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lunes, 7 de septiembre de 2020

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 32: Vínculos sibilinos

 Día 3 después de la primera aparición de la Brigada 731.

La noche para los héroes había sido larga y tediosa, revisando el material recuperado de la base militar de Sternbild: archivo por archivo y documento tras documento con especial escrúpulo en cada detalle que pudiera representar aunque fuera una pequeña pista sobre los paramilitares que acechaban la ciudad como frente primario de batalla de Ouroboros. 

-No puedo creer que nos hemos pasado la noche entera revisando estos documentos y no estemos ni cerca de saber quiénes son la Brigada 731.- dijo Karina en un suspiro claramente exasperado, mientras daba otro sorbo a su taza de café y revisaba con hartazgo la hoja de papel en su mano.

-¿Qué? ¿Ya amaneció…?- preguntó el héroe tigre con sorpresa en el rostro, mirando con incredulidad a los grandes ventanales de la sala de juntas que dejaban pasar sin recelo los rayos de sol y viendo su reloj de muñeca marcar las 6.48 de la mañana.- No hay que rendirnos, chicos. Vamos muy bien, ya revisamos casi la mitad del material, no nos falta mucho.- decía animosamente a los cansados rostros que lo contemplaban mientras se ponía de pie y palmeaba sus manos un par de veces. Aunque él mismo tenía más de una razón para tirar la toalla y rendirse, necesitaba ser el rayo de esperanza para sus compañeros. Si él, quien tenía a su propia sangre infiltrada tras líneas enemigas como doble agente mostraba una buena actitud, los demás héroes tal vez verían un panorama esperanzador, en lugar del desolador que tenían enfrente.

-Es verdad, hasta ahora tenemos varios datos de interés que nos pueden servir…- dijo Barnaby, acompañando el entusiasmo de Kotetsu mientras se dirigía a una pizarra de corcho donde tenían varios datos vinculados unos con otros mediante hilos rojos y anotaciones.- Según los reportes que hemos leído hasta ahora de los incidentes en los que se involucra a Vaako Kovalevskaya, identificamos que nunca hace el trabajo por su cuenta.-

-Al parecer ocupa a otras personas para hacer el trabajo sucio, es muy cuidadoso. No hay nada en los reportes sobre sus poderes, así que suponemos que no hace uso de éstos para evitar registros, en su lugar utiliza a los NEXT con los que se involucra para que ellos cumplan con el atentado y luego los asesina para no dejar cabos sueltos.- puntualizó Agnes.- Al principio, como todos sabemos, dudamos que de verdad se tratara de un individuo con capacidades NEXT, pero dado el principio de Ouroboros de “purificación” de Frank Martínez, descartamos la idea casi de inmediato.-

-Por el momento únicamente hemos identificado a dos NEXTs que han aparecido en varios de los informes de actos terroristas que ya revisamos, por lo que asumimos que se trata de dos miembros de la Brigada 731; Susie Wolff y Nico Rosberg. Con base en lo que pudimos revisar en los documentos y al compararlo con el video de seguridad de la base militar de Sternbild, estamos casi seguros al afirmar que fueron ellos dos de los tres NEXT que se infiltraron para robar los cañones antiaéreos.-decía Annie mientras tomaba lugar a un lado de Barnaby en la pizarra, haciendo un par de marcas sobre los nombres de los NEXT que recién describía, tomó una carpeta y ubicó el dato de interés que buscaba.- En el video de la base militar vimos que era una mujer la que se convertía en el humo tóxico ¿cierto? En un incidente de hace cuatro años hubieron víctimas con el mismo patrón de mortalidad, entonces tenemos que la señorita Wolff es dueña de este poder. Lo que nos deja a Nico Rosberg con la posibilidad de ser nuestro habilidoso hacker o el sujeto de los rayos que encogen cosas.-

-Lo que no entiendo es por qué está trabajando junto a estos NEXT ahora y a los demás los asesinó para silenciarlos…- Nathan reflexionó muy interesado en un momento de lucidez, muy a pesar del cansancio que sentía.- Estos NEXT son recurrentes en más de una misión, pero veíamos en los demás informes que Vaako ubicaba con precisión a las personas que utilizaba para luego exterminarlos. ¿Cuál es el sentido en eso? ¿Creen que una vez terminado el trabajo los asesine a ellos también?- Karina y PaoLin asintieron en concordancia a la pregunta.

-Sinceramente, lo que realmente me preocupa ahora es que nos asesinen a nosotros y a toda la raza humana…- decía Barnaby, mientras caminaba en círculos, intentando encontrar otro ángulo para ver la situación con otra perspectiva.- Otra cosa que estoy encontrando particularmente molesta es que muchos de los reportes de incidente que tienen que ver con ellos están tachados con tinta negra.-

-¿Censurados?- preguntó el héroe tigre con incredulidad, a lo que el rubio asintió con una expresión de disgusto.- ¿Por qué la Interpol habría de censurar estos archivos?-

-Significa que el índice de peligro que representan es muy elevado y prefieren dejarlo en alto secreto, por lo que las conjeturas que estemos haciendo ahora son sólo eso. Si quisiéramos revisar los archivos sin censura necesitamos autorización de la ONU y viajar al cuartel general de la Interpol en Lyon, Francia. Y no sobra decirles que no tenemos manera de abandonar la ciudad y mucho menos contamos con tiempo.-

-Esperen un momento…- Anaksha interrumpió brevemente, con cierto resplandor en los ojos y el ceño fruncido. Claramente pensaba en algo.- Cuando salimos de la base militar vi que había algunos DVD en alguna de las cajas. ¿Aún no revisamos esos datos, cierto?-

-¿Es seguro reproducirlos? ¿Los de la Brigada podrían saber lo que estamos viendo?- preguntó Keith con cierta preocupación.

-No debería haber problema, toda conexión de esta sala está aislada de cualquier red, pública o privada. Es seguro revisar lo que hay en los discos.- respondió con firmeza la CEO de HeroTV y se dirigió junto con Ivan a buscar dentro de las cajas los pequeños contenedores con los discos. Al cabo de unos minutos encontraron el estuche con tres discos, Agnes no perdió ni un segundo y rápidamente colocó en el reproductor aquel que estaba marcado como “V. Kovalevskaya – Interrogatorio 1/3”.


La imagen del proyector mostró un cuarto muy sobrio, con una mesa y una silla; sentado se encontraba aquel hombre cuyo rostro ya conocían, con una intensa mirada en esos ojos negros como ébano y expresión indiferente, miraba fijamente sus manos frente a él esposadas sobre la mesa. Al cabo de unos segundos, dos hombres entraron por la puerta del cuarto pero sus rostros no entraron en cuadro. Se colocaron a la altura de la cámara y comenzaron a interrogarle de manera muy agresiva, uno de los hombres le golpeó directamente en el rostro a la primera pregunta lanzada y sin esperar por la respuesta, el segundo hombre apagó su cigarrillo en la frente de Vaako, quien con absoluta disciplina reprimió cualquier señal de dolor o molestia. Fue una escena muy cruda de ver para los héroes, en especial para PaoLin, sin embargo respiró profundamente y se obligó a tranquilizarse. Vieron minuto y medio del metraje y concluyeron con pesadez que no entendían ni una sola palabra del lenguaje en el que se comunicaban los hombres y Vaako, se miraron unos a otros con evidente confusión, pero las dos personas que aún estaban prestando atención al video eran Dragon Kid y Black Xiaji.

-¿Están entendiendo a lo que dicen?- preguntó Agnes con asombro. Las chicas se miraron con extrañeza y después de reflexionar la pregunta por un par de segundos, asintieron con un poco de ingenuidad por no haberlo pensado antes.

-Disculpen, cuando PaoLin y yo hablamos a solas, procuramos hacerlo en nuestra lengua materna... ya saben, para practicar.- respondió Annie, a lo que Ryan suspiró con obviedad y dejó escapar una pequeña sonrisa al entender de qué hablaba su novia, pero al ver las expresiones de los demás igual de confundidas que antes, explicó.

-PaoLin es de China, y no sé si recuerdan que Anaksha les explicó en alguna ocasión que aunque sus padres eran de Noruega, ella había nacido y crecido en China hasta la adolescencia.- los héroes soltaron una expresión unísona de obviedad.

-Así es.- afirmó PaoLin.- En este video están hablando en cantonés, más específicamente, por lo que muy probablemente se trate no de China, sino de la Región Administrativa Especial de Hong Kong. De lo que hemos visto, los agentes le están pidiendo que confiese la ubicación de su base, supongo que desde ahí dirigía sus operaciones.-

-Agnes, ¿podrías rebobinar la grabación unos 30 segundos? Congela la imagen a mi señal, creo haber visto algo…- pidió Barnaby, a lo que la castaña hizo lo que se le indicó, intrigada de la posible observación del conejo. Esperaron todos atentos durante unos segundos y entonces el rubio dio la señal.- ¡Ahí, alto! ¿Qué es esto?- se acercó a la pantalla y señaló la muñeca izquierda del hombre. Tenía una marca tatuada donde claramente se veían un par de símbolos pertenecientes al idioma que no entendía: 大佬

-Dai Lo.- dijo Annie por lo bajo y PaoLin asintió con una expresión amarga, la semi pelirroja se volteó y explicó a los demás.- “Dai Lo” significa jefe o hermano protector en contexto de la mafia. Hong Kong está regida por dos triadas, los Sun On Yee y los 18k. La diferencia radica en que los miembros de los Sun On Yee son exclusivamente NEXT. Piénsenlo como Ouroboros pero locales. En realidad no son violentos, se dedican al contrabando y fraudes, pero por tratarse de NEXTs la policía los ha estado cazando desde hace años, aun cuando los 18k se dedican a la trata de blancas y el narcotráfico. Aunque… esto es muy extraño.-

-¿A qué te refieres, Anaksha?- preguntó Kotetsu.

-Algo no hace sentido. Los Sun On Yee son famosos en Hong Kong por atender zonas de pobreza, no sólo en la ciudad sino en toda China, incluso teniendo células en Taiwán e Indonesia. No son gente violenta a menos que su gente sea dañada. Me parece extraño porque tienen fama de ser “los chicos buenos”. ¿Por qué su líder es el único que comete actos terroristas en nombre de Ouroboros cuando es bien sabido que castiga de manera implacable a cualquier Sun On Yee que decida perjudicar?-

-Así es, suena extraño. Todos los documentos que hemos revisado hasta ahora indican mucha violencia, pero es él únicamente quien la comete junto con los de la Brigada 731. ¿Será una organización independiente?- Antonio rompió el silencio que hasta ahora mantenía y rascó su frente evidentemente confundido.

-Sigan buscando en el material que nos está pendiente de revisar, tal vez encontremos ahí las piezas que nos faltan para tener una imagen más completa. Tenemos que darnos prisa antes de que hayan diez víctimas más hoy. Afortunadamente, Saito y Halsey me informaron que Cain ya está fuera de peligro y se encuentra descansando. - dijo Agnes, mientras se levantaba de su asiento y tomaba las llaves de la camioneta de HeroTV.- Ryan y Annie, vengan conmigo. Tenemos trabajo en la Corporación SkullBunny, aprovecharemos que es temprano para traer “amigablemente” a Anick Lomawien y hacerle unas preguntas.-


……………….


Agnes al volante conducía con determinación hacia el gran corporativo alternativo, con un plan simple pero que esperaban fuera efectivo. Anaksha se notaba visiblemente molesta, iba en silencio y perdida en sus propios pensamientos sin prestar mucha atención a nada. Se sentía enojada… furiosa; se permitió dudar de ella misma y de todos sus logros al enterarse que su empleadora era parte de la conspiración del enemigo. Era algo que jamás estaría dispuesta a perdonarle a Anick, de algún modo u otro quería que su jefa sintiera lo que ella y los héroes: apatía, enojo, desesperación, miedo...

-¿Estás bien?- preguntó Ryan con la expresión más dulce que alguna vez cualquiera que conociera al Príncipe de la Gravedad Errante hubiera visto jamás. El rubio posó su mano sobre el rostro de Anaksha, quien súbitamente cambió de expresión, ahora su rostro reflejaba cierto arrepentimiento.

-Saca estos pensamientos de mí, por favor…- decía la chica, sollozando y con un nudo en la garganta, incapaz de ver a su novio a los ojos.- Sólo puedo pensar en hacerle daño, que experimente todo lo que nosotros hemos estado pasando, esa impotencia que nos tiene buscando desesperadamente cualquier indicio de esperanza.-

-Escucha, sé lo que estás pensando y la respuesta es no. No eres una mala persona, y tienes todo el derecho de enojarte con ella por traicionar tu confianza y utilizarte para sus propios intereses; pero sé que aunque quieres lastimarla -y con justa razón, no lo voy a negar- sabes que no es lo correcto. Nuestro deber como héroes es preservar la vida de las personas, sean buenas o no y muy a nuestro pesar.- Ryan la tomó de las manos y la hizo mirarlo.- Puedo ver en esos hermosos ojos violetas la bondad que te caracteriza como héroe, y estoy completamente seguro de que cuando llegue el momento, sabrás qué hacer.-

-Espero saberlo… pero si pasa algo, lo que sea, cualquier señal que veas de que me esté descontrolando, promete que me detendrás. No me permitas convertirme en el monstruo que creen que somos, por favor.- pidió la chica con ojos suplicantes, y aunque el rubio no dijo palabra alguna, ella supo que podía contar con esa promesa.

Pasaron tan sólo un par de minutos cuando Agnes acercó el vehículo a la entrada del estacionamiento subterráneo de la Corporación SkullBunny, emparejó la ventana del conductor a la caseta de vigilancia para pasar la tarjeta de empleado de Anaksha por el sensor, pero la voz de un hombre la sorprendió brevemente.

-¿Qué puedo hacer por usted, señora?- preguntó muy amablemente un señor mayor, quien se miraba con ojos cansados pero animosos pese a todo.

-Disculpe, no lo vi.- respondió la CEO con una sonrisa de alivio.- Vine a recoger unas cosas, papeles y algo de ropa.- el hombre le devolvió la sonrisa y miró el pequeño monitor de datos en su caseta. La identificación que leyó el sensor no coincidía con la persona al volante.

-Señora, ¿por qué quiere ingresar al edificio con la identificación de Black Xiaji?- el hombre la cuestionó, aunque no de manera amenazante, sino con preocupación y hasta cierto punto, miedo.

-Viene conmigo, Bob. No te preocupes.- la voz de Annie sonó desde atrás de la van, se levantó del asiento posterior y pasó al del copiloto.- Vine a recoger mis cosas del vestidor, por ahora los héroes estamos trabajando desde el edificio de HeroTV y necesito la ropa que dejé aquí.-

-Entiendo, señorita. Bienvenida.- respondió el hombre con una sonrisa algo melancólica. Anaksha se percató de ello.

-¿Estás bien, Bob?- preguntó la chica con preocupación a lo que el guardia suspiró y una pequeña lágrima recorrió su mejilla.

-Es sólo que me gustaría estar ahora con mi familia, señorita. No es que desconfíe de los héroes, pero la situación en la que está la ciudad es muy peligrosa y sólo quiero abrazar a mi esposa, a mis hijos y a todos mis nietos.- respondió pesadamente. Annie cayó en cuenta. ¿Qué estaba haciendo el hombre ahí, trabajando? Con bastante enojo reprimido, lanzó otra pregunta.

-¿Anick te está obligando a venir a trabajar pese al peligro que involucra?- Bob asintió con pesadez.

-Sólo al personal de vigilancia y limpieza. Dijo que si no nos presentábamos a trabajar, nos despediría. Usted conoce mi situación, señorita. No puedo darme el lujo de perder mi empleo.- dijo sollozando.- La señora Lomawien no ha faltado al trabajo en estos días, el resto del personal administrativo trabaja desde casa, pero nosotros de vigilancia y limpieza no podemos hacer lo mismo.-

La semi pelirroja sintió una punzada en el pecho y un nudo en el estómago. ¿Cómo era posible que el mundo se estuviera acabando y Anick obligaba a la gente a estar alejados de sus familias? Sabía que la responsabilidad de arreglar las cosas era de ella y de los demás héroes, pero seguía sorprendiéndose de la falta de empatía y humanidad de la CEO de SkullBunny. Bajó del vehículo y entró a la caseta de vigilancia con Bob, quien la veía con asombro y lágrimas en sus cansados ojos… La Leona Siniestra imponía en su andar pero sus acciones rompían con la imagen ruda e implacable que los medios le habían otorgado. En un suave y cálido abrazo envolvió al hombre, quien sorprendido rompió totalmente en llanto y le devolvió el abrazo de manera desesperada.

-Ve a casa, Bob. No te preocupes por tu empleo, me voy a asegurar que tu familia esté bien. Y te prometo que no falta mucho, vamos a acabar con esto. ¿De acuerdo?- el guardia limpió su rostro y asintiendo tiernamente tomó una mochila con sus pertenencias, agradeció a la heroína tomando su mano y se marchó. La chica se detuvo por un momento antes de volver al vehículo, suspiró pesadamente mientras meneaba la cabeza con reprobación y miró a una expectante Agnes.- El lugar de estacionamiento de Anick está a un costado del mío, lleva la van ahí y espera a que llegue. Yo me llevaré la maleta para traer algunas de mis cosas del vestidor. Ella llegará en aproximadamente 15 minutos, subiré por 20 y bajaré para irnos. ¿De acuerdo?-

-¿Estás bien, Anaksha?- preguntó la CEO de HeroTV.

-Tengo que estarlo. Por Bob y por todas las personas que están sufriendo… necesitamos acabar con esto, Agnes.- dijo con zozobra y se dirigió a la puerta frontal del edificio.

……………..


Las calles vacías y las vías de tránsito despejadas eran lo que más disfrutaba Anick de los últimos días. Eran casi las 8 de la mañana, y aunque para esa hora las calles del distrito Central Comercial y Financiero de Sternbild debieran estar en plena hora pico, se podía transitar con mucha calma con apenas un par de vehículos a la distancia.

El ambiente le parecía un tanto pesado, pero la mujer estaba convencida de que si Frank quería así el renacer del mundo entonces ése era el mundo en el que Anick quería vivir. Porque era obvio, si llegara a haber un trono por supuesto que sería ella quien se sentara a un lado del NEXT supremo ¿cierto? Convencida de sus propias ideas, se repetía una y otra vez que Frank Martínez la amaba con pasión y locura.

Con eso en mente, estuvo apenas a tres metros de pasar de largo la entrada al estacionamiento subterráneo de su corporación; a las 8 de la mañana en punto del reloj Anick pasó su tarjeta de acceso por el sensor de la entrada para darse cuenta que no había nadie ahí. En un instante, se olvidó de todas sus ilusiones y fantasías con el líder de Ouroboros sólo para gritarle a la cabina de vigilancia vacía.

-¡Maldita sea, Robert! ¡Juro que te vas a quedar en la calle! ¡Y cuando regreses a rogarme por tu miserable empleo voy a pagarte 20% menos! ¡Infeliz!- chilló escandalosamente al aire, revoloteando las manos. Entró con su vehículo al estacionamiento conduciendo de una manera muy poco segura y con furia desprendiéndose de cada neumático, rápidamente llegó su lugar designado pero encontró un vehículo estacionado en el lugar de Anaksha Kjolsrud.- ¿Y esa camioneta? ¿Será de ella…? ¿Qué hace esa perra aquí, no debería de estar en HeroTV?-

Molesta emparejó su auto al vehículo desconocido, tomó su bolso y salió. Inmediatamente la puerta trasera de la camioneta se abrió, dejando ver una figura bastante conocida para Anick. Inmediatamente la rubia dejó de fruncir el ceño, todo su enojo y molestias desaparecieron y sonrió de manera pícara.

-Vaya, pero si es Golden Ryan… ¿A qué debo el placer, señor Goldsmith?- preguntó la CEO de SkullBunny quien se acercó a la camioneta, donde el hombre dentro la miró con ojos seductores. Ella intencionadamente se cruzó de brazos para realzar el volumen del busto y que se apreciara a través de su escote.

Aunque Ryan había aceptado y contribuido en varias partes del plan no pensó en lo incómodo que sería seducir a la jefa de su novia. Esto incluía factores cómo que ya no tenía ojos para nadie más que para su Leona Siniestra, que inclusive ya se había olvidado de cómo seducir a una desconocida (a pesar de ser todo un experto hasta hace unos meses), y sobre todo, el hecho de que la mujer a la que tenía que seducir era una traidora y no sentía nada más que desprecio por ella.

-Vine a verte, Anick.- respondió con voz grave que embelesó los oídos de la mujer frente a él, ella se estremeció un poco.

-¿A escondidas?- preguntó divertida, a lo que recordó un pequeño gran detalle.- ¿Y tu novia?- su expresión cambió, su rostro reflejaba disgusto, asco inclusive.

-Ella no está aquí ¿cierto?- la calma con la que respondió le produjo náuseas, pero el rubio siguió con una impecable actuación.- Además, tú tienes algo que ella no tiene, algo que necesito…- la mujer se acercó con un caminar felino excitada ante tal comparación, Ryan la ayudó a subir al vehículo, con una mano en la cintura acercó su cuerpo al de él, y dejó que Anick respirara de su aliento.

-¿Qué es lo que tengo y ella no?- susurró mientras pasaba su mano por la entrepierna de Ryan, tocando con firmeza la protuberancia; el rubio se concentró en su papel, no permitiéndose mostrar su incomodidad. Acercó sus labios al lóbulo de la mujer.

-Información sobre Frank Martínez.- Anick se frenó en seco y miró con falsa sorpresa a Ryan. Justo cuando se disponía a mentir y decirle que no sabía de lo que estaba hablando, sintió una punzada en el cuello. Llevó su mano al lugar de donde provenía el dolor y reconoció la figura de una jeringa, al voltear vio cómo el rostro de Agnes Joubert se hacía cada vez más borroso, hasta que cerró los ojos.

-Lo hiciste bien, Ryan.- dijo Agnes con una sonrisa un tanto triste, especialmente al ver la consternada expresión de Ryan que sostenía su rostro con los ojos bien abiertos, enrojecidos y acuosos. El rubio suspiró pesadamente, bajó un poco la mirada y respondió con tristeza.

-No quiero volver a hacer eso jamás. Ni siquiera pensar en hacerlo…-

-Descuida, la tenemos. No tendrás que volver a tratar con Anick.- la castaña tomó asiento a un lado del héroe y puso su mano en su hombro, intentado confortarlo.

-No es sólo Anick…- bramó con cierto desespero.- Sé que hoy fue parte de un plan, pero no quiero que una situación similar me aleje de Anaksha.- Agnes sonrió levemente, eran hermosos los sentimientos que Ryan y Annie se tenían a pesar de no tener tanto tiempo de estar juntos. La química y dinámica de pareja que ellos habían conseguido en tan sólo unos meses era algo de lo que carecían incluso algunos matrimonios longevos.

-Dime la verdad, ¿estarías con alguna otra mujer que no fuera Annie? Físicamente, me refiero.- el hombre volteó a verla con sorpresa, ofendido inclusive.

-¡¿Qué dices?!  ¡Claro que no!- respiró brevemente y se tranquilizó un poco.- Quiero decir, modestia aparte, sé que hay muchas mujeres muy atractivas que quisieran dormir conmigo, y no te voy a negar que en más de una ocasión me he sentido tentado… pero hay algo que no me deja hacerlo. Es extraño, pero siento algo parecido a un vacío… Me pongo a pensar ¿qué voy a hacer después de tener sexo con ellas? ¿Irme y ya? ¿Qué hay de lo que viene después? Ver dormir a Anaksha me encanta, verla junto a mí descansando, saber que soy lo suficientemente digno de su confianza como para permitirse ser vulnerable. Es un alma rebelde, independiente, fuerte… Hay veces en las que siento que no soy suficiente para ella, pero me niego en dejarla ir. Me esfuerzo en ser mejor, por ella. ¿Quién más me puede ofrecer eso? -

Anaksha escuchaba con atención cada palabra que decía Ryan, mientras permanecía inmóvil detrás del vehículo. Sus ojos violetas no lo soportaron y lloraba con una gentil sonrisa dibujada en su rostro. Ésa fue la personalidad de la que se enamoró. Ella no era muy diferente a Ryan de antaño, la semi pelirroja nunca se involucraba con nadie e incluso la consideraban una “come-hombres”. Nunca prestó mucha atención a los rumores sobre ella, porque aunque resultaran verdaderos, ella sabía que disfrutaba de su vida sin hacer daño a los demás. Fue después de conocer al Príncipe de la Gravedad Errante que por fin se permitió abrirse ante alguien. ¡Y cómo le alegraba que Ryan la amara tanto! Porque entonces sus sentimientos eran totalmente recíprocos. Se sentía agradecida por contar con el apoyo incondicional de su novio, que incluso con todo su pasado y demonios, la amaba incluso en aquellas ocasiones en la que ella no podía amarse a sí misma. Y en palabras de Ryan, ¿quién más podía ofrecerle eso? Incluso si hubiera alguien, Anaksha escogería a Ryan cada vez que fuera necesario.


viernes, 22 de mayo de 2020

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 31: Dentro de las fauces

Día 3 después de la primera aparición de la Brigada 731.

 

-… ino. Deino… ¿me escuchas?- a la distancia se escuchaba el sonido de una angelical voz, un delicado bálsamo… ¿acaso así se sentía tocar el paraíso? La sensación recorría su cuerpo inundándolo de serenidad, inclusive podía oler con claridad cómo un suave pero embriagador aroma a caramelo se impregnaba en la refrescante brisa que chocaba contra su rostro.

-Soy yo, Creador.- respondió el chico, con una leve y genuina sonrisa. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras lograba vislumbrar una luz y el rostro de su amada, la sangre que escapaba de su nariz goteaba en el piso con un sonido hermoso y relajante. Alzó levemente su mano y estiró la punta de sus ya muy escarmentados dedos, como si quisiera alcanzar algo; con una voz suplicante llena de esperanza y dicha, hizo su petición.- ¿Podrías… llevarme con ella?-

El desayuno que Kaede le había llevado al platinado quedó esparcido sobre la bandeja en el piso de la habitación en el momento en que se abalanzó a socorrerlo, encontró a Deino semi consiente, delirando palabras sin sentido con la mirada perdida en las luces que colgaban del techo. La chica intentaba sin éxito que se reincorporara, y así como cuando ella misma experimentaba ocasionalmente ataques de ansiedad, hizo lo que su abuela Anju hacía para relajarla con la esperanza de que funcionara; daba palmadas gentiles a las mejillas del muchacho y soplaba a la altura de los ojos y nariz. El semblante de Deino se compuso, pero aun no recobraba la conciencia.

-Por favor, cariño… respóndeme.- suplicaba alarmada la chica, mientras seguía palmeando y soplando sin éxito, sus propias lágrimas empezaban a humedecer el rostro que reposaba incoherente en su regazo. Vio que los rasgados ojos grises del muchacho empezaban a cerrarse cada vez más  en una cálida pero cansada expresión de paz.- No… no, no, no, no me hagas esto ¡Por favor! ¡Despierta!- la chica abrazó con recelo y desesperación la cabeza del platinado, meciéndose hacia atrás y adelante pensando en mil cosas y a la vez en ninguna, la impotencia se apoderaba de ella.

-¿Qué está pasando aquí?- una gélida voz resonó con estruendo, los pasos del hombre se escuchaban firmes con cada desplante. Kaede se heló, la voz había penetrado sus oídos de manera violenta y una sensación de temor le empezó a inundar.

-Jason… traje el desayuno para Deino pero lo encontré en este estado y…- explicaba con la expresión angustiada de una joven Origa Petrov, pero el segundo al mando de Ouroboros (quien ni siquiera había hecho contacto visual con ella) la interrumpió dirigiéndose exclusivamente al chico.

-¿Crees que esto es aceptable, Deino? El Maestro me envió para hacer un conteo del nuevo tipo de cambio, pero esto...- recriminó mientras se acercaba al contenedor más cercano, hundió su mano entre las brillantes y casi cegadoras monedas sólo para hacer un conteo aproximado.- Esto es inaceptable. Llevas desde ayer cumpliendo una única función y no has fabricado ni cien monedas. ¿Qué explicación esperas que le dé al Maestro sobre tu mediocre desempeño?- la voz de la chica sonó por lo bajo por detrás de él, temerosa de hablar.

-Jason, creo que es mejor si…- la mano del castaño tomó impulso desde su lugar y se dirigió perniciosa hasta la mejilla de Kaede, quien con veloces reflejos alcanzó a cubrir su rosto con ambas manos, evitando a toda costa el contacto de la mano desnuda del NEXT que la violentaba aunque el impacto dolió de igual manera.

-Es mejor si te callas y te limitas a tus actividades. No creas que tienes el derecho a opinar sólo por haberte ofrecido como una furcia con él.- bramó con desprecio mientras señalaba al chico, aún convaleciente.- No sé cómo es que te convertiste en el pequeño proyecto personal de Lunatic, pero escúchame bien: Si Deino no cumple con su deber en tiempo y forma, me voy a asegurar de que el Maestro les entierre a ambos una de sus espinas venenosas en lo más profundo de ese asqueroso e ingenuo saco de células que tienen por corazón. Muy romántico ¿cierto?- Kaede estaba paralizada sin saber qué hacer, el miedo recorría cada centímetro de su cuerpo y sólo pudo atinar a asentir levemente; Jason se volteó con paso firme hacia el cuerpo de Deino quien batallaba por espabilarse, y tomando el impulso suficiente, la espinilla del castaño golpeó con malicia hacia la boca del estómago del platinado.

Se escuchó un terrible crujido y el dolor hizo que Deino recobrara la conciencia mientras se retorcía de dolor a causa de una costilla fácilmente rota. La chica simplemente apartó la mirada, incapaz de ver al muchacho sufrir pero los gritos le parecían ensordecedores. Ahogó su llanto lo más que pudo hasta que los alaridos cesaron, entonces se acercó a Deino y lo ayudó a que tomara asiento de nuevo mientras él le sonreía agradeciéndole con la mirada.

-Reciban esta nueva era que favorece a los fuertes, o mueran igual de indignos que los débiles. ¡Pónganse a trabajar!- finalizó el castaño marchándose y azotando la puerta tras de si.

-Lamento que hayas tenido que pasar por eso, princesa. ¿Estás bien?- preguntaba Deino entre murmullos.

-No te preocupes por mí. Sólo sigue resistiendo, ¿de acuerdo? Te prometo…- decía con ferviente enojo.- … que esto se terminará muy pronto.-

 

……………

 

Dos horas habían pasado desde lo sucedido, el medio día no lucía radiante sino más bien frío y sombrío desde la fábrica abandonada al oeste de Sternbild. Kaede se encontraba más tranquila pero no menos furiosa, mientras hacía sus deberes repasaba mentalmente una y otra vez las opciones con las que contaba para poder acabar con la organización lo más pronto posible, pero todas eran demasiado arriesgadas. Pero si no se arriesga, no se gana ¿cierto? Después de todo, ese mismo sentimiento fue lo que la llevó a infiltrarse tras las líneas enemigas y descubrir al enemigo antes que los héroes mismos. Tal vez tomar un riesgo era la mejor opción… la única opción para desbaratar al enemigo desde dentro. La chica sabía muy bien que la Brigada 731 tenía acorralada a la ciudad y a los héroes paralizados, así como sabía que si los héroes contaran con información precisa y de primera mano sobre estos paramilitares NEXT sabrían cómo atacar.

Frank Martínez, líder de Ouroboros tenía toda la información que necesitaba la Primera Liga, ¿pero cómo conseguirla sin levantar sospechas? Además, todos los días en punto de las 12:30 del día el autoproclamado NEXT supremo daba un sermón obligatorio a sus feligreses/militantes. Kaede estaría ocupada verificando la lista de asistencia con más de 1.600 personas veinticinco minutos antes de iniciar cada sermón. Deino había hecho este proceso mucho más sencillo al integrar cada 20 personas a un grupo con el nombre de una letra del alfabeto radiofónico acompañado de un número; este sistema también servía para clasificar a los NEXT que participarían en las filas de combate primarias, secundarias, terciarias y de apoyo. Por ejemplo, Lunatic y Jason pertenecían al grupo Alfa 1, los NEXTs con capacidad destructiva considerable  estaban repartidos entre los grupos Bravo, Charlie, Delta y Echo; Deino y Kaede en cambio, fueron asignados a Whiskey 3, junto con Joseph de Lavandería y Carl de Vigilancia.

La pequeña Kaburagi miró su reloj de pulsera, la hora para empezar a cotejar a los asistentes se aproximaba por un par de minutos. Se dirigió a la puerta del acceso subterráneo, donde los militantes sabían de antemano que debían de organizarse en sus respectivos grupos, ya que la asistencia se tomaba en consideración siempre y cuando el grupo estuviera completo.

-¿Alfa 3? Uno, dos tres…- la castaña contaba a las personas con mucha concentración.- … diecinueve y veinte. Adelante. ¿Bravo 1?- procedió mientras palomeaba en la lista al equipo anterior, el grupo avanzaba con velocidad para tomar su lugar correspondiente dentro del Vínculo. Kaede era muy rápida y observadora en esta labor a pesar de ser su segundo día como asistente general. Sólo le tomó veinticuatro minutos de los veinticinco habituales hacer la toma de asistencia. Sabía que tenía poco tiempo antes de que apareciera en escena el NEXT supremo acompañado de su fiel esbirro, aprovechó el movimiento de gente y rápidamente bajó por las escaleras; pasó la lavandería y los almacenes del primer nivel, siguió por el comedor en el segundo, hasta llegar a la zona prohibida para la mayoría de los integrantes de Ouroboros: el tercer nivel donde se encontraba la división de investigación y la oficina central.

Caminó con cautela aunque decidida hacia la oficina de Frank Martínez, pero a dos escasos metros de quedar frente a la puerta vio cómo el picaporte giraba y la puerta se abría lentamente. Kaede sin embargo, mantuvo la compostura y entró sigilosamente a la habitación que estaba inmediatamente cercana ella, dándose cuenta que se refugiaba dentro del ala de investigación; afortunadamente estaba vacía y sin ninguna alma, ya que todos esperaban impacientes el sermón de su Maestro en El Vínculo. Escuchó algunas risas y uno que otro murmuro, la chica pegó su oreja a la puerta para oír con claridad.

-… lo juro, sólo estoy esperando que se empiecen a matar entre ellos, Jason.-

-Los acorraló brillantemente, Maestro.-

-Lo sé, creen que estar atrincherados en el edificio de HeroTV les va a comprar tiempo, pero con Vaako pisándoles los talones, es cuestión de un par de días para que se entreguen.-

-La moral de la organización crece con cada día que pasa. Su victoria ya está asegurada, Señor.-

-Así es, mi buen amigo. Creo que hoy me saldré del discurso y alentaré a nuestros seguidores con algo motivador previo a nuestra inminente victoria…-

 

Las inconfundibles voces de Frank y Jason fueron atenuándose gradualmente y Kaede comprendió que el tercer nivel estaba despejado; antes de salir del ala de investigación, recordó que el día anterior programó en la mensajería una entrega de un paquete a esta área, algo que tal vez le resultaría muy útil en esos momentos. Vio la pequeña caja que afortunadamente ya estaba abierta (y así no levantar sospechas), tomó una memoria USB completamente nueva y salió discretamente de la habitación.

Fijándose que no hubiera nadie en las proximidades, se dirigió con extremo sigilo a la puerta de Frank; se percató que en la parte superior del marco de la puerta de la oficina central había una especie de dispositivo con una tenue luz clara, pero al ver que cuando abrió la puerta no sonó ningún tipo de alarma o pasó algo siquiera, no le dio importancia. Quizás sólo era un sensor de movimiento para activar la luz al entrar, eso sonaba más lógico considerando que eso sucedió… sus pensamientos entintados con paranoia no estaban ayudando mucho en el momento. Se sacudió un instante y se concentró en lo que tenía que buscar: la información sobre la Brigada 731. Había muchos documentos sobre el escritorio de Frank, y aunque pensó que le tomaría una eternidad revisar cada uno para encontrar lo que necesitaba, había un expediente que estaba marcado con un color verde fluorescente. Imperdible. Nombre del archivo: “CONFIDENCIAL: Perfiles B731”.

Kaede estaba perpleja, no lo podía creer. Mientras revisaba superficialmente el documento, se percató de que tenía en sus manos el expediente con la biografía de cada integrante de la Brigada 731 (la versión extraída por las investigaciones de la Interpol y la versión “real” del investigador de Ouroboros) y su clasificación en DR (Danger Rate - La tasa de peligrosidad). ¡Tenía en sus manos el poder de acabar con esto de una vez por todas! Salvar a la humanidad, a su padre, a Deino… Un sentimiento arrasador de esperanza inundó completamente su cuerpo y se puso manos a la obra. Tomó el expediente y lo puso directamente sobre el escáner de la oficina de Frank, conectó la memoria USB al puerto de la máquina e hizo una sencilla configuración. De ese modo, mientras el documento se escaneaba, se guardaba automáticamente en el pendrive.

El documento se escaneó y guardó completamente en pocos segundos, la chica guardó la memoria USB y se aseguró de dejar el expediente tal y como lo encontró en primer lugar. Tomó su tabla de anotaciones, cuando se dispuso a abandonar la oficina central, optó por esconderse rápida y sigilosamente al notar que el picaporte estaba girando y la puerta tenía intenciones de dejar a alguien entrar. Se arrastró debajo del escritorio principal, intentando tranquilizarse… en el peor momento estaba empezando a sufrir un ataque de ansiedad por lo que comenzaba a hiperventilar. Llevó sus temblorosas  manos hacia su rostro, haciendo presión en su boca y nariz, ahogando el ruido que quería escapar y conteniendo las lágrimas. No podían descubrirla, no ahora, no con la clave para terminar la guerra.

-Dijo que la taza de té estaba sobre el escritorio…- se decía Jason, mientras buscaba con la mirada sobre el escritorio.- ¡Ah! ¡Aquí está!- tomó con indiferencia el recipiente y sin más se dio la vuelta. Kaede se relajó, creía que la habían descubierto cuando en realidad, Keyes únicamente bajó a la oficina central por la taza de Frank, casi era gracioso. Pero soltó un sutil suspiro de alivio antes de tiempo.- ¿Qué fue eso?- preguntó Jason al aire, mientras volteaba indignado y con evidente furia en su voz. Sus ojos eran los de un maniático.

Como un balde de agua fría, la chica cayó en cuenta de su falta error y volvió aprisionarse el rostro con ambas manos. Jason buscaba con acecho en la mirada y lanzó una terrible amenaza:

-Si no te muestras en tres segundos, usaré mis campos de fuerza para reventar cada uno de tus órganos y lo que reste de tu cuerpo sólo podrá ser comparado con comida para perros. ¡Uno!- comenzó a contar, su voz era atronadora y siniestra.

::¿Qué demonios voy a hacer ahora? No puedo entregarme…:: pensaba la chica, quien batallaba por mantenerse oculta y en silencio, pero el miedo la carcomía violentamente.

-¡Dos!- Jason se empezó a iluminar en su azul fluorescente característico y se sintió la energía recorrer la habitación. Aquello no iba de farol.

::… pero si me entrego mi castigo será aún peor, me asesinará y no podré darle la USB a los héroes, a mi padre…:: la chica temblaba violentamente.

-¡Tres!- gritó finalmente el castaño.

::Papá…- Kaede cerró sus ojos y esperó el trágico desenlace.

 

Pasaron unos segundos, todo estaba en calma… “¿Así se siente morir?” pensó la chica. Se preguntó a sí misma si estaría en el cielo o en algún tipo de vida después de la muerte, pero confirmó que no era así cuando volvió a escuchar la voz de Jason Keyes, asegurándose de que estaba más que viva y al parecer, intacta. Abrió los ojos dándose cuenta que seguía escondida debajo del escritorio de Frank.

-Creo que fue una falsa alarma.- la voz del esbirro sonaba mucho más tranquila, aunque igual de indiferente que al principio. Paso firme atravesó la puerta de la oficina, regresando con premura junto a su Maestro. Kaede quitó sus manos del rostro y dejó caer sus hombros, inhaló fuertemente y lloró como nunca lo había hecho en su vida.

 

………..

 

-¿En dónde carajo estabas, Kae?- preguntó Jason con disgusto en la mirada a la chica cuando ésta se incorporó siete minutos tarde al sermón de Frank en el Vínculo, tomando su lugar como asistente junto al castaño y supuestamente a Lunatic, quien no se había presentado al ser el único militante que tenía permitida la inasistencia.

-Fui con Deino para saber si necesitaba algo.- respondió la chica, con evidente desdén, desafiante y de mala gana. Se supondría que mantendría una personalidad complaciente y de bajo perfil para no comprometer su fachada, pero lo único que deseaba en ese momento y desde la mañana, era tirar un par de dientes de la horrible sonrisa de Jason. El rostro de la joven madre de Lunatic portado por la joven Kaburagi estaba tenso y asqueado.- Le estoy llevando un suplemento mineral para que no se agote y cumpla con su deber. ¿Preferirías que no lo hiciera?- el castaño hizo una mueca bastante difícil de descifrar, pero el comentario ya estaba hecho, no había vuelta atrás.

-Veo que te estás armando de carácter. Eso me agrada, he de confesar que incluso me excita un poco.- dijo con una media sonrisa, mientras arqueaba escéptico una ceja. Con esa misma expresión se agachó llevando su rostro frente al de ella en una incómoda y poco apropiada distancia; pasó su mirada por el mentón de la chica, después por sus labios y hasta llegar a sus ojos. Kaede se sintió terriblemente intimidada, la mirada lasciva de Jason era una que nunca antes había visto, sin embargo ella no se doblegó y mantuvo el desafío en su mirada.- Pero si vuelves a hablarme de esa manera, voy a hacer algo más que darte sólo una advertencia.- la mano del castaño rozó suavemente la cadera de la chica, y aun así no cedió ante la intimidación muy a pesar de que quería explotar en llanto.

-¿Estás consciente que sólo tengo catorce años y tú más de veinticinco?- Kaede golpeó la mano de Jason al contacto; replicó sarcástica, asqueada, profundamente asustada y ecuánime en su expresión.

-Veintisiete, de hecho. Además, ya eres lo suficientemente mayor, y si Deino ya te mereció ¿por qué yo no habría de hacerlo?- dijo el esbirro con una sonrisa malsana pintada en su rostro.

-Porque te odio.- fue lo último que la chica atinó a decir. Reincorporó su postura, ignorando la mirada del hombre quien soltó un muy desagradable suspiro.

-Pronto te mostraré que es así como se siente mejor.- finalizó con una breve y malévola risa.

 

……………

 

El reloj estaba por marcar las 6 de la tarde, faltaban sólo tres minutos para que sonara el toque de queda. Qué día tan más largo y abrumador… definitivamente el peor día que la chica había pasada dentro de Ouroboros, aun considerando la muerte proyectada en vivo el día de la aparición de la Brigada 731. Kaede sabía que tenía que ser fuerte, sólo tenía que salir rápida y sigilosamente de la fábrica para buscar a su padre y darle la USB. Gracias a Frank ahora sabía en dónde se refugiaba, esperando que aun así hubiera podido recibir la carta que le había dejado unos días antes.

Disponía únicamente de una hora, ya que a las 7 la cena se servía y debía tomar de nuevo la asistencia, además de llevar alimento al confinamiento de Deino. Pensar en su estado actual le preocupaba sobremanera, pero esa era precisamente la motivación para acabar con esto de una vez por todas. El toque de queda sonó, el personal de vigilancia en las puertas les indicaba a todos los que estaban en los alrededores de la fábrica que tenían que regresar, y mientras todos entraban vieron a Kaede salir, sin embargo no le prestaron mucha atención ya que como asistente general, tenía permitido saltarse el toque. Aunque sí era obligatorio que les dijera con qué propósito saldría, uno de los vigías la llamó con la mirada.

-Hola, Carl.- Kaede saludó muy amable a aquel de quien había copiado uno de sus poderes. El hombre asintió devolviendo el saludo, sacó una licorera de su gabardina y le dio un buen trago para después ofrecérsela a la chica, quien la rechazó educadamente.- Voy a dar un paseo por los contenedores, tal vez me quede por allá un rato. Regresaré para la cena ¿de acuerdo?- Carl sólo agitó su mano con indiferencia y se sentó en su habitual puesto de vigilancia, junto a un bote que desprendía fuego para iluminar.

Una vez que se aseguró que no había cámaras o gente cerca, transformó su rostro al de una chica que vio en un cartel de goma de mascar y con paso firme tomó camino al edificio de Hero TV; al caminar, simultáneamente contaba en su mente del uno al cien, y cada vez que llegaba a la centena volteaba hacia alguno de los espectaculares que iluminaban el atardecer de la ciudad, encontraba algún rostro y lo cambiaba. Supuso que de esa forma las cámaras intervenidas no podrían rastrear su movimiento tan fácilmente.


La entrada de HeroTV no se veía heroica en lo absoluto, había indicios de quemaduras en el suelo y restos de vidrio y papel. Una barrera de corpulentos hombres impedía el paso hacia la recepción del edificio, en cuanto la chica se acercó uno de ellos alzó un brazo y colocó su mano a la altura del rostro de la chica.

-No hay acceso al público. Haga el favor de dar media vuelta y retirarse.- bramó bruscamente.

-Necesito hablar con los héroes, es urgente.- pedía la chica con ojos suplicantes.

-¿No escuchó, señorita? ¡Lárguese!- dijo mientras acercaba su imponente cuerpo a Kaede, quien retrocedió sintiéndose levemente amenazada y tropezó con algún escombro cayendo sobre sus cuartos traseros.

-¡Hey! ¿Qué le haces, hombre? Sólo es una niña. ¿Te encuentras bien?- una voz familiar sonó por detrás de la barrera de guardias, abriéndose paso entre los cuerpos que salvaguardaban el acceso al edificio. La figura se acercó a ella, agazapándose para tenderle la mano y ayudarla a levantarse del pavimento.- Me llamo Annie, pero aquí me conocen como Black Xiaji. ¿Y tú?-

Kaede recordó haber visto a esta mujer que tan amablemente la ayudaba a levantarse en los programas de Hero TV, no la había conocido en persona sino hasta ese momento, pero la última vez que vio a su padre en aquella reunión organizada por Lunatic éste dijo que ella y Golden Ryan tenían su absoluta confianza. Lunatic incluso consintió que se les revelara su identidad como Yuri Petrov. Confiando ciegamente en esta chica alta y de cabello bicolor, buscó rápidamente el pendrive en su bolsillo y se lo dio a la heroína.

-No tengo mucho tiempo, tengo que regresar. Por favor, toma esta información y acaben con la guerra.- dijo mientras depositaba en las manos de la heroína el dispositivo y las presionaba con sus propias manos enguantadas.

-No lo entiendo… ¿Quién eres?- preguntó Anaksha confundida. Kaede transformó por un brevísimo instante su rostro al verdadero.

-Soy Kaede Kaburagi.- Annie no necesitó más pruebas. En el par de segundos en el rostro de la niña se reveló, pudo ver claramente el mismo espíritu que veía en Kotetsu. No dudó por un instante que se trataba en carne propia de su hija.

-Espera… tenemos tantas preguntas. ¿Por qué no entras y saludas a tu padre? Estoy segura que se aliviará al verte sana y salva.- decía la semipelirroja, con una mezcla de sentimientos encontrados, entre los que destacaban la emoción y los nervios de por fin conocer a la pequeña Kaburagi. Por su parte, Kaede sabía que eso era lo que más quería hacer en el mundo, correr a los brazos de su padre, abrazarlo y decirle hasta el cansancio cuánto lo amaba, pero debía regresar o todo por lo que se había arriesgado se perdería. Revisó su reloj con tristeza.

-Tengo que regresar. Necesitan atacar ya, nos estamos quedando sin tiempo… me estoy quedando sin tiempo.-

-¿A qué te refieres?- pregunto la Leona Siniestra evidentemente preocupada.

-Deino se muere con cada minuto que pasa y Jason…- la chica suspiró pesadamente, intentando no decir nada que provocara que su padre fuera a buscarla en un impulso.- Por favor, Annie, dile de mi parte que lo extraño y que lo amo con todo el corazón.-

Kaede dio la media vuelta y corrió de vuelta a la fábrica, el tiempo no era su aliado en ese momento; contaba del uno al cien, cambiaba de rostro, corría más rápido. Quería deshacerse a toda costa de la sensación que le provocó Jason, ese contacto de la mano del esbirro en la cadera de la chica era repugnante, sus ojos mirándola con un asqueroso deseo desnudándola con la mirada, la joven Kaburagi sollozaba en un desesperado intento de olvidarse de la amenaza que el castaño había lanzado en su contra, hasta que una fría sensación vino a ella: ¿Amenaza o sentencia? Jason… quería violarla.

-¿Kae?- la chica venía inmersa en sus pensamientos, que no se dio cuenta que ya había llegado a la zona de contenedores, muy cerca de la fábrica. La voz que la llamaba era suave y protectora.- ¿Te encuentras bien? ¿Por qué tienes otro rostro? Si no fuera por el traje, debajo de tu ropa, no te hubiera reconocido.- Kaede cayó en cuenta que no había regresado al rostro de Origa Petrov, así que se concentró y lo hizo.

-Lunatic… yo….- la chica inhaló y suspiró profundamente, tomando valor.- Necesito contarte sobre hoy… todo lo que sucedió.- dijo, y al fin, rompió en llanto.


lunes, 18 de mayo de 2020

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 30: (des)Esperanza


Día 2 después de la primera aparición de la Brigada 731.

-Están en la Base Militar de Sternbild, Vaako.- decía Nico, vigilando de cerca uno de los monitores en donde se veía claramente el patio principal de la Base. La riña que había tomado lugar hacía unos escasos momentos entre los elementos militares y algunos de los héroes de la Primera Liga de Sternbild aún se encontraba disipándose.
-¿Qué quieren?- preguntó el líder de la Brigada, curioso y alarmado a la vez.
-Según el satélite y los micrófonos externos, hablar de la ciudad y qué hacer si pierden la lucha.-
-Vigílalos hasta que salgan, quiero saber con detalle cada palabra que salga de sus bocas.- espetó fríamente.
-Están entrando al edificio.- el líder moreno se levantó de golpe de su asiento y acompañó a su rubio subordinado hasta su estación de control.
-Dame visual, Nico.- ordenó Vaako, acercándose al monitor.- Necesito saber qué hacen.-
-Destruyeron las cámaras al interior, no puedo conectar la imagen.- dejó escapar un suspiro frustrado, intentando concentrarse.- Espera, trataré de ver si hay alguna cámara de celular o algún lente que nos de algo.- dijo para empezar a teclear varios códigos en su consola, iluminándose en su aura azul respectiva y concentrándose con la mirada algo perdida.- Rayos, no tengo nada… lo único que puedo conseguir por ahora es el audio de los micrófonos al interior.-
-Aumenta la calidad de la onda, limpia la frecuencia y sube el volumen.- ordenó Vaako, se encontraba intranquilo y preguntándose por qué los héroes irían con los militares intentando idear algún tipo de plan de contingencia. ¿Acaso sabían ya que la batalla estaba perdida? Vaako sí, lo sabía muy bien; que desde el momento en el que Frank tocó a la puerta de su triada, los Sun On Yee, no habría vuelta de hoja, que Ouroboros haría con ellos lo que quisiera, que tendría que reunir a sus mejores elementos y formar la Brigada 731 para defender aquello que ellos conocían como “familia”. “Estoy condenado… pero no condenaré a mi gente” se repetía una y otra vez, intentando convencerse de que la abrasadora culpa que carcomía sus interiores era pasajera y que todo valdría la pena al final, que encontraría su redención una vez terminado el trabajo.
-¡Lo tengo!- exclamó Nico y giró el indicador de volumen de su consola. Vaako regresó a su cruda realidad, se espabiló y escuchó atentamente. Todos permanecieron en silencio, concentrándose en las voces que se transmitían por la radio.

::Los pilares de la ciudad están fortificados, señor Brooks, no podemos hacer una maniobra contra-ofensiva sin comprometer la ciudad o su estructura.::
::Lo entiendo, General Autieri. No estamos considerando ninguna clase de maniobra, sabemos que no nos es posible. Dañaríamos mucho los cimientos de la ciudad con una pelea de esa escala, además de que la única vez que nos hemos enfrentado a Frank Martínez, Sky High salió herido de gravedad. Y con la Brigada 731 peleando a su lado, sinceramente no creo que tengamos alguna oportunidad. El despliegue de poder que muestran nos sobrepasa, algo que muy a nuestro pesar nos cuesta admitir.::
::¿Entonces cuál es su plan? Si no tienen la intención de pelear ¿qué se supone que harán?::
::Planeamos hacer algo más discreto ¿Es posible que nos pueda proveer de los planos arquitectónicos de la ciudad? Nos gustaría estudiarlos para ver si podemos hacer una evacuación civil si todo se sale de control.::
::¿Discreto? Una evacuación nunca es discreta, señor Brooks. Además, ¿a qué se refiere con “si todo se sale de control”?:: se pudo escuchar un gruñido de Chester Autieri, máxima autoridad militar de Sternbild. Ahora una voz femenina tomó la conversación, era seguro que se trataba de Agnes Joubert.
::-No planeamos iniciar una guerra, General. Pero sabemos que Ouroboros es implacable, no sabemos cómo detenerlos y los civiles están pagando por ello con sus vidas. Queremos intentar una evacuación civil a gran escala pero sólo si vemos viable algún salvoconducto por la ciudad, de lo contrario, lamento informarles que sólo nos queda esperar al día del juicio y ver cómo la humanidad se extingue desde Sternbild para seguir con el resto del mundo. ::
::Y yo lamento informarles que nuestros mejores ingenieros ya han estudiado las posibilidades, aun cuando contáramos con poderes NEXT aliados, no hay caminos seguros sin que nos detecten, e intentar crear un salvoconducto no es posible dado la estructura de la ciudad. En la Defensa Nacional sabemos que nos enfrentamos a la extinción… y que no hay nada que hacer.:: el hombre volvió a gruñir:: Llévense los planos, no encontrarán la solución que buscan, pero si eso les da esperanza…::
::Gracias, General. Nos gustaría llevárnoslos ahora si no le molesta. Son nuestra última oportunidad de salvar al mayor número de personas que podamos.:: agradeció una voz que no había hablado sino hasta ahora, una voz ronca y madura, Wild Tiger sin duda.
::Esto no se los digo como militar, se los digo como persona, como amigo si ustedes me lo permiten: Reúnanse con sus familiares y pasen sus últimos días rodeados de sus seres queridos. Esta lucha, no hay manera de ganarla.::
::Permítanos intentarlo, General.:: dijo otra voz femenina, Black Xiaji.
::No lo lograrán.::
::Lo sabemos.:: dijo en un suspiro Golden Ryan, uno que se escuchó con pesadez.

-Nico, confirma la información. ¿Es posible que la Primera Liga encuentre este llamado "salvoconducto" para una evacuación a gran escala?- preguntó preocupado Vaako, intentando idear cuantos planes de contingencia pudiera.
-Es correcto lo que dice el General, no podrían intentarlo, ni siquiera una evacuación pequeña. Tenemos todos los puntos cubiertos. Su mejor posibilidad es en el puerto de la Base Militar, pero tengo visual y sensores de movimiento en esa zona, además de que a dos kilómetros se situó uno de los antiaéreos. No hay posibilidad a que se arriesguen, no lo conseguirían.-
-Dame números, ¿cuál es la probabilidad?- Nico lo pensó un momento, mientras tocaba su consola en su aura azul.
-Según los cálculos, la probabilidad de éxito es de .015 sobre 100.-
-De acuerdo, no lo intentarán. No serían tan estúpidos, además, vaya discurso de Chester Autieri, sí que los alentó.- bramó el líder de los brigadistas con un tono sarcástico en su voz.
-Los veo, están saliendo de la Base. Llevan cargando varias cajas a la camioneta en la que llegaron.- advirtió Nico, después de ver claramente en uno de sus monitores la imagen de los héroes saliendo al patio, directo a su vehículo, allí donde ya tenía una señal de video precisa. Kovalevskaya miró con detenimiento la pantalla, vigilando con acecho cada movimiento de los héroes.
-¿Puedes acercar la imagen y definirla? Quiero ver el interior de las cajas.- el rubio hizo lo propio, aplicó un zoom a la imagen en tiempo real que veían en el monitor y aclaró los pixeles que distorsionaban el cuadro. Podía leerse un código en el lateral de una caja y en otra se leía otro código en una de las pestañas de un archivo. SB-502 y SB-785.- Investiga los códigos, ¿a qué están asignados?-
-SB-502 está asignado a la estructura del primer nivel del noroeste de la ciudad, SB-785 corresponde al alcantarillado de la zona adinerada del Distrito Sur. Son secciones de los planos de la ciudad, Vaako.- el moreno calló por un momento, pensando en mil cosas a la vez.
-¿Valtteri y Susie ya regresaron?-
-No, pero se reportaron hace unos minutos. El trabajo está hecho y ya están en camino para acá.- suspiró amargamente el rubio.
-De acuerdo… Dejaremos ir a los Apollon con Xiaji y Joubert, es sólo cuestión de tiempo para que se den cuenta de que nunca hubo esperanza para ellos.- bufó el moreno, Nico quiso disimular una expresión de incomodidad sin éxito, esto no pasó desapercibido por su líder.- ¿Qué sucede?- preguntó en un tono mucho más reconfortante y genuinamente preocupado, a lo que el rubio tuvo que espabilarse para tener el valor de preguntar.
-¿Y para nosotros?- su tono fue demasiado amargo.
-¿Para nosotros qué?- replicó Vaako, no entendiendo la pregunta de su colega.
-Para nosotros... ¿sí hay esperanza?-

Kovalvskaya terminó de entender, soltó un muy pesado suspiro y sintió en carne propia la desesperación de su compañero, era obvio y él mismo sufría por todas las cosas que hacían en nombre de un amo despiadado; Frank y el líder de los brigadistas no compartían la misma visión de la vida, y si bien Vaako tenía sus propias razones para preferir a NEXTs antes que a humanos, no les odiaba. Sin embargo, una muy mala racha de decisiones y un conjunto de "estar en el lugar equivocado en el momento equivocado" le habían llevado hasta donde se encontraba; lo único que podía hacer era tomar a la bestia por los cuernos y ser valiente, no por él mismo ni mucho menos por el falso autoproclamado Dios que ocupaba el mando de Ouroboros, sino por algo que le importaba más que él mismo o que cualquier otra cosa en el mundo: su familia, su tríada, los Sun On Yee.
-Sigo trabajando en ello, Nico.-
-Vamos a ciegas, ¿cierto?-
-Sí.- fue lo último que atinó a decir para retirarse a buscar al brigadista Kimi Räikkönen. Necesitaba poder conciliar el sueño de alguna manera, y si su conciencia no le dejaba dormir, al menos la cegadora luz que producía la habilidad NEXT de su subordinado le causaría la alucinación que necesitaba para descansar, aunque fuera un poco, tomando el consejo que Nico le había dado un par de días antes.
……………...

-¿Cómo te sientes? ¿Duele mucho?- preguntó Annie con angustia en el pecho, viendo el herido brazo de Ryan a causa de una bala de origen militar. Afortunadamente, una de las tantas cualidades de los seres NEXT era sanar más rápido que un humano promedio (especialmente con el tipo de habilidades de Kotetsu o Barnaby), por lo que la herida se veía con buen progreso, así como las lesiones causadas en la breve pelea entre Ryan y Tiger en la mansión Goldsmith-Kjolsrud.
-Estaré bien, no te preocupes por mí, sólo fue algo superficial. ¿Tú cómo estás? Ese maldito militar…- decía Ryan con la expresión furibunda, recordando cómo aquel hombre al que el General se había dirigido como el Capitán Deon, golpeaba a su novia sin misericordia alguna.
-Ya no vale la pena que te enojes, estoy bien, Ry. Además, conseguimos lo que necesitábamos, y considerando que no estamos muy lejos del edificio de HeroTV, creo que la Brigada no sospechó nada.- dijo satisfecha, mientras revisaba la herida en el brazo del Príncipe de la Gravedad Errante.
-¿Cómo se te ocurrió la idea, Anaksha?- preguntó Agnes intrigada.
-Cuando Kotetsu mencionó que podríamos revisar los expedientes físicos de la Interpol, tuve una idea muy similar a la que tuvo su hija, hacer las comunicaciones con los militares de otra manera. La idea principal era que Barnaby llevara toda la conversación en código morse, pero tuvimos suerte de que en el interior de la base no hubiera cámaras en funcionamiento.- respondió la semi-pelirroja, a lo que Kotetsu no pudo evitar que una pequeña sonrisa que denotaba orgullo se asomara entre sus labios y Annie no lo pasó desapercibido.
-Y así nos fue más fácil hablar mientras pasábamos notas escritas pidiendo lo que realmente necesitábamos. También hay que reconocer el mérito del General Autieri para seguirnos la pantomima, además de que su asistente fue muy atento al etiquetar los expedientes con los nombres de los archivos de los planos de la ciudad.- asintió Barnaby, con una sutil pero clara luz en sus ojos: esperanza. Tal vez sí había forma de ganar esta guerra, y como los héroes de Sternbild, por supuesto que lo intentarían.
-Pienso que tenemos toda la información que necesitamos revisar, solicitamos todos los expedientes de la Interpol concernientes a atentados NEXT y Vaako Kovalevskaya. Ahora lo que tenemos que hacer es revisar cada expediente para cotejar con la información que ya tenemos sobre la Brigada, repasar sobre la información concreta y que nos puede servir, y con suerte dar con algo que nos ayude a vencerlos.- decía Agnes con una leve sonrisa asomándose en su rostro, compartiendo el mismo sentimiento de Barnaby. Salir de la Base Militar de Sternbild con información de valor sin haber sido detectados por la Brigada 731 representaba una pequeña victoria en esta guerra que los había tenido acorralados por los últimos días, y ver a la distancia el edificio de HeroTV les llenaba de cierta tranquilidad. Pero fue precisamente esa misma tranquilidad la que gradualmente se perturbaba mientras se acercaban a la fortaleza del corporativo.
-¿Eso es… fuego?- preguntó temeroso el tigre, mientras se asomaba para ver con más claridad por el parabrisas de la camioneta.
-Eso parece, viejo. ¿Qué estará…?- preguntaba Ryan con desconcierto hasta que pudo vislumbrar con certeza aquello que su mente le insistía en negar, callando poco a poco su voz y generando un nudo de creciente angustia en la boca del estómago.- Son ellos, la brigada. Ahí están los diez civiles de hoy…-

Agnes aceleró el vehículo en un impulso y mientras se acercaba a la entrada principal pudo ver al resto de los héroes aglomerados en el lugar, había cadáveres incinerándose justo enfrente de la puerta del edificio y uno con hielo quemándole la piel; pancartas con mensajes recriminatorios dirigidos hacia la Primera Liga y justo en el centro de todo, Antonio inmovilizando a alguien debajo de su pesado cuerpo y armadura.
La CEO estacionó bruscamente cerca de la escena del desastre y bajó del vehículo con desespero seguida de los cuatro héroes que la acompañaban, corrió hasta el héroe y cuando vio quién era la persona a la que López aprisionaba, trató de forcejear con el héroe.
-¡¿Qué haces?! ¡Suéltalo!- gritaba mientras intentaba quitar sin éxito alguno la enorme mano del toro del brazo de su asistente. Blue Rose y Fire Emblem la sostuvieron por detrás, intentando calmarla y repitiéndole que necesitaba calmarse.-Rock Bison, te ordeno que liberes a Cain en este preciso momento ¡Ahora!- la mujer forcejeaba, pero los brazos de Nathan no cedían.
-No puedo hacer eso, Agnes. Cain está bajo los efectos de la Brigada 731. Podría intentar hacerse daño.- Joubert asomó un poco la cabeza sólo para comprobar que los ojos de su subordinado compartían la hórrida expresión que la del especialista de cuchillos de la Compañía Circense Nacional. Destensó su cuerpo dándole la confianza al héroe de fuego de que la soltase.
-De acuerdo, esto es lo que haremos: Anaksha y Antonio, asegúrense de que Cain no pueda moverse, que Anaksha lo inmovilice telequinéticamente y Antonio llévalo con Saito y Halsey, corran las pruebas necesarias para investigar todo lo que puedan sobre el estado en el que se encuentra. Los demás, ayúdenme a bajar estas cajas y llevarlas a la sala de conferencias. Necesito un reporte de lo que sucedió aquí, vamos contrarreloj ¡a trabajar!- bramó enérgicamente y todos hicieron lo que se les indicó. Mientras Kotetsu y Barnaby organizaban las cajas de expedientes para subir, Nathan se acercó a la CEO, tenía en su rostro una expresión extraña, una mezcla de frustración y decepción.
-Agnes, ¿por qué atacaste a Antonio de esa manera?- la voz del moreno sonaba cautelosa.
-No lo ataqué, Nate. Sólo… no sabía qué estaba haciendo con Cain.- dijo firme, pero por dentro la realidad era otra, se sentía profundamente apenada.
-¿E inmediatamente supusiste que lo estaba atacando? Porque somos NEXTs, y todos estamos en contra de la raza humana, ¿no es así?- recriminó el moreno evidentemente ofendido, a lo que Agnes replicó.
-No pongas palabras en mi boca que nunca dije.-
-No tuve que hacerlo, nos lo demostraste justo ahora a todos.- Nathan resopló molesto.- Escucha, si regresamos a la pelea es porque no todos los NEXTs somos iguales, nosotros estamos dispuestos a morir por aquellos que no tienen cómo defenderse. Y si te parece que por compartir cierto tipo de genes nos hace igual de viles que Ouroboros, quizá la que tiene que cambiar eres tú. Fue de muy mal gusto lo que hiciste, Agnes. Y le debes una disculpa a Antonio.- finalizó y se dirigió al vehículo a cargar los expedientes que le correspondía trasportar.
La castaña suspiró pesadamente, concediéndole absoluta razón al héroe de fuego. Reflexionó un momento, y se dio cuenta de que si fuera un problema de especies, los humanos le habían hecho por mucho más daño, hace apenas unas horas militares humanos habían arremetido contra ella misma y sus colegas; pero comprendía que el asunto no iba por ahí; NEXT o no, hablaban sobre personas, individuos. Y aquellas personas con las que convivía diariamente, su equipo de producción y los héroes le habían demostrado en más de una ocasión su lealtad incondicional como para que sospechara de las intenciones de cualquiera de ellos. Se dijo un par de insultos murmurados por lo bajo, tomó una caja de expedientes y se dirigió hacia la sala de conferencias para empezar a trabajar, prometiéndose hacer lo que Nate le había exigido, ofrecer una sincera disculpa al héroe toro.

..........

-… y así terminé asesinando a ese pobre chico.- decía Blue Rose con pesadez y lágrimas en los ojos, recordando el desafortunado accidente con el líder de los suicidas, que atendieron a las puertas de HeroTV camuflados de manifestantes.
Los héroes, una vez instalados y asegurándose de que Cain estuviera en especial observación por Saito y Halsey, se reunieron para ponerse al tanto de los sucesos recién ocurridos; el Apollon Trio junto con Anaksha y Agnes relataron toda la experiencia dentro de la Base Militar de Sternbild y el contenido de la carta de Kaede, explicando así el origen de las heridas de Kjolsrud y Goldsmith. Los demás procedieron a brindar un muy triste reporte de los nueve –casi- diez suicidas de aquel día.
-No fue tu culpa, Karina. Hiciste todo lo que pudiste para salvarlo pero ya estaba bajo la influencia de la Brigada. Ellos son los responsables, no te culpes por sus crímenes. Vamos a atraparlos, vamos a ganar, y vamos a hacer que respondan por todos los daños que han ocasionado.- la voz de Kotetsu era reconfortante, Lyle subió la mirada que había mantenido baja, con vergüenza y vio aprobación a esas palabras en los ojos de todos los presentes, agradeció con lágrimas el consuelo a lo que PaoLin la envolvió en un fuerte abrazo.
-De verdad, lamentamos no haber estado desde el principio con ustedes. No pensamos que nada de esto fuera ocurrir tan pronto.- dijo Ivan en una expresión amarga y triste, tomando de la mano a Keith, quien compartía el mismo tortuoso sentimiento.
-Fuimos irresponsables, nos dejamos llevar por el breve instante de tranquilidad que estábamos teniendo antes. Lamentamos nuestro comportamiento tan egoísta y les aseguramos que esto no volverá a ocurrir. Lo sentimos, y de nuevo, lo sentimos.- añadió el monarca.
-Esto iba a suceder de todos modos, la Brigada 731 nos está pisando los talones, nos está llevando a nuestros propios límites para rompernos desde dentro. Es algo que no pienso dejar que suceda, y para lograrlo tendremos que ser más cuidadosos, por favor. Y esto va para todos.- espetó Agnes pasando sus ojos por la totalidad de personas en la habitación, aunque de manera cálida y comprensiva.- Me incluyo en este llamado de atención. Debemos ser igual de veloces, asertivos e implacables ¿de acuerdo? Afortunadamente lograron detener a Cain antes de que pudiera hacerse daño, lo que nos puede dar una ventaja si Saito y Halsey logran encontrar la manera de revertir los efectos de la influencia a la que se encuentra sometido.-
-Por ahora, necesitamos empezar a revisar todos estos documentos. Fíjense en todos los reportes que incluyan a Vaako Kovalevskaya y que coincidan con la información que tenemos hasta ahora, una de las prioridades es saber cuál es su habilidad NEXT: vinculen todo aquello que tenga que ver con el NEXT que tiene intervenidas las comunicaciones, el que influencia humanos al suicidio, los que aparecen en la cinta de seguridad de la base militar; la mujer que se vuelve humo y el que reduce cosas con el rayo de la palma de sus manos, información sobre Frank Martínez, cualquier cosa de la que sospechen que pueda darnos indicios o pistas de su estructura para que podamos comenzar a mapear.- decía Barnaby mientras se levantaba de su asiento y escribía una lista en el pizarrón de la sala.- Pongan mucha atención, tal vez con esto podamos saber con precisión cuántos son y dónde se esconden. Todo lo que nos permita identificar al enemigo.-
-Tenemos al enemigo en casa, no lo olviden. Necesito tener una muy interesante conversación con mi jefa.- bramó Anaksha, con una mirada tan sombría que le hacía honor a su apodo de “Leona Siniestra”, provocando incluso un escalofrío a más de uno en la habitación.
-No te preocupes, de eso nos encargaremos Ryan, tú y yo el día de mañana. Estoy segura que posee información relevante que nos ayude a la investigación.- afirmó Agnes, la semipelirroja pensó por un breve instante.
-Si se supone que Anick es quien solventa todos los gastos de Ouroboros y además, ya desde hace tiempo, no creo que lo haga por transferencias bancarias.- decía Anaksha al momento que se levantaba de su lugar y caminaba a lo largo de la habitación, pensando profundamente y haciendo conjeturas lógicas.
-¿Por qué lo dices?. Preguntó Ryan intrigado al ver la expresión de su novia, sabía que había descubierto algo.
-Para empezar, si fuera una cuenta bancaria a nombre de Frank eso sería darnos una pista demasiado obvia, y sinceramente no creo que deje la gestión de los recursos esenciales a otro NEXT, por más confianza que le tenga. El sujeto es un ególatra asqueroso, eso lo hace más cuidadoso; esto le generaría un historial crediticio y de gastos, algo a lo que por supuesto no se arriesgaría ya que dejaría un rastro, un hilo del que podríamos tirar. Sin contar que si está manteniendo a 1.600 personas, ese dinero debe de salir directamente de las utilidades de SkullBunny, por lo que el Ministerio Fiscal ya habría dado alerta de presunto fraude por transferencias de flujo de efectivo a una cuenta externa.-
-¿Crees que manejaría sus cuentas a base de puro efectivo? Si dispone de efectivo de la Caja Mayor, tal vez el fisco no lo vería como fraude, sino sólo mala administración de recursos financieros.- preguntó Barnaby, siguiendo con claridad la lógica de Annie.
-No, porque si está usando al chico, Deino, para hacer un tipo de cambio nuevo, significa que ve las finanzas actuales como algún otro tipo de sistema humano al que te aseguro que se negará ser parte. Los billetes de los Sternbild dólares vienen impresos con personajes históricos y hasta donde recuerdo, ninguno de esos personajes es NEXT. No usará dinero o moneda de ningún tipo que lleve símbolos sobre la humanidad.- la chica suspiró, confidente de tener al fin una respuesta que era perfectamente lógica y probable.- Ella compra los suministros para enviárselos después… Anick sabe en dónde está la base de Ouroboros.-

viernes, 27 de diciembre de 2019

ONE SHOT: Un último acto de piedad

La calle estaba sola, o por lo menos lo estaba aquel tramo en el que yo me encontraba. Recién me habían arrojado fuera de una camioneta, el sujeto rió mientras me aventaba al rostro un fajo de billetes, y yo trataba de levantarme del suelo. Pisó el acelerador mientras la puerta del vehículo se cerraba, y yo seguía escuchando su risa.

Me levanté, el pavimento estaba mojado por una reciente lluvia; y mientras me acomodaba la falda, aproveché la soledad de la calle para colocarme nuevamente la ropa interior... El negocio de la lascivia no es particularmente amable con sus obreros. Pero ya estoy acostumbrada, y ésta no ha sido la primera vez, ni tampoco la más terrible.

Volví a revisar que trajera todas mis pertenencias conmigo y conté el dinero en el fajo de billetes; este sujeto es un cliente habitual que tengo, si no pagase tan bien como lo hace creo que lo hubiera dejado desde hace tiempo.

Pero por ahora necesitaba descansar, dormir un poco y definitivamente tomar una ducha para quitarme la pestilencia de aquel hombre de la piel. Era un hecho que conocía esa zona de la ciudad, aunque no quedaba nada cerca de donde yo vivo u ofrezco mis servicios; sabía que cerca de esa calle había un hotel nada lujoso donde muchos de mis compañeros de oficio desarrollaban su labor, pero era barato y quedaba a pocos metros.
Mis rodillas estaban inflamadas por haber estado tanto tiempo en esa posición, y mis tobillos cansados por culpa de los zapatos de tacón tan altos que suelo usar para este menester; caminar demasiado no era una opción.

Fueron unos cuantos metros y cuestión de doblar una calle para llegar al lugar, abrí la puerta y me encontré con una fila muy larga de gente esperando por una habitación, muchas parejas, inclusive tres personas y pequeños grupos de gente aguardando por su turno.
La fila disminuía a buen ritmo, y no tengo muy claro cómo pasó pero una sensación de escalofrío muy familiar llegó a mí de repente; la gente al terminar la transacción en la recepción del hotel parecía la misma que cuando estaba esperando, a diferencia de que el brillo en sus ojos se había esfumado. Tenían las mismas actitudes y las mismas andanzas, pero el destello que iluminaba sus ventanas al mundo había desaparecido en un instante.

Fue entonces que el turno de las personas delante de mí llegó, y escuché una voz extremadamente familiar.
-El precio por la habitación es este...- dijo aquel detrás del mostrador, mientras señalaba un cartel pegado al vidrio de la ventana de recepción, su voz se tornó aterciopelada y seductora, totalmente irresistible para el oído no entrenado- ... y sus almas.-
Al momento que una de las personas tomaba la llave de la habitación, un pequeño y suave halo de luz se desprendió de su cuerpo y se integró al cuerpo del recepcionista, se sacudió un poco y sonrió con malicia.
Sonreí porque sabía que tenía que enfrentar lo que por mucho tiempo estuve evitando, pero si ese era mi destino lo haría con la mejor cara posible, sonriéndole a mi perdición.

-Yo también quiero una habitación.- dije con esa sonrisa que sabía que a aquel demonio le encantaba.- Pero yo ya no tengo alma que ofrecer, sólo dinero.- al íncubo se le borró la sonrisa maliciosa del rostro y le inundó una expresión de nostalgia y tristeza.
-¿Qué haces aquí?- me preguntó.
-Sólo quiero darme una ducha y dormir.- contesté con serenidad, mirándole a los ojos con esa ternura con la que solía hacerlo.
-Me refiero a este lugar... ¿Qué haces en un lugar como este?- me respondió con genuina preocupación.
-¿Qué puedo decir? Aquí acabé... Sabes que en este negocio no tengo opciones en algunas ocasiones, o bueno, la mayoría.-
-No sé ni porqué te empezaste a dedicar a esto.-
-Creo que eres el menos indicado para juzgarme, simplemente no tengo nada que perder ya.- dije algo molesta.- Escucha, sólo quiero la habitación por toda la noche ¿Es posible?- él suspiró.
-Aquí está la llave, está en el tercer piso.- dijo al tenderme el objeto y yo la tomé.
-¿Cuánto es por la habitación?- pregunté, ya que no alcanzaba a ver con claridad la lista de precios.
-Una charla.- dijo con seriedad, mirándome a los ojos. Sonreí y lo pensé un momento.
-De acuerdo.- asentí.- En media hora puedes subir.- respondí y me di media vuelta hacia el ascensor.


El agua me recorría con gentileza, mi cuerpo se sentía relajado con el contacto del incoloro líquido resbalando sobre mi piel a una temperatura perfecta; el olor del jabón retirando todo rastro de mi cliente habitual parecía una delicia frutal, y dejé caer toda mi preocupación por un breve momento. Por lo menos hasta que salí de la ducha, con una toalla alrededor de mi cuerpo, secándome gentilmente con el ruido de la TV de fondo, hasta que escuché cómo llamaban a la puerta; no tuve que preguntar quién era, yo lo sabía muy bien… lo sentía. Giré el picaporte, una figura alta y esbelta aguardaba al otro lado, una que conocía muy bien...
-¿Puedo pasar?- me dijo, recorriendo mi cuerpo con la mirada, nada que no conociera ya. Me moví a un costado para permitirle entrar y cerré la puerta tras de él. Lo miré con esa calma y ternura que lo sacaban de sus pensamientos y sólo atinó a preguntar.- ¿Y... cómo estás?-

Reí, divertida por la ironía que había en el ambiente, me parecía muy entretenida su incomodidad, considerando que hace apenas unos años atrás éramos íntimos amantes.
-¿Acaso el demonio que ha devorado cientos de miles de almas, incluyendo la mía, aún se preocupa por mí?- pregunté con un tono levemente sarcástico.
-Sabes que te devolvería tu alma si pudiera...- dijo un poco cabizbajo, con cierta vergüenza en sus palabras.
-No es tan malo vivir sin alma ¿Sabes? Lo cierto es que te quita un poco las ganas de vivir, pero... Dios sabe que no te di mi alma por avaricia o poder, sabe que fue un acto de amor.- dije segura de mis palabras.
-Nunca pensé que llegaras a amarme.-
-Nunca pensé que tú llegaras a amarme, y aun así hayas aceptado devorarla.-
-No es algo de lo que me pueda disculpar, no porque no lo sienta, sino porque no haría ningún cambio. Pero si sirve de algo, sí lo lamento, mucho...- me dijo el altivo demonio frente a mí.
-A pesar de todo, de yo haberme arrojado a esta vida después de que separáramos camino, hay algo que jamás nadie podrá tener de mi.- vi cómo alzaba una ceja, curioso de mis respuesta.- Mi espíritu.-
-¿Y entonces porqué sigues haciendo esto? ¿Dónde quedó ese espíritu?- demandó saber.
-Te lo dije, no tengo nada que perder. Estoy esperando mi hora y que Dios me juzgue. Él sabrá si aceptarme o no, muy a pesar de que mi alma sea tuya.-
-¿Así que de eso se trata? ¿De ir por la noche seduciendo a la muerte?- preguntó ciertamente frustrado, yo reí.
-Y la veré a los ojos sonriendo, para después descansar.-


El demonio suspiró pesadamente, me pareció percibir cierta impotencia de su parte. Abrió su saco y de uno de los bolsillos interiores sacó una licorera, desenroscó la tapa y le dio un trago generoso. Después me ofreció de la bebida, y yo sorbí un trago igual de vasto del whiskey. Me senté al filo de la cama y me retiré la toalla luciendo mi desnudez, y aunque varias marcas de quemaduras, rasguños, mordidas (entre otros) eran evidentemente visibles, no me avergonzaba de ninguna de ellas. Sin embargo, él me miraba detenidamente con una expresión profundamente amarga.
-¿Pero qué has hecho?- me dijo con la voz quebrada.
-¿Esto? Son sólo gajes del oficio.- respondí sin darle mayor importancia.- Además de que después de lo nuestro, nada ha podido lastimarme más.-
-Tú ya no eres la misma, no sé qué tomo tú lugar, pero sé que no eres quien recuerdo.- dijo ahogadamente. Me molesté por la recriminación, al final, yo tenía mucho que decir.
-Cariño, la persona a quién recuerdas murió hace tiempo, hizo un sacrificio que no debería de pedírsele a nadie. Muchos podrán vivir sin alma, pero nadie debería de perderla por propia voluntad a cambio de una vida de miseria y perdición. Yo te di todo lo que tenía porque ingenuamente creí que me amarías el resto de tu vida, y aun cuando descubriste que era amor puro y genuino, algo que no deberías sentir dada tu naturaleza, lo aceptaste. Decidiste amarme, pero también decidiste que no desobedecerías tus impulsos, y usaste tu magia en mí. No sé si de manera totalmente consciente te hubiera entregado mi alma de todas formas, pero lo hice y no me resistí... porque te amaba. Y tú me traicionaste.- para este momento, mis lágrimas deberían de correr por mi rostro desesperadamente, pero yo ya no tenía lágrimas que llorar.- Así que no tienes ningún derecho a decirme que no soy la misma de antes, yo creí conocerte y tu gula pudo más que tu amor. Seguiste con esa pantomima por seis años más, llegaste al límite en el que se supone debías de recolectar también la carne de la que te había dado su alma.-
-No pude… ¡Simplemente no pude hacerlo!- exclamó en desesperación.- Ya te había quitado el alma, no podía tomar tu vida también.-
-¿Mi vida?- pregunté con un sarcasmo hiriente.- Logré mantenerme cuerda por los seis años de gracia que me brindaste una vez devorada mi alma. Lo que seguía se supone era la eternidad en el más allá, junto al demonio del que me enamoré; pero en vez de eso ¿qué conseguí? Tuviste el valor suficiente para devorar mi alma, pero no para tomar mi vida cuando debías hacerlo y te alejaste en un descarado acto de cobardía… me dejaste. ¿Qué clase de vida podría llevar después de eso?- me levanté furiosa, empecé a caminar por toda la habitación, incapaz de sentir algo sobre la piel desnuda.
-¿Por eso es que buscas el peligro? ¿Que fortuitamente te cruces en el camino de alguien con humor para arrebatarte la vida?- en un instante todo fue claro para él. Pudo ver mis intenciones no como un desesperado escape, sino como una tortuosa búsqueda de paz; lo sentí y mi furia se convirtió en súbita calma.
-Lo sabes mejor que cualquiera. Que por más que lo deseé, por más que lo anhele, tu contrato no me permite morir por mi propia mano.- suspiré pesadamente y volví a sentarme a su lado.- Lo he intentado un sinnúmero de veces, pero siempre despierto sólo con una nueva cicatriz. Hace dos años que debiste terminar conmigo, he vivido en la inmundicia por dos años enteros cuando lo único que deseo es descansar. Deberías poder entender eso.-
-Si te asesinaba en ese entonces, sólo hubieras sufrido en el inframundo. No quería eso para ti… pensé que aun sin alma, podrías salvarte.-
-¿Y qué piensas ahora?-


Sabía que no era posible, que para el punto en el que me encontraba yo debía estar muerta. Pero podía sentir todo: cada pequeña corriente de aire, una lágrima bajando por mi mejilla, su mano izquierda sosteniendo mi espalda, y su diestra sosteniendo mi corazón latiendo fuera de mi pecho. Sentía que con cada trozo del músculo vital arrancado por sus afilados colmillos, él también sufría. Mi agonía se iba convirtiendo en paz, en tranquilidad.
-Esto es lo único que puedo hacer…- escuché casi como entre sueños.- … para que puedas descansar. Tu alma es tuya de nuevo.-
-Gracias…- dije con mi último aliento, sonriendo con una calma imperturbable.
-Te amo.- me dijo, con sangre en el mentón y abundantes lágrimas inundando sus ojos.


Vislumbré una hermosa luz que me susurraba con seducción y me dejé guiar hacia una frescura que llenó de quietud mi interior; donde nada era blanco o negro, bueno ni malo, puro o corrupto, sino pacífico y etéreo, de sosegado sentimiento.


Mi cuerpo reposó inerte sobre los brazos del demonio, mi rostro veía sin mirar.
Y por fin lo sentí.
Paz.

martes, 9 de abril de 2019

Mis recuerdos contigo.

El año era 2010, yo seguía en la secundaria, en mi último año para ser precisos. Tenía 14 años.
Vi que habías entrado en un grado menor al mío, yo en tercer año y tú en el segundo.
Aunque yo tenía novio en ese momento, no pude evitar fijarme en ti, un muchacho muy guapo de casi dos metros de estatura, tez clara y cabello rubio cenizo; algo que definitivamente no se veía con mucha frecuencia en la zona de clase media-baja en la que estaba nuestra escuela.

Mi novio había pasado ya a la preparatoria, pero yo sabía que me engañaba; él siempre fue así, y en realidad no me importaba porque me aferraba a la idea de estar a su lado. Pero fue en ese instante cuando te vi que la duda entró en mí, y quise hablarte, pero la vergüenza no me dejaba.
Les contaba a mis amigos lo mucho que me gustabas, y el dilema que tenía con mi novio lejos; me animaron a hablarte. "Se ve que le gusta el metal" me dijo uno de ellos, y yo siendo tan ávida del género me emocioné y le pregunté que cómo es que podía darse cuenta. "Se nota enseguida" respondió, con una mirada pícara, insinuando que fuera a hablarte.

Me parece que no fue en seguida, no recuerdo exactamente si tardé días o un par de semanas a armarme de valor y hablar contigo, pero lo hice, y de lo primero que fui a hablarte fue de música, yo estaba terriblemente nerviosa, pero me transmitiste una tranquilidad y serenidad, que logró calmarme e hizo que nuestra conversación fluyera sin problemas.
De ahí, empezamos a llevarnos mucho mejor, hablábamos todos los días, te juntabas conmigo y mis amigos, hasta que te invité a salir. Sólo a caminar, yo todavía quería guardarle ese respeto a mi novio en turno.

Salimos un sábado a caminar por la zona y al parque, me platicabas de las tensiones que habían en tu casa, y me enteré que aunque estabas en un grado debajo del mío, en realidad eras un año y fracción mayor que yo. Que habías tomado un curso de inglés entre la primaria y la secundaria y habías perdido otro año por todo el problema del divorcio de tus padres.
Que muchas veces te sentías solo, y te abracé en un impulso; me devolviste el abrazo y con una mirada seria, pero reconfortante dijiste "No suelen abrazarme". Mi corazón se hizo pedazos.

Pasó una o dos semanas y decidí romper con mi novio, dándome cuenta que me había enamorado de ti, consciente de no saber si me corresponderías. Así que antes de entrar a la escuela ese día, rompí con él en muy buenos términos (a él no le importó demasiado, probablemente porque ya tenía otras chicas esperándolo). Crucé el portón y te vi, te saludé como siempre y te dije lo que había sucedido, y antes de formarnos para ir a nuestras respectivas clases, sólo me respondiste con otra pregunta y una sonrisa que iluminaba tu serio rostro: "¿Entonces ya quieres ser mi novia?". 

Fui la chica más feliz en la tierra por ese breve instante, y con otra sonrisa te respondí que sí. Me diste un pequeño beso en los labios y te marchaste a la fila de tu grupo.
En el receso ya nos tomábamos de las manos, y te notabas feliz. Sonreías de una manera pícara y sutil, siempre tuve dificultad para leer tus intenciones.

La primera vez que viniste a mi casa acababan de operar a mi mamá, no podía salir o alejarme mucho por si algo se ofrecía, y aun así viniste a hacerme compañía. Pusimos música, jugamos con mis perros y hablamos puras pendejadas, algo de que Júpiter era rojo porque usaba pantalones, y cosas sin sentido que nos hacían reír mucho.
Cuando podíamos salir ya teníamos un punto de encuentro, era la contraesquina de la escuela, le llamábamos "La esquina de la mafia" porque el edificio era muy clásico, como de película de los 20s en esas escenas en donde el mafioso se para en una calle a esperar a su objetivo y se libra el tiroteo.
Fuimos a tu casa, me presentaste a tu perro, un schnauzer gris muy bonachón.

Recuerdo también que pasaba tanto tiempo contigo que mis amigos se enojaron, estaban muy ofendidos y no me hablaban porque ya me había olvidado de ellos, así que organicé una salida con mis amigos y contigo para que te conocieran mejor. Ese día jugamos muchos juegos arcade y caminamos grandes distancias Y YO TRAÍA TACONES, no muy altos, pero los pies me dolían muchísimo.
También recuerdo el día en el que te dije que mi familia iba a ir a casa de mi abuela en Cuernavaca, que nos acompañaras, habría comida, sol, alberca... todo para relajarse el fin de semana. Lo hablaste con tu madre y dijo que sí, aunque a regañadientes; te trajo a nuestra casa muy temprano, habló con mis padres y estuvo un poco más tranquila.
Nos recostamos a tomar el sol frente a la alberca después de desayunar, eras demasiado largo para las tumbonas, y sobresalía casi media pantorrilla tuya. Nos tomaron una foto, una que atesoré por mucho tiempo antes de perderla dentro de la computadora que terminó por descomponerse por el uso.
Regresamos y fuimos a dejarte en tu casa, ya en la noche. Conocí a tu papá, que él ya pasaba los dos metros de estatura, pero parecía tener algún tipo de problema porque usaba bastón, y me dio miedo que tu en algún momento fueras a padecer lo mismo.

Después de eso dejaste de ser tan retraído, hiciste amigos en tu salón; malas amistades que venían de ambientes problemáticos y te llevaron a faltar a clases, a pesar de la capacidad analítica tan sobresaliente que tenías, te influenciaron a consumir drogas, y tú dijiste que sí.
Yo estaba a nada de hacer mi examen de admisión para la preparatoria, tenía mucho que estudiar y prepararme para ingresar a la mejor escuela, la presión y altas expectativas de mi familia y profesores estaban sobre mí, no podía permitirme descuidar algo que quería tanto. Quería un mejor futuro para demostrarte que no era tan complicado, sólo era cuestión de constancia y esfuerzo, y que si yo lo conseguía, tal vez sería pan comido para ti cuando fuera tu turno de tomar el examen.

No lo logré, sólo conseguí distanciarte de mi. Y terminamos.
Por que me dio miedo que fuera por el mismo camino que el tuyo, porque me di cuenta de que te quería tanto que lo hubiera hecho.
A veces te veía pasear fuera de mi casa, tomado de la mano con tu abuela y tu madre, ya que la primera vivía muy cerca de mi casa; te veía voltear con cierta nostalgia hacia mi puerta y después pasabas de largo.

Y me aceptaron en la preparatoria, entré, conocí a la gente, pero no te pude olvidar, y aún me interesaba por lo que hacías y te preguntaba cómo estabas.
Vi que seguías por mal camino, y decidí distanciarme de nuevo. Por esas épocas te vi en un lugar que está a pocos metros de mi casa, era de noche y platicabas con una chica que tenía muy mala pinta, se veía que la vida la había tratado mal y que estaba enojada. Creí que era tu novia, aunque no los vi tomados de la mano o algo que lo indicara. Me saludaste y noté cierta pena o vergüenza mientras besabas mi mejilla, saludaste a mis padres que venían conmigo. Saludé a la chica que estaba esperándote con mucha educación y ella sólo hizo un gesto para devolverme el saludo (lo cual aprecié más que si me hubiera dejado hablando sola).

Pasó otro año y me enviaste un mensaje, yo ya tenía 17; me dijiste que querías verme y yo acepté. Hasta que me di cuenta que tus intenciones no eran las que yo esperaba.
Te cancelé y de nuevo me distancié.

Pasó otro año y quise volver a contactarte, checar qué tal seguías pero ya no te encontré. Fue como si te hubieras desaparecido del mundo. No me atrevía a ir a casa de tu abuela, a pesar de estar tan cerca de la mía. "¿Con qué derecho voy a ir a buscarlo?".
Después de eso, me concentré en trabajar, terminar de estudiar, empezar la universidad, entre otras cosas. Llegó una persona muy especial a mi vida que me hizo recordar ese amor que te tenía, me enamoré profundamente de esa persona. Me hizo la mujer más feliz durante el año y fracción que duró nuestra relación, pero de vez en cuando yo seguía pensando en ti.
Me preocupaba que estuvieras bien, pero no quería verme tan entrometida, en especial porque nuestra historia juntos había terminado hace tiempo.

Ahora que tengo 23 años, no sé por qué, pero ayer tus apellidos cruzaron mi mente como una epifanía y decidí buscarte en Google; me apareció tu perfil y lo que vi al entrar me enfrió el corazón.
Hoy saliendo de la oficina fui a la casa de tu abuela, algo que me resistí a hacer por mucho tiempo.
No había nadie, pero una vecina me vio tocando la puerta y me preguntó si buscaba a alguien.
Me dijo que tu abuela había muerto poco después que tú, y que ahora sólo vivía ahí tu mamá.
Le dejé mi número de contacto y espero poder contactarla, porque quiero visitarte y dejarte flores. Muchas flores.

Fuiste mi primer amor, y aún en la distancia siempre ocupaste un lugar especial en mi corazón.
Eras la única persona que me seguía preocupando a pesar de todo, y para ser completamente honesta, quería regresar a tu lado y volver a intentar mostrarte el lado bello de la vida. Digo, yo también salgo de fiesta, bebo, fumo mucho tabaco, pero quería mostrarte ese balance que encontré entre lo sano y lo malsano.

Sé que tomaste tus decisiones, pero no dejo de pensar en que tal vez no hice mi mejor esfuerzo cuando todavía estaba a tiempo de sacarte un camino que te costaría la vida.
Y te pido perdón, perdón por no haber hecho más.
De verdad, lo siento tanto.

Te amé en su momento.
Te sigo amando, y lo seguiré haciendo hasta que mi Señor nos reúna nuevamente.

miércoles, 27 de marzo de 2019

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 29: Lo que nos abrasa.

NDA: De nuevo, una disculpa por la tardanza entre las actualizaciones. Estoy prácticamente a nada de graduarme de la universidad, en el trabajo conseguí un ascenso que me costó sangre, sudor y lágrimas, tuve una relación, terminó, y pes cuando pasan todas estas cosas en tu vida de golpe es fácil olvidarte de las cosas que te hacen feliz en un principio.
Escribir es un de mis pasiones, así que mi promesa de terminar esta historia sigue totalmente en pie. De hecho, ya tengo toda la estructura terminada, sin embargo, el proceso de redacción siempre es lo complicado.
Les agradezco mucho a aquellos que siguen esperando mis actualizaciones, y espero que puedan acompañarme hasta el final de esta historia.
...............

Día 2 después de la primera aparición de la Brigada 731.

Ivan no se había movido de su lugar por casi una hora, impaciente del desenlace de la reunión del Apollon Trío, Black Xiaji y Agnes en la base militar de Sternbild; movía con calma y ansia a la vez la pequeña cuchara dentro de la taza del café que se había enfriado hace media hora.
-Estás intranquilo.-
-No es justo…- replicó el joven Origami, sin quitar la vista del vacío que contemplaba en la ventana.- Es en el momento en el que decido amar, cuando todo se va al carajo. ¿Crees que sea el destino? Que esta sea la manera que encuentra de decirnos que… no quiere que estemos juntos.-
-¿Y tú que crees que sea?- el Rey se sorprendió bastante con la duda de su compañero, sin embargo, también quería escuchar una respuesta un poco más pensada y no tan visceral. Así que lanzó su pregunta con mucha serenidad confiado de la contestación. Por su parte, Ivan pensó un poco, lo dicho y lo que diría, suspiró pesadamente y se concentró durante unos minutos en los que el silencio no era particularmente incómodo, pero tampoco tranquilizante. Finalmente las palabras se hicieron sonar.
-Esto es una prueba, no un mensaje.- dijo el zorro con firmeza. Keith sonrió levemente con satisfacción.- ¿Tú qué piensas?-
-Pienso que lo que está pasando entre nosotros es algo que funciona con base en una extraordinaria sinergia, es algo tan… puro.- el mayor tomó las manos del chico y le vio directo a los ojos cuando los suyos brillaban de manera peculiar, mostrando una muy amplia sonrisa.- Tu alma es enigmática, misteriosa, y sin embargo, es igual de transparente.-
-¿Qué ves en ella?- preguntó verdaderamente intrigado. El chico adoraba cómo el Rey hablaba con tanta vehemencia sobre el destino, admiraba la fe que conservaba a pesar de todas las cosas que se ven en el oficio de héroe.- ¿Qué ves en mi alma?-
-No sabría decirlo con certeza. Sólo sé que es algo muy intenso, algo que se fortalece cada vez más y más, pero no sé qué es.-
-Deberías de saberlo ya.- decía el chico mientras se acercaba más al rostro del hombre, le dejaba respirar su aliento de una manera exquisita, no soltó sus manos, sino que al contrario, las tomaba con fuerza negándose a dejarle ir.
-¿… debería?- preguntó Keith, envenenado por la respiración del chico, intentando pensar en lo se supone debía saber, y no en lo mucho que deseaba el contacto físico con Ivan.
-Son estos sentimientos que tengo por ti, los que se fortalecen con cada segundo que pasa. Es la energía del universo hablándonos de maneras misteriosas, dejándonos pruebas para que nuestro lazo se vuelva irrompible.-
-Ivan yo… no puedo. No puedo más. Voy a perder la cabeza si no puedo sentirte.- las manos del monarca se soltaron de las del chico, sólo para aferrarse fuertemente a la espalda de su compañero, acercándolo lo más que pudo. Fue imposible para Ivan no notar que el cuerpo de Keith estaba demandando atención, lo que hizo que el suyo también pidiera la misma consideración.

Ambos se vieron sonrojados sintiéndose avergonzados, no por la situación física en la que se encontraban, sino porque a escasos diez metros estaban Karina, PaoLin, Nathan, Antonio y los doctores Saito y Halsey. Si bien la sala de seguridad que Agnes había desconectado del resto del edificio de Hero TV era grande, no era un penthouse precisamente.
-¿Qué se supone que hagamos ahora?- decía Ivan, abrazado fuertemente a Keith para ocultar aquello que sobresalía a la vista en ambos cuerpos.
-No creo que se vea natural si salimos así…- el chico vio con cierto sarcasmo al Rey, quien se sonrió divertido.- Me parece que lo mejor que podemos hacer es soltarnos, dar la espalda y salir discretamente ¿de acuerdo?- Ivan asintió y se despegaron uno del otro lentamente para no llamar la atención e intentando no mirar hacia lo obvio de cada uno, para evitar sonrojarse más.
Dieron el primer paso hacia la puerta en silencio, dando la espalda a los demás, con cierta incomodidad al caminar.
Dieron el segundo paso, nadie parecía percatarse de que salían. Se dirigieron miradas de complicidad y caminaron con normalidad hacia la puerta, el Rey giró el picaporte con serenidad, pero éste rechinó por primera vez en su vida útil.
-Chicos, ¿a dónde van?- preguntó Karina, desde el otro extremo de la sala, alertada por el sonido. Todos los presentes voltearon a verlos al mismo tiempo, para su mala fortuna. Keith siempre se consideró un mal mentiroso y no dijo nada, viendo con los ojos bien abiertos al rubio que le acompañaba.
-Vamos por un café.- replicó Ivan por encima del hombro, negándose a voltear completamente.
-Aquí hay una cafetera, es más, ahí está tu taza.- Karina se levantó y vio que ésta todavía tenía bebida en su interior.- No terminaste ni siquiera este.-
-No me gusta ese café, está demasiado… tostado.- improvisó el chico, quien la mayoría de las veces no podía distinguir de un café de grano a uno instantáneo, qué decir de las especialidades. La joven lo pensó un poco y asintió concediéndole la razón.- Vamos a bajar con los chicos del tercer piso, los ingenieros tienen una máquina de capuchinos.-
-¿Ah, sí? Nunca lo había notado…- Karina vio por unos (eternos) segundos al zorro, un tanto escéptica, hasta que su expresión cambió y se encogió de hombros.- ¿Podrían traerme uno? Si hay espresso sería genial.- Ivan asintió y la chica volvió a tomar asiento junto a PaoLin.

El par de rubios salió de la habitación, cruzaron rápidamente el pasillo hasta el baño de hombres, cerraron la puerta tras de sí con seguro, se vieron uno al otro y soltaron una sonora carcajada.
-Buena improvisación, nunca lo hubiera pensado.- afirmó felizmente el monarca, limpiándose una pequeña lágrima de la mejilla, provocada por la risa.
-Ni yo sé cómo fue que se me ocurrió.- confesó el rubio y tomó asiento en la parte lisa de uno de los lavabos. Repentinamente, cuando sus ojos se encontraron con los de Keith, éstos tenían una mirada seria y un tanto indescifrable. -¿Estás bien?- el Rey se acercaba poco a poco a él, como con el paso sigiloso de un jaguar al acecho.
-Creo que imaginaba un ambiente un tanto más… romántico. Pero dadas las circunstancias, es muy arriesgado que volvamos a casa y para ser sinceros, no puedo contenerme más, Ivan.- el Rey de los Héroes volvió a aferrar sus manos a la espalda del chico, quien estaba sentado frente a él, cara a cara. Hundió su rostro en la curvatura del cuello del muchacho, éste soltaba gemidos ocasionales, disfrutando de las suaves y delicadas atenciones que Keith le daba. –Eres una prueba constante de qué tanto autocontrol poseo.-
-Yo… también lo imaginaba diferente. Pero si muero hoy o mañana, no quiero hacerlo sin haberte sentido antes… Keith.- el monarca detuvo sus cariños un momento y se incorporó, hecho que desconcertó un poco a Ivan.
-Es de las pocas veces que te he escuchado decir mi nombre.- dijo el Rey con una sonrisa, soltó un pequeño suspiro y un atisbo de malicia iluminó sus ojos. –No quiero sonar tan atrevido, pero me gustaría escucharte gritarlo.-
-¿Gritarlo? ¿Cómo?- preguntó aún desconcertado.
-Déjame mostrarte, Ivan.-
…………………………

-Ya se tardaron mucho ¿no crees?- preguntó Karina, impaciente por el espresso que había pedido, PaoLin reposaba sobre su hombro, emocionalmente agotada y durmiendo pesadamente con una expresión amarga, la pequeña dragón se acomodó ahora del lado contrario, recostándose sobre el pecho de Nathan.
-No fueron por café, Karina.- dijo el moreno por lo bajo, con una mirada pícara y una leve sonrisa.- Todavía eres muy inocente.- la chica pensó un momento las palabras de su amigo, y al caer en cuenta se sonrojó con esta afirmación.
-No lo sé, no me acostumbro a verlos como “algo”. –
-No todavía, por lo menos.- respondió Nate con un tono de voz suave y aterciopelado.
-Creo que todo esto llegó de sorpresa ¿sabes?- dijo la chica, se acomodó para ver frente a frente a su amigo, pasó sus dedos por entre su cabello y dejó salir un pesado suspiro.
-Lo voy a preguntar esperando no te molestes por ello, ¿pero cómo fue que aceptaste de repente que Kotetsu ya no podría estar contigo?- Nate hizo esa pregunta sin malicia, más que nada pensando en su propia situación, esperando poder extrapolar la respuesta en beneficio propio. Karina se sorprendió por lo directa que fue la pregunta, pero después de pensarlo un poco respondió.
-Creo que fue porque siempre supe que entre ambos nunca iba a haber “algo”. Para empezar, la diferencia de edades, que en su momento pensé que sería el más grande impedimento. Ahora que está con Barnaby, él siendo solamente un par de años mayor que yo, supe que tal vez el asunto no iba por ahí. Sino que el problema era yo… no como algo malo, más bien que mi camino apunta hacia una dirección distinta a la de Kotetsu. Él tiene que ver por una familia, y yo todavía no conozco ese nivel de compromiso; Barnaby por su lado, tampoco conoce ese compromiso pero la vida lo hizo madurar desde muy joven, y creo que por eso se acoplan tan bien, por eso van sobre el mismo camino. Él aceptó al hombre que ya venía con un pasado y lo ama por ello. Ahora que lo pienso, lo que yo quiero es alguien que construya un camino nuevo junto a mí, no sé si suene demasiado egoísta, pero es lo que deseo.- Nathan repasó las palabras de la joven, intentando desesperadamente de encontrar una respuesta a sus propias interrogantes.
-Ahora yo preguntaré, y tampoco me gustaría que te enojases.- Karina hablaba con cautela, esperando no herir la sensibilidad de un conflicto que había tomado lugar apenas hace un día.
-¿Sobre Antonio?- preguntó Nate, soltando un muy profundo suspiro.
-¿Qué fue lo que sucedió? No me refiero a los detalles, sino cómo es que también ustedes están juntos.-
-No lo estamos. ¿Acaso no lo dejó muy claro ayer?- bramó.
-Sabes de lo que hablo, Nathan.- el moreno volvió a suspirar fastidiado, no de Karina, sino de sus problemas en general.
-Me habló de cómo no quería una relación seria, yo le dije que yo sí estaba buscando una pareja estable. Creí que se quedaría en eso, pero de repente un día me llamó para ir a su casa, luego yo lo llamé para que él viniera a la mía… y desde entonces habíamos estado así. Creí que cuando fuimos al circo quería decirme que había cambiado de opinión y que me quería. Pero sólo fue mi mente resistiéndose a la realidad. Él sólo estaba experimentando conmigo.- dijo con tristeza, bajando un poco la cabeza en señal de vergüenza.
-¿Podría darte una opinión al respecto?- preguntó la chica, a lo que él asintió un poco escéptico.- Creo que ya lo sabes, pero Antonio no es malintencionado, sólo es torpe, muy torpe en lo que respecta a sus sentimientos. Creo que por eso nunca ha tenido una relación seria, tengo la impresión de que se siente vulnerable al aceptar que algo le mueve. Pero en fin, tú eres quien tiene el contexto, y por ende, la última palabra. Sólo recuerda que a pesar de todas las “relaciones” que se han estado dando últimamente, fuimos y somos amigos, y nunca nos haríamos daño unos a los otros.-

Nathan sintió una calidez recorriéndole el pecho, las palabras de Karina habían sido extrañamente reconfortantes. Y aquello era verdad, el toro no era una persona malvada ni malintencionada, simplemente venía de una cultura con muy pocas opciones y en donde la muestra de los sentimientos de uno era confundida con debilidad.
El héroe de fuego así lo quería entender, pero por el momento estaba muy herido, profundamente ofendido y sobre todo, confundido de cómo tendría que sentirse al respecto.
No pensó demasiado en la situación, no porque no lo deseara así, sino porque un muy alterado Cain entró de golpe a la sala; sudaba frío y respiraba de manera agitada.
-Necesito su ayuda, chicos. ¡Por favor!- dijo mientras trataba de recuperar el aliento.
-¿Qué sucede?- preguntó Antonio, haciendo sonar su voz desde el otro extremo de la habitación.
-Será mejor que bajen a la recepción y lo vean ustedes mismos.-
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A pesar de sólo haber pasado dos días desde la primera aparición de la Brigada 731, la ciudad se encontraba desolada; no había ni siquiera gente que se atreviera a vandalizar los locales y establecimientos, de hecho, no había quien se atreviera a salir de sus hogares. El día anterior el movimiento público era poco, pero lo había. La gente se movía con recelo una de otra, y al segundo día, no se encontraba ni un alma por la urbe.
La gente no entendía cómo procedían estos suicidios masivos, mucho menos los familiares de las víctimas quienes afirmaban que muy a pesar de las situaciones, sus familiares (y por supuesto, menos niños) jamás intentarían atentar en contra de su vida.
La información del NEXT que influenciaba humanos al suicidio aún no se había hecho pública, ni prácticamente nada de información acerca del enemigo; esto con la intención de evitar el pánico colectivo y por el acuerdo de confidencialidad entre Hero TV y el ejército.

Y aun cuando el miedo se respiraba en la soledad de la vía pública, nadie se explicaba por qué un pequeño grupo de personas habían salido con determinación y paso firme hacia el edificio de Hero TV, aunque cuando llegaron todo se hizo más claro.
Era impresionante el escándalo que se escuchaba en las puertas del edificio sede de los héroes, era un sonido atronador a pesar de que el grupo que causaba los disturbios era bastante reducido.
La gente reunida llevaba pancartas en las que se podían leer mensajes como “Nos han abandonado”, “Héroes: Hagan su trabajo”, “¿Quién nos protege ahora?” y ciertas palabras más altisonantes y de carácter despectivo. Los reclamos sonaban al unísono con un propósito en particular: Demandaban una audiencia con los héroes.
-¿Qué está pasando aquí?- preguntó Blue Rose, acompañada de Fire Emblem, Dragon Kid y Rock Bison, todos en sus respectivos trajes. Los representantes de la Primera Liga de Sternbild observaban con cautela esperando no ser víctimas de una emboscada por parte del enemigo, sin embargo sólo se enfrentaron a una pequeña horda enardecida de gente desesperada con justa razón.
-¡Ahí! ¡Los “héroes” al fin se han dignado a dar la cara!- gritó con sarcasmo un muchacho moreno, no se notaba de más de veinte años de edad y al parecer era el líder de la pequeña revuelta. Detrás de él, su grupo le vitoreaba con gritos.
-Por favor, mantengan la calma…- decía Cain con la voz quebrada y temerosa, detrás de una barrera de guardias de seguridad que impedían el paso de los manifestantes a las instalaciones de Hero TV.- Nos intentamos encargar de esta situación, sólo les pedimos un poco de calma y comprensión…-
-¡¿Calma y comprensión?! ¡Ustedes se atrincheran en su fortaleza corporativa, mientras nos dejan al resto de nosotros morir en la cloaca en la que dejaron que Sternbild se convirtiera!- el chico reclamaba con fervor, con rabia contenida, los puños apretados y la voz quebrada.
-¿Acaso no les avergüenza? ¿Faltar así a la promesa que nos hicieron? ¿O sólo juraron protegernos por el bien del rating de Hero TV?- preguntó con recelo alguna de las voces del fondo, el resto de los inconformes hacían escándalo mientras afirmaban y reafirmaban las palabras de sus compañeros.
-¡No estamos escondiéndonos!- bramó Antonio con una voz particularmente gruesa, con un atisbo de desesperación.- ¡Estamos haciendo todo lo posible para saber cómo luchar!-
-¿Nos estás queriendo decir que no saben ni siquiera cómo defendernos?- preguntó el líder manifestante con indignación.
-¡Eso no es lo que ha dicho!- rezongó Fire Emblem mientras daba un paso al frente.- Lo que sucede es que no podemos hacer movimientos a ciegas, estamos investigando cómo proceder para no causar más daños.- Blue Rose se acercó por detrás y le tomó por el hombro.
-No podemos decirles más, “ellos” podrían estar escuchando…- decía la chica en un volumen de voz muy bajo refiriéndose a la Brigada, sin embargo el líder manifestante le escuchó perfectamente.
-¿Qué dices? ¿Quiénes?- demandaba saber.
-No podemos decírtelo, sólo te pedimos… a todos ustedes- dijo Rose ahora dirigiéndose al grupo.- que confíen en nosotros.-
-¿Cómo te atreves a pedirme que confíe en ustedes cuando cada día que pasa, dejan morir a diez personas más?- la voz del chico dejó de sonar furiosa por un momento para tornarse triste y desesperada. Sus ojos vidriosos lo confirmaban.- ¿Dónde… dónde están los demás héroes?- preguntó con calma y cabizbajo, dando la espalda a los NEXTs.
-Están haciendo su trabajo.- respondió Dragon Kid con una voz suave y reconfortante.
-Ni hablar…- el chico se incorporó y volvió a dar la cara a los héroes, sin embargo, su rostro había palidecido de repente y los ojos se enrojecieron violentamente.- Tendrá… que ser así. Sólo ustedes.-

El primer pensamiento de los héroes fue que los manifestantes iniciarían un conflicto violento, por lo que encendieron sus auras azules en un acto reflejo casi instantáneo, sin embargo Blue Rose notó la palidez en la expresión del chico y conjeturó que la situación no tomaría el camino que se esperaba, sino uno mucho más siniestro… confirmó sus pensamientos cuando notó que de repente cada miembro del grupo tenía consigo una bomba molotov encendida en la mano.
-¡Prepárense para el ataque!- gritó Antonio, esperando el primer impacto.
-¡Bison! ¡No nos van a atacar! - gritó la heroína con desesperación.- ¡Protégelos a ellos!- el latino volteó desconcertado y rápidamente el resto de los héroes entendió lo que estaba a punto de ocurrir, Rose corrió lo más rápido que pudo hacia el líder de los manifestantes, pero los guardias de seguridad que fungían como barrera ahora huían despavoridos al refugio que representaba el edificio de Hero TV y le impedían el paso a la chica.- ¡No lo hagas…!-
-Por cada día de resistencia… diez de nosotros moriremos. Las llamas de Thanatos nos purificarán…- dijo finalmente para sonreír con una mirada sádica y malévola. Rompió la botella de la molotov con un golpe en la cabeza y el líquido inflamable se expandió junto con el fuego abrasador por todo su cuerpo.- ¡RECÍBENOS AHORA QUE SOMOS PUROS, CREADOR!- gritaba en una mezcla de excitación y agonía, con la voz quebrada mientras el sonido y el olor de la carne quemándose se elevaba. Detrás de él, el grupo que le acompañaba hacía lo mismo.
Blue Rose intentó apaciguar las llamas que envolvían al chico con su hielo, sin embargo la exposición a ambas temperaturas extremas sólo logró provocar fallas en el funcionamiento de los órganos vitales, resultando en un fatídico final a la vida del chico.
De la nada, un rayo de una especie de espuma blanca pasó a un costado del rostro de Karina al mismo tiempo que el viento se hacía cada vez más pesado; Sky High apareció por los aires tratando de extinguir el fuego con ráfagas de viento direccionado mientras Origami Cyclone corría con un extintor en mano. Mientras Blue Rose intentaba recuperarse de la imagen del chico muriendo frente a ella, los demás héroes entraron al edificio, consiguieron extintores de diferentes habitaciones y se unieron a las acciones de Ivan.
Aun cuando la Primera Liga de Sternbild actuó con rapidez, supusieron que el líquido que los manifestantes habían usado para la combustión debía de ser increíblemente inflamable y alterado químicamente para soportar condiciones adversas, ya que resultó en extremo difícil de apaciguar.

-Karina… ellos están…- decía Dragon Kid, con lágrimas en los ojos e intentando comprender la atrocidad que acababa de suceder.
-Sí, PaoLin.- fue lo único que Rose atinó a decir, mientras abrazaba a su compañera que lloraba con hiperventilación.- ¿Cómo es que no me di cuenta?-
-No te culpes, Karina. No había forma de saber cuáles eran sus intenciones…- le decía Antonio, intentando reconfortarla. Se quedó mirando la escabrosa escena, intentando encontrar sentido a lo suscitado y al reflexionar unos segundos, algo fue lo que encontró.- ¿No habían dicho diez personas?-
-¿A qué te refieres?- preguntó Nathan, desconcertado.
-Tal vez los de la Brigada 731 no son tan inteligentes como creíamos. No saben contar. Aquí hay nueve cuerpos.-
-No porque sólo haya nueve cuerpos es menos trágico lo que acaba de suceder.- decía Ivan, intentando controlar la sensación que dejaba el nudo en su estómago.
-¡¿Y ustedes en dónde demonios estaban?!- reclamó Tonio con una voz imponente, que a decir verdad, sí que daba miedo.
-Creímos que podíamos alejarnos de esta situación un par de horas, pero…- respondió cabizbajo el joven Origami.
-¡No me interesa saber lo que estaban haciendo, hermano!- exclamó con disgusto el toro.
-Ahora resulta que te da asco imaginarte a dos hombres en la intimidad.- bufó sarcástico Nathan por lo bajo, pero en un tono de voz lo suficientemente notorio como para que el moreno le escuchara.
-Me importa un bledo si estaban teniendo sexo o no, lo que sí me incumbe es que nos dejaron protegiendo el edificio. ¡Y menudo trabajo que hicimos! Tenemos nueve cuerpos más a cuestas.-
-Diez.- dijo Cain por detrás, pero debido al conflicto verbal nadie le hizo mayor caso.
-No pretendo excusarme, Antonio. Pero creo que si al final del día hay una posibilidad de que me asesinen, sólo pido un momento con el amor de mi vida.- respondió el actual Rey de los Héroes, con toda la calma que le era posible mantener dadas las circunstancias.
-¿A expensas de qué, Keith? ¿De la vida de la gente?-
-Cometimos un error al retirarnos, lo sé. Pero la cruda realidad no cambia, Tonio. Estas personas tenían escrito su destino.- afirmaba con genuina tristeza en sus palabras.
-¡Por Dios, Keith! ¡Si te vuelvo a escuchar hablar del destino una vez más…!- el latino resopló bruscamente.- ¿No lo entiendes? Se supone que debíamos proteger a estas personas, y ahora tenemos nueve cadáveres en nuestra conciencia.-
-Diez.- repitió Cain por detrás.
-¡¿Diez qué, maldita sea?!- el toro se volteó exasperado.-Espera… ¿qué estás haciendo, Cain? No, espera… ¡Espera…!-