Día 3 después de la primera aparición de la Brigada 731.
Agnes se encontraba de pie frente a la camilla de Anick, quien inmovilizada con correas psiquiátricas pataleaba y gritaba que la dejaran salir. Era increíble el escándalo que un cuerpo tan pequeño y delicado como el de la CEO de SkullBunny podía producir.
-¡¿Acaso sabes quién soy, zorra?! ¡Déjame ir o te juro que lo vas a pagar caro!- exclamó la señora Lomawien mientras luchaba por zafarse de sus inmovilizadores.
-Sé perfectamente quién eres, Anick. Y es por eso que me vas a decir ahora cuál es tu relación con Frank Martínez.- bramó Agnes con imponente voz. Anick fingió sorpresa de manera excesivamente exagerada y mediocre.
-¡No tengo idea de lo que me estás hablando! ¡Esto es una barbarie! ¿Por qué piensas que yo tendría algo que ver con eso?-
-Sabemos de tu plan, Anick. Que contrataste a Anaksha Kjolsrud para tener ojos dentro de la Primera Liga de Héroes, y fue ése tu mayor error. En fin, si no me lo vas a decir… yo quise hacerlo por las buenas. Pero quizás con ella sí te convenga hablar. Una advertencia: está molesta.- Agnes se dio media vuelta y salió por la puerta, inmediatamente entró aquella chica emanando un aura obscura y pesada. Anick sintió un nudo en el estómago y un hueco en el pecho.
-¡No me dejes sola con ella, Agnes! ¡Regresa, estúpida!- la rubia pataleó con fuerza pero sus esfuerzos eran en vano, las correas que la sostenían no cedieron ni un poco, sino al contrario, sentía que gradualmente se apretaban cada vez más. Miró a Anaksha frente a ella, encendida en un azul fluorescente.- ¿Acaso me matarás? No tienes las agallas…-
-No me tientes, porque no sabes cuántas ganas tengo de hacerlo. Primero me vas a contar de tu relación con Frank Martínez y después de eso, tal vez te deje seguir respirando.-
-¿Para qué quieres saber, eh? ¿Para ofrecértele como la furcia que eres? Yo no tuve que hacer eso con tu novio, él vino directamente a mí… porque soy todo lo que nunca serás. Exitosa, millonaria, soy una mujer preciosa que no necesita tener tus habilidades para conseguir lo que quiere. No tengo que venderme a un circo de payasos antinaturales que se hacen llamar “héroes” para conseguirme un hombre.- decía burlonamente.- Siempre supe que Ryan se fijó en ti por mera lástima, la forma en la que me miraba es algo que tú nunca sabrás, lo excitado que lo hice sentir cuando yo lo toqué… Así es como se trata a un hombre como él.-
-¿Por qué crees que todo gira en torno a conseguir una pareja? Me queda claro que nunca has sabido hacer nada por ti misma, y no porque te falten conocimientos o recursos, sino porque simplemente te da pereza esforzarte por algo. Jamás te has partido el lomo para cumplir una meta, no sabes lo que es dejarte el alma para salir adelante. ¿Qué tan dañada estás, Anick?- Anaksha sólo sentía desagrado.
-No tan dañada como tú, por lo menos mis padres murieron ancianos en una residencia de lujo. No que los tuyos…- lo que Anick empezaba a insinuar fue la gota que derramó el vaso, Anaksha comenzaba a perderse dentro de su propia ira. El azul fluorescente alrededor de su cuerpo se tornaba más intenso, y con sus poderes tensó aún más las correas de Anick; manipuló una sábana que llevó telequinéticamente al cuello de la rubia y la apretó con fuerza. El rostro de la CEO de SkullBunny gradualmente se volvía púrpura.
-Cállate.- fue lo único que Annie atinó a decir con la mandíbula apretada, iracunda.
-Si no hubieras tratado de hacerte la valiente en ese robo, ellos no hubieran muerto.- la rubia luchaba por intentar respirar.- La sangre de tus padres está en tus manos…- Anick reía con saña, sin embargo cuando vio que la semi pelirroja no cedía en aflojar ninguna de las correas ni la sábana en su cuello, empezó a ponerse verdaderamente nerviosa.
Los ojos de Anaksha dejaron de ser de su color violeta característico y daba la impresión que comenzaban a tornarse de un siniestro negro, tal vez ella no lo notaba, pero también empezó a levitar suavemente avanzando hacia la mujer frente a ella que trataba de gritar por auxilio. La presencia de Annie era muy perturbadora, podía sentirse en el ambiente la ira casi asesina que emanaba la NEXT. Las extremidades de Anick empezaban a sangrar debido a la presión en ellas y la sábana que la ahorcaba estaba a sólo un pequeño apretón más de romperle la tráquea. Justo cuando la Leona Siniestra estaba a punto de finalizar con su jefa, sintió un cálido y delicado abrazo que la envolvía por detrás.
-Annie…- decía Ryan con lágrimas en los ojos, mientras sostenía con suavidad a su novia que levitaba.- Es lo que ella quiere, no le des el gusto.-
-Tiene que pagar por lo que hizo… Por su culpa van a morir millones de personas.- respondió Anaksha, aún tentada a asesinar a su jefa frente a ella.
-No si lo podemos evitar. Estamos muy cerca, ella nos dirá todo lo que sabe ¿cierto, Anick?- Ryan miró con inquisitivamente a la rubia, señalándole con los ojos que no tenía muchas opciones, completamente aterrada afirmó con la mirada.
La chica respiró un poco y cayó en cuenta de lo que estaba haciendo. Disgustada consigo misma se obligó a tranquilizarse, liberó de su poder todos los inmovilizadores que controlaba y comenzó a llorar. Ryan la abrazó posesivamente, él mismo aún lagrimeaba.
-Ry… ¿qué hice?- se lamentaba.
-No lo hiciste, eso es lo más importante.- su novio la reconfortaba, acariciaba de arriba hacia abajo el cabello bicolor de la chica y depositó un beso en su frente.
-¡¿Es que te volviste loca, maldita idiota?! ¡Por poco me matas!- reclamó Anick, furiosa. Intentaba normalizar su respiración, y aunque Anaksha ya no apretaba las correas, éstas aun la tenían sujeta a la camilla. Annie no hizo el menor caso a los alaridos de la mujer, pero quién volteó a mirarla de manera violenta fue el Príncipe de la Gravedad Errante.
-Si no te comportas, será de mí de quien tendrás que preocuparte. ¿Entendiste?- bramó enojado. Agnes volvió a entrar a la habitación, había observado toda la situación desde fuera, sin embargo Ryan le prohibió entrar. Empezaba a preguntarse si tal vez los héroes, los doctores y ella misma subestimaban el alcance de las habilidades de Anaksha. El despliegue de poder que había presenciado era escalofriante, pero se alegraba de poder contar con ella, confiaba en que -aunque necesitara algo de ayuda- sabía diferenciar con claridad la bondad de la maldad.
-¿Estamos listos?- preguntó la CEO de HeroTV.
-Habla. Dinos todo lo que sabes.- ordenó Ryan con voz imponente, y aunque Anick estaba incierta de delatar a Frank, se convenció a sí misma de que el autodenominado NEXT Supremo la perdonaría. Después de todo, estaban completamente enamorados ¿cierto?
……………………….
Una vez más, el temporizador sonó de manera escandalosa. El sonido indicaba que el original Apollon Duo tendría que levantarse después de haber cumplido sus cuatro horas de descanso. Kotetsu fue el primero en abrir los ojos, y aunque usualmente él gozaba de un sueño particularmente pesado, ahora se había vuelto muy ligero. Su propio cuerpo le obligaba a estar alerta de cualquier cosa que pudiera pasar. Barnaby le siguió, rápidamente se espabiló y ayudó al moreno a levantarse.
-Gracias por no dejarme solo.- dijo el tigre, tomando el mentón del rubio y besando suavemente sus labios.
-Gracias por dejarme ser parte de la familia.- contestó el conejo, tomó la mano del mentón y devolvió ahí el beso.
Se dirigieron a la mesa de trabajo y comenzaron a ojear entre los documentos. Los demás héroes habían revisado casi la totalidad de éstos, y por más veces que revisaran cada informe, no encontraban nada de relevancia adicional. La frustración empezó a invadir la mente de Kotetsu. Sólo tenían tres nombres de la Brigada 731 y sólo un poder NEXT confirmado ¿qué podían hacer con esa información? Nada, absolutamente nada. La voz de Agnes lo distrajo un poco, por lo menos para evitar seguir sumiéndose en esa impotencia que poco a poco le carcomía.
-Lo tenemos, chicos. Anick nos dio la ubicación de la base de Ouroboros, coincide con la ubicación que nos dio Lunatic cuando se encontraron con él. Lo que también nos dijo es que al parecer ella y él se conocen desde hace años, que supuestamente están enamorados y se ven una vez al mes, también confirmó que ella es quien provee de suministros a la organización.- decía Agnes con aire de esperanza, que ciertamente fue refrescante para los demás.- Nos dijo que mañana un nuevo contenedor va a llegar a la fábrica.-
-Aun así, no tenemos suficiente información para hacerles frente… ¿Mencionó algo con respecto a la Brigada 731? ¿O tal vez si una de estas visitas mensuales ocurrirá pronto? Puede ser que por ahí podamos atacar a Frank solo…- Barnaby se notaba preocupado.- Aunque sepamos dónde a dónde ir, siguen superándonos en número.-
-Sólo nos dijo eso. Creo que Frank tampoco confía demasiado en ella.- respondió la CEO, suspirando con derrota. No dedicó demasiado tiempo en pensar sobre aquello, ya que Mary Rose y Orlando entraron a la sala segura jadeando y con la expresión horrorizada.
-¡Señora! El General Autieri llamó…- decía Mary tratando de recuperar el aliento.- Los suicidios de hoy, ya sucedieron.- finalizó para romper en llanto. Orlando la consoló en un abrazo y él continuó dando las malas noticias.
-Diez soldados cometieron suicidio en el campo de tiro de la Base Militar de Sternbild hace treinta minutos. Hizo mucho hincapié en que no pidiéramos detalles adicionales, la moral de las fuerzas armadas se está viendo gravemente afectada y quieren mantener este incidente lo más discretamente posible.-
-No sólo la moral de la milicia… nosotros no nos encontramos mucho mejor.- respondió Nathan desde el fondo de la habitación, cansado, frustrado… impotente.
-Tengo que tomar un poco de aire, regreso enseguida.- bramó Annie, molesta por todo lo que acababa de pasar en tan sólo unas horas.
-¿Te encuentras bien?- preguntó Barnaby.
-Ha sido un día difícil. Iré a fumar un cigarrillo y estaré bien cuando vuelva, no te preocupes.- respondió con una expresión triste, pero sonriente. Dio media vuelta y la chica salió de la sala segura, Ryan asumió que necesitaba un momento a solas, por lo que no la siguió.
…………………………………..
Un cigarrillo de hoja de limón se quemaba entre los dedos de la chica, quien fumaba fuera de la entrada principal del edificio mientras reflexionaba sobre lo que acababa de pasar. En un plan perfecto capturaron a Anick Lomawien, quien casi resulta muerta a manos de Anaksha, la interrogaron sólo para darse cuenta que era su información resultaba igual de útil que intentar tapar el sol con un dedo. Los documentos de la Interpol con los que disponían habían resultado en un callejón sin salida debido a toda la censura en ellos. Y de nuevo estaban en ceros. Haría falta un verdadero milagro para poder rescatar a las millones de personas que contaban con ellos.
La semi pelirroja pensaba en alguna otra forma de poder abordar la problemática que enfrentaba, pero el ruido proveniente de los guardias del edificio no la dejaba pensar con claridad. Estuvo a punto de retirarse a un lugar más silencioso y olvidarse de todo y de todos aunque fuera por un breve instante, pero cuando vio cómo el jefe de seguridad le gritaba a una chica de no más de trece o catorce años, supo que tenía que intervenir.
-¿No escuchó, señorita? ¡Lárguese!- exclamó el líder de la seguridad del edificio, la niña visiblemente asustada retrocedió y tropezó cayendo.
-¡Hey! ¿Qué le haces, hombre? Sólo es una niña.- reclamó Anaksha al hombre, quien al verla bajó la mirada y ofreció una apenas audible disculpa. La Leona Siniestra miró a la niña que desde el suelo la observaba de manera extraña, como si estuviera analizándola. Annie sabía que el rostro de esta chica le parecía relativamente familiar, sólo que no lograba recordar de dónde.- ¿Te encuentras bien?- la niña de cabello platinado rápidamente rebuscó entre su ropa y sus bolsillos, sacó un pequeño pendrive y se lo tendió a la heroína. Anaksha notó que las manos de la niña estaban enguantadas, sin embargo el clima no estaba frío. Era extraño, le parecía cada vez más familiar…
-No tengo mucho tiempo, tengo que regresar. Por favor, toma esta información y acaben con la guerra.- dijo la chica, mientras dejaba la USB en manos de la heroína con cierta desesperación y apuro.
-No lo entiendo… ¿Quién eres?- preguntó Anaksha confundida. El rostro de la niña empezó a volverse borroso por alguna razón, transformando los rasgos que tenía en unos bien conocidos para la heroína, quien estaba completamente impresionada. Se trataba de ella, la hija de Wild Tiger.
-Soy Kaede Kaburagi.- dijo la niña y regresó al rostro anterior. Todo cobró sentido en un breve instante para Anaksha, recordó que desde las alturas había visto el rostro de esta chica, junto a Lunatic y a otro muchacho que los acompañaba. El parecido entre ella y su padre era inconfundible e irrefutable. Definitivamente se trataba de ella.
-Espera… tenemos tantas preguntas. ¿Por qué no entras y saludas a tu padre? Estoy segura que se aliviará al verte sana y salva.- decía la semi pelirroja, convencida de lo contento que Kotetsu estaría al ver a su pequeña.
-Tengo que regresar. Necesitan atacar ya, nos estamos quedando sin tiempo… me estoy quedando sin tiempo.- decía Kaede con ojos suplicantes.
-¿A qué te refieres?- pregunto la Leona Siniestra evidentemente preocupada, algo grave debía estar sucediendo para que la hija de Wild Tiger se arriesgara a salir de la base de Ouroboros sólo para llevarles información.
-Deino se muere con cada minuto que pasa y Jason…- Kaede suspiró pesadamente.- Por favor, Annie, dile de mi parte que lo extraño y que lo amo con todo el corazón.- finalizó y dando media vuelta se echó a correr, con una prisa verdaderamente preocupante. Anaksha súbitamente recuperó fuerzas, no podía permitir que Kaede se expusiera a más peligro del que ya estaba. Era momento de entrar de lleno a la acción, y sospechaba que el pendrive en sus manos contenía exactamente lo que dijo Kaede: algo para acabar con la guerra.
……………..
-¡Kotetsu!- Anaksha entró con apuro a la sala segura llamando la atención de todos los presentes. Wild Tiger volteó de su asiento frente a la mesa de trabajo, se levantó rápidamente y se acercó a la chica pensando que estaba herida.
-¡Annie! ¿Estás bien? ¿Qué pasa?- preguntó con paternal preocupación.
-Es Kaede…- dijo recuperando el aliento.- La vi abajo, vino a traernos esto…- la semi pelirroja le tendió la USB al tigre, quien le prestó poca atención al objeto.
-¿Dónde está?- la ansiedad de Kotetsu se disparó en unos cuántos segundos, Barnaby puso su mano en el hombre del moreno para intentar tranquilizarlo, así lo comprendió porque después respiró profundamente e intentó calmarse un poco.
-Se fue, dijo que nos estamos quedando sin tiempo, pero que lo que sea que haya en este pendrive nos ayudará a ganar.-
-¡Saito! ¡Corrobora que las computadoras de la sala estén fuera de línea!- ordenó Agnes, el doctor se apresuró a revisare algunos datos en la pantalla de la PC principal e hizo una señal confirmando.- De prisa, chicos. Hay que ver qué nos trajo Kaede.- decía mientras conectaba el objeto al puerto USB de la computadora.
-Debe ser importante como para que se haya arriesgado a venir sólo a traérnoslo.- decía Barnaby, reflexionando y preguntándose qué datos serían tan importantes como para que Kaede pusiera en juego su fachada para hacer la entrega. Aunque sabía de antemano que valor y coraje era cualidades de las que definitivamente Kaede no carecía.
-Me pidió que te dijera que te extraña.- dijo Annie a Kotetsu, con una mirada suave y reconfortante.- Y que te ama con todo el corazón.-
-Estoy seguro que sí.- dijo el moreno con una sonrisa triste y lágrimas cayendo de sus ojos, añorando a su pequeña.
-No puede ser…- decía Agnes boquiabierta. Si algo podía dejar estupefacta a la CEO de HeroTV, aquella que creía haberlo visto todo, tenía que ser algo verdaderamente importante. Los héroes la miraron expectantes.- Tu hija, Kotetsu, nos acaba de dar las identidades y expedientes de cada uno de los integrantes de la Brigada 731.-
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