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sábado, 22 de agosto de 2015

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 14: Hundiendo el cuchillo.

NDA: De nuevo, más abajo manejo contenido religioso. REPITO: No es mi intención ofender a nadie ni dar a conocer mi punto de vista en éste aspecto.
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Lo odiaba. Ahora sí, Nathan podía decir con toda seguridad que odiaba el alcohol y no lo querría consumir nunca jamás en su vida.
Recordaba que cuando finalizó la persecución de los ladrones que atrapó Black Xiaji, regresó junto con PaoLin, Karina y Antonio al gimnasio privado de Hero TV para seguir con sus actividades; recordaba también que Antonio quiso hablar con él, pero en vez de eso quedaron de verse al día siguiente por la noche en un bar discreto para poder beber algo sencillo y conversar sobre lo que había sucedido la vez anterior. Recordaba haber acudido a dicha cita y que Tonio ya lo esperaba en el lugar, también haber pedido un martini de manzana; recordaba que la plática se tornó en una discusión y haber salido del lugar molesto. Antonio le siguió, discutieron un poco más en plena calle (que para su suerte estaba solitaria) y por alguna razón, Nate accedió a ir a casa del toro que quedaba relativamente cerca del lugar. Siendo sinceros, ni siquiera podía recordar de qué tanto discutían, ni tampoco todo el camino del bar al departamento de Antonio; muchas cosas estaban borrosas en su memoria.
Recordaba haber aceptado varios vasos de whisky mientras que el toro también lo acompañaba en la bebida; también que después de otra charla que tampoco recordaba, Tonio se le acercó. Le venía a la mente cómo le había besado al principio con torpeza, que se fue convirtiendo en destreza y lascivia. Cómo las enormes manos del hispano iban apretando sus muslos de una manera exquisitamente pecaminosa, cómo con los labios aún ocupados desabotonaba la camisa del de ojos aceitunados, cómo intercambiaban caricias furiosas, cómo sucumbió ante las exigencias de su cuerpo... cómo habían cruzado la línea.

Todo eso era lo que Nathan Seymore recordaba, mientras se encontraba sufriendo una molesta resaca al mismo tiempo en el que se reincorporaba en una cama ajena a la suya, envuelto en sábanas color carmín y el héroe toro a un lado, durmiendo tan pesadamente que hasta juraría que se encontraba en estado de coma.
Mientras el cerebro de Nate intentaba terminar de procesar el escenario, se levantó del lecho y tomó la camisa del hispano para cubrirse con ella y dirigirse al baño; abrió las llaves del lavabo y lavó su rostro con agua particularmente fría. Quiso tratar de recordar la plática que habían tenido él y Antonio la noche anterior, querer recordar los antecedentes de lo que había provocado que terminaran en una situación mucho muy comprometedora, pero todo intento fue vano; no había nada completamente claro, o bueno... claramente se había excedido con el whisky, éso sí que era claro. La idea de una ducha con agua helada no parecía mala idea en aquel instante... ya después lo encararía y "tomaría al toro por los cuernos".
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Antonio tenía la buena fortuna de poder embriagarse cómodamente sabiendo que al día siguiente, no sufriría resaca alguna. Muy probablemente se debía a que su familia lo acostumbró a tolerar bebidas alcohólicas a una edad muy tierna; él provenía de un pueblo de costumbres y tradiciones muy específicas, y dar a probar el alcohol a niños pequeños era fundamental para que supieran que este tipo de sustancias existían en el mundo: para que cuando maduraran, ya entendieran plenamente que hay vicios en los que está permitido darse placer de vez en cuando o la posibilidad de perderse de por vida dentro de éstos. Claro que admitía que últimamente lo había estado haciendo más de la cuenta y que necesitaba relajarse un poco.
El héroe toro se revolvía entre sus sábanas, un rayo de luz muy tenue le iluminaba directo en el rostro indicando que ya había amanecido, y un rastro de calor reciente a lado suyo le hizo recordar la noche que había pasado. Pensó que Nathan se había ido ya, pero disipó rápidamente ese pensamiento cuando escuchó el agua de la regadera caer.

Bueno... lo hecho, hecho estaba y tenía que enfrentarse al hombre que se encontraba duchándose en el baño. Se levantó y sin molestarse en cubrir la desnudez de su cuerpo, se dirigió al sonido del agua caer. Justo en ese momento, el héroe de fuego se cubría de espaldas con una bata.
-¿Nate...?-
-Antonio... ¿qué está pasando?- el moreno volteó a ver al hispano con una expresión amarga y escéptica.- Quiero decir... no sé qué es lo que quieres de mí. Llevamos tantos años de conocernos y otros tantos de ser amigos, para que de repente estemos en esta situación y por ideas mías que no puedo ni siquiera poner en claro. Yo necesito saber... saber qué es lo que esperas de "esto".- el toro adoptó la misma expresión que el de los ojos rosados y se recargó de espaldas sobre el lavabo cruzando los brazos.
-Nathan, tengo que ser muy sincero contigo. Yo... no busco nada serio. Me conoces, soy una persona con amoríos de una noche.-
-Entonces... ¿Me estás diciendo que sólo se va a quedar en éso? ¿En sólo una noche?- preguntó el héroe de fuego con genuina curiosidad; tal vez también con un poco de preocupación y amargura, pero para nada reprochando.
-Estoy muy confundido, Nate. Hasta hace unas horas yo hubiera podido jurar sobre la tumba de mi madre que yo era completamente heterosexual. Es justo como te decía anoche...-
-Hablando de eso, tendrás que refrescarme la memoria porque no recuerdo la mayoría de las cosas que hablamos ayer...- admitió con un poco de pena.
-Bueno, te decía que a partir del primer beso que nos dimos al salir del Hero Bar, he estado pensando mucho en este asunto y por consiguiente, en ti. No has salido de mi mente durante estos días; por primera vez en mi vida, me vi deseando a un hombre, y lo que es más importante: a un amigo. No estoy seguro de poder... o querer establecer algo serio, una relación. De lo único de lo que estoy completamente seguro es de que me estás volviendo loco. Te deseo... deseo tu cuerpo.-

-Tonio, no sé si podré ser capaz de ser sólo algo... casual. Hay veces en las que siento la necesidad de ser parte de algo, de una relación... de tener a alguien esperándome al final del día y al revés.-
-No quiero exigirte más de lo que puedas brindarme. Yo lo entiendo...- Tonio recuperó su posición erguida y se dirigió a la ducha, se detuvo antes justo al costado de Nate.- ¿Te parece si luego de ducharme te invito el desayuno? Hay un lugar por aquí donde cocinan unos waffles muy buenos...- Nathan sonrió un poco por lo bajo y asintió.
-Gracias.-
Lamentablemente, cuando Antonio salió de la ducha, lo único que pudo encontrar fue el lápiz labial de Nathan estampado en una pequeña servilleta y su embriagador perfume impregnado por todo el lado izquierdo de su cama; el hispano se sonrió triste y se vistió.
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La noche ya había caído. Kaede había escapado del pueblo con tan sólo las pocas cosas que guardó en su mochila; tomó el primer tren que salía a Sternbild y gracias a las mejoras al sistema ferroviario, llegó a la gran megalópolis en sólo un par de horas. Cuando arribó a la gran terminal de la más aún gran urbe, se aproximó a un teléfono público para llamar a Odine, haciéndole saber que ya estaba en la ciudad para que fuera a por ella a la estación. No pasó mucho tiempo, ella lo esperaba a las afueras de la terminal sentada en una pequeña banca, con las luces de los autos, edificios, espectaculares y dirigibles a su alrededor; no recordaba que Sternbild fuera tan hermosa ni que realmente le hiciera honor al apodo que los pueblerinos tenían de ella, "la ciudad que nunca duerme". Ya había permanecido varias veces, claro. Estaban entre las más memorables: la vez que tuvo una presentación sobre la pista de hielo y Barnaby la rescató, la vez que escapó para ir a resolver el asunto de su padre, cuando fue inculpado por Albert Maverick, y cómo olvidar el incidente de la Diosa. Tal vez estar bajo estrés en todas aquellas ocasiones, no le permitieron admirar realmente la belleza de la ciudad; ciertamente en ésta ocasión tendría más estrés sobre sus hombros, pero sabía que era para una buena causa y eso le relajaba un poco... tenía que serlo.

-¿Kae?- preguntó el muchacho, a lo que la chica subió su mirada para ver a quien la llamaba. Era un chico realmente rubio, demasiado. De ojos grises e inocentes, cosa que le llenó de tranquilidad. Ella asintió para afirmar su identidad, pero el chico simplemente no podía dejar de ver sus inmensos ojos marrones. Se perdió en la mirada de la castaña mientras esbozaba una tierna sonrisa con una expresión perdida.
-¿... Odine?- la chica se mostraba un poco confundida pero divertida a la vez. La mirada del rubio de algún modo u otro, la hacía sentir especial; después de un momento, el muchacho reaccionó.
-¡Oh, si! Lo siento. Es que, nunca imaginé que fueras tan... bonita.- esto último lo dijo en un disperso suspiro, a lo que Kaede se sonrojó y bajó la mirada, aún sonriendo. -Bueno, ya que estás aquí, déjame presentarme. Mi verdadero nombre es Deino.- dicho aquello, le tendió la mano a la chica, quien iba a estrecharla con gusto hasta que recordó el pequeño detalle de que no podía tocar a ningún NEXT y retiró la mano rápidamente.-¡Lo siento! Había olvidado que copias las habilidades con el contacto.-
-Está bien, es solamente que creo que debo conservar las habilidades que tengo hasta ahora.- respondió la castaña mientras tomaba sus cosas.
-¿Qué poderes tienes ahora?- preguntó el chico mientras le retiraba con cuidado la mochila para no tocarla y así cargarla él.
-No recuerdo a quién fue, pero alguien en el pueblo me tocó y ahora puedo incrementar mis capacidades físicas.- respondió. Al principio dudó un poco, pero si le pedía una prueba de sus habilidades, no podía mentir con ello.
-¡Ah! ¿Cómo Wild Tiger y Barnaby Brooks Jr.?- preguntó Deino con mera curiosidad.
-Supongo que si, aunque no sé si sea igual de potente. Antes de eso, podía escupir ácido.-dijo intentando desviar el tema.
-¡Suena genial!-
-Si tu lo dices... en realidad era muy molesto. ¡Derretí la mitad de los cubiertos en casa!- exclamó riéndose junto con el chico, que se imaginó el gracioso momento; los dos se encaminaron entre pláticas y risas a la fábrica al oeste de la ciudad.

Deino en el camino, había hecho crecer entre sus manos un pequeño racimo de unas florecillas púrpuras llamadas heliotropos para brindárselas a la chica, quien se encontraba totalmente fascinada por los cariños y atenciones de aquel rubio ojigris.
A unos cuantos metros de entrar, Deino alcanzó a ver no muy lejos, a una figura bastante conocida que se posaba sobre algunos contenedores apilados en su papel de centinela, bañado por la luz de la luna. El rubio, emocionado, le hizo una señal a Kaede de que le siguiera a hablar con dicho vigilante, ella le acompañó pero la castaña (como casi todo aquel que tuviera un televisor) ya conocía la identidad de aquel sujeto.
-¡Lunatic!- exclamó Deino, a lo que el vengador nocturno dejó su papel de centinela y bajó con el muchacho y su compañía. Kaede se asustó un poco, sabía un poco de los altercados que Lunatic y Wild Tiger en el pasado y le guardaba un poco de rencor por ello. Por su parte, el de las llamas azules miró a la castaña fijamente, su máscara no permitía que se notara cómo sus ojos se tornaban grandes como un par de platos.-Permítame presentarle a Ka...-
-Kaede Kaburagi.- dijo llanamente sin vacilar, interrumpiendo a Deino.- ¿Has traído a la hija de Wild Tiger al centro de Ouroboros?-
-¡¿Ouroboros?! ¿Éso no se había extinguido junto con Maverick?- preguntó alarmada la chica.
-¡¿La hija de Wild Tiger?!- Deino se mostraba asustado, inclusive. Qué clase de error había cometido en traer a la hija de uno de los enemigos de su Maestro.- Espera... ¡Es verdad! Estuviste en el techo de Apollon Media el día en el que inculparon a Kotetsu T. Kaburagi de haber asesinado a Samantha Taylor, y que después se supo que él era... Wild Tiger.- decía el rubio con estupefacción, sin poder creer lo que decía.

¡Maldición! Debió pensar en eso, que la reconocerían rápidamente por aquel incidente. Pero ya se encontraba en una posición muy arriesgada, no podía huir aunque quisiera. Así que optó por otra opción: intentar convencerlos de que su causa era justa.
-Yo... no puedo permitir que eliminen a los humanos. Mi familia es humana, mis amigos son humanos... nosotros mismos fuimos humanos antes de descubrir que éramos NEXTs. Hay mucha bondad todavía en este mundo, y no nos corresponde decidir quién vive y quién muere sólo por haber nacido privilegiados con estos dones. Lo único que hay que hacer es propiciar un cambio, los héroes así lo están haciendo. Con sus poderes ayudan a quienes lo necesitan, y con eso la gente aspira a ser como ellos; los inspiran a ser bondadosos, ayudar a quien lo requiere, alimentar al hambriento, curar al enfermo, alegrar al deprimido. ¿Por qué no podemos ser parte de eso también?- decía la chica mientras temblaba un poco, hablaba ansiosamente, asustada de no poder hacerlos cambiar de parecer.
-Ves al mundo con ingenuidad, niña. No conoces el lado oscuro de la sociedad, que a este punto, es más bien una suciedad. Ouroboros no murió ni con Jake Martínez ni con Albert Maverick, se regeneró con su nuevo líder: Frank Martínez. Él tiene un claro objetivo, y es eliminar a nuestros parientes menos desarrollados, que lo único que hacen es retrasar el proceso de selección natural, destruir y contaminar la pureza de la voluntad del Creador. Thanatos los acogerá en su reino, porque él habla con la verdad...-
-¿En qué clase de Dios creen que les aprueba matar a tanta gente? Dios se supone que debe ser amor, un refugio para todos aquellos que en vida no lo tienen. Siguiendo tu lógica... ¿quién te ha dado el derecho divino de arrebatar las vidas que tu no has otorgado? Le estás robando a él. Lo que tu Dios te premiará hacer será ayudar, tener compasión, ser misericorde... ser humano.- Kaede se acercó a Deino, quien la miraba sorprendido y hasta con un poco de temor. La chica tocó gentilmente la mano del chico para copiar sus habilidades; después hizo crecer otro racimo de heliotropos para tendérselas a Lunatic.- Esta es la verdadera belleza de vivir, poder enseñarles a otros el buen camino. Ofrecerles una salida, ver las cosas hermosas que tu Dios nos pone enfrente. Yo se que algún día todos tenemos que morir, pero hay que hacerlo a nuestro debido tiempo, cuando hayamos visto la verdadera pureza de la vida. No podemos negarles eso a la gente, nuestro deber como individuos, seamos NEXTs o no, es y siempre será ayudar...-

"...  nuestro deber como individuos, seamos NEXTs o no, es y siempre será ayudar..." justo de la misma manera que su padre se lo dijo alguna vez, la pequeña castaña se lo repitió. Lunatic tomó las pequeñas florecillas para contemplar que todos estos años, él mismo había tergiversado su propia redención. Los criminales merecían morir, eso le quedaba claro, pero ¿la demás gente también? Su misma madre era humana, y aunque ya sufría de un cierto grado de locura, siempre había velado por él; le había cuidado, le había curado de enfermedades, le había educado después de viuda... tal vez nunca le perdonó el hecho de haber matado accidentalmente a su padre, pero aún así cumplió con su rol de madre hasta que sus capacidades físicas y mentales se lo permitieron.
Había más madres allá en el mundo, más padres, hermanos, tíos, sobrinos, abuelos, nietos... todos esperando seguir viviendo con sus familias. La niña tenía razón: ¿Quién era él para negarles aquella vida? Su padre, antes de pasar por la crisis del declive de sus poderes, le había enseñado que hay que defender la vida de los inocentes a toda costa... y definitivamente, ya no pensaba hacer lo contrario.
Observó aquel racimo con recelo, después se hincó y puso una pequeña flor por encima de la oreja de la castaña y le habló en un tono muy suave.
-Sólo he escuchado a dos personas hablarme con tal pasión acerca de la vida. Tu has sido la tercera, y has tenido más éxito que tu padre y mi padre juntos. Así que voy a ayudarte. Thanatos habla con la verdad... pero yo sólo he escuchado aquello que me convenía.-
-¡Entonces yo también! Confiaré en ti, Kae... que siguen habiendo personas que nos acepten... que nos quieran.- la castaña se sonrió y abrazó a los dos hombres delante de ella con mucho cariño, pero sobre todo, agradecimiento.
-Gracias... de verdad.- dijo casi llorando.- ¿Podría hacer una llamada? Tengo que avisarle a mi padre que estoy bien.-
-No puedes decirle en dónde estás, Kaede. Si viene a buscarte... Frank tiene a su lado a un NEXT muy poderoso. Eso sólo podría salir mal, además de que nos descubrirían.- dijo Lunatic, a lo que la niña comprendió y suspiró.
-De acuerdo. Tan sólo le diré que estoy bien, que estoy protegida y que... que confíe en mi.-
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Después de tan estresante llamada con su padre algunas lágrimas se le escaparon, una sensación de culpa inundó sus interiores pero se repitió que era una buena causa y que los ayudaría a disolver al renacido Ouroboros; Lunatic por su parte se encontraba pensando en qué harían. ¿Cómo infiltrar a Kaede en Ouroboros? Nadie entraba sin antes pasar por el ojo de Frank, pero claramente, Martínez sabía la identidad de la hija de Wild Tiger. No sólo por la vez que Hero TV la filmó en la azotea de Apollon Media, sino por los expedientes del sistema de la televisora a los que accedía usando la cuenta de Albert Maverick.
Kaede quiso distraerse un poco con los nuevos poderes que había adquirido (cortesía de Deino), así que intentó hacer crecer un par de dientes de león en cada mano, pero lo que sucedió.... dejó en shock a los tres presentes, haciéndolos voltear a ver al mismo tiempo.

En la mano derecha, creció un hermoso diente de león, que se fue desintegrando progresivamente a causa del viento a las afueras de la fábrica; en la mano izquierda brotaba una majestuosa llama azul que se alzaba con pasión sin inmutarse del aire.
-Cuando nos abrazaste, fue a los dos al mismo tiempo... copiaste ambos poderes.- dijo Lunatic, había que decirlo, un tanto muy impresionado. Deino tenía una cara estupefacta, como si estuviera presenciando el nacimiento de un nuevo mundo o algo parecido.
Kaede se puso a experimentar, primero tocó al chico y creó un poco de césped en la esquina de un contenedor. Después tocó al vigilante y con fuego entre sus manos, quemó la contra-esquina del enorme artefacto. Convencida de lo que hacía, tocó a ambos hombres al mismo tiempo y así, de una de sus manos, creaba varitas de madera y con la otra las incendiaba, formando una pequeña fogata. Lunatic se irguió un poco y se le ocurrió un plan que podría funcionar para mantener a la castaña sana y salva.
-Deino, ve a buscar a Joseph y a Carl, que nadie te vea, sólo debemos saber en dónde están... Tengo una idea.-