Gakupo x Kaito: Nuestra aventura. Capítulo 4.

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-Mi cabeza...- dijo Gakupo masajeándose la frente y entrecerrando los ojos.
-Hermano, eso fue brutal... Creo que no volveré a beber tanto.-
El samurai se levantó de la cama, y miro su reloj.
-Demonios, es muy tarde.-

Kaito se levantó al unísono con Gakupo. Doce y treinta de la tarde. El samurai tenía su ensayo con Len en treinta minutos, así que era mejor avisar que no llegaría.
Del semi-penthouse del azulado, al estudio se hacían cincuenta minutos en automóvil. Y, para su mala suerte, el auto lo había dejado en el estacionamiento del edificio donde vivía con Luka.
Tomó su teléfono y se concentró en encontrar el número de Kagamine.

-¿Gakupo...?-
-¿Si?-
-¿Hicimos algo anoche?- preguntó Kaito temeroso.
-Ya sé por dónde va tu pregunta... lo único que pasó es que bebimos demasiado y compartimos la cama. Claro, que mencionaste que yo sería una buena mujer para ti...-
-¡¿En serio dije eso?!-
-Sólo hay algo que quiero preguntarte. ¿Si fuera una mujer, realmente sería la indicada para ti?- dijo Gakupo, con un tono que sonaba distante a ser de juego.
-¿Hablas en serio..?- preguntó sorprendido el azulado.
-No bromeo.- dijo con firmeza.

Gakupo se consideraba a sí mismo pansexual. No le importaba si era hombre, mujer o bestia, sólo que sus sentimientos fueran claros y se sintiera bien estar con aquella identidad.

-Gakupo, yo...-
-¡Ah, Len! Mira, lo lamento mucho, pero no voy a poder llegar hoy al ensayo. Tuve un altercado y me encuentro algo lejos del estudio...-
>>Claro, entiendo... usaré el tiempo para ensayar un solo que tengo. ¿Todo bien, Gakupo? ¿Pasó algo?<<
-Ya te enterarás, la verdad es que ahora no es un buen momento. ¿Podemos hablar después?-
>>Por supuesto. Cuídate.<<
-Adiós-.

El samurai colgó el teléfono, dio la media vuelta y mirando a Kaito dijo:
-Mira, esto es lo que voy a hacer. Me voy a dar un baño, y después te invitaré el desayuno en agradecimiento a tu hospitalidad.-
-Oh claro...-

Kaito no sabía que decir o que pensar. Había estado enamorado de Miku, pero sentía algo por Gakupo. Siempre supo que el cariño que le tenía al samurai no era tan simple como para la etiqueta de "mejores amigos", pero como había estado ocupado amando en secreto a Hatsune, no había tenido tiempo para que aquellos sentimientos a ese hombre se "desarrollaran" por así decirlo.
Nunca pensó que un comentario que había hecho borracho, lo orillara a replantear su vida entera... pero estaba sucediendo. ¿En realidad podía llegar a querer a Gakupo de "ese" modo? Y si sí pudiera... ¿Gakupo lo aceptaría?.
Se conocían lo suficiente, sus malas mañas y sus buenas virtudes, y aún así seguían siendo muy cercanos amigos. Eso ya era bastante, de por sí. Y ahora, ése hombre estaba duchándose en su baño... ¡Desnudo!.
¿Por qué le pasaba esto a el?
-Se me ocurre una manera de saber que pasa, y que va a pasar... ¡Demonios!- dicho eso, salió de la habitación.

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Gakupo abrió la llave de la ducha, y mientras esperaba a que el agua tomara temperatura, se retiró las ropas que le quedaban. El samurai tenía el cabello más sedoso y largo de todos, un cuerpo atlético, marcado y muy bello. Su piel parecía estar hecha de mármol, pero en torno a su abdomen y la espalda se podía ver una colección de cicatrices. Su entrenamiento de samurai había sido muy duro. Pero lo difícil, habían sido las peleas a las que se sometió. Llevó sus manos a su abdomen y recordó su vida antes de Vocaloid.
Había peleado alrededor de unas doscientas veces, y siempre a muerte.
Bueno, él seguía vivo. Y aunque siempre había repudiado la violencia, había sido obligado a pelear.
Siempre se sintió culpable de tener toda esa sangre sobre sus manos, pero con el único con el que hablaba de eso, era con Kaito.

-¿Porqué te sigues torturando con eso?-
Gakupo levantó la cabeza, se metió en la ducha y pasó sus manos por su frente. Sin hacer contacto visual, respondió:
-Lo sé, no tiene sentido alguno ¿o si?. Muertos están, y nada va a cambiar eso. Lo hecho, hecho est...- dejó de hablar al sentir un cálido cuerpo desnudo mojándose y apretándose contra el en un abrazo.
-Ya no hables...-
-¿Puedo considerar esto como tu respuesta?-
-¿Respuesta a qué?-
-A que si era tu mujer ideal...-
-No. No eres ni serás jamás mi mujer ideal. Serás mi compañero y mi amante perfecto...-
-¿Decides eso por tu cuenta?-
-¿No te parece bien mi idea?- dijo en un tono burlón.

Gakupo se liberó del abrazo, y volteó para ver a Kaito a los ojos, aún con el agua escurriendo en sus cabelleras.

-Vamos a dejar las cosas en claro, Kaito...-
El azulado bajó la cabeza, se regañaba a sí mismo por ser tan apresurado. A ambos les acababan de romper el corazón, y el ya se le estaba ofreciendo. Ahora, también echó su relación con el samurai a la basura, nunca se recuperarían de tan vergonzoso momento.
-Ya me conoces, sabes que soy celoso... y que si me tiras, jamás te lo perdonaré.-
Kaito abrió los ojos tanto como pudo, estaba más que atónito. Realmente estaba pasando... lo estaba aceptando.
-Gakupo, yo estoy sorpren...- se vio interrumpido al momento en que unos labios se unieron a los suyos.