nos quiso matar.- agregó en un suspiro Sebastian.
-“Pero para este momento nos hemos entrenado… y nuestro sacrificio valdrá para un bien mayor.”- recordó tristemente Romain.- Sin embargo, tengo que admitir, tus poderes aunque no sirven de nada contra nosotros, son bastante espeluznantes.-
-Lo sé, ni en mis más bizarros sueños podría haber imaginado el poder de influenciar humanos al suicidio.- asintió Valtteri con una expresión amarga.
-¿Y qué vas a hacer con el especialista en cuchillos?-
-Frank dijo que quería que fuese dramático, tendré que hacerlo así…-
El espectáculo comenzó y los brigadistas esperaron pacientemente a que el hombre de los cuchillos iniciara su acto, aquel pobre hombre que cómo lamentaban que tuviera que ser el chivo expiatorio de un loco fanático.
-Lo lamento tanto…- dijo Valtteri, e hizo lo que tenía que hacer.
……………………………………………….

Susie dejó escapar algunas lágrimas frente al televisor mientras Nico, desde sus ordenadores, hackeaba la señal de las transmisiones para que siguieran emitiéndose, redirigió el suministro de energía hacia los generadores de la planta de luz de Sternbild, así si se les ocurría cortar las fuentes de alimentación, el efecto sobre la transmisión sería nulo.
Una vez que se aseguraron que el mensaje estaba claro, Vaako dijo lo que tenía preparado para complementar el terror de las masas y definitivamente, la emisión se detuvo. Nico y Susie se veían consternados, pero reprimieron el sentimiento y siguieron con los planes de su líder; Nico empezó las labores de interceptar toda comunicación.
Al poco tiempo, el rubio detectó comunicación entre las oficinas principales de Hero TV con el Secretario de la Defensa mismo, el General Chester Autieri, donde explicaban a grandes y escasos rasgos, la infiltración de tres de los brigadistas a la base militar de Sternbild. Vaako reaccionó con rapidez y elucubró un macabro plan que él mismo repudió, pero mientras más rápido acabara con los héroes, más pronto regresaría a casa.
-Encripta la línea y pon a Valtteri al teléfono. Esto no le va a gustar en lo absoluto.- ordenó con pesadez el moreno de barba poblada y a los pocos segundos, tenía a su brigadista al otro lado de la línea.-Val, te necesito y de verdad perdóname por tener que pedirte hacer esto: Junta a diez personas, incluidos niños.-
::¡¿Niños, Vaako?! ¡¿Qué estás demente?!::
-¡Lo lamento! ¿De acuerdo? Es una medida desesperada para una situación desesperada. Sólo quiero a nuestra familia a salvo…- pasaron algunos segundos donde sólo se escuchaban las respiraciones de ambos, algo bastante incómodo.
::¿…en dónde?:: preguntó Valtteri de mala gana.
-El Corporativo que queda en diagonal a Hero TV, en el menor tiempo posible. Y necesito que lo hagas con nuestras letras. Que quede bien claro que la Brigada 731 les está pisando los talones. Coloca una de las cámaras compactas y asegúrate que se vea al cuadro completo.-
::¿Puedo hacerlo de un modo más decente ahora? Vamos, Vaako, son niños... No quiero que agonicen.::
-Lo dejo a tu criterio.- concluyó con Valtteri y se dirigió a su colega rubio.- Nico, necesito hablar con ellos, dame línea y video. Por mientras, quiero que busques en lo más profundo de los archivos, desde los más antiguos y me des algo para confundirlos. Un expediente, un caso… un secreto, tal vez.-


-Están terminando de ver la grabación, entramos en tres, dos, uno…- dijo Nico haciendo la señal de que Vaako estaba siendo escuchado. Tenían una pequeña pantalla en donde se veía la sala de juntas del edificio de Hero TV, ya que el brigadista había pirateado la cámara de vigilancia interna.
-Primera Liga de Héroes de Sternbild, queremos negociar una oportunidad considerable a su posición actual...- dijo con una seriedad imperturbable, aunque por dentro sentía el remordimiento quemándole con vehemencia.
“Estoy condenado… pero no condenaré a mi gente.”

domingo, 29 de mayo de 2016

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 22. Brigada 731. Parte II.

::Primera Liga de Héroes de Sternbild, queremos negociar una oportunidad considerable a su posición actual...::
-Vaya que tienes bolas al llamarnos, imbécil.- dijo Ryan evidentemente enojado.
-¿Te llamas Vaako, cierto?- preguntó Barnaby, tomando al Príncipe de la Gravedad Errante por el hombro dirigiéndolo tras de sí, intentando no dejarse llevar por la impotencia y desesperación que sentía al considerarse rehén (como cuando Jake Martínez tomó la ciudad, aunque con métodos un tanto menos complejos, a su parecer).- ¿Qué quieres de nosotros? Tal vez si discutimos un poco podamos llegar a un acuerdo, que puedas mirar desde nuestra perspectiva que nuestra causa también es justa...-
::No me interesa.:: respondió Vaako de una manera muy gélida.:: Lo que sí me gustaría que consideren es la oferta que les propongo, es simple y realmente objetiva.::
-¿Y cuál es?- preguntó Agnes con nerviosismo perfectamente camuflado de enojo.
::Ríndanse en este preciso momento, entréguense a mi gente y se les concederá una ejecución rápida e indolora. Niéguense a esto y la Brigada 731 los cazará y asesinará de la manera más inhumana posible. Aunque después de todo... no somos humanos ¿cierto?:: asintió con frialdad, como si las emociones y sentimientos fueran conceptos totalmente ajenos a él, la falta de luz en sus ojos sólo lo convertía en un personaje digno de temer. Kotetsu sintió la furia recorrer su cuerpo ante la última afirmación de este misterioso personaje.
-¿Eso nos crees de verdad? ¿Diferentes a la gente común? Tal vez en el sentido estricto de la palabra ya no se nos considere humanos, pero seguimos siendo personas. Respiramos, amamos, sentimos... ¿por qué a ustedes les fascina remarcar las diferencias que tenemos en lugar de ver todo lo que poseemos en común? ¿Que acaso ya no te sientes parte de algo? Tu vida debe ser muy triste como para que te consideres ajeno a todo esto.- decía con la mandíbula fruncida el veterano de Apollon.
::¿Sabes...? Admiro que sientas tanto cariño por esa raza, la empatía no es un sentimiento difícil de perder, sin embargo uno tiene que aprender a suprimirlo y en cierto punto, deshacerse de él.:: decía el moreno de barba poblada, el tigre casi pudo ver como una expresión de melancolía se escapaba de los ojos del cabecilla.
-¿Qué dices? ¿De qué hablas...?- preguntó desconcertado, a lo que Vaako se espabiló un poco y siguió objetivo a lo que era su meta principal.
::A partir de ahora, cuentan con cinco segundos para darme una respuesta a nuestra oferta.::
-¡¿Qué?! ¡Espera...! Aunque nos detuviéramos a considerarlo siquiera, ¡cinco segundos no bastarían para tomar una decisión de este tipo!- contestó Tiger de forma alarmada, intentando hacer al hombre en la pantalla entrar en razón.
::¿Qué es lo que necesitas para decidir? ¿Un incentivo, acaso?:: preguntó con lo que casi parecía ser genuina curiosidad y nada de sarcasmo en su voz.
-¡Ya lo dijo Tiger! ¡Es poco tiempo!- gritó desde el fondo una joven y asustada Karina, su voz llena de temor se dejó escuchar por toda la sala.- ¿Qué mejor incentivo que nuestras vidas quieres que consideremos?-
::Me alegro que preguntes, Blue Rose. Así que en ese caso, permítanme hacer mi oferta un poco más... considerable.::
-¿De qué diablos hablas?- preguntó Antonio, dejando ver cómo luchaba por contener el sentimiento de ira que le inundaba hasta ahora.
::Tienen razón, cinco segundos son poco tiempo para decidir algo de este calibre, pero no puedo permitirles más. Me dieron la orden de que la Brigada 731 los hiciera sufrir... ¿Nunca se han preguntado por qué sus identidades de civil no han sido reveladas a la humanidad, su más ferviente público admirador? Claro, me refiero a los que no son integrantes de Apollon Media.:: decía con su particular acento el misterioso hombre en la pantalla.
-Tenemos un equipo de ingenieros informáticos que desactivó el sistema por donde Frank Martínez ingresaba, además de que rastrean, monitorean y están altamente capacitados para contener ésta y cualquier fuga de información que se nos pudiese adelantar.- contestó Agnes, con la frente bien en alto mientras presumía de su gran equipo de inteligencia.
::¿Hablas de tu software de seguridad que cambia de códigos de acceso cada cuarenta y ocho horas? ¿De ése es del que hablas?:: preguntó el hombre Kovalevskaya con evidente sarcasmo en su voz, a lo que Agnes dio un paso para atrás, impresionado de que contara con esa información que era estrictamente confidencial.:: Aquí tengo una pantalla en donde, con el toque de mi dedo, podría hacer públicos todos estos registros y archivos si estuviera de humor.::
-Mientes.- dijo la castaña en un gélido susurro, negándose a creer que se encontraban tan vulnerables.
::¿De verdad? ¿Lo hago?:: el hombre cambió su expresión por una un poco más suave, como si se estuviera divirtiendo de algún modo.:: ¿Acaso en algún otro lugar, fuera de Hero TV, te hicieron firmar un acuerdo de confidencialidad acerca de tu cambio de nombre... Marié?:: la mujer se desplomó sobre una silla, con el rostro pálido, como si con esa última palabra su mundo se viniera abajo. Tantos años habían pasado, tantas cosas que se había propuesto olvidar como para que ese nombre la persiguiera como un espíritu maligno alimentándose de su alma cual parásito esotérico.
-¿Agnes...? ¿De qué está hablando?- preguntó Barnaby evidentemente sorprendido del curso que la situación tomaba, intentaba hacer contacto visual, pero Joubert no se lo permitía.
-... cállate.- fue lo único que la castaña atinó a decir, su rostro desprendía una expresión furibunda como nunca lo había hecho, pero sus ojos contradecían aquella furia mostrándose tan frágiles y endebles.
::¿Esa es la confianza que depositas en tu gente? Les ocultas tu pasado, tu verdadero yo y no les permites conocer a su líder, Marié.:: la mujer se levantó de golpe del asiento, aún sintiendo sus piernas flaquear.
-¡Mi nombre es Agnes, imbécil!- gritó con la voz quebrada, haciendo obvia la desesperación que sentía.

::Eso es tema para otra ocasión, lo que me interesa es que ya pudieron notar que tengo toda la información, todo el control sobre la inteligencia que necesito donde quiero que esté, y puedo suprimir todos sus filtros y protocolos de seguridad cuando me plazca. ¿Creen que son rivales para nosotros que hemos neutralizado y reducido a un código binario de cuatro dígitos, sistemas de carácter militar? Si el Maestro estuviera de humor, podría ordenar un ataque nuclear en cualquier momento, pero él no quiere eso ni revelar sus identidades por una simple y poderosa razón: no les hará el favor de convertirlos en mártires, sino en ejemplos para los NEXTs rezagados.:: el hombre de la barba poblada sacó una hoja de papel y comenzó a leer de ella.:: "Les admiro ser la alineación de héroes más fuertes a nivel mundial, no sólo por la fortaleza de sus poderes, sino por su trabajo en conjunto que les permite unirse por una causa, sin embargo esa causa es errada. Me encantaría poder contar con sus dones dentro de mi organización, pudieron llegar a ser pilares de esta nueva era, pero conozco a los de su tipo, una vez rezagados al deseo humano siempre lo estarán; por esa misma razón me corresponde a mí en el papel del NEXT supremo y mensajero del Creador, eliminarlos para abrir paso a los deseos del Señor, la evolución." Así el Maestro lo dice::
-Pues dale un mensaje a Frank Martínez de parte de todos nosotros: ¡Púdrete, hijo de perra!- espetó Ryan, ofendido por aquellas palabras en más de un sentido, reprimiéndose para no escupir en la imagen de la cara de Kovalevskaya.
::Afortunadamente pude anticipar una respuesta negativa de su parte, héroes. Sin embargo, les concederé los cinco segundos que prometí para hacerlos cambiar de opinión... vean a la distancia y contemplen el conteo final.::
El rostro de Vaako dejó de transmitirse aunque su voz seguía escuchándose, en su lugar mostró la parte superior de un edificio. Todos observaron con cautela y llegaron a la rápida conclusión que aquella construcción les parecía extrañamente familiar; el edificio que se veía en la imagen del proyector se encontraba en diagonal del de Hero TV, podía observarse claramente desde la ventana del salón en el que se encontraban.
Simultáneamente se observaba tanto en la imagen como a la distancia, al filo de la azotea y entre hombres, mujeres, ancianos e incluso infantes que sumaban diez personas; sus rostros se veían igual de enfermos que el del especialista en cuchillos de la Compañía Circense Nacional. Con aquello, los héroes entendieron de qué se trataba la amenaza, mientras la voz de Vaako emanaba especial temor al iniciar el conteo.

::Cinco...::
-¡Keith! ¡Rompe la ventana y vuela hasta ellos!- exclamó Agnes con desespero, con un sentimiento de impotencia que casi parecía pesar.
-¡No puedo! ¡No cuento con mi jetpack! ¡Sólo flotaría!- respondió con el mismo sentimiento.
::Cuatro...::
-¡Annie! ¿Puedes controlar mi vuelo?-
-¡No tanto! ¡El edificio está a unos cuatrocientos metros y mi rango máximo de distancia es de doscientos cincuenta!-
::Tres...:: la gente en el edificio comenzaba a colocarse sogas alrededor de sus cuellos, ajustando el diámetro del círculo que formaba un fragmento de ésta y el nudo, asegurándose que estuvieran perfectamente anudadas y apretadas.
-¡Antonio, lánzame!- gritó la semi pelirroja.- ¡Voy a saltar con una silla y levitaré en ella al llegar!- el toro arrebató un asiento con brusquedad a lo que la chica subió a ésta con rapidez, en una pose defensiva en cuclillas.
-¡Sostente!- gritó el hispano.
::Dos...::
-¡¡Doddón!!- exclamó Ryan al activar su poder de manera concentrada y romper el vidrio ultra resistente.
::Uno...::
-¡¡Antonio!!- grito Annie con la voz quebrada, a lo que el toro tomó la silla y con un veloz impulso aventó el asiento con gran precisión, con la chica sobre de ésta disparándose con velocidad al objetivo.

Los nueve héroes restantes miraron a la pantalla y vieron a aquella personas... aquellos niños colgar del edificio como si se trataran de adornos de las decoraciones de fiestas navideñas, aquellas a las que ya no llegarían figurándose los regalos bajo el árbol quedándose ahí para siempre como tributo a la pérdida de sus vidas libres de culpa alguna; sus pequeños rostros, y también los demás veían hacia arriba sin mirar, con el rostro carente de expresión. La semi pelirroja estaba de espaldas a la cámara, de pie sobre la silla que levitaba en el aire, contemplando la escena sin hacer nada mas que observar, permaneciendo inmóvil en las alturas. Después de unos segundos, mostró su rostro que estaba un poco húmedo y sus ojos un tanto hinchados, y con una expresión amarga negó con la cabeza y desapareció de escena, volviendo a la sala de Hero TV, flotando suavemente sobre el asiento.
-¡Annie! ¿Qué fue lo que sucedió?- preguntó Ryan evidentemente preocupado, mientras la ayudaba a bajar de su transporte inusual y la envolvía en un posesivo abrazo.
-Fueron diez metros de soga, el edificio mide 250 metros, el peso de la fuerza de gravedad, es un cálculo sencillo... sus cuellos se rompieron al momento de dejarse caer. Llegué muy tarde...- respondió cabizbaja.
-Oye, no fue tu culpa.- dijo el Príncipe de la Gravedad Errante, mientras la separaba de su pecho y levantaba el mentón de la chica obligándola a verle a los ojos.
Los héroes contemplaban la escena horrorizados por completo, la impotencia y la culpa les carcomía violentamente, los cuerpos sin vida se movían y chocaban sutilmente entre sí a causa del viento; de pronto notaron algo que en su momento no había parecido nada relevante. Las camisas de los diez coincidían en color, así como que todas tenían una letra grabada a la altura del pecho, una serie de caracteres en la que ahora se leía "BRIGADA 731".

::Como dije antes...:: sonó la voz de Vaako y su rostro volvió a transmitirse, gélido como nunca.:: Si intentan huir de Sternbild, diez humanos morirán, Y por cada día que sigan en resistencia, diez más lo harán, este fue un claro ejemplo de lo que verán los siguientes días si no se rinden a la brevedad. Podrán pensar que darían sus vidas por la gente de esta ciudad ¿Pero sacrificarían las de ellos...?:: dijo para transmitir nuevamente aquella perturbadora imagen con los cuerpos colgantes.
-¿Quién demonios eres...?- preguntó Kotetsu con el poco aliento que le quedaba, intentando no pensar que entre esas personas podrían estar su madre, su hermano... o su hija.
::Somos la Brigada 731 y éste es nuestro mensaje.::
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-¿Qué vamos a hacer ahora?- preguntó Ivan, casi rendido incluso antes de que la lucha comenzara.- No tengo idea de cómo lo hacen... no creo, más bien, estoy seguro de que no son militantes suicidas de la Organización.- Keith se acercó por detrás del menor de los rubios y le dio un pequeño y tierno beso en la cabeza, los demás estaban tan concentrados en el asunto de la Brigada 731 que ni siquiera notaron ésto; la verdad era que el Rey de los Héroes estaba más que aterrorizado por el reciente suceso. Tantas muertes en una sola exhibición era horrendo, pero que inclusive niños de no más de doce años hubieran sido víctimas de esta suborganización era tan terrible que las palabras no bastarían para describir la naturaleza del acto; sin embargo, al ver que el espíritu de su zorro albino estaba queriéndose quebrar, tan frágil y vulnerable, supo que tenía que sobrellevar la situación, no con indiferencia, sino con valor. Su espíritu debía permanecer fuerte para Ivan, y no sólo para él, sino para sus amigos, después de todo, poseía el título de Rey de los Héroes y debía comportarse como tal.
-Nuestras familias... dijo que nos haría sufrir... ¡Tengo que volver...!- lloraba Dragon Kid inundada en un sentimiento de desesperación, su cerebro no terminaba de procesar tanta monstruosidad cuando ya estaba imaginando el peor de los escenarios para su familia, allá en su tierra natal.
-PaoLin, no te preocupes. Están a salvo.- dijo reconfortante Agnes, con una actitud maternal en la que nunca se le había visto antes.
-¡¿Cómo lo sabes?! ¡Los padres de PaoLin estarán en su país, pero los míos viven en Sternbild! ¡Si ellos averiguan en dónde viven...!- gritaba Karina con lo que parecían más balbuceos que palabras, Nathan la sostenía para que no se desplomara del shock en el que se encontraba.
-Cuando empezamos a percibir la entrada en la base de datos de Hero TV con la cuenta de Albert Maverick después de su muerte pensamos que se trataba de algún tipo de historial de sesión rezagado, pero como medida de prevención hice que los técnicos eliminaran los archivos que contenían registros personales. Empezó desde los datos de sus familiares hasta sus registros financieros, se supone que la purga terminaría con sus identidades verdaderas; después se iniciaría un proceso en donde se capturaría esta información nuevamente en una base de datos más confidencial. Sin embargo, era un proceso que llevaría tiempo ya que no sólo ustedes estaban dentro de este sistema, sino todos los héroes anteriores y se purgaría conforme al tiempo de antigüedad, por lo que la Primera y Segunda Liga de héroes actuales serían los últimos en desaparecer de éste. Cuando Frank Martínez irrumpió en la casa de Ryan me di cuenta de que por ser el penúltimo héroe su información no había sido del todo eliminada y por lo tanto había conseguido obtener su domicilio, después seguía Anaksha, pero ella no tenía tanta información cargada en el sistema como el resto de ustedes. En resumen, para cuando Frank Martínez empezó a acceder al sistema sólo se concentró en sus identidades de civil, y cuando apareció, la información de sus parientes ya no existía.-

-Entonces es verdad. No confías en nosotros.- espetó Ryan molesto. Annie quien era quien lo conocía mejor pudo darse cuenta que sus ojos derramaban decepción, más que molestia.
-¿Disculpa...?- preguntó Agnes evidentemente desconcertada.
-No espero que me consideres tu amigo y la verdad no me importa serlo, no soy alguien al que puedas llegar y contarle cómo estuvo tu día porque la verdad es que no me interesa en lo más mínimo. Ni si quiera voy a preguntarte por lo que mencionó el imbécil acerca de tu nombre, pero lo que sí me parece totalmente injusto es que nos hayas mantenido tan ajenos a los temas que involucraban nuestra seguridad. Creo que sabemos que en nuestro trabajo podemos perder la vida en cualquiera de los llamados, pero me niego a hacerlo como civil; si nos hubieras avisado de lo que estaba pasando en el momento, ciertamente no hubiera hecho aquella fiesta en mi casa y ésta no hubiera terminado destrozada, o lo que es más importante, Keith pudo haberse ahorrado el susto de muerte.- terminó diciendo Ryan con el rostro completamente carente de expresión, como si la fe o aquella chispa de esperanza se hubiera extinguido de su cuerpo. El rubio monarca inconscientemente llevó su mano hasta su hombro derecho sintiendo por encima de la camisa una pequeña cicatriz de forma redonda que todavía lastimaba, recordó el dolor y la agonía que le provocó la ponzoña de Frank, la desesperación de sentir que su vida escapaba de su cuerpo; asimismo Ivan se quebró por dentro al recordar y dejarse inundar nuevamente por aquel violento sentimiento de culpa del cual había estado tratando fuertemente de deshacerse, considerándose el único culpable de aquel incidente.
Ryan había sentido decepción de su líder y aunque había dicho que no esperaba ser cercano a Agnes, en realidad ya no esperaba nada de ella; Keith iba contagiándose de aquel sentimiento, empezaba a sentir algo que hacía mucho no sentía. Enojo, tal vez una chispa de rencor arraigándose en su interior con el nombre de Agnes Joubert grabado en él; Origami simplemente no quería hacer contacto visual con nadie, menos aún con su jefa, que por la falta de comunicación, sentía que había sido él el único responsable por lo sucedido con el monarca. Nathan, Antonio, Karina y PaoLin se encontraban sumamente defraudados por Agnes, ellos confiaban plenamente en las decisiones de la castaña, siempre habían pensado que ella velaba más por ellos que ellos mismos, ya fuera por bien de su preciado rating o porque los consideraba amigos, no sabían con certeza pero de una u otra forma se sentían protegidos, sentían que podían confiarle sus vidas y las de sus familias, pero ahora pensaban que tal vez aquello no era del todo cierto.
-Sabes que nunca fue mi intención que pasara eso.- ella dijo firmemente, aunque el peso de las palabras de Ryan era más que abrumador, no sólo pesaban, sino que dolían, ardían, quemaban... lastimaban y laceraban su espíritu en más de un sentido.
-A mí ya no me tienes que convencer, porque simplemente ya no confío en ti.- dijo el Príncipe de la Gravedad Errante para darse media vuelta y marcharse. Annie no podía creerse lo que pasaba, miró a los ojos de todos los presentes, y con la expresión más amarga del mundo dejó salir un pesado suspiro, respiró hondo y con los ojos vidriosos se despidió.
-Disculpen...- dijo y se marchó para seguir a Ryan, a lo que Antonio, Nathan, Keith, Ivan, Karina y PaoLin hicieron lo mismo.
-Chicos, no se vayan...- dijo Agnes en un susurro, estirando un poco su mano como si quisiera alcanzarlos y una muy sutil lágrima recorrió su mejilla.

-¿Agnes...?- preguntó Kotetsu, tomando por detrás a la castaña del hombro, a lo que ésta hizo lo que nadie pensó jamás que haría. Subió los brazos hasta el cuello del veterano y empezó a llorar con tal desesperación que el moreno sentía como la fuerza se iba del cuerpo de la mujer, como si en cualquier momento fuera a desfallecer. Barnaby se acercó para brindarle más apoyo y calidez, la castaña estiró un brazo y también lo incluyó en su abrazo; para cuando se tranquilizó, Orlando, quien había estado en la cabina todo el tiempo, salió para ofrecerle una palmada en la espalda ya que siempre se había considerado torpe para reconfortar a alguien en pena, pero era su jefa y habían pasado más de una aventura juntos... la quería como si fuera familia, Mary Rose y Cain salieron por un momento de la sala y para cuando regresaron, llevaban consigo una taza de té caliente para su superior, compartiendo el mismo sentimiento que su compañero. Si bien era cierto que Agnes no tenía un carácter fácil o sencillo de soportar, con tanto tiempo juntos habían desarrollado una relación fraternal que casi nadie entendía, pero que ellos apreciaban con mucha gratitud. La castaña levantó la cabeza, secó sus lágrimas, les sonrió genuinamente aunque aun con un poco de tristeza y tomando asiento, supo que era el momento de la verdad.
-Nosotros les daremos privacidad.- dijo el Doctor Carter Halsey mientras le hacía señas a Saito, ambos inclinaron un poco la cabeza en señal de despedida y se marcharon de la sala, dejando solos al equipo principal de Hero TV y al original Apollon Dúo.
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-Acerca de mi cambio de nombre... sí les debo una explicación al respecto.- dijo la castaña en un suspiro.
-Agnes, presiento que es un tema delicado para ti. No tienes que explicarnos nada si no quieres hacerlo. Está bien.- dijo Barnaby, sentado frente a ella y a un lado de su compañero sentimental.
-Es verdad, Agnes. No estás obligada.- afirmó Kotetsu.
-No, es algo que quiero que sepan. Ustedes... Orlando, Mary y Cain, son como mi familia.- los presentes sonrieron tristemente, felices por la confianza que Agnes depositaría en ellos y tristes porque sentían que la historia que estaba a punto de contarles no tendría un final feliz.
-De acuerdo, te escuchamos.- asintió Bunny.
La castaña respiró hondo varias veces, cerró los ojos y dejó que aquellos sentimientos tan tristes surgieran desde lo más profundo de su alma, emanando de sus adentros permitiéndole iniciar con su relato.
-Mi nombre de nacimiento... es Marié Rosseau.-