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martes, 17 de septiembre de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 14.

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En fin. El día de grabar era aquel. Se iban a grabar Envidia, Lujuria y Avaricia.
Gakupo y Kaito llegaron desde temprano al estudio, para empezar lo más pronto posible. En cambio, Luka llegó tarde, alegando que una persona como ella no podría llegar temprano a algo tan superfluo.
Los dos hombres prefirieron quedarse callados, mejor no caer en ninguna provocación de la pelirrosa.
Cuando entraron a las cabinas de grabación, estaban ahí Meiko dirigiendo, Mikuo editando, Miku y Gumi.

-¡Gakupo, Kaito! Llegan a tiempo, les explicaré lo que haremos hoy.- dijo Meiko muy emocionada. -Primero: Kaito, vas a grabar tu canción como estaba planeado, ya que no tienes colaboraciones en el audio. Sin embargo, Gakupo, tu canción requiere de cuatro chicas, ya que cuentas la historia de un duque lujurioso. A mi padre le pareció buena idea que las que te colaboremos seamos Luka, Miku, Gumi y yo. Pero la canción cuenta que estabas enamorado de alguna de nosotras. También Kai se incluirá en la canción, pero de esos sabrás una vez leas la letra. Sólo indícame quien quieres que interprete a tu amada para hacer rápidamente la adaptación del filme. ¿Escogerás a Lu..-
-Gumi. Es mi mejor amiga, y es con la que mejor puedo trabajar.- interrumpió, dejando a Meiko muy sorprendida por tal respuesta.
Claro que Luka le había contado de lo que había pasado entre ellos, pero pensó que a estas alturas ya todo estaría bien. Por supuesto que no como antes, después de todo, Luka lo había engañado, pero quizás... bueno, ya no importa.
-Claro, pero... ¿Estás de acuerdo con la participación de nosotras en el audio y video?-
-Si el jefe así lo quiere, lo haré.- dijo el samurai, muy serio. No estaba contento trabajando con Luka, pero eso era: Trabajo.
-Bien, pues. Empecemos.-
-Mei ¿Nos das un minuto?- pregunto Kaito.
-Etto... Claro, pero no tarden mucho.-
-Sólo es un momento.-

Kaito arrastró a un confundido Gakupo hasta la sala contigua, y lo abrazó desesperadamente.
-¿Que pasa, amor?- preguntó el samurai.
-Yo... yo escribí con Mei esas canciones. Gumi... vas a tener que besarla, y no sé si pueda soportarlo.-
-Vas a estar en las grabaciones de audio y video conmigo ¿no es así?. Elegí a Gumi porque es mi mejor amiga, y sólo a ella puedo confiarle, sólo por un momento estos labios. Que son sólo tuyos.
No te preocupes de nada, amor. Te lo he dicho, y lo seguiré diciendo hasta que quede grabado en lo más profundo de tu alma. Soy sólo tuyo.-
Kaito no pudo contenerse más, y le dio un ansioso beso. Ansioso y demandante de afecto.
Regresaron a la cabina, y comenzaron a trabajar.
Fue una jornada bastante cansada, pero gracias a la eficacia de Meiko como directora general del proyecto, lograron terminar de grabar en cuatro horas.
Les informó que en dos días iban a empezar las grabaciones de los videos. Soberbia, Gula y Lujuria se iban a filmar a sesenta kilómetros de las afueras de la ciudad, en un pequeño pueblo donde había un castillo viejo y muy grande. Lo suficiente como para dividirlo en tres platós.
Los guiones e historias ya estaban perfectamente acomodadas, así que bastaría con llegar y empezar. Sólo que Meiko iba a tener tres cambios de vestuario. Kaito y Miku dos. Así que no iba a ser un día ligero del todo.
Ya sólo quedaba que Mikuo empezara a editar las canciones.

Gakupo y Kaito salieron del estudio, al estacionamiento. Buscaron el auto y antes de subir, el samurai dijo:
-¿Sabes, mi amor? Nunca te he invitado a salir como se debe...-
-¿A qué te refieres?- dijo el azulado, algo confundido.
-Que pues, si hemos salido, pero nunca te he invitado a una cita... formalmente.- Gakupo rodeó el auto para encontrarse de frente a su amado, y le preguntó al oído -¿Quisieras salir en una cita conmigo?-
Kaito no sabía como reaccionar, su mente se quedó en blanco. Le encantaba las consideraciones que Kamui tenía con el. Se sentía amado y querido como nunca.
Abrazó suavemente a su hombre, le dio un gentil beso en los labios y le respondió:
-Si, si quiero.-
El samurai tuvo un brillo en los ojos momentáneo.
-Ya tengo todo planeado ¿Qué te parece si vamos a cenar a aquel restaurante en la playa que te gusta y después nos paseamos descalzos sobre la arena?-
-Parece que observas a través de mi, cariño.- dijo sonriente.
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Al día siguiente, por la noche, salieron del departamento, arreglados de etiqueta para pasar una velada de cena. Llegaron a este restaurante, que tenía la fachada de una cabaña bastante grande, pero por dentro, no era tan sencillo. Había candelabros y cuadros de pintores independientes por doquier.
Los meseros vestían elegantemente, y daban un servicio eficiente. Las mesas eran grandes, con manteles blancos como la nieve, y en el medio, botellas de vino de la casa.
Pero lo mejor de aquel lugar, era cenar en la terraza. Se sentía el viento pasar suavemente por el rostro, y la vista del mar era maravillosa.
Un mesero les señaló la mesa en donde cenarían, a la orilla de aquella terraza, donde la luz de la luna y el esplendor de las estrellas los iluminaban.

Cuando terminaron de cenar, y llegó el postre (El favorito de Kaito: Tarta de moras), Gakupo sirvió un poco de vino, un Château Margaux que había encargado especialmente para la ocasión.
-¿Dónde lo conseguiste? Es un vino muy caro...- dijo Kaito, percibiendo placenteramente el olor que desprendía la copa.
-Se lo pedí a un amigo en Francia. Trabaja en la finca donde lo hacen, así que no fue difícil conseguirlo, y sé lo mucho que te gusta.- y dio un pequeño sorbo.
-Está hecho con un 75% de uva cabernet sauvignon, 20% merlot, 3% petit verdot y 2% cabernet franc. Es uno de los vinos más caros del mundo, costando alrededor de 1.750 dólares la botella cuando aún está en barrica... ¿Sabías eso?-
-Si, lo que no sabía era que TU sabías tanto de vinos.- dijo sorprendido y sonriente, prestando más y más atención a lo que el azulado tenía para decir.
-Cuando mis padres no me obligaban a cantar o bailar, iba con mi abuelo a su viñedo, y me enseñó todo lo que pudo acerca de Vitivinicultura.- sonrió u dio otro sorbo a su copa.
-¡Qué interesante! No sabía aquellas cosas tuyas... Por cierto, tengo algo para ti.- se sacó del bolsillo izquierdo una cajita azul con un moñito de regalo y se lo tendió a Shion.- no es gran cosa, pero creo que expresa muy bien lo que siento.
El azulado vio la cajita con mucha curiosidad, le retiró el moño y la abrió.
Era un guardapelo de oro, que guardaba adentro una foto de ellos dos, y una sentencia grabada:

"De aquí, a la eternidad. Será Nuestra Aventura."

Kaito se llevó una mano a la boca, tapándola para contener la emoción. El guardapelo realmente no importaba, si no el peso que tenían esas palabras. Fue demasiado para el y empezaron a brotarle algunas lágrimas de felicidad. Gakupo acercó su silla para colocarse a su lado, mientras el otro seguía con la mirada fija en el obsequio.
-¿Quieres ir conmigo a la playa?- preguntó el samurai, al oído de su hombre para después dar un suave beso en el dorso de la mano.
-A donde quieras.-

Bajaron de la terraza, salieron, y con los zapatos en la mano, caminaron tomados de éstas, descalzos por la orilla del mar. Pero cuando estuvieron alejados lo suficiente de los ojos curiosos, Kaito se abalanzó por sorpresa al cuello del samurai, haciéndolo tropezar y caer sobre la arena.
Besándose apasionadamente, las manos de Kamui rodearon la cintura de su amante, para continuar con su tierno pero voraz beso. Shion se abrazó de su cuello, y murmuraba entre pequeños besos: "Para siempre...", hasta que dejó de hablar, y sólo se quedó ahí. Abrazado.
El samurai lo movió un poco, para mirarlo a la cara, pero su hombre, ya había caído en Morfeo.
-Podrás saber mucho de vinos, pero nunca los has aceptado bien.- dijo divertido, mientras lo cargaba cual princesa, y lo llevaba al auto.
Lo colocó con mucho cuidado, se retiró el saco y lo cubrió con el para darle un gentil beso en los labios del "bello durmiente.
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Gakupo estacionó el convertible en su respectivo cajón, cargó de nuevo a su amante, tomó el elevador hasta su departamento, entró directamente a la habitación y lo recostó en la cama.
Le quitó los zapatos y el resto de la ropa, para sólo dejarlo en prendas interiores y arroparlo con las sábanas.
El mismo se retiró sus prendas, para quedar igualmente en paños menores y acurrucarse junto a su pareja.
-No dejaré que nadie ni nada te separe de mi lado...- dijo en un esbozo y yació junto a el, quedándose dormido e inmerso en sus fantasías. Que ya no catalogaban como fantasías, pues todo lo que quería... todo lo que necesitaba para vivir, dormía entre sus brazos.



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