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jueves, 5 de septiembre de 2013

Gakupo x Kaito: Nuestra Aventura. Capítulo 13.

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A Gakupo se le ocurrió el plan perfecto, un plan infalible.
"Teto y Gumi son mejores amigas..." pensó mientras su mente formulaba el "masterplan".
Llegaron al balneario, que más bien parecía un spa. Era muy grande y lujoso, con decoraciones en verde y café de bambú. Los recibieron con mucha amabilidad y los llevaron a una cámara de sauna privada, en donde podrían relajarse. Pero Kaito estaba todo menos relajado.
-Caramba... ¿Qué es lo que haré?- decía suspirando amargura.
-Tranquilízate, cariño. Ya verás como se soluciona todo.- dijo Gakupo, relajado en extremo, incluso con la voz un poco somnolienta. El sí que disfrutaba las atenciones del spa. Kaito se irguió violentamente para verlo a los ojos (Que estaban entrecerrados, por cierto).
-¿Cómo quieres que me relaje? ¡Los Kasane me van a OBLIGAR a casarme con esa niña en cuerpo de mujer! ¿Cómo puedes estar tan tranquilo de todos modos?- le reclamó.
Gakupo se levantó, y bajó un poco la temperatura del sauna, levantó gentilmente a su amado y lo abrazó fuertemente. El azulado quería resistirse al abrazo, pero no pudo hacerlo.
-Te prometo y aseguro que todo va a estar bien. Tengo un plan, y no voy a dejar que te alejen de mi.
Déjamelo a mi, mi amor. Todo mundo estará contento. Y tu seguirás siendo mío.-
-¿Pero qué harás? Definitivamente no irás a enfrentarlos, si eso planeas.- separó el abrazo y lo miró directo a los ojos.
-Te juro que no será eso, o enfrentamiento de ningún tipo. Tu confía en mi.- dicho eso, el samurai tomó en sus brazos al azulado, despojándolo de la toalla que tenía amarrada a la cadera, dejando ver esa hermosa desnudez que tanto le gustaba, para después, quitarse la suya también.
-De acuerdo, caeré en tus manos...-
-Siempre lo has hecho. Te amo.-
La temperatura del sauna no era tan caliente, sin embargo, cada vez subía más, por el roce de aquellos cuerpos desnudos, sintiéndose y acariciándose a más no poder.
Gakupo estaba sentado en una de las bancas de bambú, mientras el azulado se encontraba arrodillado entre sus piernas, saboreando lo que el samurai tenía para ofrecerle. Era tan deliciosa sensación para ambos, que estaban tan excitados que apenas podían contenerse.
Kamui soltaba de vez en vez un gemido ahogado, mientras acariciaba la hermosa cabellera azul de su amante, que le estaba volteando la mirada hacia el cielo.
-Kaito... voy a...- gimió conteniendo un orgasmo, mientras el otro probaba la semilla de su hombre.
Shion se levantó, y de una manera malditamente provocativa dijo:
-¿Vienes?-
Gakupo lo volteó de manera que el azulado le diera la espalda, para después besar y lamer la curvatura de su cuello, mientras sus manos, subían y bajaban, acariciando y excitándolos.
Bajó su mano y comenzó a prepararlo, Kaito se recargo en la pared de azulejo, sonrojado, apretando los puños  en señal de que realmente estaba disfrutando las manos de su hombre.
Pero el samurai las retiró, dispuesto y ansioso por darle algo más, así que llevó su mano derecha a su parte baja, para acomodarse dentro de el azulado, con mucho cuidado. Shion gritó, reclamando placer. Gakupo era perfecto, el físico perfecto, se acoplaban fantásticamente. Y lo amaba, lo amaba como a nadie. Si algún día Gakupo le llegará a faltar, sería el día en que su vida no tendría sentido. Nunca volvería a amar a nadie como a él, y nunca sería feliz de nuevo.
Entraba y salía tan gentilmente pero con lujuria desbordante. Los dos temían y gritaban al ritmo de las embestidas que atacaban con intensidad, así hasta que ambos estaban en el límite, y el samurai se liberó dentro del hombre. Así, después lo ayudó a él, arrodillándose para probar la semilla del azulado.
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Luego de la estancia tan placentera en aquel balneario y de haber llegado a casa, Kaito cayó rendido en sueño sobre la cama. La junta, el estrés de Teto, el sauna, y aquella manera de hacer el amor con su hombre lo dejaron exhausto.
Pero Gakupo sólo lo miraba dormir. El no podía imitarlo, no ahora, porque era tiempo de poner en marcha el plan. El "masterplan" que había estado planeando desde el auto, y perfeccionando en el vapor del aquella cámara.
Tenía que sacar a su amante de aquella situación, y sabía perfectamente como hacerlo. Así que le dio al azulado un beso de buenas noches, y salió de la habitación cerrando la puerta a su paso.
Se sentó frente al escritorio del estudio e hizo algunas llamadas...
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>>¿Gumi? ¿Amiga? Me siento muy mal, voy a tu casa a tomar un té y hablar.<<
-Este... bueno. Iré a comprar algo, porque ya no tengo, pero esta bien. Te espero.- dijo Gumi un poco desconcertada. Teto era su mejor amiga, pero realmente era una diva, esperaba que la recibieran cuál princesa en cualquier lado.
>>Ok, te veo allá.<<
Gumi estaba algo sorprendida, las cosas iban como las había predicho.
Pasaron algunos minutos y Kasane llegó, llorando y haciendo berrinches. Ni siquiera saludó.
-¡No puede ser que de verdad me haya despreciado! ¿Quien se cree ese Clase baja? Si no fuera por su fama, ni me fijaría en el.-
-¿Es acerca de Kaito, que me contaste ayer?- dijo Gumi mientras le ofrecía la taza.
-Si, ¿cómo se atreve? Pero mi familia y yo, iremos a buscarlo en unas horas para hacerlo entrar en razón. Y va a aceptar ¡de buena gana o no!-
-¿Ya sabes en donde vive?- dijo, repitiendo lo planeado.
-No, pero iba a sacar su dirección de Fujimori. El debe de saber donde puedo conseguirla.-
"Ahora es el momento" recordó Megpoid. -Yo sé en donde vive. Si quieres, puedo decírtelo...-
-¿A que esperas, mujer? ¡Dime!-
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Teto y sus padres, fueron en busca de Kaito a la ciudad contigua. Llegaron a una mansión, con jardines a las afueras y una fuente en el medio.
Golpearon la puerta y salió el mayordomo a atenderlos.
-¿Qué desean los señores?-
-Queremos ver al señor de la casa.- dijo el padre de Teto, Chihiro Kasane.
-¿Quién le busca y qué desea?- preguntó el mayordomo muy amablemente.
-¡¿Acaso no sabes quienes somos y el honor que represente que estés en nuestra presencia?! Estás ante los Kasane, plebeyo. Dile a tu señor que lo buscamos con urgencia, y que es personal el asunto a tratar.-exclamó la madre de Teto, Amina Kasane.
-Enseguida, Por favor, tomen asiento en el living. La sirvienta les ofrecerá lo que deseen de tomar.-
El mayordomo se retiró, y los Kasane se reunieron en la sala de estar, donde tomaron un poco de jerez.

-Señor, la familia Kasane lo busca.- dijo, inclinándose un poco haciendo reverencia.
-¿Los Kasane? ¿Qué quieren?-
-Dijeron que era sumamente importante, urgente y privado lo que tenían que consultarle.-
-Bien, voy enseguida.- dicho eso, el joven amo de la casa se levantó de su asiento, y se dirigió hacia el living.

Entró a la sala, y exclamó:
-¿Qué quieren?- los Kasane se sorprendieron, que diferente se veía el joven.
-¿Kaito Shion? Venimos a exigirte que cumplas con tu compromiso con nuestra familia.- dijo Amina.
-Primero: Exíjanme una mierda. Segundo: Bola de perdedores, yo no soy Kaito. Soy su hermano gemelo.-
-¡Akaito!- exclamó Teto, fijando su mirada en el.
Todo se detuvo por un instante, Akaito se quedó perplejo ante la belleza de la joven que estaba sentada allí. Su cara, su cabello, su cuerpo... todo era perfecto.
-¿De qué compromiso están hablando?-
-Tus padres comprometieron a Kaito con nuestra preciosa Teto.- dijo Chihiro.
-Kaito no puede casarse con ella. Digo... imaginen al perdedor de mi hermano con esta belleza de mujer.- se sonrojó un poco al decir lo último.
Akaito podría ser todo, menos tímido, o introvertido. Pero la mirada de aquella dama, era tan profunda que penetraba su alma, vio todo su ser reflejado en esa hermosa aura que emanaba de su cuerpo.
-¿Tu responderás el compromiso? Los arreglos ya están hechos, la boda será en tres meses.- preguntó Amine, algo sarcástica.
-¡¡Si!! ¡El lo hará! ¿Verdad? Después de todo, ya lo has dicho, tu hermano no tiene la firmeza que necesito.- temerosa exclamó Teto.
Akaito de verdad no sabía como reaccionar, hace un segundo vio a la mujer perfecta, y ahora ya podría estar comprometido con ella. Rin se podía quedar con Len o con quien quisiera, el ya había encontrado su destino.
-¡Pues claro! No podría dejar que alguien de su estatus cayera tan bajo contrayendo nupcias con mi hermano. ¿A ustedes no les importa, no? Después de todo, nuestra fama es la misma, así que quedaría casi igual.-
-Pero Kait...- empezó a decir la madre cuando su hija interrumpió.
-¡Por favor, papás! ¡Tiene razón! ¿Le van a negar algo a su princesita?- rogó suplicante y haciendo pucheros.
Chihiro y Amina se miraron uno al otro, con dudas y preocupaciones reflejadas en sus ojos, pero Teto tenía razón. No le podían negar nada a su princesita.
Después de todo, no se iba a casar con un cualquiera (si fuera con alguien común y corriente, no dudarían en negarse inmediatamente), era cierto que Akaito tenía la misma fama de Kaito, y daba una percepción diferente su imagen de chico malo. Podría traer más fama y fortuna una personalidad así, que una aburrida y discreta como la del azulado.

-De acuerdo, aceptaremos. Pero sólo porque mi hija lo quiere así.- dijo el padre, indiferente.
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Kaito despertó, eran las once de la mañana. ¡Vaya que había dormido!, pero su hombre no estaba al lado suyo.
El día anterior, habían regresado en la tarde, relativamente temprano. Pero los preparativos de la junta le habían dejado nada de tiempo para descansar y llevaba dos días sin dormir.
Fue a la cocina, donde Gakupo ya lo esperaba con el desayuno preparado, pero el estaba de espaldas hablando por teléfono.
-Así que sí resultó ¿eh?. Gracias por la ayuda Gumi, te la debo... Si, claro... Ok, cuídate y suerte en la grabación hoy. Adiós.- el samurai se percató de la presencia de su amante.- Buenos días, amor.-
-¿Qué fue lo que resultó?-
-Que los Kasane ya no te molestarán más.-
-¿Por qué? ¡Qué ha pasado? ¡Dime!- preguntó emocionado cual niño pequeño.
-Mi plan resultó tal como pensé... Asumí que Teto querría desahogar sus problemas con su mejor amiga, o sea Gumi. También asumí que la familia de Teto intentaría conseguir tu domicilio para presionar que aceptaras el compromiso, así que le pedí a Gumi que les diera la dirección de Akaito, en lugar de la tuya.
Dijiste que eran un par de divas ambos, y no te equivocabas. Sabía que en el instante en el que empezaran a convivir, habría química entre ellos. Sólo era cuestión de que los berrinches de Teto alegando un amor a primera vista, convencieran a sus padres de anular tu compromiso y traspasarlo a tu hermano.-
Kaito sólo se quedó inmóvil, con la boca abierta y mirada perdida. No conocía la inteligencia estratégica de Gakupo.
Claro, había sido una especie de militar en el pasado, pero transformar y aplicar esa habilidad a la vida cotidiana, era asombroso.
-Te dije que todo iba a estar bien.-
Dijo con una sonrisa, y se acercó para depositar un gentil beso en el aún anonadado Kaito.
Ahora, si podrían concentrarse del todo en la saga, y vivir sin preocupaciones.

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