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viernes, 11 de septiembre de 2020

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 33: Verdad y Reconciliación – Parte I

 Día 3 después de la primera aparición de la Brigada 731.

El plan de Agnes, Anaksha y Ryan para capturar a Anick Lomawien e interrogarla en las instalaciones de HeroTV había sido bastante improvisado, pero era simple y eficaz. Teniendo en consideración el alcance de la Brigada 731, cuando Annie subió a su vestidor en la Corporación SkullBunny (mientras Ryan seducía a Anick en el estacionamiento y Agnes le inyectaba un poderoso sedante), se aseguró que las cámaras de seguridad captaran todos sus movimientos. Desde el momento en el que ingresó, hasta en el que bajó de nuevo al estacionamiento –donde sabía de antemano que las cámaras no servían-. Fue muy meticulosa en que quedara grabado cómo subía con su maleta, cómo guardaba su ropa y que los micrófonos la escucharan decir claramente “Creo que traje una maleta muy grande para tan pocas cosas que tenía aquí” mientras se encogía de hombros de manera indiferente.

Después de ello, al llegar a HeroTV también se aseguraron que las cámaras que seguían activas en el edificio los grabaran ingresando al inmueble arrastrando la maleta de Annie tras de ellos, entrando a la sala de juntas que se encontraba desconectada de todas las redes, “la sala segura”. Como medida preventiva, y a partir del incidente que sufrió Cain, Agnes hizo que Saito y Halsey adecuaran otra sala segura, una junto a la otra; esta serviría para brindarle atención médica y monitorear constantemente los signos vitales de Cain. Sin embargo, cumpliría otra función. También ahí permanecería en observación la CEO de la Corporación SkullBunny para interrogarla una vez que el efecto del sedante pasara.

Anaksha entró a la sala, que más bien parecía un muy pequeño hospital improvisado, abrió su maleta donde inconsciente yacía su jefa, roncando de manera bastante desagradable y dejando caer un poco de saliva a través de las comisuras de la boca. Fastidiada, la Leona Siniestra se encendió en su aura azul característica y con sus poderes colocó a Anick con absoluta carencia de delicadeza sobre la camilla designada a ella, la vio por unos segundos y rodando los ojos, bufó molesta y se marchó para volver con los demás héroes.


Por su parte, los integrantes de la Primera Liga de Héroes aún revisaban los documentos que se habían recuperado de la Base Militar de Sternbild; sin embargo, además del descubrimiento de Vaako Kovalevskaya como líder de la famosa triada NEXT de Hong Kong -los Sun On Yee-, y la identidad de dos de los miembros de la Brigada 731, los héroes no habían hecho ningún hallazgo adicional. La cantidad de censura en los documentos era inquietante y frustrante, ya que como Barnaby lo había señalado, significaba que el nivel de peligro al que se enfrentaban era mucho mayor del que esperaban.

Otro factor que también influía en la velocidad con la que revisaban los materiales, era que el cansancio ya estaba pasando factura. El equipo rápidamente elaboró un itinerario en el que señalaba quién podía dormir a qué hora y por cuánto tiempo; dormir por turnos les brindaría la oportunidad de espabilarse un poco y permanecer alerta a cualquier cosa. El primer turno correspondía a Ryan y Anaksha, ya que al salir lastimados del desafortunado confrontamiento con los militares el día anterior, los doctores les indicaron reposo. Una vez regresando de la Corporación SkullBunny, ambos héroes se recostaron en el sillón al fondo de la sala segura y se perdieron en sueños casi de inmediato. Cuatro horas ciertamente no serían suficientes para reponer dos días de estrés, ansiedad y cansancio, pero por lo menos era un buen inicio.


…………………….


En la profesión que manejaba, el cansancio era un factor que a Agnes Joubert ya no le incomodaba. Incluso se podría decir que era un aspecto constante en su vida. Mantener el rating de HeroTV, además de presidir la empresa (administrativa y operativamente) y coordinar a la Primera y Segunda Liga de Héroes de la megalópolis no eran tareas sencillas; estaba más que acostumbrada a jornadas de trabajo excesivamente largas, y por eso se permitió estar hasta el final del itinerario de descanso. Aún estaba lo suficientemente espabilada como para seguir buscando pistas en los documentos, pero había algo que no la dejaba terminar de concentrarse en dicha labor; sentía mucho remordimiento, el día anterior había sido muy hiriente con Antonio, y aunque el toro no parecía ni molesto u ofendido por ello, Nathan tuvo razón al señalar que Rock Bison había demostrado en más de una vez ser digno de una absoluta confianza.

Dejó de lado por un momento la carpeta que tenía frente a ella, intentando ordenar sus pensamientos para hacer algo que no hacía con frecuencia: disculparse. Se levantó a servirse una taza de café y mientras esperaba que la cafetera terminara de llenar el contenido, Antonio tomó un par de sándwiches de la mesa de alimentos a un lado de ella.

-¡Tonio! Yo… me preguntaba si tendrías un par de minutos. Quisiera hablar contigo.-

-Claro, ¿qué pasa?- preguntó un poco desconcertado. Intentaba no acercarse mucho a ella, no porque estuviera molesto, sino porque la reacción que tuvo Agnes cuando lo vio sostener a Cain lo tomó por sorpresa. No la culpaba, por ahora los NEXT en general representaban una amenaza, y aunque deseaba que la CEO no generalizara, no podía juzgarla.

-Quiero disculparme. Lo que te dije ayer… cómo reaccioné cuando te vi, no fue correcto. Estaba muy nerviosa, y tú y los demás no han hecho nada más que demostrarme una y otra vez que no importa cuántas veces los golpeen, siempre se levantan por nosotros, los indefensos. No tengo justificación alguna.- dijo la castaña, suspirando pesadamente.

-No te preocupes por mí, yo entiendo que tienes miedo de todo esto que está pasando…- decía el toro con una sonrisa levemente triste.

-No, Antonio. Lo que hice no estuvo nada bien. Y no me quiero justificar con el miedo que siento, ustedes están bajo la misma amenaza por defendernos. Si fallamos, todos moriremos, sin embargo tú sigues aquí.- Agnes sentía cierta desesperación. ¿Por qué Antonio era tan condescendiente con ella? Debía estar molesto… tenía qué.- Dios, enójate conmigo, dime algo, lo que sea... ¿Por qué eres tan bueno?-

-No soy bueno, Agnes. Soy un cobarde…- el toro meneaba la cabeza, ahora evidentemente molesto, pero consigo mismo. “Eres un estúpido” era lo único que escuchaba en su cabeza.- Me paso el tiempo alejando todo lo bueno de mi vida, y ahora que hay una buena posibilidad de que el mundo que conocemos se vaya a la mierda es cuando me doy cuenta. Nathan me ofrecía algo que siempre quise, y lo rechacé como el estúpido que soy… un completo idiota por permitir que mis prejuicios heredados me impidan ser feliz.-

La castaña suspiró triste, aunque ella quería disculparse sabía que lo que Antonio necesitaba en ése preciso momento, era alguien que lo escuchara, alguien con quien hablar de estos sentimientos que casi siempre mantenía reprimidos. Tomó del brazo al moreno y lo llevó a tomar asiento a otra parte de la sala, una que les diera la suficiente privacidad. Agnes adoptó su semblante usual, ahora ella sería quien apoyara a su amigo.

-Escucha, si de algo estoy segura es que todos ustedes son absolutamente las mejores personas que he conocido. Sé que interiormente estás luchando contra toda una serie de principios que creías tener, pero permitirte amar hará que todas estas dudas que te planteas pierdan relevancia. El amor y el derecho de expresarlo son las únicas malditas cosas que hacen que la vida realmente valga la pena.-

-Mi familia… seré una deshonra para ellos. Mi madre no para de llamarme para decirme lo mucho que quiere nietos, prácticamente me exige hijos. De por sí, cuando se enteraron de mis poderes les llevó años siquiera acostumbrarse a la idea. Por años fui un “anormal” en mi casa y en mi escuela. Por eso me mudé a Sternbild, conseguí un trabajo mediocre que me permitió asistir a la Academia de Héroes… pero nunca pude superar ser la decepción de mis padres, aun cuando tengo este asombroso trabajo que me permite ayudar a las personas.- decía el toro con dolor en el pecho, recordando todas las veces en las que sus padres lo despreciaron por ser diferente.

-¿Puedo darte un consejo?- preguntó Agnes, mientras limpiaba una pequeña lágrima del rostro de Antonio, quien asintió con una sonrisa melancólica.- Sternbild es una ciudad generalmente problemática, es de hecho bastante insegura, y afortunada o desafortunadamente es eso lo que nos permite mantener el negocio. Y aún con todo eso, es un lugar bellísimo, con muchas cosas que ver y hacer, pero lo mejor de todo es que las personas que se mudan aquí tienen la oportunidad de empezar de cero. Es una pizarra en blanco en donde podemos construirnos la vida que queremos, deshacernos de todo aquello que nos retiene. Sé libre, Antonio. Date la oportunidad de ser feliz sin cumplir las expectativas de nadie, sólo las tuyas.-

-No es fácil, Agnes…-

-Nadie dijo que lo fuera. Necesitas hacerte de mucho valor, y por más que lo digas, ambos sabemos que tú no eres ningún cobarde.-


……………………


El temporizador sonó de manera escandalosa, o por lo menos así le pareció a Anaksha, sus cuatro horas de descanso se habían pasado espantosamente rápido. Ryan aún dormía como tronco a un lado de ella sin percatarse de ningún sonido o movimiento, ella lo movió un poco para intentar despertarlo.

-Ry… tenemos que levantarnos.- dijo con suavidad, y recordó lo que su novio le había dicho a Agnes esa mañana en el estacionamiento de SkullBunny. Saber que de igual manera, él se permitía descansar y ser vulnerable con ella a un lado. Le dio un beso en los labios, y como en un cuento, el Príncipe de la Gravedad Errante despertó, talló sus ojos y vio a su novia con ojos enamorados.

-Si no fuera porque el mundo se está acabando y porque no estamos solos, te haría el amor una y otra vez.- respondió Ryan, la chica reía suavemente, divertida. Asintió y se levantó, seguido de la semi pelirroja quien se estiraba un poco, intentando que se le quitase lo adormilada. Segundos después, las dos personas del segundo turno de descanso se encontraron con ellos, ansiosos por recostarse y dormir un poco.- ¿A intentar descansar, eh, Junior?-

Barnaby asintió, con violentas ojeras debajo de sus ojos, Kotetsu no se encontraba mejor. La preocupación, la impotencia, la ansiedad, el estrés… todo en un mar de emociones que lo tenían exhausto, incapaz de poner toda su atención en los documentos que revisaba. Ryan y Annie se marcharon a seguir trabajando, dejando aquel pedazo de la sala segura sólo para el original Apollon Duo. Los hombres se acomodaron en el sillón, mirando a través del ventanal a la ciudad, esperando pronto cerrar los ojos.

-No hemos tenido mucho tiempo de hablar.- dijo Barnaby recargado en el pecho del tigre, disfrutando de cada segundo que podía estar cerca de Kotetsu.

-Es cierto, toda esta crisis avanzó justo cuando tú y yo también lo hacíamos.- respondió el moreno, pasando sus dedos entre los rubios cabellos del conejo.- A pesar de todo, te lo agradezco tanto…-

-¿Qué cosa?- preguntó confundido.

-Eres lo único que me mantiene cuerdo, Barnaby.- el rubio se estremeció al escuchar su nombre.- A estas alturas, estoy seguro que ya me hubiera vuelto loco.- Kotetsu se aferraba al cuerpo que se recargaba en él, incapaz de separarse de él, aprovechando el tacto del hombre.

-Es lo que se hace por la familia. No hablo sólo por ti… desde la vez que estuvimos en casa de tu madre y le contamos sobre lo nuestro -a pesar del incidente que tuvimos con Kaede- me sentí extrañamente acogido. Cuando murieron mis padres siendo sólo un niño, estaba tan inundado de soledad y mi tía Samantha era lo único que me quedaba, pensaba que esa sería mi vida por siempre. Igual y podré sonar muy atrevido al incluirme así como así dentro de tu familia, pero daría la vida por cualquiera de ellos de la misma forma como lo haría por ti. Por tu madre, por Muramasa y por Kaede.- dijo el rubio. Kotetsu sonrió de manera divertida, mientras le daba un beso en la cabeza y levemente reía, cosa que desconcertó un poco al conejo.- ¿De qué te ríes?-

-Me parece divertido que pienses que eres atrevido por considerarte parte de una familia que te acogió desde mucho antes de que estuviéramos juntos como pareja.- dijo el moreno con suavidad. Barnaby abrió los ojos tanto como pudo y una cálida sensación empezó a recorrer sus interiores.- ¿Recuerdas el incidente con el androide de Maverick? Aquella vez que ambos pensamos que iba a morir.- Barnaby asintió con pesar.- Cuando llorabas junto a mí, empecé a darme cuenta que sentía algo. Neciamente quise convencerme de que sólo era un cariño amistoso, pero fue cuando me aceptaste de vuelta como tu compañero a pesar de mis poderes en declive que lo supe. Estaba totalmente perdido por ti, irremediablemente enamorado. Y nada me hace más feliz que me consideres tu familia, porque tú ya lo eras para mí desde hace años.-

Los dos hombres ya no dijeron palabra alguna, reafirmaron que el vínculo que los unía estaba más fuerte que nunca. Se permitieron dormir a pesar del estrés causado por la amenaza enemiga, intentando reponerse lo más que pudieran. Durante todo el rato juntos no se soltaron, la calidez de sus cuerpos era reconfortante uno con el otro, y la tranquilidad que Barnaby emanaba era todo lo que necesitaba Kotetsu para poder descansar.


……………………….


-¿Has encontrado algo?- preguntó Anaksha a Ryan, quien sostenía frustrado un documento lleno de líneas de tinta negra en donde deberían haber letras.

-Aún no, pero tal vez lo haga si continúo revisando. Lo que me preocupa un poco es el tiempo, ya es bastante tarde y si no conseguimos algo pronto, diez personas también morirán hoy.- contestó el rubio evidentemente consternado. La chica asintió, y con apuro revolvió entre los papeles frente a ella, intentando encontrar algo de información útil. El Doctor Halsey entró a la habitación y se inclinó entre los dos héroes para murmurarles en voz baja.

-La señora Lomawien ya despertó. Agnes está con ella, pero me pidió que les avisara para que realicen las preguntas que requieren junto con ella.- la serenidad de la voz de Halsey tranquilizó un poco la rabia que Anaksha sentía. Se limitó a asentir y agradeció al doctor para ponerse en marcha junto con Ryan, quien la veía con cierta preocupación.


Anaksha intentaba tranquilizarse, era momento de enfrentar a aquella traidora. Y de nuevo su mente empezó a divagar en todo aquello que quería hacerle. Incluso ella misma se asustaba al tener esa clase de pensamientos, pero su ira era tanta que le impedía pensar con claridad. Ryan se dio cuenta de la lucha interna a través de los ojos de la chica, y la abrazó fuertemente.

-No te preocupes. Estoy aquí contigo, todo saldrá bien.-

-Sólo no olvides tu promesa. Si algo sale mal, no dudes en detenerme como sea…-

Ambos dejaron escapar un suspiro tan pesado que dolía, se miraron uno al otro, dejándose saber que tendrían el apoyo unos del otro sin importar qué, y entraron a la sala segura conjunta.

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