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viernes, 21 de febrero de 2014

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 23.

-Llegas tarde.-
-Lo sé. Pero no es como si tuvieras algo mejor que hacer para no esperarme ¿o sí?-
Mikuo ya no dijo nada.
Hatsune y Megurine habían quedado esa tarde para planear toda su investigación acerca de la muerte de Luka, y qué tanto tuvieron que ver con eso Gakupo, Kaito y Kiyoteru.
Quedaron de verse en el departamento de Mikuo y así revisarían toda la información que tenían hasta ahora, y hablarían de los medios para conseguir más.
-¿Qué tienes hasta ahora?- pregunto Luke.
-Algo que vi en el canal siete hace no tanto. Sólo que, cuando Kamui estuvo internado, lo atendió una doctora llamada Namine Ritsu. Por lo que me enteré, es la misma que está cuidando a Kaito. Apuesto a que ella sabe algo... el problema va a ser encontrarla y obligarla a decirnos lo que pasa.-
-No creo que sea tanto problema. Yo también sabía todo eso, así que contraté un detective privado para que la investigara, pero lo único importante que pudo descubrir fue que está casada con el dueño del banco inglés más importante del país... Leon Aberdeen.-
-¿Y eso de que nos sirve?- refunfuñó molesto Mikuo.
-Sabrás a su debido tiempo... por cierto: ¿Qué sabes acerca de las nuevas dos chicas de Fujimori? Las que van a entrar para intentar rellenar a mi hermana.-
-Ah, si. Una se llama Lily, y otra se hace llamar IA. Las va a presentar oficialmente en la fiesta de cierre de la saga, pero... ¿Ellas qué tienen que ver?-
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-Bienvenido de vuelta, compañero.- dijo Gakupo.
Akaito salió a avisar a Ritsu que Kaito había despertado ya, así que la doctora entró y empezó el chequeo.
-Shion... Ha pasado un tiempo. ¿Qué tal te sientes?- dijo mientras revisaba las pupilas del azulado con una lamparita.
-¿Un tiempo? ¿Qué pasó?-
-Como tu médico, tengo la obligación de decirte todo lo ocurrido, independientemente si soy su amiga o no. En un horrendo malentendido, Gakupo te golpeó muy fuerte... y caíste en estado comatoso algunos días. La verdad, empezábamos a dudar que te recuperarías, pero gracias a que Kamui pudo avistar un movimiento tuyo, pudimos intervenir rápido.-
-Espera, espera, espera... ¿Un coma?- dijo demasiado confundido, pero a la vez... todos esos sueños en los que escuchaba a Akaito, Teto, Gakupo, Ritsu e incluso Kiyoteru.... cobraban sentido.
-¿Hasta dónde recuerdas, Kaito?- el hombre volteó a ver a Gakupo con cierto rencor.
-Lo último que recuerdo... ¿De verdad creíste que yo pude haberte apuñalado a traición? ¿Y, además, hacerle algo a Luka? ¿De verdad creíste que yo sería capaz?- recriminaba con la voz quebrada.
-Creo que ustedes dos necesitan hablar a solas.- dijo Teto, mientras tomaba del brazo a su prometido y a la doctora, indicándoles que salieran todos de la habitación.

El samurai acercó una silla a la cama de Kaito, tomó asiento y comenzó a hablar.
-No voy ni siquiera a tratar de justificar lo que hice. Te traicioné, y eso no lo puedo cambiar, por más que quiera hacerlo. Yo... estaba tan herido, no sólo físicamente, sino que... cuando Luka me dijo que habías sido tu quién me había traicionado e intentado matar, estaba desesperado por una respuesta a todas las preguntas y dudas que tenía. Así que le creí.
Y después hice algo que jamás me perdonaré: dejé que la maldita bestia de Edo se desatara; y en contra tuya, que fue lo peor de todo... en contra de aquel al que amo. No merezco tu perdón, Kaito. De verdad, no lo merezco, pero te lo suplico: Perdóname... ¿Podrás hacerlo alguna vez?- acto seguido, dejó el guardapelo de oro en las manos de Kaito, quien lo tomó como si fuese la primera vez que lo veía.
-Maldición, Gakupo... Esto no es algo que pueda perdonar de la noche a la mañana. Sigue sin entrarme en la cabeza que le hayas creído a ella, que hubieras pensado que yo sería capaz de algo como eso..¡Maldita sea! ¡¡PUDE HABER MUERTO POR TI!! Luego tuve que soportar verla morir frente a mis ojos. ¡Yo no quería nada de esto! ¡Sólo quería poder amarte tranquilamente cada jodido día! ¡¡Sólo quiero eso!!- No quería estar cerca de Gakupo, no aún. Le producía demasiadas emociones encontradas mirar esos ojos color amatista. El azulado no sabía qué pensar, no sabía definir lo que sentía y eso le parecía ridículo.- ¿Sabes qué? Vete. Sólo... vete.- dijo finalmente. Tomando la joya desesperadamente entre sus manos mientras sollozaba con ahogo.

Kamui se puso de pie, con lágrimas recorriendo sus mejillas. Al menos ahora sabía que el azulado lo seguía amando, pero lo doloroso sería el tiempo que tendría que pasar hasta que el permitiera su contacto, nuevamente. Lo que tendría que esperar para que pudieran estar juntos otra vez.
Con una inclinación de cabeza, se encaminó a la salida de la habitación. pero la voz de su hombre lo detuvo en seco, y sin hacer contacto visual, volvieron a hablar.
-¿Cuándo es la fiesta del cierre de la saga?- preguntó Kaito, recordando lo que había escuchado en sueños.
-En dos meses y medio, según lo que Yotu me dijo.-
-Estaré esperando tu propuesta ése día.-
El hombre de pie abrió los ojos tanto como pudo... escuchó todo lo que le había dicho; realmente podrían volver a sus anteriores vidas, aunque a su debido tiempo... Se amarían de nuevo.
-No faltará.- dijo, y salió del cuarto.

Entraron a la habitación Akaito y Ritsu, el pelirrojo quería hablar con su hermano y la doctora, tenía que cambiar la bolsa de medicamento y explicarle a Kaito en qué iba a consistir su tratamiento.
Después de indicarle lo difícil, pero beneficioso del proceso, Ritsu se marchó, dejando a los hermanos a solas para hablar de un tema que tenía que aclarar Akaito.
-Me alegro tenerte de vuelta, estúpido.- dijo con una sonrisa.
-Me alegra ver que has cambiado para bien... me refiero a que, desde que te comprometiste con Teto, tu humor es más... tolerable, jeje.-
-Y si, pero hablando de mi compromiso con Teto, y el hecho de que ya estés despierto... Kamui me lo contó todo.- el azulado sintió un frío recorrer su espalda. Gakupo no le habría contado a su hermano acerca de ellos por ninguna razón ¿o sí? No, debía de haber algo.
-¿Qué te dijo?- preguntó antes de delatarse él mismo.
-Que mi compromiso con Teto se dio por un plan que el tenía; en donde involucraba zafarte A TI de los Kasane, porque... al parecer, ustedes dos se aman ¿Acaso es verdad?-
-Antes de contestarte, dime ¿Por qué razón te dijo eso?-
-Mira, no soy estúpido. Sabía que no era simple coincidencia su accidente en el plató, luego que la perra de Luka resultara muerta a mano de la policía, ¡Maldición! ¡Yotu me dijo que hasta un maldito helicóptero usaron para atraparla! y después el hecho de que cayeras en coma... Algo conectaba los tres incidentes. Y según todo fue por los estúpidos celos y mentiras de Luka, celos desatados porque tu y Gakupo están juntos. Yo no tengo ningún problema si eres homosexual o no, es tu vida; pero como tu hermano le exigí una explicación a todo al imbécil de tu novio y me terminó diciendo todo (después de algunas amenazas y unos golpes). Desde su problema con Megurine, lo tuyo con Miku, como se encontraron y cómo se desarrolló todo desde ahí hasta ahora.-
-¿De verdad... estás bien con ello? Es verdad todo eso, y aprecio muchísimo que te hayas preocupado así por mi.... Espera ¡¿Un golpe?! ¡¿Golpeaste a Gakupo?! ¡Carajo, Akaito! ¿Te das cuenta que peligroso hubiera sido para ti si te hubiera regresado el golpe? Bueno, no lo haría, tiene muy buen autocontrol, excepto con esta situación conmigo, claro, pero fuiste muy irresponsable al hacerlo.-
-¡No me cambies el tema! De todos modos, lo amenacé. Le dije que si no despertabas lo iba a matar yo mismo. Sólo me respondió que no iba a defenderse, que si tu morías, el también.-
-¿Que hiciste qué? Ay, espera... ¿Dijo eso?- mucha información y poco tiempo para procesarla, la cabeza de Kaito estaba a punto de explotar. Más aparte el dolor interno ya se estaba haciendo presente por el medicamento, tendría que calmarse y poner cada cosa en su lugar dentro de su mente.

Gakupo estaba fuera del hospital, fumando un cigarrillo y llamando a Kiyoteru desde su teléfono.
-¿Yotu? Llamo para ponerte al tanto. Kaito... ya despertó.-
::Woah! ¿De verdad? ¡Qué excelentes noticias! ¿Qué le va a pasar?::
-Le van a suministrar un medicamento un tanto agresivo durante un mes. Después de esos treinta días, estará como nuevo. Los golpes... ya casi sanan por completo.- dijo con un enorme nudo en el estómago.
::¿Quieres que les informe a los demás?::
-Si fueras tan amable.-
::Gakupo... ¿Cómo estás?:: preguntó el preocupado abogado.
-Aliviado, mucho. Pero, como era de esperarse, no me quiere ver. No por ahora, pero, en cuanto si seguirá habiendo un "nosotros", lo seguirá habiendo.- dijo con una sonrisa triste a la vez.
::Cualquier cosa, avísame ¿Quieres? Voy a convocar junta en el estudio y después una rueda de prensa. Por ahora sólo revelaré el estado de salud de ambos. Lo demás lo tendrán que esclarecer ustedes, tanto para sus compañeros como para la prensa::
-Así tendrá que ser.-
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-Podríamos usar a esas chicas para que se les acerquen a Kamui y a Shion y los seduzcan. Sacarles algo de información.- dijo Luke.
-¿Por si no llegáramos a obtener nada de Ritsu?-
-Así es, pero lo dudo mucho. Sólo es un plan B. Verás, estaba pensando que podríamos investigar la rutina de su esposo y así poder interceptarlo.-
-¿Pero que demonios tiene que ver él en todo esto?- preguntó Mikuo un tanto molesto.
-No desesperes, Hatsune. La mejor parte del plan, es planear. Después de todo... es Leon Aberdeen, dueño de un banco importantísimo. Estoy seguro que, por lo menos, más de una persona lo quiere ver muerto...-
-¿Lo vamos a matar?-
-No por ahora.-

El celular de Mikuo sonó, hizo una pequeña pausa y contestó. Era Kiyoteru, estaba convocando una reunión de Vocaloid para un asunto "urgente". Al parecer tenía que ver con Kaito.
-Hiyama llamó, algo pasó con Shion. Iré a ver que pasa, mientras pon en orden todas tus ideas, y para cuando regrese me vas a explicar tu plan concisamente. ¿De acuerdo?- dijo Hatsune, mientras se acomodaba una bufanda en torno al cuello. Luke se levantó de su asiento, quitó las manos del otro, y peligrosamente cerca de él, se aseguró de enderezar ese pañuelo. Haciendo algunos toques gentiles en torno al cuello del hombre y estremeciéndolo un poco.
-Te encantará, ya verás.-

Cuando se encontró solo en el departamento, Luke llamó a su detective privado. Nadie sabía su nombre, y la única manera de contactarlo era por recomendación. Lo único que se sabía, era que se hacía llamar Caeles. Un hombre muy alto, con cabello blanco, barba de chivo, ojos grises y profundos: tenía semblante de asesino profesional en lugar de detective privado, ya que tenía las facciones tan duras y frías que daba miedo mirarlo mucho tiempo. Pero atractivo... en exceso. Y es algo que a Luke no le pasaba desapercibido.

El chico Megurine era abiertamente homosexual, pero no partidario de la monogamia, en lo absoluto. Cuando se aburría de alguien, se iba con otro. Incluso el mismo se consideraba como "una zorra". Hatsune le parecía bonito, y no le importaría ilusionarlo con un poco de sexo para que se volviera su marioneta personal (obteniendo ventaja del excesivo parecido con su difunta hermana).
Su acelerado ascenso como traductor en el consulado de Hungría, se debía a que aunque si era un perfecto políglota, el hombre que tenía el puesto antes que él, renunció inesperadamente dejándole el camino libre. Caeles descubrió un fraude bancario que había cometido unos años atrás (cosa que tenía muy bien escondida), y así Luke lo chantajeó con exponerlo. Incluso si a Megurine le sucedía algún tipo de "misterioso accidente" Caeles tenía la indicación de revelar la información. El hombre sólo podía ceder, y así el de cabello rosa se convirtió en el traductor más joven con tan sólo diecinueve años.
Las veces que se reunía con su investigador, se le insinuaba sin recatos, pero el otro jamás cedía. Así que lo había clasificado como "un caramelo inalcanzable"; aunque Luke siempre fue de esas personas que se podrían acostar con quien quisiera y cuando lo quisiera. Había sido "la primera vez" de muchos heterosexuales y el amor platónico de los demás. Y claro que le encantaba aprovecharse de ello.

-¿Caeles, cariño?-
::¿Qué quieres?::
-Siempre tan agresivo- dijo en un puchero.- Necesito que me consigas algo de información.-
::¿Qué necesitas?::
-La rutina exacta de León Aberdeen, planeo amenazar a Namine con la vida de su esposo para que nos diga que pasa con Kamui y Shion. Y para eso, quiero saber lo que hace a cada minuto ése hombre.-
::Podría investigar y tener para mañana toda la información que quieras acerca de ellos dos::
-¿Y perderme la oportunidad de desenmascararlos yo mismo? ¡Y cuando pensaba que me conocías...! Sólo obsérvalo dos semanas y pásame el  reporte completo ¿Quieres, cariño?-
::De acuerdo. Quiero la cuota habitual::
-Sabes que sí. Hago mañana mismo el depósito, el dinero no es problema.-
::Que sea hoy:: dijo finalmente, y colgó el teléfono.
-Qué grosero... me encanta.- dijo Luke en una sonrisa pícara. Se sentó en una de las sillas del comedor, abrió su laptop e hizo la transferencia.
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-¿Por qué demonios duele tanto esta porquería?- dijo Kaito, que estaba sentado en un sillón individual con una intravenosa en el brazo izquierdo, en una pose de "me quiero morir".
-Ritsu dice que el activo del medicamento provoca mucho dolor interno, que es casi como una quimio, pero te va a ayudar mucho.- dijo el hermano pelirrojo. Lo que también había dicho la doctora, era que por el constante dolor estaría de mal humor hasta que se acoplara un poco.
-¡Ya sé lo que dijo! Pero... ¿por qué t-tiene que doler a-así?-
-¿Quieres que llame a...?-
-¡No! Bueno, si quiero verlo y quisiera que estuviera aquí conmigo, pero sigo enojado con ése pedazo de... imbécil.-
-Estoy de acuerdo. Es un imbécil, pero si su presencia hace que te sientas mejor, no dudaré en llamarlo. Además, si no quieres escucharlo, sólo basta con que no hable, y si no quieres verlo, sólo fija la vista hacia otro lado.- dijo poniéndose de pie.- Además, nunca deja el piso, anda rondando siempre cerca por si necesitas algo.- salió y le pidió a Teto que por favor fuera por Gakupo.
-Akaito... gracias.- dijo el azulado, con una mirada que reflejaba gratitud.
El pelirrojo quería decirle que no era nada, que para eso eran hermanos, pero dijo algo muy distinto, aunque Kaito supo interpretarlo. Después de todo, el tenía una singular forma de demostrar su afecto.
-Me la debes, tarado.- dijo, su hermano de azul sólo rió y el de rojo salió de la habitación.

-Akaito me dijo que me querías ver.-
-Yo no dije eso, pero piensa que contigo aquí me voy a sentir mejor de esta maldita medicina.-
-Bueno, me sentaré en una esquina y me quedaré por si necesitas algo.- dijo el samurai, un poco triste.
-... de acuerdo.-
Después de media hora de silencio, Kaito preguntó:
-¿Por qué razón la dijiste a Akaito lo que había entre nosotros?-
-Dijo que se merecía una explicación, y así era. Así que tuve que decirle, era lo más justo.-
-Ya veo...-
-Kaito... ¿Seguirá habiendo un nosotros?-
-¿Por qué lo preguntas?-
-Hice algo terrible, y estoy más que consciente de que es motivo suficiente para que me odies el resto de nuestras vidas, pero te seguiré amando incluso si tu a mi no. Incluso si alguien más te enamora.... pero soy egoísta, y te quiero sólo para mi. No soporto estar lejos de ti.-
-Lo sé.-
-Significa entonces que no ¿cierto?-
-¡Maldición! Sabes que te amo, y te lo dije. Sólo que ahora estoy enojado. Confío plenamente en que ya no volverás a dudar de mi, porque si lo haces, significaría el fin de todo ¿De acuerdo? Como te dije, estoy enojado, pero nada más. Te amo y te seguiré amando hasta el día en que deje de respirar... Será Nuestra Aventura ¿Recuerdas? De aquí a la eternidad.-

Con todo y que Kaito sentía mucho dolor, hizo una seña para que el samurai se acercara a el, quedando de rodillas frente al hombre de azul y abrazando sus rodillas.
-Gracias, amor mío...-
Con la mano derecha, tomó el mentón de Gakupo (que ahora estaba húmedo por lágrimas de arrepentimiento) y lo guió hacia arriba para así encontrarse con aquellos labios que tanto habían pasado sin probarse. Aún cuando Kaito estaba muy enojado, no pudo resistirse a un beso de su amor, quien respondía con ternura y delicadeza.

Desde un cuadro externo, el sol resplandecía por detrás de Kaito haciéndolo parecer una figura angelical. Y el otro hombre a sus pies, mas aparte unidos por aquel gentil y puro roce de labios, era toda una revelación espiritual de presenciar. Inclusive Akaito lo reconocía, quien estaba observando todo desde fuera de la habitación. Le pareció raro encontrar una epifanía esotérica en aquella escena, en lugar de una inconformidad... pero estaba bien con ello. Al menos por ahora.

jueves, 30 de enero de 2014

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 22.

NDA: Una pequeña aclaración, me refiero como "Luke" en vez de "Luki" al hermano de Luka (bueno, el genderbender) porque me gusta más cómo suena xD.
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Los paisajes verdes, la gentil brisa que acariciaba las mejillas de los presentes, la puesta de sol. Era una escena abrumadoramente hermosa... si no fuera por todas aquellas lápidas y criptas que adornaban constantemente esas largas explanadas de césped.
La familia Megurine no era muy extensa, sólo contaba con los dos hermanos, Luka y Luke (menor por un año); cuando la mujer fue muerta, su hermano decidió enterrarla junto a sus padres (los cuales habían fallecido hace unos pocos años atrás).

Kiyoteru asistió al funeral, Yüma lo hubiera acompañado, pero dado que fue su gente quien le dio muerte a la fallecida, decidió que lo más prudente era esperarlo en el automóvil.
Antes de que toda la formalidad empezara, Yotu se encontró con todos los Vocaloids a las afueras del cementerio.
-Buenas tardes, quise verlos a todos aquí primero para explicarles algunas dudas que tienen. Primero, con respecto a que nadie sabe todavía de los muchachos, Gakupo y Akaito les agradecen que hayan intentado visitarlos, pero se disculpan de no poder atenderlos y de no poder venir. Lo harán cuando estén en condiciones.-
-Me había preocupado mucho porque no nos habían dejado verlos. El accidente de Gakupo fue terrible, y nadie nos quiere decir porqué Kaito se encuentra en coma, ni porqué...- decía Rin, pero al final no pudo decir la última oración y se recargó sobre el hombro de Len, quién continuó lo que la rubia intentaba decir mientras rodeaba su cintura en un abrazo.
-El porqué Luka está muerta.- asintió finalmente el joven Kagamine. Todos palidecieron un poco con esa declaración.
-Kiyoteru, ¿será posible que tu nos puedas decir todo lo que está pasando?- preguntó Miku.
-Sólo puedo decirles algunas cosas, las razones no me corresponde a mi. Si Gakupo y Kaito quieren decírselas, lo harán a su tiempo. Les daré más bien un panorama general de la historia. Luka tuvo un arranque de celos en el plató, engañó a Kaito para que apuñalara de verdad a Gakupo, y cuando se enteró de que no había muerto, fue a verlo al hospital. Ahí la interceptó la policía, pero se resistió al arresto, desarmó a uno de los detectives y le disparó, estuvo a nada de dispararle a Shion también, pero... la policía no tuvo más opción que... bueno.
Acerca del coma de Kaito, no puedo decirles mucho al respecto, pero la verdad todo el mundo estamos pendientes si despierta.-
-¿Querrás decir "cuando" despierte, no?- preguntó un tanto alterada Miku, pero el abogado sólo se limitó a bajar la cabeza y poner un semblante triste.
-¿Cuándo y porqué se empezó a ir todo a la mierda?- dijo Gumi sin creerse lo que escuchaba.
-Es que... no puede ser...- se repetía Mikuo.- Luka no pudo haber hecho todo eso... tu... nos mientes, Kiyoteru. ¡Así es! ¡Ése es tu trabajo! ¡Mentir! No puedes arrojarle tanta mierda a Luka sólo porque sí. No la conocías, nadie la conocía mejor que yo. Ni siquiera Gakupo. Ese maldito imbécil nunca supo cómo tratarla y por eso terminó muerta... ¿Quién me asegura que no la estás calumniando? No me sorprendería que el imbécil la haya asesinado con su naturaleza animal, por eso estaba encerrado en esa comuna, ¡porque ese subnormal no encaja con nosotros!-
Gumi se sintió enfurecer. Estaban difamando la integridad de su amor imposible... no, de su mejor amigo.
-¡Cállate, Mikuo! No creas que conocías mejor a Luka que nosotros sólo porque te acostabas con ella o porque la amabas y ella nunca te quiso. Si es cierto que nos cuesta creer lo que Yotu nos está diciendo, no tiene razones para mentirnos. Y aquel "subnormal", como lo llamas, tiene más honor que tu, tanto que si Luka te hubiera escogido a ti, lo habría aceptado con la frente en alto, y no se hubiera metido con ella a escondidas. Más aparte, te recuerdo que todo lo hacías a sabiendas de que Miku y tu todavía tenían el compromiso hecho y derecho, así que deja tu mierda moralista a un lado y compórtate como la gente.-
-¡Me lo viene a reprochar la persona que estaba, o más bien, está enamorada de Kamui!-
-Si quiera tuve la decencia y el respeto propio de no rogarle migajas de cariño.-
Gumi terminó callando a Mikuo, ganando aquella pelea verbal que todo mundo escuchaba sin decir ni exclamar una palabra. Hatsune se dio media vuelta, y se alejó lo suficiente, acercándose a contemplar el ataúd donde yacía su amada, haciendo planes para averiguar todo lo que Hiyama les estaba ocultando.

Una voz un tanto similar a la de Luka lo sacó de sus desesperados pensamientos.
-¿Así que tu eres Hatsune Mikuo?-
-Tu debes de ser Megurine Luke-
Luke era demasiado parecido a Luka, hasta se atrevería a decir que era exactamente igual, a diferencia de que tenía el cabello corto (y, por supuesto, las curvas y la voluptuosa figura). Aquel muchacho representaba demasiado bien el concepto de androgínia. Y hasta con un poco de vergüenza admitía, que el de cabello rosado, era un hombre estéticamente hermoso.

-Escuché todo tu "espectáculo" allá atrás. Al parecer no crees la versión de aquel tipo castaño; fue muy similar a lo que aparece escrito en el reporte policial, el día en que me informaron de la muerte de mi hermana.-
-¿Y porqué demonios me estás diciendo esto? ¿A mi en qué me importa?-
-Probablemente, en nada. Por lo menos no esto que te estoy diciendo, pero tu quieres conseguir respuestas por ti mismo y yo también. Así como lo veo, podemos hacernos... "socios".-
-Con el dinero que gano puedo contratar a un detective privado que investigue y dejarte fuera, "socio".-
-Hablo siete idiomas, trabajo como traductor en el consulado de Hungría de la ciudad, y con el dinero que dejó mi hermana del fideicomiso a mi nombre, podría comprar el sistema judicial entero,"socio".-
-Si eres así de millonario, no veo porqué me necesitas.-
-No te necesito, pero no quiero que alguien más se lleve la satisfacción de descubrir lo pasa. Te doy esa oportunidad, que descubras por ti mismo lo que sucedió, pero si no la quieres, te dejaré de insistir en este instante.- dijo Luke, pero después de pensarlo unos segundos, Mikuo asintió.
-De acuerdo, estoy dentro.-
-Sólo te advierto: Estoy un poco loco ¿sabes? Si descubrimos algo que me moleste mucho, soy capaz de matar al responsable.-
-Correré el riesgo, ya no tengo nada que perder.-
-Me agradas, Hatsune.- dijo Luke, le plantó un beso en la mejilla a Mikuo (quien se sonrojó un poco) y se dio la media vuelta, dejando al otro admirando de nuevo el ataúd de Luka.
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Gakupo caminaba por los pasillos del hospital buscando a la doctora. Estaba asustado y preocupado, si Kaito no despertaba para el día siguiente, Akaito lo desconectaría. Incluso, él mismo se estaba dando por vencido, Shion no mostraba mejorías, y si moría, la propia vida del samurai también se extinguiría; no es algo de lo que estuviera preocupado, su vida en sí no importaba, sólo que el azulado se encontrara bien. Sólo eso.
-Ritsu, el medicamento de Kaito está por terminarse ¿te importaría cambiarlo?-
-Claro, en un instante iré.- Namine entró al almacén de medicamentos, tomó una bolsa con un líquido verde de una repisa y salió con Kamui.
-¿Y cómo estás, Gakupo?-
-Sólo... intento sobrellevar todo este asunto, Ritsu. Quiero creer que se despertará.-
-Gakupo... las probabilidades son...-
-Ya lo sé, pero si dicen que la esperanza se pierde al final, y yo ya la estoy perdiendo ¿significa que ya estamos próximos al final?-
Ritsu ya no dijo nada, sólo emitió un suspiro que destilaba desesperanza.

Entraron a la habitación donde yacía el azulado, mientras la doctora hacía el cambio de medicamento, Gakupo notó un pequeño y demasiado sutil detalle. Tan insignificante que pocas personas en el mundo podrían notar. Tal vez gente con desorden obsesivo compulsivo, o personas como él, que anteriormente revisaban cada detalle de cada cosa puesto que, en Edo, todos los clanes querían muerto a Kamui, y aprendió que hasta la cosa más insignificante, podría representar un peligro a su vida.

Kaito no estaba en la misma posición en la que Gakupo lo había visto antes de salir.
Tenía la boca abierta un poco más, pero sólo un poco; y el dedo índice de la mano izquierda se había desplazado aproximadamente 1.5 milímetros hacia afuera. Pero tendría que asegurarse que de verdad el azulado se hubiera movido y no que fuera el resultado de una contracción de músculos o algo así.
-Ritsu, dime algo... ¿Kaito, en su estado, puede realizar movimientos involuntarios o de reflejo?-
-Sería lo más normal.- El samurai sintió como se apagaba la única chispa de esperanza que había iluminado sus preocupaciones por un instante, y se dejó caer pesadamente en un asiento. -pero ahora que lo pienso, sólo sería posible si tuviera actividad cerebral. Pero como es el caso, y no la tiene, es imposible que se mueva, ya que su sistema nervioso también esta "dormido".-
Kamui se levantó bruscamente, como si las dudas del universo por fin hubieran tenido explicación.
-Es decir que ¿Si se moviera es porque su cerebro ya tendría actividad?-
-Así es... ¿a qué viene la pregunta?-
-Ritsu, llámame loco o lo que quieras, pero Kaito se movió. ¡Se movió! Su dedo, está más hacia afuera que hace unos instantes.-
-Gakupo... está igual que desde hace días.-
-¡No! Ritsu, créeme, por favor.-
-Es que, no es algo prominente. No podrías decir que se movió porque no se ve una diferencia. Es casi imposible que te des cuenta de detalles así de minúsculos.-
-Si puedo. Por ejemplo: La bata blanca de hoy, no es la misma que trajiste ayer, y la de ayer no es la misma de anteayer. Por todos los días que te he visto, puedo decirte que tienes cinco batas iguales, pero las puedo diferenciar porque todas tienen los botones cosidos en diferente forma y la de ayer, tenía una pequeña mancha de sangre en la orilla, muy vieja por la forma y el sutil color que quedó. Inclusive te puedo decir que en tus manos veo que, no hace más de tres días te hiciste la manicura, en la cual te lastimaron un poco ya que tienes una apenas visible cortada en el dedo medio de la mano derecha junto a la uña, y otra en el meñique de la izquierda.- Namine se quedó congelada. ¿Cómo demonios supo todo eso?
-De acuerdo, supongo que si puedes darte cuenta. ¿Qué es lo que sugieres? ¿Que hagamos los estudios nuevamente?-
-Es exactamente lo que sugiero, Ritsu.-
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-Te traje un poco de tarta, cariño.-
-No quiero.-
-¡Akaito Shion! ¡No has probado un bocado en dos días! ¡Así que, o te comes la tarta, o te obligo a tragártela!- regañó Teto.
-De acuerdo, de acuerdo, la comeré.- dijo el pelirrojo a regañadientes mientras tomaba un bocado de la tarta... Tarta de moras, la favorita de su hermano. No pudo contenerlo y comenzó a llorar ahogadamente.
Kasane sólo se limitó a abrazarlo, mientras Akaito se aferraba al cuerpo de su prometida, buscando consuelo en ese delicado cuerpo cálido.
-...¿Akaito?- preguntó una voz. El pelirrojo se incorporó nuevamente, se limpió las lágrimas y respondió a la interrogante con otra pregunta.
-¿Qué quieres, Kamui?-
-Ritsu mandó a realizar el electroencefalograma nuevamente. Kaito se movió un poco; dice que eso sólo sucede cuando...-
-¡Cuando hay actividad cerebral!... ¿Escuchaste, cariño? ¡Va a regresar!- gritaba feliz mientras tomaba las manos de Teto y las besaba frenéticamente.
-Estimo que en unos minutos, Ritsu tendrá los resultados.-

Se reunieron en la sala de espera del quinto piso del hospital Allenworth, todos nerviosos por lo que la doctora fuera a decirles a continuación. Parecía que los segundos se hacían minutos y los minutos se hacían horas.
Finalmente, Ritsu salió con unos papeles en la mano, leyéndolos con los ojos abiertos como platos y la boca ligeramente abierta, sorprendida de lo que fuese que estuviera impreso en aquellas hojas. Ya reunida con el samurai y los pelirrojos, comenzó a hablar.
-Yo no... nunca había visto nada similar. Digo, la posibilidad era menor al dos por ciento... yo, no sé ni qué decirles muchachos. Kaito se está recuperando a un ritmo increíble. Es un milagro médico...-
Teto se llevó las manos a la boca, emocionada y su prometido sonreía mientras las lágrimas recorrían sus mejillas adornándolas con un brillo cristalino.
Gakupo cepillaba su cabello con las manos ansiosamente, no sabía cómo reaccionar, sólo atinó a preguntar algo, con la voz un tanto quebrada.
-¿Y ahora, qué procede?-
-Pues lo primordial ahora, es cambiarle el medicamento por uno más agresivo. Sería casi como una quimioterapia, ayudará tremendamente al cerebro, pero el activo principal provoca bastante dolor interno y mucho desgaste físico. Si Akaito autoriza que se le suministre, yo personalmente garantizo que, después del tratamiento, con una buena alimentación y algo de terapia física, tendrá la mejor de la salud.-
El hermano Shion no lo pensó dos veces, la palabra de la pelirroja era más que suficiente. Autorizó inmediatamente el tratamiento.
-¿Por cuánto tiempo se le estará poniendo este medicamento?- preguntó Gakupo, apunto de arrancarse todo un mechón de cabello.
-Se lo pondré justo ahora, y es tan efectivo que cuando la primera bolsa se acabe (aprox. unas tres horas), ya despertará completamente lúcido. El tratamiento dura treinta días, cada vez con las dosis mas pequeñas, debo advertirles, necesita que estén con el a cada paso, ya que va a ser constante el paso de la medicina. 24-7, muchachos, no puede haber interrupciones, y por lo tanto, estará en un dolor constante. Tienen que apoyarlo mucho.- dijo finalmente la doctora, y así se dio la media vuelta a paso rápido para ya no perder más tiempo y comenzar de inmediato.

En sólo tres horas, tendrían a Kaito de vuelta.
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Se trasladaron al cuarto del azulado, Namine ya había puesto a correr el medicamento. Tenía un cierto color púrpura que se asemejaba un poco al color de cabello de Kamui.
La tensión de aquel lugar era tal, que casi podía tocarse. Los nervios, la incertidumbre, la esperanza y las dudas reinaban en ese espacio; esperando una señal, cualquiera. Todos pendientes a cualquier movimiento que el de azul pudiese hacer.

Gakupo no apartaba la vista de el lugar donde permanecía recostado su hombre, apretaba celosamente entre sus manos aquel hermoso guardapelo de oro. Casi como si ahí estuviera depositando toda su energía y esperanza, en aquel pedazo de metal precioso, que no era ni un poco mas precioso que los sentimientos que mantenía por Kaito; y que rogaba a quien fuese que escuchara sus pensamientos, que el azulado siguiera amándolo con la misma intensidad como cuando cayó en sueño.

Pasó la primera hora, que había parecido interminable. Akaito se quedó dormido sobre el hombro de Teto, ya no tenía el estrés de hace poco, pero aún así, aunque hubiera querido aguantar, la falta de descanso y de nutrimentos, lo derrumbó por un momento. El samurai seguía igual de imperturbable.

Pasó la segunda hora, y ahora era Teto quien comenzaba a cabecear de cansancio, hasta que terminó por rendirse ante Morfeo, igualmente. Gakupo llevaba tres días sin dormir, pero el ya estaba acostumbrado, así que era seguro que aguantaría. Pasó la segunda hora, y el seguía imperturbable.

Cuando pasó la tercera hora y unos quince minutos, Kamui estaba sudando frío, la desesperación de no ver ningún cambio... pero tenía que ser paciente.
Kaito movió un poco la cabeza, sutilmente. Gakupo se echó para atrás bruscamente, despertando a Teto y a Akaito.
Todos se pusieron de pie, rodeando la cama del azulado, viéndolo fijamente.
Comenzó a abrir los ojos, lentamente, pero con firmeza y seguridad de que no los volvería a cerrar por tanto tiempo. Dio un respiro profundo, oliendo conscientemente aquellos olores que su nariz ya extrañaba.
Sus ojos terminaron de abrirse, deslumbrándose un poco por la breve luz de la habitación... las voces que comenzaba a oír progresivamente se hacían cada vez más claras y familiares.

Kaito por fin pudo distinguir las tres figuras que se encontraban ahí, pero concentrándose sólo en una, en la de él. Aquel al que amaba y amaría toda la vida.
-Bienvenido de vuelta, compañero.-

miércoles, 29 de enero de 2014

Weekly Tips: Videojuegos/Música.

Hola, gente (:
Perdonen que me he estado concentrando más en el fic que en el demás contenido del blog, pero es algo que realmente me apasiona hacer.

En fin, ya estoy de vuelta con las recomendaciones C:
Esta vez, les recomendaré un juego que estuvieron regalando los primeros días de enero a los usuarios GOLD en Xbox LIVE.

El dicho juego es Sleeping Dogs.

En el juego tomas el control de Wei Shen, un policía encubierto chino-americano que se infiltra en la mafia china, los Sun On Yee, más específicamente, dentro de las triadas, que son  los que controlan todo el negocio ilegal en la ciudad de Hong Kong.
El juego ofrece una experiencia abierta, con uno de los mapas más grandes que haya visto. (Sin contar GTA xD). Ganas experiencia de Policía y de Triada con cada caso o favor que realizas. También te gana prestigio, lo cual te permite desbloquear nuevos atuendos y nuevos vehículo (Que, dependiendo la clase de vehículo que sea, desbloqueas nuevas carreras callejeras).

La música viene aquí, cuando subes a un automóvil, la radio suena y te permite cambiar las estaciones:

Boosey And Hawkes: (Classical music, opera)
Daptones Radio: (Funk, soul)
Kerrang! Radio: (Indie rock)
Ninja Tune Radio: (Electronic music)
Real FM: (Hip hop)
Roadrunner Records: (Metal)
Sagittarius FM: (Classic rock, new wave)
Warp Radio: (Electronic music)
H-Klub Radio: (Hong Kong hip hop)
Softly

Las estaciones que más recomiendo, son Roadrunner Records (ya saben que me encanta el metal) con las canciones de The Parlor Mob (After All y Take What's Mine), de Black Stone Cherry (Rain Wizard y Change) y Killswitch Engage (My Curse).
También H-Club (Con cualquiera de 24HERBS) y Real FM.

Este juego está disponible para Xbox 360, PS3 y PC.
Esas son mis recomendaciones, ya saben qué hacer:
Comenta.
Comparte.
Odia a todos (:



miércoles, 8 de enero de 2014

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 21.

NDA: Este capítulo, lo quiero dedicar a Sahara, que es y siempre ha sido buena amiga conmigo. Te quiero, Sahara-kun.
Pero también a todos ustedes, lectores y lectoras que me han inspirado a llevar este fic hasta este capítulo, cuando no tenía pensado más de seis. Gracias por leerme, y ojalá mis ideas sigan siendo de su agrado.
También, este capítulo tiene Chan de Yüma y Kiyoteru. Me estoy concentrando un poco en ellos porque ya no aparecerán mucho en lo que resta del fic, o al menos eso planeo.
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Ya habían pasado diez días, y Kaito no mostraba ninguna mejoría, ni señal de que lo haría.
Gakupo por su parte, estaba a unas horas de ser dado de alta del hospital, ya que por sus genes de combate naturales, sanaba muy rápido. Kamui quiso verlo desde aquel día, revisar su progreso y velar por el, pero Akaito no se lo permitió.
El entendió perfectamente sus razones, y aunque quiso refutar, no se sentía en la posición más adecuada para hacerlo.
No pensaba en otra cosa que no fuera en todo ese asunto, que tal vez todo se pudo haber evitado, que el no hubiera salido herido, ni Luka muerto, ni Kaito en coma... ni nada.
Pero ahora, lo que fuese que pensara, ya no importaba. Lo hecho, hecho estaba. Así que la mejor forma de ayudar era enfrentar la situación y tratar de enmendarla lo más posible. Redimirse consigo mismo, pero sobre todo... con Kaito.
Su vida ahora estaba en segundo plano ahora.
Gumi lo había visitado hace una media hora, le dejó algo de ropa para cuando saliera. Gakupo, por teléfono, le dio las instrucciones de cómo entrar al departamento que compartía con Shion. Confiaba plenamente en ella, lo suficiente como para permitirle entrar a la vivienda, después de todo, era su mejor amiga. Una vez saliera del hospital, el samurai no tenía idea de donde ir o qué hacer.
Mientras Gakupo pensaba todo aquello y se vestía para recibir su alta médica, un pelirrojo lo sacó de sus pensamientos.
-Kamui, tenemos que hablar.-
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Kiyoteru se encontraba en el sofá de su casa (la que antes, perteneció al jefe Yümio), debatiéndose entre sus pensamientos. Cuando Kaito entró al ala de radiología, era obvio que no podía llevar su ropa ni objetos metálicos. Así que Ritsu le entregó un paquete con sus pertenencias.
El problema no era dárselas a Akaito, si no que entre ellas se encontraba un hermoso guardapelo de oro. Su curiosidad lo llevó a abrirlo, y allí encontró una foto de los dos enamorados, y una hermosa frase grabada: "De aquí, a la eternidad. Será Nuestra Aventura."

Lo miraba una y otra vez, debatiéndose si se lo debía de entregar a Akaito o no.
-¿Qué pasa, cariño?- preguntó Yüma, que recién salía de la ducha, con una toalla alrededor de la cintura.
-Encontré un guardapelo entre las cosas de Kaito, tiene una foto de Gakupo y el. Siento que si le entrego todo a Akaito, vaya a enloquecer más contra Kamui... porque revela los sentimientos que se tienen.-
VY2 se sentó a su lado, tomó su cabeza entre sus brazos y le dio un tierno beso en la cabeza mientras le retiraba el guardapelo y lo colocaba sobre la mesa con las demás pertenencias del azulado.
-Si me preguntaras que haría yo, si fuera tu... Le daría todas las cosas de Kaito. Ritsu te las entregó porque ése día todavía no había llegado su hermano, y creo que después de verlo así, Akaito merece un explicación verdadera del porqué Kaito está como está. Ya lo que pase después, será necesario para esclarecer todo este asunto.-
-Creo que tienes razón... tampoco me corresponde a mi decidir eso.-
-Confío en que sabrás decidir lo que es mejor, pero cambiando un poco el tema... no te he dicho hoy lo mucho que te amo ¿o si?-
-Aunque no lo digas, yo lo sé. Pero me gusta escucharlo. Yo también te amo, Yüma...- dijo Hiyama con una sonrisa entre sus ocupados labios, que ahora entretenían a los del ojiverde.

¿Qué era lo que pasaba siempre con él? Cada vez que sus labios se encontraban en una delicia de intimidad, Kiyoteru se dejaba llevar y envolver por las caricias de VY2, quien a su vez, disfrutaba del cuerpo de su amante.
Yüma no se contuvo más, y mientras deslizaba su mano por debajo de la camisa de el castaño, su otra mano  la desabotonaba cuidadosa y lentamente. Yotu rompió el beso, para posar sus labios sobre la hermosa piel que cubría los hombros del ojiverde.
Años de entrenamiento, y el desgaste físico, no habían causado estragos en aquella suave piel perlada. VY2 sí que podía presumir de unos músculos muy bien formados entorno a todo su cuerpo; y cada que tenía oportunidad, a Hiyama le encantaba admirar ese cuerpo tan atlético y perfecto, así como recorrerlo con sus manos.
Una vez la camisa del castaño salió, Yüma desabotonó los pantalones de su amante, mientras las manos de Kiyoteru recorrían el bien formado abdomen del comandante, y retiraba gentilmente la toalla que envolvía su cuerpo para revelar esa hermosa desnudez.
VY2 hizo lo mismo con Yotu, lo ayudó para desprender aquella estorbosa ropa, que le impedía ver el masculino, pero aún así, delicado cuerpo del castaño.
Yotu se posicionó entre las piernas de Yüma, probándolo lo suficiente como para hacer que los sentidos de VY2 falsearan. Una vez listo, Hiyama se recostó sobre el sofá, y el comandante sobre el, mientras entraba en el cuerpo del otro con mucho cuidado de no lastimarlo.
Yüma comenzó a moverse ambiciosamente, mientras Kiyoteru aferraba sus manos a la musculosa espalda del otro; así ambos se encontraban en una catarsis de placer, donde ya ninguno de los dos podía detenerse o arrepentirse. Y por supuesto, no querían detenerse ni arrepentirse, ambos se amaban, y sólo ellos podían llevarse uno al otro hasta el éxtasis.

El sudor goteaba ansiosamente de la frente de uno, sólo para reflejar lo apasionado del acto. Yüma devoraba desesperadamente a Kiyoteru, que se encontraba fuera de sí. Estaba sonrojado y ahogando algunos gemidos que salían desde su garganta; el ritmo se fue intensificando y las embestidas se hacían cada vez más fuertes y profundas, y a su vez, el ojiverde lamia la curvatura del cuello del castaño.
Soltaron un último y tosco gemido al unísono, ya que ambos se habían liberado. El comandante dejó caer su cuerpo sobre del otro y besó tiernamente su oreja.
-Vamos a la ducha.- dijo VY2 mientras recobraba la postura y se ponía de pie para extenderle la mano a Hiyama.
-Te amo...- dijo tomando su mano.
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El abogado subió a su automóvil y se dirigió hacia el hospital, donde se encontraría con Akaito para entregarle las pertenencias de su hermano. En el camino, recordaba las palabras de Yüma, porque aún no se sentía convencido del todo de dar las cosas de Kaito, pero era como él había dicho: no le correspondía decidir eso.
Así que cuando llegó a Allenworth, subió por el elevador hasta el quinto piso. Fue a la habitación de Kaito, donde se encontraba con muy mal semblante. Tenía hematomas por toda la cara, una tablilla en la nariz (para enderezarla) e intravenosas en los dos brazos.
Akaito estaba sentado en una de las sillas contiguas a la cama, dormido y recargado sobre su hermano. Teto no lo dejaba nunca solo, atendía a su prometido en lo que fuese necesario para que nunca se apartara del azulado.
-Buenas noches, señorita Kasane.- dijo apropiadamente Hiyama, procurando hablar bajo para no despertar al pelirrojo. Teto se levantó de su asiento, y salió de la habitación junto al abogado cerrando la puerta tras de sí.
-Buenas noches Kiyoteru, pero por favor, dime Teto.- dijo sonriente.
-Gracias, Teto. Vine a dejarle esto a Akaito. Son las pertenencias de su hermano, no pudo entrar con esto a radiología y me lo dejaron a mi porque ustedes todavía no llegaban... en fin, si está muy indispuesto puedo volver mas tarde.-
-No creo que despierte en un buen rato, lleva todos estos días sin dormir, hasta hace una hora que ya no resistió y se quedó dormido junto a Kaito. Si quieres, puedes dejarme las cosas a mi, y yo se las daré cuando despierte.-
-Te lo agradeceré mucho si así lo hicieras.- dijo el castaño y le tendió el paquete a la pelirroja, quien lo tomó con cuidado.
-Por supuesto, no es nada.-

Así ambos se despidieron, Kiyoteru tomó su camino y Teto volvió a entrar a la habitación. Ella también estaba muy cansada, recargó la cabeza en el respaldo del asiento y cayó en un profundo sueño.
Despertó a la mañana del día siguiente, se enderezó y talló un poco sus ojos.
-Buenos días, cariño.- dijo Akaito quien veía con curiosidad el paquete que había dejado Hiyama.
-Buenos días... Oh, veo que ya viste esto. Kiyoteru vino a dejarlo anoche, son las cosas que tenía Kaito antes de que lo internaran. Voy por un café ¿Quieres uno?-
-Con tres de azúcar, por favor.- Teto se acercó a darle un beso en los labios, y después salió.
-Ahora vuelvo.-

Akaito abrió la pequeña caja en donde estaba la ropa de Kaito, pulcramente doblada, su cartera con respectivas identificaciones y un guardapelo de oro.
"Y me reprocha que yo despilfarro..." pensó mientras admiraba la pieza de veinticuatro quilates. No le dio mucha importancia, y la puso a un lado suyo; se estiraba después de un pesado, pero bien merecido sueño y el guardapelo se cayó del asiento abriéndose.
El pelirrojo lo tomó entre sus manos, vio la foto y leyó la inscripción. Ahora, era más que obvio que ellos dos tenían algo más que una simple amistad... pero no podía dar nada por sentado. Hasta donde el sabía, a Kaito siempre le habían gustado las mujeres. No le recordaba muchas novias, puesto que siempre fue muy tranquilo, sólo que su amor con Miku siempre fue imposible.
-¿Pasa algo?- preguntó Teto, quien sostenía dos vasos de café en las manos.
-Te contaré después... voy a hablar con Kamui. ¿Sabes si sigue aquí o ya lo dieron de alta?-
-Me parece que en unas dos horas lo dejan ir...-
-Bien... iré con el.- dijo mientras salía de la habitación con el guardapelo en mano.

El samurai se encontraba vistiéndose con una camisa, cuando Akaito entró.
-Kamui, tenemos que hablar.-
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Gakupo no sabía que decir, así que sólo asintió y se sentó al filo de la cama. Akaito le arrojó algo, para que pudiera atrapar con el brazo derecho, observó el objeto en su mano y palideció.
-¿Donde lo conseguiste?- pregunto el samurai con un nudo en el estómago y la voz un poco quebrada.
-Estaba entre las cosas de Kaito, antes de que lo internaran... Explícame que significa.-
-No creo que pueda, Akaito.-
-¡Maldita sea, Kamui! Estoy seguro que tanto tu como mi hermano no están en esta situación por mera casualidad, y ese guardapelo tiene algo que ver. Lo menos que merezco es una maldita explicación.-
Las palabras del pelirrojo eran ciertas, de verdad merecía una explicación.
-De acuerdo, pero no te va a gustar del todo lo que vas a oír. ¿Aún así quieres que te cuente todo?-
-Ya no me hagas esperar, Kamui.- dijo Akaito mientras tomaba asiento.
-De acuerdo. Una noche yo volvía de un ensayo con Len, y encontré a Mikuo y Luka teniendo sexo en nuestra cama...- y así empezó a contar todo desde el principio. La traición de Luka, el rechazo de Miku a Kaito, como se encontraron en la calle... y todo lo que habían vivido, desde cómo terminó Teto comprometiéndose con Akaito y la historia del guardapelo, hasta el incidente del día del rodaje. El nuevo incidente de Luka (y su muerte) y el malentendido que había puesto a Kaito en coma.

Akaito sólo escuchaba con cuidado, procesando cada palabra que salía de los labios del samurai, y cuando éste termino de hablar, sólo hubo un breve silencio.
-Entiendo... creo que debería de agradecerte. Gracias a tu plan, estoy comprometido con la mujer de mis sueños; por otra parte, creo que te entiendo. Si me hubiera pasado lo mismo, creo que no sólo lo hubiera puesto en coma, sino que de verdad, hubiera asesinado al que me traicionó. Sea como sea, no disculpo lo que hiciste, aunque entienda tus razones, sigue siendo mi hermano.
Y cuando despierte, o si despierta, espero que puedan resolver esto. Aunque debo confesarte que nunca pensé que Kaito fuera homosexual... o tu.-
-No lo somos, sólo que dio la casualidad que nos enamoramos uno del otro, aún siendo hombres.-
-Si quieres, puedes ir a verlo cuando quieras. Esta en la habitación 515.- dijo dándose la vuelta para salir.
-Gracias, Akaito.- dijo Gakupo haciendo una reverencia con la cabeza. El pelirrojo se detuvo antes de desaparecer por el pasillo.
-Kamui, una cosa más: Si no despierta, jamás te lo perdonaré y te mataré yo mismo.-
-Si eso sucede, no pelearé por mi vida. Si el muere, yo también.-
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Ahora, Gakupo llevaba siete días velando por Kaito. La doctora Namine Ritsu, quien había atendido al samurai, ahora cuidaba de la salud del azulado... pero los días pasaban y no mostraba ninguna mejoría.
Ritsu empezaba a desahuciarlo, los exámenes no mostraban muerte cerebral, pero no había actividad en el cerebro. Y si no hubo actividad en los primeros dos días, había sólo un 2% de posibilidades para que pudiera despertar.
El día anterior, Namine había hablado de esto con Akaito y Gakupo. El pelirrojo abandonó toda esperanza de que su hermano despertara y autorizó que lo desconectaran. Pero Kamui se opuso con firmeza, los dos hombres llegaron a un acuerdo: Si no despertaba en los siguientes tres días, Kaito sería desconectado y su cuerpo moriría.

Akaito se encontraba mal, no comía, no dormía, no hablaba con nadie mas que con Teto, y sólo para llorar. Aunque Gakupo lo puso en coma, él autorizó que desconectaran a su hermano. No podía dejar de pensar que la vida de Kaito iba a desaparecer por su culpa. Pero si no había despertado en los primeros días, no era probable que lo hiciera después.
Gakupo, por su parte, no se encontraba diferente. Se sentía incluso peor, nunca se separaba del lecho del azulado; pero estaba atento a cualquier cosa: ya fuera un sonido, o un movimiento. Lo que fuese que le indicara lo contrario del diagnóstico, pero no había nada... sólo era lo de siempre. Nada.

Como siempre, el samurai estaba cuidando de Kaito, se encontraban sólo ellos dos y Kamui no pudo evitar tomar su mano y besarla.
-Dicen que una persona en esta situación puede escuchar todo lo que pasa alrededor suyo, pero Ritsu dice que tu cerebro está dormido... aún así haré el intento.
Kaito, desde el primer instante que apareciste en mi vida, siendo mi mejor amigo, te convertiste en la persona más especial para mi. Solía pensar que la vida no tenía sentido, que era simplemente selección natural, que sólo sobrevive el más fuerte. Esa noche, cuando escapé de Edo, no tenía idea de que hacer una vez llegara a la ciudad; no tenía dinero, ni un lugar para quedarme o siquiera una identidad.
La vida fue buena conmigo, te puso en mi camino y fue contigo con quien aprendí a vivir y ser feliz. No fue ni Fujimori, ni Luka, fuiste tu.
Antes de ti, no había nada que valiera la pena. Pero vales más que mi propia vida, te amo y sé, que te empecé a amar desde aquel primer instante en el que te vi. En el rodaje, mientras yo gastaba tiempo, pensaba nuestra relación... llegué a la conclusión de que quería estar contigo por siempre, y no me bastaría con sólo anunciar nuestro noviazgo en la fiesta de cierre del proyecto. Ese día, planeaba pedirte matrimonio frente a todos nuestros amigos.
Tengo tu guardapelo ¿sabes?. No pensé que lo trajeras contigo todo el tiempo, pero las palabras que tiene dentro, son verdaderas. De aquí a la eternidad, mi amor.
De aquí a la eternidad... Sera nuestra aventura. Por favor, te lo suplico, cariño mío: DESPIERTA.- dijo finalmente.

La bolsa de medicamento estaba a pocos minutos de acabarse, así que se levantó de su asiento, depositó un suave beso en los labios del durmiente, y fue en busca de Ritsu para avisar que el medicamento se iba a terminar.
Kaito estaba tranquilo, recostado en la cama, pero no estaba inmóvil del todo. Comenzaba a mover el dedo índice de la mano izquierda... lenta y sutilmente.
Hasta parecía que intentaba decir algo, o tal vez si lo estaba haciendo. Con una voz apenas audible:
-Ga... ku...po...-

lunes, 30 de diciembre de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 20.

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-¿Y Kaito Shion?- preguntó un todavía aturdido Yüma.
-Fue a hablar con Gakupo, tienen muchas cosas que discutir todavía.- dijo Kiyoteru -Yüma... ¿por qué dejaste que te disparara? Te he visto en acción, y con un sólo movimiento, pudiste haberla desarmado fácilmente.-
-Fue un error de cálculo... Todos los que poseemos una placa tenemos derecho a atacar siempre y cuando nos estén atacando primero, así que la provoqué para que me disparara y los OPS pudieran llenarla de balas, pero ya veo que lo único impresionante que tienen es la musculatura y el nombre, de ahí en más, son igual de útiles que nada... de no ser por Mizki, Shion e incluso yo, no habríamos salido con vida.-
-Pudo haberte disparado en la cabeza y lo sabes.-
-Lo se, pero ya era demasiado tarde para arrepentirme... Lo lamento, Yotu. Pero te prometo que si alguien me vuelve a apuntar con mi arma, le digo que me dispare al pecho.- dijo algo divertido, mientras el castaño sólo lo miraba con desagrado.- Pero, sinceramente, en ése momento, en el que decidía qué hacer o no, lo dudé. No quería jugar a ser Dios, pero algo tuve que hacer.-
-¿Y qué pasará con ella?- y señaló a la caída pelirrosa.
-Pues se le hará la autopsia reglamentaria, y después se le notificará a su familia para que la puedan enterrar o cremar.-
Hiyama asintió con tristeza, y subió al quinto piso, a asegurarse una vez más de que Gakupo se encontraba bien.

-¡Kiyoteru! ¿Ya ha terminado todo el jaleo abajo?- preguntó Namine con un toque de indiferencia.
-Si, ya todo acabó aquí, Ritsu. Sólo están haciendo las labores de limpieza y el informe. Estimo que en unas dos horas se liberará la recepción del hospital.-
-¿No les ayudarás?-
-Ya tuve mi cuota de hoy, y además vine como agregado. Realmente mi trabajo aquí es como abogado de Shion. Por cierto, ¿sabes en donde está?-
-Entró corriendo a la habitación de Kamui, supongo que ha de seguir ahí. Pero aunque se le veía feliz, también era algo macabro ya que estaba lleno de sangre... ¿Qué fue lo que pasó allá abajo?-
-Te aseguro que a más tardar, mañana en la mañana te enterarás.- dijo Kiyoteru, y se dirigió a la habitación del samurai.
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Todo se veía borroso, su vista falseaba un poco, pero después todo se aclaró. Tenía mucho dolor de cabeza, y recordaba haber entrado a la habitación para hablar con Gakupo, pero no vio a nadie; y a partir de ahí, sólo era oscuridad. Kaito ya no recordaba más.
Quiso levantarse, pero no pudo. Algo lo mantenía pegado al suelo e inmóvil. Estaba atado a una mesa atornillada con una sábana.
-¿Pero qué pasa?- se preguntó con desesperación.
-¿Así que ya despiertas, maldita serpiente?-
-¿Gakupo?... ¿Qué es lo que está pasando?- preguntó el azulado, aún con la vista desorientada.
-Voy a hacerte unas preguntas y vas a tener mucho cuidado con lo que me vas a responder. Y para hacerlo más objetivo, sólo me responderás con un "Si" o "No", de otro modo, ganarás una reprimenda.- dijo el samurai tratando de contenerse para no arrancarle la cabeza al Shion, mientras se encontraba sentado al filo de la cama.
El azulado simplemente asintió, nunca había visto a este Gakupo, sólo había escuchado de labios del mismo Kamui lo letal que podía llegar a ser, pero nunca lo creyó de verdad ya que siempre tenía una actitud muy dulce respecto a todo.
-De acuerdo, Shion. En el set... ¿Sentiste celos cuando estuve en aquellas escenas con las chicas?-
-Si.-
-¿Celos de Miku o de Meiko?
-No.-
-¿De Gumi?-
-Si.-
-¿Sentiste celos de Luka?- Kaito sintió una punzada en el estómago y comenzó a sollozar, mientras se quedaba callado. Recordó que hasta donde Gakupo recordaba, el lo había apuñalado. Y no era una escena muy agradable verse a sí mismo cubierto de sangre. Gakupo se levantó lentamente de donde se encontraba, se colocó en cuclillas frente al hombre de azul, y con mucha gentileza levantó su barbilla para mirarlo a los ojos y propinarle una buena bofetada. -¡Contéstame, maldita sea!-
-Si...-
-¿Sentiste celos suficientemente fuertes como para querer hacerle daño?- y la verdad era que sí. Pero no un daño mortal, por supuesto. Sólo como para hacerle frente, empujarla un poco y decirle "Es mío, perra." Así que mentiría si dijera que no.
-Si, pero te juro que...- sintió de nuevo, como le volteaban la cara a la fuerza. Le dolía el rostro, y sus pómulos comenzaban a inflamarse gracias a los golpes.
-Sólo "Si" o "No" ¿Recuerdas? Ahora... La sangre que traes vulgarmente encima... ¿es de ella?- Kaito no pudo contenerlo más y rompió a llorar ahogadamente.
-Si, pero... yo... no quería... nos obligó... te juro que no quería que terminara así.-
-¿"Nos obligó"? ¿Tu y quiénes más, maldito? ¿Está viva? ¡¡¿¿ESTÁ VIVA??!! ¡RESPÓNDEME, HIJO DE PERRA!- gritaba con desesperación tomándolo de la camisa y sacudiéndolo violentamente, haciendo caso omiso del dolor que empezaba a apremiarle en el pecho.
Kaito no podía mirarlo a los ojos. Estaba muy consciente de que lo que había pasado con Luka no era su culpa, pero aún así, sentía mucho dolor el pensar que se pudo evitar su muerte.
-Perdón, amor. Ella... ya no...-

Gakupo salió de sí mismo, dio un paso hacia atrás y sus ojos se dilataron. Ya no era el en ése instante, se había convertido en lo que su padre siempre quiso: El mortal y temible Kamui del Chôshû.
En una rabieta, se abalanzó sobre el azulado, y comenzó a golpearlo y a golpearlo. Una y otra vez, fuertemente en la cara; Kaito quería gritar, pero cada sonido que salía de su garganta, era aplacado por un nuevo golpe de su amor.
Kiyoteru entró en el momento exacto, vio como Gakupo le atizaba al azulado de una manera demasiado salvaje. Tomó una sábana de la cama, la envolvió sobre la cabeza de Kamui y tiró de ella, haciendo que cayera del otro hombre. Sin soltar de la tela, asomó la cabeza por la puerta para gritar:
-¡Ritsu! ¡Por favor, que vengan Yüma y Mizki! ¡Y alguien que atienda a Shion!- le costaba un poco poder articular aquellas palabras, ya que el samurai era de verdad, muy fuerte, y forcejeaba importándole nada que los puntos de la herida se estuvieran botando de su lugar.
-Ve por los detectives. ¡Pero ya!- decía Namine a una de las enfermeras que se encontraba por ahí, mientras ella corría a atender lo que fuese que pasara.

Kamui logró escapar de aquella molesta sábana, pero Hiyama lo abrazó con las piernas, inmovilizándolo un poco.
-¡No, Ritsu! ¡No atiendas a ese maldito asesino!- gritaba, mientras la doctora analizaba el daño en Kaito.
-¡El no lo hizo, Gakupo!- le decía desde atrás el abogado.
-Maldita sea, Kiyoteru. Eres bueno. Lograste que sacaran a este maldito homicida de prisión con sólo una fianza... ¡Pensé que te importaba la justicia! ¿Dónde demonios fue a parar tu supuesta ética?-
-¡No te atrevas a cuestionar mi ética profesional! El no lo hizo, Gakupo. Escúchame.-
VY1 y VY2 no tardaron casi nada en llegar, Yüma vio la escena y abrazó a Gakupo, ya que era el único que podía igualársele en fuerza de los presentes ahí. Kiyoteru se levantó a ver el estado de Shion, y Mizki empezó a hablar con un muy alterado samurai.
-Escúcheme, Señor Kamui. Mi nombre es VY1 Mizki, y mi compañero es VY2 Yüma. El es el Comandante de la policía en la ciudad y, junto conmigo, somos detectives del departamento de homicidios. Nos asignaron su caso, y en nuestra investigación encontramos que quien cambió las cuchillas, fue la señorita Megurine. Así también, vino a querer matarlo, ya que según ella "Kaito no pudo hacerlo". Ella desarmó al comandante, le disparó en el pecho y de igual manera quiso asesinarnos a mi y a su compañero... De verdad, crea al señor abogado cuando le dice que lo único que Shion quiso hacer, era protegerlo.
En cuanto a la señorita Megurine, nos vimos en la necesidad de defendernos, y ella sufrió de muerte. La sangre que Kaito trae por toda la ropa, efectivamente es de ella, pero sólo fue porque no pudo asimilar su muerte y se abalanzó a despedirla. Eso es todo, y es la verdad. Lamento su pérdida.-

El samurai dejo de forcejear con Yüma y se calmó. Regresó a su estado natural sólo para poder procesar las palabras de Mizki y contemplar lo que había hecho con Kaito. Una vez más, había caído en las mentiras de la pelirrosa, pero sería la última. Él tampoco hubiera querido que Luka acabara muerta, pero por más que le doliera aceptarlo, tal vez era la única forma de que sus engaños, sus celos, su hipocresía bien disimulada y todo aquello terminara.
Pero aún así, compartió con ella dos años de su vida, ella había sido lo único especial para el cuando salió de Edo; cuando todavía no la carcomía la fama y la avaricia, le enseñó las delicias de la vida y lo maravilloso de disfrutarlas.
Pero ahora, lo hecho, hecho estaba. Así como el hecho de que le había partido la cara a una víctima más de las mentiras de Luka. Kaito tenía los pómulos hinchados, el ojo derecho sangrando, la nariz rota, los labios partidos y dos muelas fuera de su lugar.
-¿Cómo está?- preguntó Yotu a Ritsu.
-Ya ha perdido el conocimiento, hay que proceder a tomarle algunas radiografías, hacerle una tomografía para examinar el daño interno, limpiarlo, y acorde a lo que salga en los estudios, ver que medicamentos se le van a suministrar. Detective, llamen a un camillero, por favor. Debemos proceder lo más rápido posible.-
Yüma asintió, ya podía dejar en paz a Gakupo, ya que estaba inmóvil de la impresión. Mandó a llamar a los camilleros y cuando llegaron, trasladaron al azulado al ala de radiología. No era precisamente el área de experiencia de Namine, así que en lo que los resultados llegaban, ella atendió a a Kamui, nuevamente por la herida en el pecho.

Mientras a Gakupo le cosían nuevamente la piel (negándose a la aplicación de anestesia local), hablaba con los detectives y el abogado, para que le aclararan toda la situación. Su semblante carecía de color, estaba pálido por cada palabra que escuchaba.
Le platicaron todo con lujo de detalle, cuando Megurine los descubrió en un momento íntimo en el foro B del plató (todos prometieron guardar en secreto la relación de ellos dos), cómo enfureció y cambió las cuchillas, cómo Kaito sólo hizo lo que tenía que hacer, cómo luchó por estar a su lado en el hospital. Cómo hicieron una persecución al departamento de la mujer y de nuevo al hospital, de cómo casi todo acaba en tragedia con más de una muerte y de cómo Kaito se abalanzó a despedir a la caída con desesperación y tristeza.
Ritsu terminó de coser y se retiró de la habitación para ver que los estudios ya estuvieran listos, dejando a los cuatro hablando.
-Kiyoteru... ¿Cómo es que pude creerle?-
-No es tu culpa, Gakupo. Nadie sospechaba de ella, y sólo tuviste un arranque de ira. Estabas vulnerable, y nos tardamos demasiado en explicarte las cosas y aunque lo controlamos, también se salió de control.-
-Pero no entiendo cómo es que me convertí en lo que mas repudio. Una maldita bestia asesina, y me desquité con la persona que más amo en este mundo. Por un momento lo odié, odié su mero recuerdo y quise matarlo con toda mi rabia... ¿Sabes? Hasta pensaba pedirle matrimonio en la fiesta de cierre del proyecto... pero como ahora pintan las cosas, no me perdonará. Sólo si...- dijo el samurai, y se atragantó hasta el final.
-¿Sólo si qué?-
-Sólo si vive... podré haber estado en shock o algo así, pero conozco mi fuerza. En Edo, cuando me llegaban a desarmar, golpeaba con aquella fuerza para defenderme, y por supuesto, nadie vivía después de eso.- lloraba calladamente. Sólo le corrían abundantes lágrimas de los ojos. -Por favor, déjenme sólo un momento. Háganme saber el estado de Kaito, por favor.-
-Por supuesto... Como su compañero sentimental: ¿Quieres que avisemos a su familia lo que pasó y su estado también?-
-No creo que quiera que sus padres sepan nada de su vida. Sólo avisen a Akaito, por favor. Se portará indiferente, pero ama a su hermano.-
-Claro. Descansa, Gakupo, yo me encargaré de todo.- dijo Kiyoteru mientras salía de la habitación con los detectives.

"Compañero sentimental". Esas palabras sí que dolían ahora.
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-Yotu, yo me voy. Tengo que hacer el informe y autorizar la autopsia para que el cuerpo de Megurine pueda ir con su familia.- dijo Yüma, tomando de los brazos a Hiyama. Después de todo, ya no tenía caso ocultar lo suyo, ya había habido mucho drama por mantener secretos amorosos.
-De acuerdo, yo me quedaré a ver de Gakupo y de Kaito.- dijo mientras se paraba en las puntas de sus pies, para depositar un tierno beso en los labios de VY2. Claro que Mizki sólo se limitó a mirar hacia otra dirección.
Se despidieron así, y Yotu llamó a Akaito. Sólo le dijo que su hermano se encontraba algo grave en el hospital, que el diagnóstico oficial no estaba listo, y que le explicaría todo una vez llegara.
Fue como dijo Kamui, podría ser un perfecto cretino por fuera, pero era obvio que le preocupaba su hermano. Así que asintió y se dirigió rápidamente al hospital. Teto lo acompañaba, ya que ahora que estaban comprometidos, nunca se separaban, y desde que decidieron unirse, habían madurado juntos. Ya no eran los caprichosos infantiles de siempre.

Tardaron unas dos horas en llegar. El festival de la nieve si que estaba haciendo estragos en la vialidad. Antes de que entraran al hospital, Ritsu dio el diagnóstico oficial a Kiyoteru, quien palideció al escucharlo. Cuando Akaito y Teto por fin llegaron al quinto piso, la pelirroja consiguió el número de la habitación de Gakupo y el de Kaito (una vez vieran el estado de su hermano, irían a ver al samurai).
Kiyoteru los vio llegar y se dirigió a darles la noticia. Les contó todo desde un principio, lo que pasó con Luka y cómo eso llevó a Gakupo al hospital, y por consiguiente, a Kaito. Tuvo que contarles del arranque de ira del samurai, pero a Akaito no le pareció tan grave el asunto, hasta que el abogado reveló finalmente el estado de Kaito.
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Gakupo se encontraba atemorizado, muerto de nervios... pidió que lo dejaran solo, pero ya habían pasado alrededor de unas dos horas y nadie le informaba acerca de Kaito.
Tenía que ser paciente, Yotu había prometido que el se encargaría de todo y debía de confiar en el, pero la angustia no le permitía calmarse y hacía que el tiempo transcurriera mucho más lento.
De repente, la puerta se abrió de un portazo, y pensando que el que entraba era el abogado, se relajó. Pero no era así, entró el gemelo de su amor, Akaito. Levantó un puño y le dio un fortísimo golpe a Kamui justo en la boca del estómago.
Acto seguido, entró corriendo Teto a abrazarlo por detrás y alejándolo un poco, intentando calmarlo. Gakupo sabía que era obvio que el pelirrojo se comportara así, y no le reprochó nada al respecto. Solamente se disculpó con el poco aire que le quedaba y las escasas fuerzas que todavía tenía su cuerpo.
-Perdóname, Akaito...-
-¡No te atrevas a dirigirme la palabra! ¡¡POR TU CULPA MI HERMANO ESTÁ EN UN MALDITO Y ASQUEROSO COMA, MALDITA SEA!!-

Un coma... No, no podía ser posible...

jueves, 5 de diciembre de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 19.

NDA: Aquí retomo desde el capítulo 17.
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-¿Y cómo podrías saber tu eso?- preguntó con genuina curiosidad y genuino temor.
-Uno de los detectives que lleva el caso: VY1 Mizki. Es una amiga muy cercana y me ha contado porque le he estado insistiendo en que me mantenga al tanto de lo que pasaba con el responsable de que te encuentres así. En fin, sólo quería advertirte. Yo me voy de la ciudad, porque tal vez venga a por mi igualmente. Ten cuidado.- dijo la pelirrosa, y salió por la puerta.
Gakupo no sabía si creerle o no a Luka, pero algo era seguro:  Kaito de verdad lo había apuñalado. Todo el mundo lo había visto.
¿Pero cómo podía ser posible? Después de conocerse... o de creer que lo hacían. El samurai le había confiado su vida, sus secretos... los más sutiles y los más perversos. Y Kaito a él. ¿Todo se fue a la mierda? ¿Acaso nada importó? Su vida fuera de Edo se basaba en una mentira verdadera y una verdad fabricada.
Pero la realidad era así, no tenía idea de quién era ese hombre, que todo lo que habían pasado juntos era una asquerosa farsa y el, con lo desconfiado que siempre fue cayó justo en la trampa de alguien desquiciado.
¿Y los sentimientos que tenía por el azulado? Nunca antes se había enamorado, y cuando lo hizo, sentía que podía dar todo su mundo, su vida y su alma por aquella persona. Pero ya bien se dice que del amor al odio hay un paso.
Ahora, Gakupo odiaba a Kaito. Odiaba la mera idea de pensar en el, de amarlo, de necesitarlo; repudiaba su recuerdo que sólo traía dolor y sufrimiento. Y ahora que había salido de cualquier problema legal casi intacto... Kamui sabía que tendría que irse el también de la ciudad. Hiyama Kiyoteru, que era el abogado de todos, era bueno. Muy bueno. Tanto que había logrado que Kaito saliera caminando, sin represalias.
"Lo amo. Pero cuando esté recuperado, y lo vuelva a ver... lo voy a matar. Hay un límite de cuanto uno puede burlarse de alguien."
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Después de que la Doctora Ritsu les asegurara que Gakupo se encontraba sano y salvo, empezó la acción.
Mizki había recibido órdenes de bloquear todo acceso a la planta baja. Pero no podía dejar a Yüma solo... sí, claro, los Operaciones Especiales se encontraban dándole apoyo, pero no podía permanecer tranquila.
Ella siempre lo había querido, pero sabía que Yüma tenía los sentimientos puestos en alguien más... nunca lo demostraba, ni hablaba de eso, pero sin embargo ella lo sabía.
No tenía ninguna intención de averiguar quien era. Pero se había hecho la promesa de nunca dejarlo solo. Estaría ahí para brindarle todo lo que ella podía ofrecerle, y el podía aceptarle.
-Voy a bajar.-
-Mizki, no lo hagas, los OPS ya están cubriéndolo.-
-Kiyoteru, no espero que entiendas la preocupación que siento por el...-
-En realidad, si lo hago.-
-¿Cómo?- dijo VY1 confundida por la respuesta del abogado.
-No importa, pero si vas a bajar, iré contigo.-
-¡Yo iré igual! Tengo que intentar hablar con ella...- dijo Kaito.
-Si van a bajar conmigo, y las cosas se tornan violentas, no podré responder por ustedes. ¿Están conscientes de eso?-
Ambos hombres asintieron, y se dirigieron al elevador, directo al primer piso. Bajarían a la planta baja por las escaleras para que no pudieran ser notados cuando el ascensor se abriera.
Llegaron, fueron a las escaleras y bajaron. Mizki ya tenía a Luka a la vista, pero se cubrió de nuevo con la pared. No sabía cómo proceder, pero el tiempo se le agotaba...
Pero reaccionó cuando escuchó de los labios de Yüma:
-Primero muerto.-
-Vale, me funciona.- Luka disparó el arma, y Yüma cayó, azotando fuertemente su cuerpo contra el suelo.
-¡NO!- gritó Kiyoteru y se abalanzó sobre el cuerpo caído del comandante, esquivando a la pelirrosa. Ella se desconcertó un poco y volteó hacia donde se estaban refugiando Mizki y Kaito.

VY1 dio la orden de que los OPS retrocedieran y cuando obedecieron, el azulado salió, temeroso pero seguro.
-¿Por qué has hecho todo esto? ¿Qué mal te causamos nosotros? ¿Y el?- diciendo lo último, señaló a Yüma, caído mientras Hiyama trataba inútilmente de reanimarlo. Luka ahora le apuntaba, pero Mizki aún no desenfundaba.
-¡¿Cómo te atreves a preguntarme tal cosa?! Me quitaron lo que era mío... ¡¡MÍO!!. Era un crimen que no quedaría impune... la ley no tiene jurisdicción en este tipo de cosas, sobre quién pertenece a quién. No podía recurrir a nadie, así que tuve que hacer justicia por mi mano. ¡Te lo merecías! ¡Y Gakupo también! Incluso él por intentar detenerme en lo que era justo. ¡¡Gakupo es mío!!.- gritaba con un semblante macabro. -Y ahora, ya que ni siquiera pudiste matarlo, lo haré yo. Pero primero, voy a acabar contigo.-
Kaito casi moría de miedo, pero no iba a mostrarle su temor. Así que se paró firme y dijo.
-Vamos, maldita loca.-

Luka enfureció y justo cuando estaba por jalar del gatillo, Mizki sacó su arma y con puntería perfecta, la bala que salió de la pistola hizo una pequeña circunferencia en la frente de la pelirrosa, justo por en medio de los ojos.
Y ella cayó, con la boca abierta pero sin exhalar. Viendo sin mirar...
Kaito se fue de espaldas de la impresión, cayendo sobre sus cuartos traseros, pero ahora, VY1 y Kiyoteru seguían tratando de reanimar el detective caído.
-¿Sigue vivo?- preguntó Mizki.
-Así es, sólo no me atreví a decirlo enfrente de ella... La bala se detuvo en el chaleco, pero aún así el impacto fue real, así que sólo está desmayado por el golpe en la cabeza.-
Kiyoteru sintió un gran alivio cuando vio que la mujer le había disparado en el pecho y no en la cabeza... no podía permitirse perderlo, no de nuevo.
Después de un par de minutos y de varias palmadas por parte de VY1 y Hiyama, Yüma comenzó a abrir despacio los ojos.
-¿Yotu...?- preguntó algo atontado.
-¡Si! ¡Si, soy yo! ¿Estás bien?-
Yüma no se molestó en contestar, elevó una de sus manos hacia el cabello de Kiyoteru y tomó impulso para darle un desesperado beso.
-Pensé que te perdería...- dijo VY2, y se abrazó fuertemente del cuello del abogado, quien no dudó en devolverle aquel hermoso abrazo.

Mizki sintió una punzada directo en el corazón... no sólo el enamorado de su amor imposible era hombre, sino que encima de todo, era su hermanastro. Pero eso venía en segundo plano ahora, porque ya podía confirmar que no tenía oportunidad alguna de poder estar con Yüma, y a decir verdad, nunca la tuvo. Como fuese, ahora no era momento de pensar en aquello, y habló por su radio a la comisaría:
-Central, aquí VY1. Necesitamos un transporte para la morgue, al hospital Allenworth.- dijo con un nudo en el estómago. No se sentía nada bien, porque aparte de que era la primera vez que disparaba a alguien (y no conforme con eso, para darle muerte) le habían roto el corazón.
::Recibido, VY1::

Kaito, por su parte, estaba algo consternado por estar a unos cuantos metros del cadáver de su antigua compañera de trabajo. No quería que nada de esto terminara así, el sólo quería ser feliz junto al hombre que amaba. No veía nada de malo o pecaminoso en eso, era un deseo sincero y su amor era puro.
Aún así, no podía dejar de lamentarse por la muerte de Luka, si era cierto que nunca se llevaron realmente bien, era una persona con ideales, Y ahora ya sólo era un cuerpo que eventualmente, empezaría a marchitarse.
Con pesar y unas cuantas lágrimas de dolor recorriendo sus mejillas, cerró los ojos de la pelirrosa con sus dedos y cubrió su cuerpo con su chaqueta. Pero al recargar su otra mano en el suelo, sintió una sensación húmeda. Al verse, rompió en llanto con cierto horror en la mirada, ya que ahora (y literalmente) la sangre de Luka estaba por sus manos y parte de las rodillas de sus pantalones.
-¡Lo lamento! ¡Yo de verdad, no quería que terminara así! No mueras... ¡¡¡No puedes morir, joder!!!- decía desesperado mientras abrazaba con dolor el cuerpo inmóvil de Luka.
Kiyoteru se acercó a el, y lo abrazó por detrás, lo alejó con mucha gentileza del cuerpo de la mujer, y lo llevó a las escaleras. Ahora que Yüma ya estaba consciente y el transporte para el cuerpo no tardaría en llegar él y Mizki se harían cargo de todo.

Hiyama sentó a un muy horrorizado Kaito en un escalón, y comenzó a tranquilizarlo un poco.
-¿Cómo superaste toda esa muerte y destrucción?- preguntó el azulado con la mirada perdida.
-¿A qué te refieres?-
-Te vi en las noticias hace unos años, tu y Yüma disolvieron el clan yakuza más peligroso de la ciudad, pero cuando fue el juicio, Yowane Haku y sus matones hicieron una masacre en la sala. ¿Cómo superaste esas escenas tan... terribles e inhumanas?- Yotu comprendió de lo que hablaba, y contestó amablemente.
-Verás, obviamente, que no pude haber superado todas aquellas sórdidas imágenes yo sólo. Ni Yüma tampoco podría, pero lo que nos ayudó, fue que nos teníamos uno al otro. Ya viste que no sólo somos hermanastros o simples amigos, sino que es el amor de mi vida y yo el suyo. A lo que quiero llegar, Kaito, es que si tienes a alguien al que puedas confiarle hasta tu vida, lo demás no importa. Ama como si no hubiera un mañana, y deja que te amen. Es lo mejor que te puedo decir, así el y yo hemos vivido este tiempo, y hemos superado todos los obstáculos que se nos han presentado... juntos.- dijo con una sonrisa.
-Juntos... tienes razón. Ahora más que nunca, veo que mi destino es estar con el para siempre... ¡Juntos!- gritó el azulado, se levantó y subió las escaleras con una sonrisa en los labios, dispuesto a ver a su amado y decirle cuanto lo amaba.

Subió al quinto piso, empujando a quien fuera que se interpusiera entre el y la habitación 502; le gritaban algunos "¡Cuidado, Shion! ¡Ve más lento, Shion!" pero el hacía caso omiso.
Entró desesperadamente a la habitación, pero la cama estaba vacía...
-¿Gakupo...?- De repente, todo se tornó negro.
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Gakupo seguía pensando en las palabras de Luka, y en la amenaza que había prometido hacía aquel que robó y destrozó (e incluso, literalmente apuñaló) cruelmente su corazón. Ritsu entró, revisó la intravenosa de medicamento, y después se dirigió al samurai.
-¿Estás bien, Gakupo?-
-Sí, Doctora...-
-No me refiero a que si te sientes bien, eso lo puedo saber con los análisis, me refiero a ti... ¿Estás bien?-
Claro que no, no estaba bien. Eso era más que obvio, nadie sabía de la relación que tenía con Kaito (sólo Gumi, y ella había prometido mantenerlo en secreto), pero aunque el de azul y el, fuesen perfectos desconocidos, lo habían apuñalado de igual manera.
Se daba cuenta de la maldad que había en el mundo en general, una maldad que pensaba haber dejado tras su partida de Edo; sin embargo estaba presente en todo y en todos.
-Creo que lo superaré, de todos modos, a esto me enfrentaba a diario hace algunos años. Sólo que nunca fui tan descuidado como ahora, y cuando me hería, sólo me cosían la piel y ya.- decía mientras miraba las agujas que le atravesaban las muñecas para suministrarle los antibióticos y analgésicos.
-Si necesitas ayuda, o alguien que sólo te escuche, háblame.-
-Gracias, Ritsu.-
Cuando ella salió de la habitación, escuchaba cómo decía en un tono algo bajo "Está bien, te lo aseguro." así como otra voz femenina, distinta a cualquiera que antes hubiera escuchado, le agradecía.
¿Qué pasaba? ¿Quién preguntaba por el? No era ninguna de las chicas que conociera.

Pasaron algunos minutos, y comenzó a escuchar jaleo. No le dio mucha importancia hasta que escuchó un disparo (o mejor dicho, el primer disparo), y escuchó como alguien gritaba un profundo y desesperado "No".
Decidió esperar un poco, y sonó el segundo disparo.
"Maldita sea, Luka tenía razón. Ya vino a matarnos a los dos, espero que ella haya salido a tiempo de aquí... ¡Por favor, que siga viva!" pensaba con mucha angustia. Se levantó de la camilla, con cuidado de no esforzarse demasiado como para reabrir su herida en el pecho, tomó el perchero donde se encontraba colgado el medicamento y se colocó a un lado de la puerta. Si bien se encontraba débil, Kaito no lo iba matar así de fácil, iba a pelear hasta que no le quedara un soplo de vida. No le enorgullecía su linaje de violencia, pero Kamui era y Kamui sería. Luchar hasta morir.
Al cabo de algunos minutos, "¡Cuidado, Shion! ¡Ve más lento, Shion!" escuchaba, y sabía que su enamorado, y némesis a la vez, ya iba a por el.
La puerta se abrió, y Kaito respiraba agitadamente... tenía la ropa y las manos llenas de sangre, en incluso algunas gotas en la cara.
-¿Gakupo...?- El samurai tenía la sangre hirviendo y el corazón latiendo a mil. ¿A quién se había cargado para poder llegar hasta a es? De verdad esperaba que Luka estuviera bien.
Con el perchero en sus manos le dio un fortísimo golpe en la nuca, lo suficientemente fuerte como para que cayera desmayado. Tomó la sábana que estaba en la cama, e improvisó una cuerda con la cual amarró al azulado a una pata de una mesa que estaba atornillada al piso, y así no pudiera escapar.
Sus ganas de matarlo iban creciendo a medida que el tiempo pasaba, pero antes tenía preguntas que hacerle a Kaito; y esas preguntas necesitaban respuestas.
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Todo se veía borroso, su vista falseaba un poco, pero después todo se aclaró. Tenía mucho dolor de cabeza, y recordaba haber entrado a la habitación para hablar con Gakupo, pero no vio a nadie; y a partir de ahí, sólo era oscuridad. Kaito ya no recordaba más.
Quiso levantarse, pero no pudo. Algo lo mantenía pegado al suelo e inmóvil. Estaba atado a una mesa atornillada con una sábana.
-¿Pero qué pasa?- se preguntó con desesperación.
-¿Así que ya despiertas, maldita serpiente?-
-¿Gakupo?-

jueves, 21 de noviembre de 2013

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura. Capítulo 18.

NDA: Este capítulo va a ser un One Shot. Voy a explicar aquí la relación que llevan Hiyama Kiyoteru y VY2 Yüma. (Y va a ser muuuy largo xD)
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Me vi reflejado en aquellos ojos verdes... y entonces supe que era el. Él y nadie más.
Mi nombre es Kiyoteru, y cuando lo conocí, teníamos la inocente edad de nueve años.

Mi padre era abogado, mi mamá murió cuando yo nací, así que realmente nunca la conocí. Mi papá siempre trató de darme lo que necesitaba, pero por lo mismo casi nunca pasé tiempo con el, así que podría decirse que crecí solo... Bueno, solo no, pero sin el muy presente en mi vida.
Cuando cumplí los ocho años y medio nos mudamos a un lindo vecindario, calles limpias, vecinos agradables. De hecho, vivíamos junto a la casa del comandante de la policía de la ciudad.
Así que teníamos la sensación de seguridad.

Cuando por fin comenzó el ciclo escolar, evidentemente me encontraba nervioso. Intentas que no te importe demasiado, pero siempre buscas aceptación social de algún modo. Así que haciendo toda inseguridad de lado subí al autobús, donde todos los lugares se encontraban ocupados, a excepción de uno hasta el fondo.
Me senté ahí y comencé a observar. Todos los demás niños se apretujaban acosando a un muchacho de mi edad, y aparentemente de mi curso. No supe en ése momento porqué le armaban a aquel chico tal jaleo, sino hasta en la hora del almuerzo en el comedor.
Los niños se volvieron a juntar alrededor de aquel muchacho, tenía los ojos verdes más intensos que jamás hubiera visto, cabello brillosamente rosado y la expresión más fuerte y firme como para pertenecer a un niño de mi edad.
Resultó que su padre era el comandante de la policía, así que me enteré indirectamente, que era mi vecino.

Como era de esperarse, el era muy popular y raramente lo dejaban solo. Pero aún así, sus ojos intensos revelaban mucha soledad. Que sus "amigos" sólo estaban con el por mera conveniencia.
Pasaron algunos meses y aunque me moría por hablarle, la multitud siempre me echaba del lugar. Fue sino hasta un día que regresábamos a nuestras casas en el autobús, que pude acercarme, mientras el se dirigía a su puerta.
-¡Hola! ¿Te llamas Yüma, cierto?- me miró con incredulidad, incluso con cierta inseguridad, pero me respondió con otra pregunta.
-¿Quién eres tu?-
-Me llamo Kiyoteru, pero aveces me llaman Yotu. Soy de tu curso y tu vecino... espero algún día ser tu amigo.-
-Yo no tengo amigos.- dijo mientras me daba la espalda y cerraba la puerta de su hogar en mis narices.

Normalmente eso me hubiera bastado para terminar con mis intentos de ser su amigo, pero había algo en esos ojos, algo que no pude dejar pasar.
Tenía que estar a su lado para apoyarlo, llámenlo como quieran, pero no podía abandonarlo. A pesar de estar todo el tiempo rodeado de personas y ser el más popular, estaba en una constante soledad.
Me dí la vuelta, dispuesto a volver a mi casa, pero la puerta que se me había cerrado en la cara volvió a abrirse, y se asomó con inseguridad aquel muchacho.
-¿Quieres pasar? Mamá cocinó estofado de pollo...- me preguntó cabizbajo, pero el inseguro ahora era yo.
-¿De verdad quieres que pase?-
-¿Tienes otra cosa que hacer?- me pareció ver un brote de desilusión.
-No, para nada, pero acabas de...-
-Lo siento, no quise ofenderte. Sólo... lo siento.-
-De acuerdo.- sonreí y me acerqué a el. Entonces abrió la puerta aún más para que pudiera pasar.

Su casa era muy parecida a la mía, nada muy extravagante. Lo único que me llamó la atención era que en el centro de la sala, justo por encima de la chimenea, había un retrato muy grande de un señor no muy viejo. pero tampoco tan joven. De cabello rosado igualmente y los ojos verdes también, pero inexpresivo, en extremo.
Me quedé admirando la pintura y Yüma empezó a explicarme.
-El es Hanasaki Yümiya. Mi abuelo. El era comandante de la policía, como mi padre... y algún día yo igual lo seré. ¿Y tus padres, Yotu?-
-Mi padre es abogado, y yo también quiero serlo algún día. Mi madre murió cuando yo nací.-
-Lo lamento...-
-No importa, no puedo lamentar a una persona que nunca conocí, aunque me hubiera gustado crecer con mi mamá. Papá dice que la vida te pone ciertas pruebas para probarte, y que si las superamos, podemos hacernos llamar hombres de valor.-
-Eso suena muy bien cuando lo dices.-
-Amo a papá, aunque rara vez lo veo, trabaja todo el día... Por cierto ¿porqué dices que no tienes amigos? Te veo con muchos siempre.-
-Te explicaré eso después de comer, ven.-

Después de haber comido, nos dirigimos a su cuarto a jugar videojuegos. Mi padre no llegaría sino hasta en la noche, así que todavía tenía tiempo de sobra.
-Verás, como mi padre es policía todos quieren que les de visto bueno para favores, así que por eso estoy rodeado constantemente de personas hipócritas.-
-Entiendo, pero debes de saber que yo de verdad quiero ser tu amigo.-
-¿Y por qué?- esta vez me miró muy serio. Había en sus ojos un reflejo desafiante, así que tenía que cuidar mis siguientes palabras.
-Porque... de verdad así lo siento.- no salieron más palabras que aquellas. Era lo único que tenía para decir.
-De acuerdo.- me dijo en un tono más amable y sincero.
Dejamos la tarde ahí y yo regresé a casa, tenía muchas ganas de contarle a papá lo que había sucedido ese día, pero como siempre, llegó muy cansado, me dio un beso en la frente y sin quitarse de encima el traje se durmió sobre la cama. Sólo le quité los zapatos, le dí otro beso en la mejilla y lo arropé con las sábanas.
-Gracias, papá.-

Así fueron los siguientes tres años, Yüma y yo siendo muy amigos, nuestros padres dejando el alma en el trabajo y divirtiéndonos y conociéndonos cada vez más después de la escuela.
Todo era muy tranquilo, una rutina muy linda y divertida. Hasta que un día pasó lo inimaginable, algo que cambiaría nuestras vidas, pero la suya sobre todo.
El narcotráfico de la ciudad estaba en ascenso, y por supuesto, el jefe de la policía tenía los ojos bien puestos en eso. Nunca supe muy bien qué pasaba con ese asunto, pero de lo que si me enteré bien, era de que el padre de Yüma, Hanasaki Yümio, tenía en su poder pruebas irrefutables del manejo y comercio ilícito de sustancias adictivas en contra de la líder del clan yakuza Yowane... pruebas que manejaba de forma confidencial. Al menos eso memoricé de lo que tanto repetía mi padre (Que trabajaba en la fiscalía del ayuntamiento. No trabajaba en el caso, pero su superior era el responsable).
Las pruebas nunca se revelaron.
El día en que enjuiciaban las actividades ilícitas de Yowane Haku, el jefe Hanasaki no apareció, a pesar de haber salido de su casa la mañana de aquel día.
Pasaron nueve días sin que nadie supiera nada del jefe, la madre de Yüma y él mismo, se encontraban desesperados, sin saber nada acerca de su familia. Hasta que el décimo día, un oficial llamó a su puerta. Yo observaba todo desde mi ventana, ya que mi amigo no quería salir ni hablar con nadie hasta que no supiera de su padre, así que cuando la madre de Yüma atendió y éste se quitó la gorra para hacer una reverencia con un semblante triste... ella supo que el jefe Yümio ya no volvería.

Por falta de pruebas en contra de la líder yakuza Yowane Haku, fue absuelta de todos los cargos. Aunque todo mundo sabía que ella era el cerebro detrás de la violencia, las adicciones y las muertes de muchas personas, no había evidencia de que ella fuera la responsable.
Mi padre y yo fuimos al funeral del jefe. Recuerdo que Yüma no me dirigió ni la palabra ni la mirada aquel día, pero me sostuvo fuertemente de la mano mientras lloraba con ahogo, y con su otra mano, sostenía a su madre. Ella le acarició la cabeza y miró hacia el cielo, como despidiéndose de su difunto esposo, pero sin derramar una lágrima.
Se dio lugar a la lectura de testamento, y ahí decía que el jefe había dejado un paquete para Yüma. Que era su deber abrirlo en cuanto cumpliera la mayoría de edad, así que por mientras, aquel maletín lo iba a guardar el mejor amigo de Hanasaki Yümio: su asesor legal y un hombre de su entera confianza. Nadie sabía su nombre, pero le llamaban "Big Al".
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Tres años pasaron desde aquel evento, nosotros estábamos en la cumbre de la adolescencia y nuestros padres (su madre y mi padre) decidieron casarse. Nunca supe en qué momento empezaron a salir, pero la madre de Yüma siempre fue muy cariñosa conmigo, y mi padre y mi nuevo hermanastro parecían tolerarse bastante bien.
Así que continuamos nuestra vida escolar, siendo los mejores amigos y ahora hermanos. Pero nunca voy a olvidar aquel día especial, en que unos amigos del instituto nos invitaron a tomar unos tragos.
Si, claro, apenas éramos unos chavales, pero queríamos sentir aquella adrenalina de portarnos como chicos malos. Así que ése día después de la jornada escolar, avisamos en nuestra casa que no regresaríamos sino hasta en la noche por un "proyecto de último momento".
Llegamos a casa de un amigo nuestro, toda la escuela sabía que en la casa de Utatane Piko se hacían las mejores fiestas de la colonia. Y así era, sus padres casi nunca estaban y trataban de compensarlo siendo extremadamente permisivos con el. Así que por motivo de su decimoséptimo cumpleaños, nos invitó incluso a nosotros (que para entonces, éramos dos años menor que el y el resto de sus amigos).

La música sonaba por lo alto, chicos bailando y emborrachándose por doquier, las mujeres enseñando sus atributos... y nosotros sólo viendo. Piko se nos acercó (evidentemente ebrio) con un par de cervezas, Yüma tomó la suya y se volteó a hablar con una chica... creo que su nombre era Mizki. Ella era un año mayor que nosotros, pero todo el mundo sabía que estaba enamorada de mi hermanastro.
No supe porqué. pero pude sentir una pequeña punzada en el estómago cuando ella le acarició la mejilla... Yo me volví molesto a hablar con Piko y a aceptarle la cerveza que me tendía, pero en vez de eso, alejó la botella de mi y me susurró al oído "Acércate."
Por simple instinto o curiosidad, no sé bien cuál de ellas fue, obedecí. Me tomó por la cintura y me abrazó, con su otra mano tomó la botella de cerveza y la acercó a mis labios. La bebida pasaba por mi boca con mucha gentileza, y se sentían bien sus atenciones... pero algo no estaba bien.
-No la tomes toda, tienes que compartir.-
No entendí a qué se refería, pero empecé a tener una idea de lo que hablaba cuando devoraba mis labios frenéticamente. Quise liberarme del abrazo y del beso, pero nunca fui muy fuerte y en cambio el era un atleta (Mariscal de campo del equipo de fútbol americano de la escuela).
-Piko... espera... detente.-
-Vamos, Yotu: lo deseas. El cuarto de mis padres es caliente y hace frío... ¿Por qué no me das un masaje?-
-P-pero yo...-
-¿Me vas a decir que es tu primera vez?- no supe qué contestarle. Sólo me quedé helado y pensando... realmente sería mi primera vez. Ni siquiera había dado mi primer beso oficial (por supuesto que el que acababa de recibir no contaba), incluso había una chica en el colegio que me gustaba, pero no me atraía sexualmente ni nada. Creo que sólo era mi mejor amiga.

Sólo había una persona que podía hacerme sentir verdaderamente especial, y era el... mi hermanastro.
Desde ciertos puntos de vista, podría considerarse enfermizo puesto que somos hombres y "hermanos" sobre todo, pero aunque no quería reconocerlo, Yüma es mi primer amor, primero y único.
-¡¿Qué demonios estás haciendo con mi hermano?! ¡Suéltalo!- gritó el y al mismo tiempo retiraba el aprehensivo brazo de Piko de mi alrededor.
-Tranquilízate, viejo... No le haré nada al pequeñín. Puedo acostarme con quien yo quiera por menos de esto.- se giró y se fue riendo con sus amigos, igualmente ebrios.
Yüma dejó a la chica hablando sola, me tomó del brazo y me dirigió a una de las habitaciones de la casa de Utatane. Había unos chicos besándose ahí, pero la mirada tan gélida de mi hermanastro los ahuyentó. Habiéndose marchado, cerró la puerta con seguro, dejó la cerveza sobre una de las mesas de noche y me abrazó fuertemente, después de algunos minutos de silencio, me dijo:
-¿Sabes? Mañana se cumplen tres años desde que mi padre murió...-
-Lo siento, Yüma.-
-Desde aquella vez en la que me hablaste, he dejado de sentirme solo... Y no sé porque no puedo si quiera tolerar la idea de que alguien te toque.-
-Déjalo así, está ebrio...-
-No sólo es eso, sino que... no quiero que nadie te toque mas que yo. Lo sé, sueno como una novia celosa, pero me repugna la idea de que estés con alguien más, sea hombre o mujer. Y lo que voy a hacer a continuación, tienes todo el derecho de golpearme y no volverme a hablar jamás...-
-¿Pero de qué hablas?-
-Hablo de que te quiero sólo para mi, Yotu.- y fue justo cuando sus hermosos y rosados labios se unieron a los míos, mientras deslizaba sus dedos entre mi castaño cabello, desaliñándolo por completo. Yo solo llevé mi mano junto a la suya y la tomé.
-¿Quiere decir que no te repugno?- me preguntó algo temeroso.
-Creo que esperabas que te rechazara, y que te dijera que lo que hacemos es enfermo...-
-Si, era remotamente cerca de lo que esperaba...-
-Pero lo que no sabes, es que yo ansío esto. No podré ser muy brillante, o experimentado... o nada. Pero sé que lo que siento por ti es más que un amor de amigos o fraternal. Lo supe desde el primer momento en el que te vi, a pesar de que sólo éramos unos niños.-

Yüma, abrió los ojos tanto como pudo, se sentó al filo de la cama y me miró detenidamente. Yo me senté junto a el y tomó mi mano.
-Por más que odie esto, tenemos que mantenerlo en secreto...-
-Lo sé, nadie puede saber. Por lo menos no ahora, y como creo que van a ser las cosas, no tan pronto.-
-Pero yo sé que algún día podremos ser libres... pero promete que me esperarás.-
-¿Esperar qué?-
-Cuando cumpla la mayoría de edad, Big Al me va a dar el maletín que dejó mi padre. Yo sé que lo dejó por algún motivo, y quiero dedicar todas mis fuerzas a eso. Por eso necesito que me digas que me esperarás, a que termine lo que mi padre dejó pendiente.-
-Lo haré, te lo prometo.-
Después de hacerle esa promesa, volví a unir mis labios a los suyos. Ahora que me había confesado sus sentimientos y yo a el, no planeaba dejarlo ir por un segundo. Sería hasta aquel momento en el que pusiera su vida en el paquete de Big Al, que me resignaría a esperarlo el tiempo que fuera necesario.
Creo que en ese momento, todas nuestras emociones y sentimientos empezaron a brotar por cada poro de nuestra piel, y nuestra corta vida se hizo más larga en ese momento.
Ambos nos despedimos de nuestra virginidad ese día, en la cama de Piko... y no podríamos haber estado más felices por ello.
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Sabía que el momento era inevitable. No había nada que pudiera hacer para convencerlo de lo contrario, así que ni lo intenté...
Cumplimos los dieciocho años, y fuimos a la universidad. Yo fui becado a una de las mejores universidades del país a comenzar mis estudios en derecho y abogacía, y Yüma a la Academia de Policía Estatal, justo como su padre y su abuelo.
Antes de partir a nuestros respectivos destinos nos hicimos la promesa de no estar con nadie, aunque fueran algunos años, no estaríamos con absolutamente nadie más (claro que lo vería una semana o dos cuando fuera navidad y vacaciones). Eso y que nos enviaríamos correos electrónicos cada semana.
Una vez instalado en mi cuarto, dentro de la universidad, me llegó su primera carta:

"Yotu,
Espero que ya hayas desempacado todo y hayas conocido a tus compañeros de cuarto. La verdad es que estoy muy preocupado por ti, ya que no quiero que te pase nada o que se propasen contigo.
Como sea, cualquier cosa que te incomoda, házmelo saber de inmediato, por favor.
Por mi parte, ya estoy bien instalado en la academia. Resulta que algunos de mis compañeros de la primaria también están inscritos en mi curso, y uno de ellos es mi compañero de cuarto.
Te escribo más bien con motivo de platicarte algo que tiene un tanto intranquilo. Ayer me encontré con Big Al en la oficina del rector. ¿Recuerdas que cuando cumpliera la mayoría de edad, el tendría que darme un maletín que dejó mi padre antes de desaparecer? Me prometió que me lo daría una vez que me graduara, porque considera que es prematuro dármelo ahora. Confío en su juicio porque mi padre lo hacía... después de todo eran mejores amigos por algo.
Así que me esforzaré en graduarme lo más rápido posible. He consultado este tema con el rector de la academia y dice que puedo graduarme en dos años en vez de cuatro si tomo los cursos de ambos turnos. Estoy consciente de que va a ser muy demandante, pero tengo que lograrlo. Sé que puedo hacerlo.
Aún así, encontraré el tiempo necesario para escribir y leer las cartas electrónicas que nos prometimos. Mi carta cada semana no faltará.
Sólo llevo un poco más de una semana sin verte y te extraño demasiado, Kiyoteru... pero la próxima vez que te vea será hasta las fiestas, la verdad es que por una parte no quiero nada de esto, porque no quiero estar alejado de ti, pero debo de terminar esto.
Hay una cosa que nunca te dije... el día en que me enteré que mi padre había muerto le juré a mi madre y a mi mismo que cuando llegara el momento, iría tras Yowane Haku y la haría pagar no sólo por mi padre, sino por todas las personas a las que dañó. Nunca te mencioné esto porque sabía que te preocuparías mucho, pero yo sé que me comprendes y que tu harías lo mismo. Así que lamento haberte ocultado eso.
Te escribiré sin falta la próxima semana.
Te ama,
Yüma."

Le respondí, diciéndole que lo apoyaba en la decisión que tomara, y que yo también lo amaba. Que le informaría de lo que sea que pasara y que se cuidara, ya que yo haría lo mismo. Que sabía yo también que lograría terminar el entrenamiento policial en dos años. Confiaba en eso.
Pero en realidad, me encontraba destrozado por dentro... estaba muerto de miedo. Yowane Haku, la yakuza mas temible de nuestra época había prácticamente reducido a nada el cuerpo del jefe Hanasaki Yümio. Identificaron su cuerpo incinerado por una huella dactilar de su mano derecha.
¿Y si mi hermanastro (que también es mi único y primer amor) terminaba igual? No quería si quiera pensarlo, pero no podía evitarlo.
Mi carrera tendría una duración de tres años y medio, pero con mi conocimiento previo en leyes, gracias a mi padre, yo también podría acabar en dos años. Y así, si Yüma planeaba arriesgarse buscando a Yowane Haku, no lo haría sólo. Tendría a su lado a un abogado dispuesto en convertirse en militar por él.
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Gracias a un esfuerzo sobrehumano por parte de los dos, logramos terminar nuestras respectivas carreras en dos años (y curiosamente, casi al mismo tiempo nos graduamos).
Yüma se graduó como Detective (le dieron un arma y su placa "VY2"), pasando directamente al ayuntamiento de la ciudad, y yo como Abogado con especialidad en derecho penal. Planeaba entrar a la fiscalía, al igual que mi progenitor, pero se me presentó una oportunidad un tanto más lucrativa.
Mis profesores, encantados de mi manera de aprender y aprobar, me recomendaron a un tal Señor Fujimori. Estaba involucrado de alguna manera al mundo del espectáculo, pero dejé esa oferta pendiente hasta que el asunto de la yakuza se solucionara.

Yüma y yo nos encontrábamos en el despacho de Big Al, ya que ahora que ambos estábamos graduados, podía darle el maletín. Yo sólo me encontraba ahí como abogado de mi hermanastro, sólo para formalizar la entrega del paquete y terminar con el asunto legal del testamento del Jefe Yümio; así que una vez terminadas las formalidades administrativas, Big Al nos dio el visto bueno para abrir el maletín. Pero antes de que pudiera llevar la mano al paquete, nos detuvo.
-Esperen.-
-Al, llevo ocho años esperando.- dijo Yüma.
-Y podrás esperar un poco más. Necesito decirte algo importante antes de que abras ese maletín... El día en que tu padre desapareció, justo el día del juicio en contra de Yowane, no fue una coincidencia.-
-¡Explícate!- gritó mi hermanastro y se puso de pie.
-Lo que tienes ahí- dijo señalando el maletín- son las pruebas en contra de Yowane Haku. Las mismas que tu padre iba a presentar el día en que desapareció... La noche anterior, Haku lo contactó. Le dijo que si el presentaba esas pruebas, tu madre y tu morirían entonces; le ordenó que se entregara a sus hombres junto con las pruebas que tenía en contra de ella. Prácticamente, le exigió su vida a cambio de la seguridad de ustedes dos. Pero Yümio no iba a dejar las cosas así, así que tomó todas las pruebas que tenía: Documentos, fotos, grabaciones y demás, y sacó una réplica exacta de absolutamente todo, guardando los originales en este maletín. Así fue con Yowane, le presentó lo que ella quería ver y cerraron el trato. Su vida, a cambio de la seguridad de las suyas...-
Yüma estaba temblando, tenía los ojos desorbitados, el peso le ganó y cayó en el sillón sin creer lo que escuchaba... su padre se había sacrificado para salvarlos. Pero el jefe era inteligente. Engañó a la yakuza, haciéndole creer que tenía las pruebas originales en su poder. Fue cuando me atreví a hablar.
-¿Eso significa que con esas pruebas, Yüma podría llevar a juicio a Yowane? ¿Eso es lo que quería el jefe? ¿Por eso tenías que darle el maletín a Yüma cuando cumpliera la mayoría de edad?-
-Así es. Pero no lo hice en ese momento, porque quería que primero se graduara Detective y trabajara el caso en el ayuntamiento con ayuda de la fiscalía. Pero sino mal recuerdo, tu te graduaste como mejor de tu generación en derecho penal, así que podrías asistirlo en todo el procedimiento... Pero eso implica arriesgar su propia vida, y tal vez la de sus padres de igual manera.-
-¡No! ¡Esta vez esa perra no se va a salir con la suya! Esta vez... ¡¡Va a pagar todo!!- gritó mi hermanastro, tomándome de la mano fuertemente. Justo como aquel día, en el funeral de su padre.
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Planeamos todo pulcramente. Saliendo del despacho de Big Al, fuimos a casa de nuestros padres y les explicamos la situación. Les dijimos que debían irse, que se debían de ocultar hasta que todo pasara. Al les reservó un vuelo a Mombasa para esa misma noche. Obviamente, la madre de Yúma se opuso al principio, la noticia la golpeó igual de fuerte a ella, así que quería estar en todo momento junto a su hijo, pero pudo ver toda la ira a través de los ojos de mi hermanastro y comprendió que esto era algo que tenía que hacer el solo.
Empacaron rápidamente todo y les explicamos que una vez llegando a Kenya, tendrían que usar nombres falsos y sólo dinero en efectivo. Big Al contactó a Protección a Testigos y les proporcionaron identidades temporales en sus pasaportes y visas. No había manera posible que Yowane Haku pudiera localizarlos, y así nosotros no tendríamos talón de Aquiles. Nos despedimos de ellos en el aeropuerto, fue un momento muy sentimental para todos, porque sabíamos muy bien que tal vez esa fuera la última vez que nos viéramos si las cosas salían mal.

Al día siguiente, empezamos todo formalmente. Los cargos fueron hechos y se citó nuevamente a la yakuza a declarar.
Entramos a la sala donde se iba a juzgar a Yowane, Yüma presentando las pruebas y yo en representación de la fiscalía. Había reporteros por todos lados, claro que era noticia del siglo el segundo juicio por los mismos cargos de aquella mujer; ella estaba sentada en la mesa a nuestra izquierda, con la sonrisa más burlona del mundo. Estoy seguro que pensaba que no tendríamos nada en contra de ella, ya que las pruebas que ella había visto se habían quemado junto al cuerpo del jefe Yümio.
El abogado de aquella mujer se nos acercó y le tendió una nota a Yüma:
-Lo envía la señorita Yowane.-
La tomó y la abrió con curiosidad, para sólo maldecirla por lo bajo.
-Tenemos que destrozarla, Kiyoteru... Tenemos que hacerlo.- dijo y me tendió la nota a mi.
¡Maldita mujer! ¡Era el colmo del cinismo! La nota decía: "Te pareces mucho a tu padre."

El juicio comenzó y no demoramos mucho. Fui directo al grano exponiendo los actos macabros y faltos de humanidad de la mujer, los documentos tenían cuentas de transacciones ilícitas, las grabaciones tenían crudas imágenes de cómo se deleitaba mientras torturaban a las personas frente a ella, entre otras cosas. El jurado no dudó en declararla culpable y sentenciarla a cadena perpetua.
Cuando los oficiales se acercaron para arrestarla, ella gritó:
-No me van a detener... ¡Ahora!-
Y las personas que presenciaban el juicio desde atrás, se levantaron de sus asientos y sacaron de sus ropas pistolas para disparar a matar. Las personas se tiraban al suelo evitando los disparos, y unas caían porque los habían alcanzado. Policías entraron a la sala y comenzó un verdadero tiroteo. Yüma tiró la mesa que estaba delante nuestro, la aventó contra una esquina, me tomó del brazo y nos refugiamos detrás. El sacó su arma y la recargó.
-Yotu, por favor no mires.- me dijo mientras me daba un tierno beso.
Asomó la cabeza por encima de la mesa y empezó a disparar.  Empezaron a entrar más y más policías hasta que superaron en número a los matones. Haku se vio atrapada y sacó un revólver de entre su vestido. Yüma, desde nuestra posición le gritó:
-¡Suelta el arma y entrégate!-
-¡No me van a encerrar!- gritó y le apuntó a mi hermanastro. Yo estaba viendo todo desde un costado de la mesa.- Creo que Yümiya, Yümio y Yüma van a compartir tumba después de todo...-
La mujer disparó con mala puntería (afortunadamente) pero hirió a mi hermanastro en el hombro izquierdo. Lo siguiente que ocurrió me lo contó Yüma, ya que yo no recuerdo nada (me dijo el médico que entré en una especie de shock).
Me dijo que empecé a temblar y se me formó un semblante duro y hasta macabro, no lo dudo.... después de todo, la maldita lo había herido. Dijo que tomé la pistola y que le disparé directo en las manos, repetidas veces; tantas que prácticamente se las destruí. Actualmente vive en la prisión estatal femenil con muñones en vez de manos.

Ya después todo salió bien: a Yüma sólo le retiraron la bala y le cosieron la herida, nuestros padres se enamoraron de Kenya y decidieron vivir ahí permanentemente, todos los hombres de Yowane fueron aprisionados igualmente, disolvimos un peligroso clan yakuza y fuimos los héroes de la ciudad algunos meses. A el lo ascendieron de Detective, a Comandante con licencia de Detective en el departamento de Homicidios y a mi me contrató aquel Señor Fujimori para ser su asesor legar privado (con un sueldo bastante generoso) y como abogado de emergencia para los integrantes de su grupo musical "Vocaloid".

-Yotu...-
-¿Si, Yüma?-
-Gracias por todo.-
-Gracias por existir... Te amo.-
-Yo también te amo.-