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jueves, 14 de julio de 2022

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 39: El peso del grillete

 Día 4 después de la primera aparición de la Brigada 731.


La medianoche había envuelto la megalópolis de Sternbild en el mismo manto oscuro y siniestro en que había estado los últimos días desde el debut de la Brigada 731. La luna se asomaba entre las nubes, y su gentil rayo de luz iluminaba particularmente una zona poco agradable de la ciudad, así como una igualmente poco agradable situación. El imponente cuerpo de Vaako Kovalevskaya levantaba por los aires a Kotetsu T. Kaburagi, debilitado y apenas consciente, con la cara hinchada y casi irreconocible, probablemente con un par de costillas rotas.

El cuerpo del héroe veterano fue lanzado con fuerza hacia una columna, impactándose violentamente y cayendo al pavimento como si de un bulto se tratase. Vaako, por su lado, tenía el labio inferior abierto y sangrando, así como la mejilla roja, apenas impactado por el héroe y evidentemente dominando a su oponente en la lucha cuerpo a cuerpo que libraban; caminaba acechador hacia Kotetsu, con ira en su mirada, pero con temor en sus adentros. El ruso no quería matar a Wild Tiger, él no quería matar a nadie, pero si ese sería el precio por mantener a su gente a salvo, no lo dudaría por un segundo.


-Si te hubieras rendido cuando te lo pedí…- dijo Kovalevskaya mientras levantaba por el cuello a un Kotetsu muy malherido. El tigre llevó su mano a la del ruso para intentar liberarse del sofocador agarre, pero se encontraba muy débil y Vaako muy decidido.- … yo no quería esto.-

Barnaby miraba impotente mientras un hombre rubio y de mirada cansada lo mantenía al margen, con una pose ofensiva algo extraña pero realmente amenazadora. El conejo calculaba todos los huecos posibles para poder atacar por la espalda al líder de los Brigadistas, miraba cada apertura y contemplaba cada oportunidad hasta que vio una ventana de espacio y tiempo para poder rescatar al tigre. Pasó menos de un segundo, Barnaby se encendió en su característico azul, avanzó un metro superando al rubio frente a él, parpadeó y se percató que lo tenía frente a él de nuevo. Pasó otro segundo para que se diera cuenta que su cuerpo estaba fuertemente presionado contra el pavimento.

-Eso fue un error. Por favor, quédate quieto.- dijo con calma Sebastian Vettel, el brigadista quien con sus habilidades de teleportación y maestría en Muay Thai, inmovilizó al héroe de una manera ridículamente fácil, usando la fuerza del conejo en su contra.

Kotetsu vio de reojo la escena, haciendo un tremendo esfuerzo e ignorando su propio dolor, levantó su brazo queriendo alcanzar a su compañero, cuando un puño en el rostro le devolvió a la realidad.

-¡Vaako, por favor!- gritaba Agnes desesperada, inmovilizada por una especie de daga, sacó sus conjeturas y concluyó que se trataba de un mechón de cabello tensado pero sumamente filoso, cortesía de la cabellera de Simona de Silvestro junto a ella. 


Por alguna razón, el grito de Agnes se sintió desgarrador para el líder de los brigadistas, pero se obligó a seguir con el castigo que le propinaba al héroe veterano. Su puño cerrado impactaba sádicamente el rostro del tigre quien empezaba a ahogarse en su propia sangre.

Barnaby intentaba desesperadamente liberarse de Sebastian sin éxito, sólo contemplaba cómo la sangre de Kotetsu le empapaba el rostro, tosía y se quejaba débilmente porque ya no tenía más fuerza o energía para defenderse. Vaako lo dejó tendido en el suelo por un momento, se volvió hacia la entrada de la estación Sinoviet y tomó un pedazo de concreto roto de tamaño considerable y bastante pesado a juzgar por la expresión del ruso.

-¡NO, NO, DIOS NO, POR FAVOR!- gritaba el conejo, moviéndose y retorciéndose debajo del cuerpo de Vettel.

Vaako se acercó hacia Kotetsu, quien intentaba retroceder al darse cuenta de las intenciones de Kovalevskaya, sus brazos no tenían fuerza y sus manos carecían de agarre, húmedas de sangre y sudor. Vaako se colocó encima del tigre y levantó el pedazo de concreto por encima de la cabeza del veterano, listo para asestar el golpe final.

-Sólo quiero que sepas, que esto no es personal. Estoy haciendo lo que debo…-


-¡Tenemos un infiltrado dentro de Ouroboros!- 

-¡Barnaby!- exclamó Agnes.

-¿Qué has dicho?- preguntó Vaako, algo incrédulo ante lo que acababa de escuchar.

-Lo que escuchaste. Contamos con un doble agente dentro de la organización, fue quien nos entregó la información de la Brigada.- decía Barnaby, un poco aliviado de que su comentario inicial impidiera que Vaako le aplastase el cráneo al tigre, pero incierto del nuevo rumbo de la situación. El ruso dejó caer el pedazo de concreto a un lado del malherido héroe veterano y se dirigió con esa misma mirada asesina hacia Barnaby, aún inmovilizado en el suelo.

-Dime quién es su infiltrado y les daré una muerte rápida a ambos.- dijo Kovalevskaya mientras se arrodillaba para estar más cerca del rostro del conejo.

-Déjalo ir primero, y luego hablaremos.- exigió Barnaby.

-Ustedes héroes no entienden que no les estoy dando a elegir. Les estoy diciendo lo que va a suceder.- bufó Vaako, visiblemente fastidiado. Luego, su mirada se endureció como aquella primera vez que le conocieron.- Dime quién es tu espía, o de lo contrario, usaré en ambos cada truco que sé para sacar la información que necesito.-

-Es mi hija…- dijo Kotetsu, intentando reincorporarse y escupiendo un coágulo de sangre.

-¡Kotetsu, no!- exclamó Agnes detrás, sin poderse creer la confesión que el tigre acababa de hacer.

-Tengo tanto que perder como tú, por eso estoy aquí.- decía el veterano con dificultad y una tristeza palpable.


Vaako se frenó en seco, se irguió y contempló su alrededor; los ojos Agnes que le veían con terror le lastimaban, pero detrás de ella, Simona. Él sólo podía ver a una pequeñita cuyos padres traicionaron y asesinaron, que sabía que sus propios recuerdos eran fabricados; su rostro de adulta no había podido borrar los rasgos de su niñez, aquella a quien Vaako había criado como propia y le quería como si fuese su propia sangre. ¿Y si fuera ella? ¿Acaso Vaako no lo arriesgaría todo por ella? ¿Acaso no quemaría el mundo hasta los cimientos si alguien se atreviera a hacerle daño? Se vio a sí mismo contestándose afirmativamente a todas esas preguntas, y le sonrió con tristeza. Simona entendió perfectamente, destensó sus mechones de cabello y soltó a Agnes para que pudiera reunirse con un recién liberado Barnaby junto a Kotetsu.

-Kimi, por favor, atiende a Wild Tiger. Sigamos esta charla dentro, al parecer aún hay mucho que decir...- dijo mientras desaparecía en la oscuridad de las escaleras que bajaban a las ruinas de la estación Sinoviet.

Los demás brigadistas hicieron lo propio y siguieron a su líder, mientras que el médico NEXT finés, Kimi Räikkönen, examinaba las heridas de Kotetsu e indicaba a Barnaby que le ayudara a cargar al héroe dentro de la estación, el conejo y la castaña se miraron buscando seguridad uno en el otro, y accedieron a entrar.


El doctor Räikkönen atendía a Kotetsu en una pequeña estación médica, le indicó que activara sus habilidades NEXT y comenzó a guiarlo para que concentrara sus células de manera específica en su pronta sanación, curando sus lesiones sistemáticamente mientras el propio doctor limpiaba todas las heridas expuestas. 

El tigre empezó a sentirse mejor, le colocaron un suero y recobraba sus sentidos poco a poco. Agnes y Barnaby le abrazaron una vez que pudo incorporarse en la camilla y el tigre les sonreía con calma y cansancio.

-No vuelvas a hacer eso, viejo imprudente.- reclamaba Barnaby, mientras aferraba la mano del moreno a su propio rostro, llorando al verlo sanar lentamente.

-¿Qué sucedió con “te amo” y eso?- bromeó el tigre, esbozando las palabras con dificultad. Barnaby reía, con lágrimas recorriendo sus mejillas.

-Te amo, viejo imprudente.-

-Eso suena mucho mejor… ¿podrían encargarse de esto? Kovalevskaya de seguro tendrá preguntas para mí, y estoy muy cansado…- decía mientras hacía su mejor esfuerzo por mantenerse despierto, Agnes y Barnaby asintieron.

-No te preocupes, estamos en ello.- respondió el rubio, el tigre le sonrió y cerró los ojos.

-Estará bien, quizá en unas tres horas ya esté en condiciones de moverse.- afirmó el doctor Räikkönen, Barnaby le vio con desprecio, pero asintió al no tener más opciones.


El conejo y la CEO de Hero TV salieron del pequeño cuarto médico y contemplaron con asombro lo bien restaurado que estaban sus alrededores. Mientras que ellos esperaban ruinas, ratas y oscuridad, se sorprendieron al ver las muchas amenidades; una pantalla plana con televisión satelital, muebles en buen estado y lo que parecía ser una especie de consola de mando desde donde llevaban todas sus operaciones informáticas, seguramente.

-Creí que la estación también estaba en ruinas por dentro.- dijo Agnes.

-Hicimos lo posible por acondicionar este lugar.- la voz de Vaako se hizo escuchar. Emergió de un cuarto detrás de la consola y les invitó a tomar asiento. Antes que cualquier cosa, Agnes se acercó decididamente al ruso y sin considerarlo dos veces, le asestó una bofetada que retumbó en toda la estación. Vaako abrió los ojos en sorpresa, no por la bofetada en sí, sino por quién se la había propinado.

-¿Eso qué fue?- preguntó desconcertado el moreno.

-Número uno: no vuelvas a dudar de mí, soy una mujer de palabra. Número dos: Casi matas a uno de mis amigos, idiota. Número tres: necesito una venda y un antiinflamatorio porque me rompí un dedo con tu estúpida cara.- reclamó la castaña, mientras sostenía su mano y con fastidio se reacomodaba el dedo meñique en su lugar, ahogando sus quejidos.

-Tienes razón, supongo que lo tengo merecido.- dijo levemente divertido e indicaba a Nico Rosberg llamara a Kimi para atender el dedo fracturado de la CEO. Luego de que el doctor entablillara el meñique de la castaña y tomaran asiento en la sala junto con Vaako y el resto de la brigada, se dispusieron a hablar.- Ahora, necesito entender una cosa antes que nada: ¿cómo es que nadie dentro de Ouroboros ha reconocido a Kaede Kaburagi? Frank tiene perfectamente ubicados a los familiares de todos los héroes.-

-No puedo revelarte eso, no hasta que sepa de qué lado estás.- decía Barnaby, bastante escéptico de la situación.

-Aún me estoy debatiendo si debería matarlos o no. De cualquier forma, esto es lo más susceptible que estaré de escuchar su versión, así que si yo fuera tú, lo aprovecharía.- decía Vaako con un tono un poco más relajado, pero que aún sonaba levemente amenazante. Agnes y Barnaby se miraron sin saber muy bien cómo proceder, no querían darle al enemigo más información u oportunidad para que les asesinaran. La castaña suspiró.

-Afuera me preguntabas cómo es que sabía que Lunatic no era una amenaza para tu triada. Lo sé porque él también es nuestro aliado y espía. Pero desde que aparecieron ustedes, no nos hemos podido contactar con él por temor a que nos descubrieran.-

-¿Cómo va a ser posible que el Ejecutor Supremo sea tu espía?- rezongó Vaako.

-¿Ejecutor Supremo? ¿Qué es eso?- preguntó el conejo.

-Hace unas horas descubrieron a unos traidores y los ejecutaron frente a toda la organización, Lunatic fue quien los asesinó, ganándose el título de Ejecutor Supremo. Los traidores robaron información de la oficina de Frank Martínez, el expediente con nuestra información. Según Jason Keyes, el segundo al mando, esa copia fue destruida por Lunatic mismo. Y si a ustedes se les entregó la copia de nuestro expediente, eso quiere decir que… Lunatic le mintió al Maestro. Entonces es verdad lo que dices…-


Barnaby y Agnes ya no escucharon más, se quedaron petrificados al escuchar “los ejecutaron frente a toda la organización”. El rubio sintió una punzada perniciosa en la boca del estómago y miró con preocupación a Kotetsu descansando a la distancia.

-¿Sabes los nombres de estos “traidores”?- preguntó el conejo, casi a punto de volver el estómago.

-No, sólo sé que uno de ellos podía cambiar de rostro y otro podía convertir las cosas en arena.-

-Espera, ¿ambos hombres?- preguntó la castaña con igual preocupación y terror de que la respuesta no fuera la que ella esperaba.

-Sí, dos hombres, de cuarenta y tantos años cada uno.- Vaako se espabiló un momento y reaccionó ante la conclusión a la que había llegado hacía unos pocos segundos.- Un momento, vamos a regresar un poco. ¿Cómo convencieron a Lunatic de mentirle al NEXT Supremo?-

-Empecemos por el comienzo…- decía Barnaby más calmado de escuchar que entre las víctimas no figuraba Kaede. Seguramente Lunatic había tenido que inculpar a esos hombres para proteger la fachada de la chica. Se espabiló un poco y prosiguió con su relato. Confesó ante la Brigada el acuerdo que tenían con Lunatic de cuidarla, las habilidades de réplica de Kaede y cómo había pasado desapercibida, su alianza con Deino y todo lo relevante.

Habló sobre cómo lograron dichas alianzas y sus conclusiones sobre cómo Lunatic no sabía sobre la existencia de la Brigada 731.


Vaako comenzó a hilar los sucesos mentalmente, y muy a su pesar, resultaba perfectamente lógico lo que Barnaby Brooks Jr. y Agnes Joubert le decían. Estaban confesándose ante él, sabiendo el riesgo que la Brigada 731 comprendía no sólo para la Primera Liga de Héroes de Sternbild, sino para la humanidad en general, especialmente bajo el yugo del nuevo Ouroboros de Frank Martínez.

-Te engañaron, Vaako. A ti y a toda tu triada.- decía la castaña, al ver la expresión amarga que se formaba en el rostro del rubio.- Él no va a hacerles daño.-

-Vaako, todo lo que hicimos… ¿Acaso fue en vano?- los ojos de Nico se rasgaron y su voz temblaba, levantó sus manos frente a su rostro y las contemplaba con desagrado.- Nos llenamos las manos con la sangre de un montón de inocentes por nada. ¿Nuestro “bien mayor” fue una mentira?- Jean Eric y Romain tomaron asiento junto a Nico, se les unieron después el resto de los brigadistas para consolar al chico Rosberg, sin embargo, ellos mismos se encontraban igualmente devastados.

-¿Qué hicimos, Vaako?- preguntó su tercera al mando, Susie Wolff.

-Ayudé a ese maldito infeliz a construir un ejército. Aún si Lunatic no caza a mi gente, Frank enviará a toda su organización a aniquilar a los Sun On Yee.- Kovalevskaya se puso de pie y empezó a caminar en círculos, víctima del coraje y desesperación que sentía.

-No si lo detenemos primero.- dijo el héroe conejo.

-¿Cómo piensas que vamos a hacer eso? Sé que los héroes son buenos en su trabajo, y modestia aparte, nosotros somos mejores.- decía el ruso, Agnes y Barnaby hicieron una mueca de desagrado y gruñeron por lo bajo.- Aun así quedamos cortos en números. Incluso si juntamos ambos equipos, nosotros veinte no tenemos oportunidad contra los casi dos mil militantes de Ouroboros.-

-¿Ya dos mil? Kaede nos dijo que eran aproximadamente mil seiscientos…-

-El número crece de manera rápida.- el líder de los brigadistas hizo una pausa y suspiró pesadamente.- Además, ya no tenemos tiempo.- 

-¿A qué te refieres exactamente?- preguntó Barnaby, extrañado por el desagrado que el ruso mostró en esa última frase.

-Frank me llamó unos minutos antes que ustedes nos contactaran. Mañana en la noche atacarán. Bueno, hoy en la noche, más bien.- dijo mirando su reloj, percatándose que ya era de madrugada.


-¿Es inminente?- preguntó Kotetsu por detrás, sosteniendo sus costillas con una expresión de dolor, aunque se veía mucho mejor.

-¡Kotetsu! ¿Qué haces? Deberías estar descansando.- dijo el conejo, quien se apresuró hacia el tigre para servirle de apoyo. El doctor Räikkönen se levantó y con una pequeña linterna revisó las pupilas del tigre y llevó su mano hacia la carótida del héroe, vio su reloj para tomar contar sus latidos y concluyó que el pulso era bueno.

-Según entiendo por los registros que vimos de Hero TV, usted fue tratado contra el declive NEXT con el prototipo del suero ReConnect, desarrollado en la base Sword, ¿correcto?- el tigre asintió, ambos confundido y sorprendido.- Su capacidad de regeneración también se vio mejorada junto con sus habilidades NEXT. Con esto en mente, creo que se recuperará en menos tiempo de lo previsto, aunque seguirá con algunas molestias.-

-Vaako dice que en la noche de hoy, Ouroboros atacará con sus dos mil militantes.- dijo Agnes, pensando en todas sus opciones.

-Según escuché… ¿Acaso dijiste algo de juntar los equipos?- preguntó con una leve sonrisa el tigre.

-Dije que aun juntándolos, nos matarán.- rezongó el líder de los brigadistas.

-Si estás dispuesto a luchar por nuestra causa, yo estoy dispuesto a luchar por tu gente. Estoy dispuesto a morir intentándolo si es necesario.-


Vaako miró al tigre, sus ojos irradiaban sinceridad en lo que decía, y a pesar de tener motivos de sobra para odiar a la Brigada 731, el héroe veterano estaba tendiendo su mano a la gente del ruso, a su triada… su familia.

-¿Por qué lo harías? No nos debes nada, al contrario.- preguntó.

-Ya te lo dije, tengo tanto que perder como tú. Si a mí se me está acabando el mundo por la posibilidad de perder a mi hija, no imagino cómo te sentirás con cientos de personas que dependen de ti.-

-Vaako, creo que vale la pena intentarlo.- dijo Valtteri por detrás. Simona asintió y todos los demás brigadistas, aunque temerosos y traicionados, asintieron de igual manera.

-Vamos a regresar con nuestra familia, y ellos estarán a salvo.- decía Daniil.

-“Para este momento nos hemos entrenado…”- dijo Sebastian por detrás.

-“… y nuestro sacrificio valdrá para un bien mayor.”- afirmó Nico por detrás, con una sonrisa triste, aceptando lo que viniera. Vaako suspiró y él mismo asintió al ver la valentía y coraje de su equipo.

-De acuerdo, tú ganas, Wild Tiger. Estamos dentro. ¿Qué hacemos ahora?-

-Necesitamos toda la gente que podamos conseguir.- dijo el tigre, con una abrasadora esperanza que reconfortó a todos en la habitación.


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El resto de los héroes de la Primera Liga de Sternbild se encontraban ansiosos y preocupados, su jefa y el principal Apollon Duo se habían adentrado directo a lo que parecía ser una trampa mortal. Estaban intranquilos y con cuánta razón, la Brigada 731 (a pesar de no ser tan malvados como imaginaban) había cometido crímenes atroces individual y colectivamente, y por supuesto que aquello los tenía nerviosos e impacientes. La tensión en el ambiente era palpable, aguardaban noticias de aquello que positivamente, era su única esperanza.

-Ya es de madrugada… No debimos dejarlos ir solos.- decía Ryan mientras daba un nervioso sorbo a su taza de café.

-A mí tampoco me encanta la idea, pero hay que confiar en Agnes y los muchachos.- dijo Anaksha, recargada en el hombro de su novio.

-¿Y si les sucede algo y no estamos ahí para ayudar?- decía Antonio, aún afectado por toda la situación de Cain, los demás manifestantes, y particularmente su última charla con Nathan Seymore. Su cabeza daba vueltas, y aunque quería concentrarse, no podía sacarse de la cabeza esa deliciosa y tersa piel morena…

-Hagamos esto: si en veinte minutos no tenemos noticias de ellos, iremos a buscarlos.- propuso Anaksha, también bastante inquieta.

-Deberíamos alistarnos con nuestros trajes, por si acaso.- dijo Karina, mientras se ponía de pie y levantaba hacia la puerta.- Si les parece bien, primero iré con PaoLin, Nathan y Antonio a los vestidores. Ustedes cuatro quédense aquí por si hay alguna novedad.- continuó la chica, refiriéndose a Ryan, Annie, Keith e Ivan, quienes asintieron conformes.


Los vestidores eran amplios, y estaban conectados al gimnasio que los héroes tenían a su disposición las 24 horas del día; las chicas entraron a su respectivo vestidor, dejando solos a los héroes de fuego y al toro. “Esto fue adrede, ¿cierto, Karina?” pensaba Nathan, cayendo en cuenta de la situación.

-Nate… ¿podemos hablar? No me has dirigido la palabra en dos días.- el héroe toro sonaba realmente triste. Nathan suspiró y volteó a ver al latino.

-Estoy muy herido, Tonio. Verte… me duele.- contestó el héroe de fuego, con ojos acuosos, bajando la cabeza y envolviéndose en sus propios brazos.

-Y de verdad, lamento haberte hecho daño. Nunca quise que mis propios problemas e inseguridades se volvieran tu problema.- el toro suspiró y se sentó en un banquillo frente a Nathan, quien hizo lo mismo.

-También lo lamento, sé que vienes de un contexto familiar muy estricto y conservador. Debes de estar replanteándote muchas cosas ahora, y tampoco fue justo de mi parte exigirte algo que no me podías dar en primer lugar.- el héroe de fuego comenzaba a llorar ahogadamente. Antonio lo notó, inseguro si su gesto sería bien recibido, tomó asiento junto a él y lo envolvió en un fuerte abrazo. Nathan se estremeció al contacto, pero se rindió ante el cálido abrazo que recibía.

-Hey, no llores.- decía con una sonrisa triste.- Estaremos bien, te lo prometo.-

-¿Cómo podríamos estarlo?- preguntó Nathan viendo esos toscos pero a la vez, suaves ojos. Puso una de sus manos en su pecho, a la altura del corazón y luego tocó el pecho de López.- Me temo que yo ya pasé el punto de retorno, Antonio.-

-¿Por qué dices eso, Nate? Podemos, no sé, tratar de recuperar lo que teníamos antes de todo esto y…-

-Estoy completamente enamorado de ti, Antonio.- confesó Seymore, sus manos se aferraban una a la otra, nervioso de la reacción del otro.


Un sepulcral silencio inundó el vestidor de hombres, y Nathan no pudo hacer más que sólo asentir y limpiarse las lágrimas que emanaban de sus ojos. Se levantó para intentar sacudirse esa pesadez que sentía.

-Lamento la situación en la que nos pusimos, Antonio. De verdad.- dijo soltando una risa muy triste y quebrada por su propio llanto.- No te preocupes por mí, sobreviviré a esto. Siempre lo hago.-

-Es mi familia, Nathan. Si estoy contigo… es renunciar a ellos.- bramó el latino, con frustración e impotencia.- No estoy listo para eso.-

-Nunca te lo pediría, yo sé que tus padres no aceptarían que compartas tu vida conmigo. Lo respeto, de verdad lo hago. Sólo necesito tiempo para olvidarme de ti, o más bien, de nosotros.- Nate tomó el rostro del toro entre sus manos y le obligó a verle a los ojos.- “Estaremos bien” ¿no es así?-


La mente del toro se nubló en ese preciso instante. La sinceridad y preocupación que Nathan le mostraba a pesar de la situación y de su propio sufrimiento le movió algo por dentro, pero al mismo tiempo se replanteaba qué tan malo podría ser si su familia lo desterraban del núcleo donde se había educado y crecido.

No lo consideró, ni siquiera pensó en su cuerpo actuaba por voluntad propia, sólo se vio besando de manera hambrienta y salvaje al héroe de fuego frente a él.

-Tonio… no, no está bien…- decía Nathan llorando, al darse cuenta de que él tampoco podía detenerse, paseaba sus manos por el abdomen del latino con desesperación, ansioso por sentir toda esa deliciosa piel a la que ya se había vuelto adicto.

-No puedo parar… lo siento.- dijo el toro mientras daba un suave mordisco al cuello del moreno, quien se estremeció con ese delicioso gesto.

-Nos estamos haciendo daño…- Seymore arrancaba la ropa de López, y éste hacía lo mismo con la misma desesperación.

Nathan envolvió la cintura de Antonio con sus piernas y éste lo cargó contra uno de los muros del vestidor. Desabrochó su cinturón, bajó su cremallera y bajó su mano para preparar a Nathan; no había escapatoria, para ninguno de los dos. Cuando el héroe de fuego estaba preparado para recibir el cuerpo de López, éste lamió la palma se su mano, ensalivándola lo suficiente para lubricar aquello que estaba por recibir el otro.

Nathan alzó sus brazos y envolvió el cuello del latino, mientras éste empujaba con fuerza y lascivia una y otra vez; ambos gemían y goteaban sudor al ritmo de las embestidas del toro.

“¿Qué estoy haciendo…? ¿Qué nos estoy haciendo?” pensaba Nathan con tristeza, mientras que Antonio, curiosamente, pensaba exactamente lo mismo.


viernes, 26 de marzo de 2021

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 37: La traición al Fariseo Parte II

 Día 3 después de la primera aparición de la Brigada 731.


-Ya veo… ¿Tu deber también es ser un depredador sexual o eso lo haces gratuitamente?- los ojos de Jason se abrieron tanto como pudieron y su expresión se tornó ofendida.

-Yuri, esa es una acusación muy seria.- dijo Frank, igualmente sorprendido.

-Lo sé, amigo mío. Y afortunadamente me enteré antes de que Jason pudiera ejecutar la sentencia que le dio a Kae de abusar de ella. ¿O me lo vas a negar frente a tu Maestro?- el vigilante preguntó con desafío, los ojos dorados del NEXT supremos se clavaron en los del castaño, exigiendo una respuesta.

-No veo nada de malo en ello, si Deino ya se acostó con ella, ¿por qué no habría de hacerlo yo?- contestó furibundo, con la mandíbula apretada y con tintes de reto.

-Porque ella es una niña, imbécil. Y si llegas a tocarle tan sólo un cabello, juro ante Frank y Thanatos que va a ser lo último que hagas en vida.- respondió Yuri igualmente enojado y encendiéndose en su aura azul característica, furioso ante tanto cinismo y como nadie nunca lo había visto, ni siquiera Frank Martínez. Incluso Jason se sintió intimidado, dio un paso hacia atrás, tropezándose y cayendo sobre sus cuartos traseros.

-¡Basta!- exclamó el NEXT supremo, a lo que Yuri retrocedió y se obligó a tranquilizarse.- Por favor, Yuri, ve a investigar lo de la copia. Yo hablaré con Jason.-

-Frank, soy leal a ti, pero si este imbécil vuelve a tocar o intimidar de alguna manera a mis protegidos, me veré en la desafortunada necesidad de tomar cartas en el asunto.-

-No te preocupes por eso. Te aseguro que no volverá a pasar, me aseguraré de ello… cierra muy bien la puerta antes de salir.- la dorada mirada de Frank se tornó oscura y casi sanguinaria, volteó hacia Jason quien seguía en el piso con una expresión amarga y temerosa.- Él y yo vamos a conversar muy seriamente…-

-Te lo agradezco… amigo.- dijo, y volteó a ver una última vez al castaño con disgusto en la mirada, deseando que el castigo que ahora vendría, fuera lo más doloroso para él como fuera posible. Se colocó la máscara y salió de la oficina.


……………


-¿Qué sucedió ahí dentro?- preguntó Kaede, muy preocupada mientras juntaba los platos de la cena sobre la charola fuera de la bóveda de Deino.

-Escucha, voy a necesitar que seas extremadamente cautelosa de ahora en adelante. Ya leí el expediente de la Brigada 731 y por ahora, sólo podremos contar con lo que los héroes hagan con esa información. Permanece indiferente con respecto a ese tema ¿de acuerdo?- dijo Lunatic, y aún con su máscara se podía percibir su expresión de preocupación. La chica asintió, dispuesta a obedecer sus instrucciones sin rechistar, el vigilante la tomó por el brazo, ingresó nuevamente su código en la puerta de la bóveda y entraron para alejarse de oídos curiosos.- Ahora que estamos los tres, tengo que decirles lo que va a suceder ahora.-

-¿Está todo bien?- preguntó Deino, incómodo ante el tono de Yuri, quien se retiró la máscara y pasó su mano por entre sus cabellos, en una expresión de frustración.

-Voy a ser completamente sincero con ustedes, porque necesito que vayan haciéndose a la idea de que lo que nos espera desde este momento va a ser muy difícil.- les dijo el vigilante a las caras de los muchachos, que le miraban con preocupación y expectativa en la mirada.- Kae… cuando entraste a la oficina de Frank, ¿notaste que había un sensor en el marco de la puerta?- la chica lo pensó un momento.

-Sí, tenía una luz muy clara. Creo que es un sensor que activa la luz de la habitación ¿por qué?-

-Es un sensor de células NEXT. Frank sabe que alguien con poder de cambio de rostro y transmutación a arena estuvo en su oficina, también que se hizo una copia del expediente de los perfiles de la Brigada 731, como era de esperarse, ya fue notificado.- dijo con un pesado suspiro al final. El rostro de Origa Petrov se tornó más pálido de lo que ya era de por sí, reflejando a la perfección el nudo en el estómago y las náuseas que la noticia causó en Kaede Kaburagi.

-Entonces… ¿sabe que fui yo?- preguntó la chica con temor.

-Afortunadamente el ego de Frank es tan grande que no le permite concebir la idea de que alguien además de él, o su hermano, tengan la capacidad de poseer más de un poder, por lo que sospechan de dos personas, no una. Así que no estás en peligro, Jason quiso sembrar la sospecha de que pudieras haber sido tú, pero ya aclaré ese asunto. Les dije que ustedes dos son mis protegidos y que yo respondo por sus acciones. Es por eso que necesitas ser sumamente cautelosa de ahora en adelante, no puedes levantar ningún tipo de sospechas.- la voz de Yuri era imperativa, pero también muy protectora. La preocupación del hombre era genuina y Kaede lo comprendía. Ella asintió desesperadamente, limpiándose las lágrimas que ya empapaban sus mejillas.- Y sobre Jason, no tendrán que preocuparse más por él, ninguno de los dos. Frank se va a encargar de mantenerlo al margen.-

-Pero si no sospechan de Kae, los únicos con los mismos poderes son… Joseph y Carl.- decía Deino, dándose cuenta de la situación en la que eso dejaba a sus compañeros de grupo.

-Si ya sospechan de ellos, eso no va a terminar bien ¿cierto?- preguntó la chica con una desgarradora sensación de remordimiento.- Ellos van a pagar mis errores, por mi culpa los van a castigar… ¡No dejes que eso suceda! Por favor, te lo pido, Lunatic. Ayúdalos…- las lágrimas de Kaede se sentían terribles por la cantidad de sentimientos que éstas albergaban. Yuri sintió una punzada directo en el alma, tomó a la chica por los brazos, se hincó y la hizo verle a los ojos.

-Lo que hiciste fue un acto de gran valentía, Kae. Aunque tal vez no lo pareciera, estoy muy orgulloso de la iniciativa que tomaste, porque gracias a tus acciones, estoy seguro que los héroes acabarán esta guerra antes de que cobre más vidas NEXT y humanas. Fue algo muy arriesgado, no lo voy a negar, pero debido a ello al fin tenemos una posibilidad de ganar.- la chica asintió con mucha pesadez, intentando contener las lágrimas pero fallando al hacerlo. Yuri tomó aire de nuevo y suspiró, no era fácil explicarles lo que venía.- Hacer lo correcto, Kae, no siempre es fácil. Hay muchas cosas malas que suceden para poder lograr un bien mayor, y desafortunadamente, esta es una de esas ocasiones. Yo… voy a tener que tomar las vidas de Joseph y de Carl para que Frank no sospeche nada y podamos seguir con nuestro plan. A pesar de haber vivido como lo he hecho, de no ser ajeno a la sensación de tomar una vida, hoy me pesa terriblemente tener que hacerlo…-


Kaede y Deino se quedaron perplejos ante la imagen que tenían frente a ellos, no sabían cómo reaccionar ante el hombre frente a ellos. Yuri Petrov, quien en su papel de Lunatic tomaba las vidas de los criminales para enviarlas hacia su deidad y cimentar su supuesto camino de redención hacia su padre, lloraba arrodillado ante la joven imagen de su madre portada por la hija de Wild Tiger. Los adolescentes se miraron uno al otro. Deino que apenas podía mantenerse consciente, en un gran esfuerzo se levantó de su asiento y se arrodilló junto a Yuri para envolverlo en un abrazo. Kaede hizo lo mismo, tomó el rostro de Yuri y levantó su mentón para verle a los ojos con profundo cariño.

-Lamento haberte puesto en esta situación.- dijo mientras limpiaba una de las lágrimas del vigilante con el guante de su mano.

-Ustedes son la prueba que Thanatos me envía. Gracias a ustedes pude ver que el camino por el que caminaba no era el correcto. Me arrepiento profundamente de todos mis crímenes, y de los que voy a tener que cometer. Estaba tan ciego, arrebatando vidas que no me correspondía tomar como NEXT, sino juzgar como humano.-

-Aquí estaremos, cada vez que nos necesites, Lunatic. Apoyándote en lo mucho o poco que podamos hacer.- dijo Deino, con una expresión reconfortante ilustrada en su demacrado rostro.

-Lo que más me duele de todo esto, es que estoy traicionando al único y mejor amigo que he tenido jamás. Sé de primera mano que nada lo hará cambiar de opinión con respecto a sus planes o tomar otra dirección, sé que es lo suficientemente radical para morir por su causa, pero no significa que no sea doloroso estar elucubrando contraataques a su espalda. Y aunque él fue la única mano amiga que se me tendió en un momento de necesidad, su fracaso significa vida y prosperidad…-

-“Hacer lo correcto no siempre es fácil” ¿no?- dijo Kaede, parafraseándolo. Yuri sonrió tristemente.

-Thanatos habla con la verdad, y habla a través de ti.-


……………………….


Dolor. Uno muy profundo, pero no era por los golpes que laceraban sus costados, o por el ardor que sentía en los pómulos, ni siquiera por la herida abierta de su labio o la de su ceja que hacía que brotara abundante sangre. Eran las palabras de su Maestro lo que lastimaban a Jason. “¿Cómo pudiste?”, “Yuri Petrov es mi amigo desde antes de que nacieras”, “Él será mi sucesor si yo llegase a faltar”... ¿Cómo es que el NEXT Supremo no se diera cuenta del traidor que se paseaba con total libertad frente a sus narices? Jason lo tenía muy claro, y aunque él mismo no tenía ninguna prueba o evidencia en contra del vigilante, su sospecha era más que suficiente para inculparlo y a sus pequeños esbirros.

Además, se había interpuesto en sus planes con Kae. ¿Quién demonios se creía para decidir con quién podía involucrarse y con quién no? Jason siempre había estado interesado en las chicas considerablemente menores que él, y antes del declive de sus poderes, la muerte de su padre y su incursión en Ouroboros, sólo bastaba con hablarles bonito y decirles que eran “muy maduras para su edad”. Esa frase era infalible, y siempre caían rendidas a sus pies. Pero ahora todo era muy distinto, ya no era el pobrecito NEXT al que sus compañeros de curso molestaban en la cafetería, sino que ahora tenía un puesto importante y una posición de poder que pensaba explotar lo más que pudiera.

Ya ni tenía que perder el tiempo en hacer una labor de conquista, sino que simplemente una orden suya era suficiente como para que las jóvenes de doce a quince años de los grupos Noviembre 1, Sierra 1 y Tango 2, hicieran lo que se les comandaba.

-¡¿Me estás escuchando?!- bramó Frank, molesto mientras asestaba una patada recia a Jason, quien yacía en el piso perdido en sus propios pensamientos.- Ya sospechaba de tus conductas inapropiadas con algunas de las jóvenes de los grupos bajos, pero te prohíbo rotundamente acercarte de esa manera a la ahijada de Yuri… lo demás sigue siendo tu problema, pero no te busques conflictos con él, porque si lo haces, y te lo advierto de una vez, yo no voy a interceder por ti. ¿Está claro?-

-Maestro, yo sé que Yuri Petrov esconde algo…- decía Jason, convencido de cada palabra, pero un golpe en seco de Frank en la cara lo hizo callar.

-¡Es suficiente! No voy a permitir que intentes difamar al que fue, es y seguirá siendo creación de mi propia mano. No te voy a dar más explicaciones, y mucho menos justificarme ante ti. Sigue haciendo lo que quieras con quien quieras, pero a Yuri y sobre todo a mí, nos vas a mostrar el respeto que merecemos. Es mi última palabra sobre el tema. ¿Te queda claro o necesitaré otro segundo al mando?- finalizó el NEXT Supremo mientras tomaba asiento con indiferencia tras su escritorio.

-Sí, Maestro…- decía en un resignado jadeo, al mismo tiempo que intentaba ponerse de pie tras la golpiza que le acababan de propinar.

-Bien. Sal y dile a Yuri que una vez que ubique a los traidores, le diga a su ahijada que reúna a todos los militantes en el Vínculo. Vamos a hacer una ejecución pública, eso es lo que le sucede a cualquiera que se atreva a desafiarme ¿Estamos en lo correcto, cierto, Jason?.-

-Correcto, Maestro.- asintió pesadamente, intentando no pensar demasiado en la advertencia pasivo agresiva que recibía. Acto seguido, salió de la habitación, sosteniendo con dificultad su lacerado cuerpo.



Una vez recibidas sus instrucciones (e intentando mantenerse ecuánime ante el gusto que le provocaba ver a Jason malherido), Yuri ubicó de manera sigilosa a Joseph Hex y Carl Briyam. A pesar de que la situación le exigía comportarse como depredador, contrariamente se sentía la presa. En aras de mantener su fachada y comprarles a los héroes el máximo de tiempo que le fuera posible para planear y ejecutar un contraataque, tendría que tomar las vidas de dos hombres inocentes, porque si bien Yuri tenía entendido que anteriormente ambos se dedicaban a robos menores para su propia supervivencia, tenía claro que no se trataba de criminales o NEXTs fanáticos. Simplemente habían tenido una racha de malas decisiones y poca suerte por la vida.

Lunatic también hizo los preparativos necesarios junto a Kaede para reunir en el menor tiempo posible a la totalidad de militantes de Ouroboros dentro del Vínculo, expectante de lo que tendría que hacer. Sospechaba que Frank quería enviar un mensaje ejecutando a los dos NEXT en público, pero rezaba para que su corazonada no fuera más que eso.

El Vínculo estaba rebosante, se escuchaban ciertas voces preguntándose el motivo de la reunión a horas avanzadas de la noche, expectantes de la situación.

Repentinamente el silencio se hizo presente, todos mostrando respeto (y miedo en la mayoría de los casos) hacia Frank Martínez, quien entraba con paso firme pero calmado al Vínculo; cada paso que daba era galante y altivo, y despertaba cierto temor en casi todos los reunidos. Atravesó la cuasi congragación de NEXTs y llegó a su usual podio, Jason se colocó a un lado de él, junto con Lunatic y Kaede, quien veía con asombro el estado en el que se encontraba el castaño. Keyes volteó hacia ella y le dirigió una mirada furibunda. Aun cuando el vigilante le había prometido que Frank se aseguraría que no hubieran más roces entre el segundo al mando y ella, Kae sintió esa mirada como una sentencia.

-¿Algún problema, Jason?- preguntó fríamente Lunatic, sin despegar los ojos de la audiencia frente a ellos. El castaño se espabiló y dirigió su malévola mirada al vigilante.

-No sé lo que estén tramando tú y tus pequeños esbirros, pero lo voy a averiguar y entonces, el Maestro sabrá quién eres en verdad.- Yuri volteó tranquilamente, los ojos de la máscara de Lunatic se clavaron directo en los de Jason, quien se sintió intimidado pero logró disimularlo. Jason se acercó levemente y sonriendo, le susurró a la altura de la oreja.- Puede que hayas logrado engañarlo con toda esa basura sobre Thanatos, pero yo no soy ningún idiota, voy a desenmascararte… Juez.-

-Si lo que acabo de escuchar no lo malinterpreto y es, en efecto, una amenaza, entonces te exhorto enérgicamente a que hagas lo que tengas que hacer.- decía el vigilante en un tono bastante amable y cálido, se acercó igualmente a la oreja de Jason, y también le susurró una respuesta.- Rétame, y lo que Frank te hizo hoy serán cosquillas comparado con lo que te haré yo. Dame el gusto de matarte con mis propias manos.- la sonrisa del castaño se desvaneció enseguida, dejando una expresión de disgusto y temor. Ambos se irguieron y guardaron silencio ante las palabras de su Maestro.


-Compañeros, hermanos míos, hijos del Supremo Creador, benditos con el gen del ser evolucionado… Hoy me encuentro ante ustedes molesto y con el corazón roto. Ouroboros los ha acogido a muchos de ustedes en su momento más oscuro, en su situación de necesidad, y los recibimos como uno más de nuestra gloriosa estirpe. Les he curado los malestares, les refugié bajo un techo, les proveí cama, cobijo y alimento. Pero para algunos de ustedes eso no fue suficiente y decidieron escoger el camino de la traición, de la alianza humana… hemos descubierto a un par de lobos disfrazados de ovejas, dos traidores que caminan entre nosotros.- la gente hizo una expresión unísona de asombro, murmuraban por lo bajo y especulaban sobre las palabras de Frank, incrédulos ante el anuncio. El líder de Ouroboros le hizo una señal a Yuri para que se aproximara a él, y le preguntó en voz baja alejándose del micrófono de su podio.- ¿Encontraste la copia?-

-Sí, la tenían en un pendrive marcado, me encargué personalmente de destruirlo. Es altamente probable que sus intenciones hubieran sido venderlo a los héroes. De todos modos no veo caso interrogarles al respecto, sé que lo negarán todo y al final del día, nuestra victoria… tu victoria está asegurada.- dijo Yuri, con seguridad convincente para evitar que Frank hiciera hablar a los dos NEXTs inculpados, quienes no tenían ni la menor idea de lo que sucedía y estaban tan desconcertados como el resto. Martínez asintió sonriendo motivado por las palabras de su amigo, volvió a la altura del micrófono.

-Dos sujetos se infiltraron en mi oficina, que por sí solo, eso ya es un delito muy grave, pero no conformes con ello, realizaron una copia no permitida de un expediente muy importante con toda la intención de venderlo a la primera Liga de Héroes de Sternbild. ¿Ustedes creen, hermanos míos, que estos dos NEXT son dignos de seguir llamándose así? ¿Qué acaso son merecedores de respirar el mismo aire que nosotros?- una estrepitosa negativa sonó a través de todo el Vínculo, la gente gritaba y manoteaba enojada por la existencia de los traidores.- ¡Nuestro propósito jamás tendrá precio! Jason, trae ante mí a los traidores: ¡Joseph Hex y Carl Briyam!-


Al castaño se le olvidó por un momento lo lastimado que se encontraba y en su rostro se dibujó una sonrisa maquiavélica. Se irguió y caminó con paso depredador hasta uno de los extremos del Vínculo, donde a Joseph y Carl ya los rodeaban, empujándolos con miradas despectivas.

-¿Qué hiciste, Carl?- preguntaba temeroso Joseph, mientras se colocaban espalda con espalda para evitar un ataque trasero.

-Yo no hice nada, no sé qué está pasando…- contestó su amigo, recibiendo una patada de algún NEXT molesto de alrededor. Ambos temblaban ignorantes de su situación, sintiendo el desprecio y la estridente hostilidad hacia ellos.

De entre la furibunda multitud, Jason se abría paso con maldad en la mirada y sed de sangre, alzó ambos brazos apuntando directamente a los hombres y colocó campos de fuerza alrededor de sus cuellos lo suficientemente tensos para hacerlos levitar en el aire entre la gente, quienes les arrojaban basura y les escupían conforme iban avanzando hasta el frente del Vínculo, forcejeando fútilmente con la invisible fuerza que les impedía respirar. Una vez colocados en el centro del escenario, Jason fijó su mirada en los dos hombres que tenía su merced, se retorcían en un intento por liberarse del agarre, el castaño se dirigió a Frank, casi salivando.

-Maestro, pido tu permiso y tu bendición para asesinar a estas escorias.- la mirada de Keyes era vacía, su mente estaba elevada hacia el profundo éxtasis que le provocaba el sufrimiento de los demás. Su Maestro le miró sonriente, y lo devolvió súbitamente a la realidad.

-Tu papel aquí, es simplemente sostener a estos traidores mientras se enfrentan a las consecuencias de su desafío hacia mí.- Keyes se sintió avergonzado y enfurecido ante la respuesta de Frank, se resignó a su mediocre participación y miró con desprecio a Lunatic, quien seguía al costado del NEXT Supremo. Éste se aclaró la garganta y se acercó al micrófono.- Pero mis hermanos, no se aflijan, que de todo lo malo, el Creador nos da la oportunidad de aprovechar la enseñanza y el aprendizaje para convertirlo en posibilidades y hechos. Hoy, con el descubrimiento de este par de sanguijuelas, he decidido darle a mi mejor amigo el papel que siempre ha merecido: Lunatic, a partir de este momento eres el Ejecutor Supremo. A través de ti, el Creador y yo plasmaremos nuestra visión de esta nueva era. Tú serás el hierro con el que se forjará el nuevo mundo. Ouroboros… ¡Arrodíllense ante mí y ante su nuevo Ejecutor Supremo!-


La multitud obedeció al unísono y se arrodilló ante las dos figuras más poderosas que Ouroboros les presentaba, mostrando respeto y bastante temor. Lunatic hizo lo propio, se arrodilló ante el Maestro.

-Gracias por este honor, juro por mi vida que no te defraudaré.- decía mientras sentía cómo sus interiores ardían ante la traición que cometía.

-Júramelo… por Thanatos.- respondió Frank, secamente. Yuri sintió una punzada en el estómago, jurar en nombre de su fe era algo que no podía hacer, y Frank sabía muy bien que eso lo condicionaría estrictamente al propósito que tenía planeado para él como Ejecutor Supremo. “Perdóname, señor” pensó para sus adentros y continuo, ahogando una lágrima.

-Te lo juro, por Thanatos. Que dedicaré mi vida a tu visión.-

-Excelente, porque esta es tu prueba final, mi amigo…- dijo en voz baja, para después girarse hacia la audiencia, arrodillada aún y expectante.- Lunatic, envía estas almas hacia el Creador. ¡Que reciban justo castigo en el reino eterno! ¡Que expíen sus pecados ante la divinidad misma! ¡Que ardan!-

Yuri se levantó de golpe, sentía un hueco en su interior, su respiración comenzaba a hiperventilar pero se obligó a calmarse. Una mezcla de sentimientos arrasó con su cabeza, enojo, frustración, culpa, desolación… se encendió en un violento azul, el calor que sus flamas desprendían se podía sentir en toda la extensión del Vínculo. “Lo siento tanto…” pensó antes de concentrar en su palma una llama tan ardiente que inclusive a él le quemaba.

Entre más intenso el fuego, sería menos el tiempo de martirio al que sometería a los dos inocentes que colgaban con desesperación sobre ellos. Lanzó la llamarada, los gritos de los hombres era desgarrador, pero la vista era aún peor.

Kaede, desde un costado del escenario veía cómo la carne se desprendía de los cuerpos, pero el calor hacía que se volviera ceniza casi enseguida, los rostros de los hombres se desfiguraron en una expresión de dolor e incertidumbre y sus restos sólo volaban entre las corrientes de viento dentro del Vínculo. En realidad, la ejecución fue muy rápida, pero los segundos por alguna razón corrían más lento, casi eternos en acabar, o al menos así le pareció a la chica.

La joven Kaburagi cubrió sus ojos con sus manos, intentando deshacerse de la imagen mental que parecía haberse tatuado en su subconsciente.

-Eso no es nada comparado con lo que te haré cuando descubra cuál es tu juego. Disfruta mientras aún tienes a tu perro guardián cuidándote las espaldas.- le dijo Jason en voz baja, riendo entretenido ante la expresión de horror de la chica.


-Mañana será nuestro día, Ouroboros. ¡Mañana, Sternbild caerá sometida ante la evolución! ¡La tentación susurra con ganas de revolución…!- gritó Frank, excitado ante su proclamación.

-¡… y nosotros seremos quienes lleven el estandarte!- exclamó la multitud.

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 36: La traición al Fariseo Parte I

Día 3 después de la primera aparición de la Brigada 731.


La brisa del viento chocaba contra las suaves mejillas del ajeno rostro que portaba Kaede Kaburagi; la brisa era fría y triste, aunque sabía que tenía que darse prisa para regresar al cuartel general de Ouroboros, y aun cuando corría a toda velocidad para llegar a su destino, era un destino en el que definitivamente no deseaba estar. No quería enfrentar la terrible sentencia de Jason Keyes, después de todo no había nadie que pudiera protegerla dentro de los dormitorios del cuartel general de Ouroboros, y tratándose del segundo al mando, Kaede sabía que ella misma era miles de veces más prescindible para el NEXT Supremo.


-¿Kae?- la chica venía inmersa en sus pensamientos, que no se dio cuenta que ya había llegado a la zona de contenedores, muy cerca de la fábrica. La voz que la llamaba era suave y protectora.- ¿Te encuentras bien? ¿Por qué tienes otro rostro? Si no fuera por el traje, debajo de tu ropa, no te hubiera reconocido.- Kaede cayó en cuenta que no había regresado al rostro de Origa Petrov, así que se concentró y lo hizo.

-Lunatic… yo….- la chica inhaló y suspiró profundamente, tomando valor.- Necesito contarte sobre hoy… todo lo que sucedió.- dijo, y al fin, rompió en llanto. Un llanto sórdido y desesperado del que salían abundantes lágrimas y jadeos consternados. Yuri se petrificó un momento sin saber qué hacer o cómo reaccionar, especialmente porque el rostro que lloraba era el de su madre y ese mismo hecho lo hacía angustiarse aún más; él mismo estaba a punto de reprender a la joven NEXT por ser descuidada, pero frenó sus intenciones en seco y adoptó una postura más relajada, dispuesto a escuchar todo lo que Kaede tenía para decir.

-¿Qué sucedió…?- preguntó el vigilante mientras se hincaba a la altura de la chica, tomó su mano y la envolvió entre las suyas, intentando tranquilizar a la chica para que su respiración se normalizara y no hiperventilara. Sin embargo, al instante sonó un tintineo en su reloj de muñeca. Era una alarma que indicaban las cinco para las siete de la tarde, la cena estaba a punto de servirse y Kaede tenía que tomar asistencia tal y como lo hacía Deino anteriormente.- Vamos adentro, si no llegamos a tiempo levantaremos sospechas. Haz tus tareas y cuando le lleves a Deino la cena nos quedaremos ahí y cenaremos con él. Dentro de la cámara donde está nadie nos escuchará y podrás contarnos lo que desees sin preocuparnos por oídos curiosos ¿de acuerdo?- la chica asintió, mientras se obligaba a tranquilizarse.

-Sí, Lunatic.- dijo finalmente, se limpió las lágrimas del rostro y ambos tomaron camino recto hacia El Vínculo.


La chica tomó la asistencia tan rápido como lo había hecho horas antes en el sermón del líder y NEXT Supremo de Ouroboros, Frank Martínez. Lunatic la veía trabajar de manera pulcra desde la esquina del gran comedor subterráneo en el segundo nivel, supervisando que cada grupo se sentara en su lugar designado y el orden del servido de la cena con el personal de cocina; primero los grupos de élite y después todos los demás. Claro que Frank y Jason eran atendidos de manera especial dentro de la oficina del líder de Ouroboros.

El vigilante observaba con entretenimiento el movimiento de los grupos dentro del salón, los NEXTs se alimentaban vorazmente y se marchaban a los dormitorios o al Vínculo a entrenar. Había muchas personas jóvenes, prácticamente niños que, como una vez Deino le explicó, no tenían a dónde ir o una familia en quién apoyarse; la idea de un refugio cálido, techado, con una cama propia y comida caliente todos los días era más de lo que podían pedir, por lo que daban su lealtad y depositaban una fe ciega y resignada a los deseos de aquel que los acogió. Le llamaba particularmente la atención que en el grupo Beta 2 había un par de hermanos gemelos, de no más de 8 años de edad, sonrientes y de mirada inocente pero con un poder que sólo podría describirse como sádico, en donde tan sólo con la mirada, hacían que la cabeza de un humano explotara de una manera terrorífica y escandalosa. Y así como ellos, habían muchos otros niños abandonados por sus familias, desechados como si de cualquier cosa se tratara o exiliados con terrible indiferencia de sus comunidades. Esa idea a Yuri le llenaba de ira, comprendía desde cierto punto las acciones de Frank y el odio de muchos de los otros militantes de la Organización hacia los humanos. Pero también comprendía que Kaede estaba en lo correcto, la bondad era mucha más en el mundo, aunque a veces se viera opacada por otra tanta maldad.


-He terminado aquí, Lunatic. Ya pedí en la cocina que nos envíen la cena al cuarto de Deino.- dijo la chica mientras acomodaba un paquete rojo bajo su brazo.

-¿Qué llevas ahí?- preguntó Yuri.

-Un botiquín. No voy a poder hacer mucho con esto, mas que darle unos analgésicos y ponerle unas vendas para hacer presión…- respondió con cierta tristeza y una intensa aura de impotencia.

-¿Pero por qué? ¿Qué le sucedió a Deino?- preguntó con preocupación al ver la amarga expresión de su joven apadrinada.

-En la mañana lo encontré muy mal, deliraba de cansancio y dolor… no ha podido avanzar demasiado en la fabricación de monedas, en la mañana tenía unas 95 hechas. Jason lo reprimió por eso, incluso a mí por defenderlo me asestó un golpe, pero a Deino creo que le fracturó una costilla y el Maestro se rehúsa a curarlo hasta que finalice con su tarea.-

A Lunatic le hervía la sangre escuchar aquello, pensaba en alguna forma de acabar con todo el terror que Frank estaba sembrando, pero el constante asecho y desconfianza del segundo al mando no le daba la libertad que se imaginaba que tendría para poder atacar primero. Sacudió la cabeza en señal de desaprobación, tomó la mano de Kaede y caminó hacia las escaleras para descender al tercer nivel.

La cena ya los esperaba en una bandeja junto al acceso a la cámara/bóveda en la que Deino estaba recluido, ningún NEXT ajeno a los líderes, asistentes o investigadores tenía permitido el acceso a esas instalaciones, o a ninguno de los cuartos de ese nivel. Kaede jaló la bandeja mientras Yuri abría la puerta con su código especial y ambos entraron. Pero la imagen que vieron no fue nada reconfortante. El chico dentro se encontraba demacrado, cansado y sangraba por la nariz de manera escandalosa, Kaede tomó rápidamente el botiquín y se abalanzó a auxiliarlo, Yuri se aseguró de cerrar la puerta y ayudó a la chica a limpiar la sangre y en vendar al débil muchacho. Una vez una poco más espabilado, se apoyó en ambos pares de brazos que lo sostenían y volvió a tomar asiento.

Lunatic se asomó al contenedor, era obvio el porqué del desgaste del chico. Kaede le había dicho que en la mañana habían aproximadamente 95 monedas, sin embargo, ahora se divisaban alrededor de 500. Deino estaba llegando a su límite, y eso al parecer no le importaba a nadie más que a ellos.

-Te trajimos la cena.- dijo Kaede en un tono de voz reconfortante mientras acercaba un vaso con agua a los labios del muchacho.

-Gracias por acompañarme, me hace muy feliz verlos.- respondió con una sonrisa cansada, con brillo en sus demacrados ojos.

-¿Cómo te sientes, Deino?- preguntó el vigilante, mientras se retiraba la máscara.

-He estado mejor.- dijo riendo levemente.

-Me alegro que por lo menos tu humor sigue intacto.- respondió Yuri sonriendo igualmente. Pensaba en la valentía del chico, era poco más que evidente que estaba muriéndose en vida, explotado por una causa errada y fanática, y aun así encontraba fuerzas para recibirlos con una sonrisa. Su fortaleza era digna de admirarse.- Hemos venido para hablar sobre unas cosas que Kae quiere contarnos.-

-Sí… sucedieron algunas cosas hoy, que con suerte significarán el final de todo esto. Escuchen…- decía la joven Kaburagi, mientras continuaba con su relato y ambos la escuchaban con atención y detenimiento mientras cenaban.


……………


-¿Hiciste qué cosa?- bramó Yuri levantándose de golpe de su asiento, asustado ante la posibilidad de que descubrieran a Kaede.- ¿Pero cómo pudiste arriesgarte de esa manera? ¿Sabes lo que te haría el desgraciado de Jason si descubre que hiciste la copia de ese archivo?-

-Esa es otra cuestión… no tengo que imaginármelo.- respondió resignada y con una sensación de asco.

-¿A qué te refieres?- preguntó Deino confundido.

-Él cree que Deino y yo… bueno, que tuvimos… intimidad.- decía sonrojada, el joven también se tornó colorado de rostro.- Y dice que si Deino ya estuvo conmigo, él también lo hará. Incluso… me tocó.- 

-¡¿Qué te hizo ese hijo de la gran puta?!- exclamó Yuri, verdaderamente furibundo y con un lenguaje que nunca había utilizado en su vida. Kaede cayó en cuenta de lo que había dicho y se corrigió rápidamente antes de que los ánimos de Lunatic se calentaran más.

-¡No es lo que piensas! Me estaba reclamando que llegué un par de minutos tarde al sermón y yo le contesté de mala manera. Dijo que mi carácter le gustaba y que lo encontraba… “excitante” y rozó mi cadera con su mano. Sólo eso.- soltó un pesado suspiro reprimiendo sus ganas de estallar en llanto.- No justifico que me haya tocado, pero afortunadamente no pasó a más. Lo que sí es que me dio a entender que lo iba a hacer… que me iba a forzar a…- la mano del vigilante se posó en el hombro de la chica, quien bajaba la cabeza, intentando mantener la compostura.

-Aunque te hubiera tocado tan siquiera un solo cabello, Kae. Ese maldito infeliz me las va a pagar.... No quiero que te preocupes más por él en ese aspecto, se lo prometí a tu padre y te lo prometo a ti: vas a estar a salvo así me cueste la vida ¿Me entendiste?- la chica vio con ojos acuosos a los del hombre quien la observaba con absoluta convicción de lo que decía y asintió.-No voy a permitir que ninguno de los dos vuelva a ser maltratado por ese imbécil. Yo me encargo de ese tema.-

-Por favor, Lunatic. Debes protegerla, yo… ahora no puedo hacer nada, no tengo cómo…- decía Deino, llorando con preocupación. El vigilante asintió y lo miró, haciéndole saber que todo iba a estar bien. Luego se obligó a tranquilizarse y tomó asiento nuevamente, respirando profundo y concentrándose en el primer problema.


-Kae, me dijiste que para no dejar evidencia de la copia que hiciste del expediente de la Brigada 731, lo escaneaste y guardaste directamente en un pendrive ¿cierto?- preguntó Yuri con cierta ansiedad, la chica asintió.

-Así es, para que no hubiera evidencia digital.-

-Entonces me imagino que también desconectaste la impresora de la red ¿verdad? ¿No la dejaste con conexión a la intranet de Ouroboros?- Kaede sintió que el corazón se le detuvo por un momento y sintió un violento vacío en el estómago. Abrió los ojos con incredulidad mientras éstos se llenaban de lágrimas y cubrió su boca con su mano, intentando articular alguna respuesta, pero ningún sonido salía de su garganta. El vigilante se percató enseguida de que, a pesar de no tener respuesta clara a su pregunta, ésta era obvia. Se dio cuenta que algún regaño o llamado de atención era inútil en aquel momento y con pesadez suspiró mientras su cerebro trabajaba a máxima capacidad para idear algún plan para seguir manteniendo la fachada de la chica.

-Perdóname…- respondió la chica con un llanto ahogado.

-Por ahora sólo necesito que permanezcas tranquila y, sobre todo, indiferente hacia cualquier insinuación de sospecha. Tú no sabes nada, ni has visto nada, ni hiciste nada ¿de acuerdo?- bramó Yuri molesto, aunque su molestia más bien se debía a que no sabía qué hacer cuando la Brigada 731 notificara a Frank y Jason sobre la copia ilegal del expediente.

-¿Qué planeas hacer?- preguntó el chico, cansado y con energía apenas suficiente para alimentarse y seguir el hilo de la conversación.

-Voy a ver si averiguo algo. Ustedes quédense, les avisaré si es seguro continuar aquí.-


…………………


A pesar de que Yuri Petrov estaba convencido de que no sólo los héroes de la Primera Liga Sternbild iban a tener un papel de suma importancia en la revolución que se avecinaba, sino también la pequeña resistencia dentro de las filas enemigas que se había formado de la triada de Kaede, Deino y él, no podía dejar de sentirse preocupado, y hasta cierto punto incómodo, de que tanto peso recayera sobre los hombros de un par de niños. Y además él era responsable por la vida de aquellos muchachos. “Thanatos, dame fuerza para llevar a cabo tus deseos, de preservar la vida, de cambiar nuestro mundo…” pensaba con pesadez, intentando sacar fuerza de su fe, de su Dios.

-Lunatic.- una voz muy familiar escupió su nombre con desdén, pero al mismo tiempo en su rostro estaba dibujada una sonrisa entintada de malicia.

-¿En qué te puedo ayudar, Jason?- contestó Yuri indiferente, aunque en su mente sonaba una voz que le repetía mil veces “lo sabe”.

-Afortunadamente, a mí en nada. Pero el Maestro quiere verte en su oficina. Necesitamos discutir algo contigo. Ahora.- espetó el castaño, a lo que el vigilante asintió calmadamente y caminó unos metros desde la puerta de la bóveda de Deino hasta la oficina de Frank. Dentro le esperaba el NEXT supremo, mirando una pantalla frente a él, se notaba molesto. El vigilante se retiró la máscara y la puso frente a su amigo, aquel amigo al que estaba traicionando.

-¿Qué es lo que te atormenta, Frank?- preguntó Yuri, mirando fijamente a los dorados y ojerosos ojos de Martínez. Jason hizo una mueca de disgusto, Yuri era la única persona que se dirigía al Maestro por su nombre y eso le parecía desagradable.

-Amigo mío, hay un infiltrado, un traidor que camina libremente entre nosotros.- espetó con molestia el moreno, el vigilante plasmó con pulcritud su rostro con sorpresa y molestia, como si de verdad le causara impresión la noticia que recibía.- Nico Rosberg, el segundo al mando de Vaako Kovalevskaya, me acaba de informar que se hizo una copia no autorizada del expediente de los perfiles de la Brigada 731. Necesito que me ayudes a hacer que el miserable traidor deje de burlarse de nosotros.- dijo seriamente, buscó en uno de los cajones de su escritorio y le entregó una carpeta de color verde fluorescente donde se leía “CONFIDENCIAL: PERFILES B731”.

-¿Aquí viene toda la información de la Brigada?- pregunto Yuri, recibiendo el expediente a lo que Frank asintió.-¿Me permites leerlo? Si voy a indagar por una copia, necesito saber lo que estoy buscando.-

-No dejaría a nadie más que a ti o a Jason leer esta información. Adelante, mi amigo.-


Yuri no lo podía creer, aunque afortunadamente la información que estaba en sus manos ya también estaba en poder de los héroes, era escalofriante la cantidad de poder y motivación que la Brigada 731 desplegaba con tan sólo diez miembros. Pero lo que más le desconcertaba era que hasta apenas en ese mismo instante, él mismo se estaba enterando de la descripción y perfiles de esta organización secundaria paramilitar, cuando ellos mismos se encontraban bajo amenaza del estandarte de Lunatic. ¿Es decir que las órdenes que seguían estaban cimentadas en miedo? Cada historia de cada miembro era profundamente dolorosa, era como si cada uno hubiera sido especialmente elegido por su martirizante contexto. Ellos no compartían la ideología radical de Martínez, sino que éste los controlaba amenazando al resto de la triada de los Sun On Yee… la propia idea le asqueaba, su ser del pasado era tan admirado por cientos de personas y temido por miles. Yuri nunca se detuvo a pensar que su personaje, Lunatic, no sólo era temido por criminales, sino por inocentes que eran erróneamente fichados como tal. Sintió una punzada en su pecho y una repentina urgencia de llorar pero se reprimió con gran disciplina, sabiendo que su escarmiento vendría después.

-¿Entonces los tienes amenazados?- preguntó mientras fingía admiración de manera excelente.

-Siento que hasta ahora lo sepas, pero cuando los amenacé con la Primera Liga de Héroes de Sternbild hasta a mí me dio risa. Esos héroes no son nada a comparación del poder que la Brigada tiene. Una de sus principales desventajas es que los héroes compiten entre ellos por un estúpido marcador, mientras que la Brigada funciona en equipo con la precisión de un reloj suizo: por separado son peligrosos, pero juntos son letales.- suspiró el moreno con cierto orgullo.- La única manera de controlarlos era someterlos ante un poder mayor, y ese eres tú. Implacable y tenaz, mi amigo. No tienen oportunidad si la amenaza eres tú, y ellos lo saben perfectamente.- Yuri asintió, fingiendo sentirse halagado.

-Y sobre la copia, ¿tienes algún sospechoso sobre quién podría hallar uso para esta información?-

-Hay algunos… Tengo la corazonada de que quien haya sido el responsable, quiere entregar la información a Hero TV. Yuri, entiendes que eso datos no pueden llegar a manos de los Héroes de la Primera Liga. Es claro que están destinados a fracasar en esta guerra, pero tampoco necesitamos que se sientan en ventaja y ralenticen nuestros planes.- el moreno hizo un desdén y bufó molesto.- ¿Ves la pequeña luz en el marco de la puerta? Es un sensor de células, escanea con precisión las células NEXT o humanas de todo aquel que cruce la puerta, y momentos antes de que se hiciera la copia registró dos tipos diferentes de habilidades: imitación facial y transmutación a arena. Estoy pensando en Joseph Hex y Carl Briyam del grupo Whiskey 3.-

-Muy bien, iré a investigar ahora mismo.- Yuri se levantó del asiento, tomó su máscara del escritorio y dio media vuelta dispuesto a salir de la oficina de Frank.

-Maestro, no podemos olvidar que su nueva asistente administrativa, también de Whiskey 3, tiene los mismos poderes que Carl Briyam. ¿Y si se trató de ella y Joseph Hex?- la voz de Jason sonaba malsana y cizañera, sus labios tenían una muy sutil sonrisa. Yuri se percató de que su cercanía a Kaede despertaba las malas intenciones de Keyes.- La bitácora registró la copia del expediente minutos antes de que se reuniera con nosotros en su sermón, Maestro. Creo que yo personalmente debería encargarme de su interrogatorio…-

-Ella no va a ser sometida a ningún interrogatorio, y menos tuyo.- la voz de Yuri resonó como un rugido por la habitación, empapado de enojo. Frank se sorprendió.

-Tienes que admitir que también es sospechosa, Yuri. ¿Por qué no quieres que Jason la investigue?- preguntó el NEXT supremo con desconcierto.

-Porque no pienso que sea sospechosa, adopté como mis protegidos a Kae y Deino, les estoy llevando por el camino de Thanatos, Frank. Vi en Kae la misma pasión que tú viste cuando la aceptaste en Ouroboros, y me responsabilizo por todas sus acciones. Sus mentes aún son jóvenes y pueden ser adoctrinadas por la palabra suprema con rapidez.- Martínez se sorprendió ante tal aseveración.

-¿Tanto confías en ella?- preguntó.

-¿Recuerdas cuando tú me acogiste hace tantos años? Estoy poniendo en práctica tus enseñanzas, y si queremos que este mundo podrido cambie, quiero hacerlo tal y como me lo enseñaste.- dijo Yuri mientras colocaba su mano en el hombro del moreno, que dejándose llevar por la labia de su amigo y sintiendo su ego de NEXT supremo halagado, le concedió la razón.

-Thanatos habla con la verdad, Yuri. Y si es el camino que te mostró, estoy de acuerdo, confío plenamente en tu juicio.- decía Frank, orgulloso del hombre de cabello claro que tenía frente a él. Jason por detrás bufaba molesto, disgustado ante la confianza que el vigilante y su Maestro se tenían.

-Por otro lado, Frank, quisiera comentarte otro problema que tengo con respecto a mis protegidos. Hubiera querido decírtelo a solas, pero me parece que dada las sospechas de Jason, este es un buen momento.- el moreno se extrañó pero asintió cediéndole la palabra a Yuri.- Me ha llamado la atención que cada vez que veo a Deino, está en peor estado. Sé que hacer el nuevo tipo de cambio para la era gloriosa que tenemos al frente es desgastante para él, pero pienso que es innecesario que Jason lo golpeé cada vez que tiene oportunidad. Así se concentraría menos en la costilla rota que tiene ahora y más en las monedas que necesita fabricar. ¿No te parece, Jason?- la mirada del vigilante se clavó como dagas filosas en los ojos del castaño.

-Simplemente le recuerdo cuál es su deber, nada más.- bramó.

-Ya veo… ¿Tu deber también es ser un depredador sexual o eso lo haces gratuitamente?- los ojos de Jason se abrieron tanto como pudieron y su expresión se tornó ofendida.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 27: La doliente.

Día 1 después de la primera aparición de la Brigada 731.

-Déjame ver si entendí bien: después de todo este discurso de casi…- Frank miró su reloj de muñeca y recordó la última hora que le vio.- … treinta y cinco minutos, lo que me quieres pedir es que te deje salir a ti y a la nueva chica que va a ser la asistente general para pasar la noche juntos ¿cierto?-
-Sí, señor.- dijo Deino un poco avergonzado. Además de que no había tomado consciencia del tiempo que le había tomado explicar su petición, o mejor dicho, balbucear y divagar.
-¿Por qué lo haría? ¿Por qué debería dejarlos pasar la noche fuera? Dame una buena razón.- el líder de Ouroboros miraba de forma desafiante al muchacho, y aunque éste sentía un escalofrío recorrer todo su cuerpo, se tranquilizó y lo disimuló perfectamente.
-Señor… yo la quiero.- tomó aire y suspiró.- Hoy en la mañana cuando fuimos a dar un paseo y alejado de todos me dijo que tendría que encerrarme para que nadie se sintiera tentado con el material precioso que voy a crear, y con la guerra que se avecina, sé que no podré verla en un tiempo. Por eso le pido que nos autorice salir sólo por esta noche, quiero enseñarle también lo que usted me enseñó a mí la primera vez que me encontró, la vez que había huido de mi comunidad y estaba malherido, aquella que con sus dones me curó. Quiero que Kae aprenda a ver el mundo con los mismos ojos que nosotros, Maestro.-

Deino miró al mayor de los Martínez con ojos húmedos, le suplicó haciendo uso y gala de aquellos iris grisáceos.
-Esa no es una razón lo suficientemente buena, Deino. Eso es un capricho.- respondió el líder con indiferencia.
-¿Maestro…?- Deino se sintió derrotado y dejó caer sus hombros.
-Pero lo acepto. A pesar de lo que sucedió esta mañana respecto al correctivo que te proporcioné, confío en ti y en tu capacidad de juzgar a la gente. No es algo que haga con frecuencia, así que espero que sepas lo que conlleva, es una responsabilidad que necesita ser apreciada.- el chico sintió una punzada en el estómago y un nudo en su garganta. Estaba profundamente agradecido con Frank por haberlo acogido cuando nadie más lo había hecho, y traicionarlo le hacía sentir como el ser más inmundo de la faz terrestre. Tal vez si hubiera habido más tiempo habría tratado de convencer a su líder de que su causa era errada y tratar de salvarlo del destino que él mismo estaba eligiendo, pero no lo había y el chico tendría que vivir con esa culpa hasta la culminación de lo que se avecinaba.
-Muchas gracias, Maestro. Por su permiso, y más que nada por su confianza. Sólo quiero que sepa… que le quiero, Señor.- las palabras del chico fueron tremendamente sinceras, Frank esbozó una muy leve sonrisa y sacudió la cabeza.
-Anda, ve por la chica y váyanse de una vez, así tendrán más tiempo.- el chico se sonrió, asintió y se volteó a paso rápido para salir de la oficina principal.- ¡Deino! Antes de que te vayas, sólo prométeme que no la dejarás preñada.- el rostro del chico pasó por todos los colores e hizo un frenético movimiento de cabeza negando aquella posibilidad.
……………………………………………….

-¿Qué te dijo?- preguntó Kae, un tanto nerviosa.
-Nos podemos ir.- el chico le sonrió.- ¿Tienes la carta?-
-Sí, la terminé de escribir hace un momento.-
-Entonces vamos. Tú guías, princesa.-
…………………………………………………


Día 2 después de la primera aparición de la Brigada 731.

Todo mundo podía dar crédito de que Agnes Joubert era extremadamente visceral cuando se trataba de la cobertura mediática de un evento, le importaba poco la seguridad de su personal (e inclusive la de ella misma) mientras se llegara a cubrir la nota en cuestión; sin embargo desde aquel día que Vaako Kovalevskaya le había mencionado como ‘Marié’, invirtió la polaridad de su osadía para convertirla en precaución. Preparó la sala de juntas principal de Hero TV y todo ese piso para que estuviera libre de conexiones: no cables, no cámaras, no teléfonos, no transmisores de muñeca reglamentarios ni nada que funcionara con electricidad a excepción de la iluminación. Sería por lo menos el único lugar en donde podrían planear un contraataque sin ser escuchados, y aun así, el tiempo se les acababa. De alguna manera los héroes se sentían en una posición más segura en Hero TV, por lo que habían pasado la noche ahí.

-¿Y qué se supone que haremos?- preguntó Karina, viendo con zozobra una de las diez urnas donde reposaban las cenizas de las víctimas de la Brigada 731 del día anterior.
-Tranquila, todo estará bien.- dijo PaoLin intentando reconfortar a la heroína del hielo. Ella misma sentía tanto o más temor que su amiga, pero intentaba disimularlo con intención de ser fuerte para sus colegas.
-Tiene razón, Karina. Saldremos de esto.- dijo Nathan mientras pasaba un brazo por detrás de la espalda de la chica, reconfortándola igualmente. Antonio se acercó cauteloso al héroe de fuego, al querer juntar su cuerpo a él e intentar tomarle por la cintura, Nate se sacudió con disgusto y soltó disimuladamente a Karina para darse media vuelta e irse.- No me toques, Antonio.- El héroe toro le siguió hasta la habitación próxima, fuera de la sala principal de Hero TV.
-Nathan, tenemos que hablar.- dijo Tonio acompañado de un pesado suspiro.
-Pues no quiero hablar contigo. Dijiste lo que tenías que decir y fue bastante claro.- respondió dándole la espalda, con lágrimas en los ojos y coraje en la voz, contemplando la vista matutina de la ciudad desde una ventana.
-No me hagas esto, no quería que esto llegara tan lejos pero no pude evitarlo. No sé por qué me aterra estar atado a alguien, y además… con un hombre.- dijo Antonio cabizbajo, inmediatamente después tomó conciencia de lo dicho y se arrepintió de sus palabras. Se supone que intentaba arreglar las cosas con el héroe de fuego y ahora, tan sólo con una frase lo había arruinado todo. Pensaba que hablar directamente desde el corazón haría todo más sincero y auténtico, pero en aquel momento concluyó que debió pensar antes de hablar, elegir cuidadosamente cada palabra, pero ya era tarde. Sintió un nudo en el estómago.
-¿Qué quisiste decir con ‘un hombre’?- el héroe de fuego volteó bruscamente, evidentemente ofendido con el comentario del moreno.- ¿Ahora te importa lo que digan los demás? ¡Claro! ¡Estás tan ensimismado con tu postura de macho que esa basura de ‘miedo al compromiso’ justifica que te avergüenza que ser visto conmigo!- le reclamaba, no tanto con enojo sino con decepción. Nunca pensó que Antonio podía llegar a ser tan tradicionalmente cerrado al nuevo avance social. Su mente empezó a divagar en un instante; si Tonio realmente era cuadrado en ese aspecto o tenía sus preferencias tan claras como proclamaba, ¿entonces por qué se habían involucrado en más de una ocasión? Y con la misma reciprocidad de solicitudes. ¿Qué estaba pasando?
-No mentí, Nathan. Realmente no estoy preparado para establecer algo formal. Pero te mentiría si te dijera no tiene que ver… Nunca había estado con un hombre. Entiende, vengo de una cultura muy conservadora en estos aspectos y me siento confundido al sentirme seducido por ti.-
-¿Sabes qué? Tienes razón, fue mi culpa.- bramó Nate, se acercó al rostro de Antonio con desafío en su andar, limpiándose las lágrimas en una mueca furiosa.
-Yo no dije que fuera tu culpa…- rezongó Antonio, desesperado de no poder tomar el control de la conversación.
-Al parecer sí, eso estás diciendo. Que fui yo quien te sedujo, aunque te recuerdo que siempre tuviste la opción de decir “No” o “Hasta aquí”.-
-Nathan, espera…-
-Ya no tendrás que preocuparte por eso, no estaré ahí para ti y que dejar que experimentes conmigo si te acomoda alguna de tus estúpidas etiquetas de sexualidad. Así que te prometo que seré el menor de tus problemas, porque a diferencia tuya, yo sé lo que quiero; y definitivamente no quiero esto. Yo soy hombre de palabra, un hombre orgulloso de lo que es… Un hombre gay orgulloso de ser quién es.-

……

Kotetsu se encontraba sentado en una de las esquinas de la sala principal de Hero TV, con una mano sosteniendo su rostro en una pose de reflexión y la mirada perdida, mirando las diez urnas sobre expedientes con fotografías de los suicidas (recordando la decisión unánime de cremar los cuerpos para no traumatizar a los desafortunados familiares con aquellos cuerpos mutilados); aún sin saber a ciencia cierta cómo fue que murieron las nueve personas que se alimentaron de la décima, Saito y Halsey se encontraban trabajando sin parar en sus laboratorios para intentar dar con la respuesta.
El día estaba lluvioso, las nubes grises sabían que en un día como aquel no debían dejar brillar al sol. Kotetsu perdía poco a poco lo que tanto atesoraba, aquello que hacía que se levantara cada día, la razón por la que desafió la desidia de los héroes… perdía la esperanza de que Kaede estuviera a salvo. Confiaba plenamente en su hija, y Yuri Petrov le había dado razones de sobra para que también confiara en él; sin embargo, algo en el fondo de su ser le repetía constantemente que la batalla estaba perdida desde mucho antes de iniciar. Las palabras de su madre retumbaban en su mente, pero también las propias palabras del tigre; ‘no puedo sacrificar a nadie’… qué peso tenían ahora. ¿Kaede era un precio que estaría dispuesto a pagar por el bien de millones de personas? ¡Por supuesto que no! ¿Millones de personas serían el precio a pagar por la supervivencia de su hija? Con el enemigo que tenían en la puerta… ahora no sonaba tan descabellado.
-¿Kotetsu? ¿Estás bien?- la semi pelirroja se acercó con cautela y calidez en su voz, el tigre se espabiló un poco.
-Oh, Annie… sí, estoy bien, gracias. ¿Qué tal tú?- la falsa y mal disimulada voz de Kotetsu dejó en evidencia el malestar que sentía.
-Yo estoy tan bien como la situación me lo permite, pero tú no suenas tan seguro de ello.- respondió la chica con una sonrisa triste en el rostro, preocupada por su colega héroe. Él suspiró.
-Siéndote sincero, he estado teniendo problemas para dormir… veo el rostro de mi pequeña y me siento tan distante e impotente.- se formó un nudo en la boca del estómago del tigre, la chica se sentó justo a su lado y tomó una de las manos del hombre.
-Escucha, sé que no puedo decir o hacer mucho al respecto justo ahora. Pero tienes mi palabra, Kotetsu. Si es necesario, mi vida por la de ella. Te lo prometo.- el moreno levantó el rostro, sorprendido por la certeza de las palabras de la mujer.
-Anaksha, no tienes que prometerme semejante cosa… jamás te lo pediría.-
-Lo sé, pero aunque digas que no, siempre estaré en deuda contigo. La causa a la que me debo fue porque me permitiste existir el día en el que me salvaste. No dudaré dar mi vida si la situación lo demanda, y lo haré con gusto si es por ayudarte.-
El tigre no supo qué más decir, sin embargo, aunque de su voz no se emitió palabra alguna, sus ojos dijeron todo lo que tenía que decir, Anaksha lo comprendió y con una leve sonrisa, se levantó y se marchó junto al amor de su vida, el Príncipe de la Gravedad Errante que la esperaba del otro lado del salón. La chica caminaba en dirección contraria a Barnaby, cruzaron brevemente una gentil mirada acompañada de una amable sonrisa, y cada quien siguió hacia su correspondiente pareja.

Barnaby empezaba a sentirse desesperado por no poder encontrar una salida al problema que les acechaba, intentaba calcular con objetividad cada posibilidad, pero al mismo tiempo también se le ocurría una o más razones por las cuales sus soluciones terminarían en desastre; era difícil de por sí la amenaza de Ouroboros y sus paramilitares de la Brigada 731, pero lo hacía aún más complicado saber que la hija de su pareja, la que en estricto sentido era su propia hijastra, estuviera fungiendo como doble agente exponiéndose al peligro más de cerca que incluso ellos mismos. Barnaby tenía miedo.
Sin embargo sabía que esos sentimientos tenía que guardarlos para él mismo, en ese mismo instante, él era el pilar de fortaleza principal de Kotetsu y tenía que comportarse como tal. Sabía que debería ser fuerte para aquel hombre que había descifrado cómo ocupar un lugar en su vida y en su corazón, y no podía permitirse decepcionarlo. El rubio tomó asiento junto al tigre y pasó uno de sus brazos por detrás de su espalda para confortarlo.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Bunny, con una mirada penetrante que analizaba cada micro expresión del moreno.
-Mi hija…- a Kotetsu se le quebró la voz, sus ojos se enrojecieron y de ellos salieron algunas discretas lágrimas.- ¿Qué pasará si la descubren? Con las comunicaciones interceptadas… teléfonos, cámaras, internet entero... no se podrá arriesgar, ya no podré verla hasta que acabemos con todo esto. Si es que siquiera tenemos la oportunidad de enfrentarnos a ellos.-
-Lo lograremos.-
-Según el chico Deino, nos superan casi cien a uno, ¿Cómo se supone que lo haremos?- rezongó el tigre, mirando con una expresión aún más intensa y desafiante a Barnaby. El rubio sintió un escalofrío, pero dejó salir un pequeño suspiro y tomó las manos de Kotetsu.
-Juntos.-
………..

-Agnes… creo que ya fue suficiente de lloriqueos. ¿Cuál es el plan?- preguntó un extremadamente ansioso Ryan a la castaña que entraba a paso furioso.
-Estuve toda la noche revisando si habría algún punto de acceso en las comunicaciones, los técnicos apenas acabaron de correr el diagnóstico, pero todo sigue igual… no hay ni una sola manera de comunicar con el exterior. Intenté pedir refuerzos a la Liga Americana de Héroes, pero estamos completamente aislados.- resoplo desesperada y molesta de no poder hallar una oportunidad.
-Podré sonar anticuado, pero se me ocurre una idea…- una voz se hizo sonar desde el fondo de la habitación, los tintes de sus palabras ya no sonaban deprimidos, sino llenos de fortaleza.
-Justo ahora, hay que considerar todo lo que se nos pueda ocurrir. Soy toda oídos, Kotetsu.-
-Todas las bases de datos y las búsquedas que hagamos en ellas, la Brigada lo puede detectar y detener porque es digital ¿cierto?- la castaña asintió.- Entonces busquemos en donde no puedan intervenir.-
-Toda la información la tienen controlada, no nos dejan acceder a ningún expediente. No entiendo a qué te refieres…-
-Archivos físicos.- añadió Barnaby, sorprendido por no haberlo pensado antes.- Si tenemos bases de datos en digital, seguro que también existen en físico.-
-Es una broma, ¿cierto?- preguntó Joubert, soltando una pequeña risa, tajante en sarcasmo. Los presentes la miraron con evidente confusión.- En el archivo muerto hay más de cuatrocientos mil expedientes, no tenemos el tiempo de revisar cada carpeta. Chicos, vamos contrarreloj, si no hacemos algo pronto… hoy también habrá diez cadáveres.- a cada quien se le enfrió el corazón de escuchar aquello, tan sólo pensar que tenían a la Brigada tras de ellos y que las nuevas víctimas podrían ser algún conocido o familiar, el estómago se les revolvía.
-No tenemos que revisar cada expediente, sólo hay que filtrar los que nos sean útiles.- añadió Kotetsu, sacudiéndose un poco la incomodidad, intentando mantenerse objetivo.
-¿Cómo sabremos?- preguntó PaoLin.
-No había registro de Ouroboros en general en los archivos de Hero TV, Maverick mantuvo la organización oculta del radar. Cuando Jake Martínez la hizo pública, se empezaron a generar reportes de la organización, aunque sólo considerábamos la estructura en la que la tenía Jake y sus esbirros. Por lo tanto no tenemos mucha información de Ouroboros, mucho menos de la Brigada ni de sus integrantes.- respondió Agnes, recordando el contenido del expediente de la organización.
-Aun así deberá haber un registro de estos sujetos en alguna parte…- resopló la joven Lyle.
-Usualmente las personas que forman parte de algún grupo criminal, se unen sólo cuando ya tienen experiencia en delitos anteriores. Si los de la Brigada 731 siguen el mismo protocolo, entonces estará registrado en algún expediente, de un caso o similar.- Barnaby se acomodó los anteojos en señal de concentración. Agnes asintió y continuó con aquella idea que iba tomando forma.
-Ya que nosotros no tenemos nada de esa información, y tratándose de NEXTs que operan para una organización criminal de carácter mundial, sólo queda una opción: Los archivos de la Interpol.-
-¿Tenemos acceso a ese tipo de recursos?- preguntó Anaksha, llena de incredulidad.
-Ese es otro problema. La Oficina de Justicia nunca nos autorizó esa información.- rezongó Agnes de manera irritada.
-¿Por qué?- demandaba saber Ryan, molesto.
-No les pareció necesario, si nosotros atrapábamos a los malos, era trabajo más que suficiente. Aunque tal vez si conseguimos que el Juez Petrov nos autorice los recursos…- a todos les pareció buena idea, menos a quienes sabían de la otra personalidad del juez en cuestión. Entre menos arriesgaran su fachada de civil, más tiempo comprarían para ellos mismos y todos los involucrados en el asunto lo entendieron perfectamente.
-No podemos hacer eso, tenemos que encontrar otra manera.- dijo Tiger con rapidez, cortando de tajo la idea que se estuvieran formulando en ese momento.
-Kotetsu, sé que has tenido problemas con él, ¿pero de verdad te parece un buen momento para mencionarlo?- Agnes se fastidió sobremanera, pensando que el pasado lleno de cortes, citatorios y multas tuviera esa importancia ahora.
-No es por eso.- intervino Barnaby.- Por favor, no pregunten por la razón, no podemos molestar al Juez con este asunto. Sé que no tiene sentido ahora, pero de verdad necesito que confíen en nosotros en esto.- al ver a Ryan y Anaksha asentir, los demás héroes hicieron lo propio sintiéndose confundidos, pero confiando ciegamente en sus amigos. Sus razones tendrían, y si ahora no era buen momento de traer explicaciones, luego sería. Agnes hizo lo mismo, suspirando con pesadez.
-De acuerdo… ¿Se les ocurre una mejor idea?-
-¿En qué lugar están estos expedientes en físico?- preguntó Keith, rompiendo el silencio que hasta ahora mantenía.
-En el único lugar al que no podemos entrar sin consentimiento del gobierno: La base militar de Sternbild.-
-Si no podemos conseguir la autorización del Juez de Justicia, deberemos escalar en la cadena de mando.- añadió Anaksha, elucubrando ya un plan en su mente.- Tendremos que visitar al Secretario de la Defensa, el General Chester Autieri. Dijo que colaboraría con nosotros, y menuda forma en que lo hará.-
-¿Cómo planeas que vayamos hasta allá y le pidamos los expedientes? La base está llena de cámaras y micrófonos que se alimentan de una fuente de energía externa que no pueden interrumpir, así como nos hicieron a nosotros con lo del circo, nos descubrirán en cuanto digamos una palabra.- preguntó la castaña.
-Sólo hay que decir las palabras adecuadas.- añadió la semi pelirroja y se sonrió un poco.
-¿Tienes un plan, cierto?- preguntó con cierta seguridad en sus palabras el Príncipe de la Gravedad, la Leona Siniestra sólo asintió.
………………

-Muy bien ¿tienen dudas?- preguntó Anaksha al mismo tiempo que se acomodaba la chaqueta, disponiéndose a salir junto a su novio, Kotetsu, Barnaby y Agnes.
-Yo tengo una pregunta.- dijo Antonio un poco molesto.- ¿Por qué nosotros nos tenemos que quedar?-
-Porque si algo sale mal en el plan y la Brigada nos descubre, ustedes son la única línea de defensa de la ciudad en caso de un ataque.- bramó Agnes, sorprendida de que no llegaran a esa conclusión antes. Los demás héroes entendieron y asintieron, era algo muy probable tratándose de una movida tan arriesgada como la que estaban a punto de intentar.
Kotetsu tomó la perilla de la puerta, pero al momento de girarla se abrió estrepitosamente dejando a entrar a un par de consternados científicos. Saito y Halsey vieron a los héroes y con la mirada les indicaron que cerraran la puerta tras de sí.
-Tenemos los resultados.- dijo Halsey con una expresión amarga.- Esto es… muy triste.- todos tomaron asiento en torno a la mesa ovalada de la sala, justo en donde reposaban las diez urnas.
::Comparamos el tejido de la persona… ‘incompleta’.:: Saito tragó saliva al decir esto último, recordando la perturbadora imagen del cadáver devorado:: Había una sustancia dentro de su torrente sanguíneo y composición dermal que nos resultó particularmente familiar.::
-Era la misma sustancia que extraje de Sky High el día del incidente en la mansión Goldsmith.-
-Al grano, doctores.- Agnes parecía desesperada por la respuesta, incluso perturbada.
-Encontramos la misma sustancia dentro de las muestras gastrointestinales y hepáticas de las otras nueve víctimas.-
::Por lo que la teoría más viable y probable hasta ahora es que la primera persona muriera por efectos del veneno, y los demás…::
-¿Por comer carne contaminada?- preguntó Barnaby con horror, a lo que los científicos asintieron.- Esa fue la razón de que Agnes y yo los encontráramos en posición fetal, las contracciones de dolor les terminaron matando.- nadie podía creerse lo que se estaba diciendo en aquel momento, parecía tan irreal, tan sacado de una película de terror.
-¿Pero cómo es que la gente se está volviendo loca? Comiéndose unas a otras, colgándose de techos, cortándose el cuello… ¿Qué pasa?- preguntó Ivan, evidentemente consternado, a lo que Keith colocó uno de sus brazos alrededor de éste.
-Antes de la incineración, tomamos algunas tomografías e hicimos simulaciones neuronales para intentar dar con la causa del suicidio colectivo. Las reproducciones arrojaron que el mismo proceso neuronal de estas personas, también lo tuvieron las que colgaban del edificio el día de ayer, así como el artista del circo.-
::También podemos concluir que de alguna manera fueron influenciadas a quitarse la vida, neuronalmente hablando, no estaban conscientes de lo que hacían; creemos que es obra de un NEXT. Corrimos la misma simulación en un modelo encefálico NEXT y no tiene el mismo efecto debido a las células evolutivas, por lo que suponemos que no tiene efecto en seres de esta categoría, así que ustedes deberían estar a salvo de esta situación.::
-Perdóneme si no me siento más tranquila.- bramó Agnes, nerviosa. Respiró profundamente un par de veces y se forzó a espabilarse.- Buen trabajo, doctores. Chicos, andando, no tenemos tiempo que perder.-
-¿Estás bien, Agnes?- preguntó Nathan, se levantó de su asiento y tomó la mano de la mujer.
-Mientras más rápido terminemos con esto, lo estaré.- agradecía el consuelo con una mirada llena de suavidad.
-Pues andando.- finalizó Kotetsu y atravesó la puerta a paso firme.

viernes, 2 de junio de 2017

Los tres crisantemos dorados. - One Shot.

Hola, shabos locos :v
YA SÉ QUE NO HE ACABADO EL TAIBANI PERO ESTOY EN ELLO, LO JURO XD
Peeero, les comparto una historia que hice para una tarea de la Universidad, espero les guste.

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-¡Yo no lo hice! ¡Por favor!- gritó la joven Angyalka mientras luchaba contra el agarre de los proclamados Centinelas Imperiales.
-¿Niegas entonces haber cortado tres crisantemos del jardín del Emperador?- preguntó con desdén otro de los centinelas. La chica bajó la cabeza mientras una lágrima se deslizaba sobre su mejilla, incapaz de mentir.- Eso pensé. Llévensela, tendrá un justo juicio por su atroz crimen.-

La madre naturaleza guarda muchas sorpresas, y la que más tomó desprevenida a la humanidad fue lo que por mucho tiempo los entonces llamados “fanáticos ecologistas”, difundían como la “Teoría Gaia”. Ésta predecía el más terrible y monstruoso desastre natural jamás habido; tsunamis que sobrepasaban al rascacielos más alto, terremotos tan violentos que se abrirían brechas kilométricas entre los suelos, ciclones, monzones, tornados, tormentas, todo al mismo tiempo; la tierra se curaría a sí misma de la más grande y destructiva plaga: los seres humanos.
Muchos pensaron que el día no llegaría, y que si lo hacía sería en un futuro más lejano. Sin embargo, en el año de 2020 cuando la humanidad se encontraba al borde de la tercera guerra mundial y la naturaleza había absorbido la mayoría del daño colateral, fue entonces que sucedió. El desastre natural más atroz que alguna vez se hubiera visto; edificios desprendidos del suelo como si de flores se tratase, megaestructuras despedazadas cual papel, ciudades inundadas, pueblos arrasados, países deshechos. Para 2022 que volvió a hacerse un censo mundial se descubrió el aterrador precio: 93% de la población mundial había perecido en el siniestro; aquel día, la humanidad recibió un triste recordatorio: El de que vivían con miedo de la verdadera fuerza de la naturaleza y hundidos en la deshonra de haber sido quienes desataron la furia de la misma.
Desde entonces, la población, dedicó todo esfuerzo a reconstruir causando el menor daño posible, cuidando cada recurso utilizado, designando áreas de vivienda específicas, prohibiendo a toda costa la violencia hacia la madre naturaleza: La nueva deidad del 7% de gente restante.
Un nuevo orden se había establecido y para el año 2030, el autoproclamado Emperador de la Coalición Gaia era el principal predicador de la Teoría homónima, la pasión que desprendía al hablar sobre el castigo de “Gaia” (refiriéndose a la tierra con el nombre griego de la diosa de la tierra) convencía a sus seguidores, quienes habían sido sobrevivientes del castigo supremo y ahora dedicarían su vida entera a retribuir y agradecer haber sido de los “elegidos” para continuar viviendo de la diosa.

-”Aquí viene el sol…”- dijo el juez Corvo a los presentes en la audiencia, desde el centro y lo alto de su silla en el Magisterio de Justicia.
-”… la estrella más brillante de todas.”- respondieron absolutamente todas las personas en la sala.
-Y que Gaia nos juzgue, hermanos.- dijo con una sonrisa y tomó asiento. Su expresión se endureció y miró fijamente a la chica, que permanecía de pie en el centro del salón, sintiendo cómo las miradas de los espectadores alrededor la juzgaban cruelmente.- Ibolya Angyalka, el día de hoy se encuentra en este tribunal acusada de violencia contra la Gaia, además de que profanó el sagrado jardín del Emperador, en donde mantiene conexiones espirituales con la diosa misma. Se le acusa de haber arrancado cruelmente y sin consideración alguna hacia la Gaia o sus colegas sobrevivientes humanos, tres crisantemos dorados.- el público de la audiencia se exaltó ante la declaración del juez.
-No tengo nada que alegar en mi defensa, Señor. A nadie le importa las razones por las que lo hice, sólo importa mi crimen… ¡esto no es un juicio, esto es una proclamación de sentencia!- Angyalka soltaba lágrimas al analizar las palabras que habían salido de su boca, sin embargo, eran ciertas. Los crímenes contra la Gaia nunca tenían un verdadero juicio, sólo una condena, y su caso no sería la excepción.
-Señorita Angyalka, en eso concordamos todos. Ningún ser humano puede permitirse el lujo de dañar a la Madre Suprema de nuevo, no podemos después de que la Gaia nos permitió sobrevivir. Sus acciones podrían desencadenar otro castigo supremo. Perderemos el sueño y pasaremos hambre si es necesario, pero la humanidad es escasa ahora, y si no respetamos los deseos de la Madre Suprema, nos recordará lo débiles que somos bajo su yugo. ¿Entiende?- el juez Corvo tenía un semblante dulce, como si estuviera explicándole algo a un niño pequeño.
-Si mi castigo es la muerte, como imagino que será… ¿puedo ver a mi madre una última vez?- preguntó la chica, con la voz quebrada pero la frente en alto.
-De acuerdo. Ibolya Angyalka, se le condena a muerte por el crimen de violencia contra la Gaia. Su ejecución será programada para mañana al amanecer. Como lo solicita, podrá ver una vez más a su madre, dos centinelas imperiales la escoltarán durante el trayecto y deberá volver a su celda antes de la puesta de sol para esperar su ejecución. Es todo, se levanta la sesión y que Gaia nos juzgue, hermanos.-

-¿Mamá? ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo?- decía la joven mientras acariciaba el cabello de su anciana madre, blanco como la nieve y suave como la seda.
-¡Oh, Angyalka! ¡Has vuelto!- exclamó con una entusiasmada pero débil voz, abría los ojos poco a poco, recuperándose del profundo sueño en el que se encontraba mientras su hija tocaba su frente.
-Veo que la fiebre desapareció, el té de crisantemos hizo lo suyo. Duerme un poco más y estarás como nueva, Yo tengo que irme, mamá.-
-¿Volverás pronto?- Angyalka ahogó sus lágrimas y depositó un beso en la frente arrugada de su madre, quien volvía a quedarse profundamente dormida. La chica se incorporó y salió donde los Centinelas Imperiales la esperaban.

El tiempo que transcurrió entre la puesta de sol y el amanecer fue mucho más corto de lo que Ibolya Angyalka esperaba.
La soga que el verdugo apretaba alrededor de su cuello era aún más suave de lo que Ibolya Angyalka esperaba.
La silla desde donde estaba de pie estaba más cerca del piso de lo que Ibolya Angyalka esperaba.
El amanecer se veía aún más hermoso de lo que Ibolya Angyalka esperaba.
Sonó una campana, y el dolor que experimentó fue más gentil de lo que Ibolya Angyalka esperaba.

‘Y en voz alta contarán hasta diez. Aquí viene el sol, la estrella más brillante de todas…”

martes, 31 de enero de 2017

Sabe como el suicidio. (Relato corto)

Una de las cosas que me caracteriza, es que tengo sueños MUY extraños.
Sólo quise publicar este en particular por las sensaciones tan reales que me hizo tener.
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Era de noche. No habían dado ni las diez cuando el frío nocturno y el cielo carente de calidez nos envolvieron en su manto, sin embargo dejé que fueran las sábanas y los tres cobertores los que realmente me abrazaran y conservaran mi calor dentro de mi lecho. Repasaba cada borde de cada sombra que mi limitada vista me permitía apreciar, la ausencia de color se extendió un poco más con cada minuto que transcurría; y cuando me volví a fijar ya no era de noche, el día era gris y yo seguía recostada, aunque en una cama que no era la mía, ni siquiera era yo realmente. Lo más alarmante de la situación fue la naturalidad con la que acepté que mi cuerpo femenino de casi veintiún años de edad lo había reemplazado uno infantil de máximo ocho años, un cuerpo delicado, de piel perlada y pálida, suave y tersa… y masculino. 
El lugar a mi alrededor me era bastante conocido, la estructura me resultaba totalmente familiar. El departamento de mi abuela, sin embargo, las paredes eran blancas y con el ambiente del día, éstas también adoptaron un color grisáceo de manera provisional. 
Caminé del cuarto, cruzando el pasillo que llevaba a la sala y vi a una persona que sabía que era mi hermano, aunque al mismo tiempo no lo conocía de nada. Tenía un tono de piel similar al mío, su cabello era rubio, pero no tan claro como el que yo lucía; su mirada se clavó en la mía, no dijimos palabra alguna, pero aquello me hizo cobrar consciencia de que no llevaba prendas encima. Me giré para regresar, invitándolo sólo con mis movimientos a que me siguiera, y lo hizo. Caminé por el pasillo y cuando doblé para entrar al cuarto de donde había salido, volví a cruzar la longitud del pasillo, logré encontrar el cuarto y entré. Subí a la cama y en la cabecera, justo por detrás abrí una ventana que medía lo mismo que yo y me senté en el filo, viendo hacia el interior; afuera, cuatro pisos abajo, la gente empezaba a juntarse por debajo para ver la escena, impulsados por el morbo. Este hombre entró, con semblante tranquilo a pesar de verme sentado en donde estaba; se acercó a mí y lo miré con una sonrisa. El viento entraba gentilmente por los bordes de la ventana, por donde mi pequeño cuerpo no le estorbaba para colarse dentro de la habitación.
Yo quería hacerlo. Lo iba a hacer. Nadie me iba a detener. Cerré los ojos y me apoyé en un inexistente respaldo, preparando mi mente para recibir el concreto durante un breve momento. Escuché mis huesos quebrarse, aún con los ojos cerrados los pude ver a todos observándome sin decir nada al respecto, mientras mi sangre llenaba y corría a través de las grietas del pavimento. Me relajé.
Abrí los ojos, sentado al filo de la ventana, mi hermano me miraba sonriéndome de manera triste. Yo le devolví la misma expresión. Me vi al espejo que estaba cruzando la habitación, y ahí estaba, una visión casi angelical en un cuerpo igual de bendito, mejillas rosadas y ojos grandes. Toqué el rostro del hombre y me volví a dejar caer, pero ahora una mano me tomó por la espalda y me devolvió al interior del cuarto, me envolvió entre sus brazos, cargándome pecho a pecho. Su sonrisa triste desapareció muy lentamente y se tornó en una mirada lasciva, y ahí recordé porqué lo hice la primera vez.
Quería separarme de él, pero al mismo tiempo no quería pelear, así que dejé que me siguiera penetrando hasta el cansancio; sabe como el suicidio, una dulce muerte que no quiero negarme. Sabíamos ambos que sus embestidas me estaban matando, pero él estaba nublado de juicio y yo no me quejaba, sino que al contrario, lo estaba disfrutando. Yo quería morir al final del día, de una manera u otra. Otra vez. Y las veces que fueran necesarias, que el cuerpo casi angelical y bendito estaba corrupto.
Su culminación también fue mi despedida, me sonreí porque ahora había muerto de verdad. O eso creía, porque cuando abrí los ojos, me encontraba sentado al borde de la ventana; mi mente sentía desesperación, pero no pude transmitir nada, sólo volví a sonreírle triste y me dejé caer nuevamente. Esta vez sólo me hice daño, no podía mover ningún músculo de mi cuerpo, pero estaba vivo… vivo para sentir como él volvía a asesinarme como en la segunda ocasión, pero ahora rodeados de toda la gente en las calles, viendo la escena con desaprobación, quejándose de aquello, pero morbosamente disfrutando de mi martirio.
La vida me abandonó de nuevo, y de nuevo esperé que no regresara a mí.
Y no lo hizo, no regresó, pero pude ver que en cada ocasión, mi cuerpo inerte y sin vida era profanado con actos bárbaros; cada orificio del cuerpo infantil que me perteneció era penetrado con maldad, lujuria y perversión, ni la sangre, huesos, o que después de unas horas ya no tenía ni siquiera forma humana fueron impedimentos para dejar de provocarle excitación al hombre. Y su excitación se convirtió en la mía. Me gustaba ver mi cuerpo destrozado, porque me di cuenta de que ya no era mi cuerpo infantil, sino el mío, el verdadero. Mi cuerpo femenino de casi veintiún años. Y eso me excitó aún más. Sintiendo mi verdadero cuerpo siendo ultrajado.
Y después obscuridad. Mis ojos se abrían lentamente y mis manos se estiraron buscando la fuente de la melodía que resonaba, haciéndome volver a la realidad. Donde toqué mi muy vivo cuerpo, sin heridas. Las seis de la mañana marcaba el reloj. Me levanté del lecho y me dispuse a ser.